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SÁBADO, 2 DE JULIO DE 2016
MOISÉS VARGAS
a Constitución de los Estados Unidos es el instrumento básico del gobierno estadounidense y la suprema ley de la República. Durante dos siglos ha guiado la evolución de las instituciones gubernamentales y proporcionado las bases para la estabilidad política, el crecimiento económico y el progreso social. La Carta Magna estadounidense es la vigente más antigua del mundo. Sus preceptos han servido como modelo para las constituciones de otros continentes. La notable longevidad de la Constitución y su perdurable influencia residen en su flexibilidad y sencillez. Originalmente fue estructurada con el fin de proporcionar un marco para regir a 13 antiguas colonias, débiles y desiguales, y sus elementos básicos fueron concebidos de manera tan firme que satisfacen adecuadamente las necesidades de más de 300 millones de personas en 51 Estados. Las 13 colonias británicas, que surgieron a lo largo de lo que en la actualidad es la costa oriental de los Estados Unidos, declararon su independencia de la Madre Patria en 1776. El año anterior había estallado la guerra entre las colonias y la Gran Bretaña, una guerra de independencia que se prolongó durante seis años amargos. Todavía en guerra, las colonias, que para entonces ya se habían adjudicado el nombre de Estados Unidos de América, redactaron un pacto que las integraba como nación. El pacto, conocido con el nombre de Artículos de la Confederación y la Unión Perpetua, fue adoptado por el Congreso de los Estados en 1777, y firmado oficialmente en julio de 1778. Los artículos entraron en vigencia cuando fueron ratificados por el decimotercer Estado, Maryland, en marzo de 1781. “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una unión más perfecta, establecer la justicia, asegurar la tranquilidad interna, proporcionar los medios para la defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes, los beneficios de la libertad, estatuimos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América con 240 años de vigencia”. La meta fundamental de la Constitución era la de crear un vigoroso gobierno de elección, reflejo directo de la voluntad del pueblo. El concepto de autogobierno no era original de los estadounidenses, puesto que en esa época existía, hasta cierto punto, el autogobierno en Inglaterra. Pero a medida en que la Constitución imponía la necesidad de que el pueblo gobernara a los Estados Unidos era por completo singular y hasta revolucionaria,
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TRABAJO ESPECIAL
4independencia de julio, americana y su Constitución
en comparación con otras formas de gobierno vigentes en esa época. La gran diversidad que privaba en la nueva nación era también un obstáculo formidable para la unidad. Las personas que iban a elegir y controlar el gobierno establecido por la Constitución tenían orígenes, convicciones e intereses muy diferentes. En su mayoría habían venido de Inglaterra, aunque algunos provenían de Suecia, Noruega, Francia, Holanda, Prusia, Polonia y muchos otros países. Sus convicciones religiosas eran muy variadas y por lo general bastante firmes. Había anglicanos, católicos romanos, calvinistas, hugonotes, luteranos, cuáqueros, judíos y agnósticos. Económica y socialmente provenían de estratos sociales que abarcaban desde terratenientes aristócratas hasta sirvientes escriturados que trabajaban para pagar deudas, pero la columna vertebral del país la formaba la clase media: artesanos, agricultores, comerciantes, mecánicos, marinos, carpinteros de navío, tejedores, carpinteros, etc. Los estadounidenses de entonces, como los de ahora, tenían opiniones sumamente diversas acerca de todas las
cosas, incluso su liberación de la Corona Británica. “El Presidente, Vicepresidente y todos los funcionarios gubernamentales de los Estados Unidos serán destituidos de sus cargos mediante juicio político instituido a causa de traición, soborno, y otros graves delitos y desafueros que les sean probados”. El juicio político se considera una medida muy radical en los Estados Unidos. En sus tantos años de existencia, tan sólo 13 funcionarios de los Estados Unidos han sido sometidos: nueve jueces, un presidente adjunto de la Suprema Corte, un secretario de Guerra, un senador, y un Presidente: Andrew Johnson. En el caso de otro Presidente, Richard Nixon, aunque el Comité de Asuntos Jurídicos recomendó que se procediera, el Presidente renunció antes de que la Cámara de Representantes aceptara por votación poner en práctica la medida. De los 13, sólo cuatro jueces han sido destituidos de sus puestos. De manera semejante, los funcionarios estatales pueden ser sometidos a juicio por la legislatura de su respectivo Estado. Las siguientes cuatro enmiendas tienen relación con el sistema judicial: la
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quinta prohíbe el proceso por delitos mayores a menos que un gran jurado haya presentado previamente la correspondiente acusación. Prohíbe juicios repetidos por el mismo delito; castigo sin el debido proceso legal y especifica que una persona acusada no puede ser obligada a atestiguar en contra de sí mismo. Gran parte de la resistencia inicial a la Constitución provenía no de aquellos que se oponían al fortalecimiento de la unión federal, sino de estadistas que consideraban que los derechos individuales deberían enunciarse de manera detallada. Uno de esos estadistas, George Masón, autor de la Declaración de Derechos de Virginia, fue el precursor de la Declaración de Derechos. Como delegado a la Convención Constitucional, Masón se negó a firmar el documento porque consideraba que los derechos individuales no estaban bastante protegidos. La oposición de Masón casi obstruyó la ratificación de Virginia. Como se mencionó anteriormente, Massachusetts, debido a que compartía este punto de vista, condicionó su ratificación a que se agregaran a la Constitución garantías específicas para los derechos individuales. Cuando se reunió la primera legislatura, predominaba un sentimiento unánime a favor de la adopción de dichas enmiendas, y el Congreso las redactó con presteza. Aparte del proceso directo del propio cambio de la Constitución, el efecto de sus cláusulas puede ser modificado por interpretación jurídica. A principios de la historia de la República, en el memorable caso de Marbury vs. Madison, la Suprema Corte estableció la doctrina de la revisión judicial, que es la potestad de la Corte de interpretar los actos del Congreso y decidir acerca de su constitucionalidad. La doctrina también incorpora el poder de la Corte para explicar el significado de diferentes secciones de la Constitución en la medida en que se aplican para modificar las condiciones legales, políticas, económicas y sociales. A través de los años, una serie de decisiones de la Corte en cuestiones que abarcan desde las reglamentaciones gubernamentales sobre radio y televisión hasta los derechos de la persona acusada de cometer algún delito, ha tenido el efecto de alterar el impulso del derecho constitucional, sin modificar de manera considerable la propia Constitución. La legislación del Congreso, aprobada para ejecutar las cláusulas de la ley básica, o para adaptarla a las condiciones cambiantes, también amplía y, de manera sutil, modifica el significado de la Constitución. Aunque la Constitución ha cambiado en muchos aspectos desde que por primera vez se adoptó en 1789, sus principios básicos siguen siendo los mismos en la actualidad: