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imagen cortesía de john cameron de unsplash

Es también importante entender el efecto en la calidad del aire. Adicionalmente, los gases que se producen en los vertederos son dañinos para los barrios cercanos. Las cantidades elevadas de amoníaco y sulfuro de hidrógeno pueden causar tos, irritación de los ojos, nariz, y garganta, dolores de cabeza, náusea, y dificultad de respiración. Pense de las electrónicas como computadoras, baterías, y televisiones que contienen arsénico y plomo. Sin mencionar, el mercurio en las bombillas fluorescentes plantea grandes riesgos para la salud. Si más personas reciclaran o desecharan correctamente las electrónicas, estos problemas no sucederían. Inhalando una pequeña cantidad de mercurio puede dañar el riñón y contribuir en insuficiencia respiratoria. Los humanos generan muchos desperdicios y no los cuidan sosteniblemente. Los desechos que no se pueden reciclar o no son biodegradables llenan los vertederos y los océanos. PBS (el proveedor más prominente de programación educativa a las estaciones de televisión públicas en los Estados Unidos), estima que cada año, se producen 6.3 miles de millones de toneladas métricas de desechos plásticos y solo el 9% de esos desechos se recicla. Tenemos fallidos a implementar ideas que puedan ayudarnos a mitigar el cambio climático. Los vertederos abiertos llenos de los desechos que aportan los humanos representan 91% de las emisiones de metano de los vertederos. En el condado de Fairfax, hay desarrollos positivos y negativos. Por un lado, solo hay un vertedero municipal de desperdicio sólido en el condado de Fairfax, el I-95 vertedero. La mayoría de vertederos cierran en la última década y el condado los convierte en estaciones de transferencia de desperdicio o incineradoras de desperdicio. Por otro lado, El condado de Fairfax anuncia vertederos que están en Maryland, la ciudad de Alexandria, y el condado de Prince William, lo cual dirige desperdicios a las otras jurisdicciones en vez de resolviendo el problema. Sin embargo, un desarrollo positivo es el mayor uso de los vertederos sanitarios. Estos son vertederos más recientes que tienen membranas sintéticas para evitar las toxinas, como mercurio, de se escapando a la tierra y al agua subterránea. Si este sistema funciona bien, las toxinas entrarán los tubos a un alcantarillado que las despedirá. Ahí, las toxinas serán retenidas, incineradas, o se convertirán en fertilizantes. Finalmente, usted como consumidor puede también resolver estos problemas por la reducción de residuos. El reciclaje, el uso de menos plástico, el compostaje, la donación de ropa, y el uso de baterías recargables son todos formas fáciles de reducir desperdicio vertedero. Ahora que usted sabe muchos efectos de vertederos, usted puede implementar costumbres conscientes de los residuos en su vida.

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imagen cortesía de ravi roshan de unsplash

unidad educativa la salle

RESCATANDO VIDA SILVESTRE

Rescatando vida silvestre: Paraba Frente roja/agroflori: una segunda oportunidad para los animales’

Ara rubrogenys Lafresnaye, conocida como Paraba frente roja, es una especie animal endémica de Bolivia que se encuentra en peligro de extinción. Habita una pequeña región de los valles andinos del centro-sur del país. Muchas de ellas, en pésimas condiciones, fueron rescatadas y trasladadas al Parque de las Aves Agroflori. La Paraba rente roja es altamente selectiva en cuanto a su hábitat; prefiere los bosques secos de valles mesotérmicos. Se la ha registrado en los alrededores y en la cabecera del Río Yapacaní, a lo largo del Río Mizque y Río Grande al Este de Santa Cruz, al Sur de Cochabamba y en el extremo Norte de Chuquisaca. También está presente a lo largo del Río Pilcomayo en Chuquisaca, adyacente al este del departamento de Potosí y en Toro Toro al norte de Potosí. Esta ave mide entre 54 y 60 cm. Tiene un peso aproximado de 525 y 550 g. Se caracteriza por la frente rojo-naranja que llega hasta la corona, tiene parches auriculares de coloración rojiza. Los hombros y las piernas son naranjas y durante el vuelo se puede distinguir las cobijas superiores azules. El resto del cuerpo es de color verde oliváceo, las plumas de la cola terminan en punta, la piel descubierta en la cara es rosácea, el pico es fuerte y negro y el iris orbital es de color naranja. Se reproduce una vez al año, entre noviembre y abril anida en huecos y grietas de los acantilados. Desde la puesta de huevo hasta la eclosión tarda entre 25 a 35 días y en tres meses los pichones (en promedio, dos) abandonan el nido, pero antes ambos padres se encargan de su cuidado. Su dieta básica consiste en frutos naturales, legumbres, cactus y especies arbóreas predominantes en las riberas del río Caine. Durante la época seca (mayo-octubre) se alimentan de cultivos de maíz y maní. Está catalogada como “En Peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en Bolivia ha sido listada como “En Peligro Crítico”. Se encuentra en el apéndice I y II de la Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES). Su captura, transporte y exportación está prohibida por la ley boliviana. Sin embargo, es capturado por cazadores de aves vivas para el comercio ilegal y es perseguido en forma intensiva por los granjeros que la consideran una plaga para sus cultivos de maíz y maní. Los datos oficiales del Libro rojo de los vertebrados de Bolivia revelan que, desde finales de los 80 hasta mediados de los 90, esta especie disminuyó de 5.000 ejemplares a 2.000. Y en 2014, la Estación Biológica de Doñana calculó que solo quedaban 807 individuos en vida silvestre. La UICN lanzó cifras aún más preocupantes en 2018, estimando que solo quedan unas 600 parabas frente roja. La principal amenaza para esta especie es el tráfico ilegal por las personas que desean domesticarla. Entre 1980 y 1990 esta actividad fue considerada como una seria amenaza; se estima que entre 800 y 1000 ejemplares fueron extraídos de su hábitat natural ara ser comercializados en mercados de las principales ciudades de Bolivia. Por otro lado, más del 40% de su hábitat natural se ha perdido a causa de la expansión de la agricultura y el uso de especies nativas de plantas. Diferentes asociaciones han estado desarrollando programas integrales para la conservación de la Paraba frente roja. Junto a las comunidades de la cuenca del Río Mizque, Caine y Pilcomayo, están realizando proyectos alternativos de apoyo a la producción, investigación y sensibilización, para mejorar las condiciones de vida de la gente local y garantizar la conservación de esta especie. En el 2008, junto a tres comunidades del municipio de Omereque, en el departamento de Cochabamba, se logró consolidar la primera reserva para proteger uno de los sitios más importantes de anidamiento de la Paraba frente roja en el río Mizque. Por otro lado, el Centro de Biodiversidad y Genética, hace dos años, ha validado a nivel nacional un plan de acción estratégico para la conservación de las parabas, y actualmente está gestionando la implementación de un área protegida municipal en Cochabamba.

AGROFLORI: UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA LOS ANIMALES Lamentablemente, el tráfico de animales silvestres es una realidad en Bolivia. Los animales decomisados son, generalmente, encontrados en malas condiciones, heridos y sin posibilidad de volver a su hábitat. De esta forma llegan al Refugio llamado Agroflori, un lugar que les da una segunda oportunidad de vida, gracias al trabajo de su creador, Marcelo Antezana. El Parque de las Aves Agroflori, brinda rescate y recuperación de animales traficados y en peligro de extinción a través del cuidado continuo y la educación preventiva. En él se encuentran más de 800 animales que fueron víctimas de tráfico y maltrato. Está ubicado en la ciudad de Cochabamba, en el kilómetro 12 a Quillacollo - Iquircollo OTB 3 Chorros. El 80% de las aves y animales que llegan al parque son entregados por la Policía Forestal y por la Preservación del Medio Ambiente (Pofoma), la Secretaría de la Madre Tierra, entregas voluntarias y decomisos por maltrato animal. Estos animales, en muchas ocasiones son objeto de comercio ilegal, manejados en bolsas plásticas, jaulas de espacio reducido o cajas sin medidas de seguridad. Los más afectados son los loros, guacamayos, águilas, ocelotes, zorros, y tortugas. Cabe destacar que en este parque se encargan de la recuperación de las aves decomisadas en estado crítico, entre ellas la Paraba frente roja; la cual, al ser endémica de Bolivia y encontrarse en peligro de extinción, se convierte en una de las especies que se debe proteger con prioridad. Agroflori rescata a los animales que necesitan de su ayuda, los cuales son recibidos en ambientes tranquilos, seguros y cómodos, además de brindarles el servicio de veterinaria. Les dan una segunda oportunidad junto a los voluntarios que están dispuestos a ayudar. En definitiva, nosotros, al ser parte de un mundo que compartimos con otros seres vivos, como lo son los animales y vegetales, tenemos el deber y la responsabilidad de protegerlos. Respetarlos es una obligación, amarlos será siempre un privilegio.

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