Cultura elCaribe, SÁBADO 17 DE ABRIL DE 2021
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El género en En homenaje el devenir a Marcio Veloz histórico criollo Maggiolo
Morillo potencia con su obra las tradiciones
Juan Francisco Zapata Peralta concluye su entrega sobre la visión de género en el devenir histórico-político dominicano. Caso Ercilia Pepín. P.6
El pintor José Morillo ve en sus creaciones una oportunidad para destacar las tradiciones nacionales y reflejar la furza del trópico. P.10
Bienvenida Polanco Díaz valora la obra y los aportes de Marcio Veloz Maggiolo, fallecido esta semana, a partir de un análisis de algunos de sus cuentos. P.7
JOSÉ MERCADER 666mercader@gmail.com
L
Jack Veneno. MERCADER
Jack Veneno, ¿cultura criolla o importada? Hizo de la lucha libre una maquinaria de diversión que complementaba la cultura del “machismo”
a fama que logró Jack Veneno no fue debido a la cantidad de estrallones que le dio a José Manuel Guzmán o Relámpago Hernández, ni a la fuerza de Sansón adquirida desde el jarabe Forty Malt, ni el título de subsecretario de Deportes. La gran hazaña de Rafael Antonio Sánchez fue constituirse en el héroe de la ilusión, para no decir engaño. Cuando la Lucha Libre nació a finales del primer cuarto del siglo pasado, se consolidó una maquinaria, más que deportiva, en una diversión que encajaba a la perfección como complemento al machismo del cowboy del oeste, el samurái del Japón y del chingao revolucionario mexicano capaz de cruzar la frontera y caerle a tiro al Ejército más poderoso: sus vecinos del Norte. El negocio funcionó tan bien que hasta la aparición de la televisión coincidió para meterlo en cada casa y hacer que el envenenamiento se produjera a domicilio. Hasta los más creyentes seguidores empezaron a preguntarse con una duda que no les quitó el entusiasmo: ¿Cómo era que los luchadores HEEL (rudos) golpearan inmisericordemente a los FACE (HÉROES) sin que estos hicieran nada por evitarlo? Por el contrario, parecía como que ellos se la ponían fácil para que les aplicaran todo tipo de llave, retorcijones y golpes. Y nada de sangre. Campeón, toma mi mejilla, el caco, la panza, la espalda y decricájame. Son innumerables los luchadores que ganaron millones y reconocimiento mundial gracia al equipo de publicidad que se encargaba de amemar a las grandes masas. Como hicieron con el arte contemporáneo que pasó hasta mierda en lata, como genialidad continuadora de “El Orinador” de Marcel Duchamp. La duda creció cuando el público veía que ninguno de estos campeones invencibles no participó en los Juegos Olímpicos donde la lucha greco-romana sí que no era cuento. Pero no hay nada mejor como la ignorancia que se sobrepone a la ingenuidad para hacer pasar cualquier pendejá. Y la Lucha Libre pasó y, ¡asombro!, sigue pasando. l
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