EN LA CIMA DEL ARTE... HERALDODEMEXICO.COM.MX SUPLEMENTO SEMANAL MARTES 25 DE 10 DE 2022 Eduardo Chillida, escultor: espiritualidad y firmeza ILUSTRACIÓN: ALEJANDRO OYERVIDES (1924-2002)
MARÍA CRISTINA MIERES ZIMMERMANN VICEPRESIDENTA DE DESARROLLO
RAFAELA KASSIAN MIERES
CREACIÓN.
Eduardo Chillida.
Elogio del horizonte, 1990. Girón, España.
CARLOS SÁNCHEZ,
SAADE, MARÍA JOSÉ SERRANO STAFF
La relación de Eduardo Chillida y México la inicia Octavio Paz, quien le dedicó un texto al escultor en dos tiempos: 1969-79.
Con motivo del 20 aniversario de la muer te del escultor español que se conmemoró el pasado 19 de agosto, se presenta una breve síntesis de su obra-presencia en nuestro país; presencia constante desde aquel encuentro con el poeta, siempre enriquecedora y siempre viva.
En aquel texto primigenio, el poeta llama arqui tectura a la obra del artista, por sus formas que ocu pan un vacío para escuchar el silencio y el canto del viento, y describe sus esculturas como dibujos y, sin importar su dimensión ni materiales, las considera monumentales.
En México existen, al menos, tres instituciones que resguardan en sus colecciones permanentes obras de Eduardo Chillida: el Museo Rufino Tama yo, el Museo Pedro Coronel y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Son en total once las piezas de la autoría de Chi llida las que se tienen en los tres espacios mexicanos antes citados Datan de 1955 a 1983 y se trata de dos esculturas, una de bronce y hierro, y la otra de ma dera; un dibujo a tinta sobre papel y ocho grabados.
Es importante tener en cuenta que es un acervo público-gubernamental que debemos a coleccio nistas particulares. En este caso, artistas los tres: Rufino Tamayo, Pedo Coronel y Francisco Toledo.
El primero reunió un conjunto que incluye tres dis ciplinas escultura, dibujo y gráfica en tanto que en los otros dos se limita a una sola, grabados.
A esa presencia permanente, aunque no siem pre en exhibición, hay que añadir dos exposiciones temporales, una monográfica y otra colectiva La primera dedicada a Chillida en 2002 y la segunda
DATOS SOBRE EL AUTOR
21Es asesor en arte, comisario de exposicio nes y gestor cultural inde pendiente. Estudió ciencias de la comunicación en la UANL. Se desempeñó como curador en jefe en el Museo Uni versitario del Chopo.
Por David Torrez cupula@elheraldodemexico.com en
INSPIRACIÓN.
Eduardo Chillida.
Monumento a la tolerencia, 1992. Sevilla, España.
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SOCIAL
Y CULTURAL
DIRECTORA DE SOFT NEWS LUIS
DANIELA
• David Torrez ¦ Cruces estéticos
S UPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
A 20 AÑOS DEL ANIVERSARIO LUCTUOSO DEL ESCULTOR ESPAÑOL, S E RECUERDA SU PASO POR MÉXICO, ASÍ COMO SU ESTRECHA RELACIÓN CON EL POETA MEXICANO OCTAVIO PAZ
México
INTROSPECCIÓN. Eduardo Chillida en St. Paul de Vence, 1973.
Eduardo Chillida
México
In memoriam Fernando González Gortázar
para festejar a Octavio Paz en 2014, ambas en el Palacio de Bellas Artes.
La individual de Chillida se inició en el norte, en Monterrey, en el MARCO, sin la presencia del artis ta que se encontraba enfermo, no logró recuperarse y, lamentablemente, murió un mes antes de que la muestra llegará a la Ciudad de México.
Hace más de dos décadas de tan importante ex posición, por el número y selección de piezas, y un catálogo decoroso que reproduce el ensayo canóni
En México existen, al menos, tres instituciones que resguar dan en sus colecciones perma nentes obras de Eduardo Chi llida: el Museo Rufino Tamayo, el Pedro Coronel y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
DAVID TORREZ CURADOR
co ya mencionado del Premio Nobel de Literatura 1990. No se ha vuelto a presentar otra oportunidad para apreciar un conjunto tan vasto de Chillida.
Hubo que esperar 12 años para tener-disfrutar otra primicia del vasco en México: el Arco de la libertad, 1988, una pieza en hierro de casi 10 toneladas "de peso" y poco más de dos metros de alto, en la explanada de Bellas Artes. El motivo son los 100 años de Oc tavio Paz en donde hubo otras dos esculturas del español.
Ante la grandiosidad de la men cionada obra, incluso en una buena reproducción impresa como la que miro para estas líneas, se perciben las palabras de Paz y podemos oír lo que canta el viento, sentir-habitar el vacío y participar-escuchar el silencio incluso en medio de una plaza pública.
Si bien estos párrafos conmemo ran un aniversario más de la ausen cia de Chillida con un recuento de su presencia entre nosotros, son también una invitación a acercarnos a las colecciones de Rufino Tamayo, Pedro Coronel y Francisco Toledo quienes generosamente dejaron a nuestro cuidado su obra junto con el resto de sus tesoros.
Y, desde luego, acercar nos-leer-entender la obra de Octavio Paz y apreciar su potente actualidad. Otra coincidencia entre todos ellos: los cinco crearon funda ciones-instituciones para sus colec ciones. Tenemos que reconocer que no supimos defender a Octavio Paz, seguimos en deuda con él.
Habría que señalar, para con cluir, la presencia de Chillida y su obra en Zona Maco, donde suele ser casi siempre uno de los habituales, así como su influencia en al menos tres autores mexicanos: Jorge Du bon, Fernando González Gortázar y Jorge Yazpik.
OTROS APUNTES
Participó como curador invitado en la Galería López Quiroga y en Patricia Conde Galería. Cuenta entre sus publicacio nes: Celebre mos los 100 años de Ma thias Goeritz, y Miguel Cervan tes, un artista mexicano Ha realizado exposiciones de Francisco Toledo, Héctor García, Antonio Caballero y Diego Narváez entre otros autores.
Con la obra de los tres autores an tes citados se expande la presencia de Chillida por la Ciudad de México, desde el Bosque de Chapultepec, la zona lacustre de Cuemanco, en Periférico Sur, y las bancas de la Alameda Central.
Agradezcamos a Paz por habernos iluminado en nuestro acercamiento a la obra de Chillida y siga mos celebrando-participando de esa epifanía.
III • David Torrez ¦ Cruces estéticos SUPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
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EL HERRE
Eduardo Chillida
LAS ESCULTURAS DEL ARTISTA, EN ESPECIAL LAS DE LOS 50, INSPIRAN UNA COMPLEJA REFLEXIÓN ESTÉTICA
Por Peter Krieger* krieger@unam.mx
En su adolescencia, Eduardo Chillida se dedicó al arte del futbol; ya con 18 años fue nombrado portero titu lar del equipo Real Sociedad, en la primera división española. Una lesión grave de la rodilla terminó su carrera deportiva, pero abrió el paso a un desarrollo artístico extraordinario en la historia de la escul tura del siglo XX. Primero entrenó sus manos para detener la pelota en la cancha de futbol y posterior mente las utilizó para liberar formas escultóricas de la materia prima. Entre el futbol y la escultura, Chillida brevemente estudió arquitectura en Madrid, sin terminar. Fue a París para explorar las opciones plásticas de los materiales; pero, como dijo Gaston Bachelard, “más que moldear, él quería desbastar” (La Jornada Semanal, 1/9/2002, p. 3); es decir, dejó atrás las técnicas tradicionales de cincelar la piedra para aprender a formar y forjar los metales. Cuando regresó a su ciudad natal San Sebastián, en 1951, el herrero Manuel Illaramendi le enseñó cómo trabajar con una materia dura y resistente las imaginaciones artísticas. Aunque Chillida, durante su carrera, for mó esculturas en madera, barro, alabastro, granito y hormigón, la fragua se convirtió en el lugar de su creatividad estética.
Entre julio y octubre de 2002, el público mexicano tuvo la oportunidad de conocer algunas facetas de la obra de Chillida, quien ya en 1958 había ganado el premio de escultura en la Bienal de Venecia y participado cuatro veces en la Documenta de Kassel. Durante el lapso de esta exposición, Chillida, quien sufrió la terrible enfermedad de Alzheimer, murió. Así, la exposición se convirtió en el requiem estético de una obra que sobresale en la historia del arte del siglo pasado. Desafortunadamente, los espacios del museo limitaron la presentación de la creatividad artística de Chillida, porque sus mejores obras se encuentran al aire libre, en un diálogo intenso con sus ambientes.
Algunas fotografías —expuestas en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México— de El peine del viento sólo documentaron el aspecto visual de la obra, pero no sus cualidades táctiles y acústicas. Basado en una idea de 1952, Chillida instaló en 1977 tres gran des y pesadas vigas de hierro formadas como tenazas en los acantilados de una bahía en San Sebastián. Estos “peines” enfrentan a las olas permanentes del
VISIÓN. Eduardo Chillida. El peine del viento, 1977. Bahía de la Con cha, San Sebas tián, España.
FORMAS. Eduar do Chillida. El peine del viento, 1977. Bahía de la Concha, San Se bastián, España.
IV • Peter Krieger ¦ Artistas universales S UPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
HERRERO
mar y a los fuertes vientos del noroeste y engendran sonidos silbantes. En esta sinestesia se articula un concepto del romanticismo: una obra de arte inter preta e intensifica lo sublime de la naturaleza. Es una instalación viva que marca las colisiones “salvajes” de la naturaleza: entre lo infinito del mar y lo limitan te de las rocas. Al visitante de El peine del viento se le explica, de manera instantánea, la dialéctica eterna de fijar y liberar, que es un motivo continuo en la obra de Chillida. El “peine” es una obra paradigmática para Chillida, no sólo porque manifiesta su fascina ción por lo arcaico de un ecosistema marítimo, sino también porque demuestra un principio estético retomado de la lógica musical de Johann Sebastian Bach. Las fugas y suites del compositor barroco gene ran desde un principio básico constructivo una gran variación de formas. Chillida, quien explícitamente se refirió a Bach, creó sus esculturas de manera parecida: desde un fondo de formas simples, arcaicas, desarrolló creaciones plásticas específicas, adapta das al topos (como lugar y tema).
Las esculturas de Chillida, especialmente las de
Eduardo Chillida, nacido el 10 de enero de 1924 en San Sebastián, murió en esta misma ciudad el 19 de agosto de 2002. Enterraron su cádaver debajo de un árbol, en su parque de esculturas Zabalaga, en Hernani, muy cerca de San Sebastián (www.museochillidaleku.com/). Es un hogar espléndido para preservar la memoria del artista vasco; además, es un cementerio vivo, ya que desde antes reúne algunas de las esculturas claves de Chillida en una escenografía boscosa, sencilla y elemental.
*www.peterkrieger-ecoaesthetics.com/
MAESTRO. Eduardo Chillida en su estudio, 1963. Foto: Zabalaga-Leku.
los años 50, inspiran una compleja reflexión estéti ca. La lucha del escultor con los metales pesados y maderas resistentes está presente, de manera más directa, en los volúmenes ahuecados y las texturas rugosas de numerosas piezas, llegando a formas tan poéticas como Yunque de sueños (1954). Esta estética povera, de la cual también aprendió mucho Mathias Goeritz, se originó en la forja de San Sebastián. Me nor potencial para la formación estética de Chillida, creo yo, contienen los trabajos en papel, dibujos y collages; probablemente le servían más como subproductos para la venta en galerías privadas, destinados a un público sin fondos para adquirir y sin espacios disponibles para colocar una escultura. Sin embargo, los trabajos en papel también, a pesar de su carácter decorativo (adecuado a la sala del burgués ilustrado-moderno), reflejan el mundo pictórico de Chillida, su manejo minimalista y sublimado con formas, texturas y colores.
La última obra de Chillida, no realizada —y no pre sentada en la exposición del Palacio de Bellas Artes, hace 20 años—, articuló algunos principios claves del artista: el “arquitecto” de la forma vacía, que de varias maneras perforó las entidades masivas con laberin tos y caminos, quería “excavar” la montaña volcánica Tindayo en la isla canaria de Fuerteventura. Aquí, en este mega-proyecto artístico, detenido con cierta razón por los ecologistas, aparece la dicotomía para digmática de Chillida entre el culto a la fuerza arcaica de la tierra y su radical interpretación artística. Ac cesible por galerías subterráneas, la “Montaña vacía” se hubiera abierto como un espacio interno de 40m3, iluminado por dos pozos de ventilación hacia el mar y el cielo. En esta escultura de profundidad megaló mana se articula una búsqueda de lo arcaico, lo que caracteriza muchas de las obras de Chillida; pero esta cueva también parece como el mega-mausoleo de un artista que se perdió en las tinieblas del Alzheimer.
1A principios de los años 1940 fue jugador de la Real Sociedad de Futbol, disputando 14 partidos. Chillida estudió ar quitectura sin completar su formación; se decantó por la escultura y el dibujo. Su actividad artística profesional comienza en torno a 1948, cuando se traslada para vivir en París. En 1987 re cibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes; antes obtuvo el Grand Prix des Arts et Letres.
V • Peter Krieger ¦ Artistas universales SUPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
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JUEGO Y PASIÓN, SU VIDA
La lucha del escultor con los metales pesados y maderas resistentes está presente en los volúmenes ahuecados y las texturas rugosas de sus piezas.
Peter Krieger
MÁS DEL ARTISTA
Los colores de Vicente Rojo visitan el
CERVANTINO
Por Hacienda es Patrimonio Cultural cupula@elheraldodemexico.com
“Su color es intenso y apasionado, casi brutal. Sus formas tienen las aristas del vidrio.
Es conmovedor que un joven se ponga en camino. Irá lejos.
De él es la aurora, la inconformidad, la esperanza”. Fernando Benítez
Como parte de las celebraciones del 50 Festival Internacional Cervantino, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato presen tan la exposición Una trayectoria, una colección: Vicente Rojo, que constituye un homenaje al gran creador plástico y editor fallecido en marzo de 2021. La muestra se exhibe en las salas del Museo Palacio de los Poderes de Guanajuato, desde el 12 de octubre y hasta el 14 de mayo de 2023.
Gracias a las donaciones constantes de Vicente Rojo al Programa Pago en Especie, las colecciones de la SHCP pueden ofrecer un panorama de sus bús quedas plásticas a lo largo de 44 años de magistral creación artística. La selección para esta muestra in cluye obras de seis importantes periodos de trabajo divididos en series: Señales, Negaciones, Recuerdos, México bajo la lluvia, Volcanes y Códices
En Señales (1965-1970), Rojo realizó una bús queda de carácter constructivo, bajo la premisa de plasmar algo que no es comprensible en el mundo de los sentidos, simbolizado a partir de una forma inte ligible como es el triángulo. En este periodo estaba fuertemente influenciado por las obras-objeto de Marcel Duchamp y por las investigaciones de artistas conceptuales neoyorquinos.
El triángulo también definió la composición de Negaciones (1970-1975) pero contenido de manera oculta en la forma de una “T”. El artista desarrolló esta serie a través de un proceso conceptual, en el que las obras adquirían la categoría de bitácora, ejecu tando variaciones inconsecuentes y sin progresión que devienen de una pauta. Como en la producción seriada del diseño editorial, en la que la figura del autor va diluyéndose, Rojo esperaba que cada obra de
Esta exposición surgió a raíz del 89 aniversario del natalicio de Vicente Rojo, ocurrido el pasado 15 de marzo.
Negaciones se opusiera entre sí, tanto que parecieran ser creadas por distintos autores.
Mientras que México bajo la lluvia (1981-1989) es un proyecto inspirado en las profundidades del paisaje distinguibles en los cuerpos de lluvia. La composición diagonal entrelaza los colores típicos de las tradiciones mexicanas junto con el dinamismo y la reticulación de la arquitectura y el urbanismo, una visión de modernidad que toma fuerza de su pasado.
El legado de Vicente Rojo es imprescindible para entender la cultura visual del México contemporá neo, por lo que la muestra en el Museo Palacio de los Poderes de Guanajuato, y como parte de la llamada Fiesta del espíritu, nos brinda una llave para introdu cirnos a su mundo y su virtuosa mirada.
Por su participación en este programa hasta su muerte, es uno de los creadores con mayor presencia en las colecciones.
En la SHCP hay un total de 51 piezas del creador, producidas a partir de 1965, pertenecientes a diversas series.
VI • Hacienda es Patrimonio Cultural ¦ Acervos S UPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
EL ARTISTA PLÁSTICO COMENZ Ó SU CONTRIBUCIÓN AL PROGRAMA PAGO EN ESPECIE EN 1976. ESTA MUESTRA ES UN HOMENAJE
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LEGADO DE UN ARTISTA
CREACIÓN. Vicente Rojo. Señal 69 No. 4, 1969. Óleo sobre tela Colección Pago en Especie, SHCP
CONSULTA HACIENDA ES PATRIMONIO CULTURAL.
OLVIDA
XAVIER Y JORGE
Xavier llevaba días sin poder pegar el ojo, desde que coescribió aquel guion, no podía dejar de imaginarse las escenas y los diálogos en su cabeza. Un actor de renombre le ofreció producirlo y desde ese momento había comen zado a armarse un rompecabezas a escondidas. Solamen te una lámpara alumbraba aquel departamento que se encontraba en la penumbra, por lo que Xavier tropezó con unos zapatos que se le cruzaron en el camino. El teléfono sonó tres veces, a la cuarta contestó, enseguida reconoció la voz que se encontraba del otro lado de la línea y que estaba esperando escuchar desde hace días:
—Ya leí la historia de Bengalas en el Cielo, vamos a hacerla.
—¡Eso es todo! Gracias por aceptar, Jorge, Lupe y yo sabemos muy bien que todos rehúyen a los guiones de denuncia.
—Sabes a lo que nos enfrentamos, ¿verdad?
—Lo sé, pero vale la pena, tenemos que contarla, para que nunca vuelva a pasar algo así.
JORGE Y HÉCTOR
Era una noche sin luna y sin estrellas, en el restaurante no había casi nadie, solamente una mesa con tres mujeres al fondo que reían sin parar. Jorge bajó la voz cuando se retiró el mesero y más serio que de costumbre le dijo a Héctor:
—La cosa está así: no tenemos dinero, no tenemos permiso, nadie quie re ayudarnos, pero vamos a filmar esta película.
Héctor, con una sonrisa triunfal, replicó susurrando:
—Ya estuve hablando con varios actores y conocen el riesgo, están dis puestos a entrarle y no van a cobrar un peso.
—¿Les dijiste de las amenazas y que filmaremos día y noche? El foro es
prestado, tenemos que hacerla lo más rápido que podamos. Esto es amor al arte o amor a México, como quieran verlo, pero es importante que les quede claro.
—Lo saben, también les dije que filmaremos clandestinamente en Tlatelolco porque es obvio que nunca nos van a dar los permisos. Están emocionados con el proyecto y dispuestos a que salga todo a la luz, aunque eso implique jugársela.
Bruno, uno de los actores, va a intentar sacar una carta de la universidad, que diga que estamos haciendo un documental de la zona urbana o algo así, para que no tengamos problemas con las escenas en exteriores.
—Bueno, si vamos a parar a la cárcel por meternos con el ejército y con el gobierno, ojalá que podamos compartir celda, ¿no?
HÉCTOR Y VALENTÍN
En una cantina de la Ciudad de México, dos amigos se tomaban unas copas al mismo tiempo que el sol se despedía de la noche. Héctor rompió el hielo dándole un trago de desprecio al mezcal que tenía entre sus manos:
—Nunca vamos a terminarla. ¿Sabías que metí todo lo que tengo ahí? Voy a acabar sin cuenta de banco y sin película.
—No te tires al piso, claro que la van a acabar.
—Por más que intenté estirar el presupuesto no pude.
Valentín Trujillo le dio una palmadita en la espalda a su amigo Héctor Bonilla mientras le hacía la pregunta del millón:
—¿Cuánto necesitas para terminarla?
Héctor anotó una cifra en la servilleta.
—Le entro, pero me gustaría que le cambiaran el título: Bengalas en el cielo suena como película romántica. No sé, se debería de llamar Tlatelolco Rojo, no, no, ya sé cómo, a ver qué te parece este nombre: Rojo Amanecer A Jorge Fons (1939-2022), por las películas que nos regaló.
VII • Mariola Fernández ¦ Relatos SUPLEMENTO ¦ CÚPULA MARTES ¦ 25 ¦ 10 ¦ 2022
Un guion prohibido, un foro prestado y un grupo de cineastas y actores dispuestos a todo con tal de contar una historia que nunca debería de volver a repetirse
Por Mariola Fernández mariola_f2@yahoo.com.mx
FOTOARTE:
IVÁN
BARRERA
NO SE