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Iván Martén: “Las cooperativas pueden aportar pragmatismo y sentido común a una transición energética adecuada”
by KONFEKOOP
Iván Martén Uliarte (Donostia-San Sebastián, 1959) es presidente de Orkestra –Instituto Vasco de Competitividad–y recientemente ha sido nombrado miembro del Consejo Rector de Laboral Kutxa. Es, además, consejero independiente de diversas empresas e instituciones como Repsol, Tubacex, ENSO, Aspen, Institute Spain, Esade, T2 Energy Transition Fund de Tikehau, Innovation Fund Denmark o la Energy Access Platform. Doctor ‘summa cum laude’ en Ciencias Económicas y Empresariales, Martén tiene más de 30 años de experiencia en consultoría estratégica, durante los que ha asesorado a compañías del sector de la energía, gas, petróleo y energías verdes a desarrollar sus visiones estratégicas y a implementarlas en sus organizaciones, así como a empresas, gobiernos y reguladores en asuntos Bajo el título “Transición Energética e impacto en la competitividad”, ofreció una conferencia en el marco de la Asamblea General de 2023 de KONFEKOOP donde abordó la necesidad de acometer una transición energética ordenada y con el menor impacto social posible
Ud. habla de la necesidad de abordar una transición energética ordenada y justa. ¿A qué se refiere?
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Una transición energética inteligente es aquella que hace frente a los retos medio ambientales, en armonía con el desarrollo industrial y tecnológico del territorio, y evitando el impacto negativo en la competitividad y el bienestar. Está claro que tenemos que descarbonizar, pero lo debemos hacer con el menor impacto social posible.
¿Qué pueden aportar las empresas cooperativas en esta transición? ¿Cuál es el valor añadido de éstas?
Creo que lo primero que pueden aportar las empresas cooperativas es sentido común. Las cooperativas están muy cerca de la creación de empleo, están muy cerca del arraigo, del desarrollo social y del bienestar en la sociedad, y pueden hacer ver la necesidad de que esta transición capture todo lo positivo, pero evite todas las consecuencias no deseadas de la transición. El objetivo es descarbonizar, pero llegar a ese objetivo tiene muchas matizaciones y problemas que hay que saber abordar; las cooperativas pueden aportar ese pragmatismo y ese sentido común a una transición energética adecuada.
En las estrategias de competitividad que se impulsan en Euskadi el desarrollo económico y el desarrollo social van de la mano. ¿Se puede entender una sin la otra?
En absoluto. Al final, el objetivo es tener una competitividad para el bienestar. El objetivo no es la competitividad por sí, sino el fin que es el bienestar. En el País Vasco, nuestro modelo de competitividad impulsa el desarrollo económico e impulsa el desarrollo social y el desarrollo del bienestar. Sin desarrollo económico no puede haber bienestar, y sin bienestar y desarrollo social, no va a ser posible nunca alcanzar el desarrollo económico. Ambas van íntimamente ligadas.
Se plantean las energías renovables como alternativa a la energía fósil y nuclear, sin embargo, estas primeras se encuentran todavía en una fase incipiente y con problemas de almacenamiento y transporte. ¿Para cuándo se prevé que las energías renovables puedan ser una alternativa real?
Las energías renovables están en una fase de avance significativo y en la actualidad, las energías renovables tienen unos costes perfectamente competitivos. El único problema de las energías renovables es que son intermitentes, es decir, que solamente tenemos viento cuando hay viento o tenemos generación solar cuando hay sol.
Eso requiere que tenemos que tener en paralelo una energía de respaldo que permita cubrir los momentos donde no tenemos energías renovables. Esa energía de respaldo claramente es el gas, porque el carbón es altamente contaminante, el nuclear la sociedad no lo desea, y nos queda el hidráulico, pero hay muy poco, y no tenemos la posibilidad de ampliar las estaciones de bombeos y el almacenamiento hidráulico. Las baterías son todavía una promesa de muy largo plazo; es decir, pueden valer para entornos muy concretos en un edificio o en un pequeño pueblo, pero en entornos de alta densidad de población o en entornos altamente industriales como los que tenemos en el País Vasco, es muy difícil pensar que el complemento a las renovables puedan ser el almacenamiento vía baterías. La Agencia Internacional de la Energía dice que no hay que hacer más inversiones en combustibles fósiles. ¿Es factible? Sería un error, porque mientras no podamos confiar al cien por cien en las renovables -y eso va ser muy difícil por el tema del almacenamiento y la intermitencia-, necesitamos hidrocarburos. El gas es el mejor amigo de las renovables, es el complemento que necesitan las renovables, pero, además, vamos a necesitar petróleo y gas para muchísimas cosas. Por ejemplo, el gas es necesario para determinados procesos industriales, no se pueden electrificar todos los procesos industriales. Hay procesos donde no se pueden alcanzar las temperaturas que requiere el proceso industrial sin gas; no podemos sustituirlo por electricidad porque no nos da el nivel de resultados que necesitamos. Además, el petróleo está en nuestras vidas: la fibra de carbono, la fibra de vidrio y las fibras textiles que utilizamos en nuestras ropas o en nuestras zapatillas, las medicinas, los plásticos para los edificios etc… todo eso es petróleo, y vamos a seguir necesitándolos, sí o sí. Por lo tanto, pensar o decir a la gente que podemos vivir en un mundo sin petróleo, de momento, no es posible. Vamos a tener que seguir invirtiendo, porque si no lo hacemos, pasará lo que ocurrió en el año 2021, que por no invertir se produjo menos y los precios se dispararon. Eso tiene implicaciones muy negativas tanto para las empresas -por su competitividad-, como para los individuos y las familias, porque existe una pobreza energética y los precios de la electricidad y el gas diario se disparan.
Nos movemos en el mundo de la incertidumbre. Tenemos que tener en cuenta que es un problema que se agrava cuanta más población tengamos en el mundo; cuanta más calidad de vida requieran los ciudadanos del mundo, más necesidad de consumo energético vamos a tener, y eso es una realidad ineludible.
El propio devenir del mundo nos va a exigir que seamos capaces de generar esa energía, y que lo hagamos con el menor impacto medioambiental posible. Es un reto muy complicado, pero debemos seguir avanzando de una forma equilibrada que nos permita no tener todas las consecuencias negativas para la sociedad y actuar donde es más necesario actuar.
“Kooperatibek ekonomia berde berri horretan irekitzen diren aukera guztiak identifikatu behar dituzte, eta trebetasunak, produktuak eta zerbitzuak zein hutsunetan gara ditzaketen ikusi, eta enplegua eta aberastasuna sortzeko aukera horiek kapitalizatu.”
Para terminar, ¿qué mensaje dejaría al movimiento cooperativista de cara a mejorar su competitividad?
Creo que las cooperativas tienen que hacer dos cosas: en primer lugar, tienen que descarbonizarse al máximo posible, es decir, tienen que potenciar la descarbonización, la eficiencia energética, la economía circular… es necesario tener la menor huella medioambiental posible en todos sus procesos productivos. En segundo lugar, las cooperativas tienen identificar todas las oportunidades que se abren en esta nueva economía verde, y tratar de ver en qué huecos pueden desarrollar habilidades, productos, servicios y capitalizar esas oportunidades para generar empleo y riqueza.
Para lograr estas dos cuestiones es muy importante que las empresas cooperativas tengan una actitud emprendedora, -que realmente busquen y traten de hacer apuestas tecnológicas para poder ser parte de esa solución de futuro-, y, en segundo lugar, creo que la inter-cooperación es vital: aprovechar la fortaleza de esas redes cooperativas y colaborar entre cooperativas con los centros tecnológicos, con las empresas tractoras, con las universidades etc… para seguir avanzando.
Emergencia climática, crisis energética, crisis de minerales y materiales, al borde de una crisis alimentaria… ha hablado Ud. alguna vez de que estamos ante la tormenta perfecta. ¿Se atisba algún brote verde?
En tercer lugar, creo que es muy importante tener influencia institucional, cuestión que KONFEKOOP lo tiene muy claro en su plan estratégico, porque lo que tenemos que conseguir es concienciar de la necesidad de una regulación que sea clara, que evite la burocracia, que sea estable, que nos permita tomar decisiones de inversión a largo plazo y que se vaya adaptando a la evolución tecnológica. Tenemos que concienciar de la necesidad de tener un entorno que apoye, y no un entorno que prohíba; un entorno que tenga dinero para poder subvencionar o para poder poner créditos fiscales para estas empresas cooperativas que están tratando de adaptarse a la nueva realidad. Necesitamos también, que nos den tiempo para adaptarnos. Es decir, sabemos a dónde tenemos que ir y lo que necesitamos es tener tiempo para poder desarrollar las capacidades, las inversiones, la tecnología etc… para poder aprovechar las oportunidades que nos da la transición energética.