Cultura elCaribe, SÁBADO 30 DE ENERO DE 2021
elcaribe.com.do
La presencia de irlandeses en el Caribe
La migración haitiana al Este de la isla
Kathia: Marcada por la enseñanza
Antonino Vidal Ortega cuenta sobre la presencia de irlandeses en el Caribe en la temprana edad moderna, sometidos a la intolerancia inglesa. P.6
Ramón Antonio Veras analiza la migración haitiana a la República Dominicana. Lo ve como consecuencia de un desarrollo desigual. P.7
La bailarina, coreógrafa y maestra comparte sus visiones en el arte, sin embargo, revela que ser maestra es lo que más la ha marcado. P.10
Un bailarín de chocolate El pintor Lautrec se inspiró en apuntes tomados en sus visitas a burdeles JOSÉ MERCADER 666mercader@gmail.com
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Aunque el pintor parisino Toulouse Lautrec vivía de burdel en burdel para tomar apuntes y hacer bocetos de las prostitutas que modelaban gratis, son sus vivencias con las bailarinas del espectáculo lo que más hace recordar al artista. Y entre estos al bailarín Chocolat. El odio de los colonizadores a los negros se acentuó más con la independencia de Haití y con la creación del Ejército Mambí. Era una cuestión económica que se transformó en ideológica. La igualdad, Libertad y Fraternidad de la Revolución Francesa caló en lo profundo de muchos pensadores y en la población colonizada. La crueldad del ejército español fue peor durante la guerra de independencia de Cuba que se inició en 1868. Y fue peor porque acababan de sufrir una gran derrota de mano de los Restauradores dominicanos. Ese período llamado por los cubanos La Guerra de los Diez Años, coincide con el inicio de la vida de Rafael Padilla, un negro hijo de esclavos de La Habana. Como todo negro nació sentenciado. La Iglesia explicaba que el ser negro era un castigo de Dios y que su bondad le dio una oportunidad, que al llegar a un lago tal podrían eliminar sus pecados y recobrar el color “normal”. El lago ya estaba seco y los negros pudieron apenas tocar la humedad que quedaba y así se blanquearon las palmas de las manos y las plantas de los pies. Rafael Padilla le costó menos que un saco de carbón al español Patricio Castaño Capetillo cuando pagó 18 onzas por el niño que sería el criado de su quinta. El hecho de que durmiera en los establos reburujaos con los mulos, caballos y bueyes explicaba que esa categoría de criado era falsa. Seguía siendo un maldito esclavo. l
Chocolat por Toulouse Lautrec. FUENTE EXTERNA
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