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La Iglesia. Huella secular
III Cuadros
La Iglesia Huella Secular
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¿A qué recurrirán la religión y la poesía, qué será recordado y qué olvidado?
(Wislawa Szimborska)
El Anuncio de los pastores. Fresco en el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León. (ss. XI / XII). Esta pintura románica exalta la tradición pastoril y enlaza lo cotidiano con lo sobrenatural. Un pastor sopla una flauta mientas el mastín está comiendo. Bueyes, carneros y machos cabríos trazan el dibujo de un mundo rural, que convive con lo sagrado a través de generaciones.
IGLESIA Y SOCIEDAD
Como resume Julio Pujol, al analizar los primeros siglos de la monarquía astur-leonesa ´el episcopado y el trono hallábanse tan íntimamente relacionados que bien pudiera asegurarse que ambas instituciones se desarrollaron de un modo paralelo´. (Orígenes del Reino de León, 1926)

Durante siglos, y sobre todo a partir de la entrada de los árabes en España, resulta imposible disociar el estamento religioso del civil, pues ambos se encontraron imbricados y aliados en la Reconquista del país, un objetivo tanto espiritual como patriótico, sin olvidar razones económicas y de poder. Sigue diciendo Julio Pujol que ´Los monasterios, que en número prodigioso comienzan a fundarse desde los primeros tiempos de la Reconquista, fueron uno de los elementos auxiliares de la población´
En términos más modernos y con independencia de los sentimientos religiosos y creencias de cada cual, se podría citar el comentario de Mariano D. Berrueta, en su obra ´Regiones naturales y comarcas de la provincia de León´, donde dice: ´La Iglesia mantiene viva su relación con los pueblos y conserva su abolengo tradicional, por medio de los arciprestazgos, con autoridad inmediata sobre las parroquias´
La sociedad se ha secularizado, la Iglesia como institución ha perdido parte de su influencia pero una atávica disposición mantiene lazos indisolubles entre ella y los habitantes, desde el bautismo a las exequias de difuntos: se conserva el calendario festivo basado en el santoral, la práctica de sacramentos, el cuidado de los templos, la asistencia a las procesiones, la pertenencia a cofradías…, un reguero de hábitos adquiridos a través de los siglos que el actual agnosticismo no ha conseguido erradicar.
Esta influencia aún profunda de lo religioso en una sociedad pretendidamente laica tiene raíces de siglos: la presencia de la fe como hilo conductor de la existencia, el control eclesiástico de las fuentes históricas y la malla que la Iglesia tejió durante siglos en la vida comunitaria.
Lorenzana. Belén de la Asociación cultural, 2016


Procesión de San Cipriano, en Cuadros (Tomero & Romillo)
Como ocurre con todas las religiones, donde se atisba un acercamiento a la divinidad, la fe, que pertenece a la intimidad personal, se adorna de manifestaciones externas, a las que esquemáticamente se llama culto. El culto es el núcleo central de la comunicación con Dios. Está dotado de fórmulas bellas y atractivas, donde cada gesto, invocación o movimiento de los sacerdotes, cánticos y palabras del ritual son una quintaesencia elaborada durante siglos. En el culto anterior al Concilio Vaticano IIº, que mantenía la unidad substancial de la lengua latina, era tal la belleza y el embrujo de los actos religiosos que la magia sobrepasaba a la liturgia.
El libro ordinario de las celebraciones era el ´Rituale romanum
´ , cuyas fórmulas eran intocables y su universalidad venía dictada desde el centro y cabeza de la cristiandad, que es Roma. Esta idea unificadora, que arrinconó liturgias tan bellas como la mozárabe española, es, en definitiva, un ritual del poder, sin desdeñar la influencia subliminal que ejerce sobre las conciencias. La decisión del Vaticano IIº de sustituir la lengua latina por las vernáculas desvirtuó el contenido de las ceremonias religiosas. Tomada para que el pueblo “participase” de las celebraciones, las democratizase y comprendiese en su totalidad, el resultado ha sido decepcionante: los ritos se han dispersado, han perdido su belleza y solemnidad y alcanzan en muchos sitios un tono rastrero o chabacano, donde coplas mediocres sustituyen al bellísimo “canto llano”. La actual liturgia perdió el halo de misterio y mágica presencia de la divinidad que le daban los centenarios textos latinos, tan perfectos y meditados como si estuviesen grabados en piedra lustral.
Hoy día, las nuevas y “populares” fórmulas de participación en los actos religiosos han resultado un paso atrás, desde casi todos los puntos de vista, y quizás, - pero ´doctores tiene la Iglesia´ - hasta es posible que se acabe cuestionando la decisión. A diferencia de lo que había ocurrido durante siglos, en una iglesia del Bernesga, de Buenos Aires o Lisboa ya no hay celebración común (universal). La desmitificación del ritual ha transformado su antigua unidad en fórmulas heterogéneas de discutible valor. Este cronista tan solo se refiere a la estética, de ningún modo a su valor pastoral, entendiendo que la antigua liturgia de Pío Vº es objetivamente más atractiva y bella que la actual. El obispo francés Lefèvre no la admitió y fue excomulgado.
EL MONOPOLIO DE LAS FUENTES HISTÓRICAS
Como señalan los historiadores, la Iglesia mantuvo un práctico monopolio de las fuentes escritas de toda la Edad Media y concretamente de los siglos IX al XIII. Resulta imprescindible recurrir a ellas, a través de los archivos de las catedrales, las crónicas de escribanos, obispos y abades, los documentos y cartularios de los monasterios, los códices iluminados de los escritorios monacales…
En contrapartida, todas estas fuentes se encuentran, por decirlo de algún modo, viciadas de “unilateralidad”, reflejando con excesivo peso y benevolencia las posiciones y puntos de vista eclesiásticos de aquella época, no siempre coincidentes con los seglares en temas de organización civil, militar, económico y político. Nunca es garantía de ecuanimidad que la historia sea contada por un solo actor de los que protagonizan los acontecimientos, al carecer del necesario contraste con los restantes: la monarquía, la nobleza, la sociedad civil. Éstos se hallaban enfrascados en otras tareas primordiales de aquel momento, como el esfuerzo bélico de la reconquista y la propia subsistencia y no estaban preparados en las disciplinas humanísticas para ejercer como cronistas, historiadores o archiveros. Frente a este práctico monopolio de la información solo disponemos de los testimonios de los cronistas árabes de la época, que no descienden a detalles en nuestro caso.
Tan lamentable circunstancia afecta a las fuentes históricas de toda la Edad Media.
En un salto de siglos, volvemos a contar con la aportación imprescindible de los archivos parroquiales, ya en la Edad Moderna, que permiten entrever la pequeña historia de los pueblos. Su importancia es muy grande, en los casos donde se conservan, pues sus libros sacramentales resultan imprescindibles para un estudio demográfico. Permiten conocer parámetros sociológicos, como los de longevidad media, edad del matrimonio, soltería, fecundidad de la mujer, viudedad y otros datos. En una discutible decisión, los obispados están retirando de las parroquias todos sus libros, para depositarlos en los Archivos episcopales, con la loable intención de preservarlos (¿?). A la comprensible irritación que produce en los feligreses este despojo (como el de sus retablos e imaginería) se suma el hecho de que el acceso a esta documentación en el Archivo episcopal es azarosa.


Procesión de la Natividad, en Campo (Tomero & Romillo)
CONTROL ECLESIÁSTICO DE LA VIDA ECONÓMICA
El tercer aspecto que no se puede obviar es el control eclesiástico de la vida económica durante siglos. Incluye su entramado de bienes, de discutible adquisición y las imposiciones económicas que aplicó a la feligresía durante las edades Media y Moderna, totalmente impensables en el momento actual.
La Iglesia acrecentó su influencia por medios de todo tipo, incluida la Inquisición, las pruebas caldarias o juicios de Dios, la quema de brujas o el dominio de las conciencias ejercido por predicadores y confesores. Se convirtió en una auténtica potencia económica asentada en grandes propiedades y todo tipo de beneficios económicos y fiscales.
Sin caer en los extremos habituales, que son el anticlericalismo o su defensa a ultranza, este cronista quisiera trazar un cuadro ponderado del control eclesiástico de la vida económica, por la enorme incidencia sociológica que tal hecho tendría en estas pequeñas comunidades rurales. El sistema medieval que legalizó esta situación y que en España llegaría hasta la Edad Moderna, tuvo dos etapas diferenciadas: el vasallaje y el sistema impositivo a favor de la Iglesia.
El vasallaje medieval de los señoríos monacales o episcopales fue muy parecido al de los civiles, aunque esta generalización debe ser puntualizada en cada caso. En el fondo, no es comparable la opresión ejercida por una autoridad civil con la ejercida por la Iglesia, ya que ésta recibió como mandato divino el de predicar - y ¿por qué no?, también practicar - el amor, la pobreza y la caridad. Tampoco es posible liquidar con explicaciones lineales la bondad o perversidad de fenómenos tan complejos como las desamortizaciones de la Edad Moderna, cuya aplicación y funestas consecuencias merecen severas reservas. Por lo que se refiere a la carga de impuestos que los clérigos hicieron recaer en su feligresía durante siglos, basta comprobarla en los archivos: diezmos, primicias, votos, derechos de genitura, yantares, cañama, cobros por misas, novenas, letanías, conjuros, exorcismos, rogativas, responsorios y sacramentos, limosnas, cepillos de ánimas, cera, bulas, Voto de Santiago, Canto de Regla de la Catedral, prados, tierras, ganados de beneficio propio, ingresos por Cofradías, Capellanías, Hermandades, Curatos, Beneficios, testamentos, censos sobre préstamos,... Esta sola enumeración produce sonrojo. Que cada cual extraiga sus propias consecuencias.
El peso de estos beneficios eclesiásticos resultó abrumador. A título de ejemplo, se invita a los lectores a revisar la carga de los diezmos en los siete pueblos del municipio, cuantificada por el Catastro de Ensenada, a mitad del siglo XVIII.
No es razonable, sin embargo, juzgar con criterios actuales acontecimientos y modos de actuación que en el pasado se guiaban por otras coordenadas. Pero quizás ofrezcan una explicación al actual desistimiento y desapego de un sector amplio de la población hacia el fenómeno religioso y buena parte de sus ministros. Pues los abusos suelen tener su coste.
Ello no oscurece el valor de las grandes aportaciones de la Iglesia: la moral y la ética, la labor asistencial, la enseñanza, la cultura o el arte… No es necesario ser creyente para afirmar que la historia de nuestro país y aún la de todo el continente europeo no se entendería sin la Iglesia.
Lo que nos toca ahora, sin embargo, es analizar su huella secular sobre los pueblos y los vestigios que aún resultan visibles en su vida diaria.
A CABALLO ENTRE DOS DIÓCESIS
Como es sabido, el municipio de Cuadros estuvo dividido eclesiásticamente hasta hace pocos años entre las Diócesis de Oviedo y la de León. Para entender esta circunstancia habría que referirse al espinoso tema de la fundación de la propia Diócesis de León, ya que en el antiguo ´Conventus Asturum´ solamente Astorga disponía de diócesis. Ya dije en otro lugar que el patrono de la diócesis de León, San Froilán, residió en Oviedo en la etapa de su obispado. Una antigua demarcación episcopal atribuida al rey godo Wamba y al Concilio toledano del año 679 es considerada apócrifa y por lo tanto falsa.
Como escriben los historiadores, parece evidente que en la época de la dinastía astur, durante la novena centuria, el obispado de Oviedo definió para sí una amplia demarcación al otro lado de los montes, extendiendo su dominio sobre territorios leoneses como Luna, Babia, Laciana, Omaña, Gordón y Alba… entre otros enclaves.
Esta “apropiación territorial” afectaría, por tanto, a los pueblos del norte del municipio de Cuadros, que se mantuvieron dentro de la diócesis ovetense hasta 1953/54. El ´Libro Becerro de la Catedral de Oviedo´, de los años 1377 y 1389, ya lo confirma, pues cita como propias las parroquias de Cascantes, La Seca, Valsemana y San Martino de Quadros, dentro del arciprestazgo y arcedianato de Gordón y más tarde de Alba. El territorio se encontró, por lo tanto, a caballo entre dos diócesis.
El origen de este peregrino alcance de la diócesis de Oviedo hasta casi las puertas de León nos remonta a la etapa altomedieval: son las supuestas donaciones a la iglesia ovetense de los reyes astures Alfonso IIº el Casto y Alfonso IIIº el Magno, en los siglos IX y X, respectivamente, que examinaré enseguida. Pero conviene aclarar ya desde ahora que estos testamentos fueron redactados en el siglo XII, casi trescientos años después de la muerte de Alfonso IIº. Y, por lo tanto, no puede saberse si dichos reyes realmente testaron lo que en ellos se dice. Me referiré de inmediato a este asunto, que los historiadores consideran una flagrante falsificación.
´EL LIBRO DE LOS TESTAMENTOS´. LAS DONACIONES REALES A LA IGLESIA DE OVIEDO
Este fastuoso Cartulario titulado ´Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis´, o ´Libro de los Testamentos´, maravillosamente miniado, recoge las donaciones reales a la catedral de San Salvador de Oviedo de Alfonso IIº el Casto (a. 812), Ordoño Iº (a. 857) y Ordoño IIº (a. 921), pero, sobre todo, la gran donación de Alfonso IIIº el Magno (a. 905 ¿?).
Posteriormente, cuando la corte ya se había trasladado a León, continúan las donaciones, durante Ramiro IIIº (a.978), Bermudo IIº (a. 992), Alfonso Vº (a.1000) y otros.

Portada del ´Liber Testamentorum´ (Facsímil de Moleiro)
El cartulario está considerado como uno de los más lujosos libros románicos de Europa y se conserva, aunque no completo, como número 1 del Catálogo de Manuscritos del Archivo Capitular de la catedral de Oviedo. En 1995 ha sido objeto de una reproducción facsímil por el editor Manuel Moleiro, bajo la técnica de libro iluminado. Se da por bueno que el autor del ´Liber Testamentorum´ fue el obispo (o canónigo) de Oviedo, Pelayo, (1101 – 1153), que era un cronista del s. XII y promotor de códices miniados. El objetivo de reflejar las donaciones regias a la iglesia de Oviedo tenía, sobre todo, un carácter pragmático de la propia diócesis, por razones políticas de independencia frente a la iglesia de Toledo, para legalizar propiedades que pudieran estar en discusión.
Constaba de 113 hojas de pergamino, alguna de las cuales se han perdido (como las miniaturas de algunos reyes) y 83 copias literales de Diplomas; el más antiguo del año 812 y el más moderno del 1118. Está copiado en escritura visigótica redonda e iluminado con láminas de varios tamaños e iniciales capitulares. Su encuadernación usa el oro y la plata, señal del valor que se le atribuyó.
Para investigadores como Francisco Javier Fernández Conde, el obispo Pelayo de Oviedo debe considerarse un ´gran falsario´, utilizando términos que Sánchez Albornoz aplica a Sampiro, escribano de los reyes de León y después obispo de Astorga. En ambos casos parece que acumulan o ´legalizan´ propiedades a sus iglesias, mediante el infalible método de inventariar donaciones reales, verdaderas o ficticias, supuestamente acaecidas siglos atrás. En un informe sobre la reconstrucción de algunas miniaturas desaparecidas del cartulario, un grupo selecto de especialistas escribe: La lectura del original es lenta y prolija, por hallarse en latín y caligrafía antigua, pero se cuenta con el facsímil de Moleiro, en cuyos apéndices se reproducen las “mandaciones” reales, en texto latino con la grafía actual.
´Examinados críticamente cada uno de los 87 documentos, el balance final resultante parece casi increíble. Según nuestro criterio, contabilizamos 25 falsificaciones, 28 interpolaciones formales, 14 interpolaciones formales y de fondo, 6 documentos dudosos y sólo 15 plenamente auténticos´
(Nota: Ver artículo completo en la revista ´TERRITORIO, SOCIEDAD Y PODER´, núm. 8, año 2013, firmado por Raquel Alonso y F.J. Fernández Conde (Universidad de Oviedo), Tomás Antelo (IPCE), Carmen Vega (Univ. Politécnica de Madrid) y Agustín Hevia (Canónigo archivero de la Catedral de Oviedo)
No soy quien para terciar en tal debate, aunque anoto mi perplejidad por la tardía redacción de estas supuestas donaciones reales y el crédito que durante siglos se les otorgó. Mi interés se centra, sobre todo, en reconocer que como fruto de estas “donaciones”, una parte importante del territorio leonés, o foramontano (del otro lado de los montes, como se decía en Asturias) quedó integrado en la diócesis de Oviedo, en lugar de la de León. ¡Y eso durante más de mil años, hasta el Concordato del Estado español con la Santa Sede, en 1953! (La fecha de la transferencia fue 1954)
Aunque las supuestas donaciones que analizaré enseguida son consideradas falsas, sus consecuencias resultaron de una sorprendente virtualidad: amplios territorios de la provincia de León se mantuvieron bajo la mitra del obispado de Oviedo sin que se discutiese la anomalía de esta dislocación geográfica.

Lámina de la donación del rey Alfonso IIº el Casto en el ´Liber Testamentorum´
DONACIÓN DEL REY ALFONSO IIº, EL CASTO
(AÑOS DE REINADO: 791 / 842).
Texto latino: (Folio I, anverso). “IN NOMINE PATRIS ET FILII ET SPIRITU SANCTI. EGO ADEFONSUS COGNOMINE CASTUS, DEI GRATIE HISPANIE PRINCEPS CATHOLICUS, ECCLESIE OVETENSI QUEM EGO IPSE FABRICAVIT, CON CONSENSU OMNIUM EPISCOPORUM ET OBTIMATUM MEI REGNI SUBSCRIPTAN DIOCESIM IURE HEREDITARIO CONCESSI: TOTAS SCILICET ASTURIAS PER PIRENEOS MONTES USQUE AD LITUS MARIS…; ARBOLIO, GORDON EL ALVA USQUE IN ILLO ARBORE DE QUADROS…”
Traducción: ´En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Yo, Alfonso, de sobrenombre ´Casto´, príncipe católico por la gracia
de Dios. A la Iglesia de Oviedo, que yo mismo hice edificar, con el asentimiento de todos los obispos y grandes de mi reino, doy por concedido lo que sigue: Asturias entera, a lo largo de los montes cantábricos y hasta la costa sin interrupción…; Arbolio, Gordón y Alba, hasta el conocido árbol de Cuadros´ …
El texto ha sido reproducido en el pórtico de la Iglesia parroquial de San Cipriano de Cuadros, con la fecha de 842, año de la muerte del monarca.
Este documento se encuentra confirmado por el mismo rey, en otro folio del libro, con algunas nuevas precisiones, como las citas de Cascantes, La Seca, Cabanillas y el gran árbol de Cuadros, del que especifica ser un roble:
(Folio 7 vuelta A) … PER CASCANTES, PER ECCLESIAM SANCTI MARTINI DE ILLA SEKA ET CUM ILLOS PARROCHIANOS TOTOS DE CABANNELLAS, ET PERTRANSIT VERNISGAM ET PER ILLUM MAGNUM ARBOREM QUERCUM DE QUADROS…
DONACIÓN EL REY ALFONSO IIIº, EL MAGNO (AÑOS DE REINADO: 866 / 909)
Unos sesenta años más tarde se produce otra donación del último rey de la dinastía astur a la iglesia de Oviedo, que todo el mundo data en el año 905, sin base alguna. Lo transcribo a continuación, señalando que incluye no solo las parroquias sino también los bienes muebles e inmuebles del territorio:
Texto latino: (Folio 22 reverso A): “SUPER FLUMEN VERNISGA IN CASCANTES, ECCLESIAM SANCTI FELICIS CUM OMNIBUS BONIS SUIS”.
(Folio 22 reverso B): “SECUS ILLUD FLUMEN VILLAM QUE VOCATUR SANCTI MARTINI DE QUADROS, SICUT EI POSUIMUS QUOTUM UNO MILIARIO IN CIRCUITU PER TOTAS PARTES, EXTRAS SUAS HEREDITATES QUE FORIS ILLUM QUOTUM SUNT, TERRAS CULTAS ET INCULTAS, ARBORES FRUXTUOSAS VEL IN-

Documento de la donación real

FRUXTUOSAS, FONTES, PRATA, PASCUA, MONTES USQUE ULTRA VALLEM ET INFRA VALLEM SEPTIMANAM ET PER ILLAM LUMBAM USQUE IN AQUAUERZO IN VERNESGA, SECUS IPSAM VILLAM SANCTI MARTINI, AQUAS AQUARUM, SEXIGAS MOLINARIAS SIVE ETE PISCARIAS DE ILLA SECCA USQUE IN ORA VALLIS CASTRI…
Notas: . La villa de San Martín de Cuadros, que se menciona en los supuestos Testamentos, estuvo situada por encima del actual pueblo de Cuadros y por debajo de
Cabanillas. Persiste allí el topónimo ´La Vega de San Martino´, aunque no hay resto alguno de su iglesia ni edificaciones. El
Becerro de Oviedo cita aún esta parroquia como propia, en pleno siglo XIV. La última mención documental es del año 1550 cuando el procurador catedralicio de León afirma que en términos de Cuadros existe una ermita, dedicada a San Martín y que la lleva un clérigo de Oviedo. Se establece aquí que San Martín de Cuadros era de
Oviedo y San Martín de Fontefebre (también desaparecido) era de León. La parroquia de S. Martín de Cuadros debió pasar a ermita, al quedar en descampado, hasta su desaparición física.
. Cuadros, bajo la advocación de San Cipriano, no es identificable en absoluto con San
Martín de Cuadros y perteneció siempre a la diócesis de León. La mención al “árbol de Quadros” es reiterativa en las crónicas medievales, como en Lucas de Tuy o Alfonso Xº, quien hace pertenecer a los pueblos de Alba de la diócesis de Lugo, “fasta aruol de Quadros”. El árbol, si nos atenemos a la voz latina con que se menciona, pudo de ser un roble o una encina, pues el término latino Quercus es aplicable a ambas especies. Seguramente se trataría de un roble de gran porte, (Quercus robur), considerado como mojón o referencia divisoria.

Lámina de Alfonso IIIº El Magno y su esposa Ximena, en el Liber Testamentorum


Firma de los obispos en el Liber Testamentorum
Las citas de ambos Testamentos a poblados del municipio de Cuadros son: San Martín de Cuadros … super flumen Bernisga… villam quae vocatur S. Martini de Quadros.
Cascantes … super flumen Bernisga in Cascantes Ecclesiam S. Felicis…
La Seca … in Bernisga secus ipsam villam S. Martini aquas aquarum cun eductibus earum, sexigas molinarias sive & piscarias de Illa Secca…
Valsemana … vallem Septimanam… Puesto que nadie osó discutir la validez de estos “Testamentos”, los pueblos de Alba quedaron encuadrados en el arcedianato de Gordón y su arciprestazgo homónimo.
Hay que mencionar el desencanto o incluso malestar que supuso para la diócesis de Oviedo la pérdida de estas parroquias de la provincia leonesa, a mitad del pasado siglo. Vemos, al respecto, el artículo publicado en ´La Nueva España´ de Oviedo por el canónigo y Archivero del obispado Agustín Hevia, el 16 de mayo de 2014:
“Me viene a mientes la fecha de 1954, en que las tierras gordonesas fueron desgajadas, amputadas o cercenadas del tronco que, desde los siglos medievales más tempranos, estaban vinculadas, como ramas de un frondoso bosque, a nuestra diócesis ovetense.
Fue una pérdida que entonces viví sin traumatismos, aunque ahora se me arrasan de lágrimas los ojos, ante una pérdida ya inevitable.
La diócesis ovetense, en triste contraste, era elevada a metropolitana, verificándose la paradoja de que, para crecer, lo hizo menguando. Creció de rango y dignidad y menguó en tierras y territorios. No consigo mitigar mi desconsuelo”.
El Arcedianato de Gordón, cuya pérdida lamenta Hevia, era el más extenso de Asturias y comprendía casi todo el Camino de San Salvador, desde La Seca hasta Olloniego, con un total de 23 parroquias. (Ver ´La iglesia de Asturias en la baja Edad Media´ (F. Javier Fernández Conde, Oviedo, 1987)
El ´Becerro de la Catedral de León´ (códice núm. 13, año 1468) dividía sus cuatro parroquias en Cuadros entre los antiguos arciprestazgos de San Miguel del Camino y Sobrerriba. En la actualidad, las siete parroquias se reparten eclesiásticamente entre La Virgen del Camino y Bernesga-Torío.

Visión del rumbo oeste, desde la ribera del Bernesga (E. Fierro)
EL CAMINO DE PEREGRINACIÓN DE SAN SALVADOR
LOS CAMINOS DE PEREGRINACIÓN A SANTIAGO
Sobre los Caminos de peregrinación poco puede añadirse que no haya sido escrito. No desearía, por tanto, hacer una redacción alternativa a la ingente que ya existe, de carácter histórico o turístico. Tengo presente la impresionante biblioteca sobre la Ruta Jacobea que posee en Barcelona mi amigo el catedrático gallego Basilio Losada, que supera, si no recuerdo mal, los tres mil volúmenes.
Los acercamientos al fenómeno de las peregrinaciones a Santiago son, pues, múltiples.
La Junta de Castilla y León ha editado un lujoso volumen ´Caminos de Santiago en Castilla y León´ (Edilesa, 2004), que pasa revista a los trazados autonómicos hacia Compostela. Según sus autores, se contabilizan hasta nueve rutas o Caminos a Santiago en Castilla y León. Resalta, además, con gran despliegue fotográfico, el reguero de edificaciones sagradas y profanas, imaginería, ornamentos, romancero, legendaria y hasta el nacimiento de la polifonía que aventura el Liber Sancti Iacobi, uno de los cinco que forman el Codex Calixtinus. Parafraseando el dicho sobre Roma, pudiera decirse que ´todos los caminos llevan a Santiago´.
Por lo que atañe al Camino de San Salvador, entre León y Oviedo, puedo remitir al lector, como punto de referencia más a mano, a la información que proporciona el panel informativo ubicado en La Seca, en la margen izquierda del río, que resume con brevedad su origen y trazado.
Un manejable libro de bolsillo realiza un seguimiento desde la “Pulchra Leonina a la Sancta Ovetensis”, con el título ´Camino de San Salvador´ (Alberto Polledo, KRK Ediciones, 2012). En el capítulo ´De la catedral de la luz al pueblo de la central térmica´ afirma que
´el Bernesga es un valle precioso en su margen derecha, alrededor del cual se extienden casas, caseríos, unifamiliares, adosados, tierras de labor, huertas, pomaradas y praderías´.
También hay que reseñar la publicación ´El Castillo de San Salvador. León – Oviedo, por la provincia de León ´, editado por el GAL Cuatro Valles y coordinado por Tomero & Romillo, en 2008. Aborda la ruta por el municipio de Cuadros ´Entre robles y encinas´, con un atento seguimiento de las vicisitudes del trazado. De carácter eminentemente turístico, nos informa de hasta tres Asociaciones de Amigos del Camino.
Las páginas web municipales de La Robla y Cuadros se ocupan, como no podía ser de otro modo, de esta ruta histórica que los enlaza.
Las juntas Vecinales de Cascantes de Alba y Cabanillas han impreso muy bellos folletos del paso del Camino por sus términos comunales, que amplían con noticias de sus iglesias y festividades.
Amparado en esta abundante documentación, me creo dispensado de extenderme en lo que ya está contado. Me parece, no obstante, de utilidad enfocar el fenómeno del peregrinaje desde su nacimiento y desmitificar algunos datos sencillamente legendarios o viciados por intereses económicos y propagandísticos. Procuraré aplicar al tema un poco de orden, asunto, créanme, nada sencillo. Solo después haré un rápido bosquejo del Camino de San Salvador en general y de su paso por Cuadros, en particular.

Liber Sancti Iacobi (Codex Calixtinus)
LA TUMBA DEL APÓSTOL. UN NUEVO FOCO DE PEREGRINACIÓN
No hay que extrañarse ante el fervor secular de las peregrinaciones. Al fin y al cabo, el hombre es viajero. A propósito de las medievales, debe saberse que uno de los destinos con mayor afluencia de visitantes a partir del siglo XII era Colonia: en esta catedral alemana se conserva el triple cofre que contiene los supuestos restos de los tres Reyes Magos. En la de Oviedo, sin ir tan lejos, se exhibe la llamada ´Hornacina de la Hidria´ una de las seis tinajas de piedra que guardaron el vino de las Bodas de Caná. El Santo Grial se reivindica en San Isidoro de León, trasvertido en el ´Cáliz de Doña Urraca´, aunque el original se lo disputan otros cuatro lugares repartidos por España y Francia…
Lo indiscutible, sin embargo, es que el flujo de viajeros por los caminos de peregrinación fue uno de los más vastos y decisivos movimientos de masas del medioevo, factor cultural y económico de primer orden. Dinamizó el intercambio de personas e ideas, homogeneizó hábitos, transmitió saberes, legendaria y música, como ha quedado pautada en el precioso ´Codex Calixtinus´, o ´Guía del peregrino medieval´, propuesta por Aymeric Picaud. Hemos asistido con estupefacción al robo y posterior rescate de este precioso volumen, que, entre otros méritos, supera la monodia e inaugura la polifonía. Cohabitando con el dominio de la fe, los Caminos inauguraron un fenómeno tan universal como el turismo, con sus posadas de pícaros, albergues donde Berceo se convierte en juglar y hospitales generalmente servidos por la Orden de San Benito. Hasta las aljamas judías instalaron sus puestos de cambio de moneda a las entradas y salidas de los burgos medievales, para comerciar con los peregrinos. ´La Commedia´ de Dante menciona la peregrinación a Santiago en el Canto XXV del Paraíso.
Son muchos los medievalistas quienes sugieren que el descubrimiento de la tumba del apóstol fue una operación cuidadosamente diseñada para competir con los dos grandes polos de peregrinación de la cristiandad medieval: Jerusalén, (cuyos peregrinos se denominaban ´palmeros´), y Roma, (´romeros´).
A estas dos referencias del mundo cristiano se pensó en añadir otra, que potenciara el valor del diminuto reino de Asturias, le consiguiera reconocimiento y le habilitara para asumir la continuidad de la monarquía visigoda de Toledo, aniquilada en Guadalete. La vacilante monarquía asturiana estaría, con ello, pertrechada para soportar los embates del Califato y del expansionista Carlomagno, quien se había atrevido a sitiar Zaragoza.
Esta idea, latente desde el reinado de Alfonso Iº el Católico (739/757), tomó cuerpo en tiempos de su hija Adosinda,
casada con el nuevo rey Silo (774/789). Adosinda tenía de consejero al abad Beato de Liébana, quien escribió entonces sus ´Comentarios al Apocalipsis´, donde se da cuenta de la predicación del apóstol Santiago el Mayor en España. El mismo Beato compuso un Himno litúrgico, en honor a Santiago, reinando ya Mauregato (783/789).
Esta “intuición” del monje Beato, acogida en la corte, se concretó en el inmediato reinado de Alfonso II, el Casto (791/842), sobrino de Silo, mediante la oportuna aparición de una estrella durmiente, en territorio de Galicia. El eremita que la observó tuvo revelaciones angélicas de que allí se encontraba el cuerpo del apóstol y advirtió del prodigio al obispo de Iría, Teodomiro, quien, lleno de gozo, se apresuró a informar al rey Casto. Estamos hablando del año 813. Lo demás es ya conocido: Alfonso II acudió a Compostela (Campus stellae), a través del ´primer camino de peregrinación´, cuyo itinerario está perfectamente identificado, desde Oviedo, saliendo del barrio de la Argañosa, por la puerta llamada de Solcastiello hasta Santiago. *
* Juan Uría Riu. “De Oviedo a Santiago” CSIC, 1948
El nuevo punto de peregrinación, ubicado en el “finis terrae” o confín del mundo conocido, (punto mítico de las columnas de Hércules que cerraban el hemisferio por el oeste), dio al reino cristiano de Asturias un pedigree similar a los lugares sancionados por la vida de Cristo y la sede de los papas. Sus peregrinos pasaron a llamarse ´jacobeos´.
Por tanto, si damos crédito a esta interpretación de los hechos, un punto iconoclasta, el monje Beato (quien iniciaría los maravillosos códices medievales que llevan su nombre) resultó ser, como inductor del proyecto, un avispado hombre de marketing. Pues Santiago de Galicia, extremo noroeste del pequeño reino astur, surgido en el ´campus stellae´, se convirtió en un catalizador de relaciones entre todos los reinos cristianos de occidente durante siglos.
A partir del reinado de Alfonso II el Casto, la peregrinación a Compostela inicia una andadura nunca interrumpida. Reyes, eclesiásticos y nobles hicieron suya la idea, siguieron la estela de la primera peregrinación, apoyaron la construcción de catedrales, hospitales, monasterios y ermitas que jalonaban el camino y favorecieron con dádivas y donaciones una incipiente red de acogida de viajeros, que llegarían desde los países más lejanos. Su centenario fluir por los caminos de España cumpliría una función esencial de intercambio de culturas, formas de vida, economía, arte y hasta folklore… impensable sin este fenómeno de raíz religiosa. Fueron estos peregrinos, movidos por la fe o el deseo de aventura, los primeros turistas de que hay noticia.
La crónica musulmana medieval de Ben Idhari dice que ´La iglesia de Santiago es para los cristianos como la Qaaba para nosotros; lo invocan en sus juramentos y van a ella en peregrinación desde los países más distantes´.
LA CONFUSIÓN SEMÁNTICA DE LOS ACCESOS A SANTIAGO
Una vulgar e interesada simplificación se empeña en llamar ´Camino de Santiago´ a la que es solo ´Ruta de francos´, que viene de Roncesvalles por la meseta… El singular no responde a la verdad histórica, pues se acreditan desde siglos varios itinerarios de acercamiento hasta el enclave de Compostela. Es hermoso y casi mítico observar que la Vía Láctea sigue la orientación este / oeste, en paralelo a la ´Ruta de francos´. En propiedad, no existe valle del norte peninsular que no reivindique un trazado de su ´Camino´, apuntándose, incluso, a la ceremonia de la confusión.

El famoso mapa francés de los Caminos de peregrinación a Santiago de Compostela, 1648. Incluye el ´Camino Francés´, el de ´San Salvador´ y el ´Camino del Norte´, desde Oviedo.
Y sin embargo, todavía hoy, muchos mantienen que el ´Camino francés´ es ´el Camino´: una denominación errónea, que es preciso desautorizar.
Si se visita la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, un funcionario del Cabildo catedralicio informa ufanamente de que fue en la corte ovetense donde se originaron las peregrinaciones a Santiago, “algunos siglos antes” de los ahora revindicados Caminos Jacobeos. No hay nada que objetar a esta señalación.
Algunos divulgadores del fenómeno de la peregrinación ofrecen sospechosas sombras de duda: Julián González describe hasta trece Caminos a la Cámara Santa, de los que siete cruzan la cordillera cantábrica. En un alarde de imaginación, aflora una ruta que no deja valle por visitar, en base a unas supuestas cartas de un desconocido Abad Gundisalvo a San Froilán. Llama a esta ruta el ´Vexu Camín´ y la prensa cómplice lo adjetiva como ´El Camino olvidado´. Se apuntan a esta iniciativa alcaldes y corporaciones, que se aprestan a solicitar subvenciones para señalizar los “puntos negros”, por donde hipotéticamente pasaban los peregrinos. Julián afirma no poder desvelar el origen de las cartas de Gundisalvo, del año 902, abad del monasterio de Viseo, junto a Valdorria. Aparte de que nunca existió tal monasterio ni tal pago en la zona (ver mi libro sobre ´La Real Encartación de Curueño´, resulta sospechoso que un historiador no aclare sus fuentes, sino que solicite un acto de fe.
En el alto Esla, donde se apuntan fervientemente a la promoción turística, han desenterrado una más que milenaria ´Ruta Vadiniense´, sirviendo este soporte histórico, muy conocido por las estelas funerarias de este pueblo prerromano de raíz cántabra, como aval de antigüedad.
Quiero matizar la posible dureza de estos comentarios: no se trata de que niegue de forma categórica que tales rutas o pasos fueron ocasionalmente utilizados por caminantes hacia ¿Oviedo o Santiago?, sino que estos caminos no disponen de apoyatura histórica suficiente ni están sancionados por un uso multitudinario y reiterado en el tiempo. A lo sumo pudieron ser recurso puntual durante la época en que la presencia árabe era un peligro para los caminos de la meseta. Para recapitular, y aplicando una duda razonable sobre muchos pretendidos trazados ocasionalmente utilizados por caminantes o peregrinos, podemos sintetizar como más importantes: el Camino Francés, el de San Salvador, los Caminos del Norte, el de La Lana, la Vía de la Plata, el Camino Inglés, las Rutas portuguesas o el Camí de Sant Jaume…
Añadan, si quieren, algunos más, hasta olvidarse del singular.
EL CAMINO FRANCÉS
El todavía incipiente punto de peregrinación hacia Santiago fue un reclamo incontenible para gentes de toda Europa. Cruzaba los Pirineos por Roncesvalles, desde “todas las Francias”, como dice Cunqueiro, por lo cual tomó el nombre de ´Camino francés´, recorrido a partir de los siglos X y XI por multitud de viajeros de toda Europa. Atraviesa España durante 870 kilómetros, desde Somport (Huesca) hasta Santiago y constituye el principal, pero de ningún modo el único itinerario de peregrinación.
A principios del segundo milenio sería sancionado por los reyes Alfonso VI y Sancho Ramírez de Navarra, entre los años 1072 a 1109. A finales del mismo milenio fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad e Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa. Su priorización entre otras vías compostelanas no admite discusión.
EL CAMINO DE SAN SALVADOR
Para iniciar el comentario al Camino de San Salvador, que es considerado como una de las principales rutas alternativas de peregrinación, conviene tomar distancia con el afán propagandístico de su moderna hagiografía. Incluso de los bienintencionados Amigos del Camino, agrupados en varias Asociaciones a ambos lados de la cordillera, cuyas publicaciones ponen más énfasis en el turismo que en el significado histórico.
La idea matriz de la peregrinación, surgida en la corte de Oviedo, tendría continuidad después que la residencia de los reyes se trasladó a León, en el año 910: en la Cámara Santa de la Iglesia Catedral de Oviedo existían (y existen) una serie de motivos de enorme importancia religiosa, que muchos deseaban visitar.
La ruta de León a Oviedo fue recorrida por reyes, nobles, eclesiásticos y pueblo llano, según se documenta en la diplomática medieval con multitud de citas y menciones: Don
Su reivindicación sobrevenida parece difícil de justificar bajo el punto de vista histórico, a no ser que se invoque el dicho de que ´todos los caminos llevan a Santiago´.
Fernando I y Doña Sancha hicieron la peregrinación en el año 1053, Alfonso VI, con el Cid, en 1075 y Alfonso VII en varios viajes. Santo Martino de León e incluso San Francisco de Asís hacen esta ruta y el propio Rey Sabio, Alfonso X, cita en la ´Primera Partida´ a los que ´andan el pelegrinaje a Santiago o a San Salvador de Oviedo, o a otros lugares de luenga y extraña tierra´. Este Camino se consolida, por lo tanto, en el último tercio del siglo XI.
Desde León se tomaba rumbo norte en dirección a la cordillera. Los peregrinos franceses acuñaron, como se sabe, un estribillo, citado en la ´Nouvelle Guide´, impresa en París, en 1583, que muchos repiten miméticamente y que yo me negaré a reproducir. Causa, en efecto, cierto sonrojo el recurso a la manoseada cita de ´quien va a Santiago…´, en sus versiones italiana, francesa y castellana. Es una apoyatura inseparable de quienes no encuadran debidamente el fenómeno de las peregrinaciones en el contexto histórico; una pretendida “cita de autoridad”, explicativa de los motivos por los que los viajeros decidían dirigirse desde León hacia la catedral de Oviedo, dando un rodeo y salvando las dificultades que la orografía de la montaña cantábrica oponía a su paso.
La milenaria vía (aunque veremos que no es solo una) que cruza el municipio de Cuadros en vertical, heredera de la antigua calzada romana, sufriría, con el tiempo, innumerables vicisitudes y cambios. Este trazado ya centenario seguía de cerca el curso del río Bernesga por su izquierda, hasta tal punto que ocasionales riadas o desbordamientos se llevaron por delante vegas, como la de Villalbura, o poblados completos, como Valle, San Pelayo o La Llamilla. En vista de ello, el camino se redefinió a mayor altura, ascendiendo por la ladera del interfluvio de la izquierda del río, e incluso se modificó en época reciente. Como veremos, otro ramal subía por Lorenzana y Cuadros.
Es, pues, ilusoria la pretensión de considerar el actual Camino como inamovible a lo largo del tiempo. Estas vicisitudes del paso no impiden que su tránsito por la izquierda del Bernesga pueda considerarse como una verdadera ruta histórica: la más utilizada y mencionada durante siglos, recorrida por una riada de peregrinos o simples caminantes, cuya continuidad la consolida a lo largo de siglos.

Itinerario del Camino de San Salvador entre León y La Robla
MOTIVACIÓN DEL CAMINO DE SAN SALVADOR. LAS RELIQUIAS DE LA CÁMARA SANTA
En el viaje a Oviedo, no se trataba de visitar un templo o una imagen: lo que atraía a los peregrinos eran las reliquias de la “Cámara Santa”. Nada mejor que hacer un breve comentario sobre ese recinto que los peregrinos querían ver, tanto si proseguían hasta Santiago como si daban por terminado su viaje.
La Cámara Santa es el único resto del área palatina edificada por Alfonso II en Oviedo, tras el traslado de su corte desde el bajo Nalón. La pequeña basílica prerrománica se levantó bajo la advocación de San Salvador y sirve ahora para albergar las reliquias y tesoros catedralicios. Tirso de Avilés ya relacionó hace cuatro siglos las reliquias guardadas en ella, junto con los sepulcros de los reyes. Ciriaco Miguel Vigil, en su obra ´Asturias monumental, epigráfica y diplomática´ (1887) cita dos Sumarios de las reliquias: el primero del siglo XVII, en pergamino, que hace referencia a la Cruz de los Ángeles y al Santo Sudario. El segundo impreso en el año 1869, con las armas de la ciudad y el cabildo de Oviedo, que detalla ´todas las Santas Reliquias que en la Cámara Santa se veneran´: el Santo Sudario, el Arca de Ágatas, las impactantes Cruces de Los Ángeles y de la Victoria, varias espinas de la Corona de Cristo, fragmentos de madera de la Cruz y el original del ´Libro de los Testamentos´.

Arqueta de las Ágatas de la Cámara Santa (M. Martín, 2014)
Pero aún más: un Arca llena de reliquias, permanecía cerrada en la Cámara Santa, hasta que...
´Nadie sabía lo que el Arca encerraba. Intentó reconocerla el obispo Ponce, ante la clerecía, hacia el año 1030, pero al abrirla, se derramó del interior del Arca una claridad de tan ardiente blancura que ninguno pudo ver nada de lo que dentro había y, espantados, dejaron caer la tapa, quedando alguno de los clérigos ciegos para siempre.
Ordenó Alfonso VI abrir el Arca, en el año 1075, en presencia de dos princesas y varios personajes, entre ellos el Cid...cosa que se hizo con incensario, cánticos y trémulo temor. Entonces Dios puso de manifiesto aquel oculto tesoro: allí aparecieron increíbles reliquias de la Pasión de Cristo, del madero de la Cruz, de la sangre del
Redentor, de su túnica, del pan de la última Cena, del Sudario… etc.
(´Bellezas de Asturias´. Aureliano de Llano, 1928)
Ya se ha comentado que para asistir a esta apertura el Rey Alfonso VI y el Cid subieron desde León por la ribera del Bernesga, donde se encontraron con los Infanzones.
Tres de las valiosísimas piezas aún conservadas, merecen un breve comentario: • ´La Caja de las Ágatas´ o de ´Las Calcedonias´ fue obsequiada a la catedral de Oviedo por el infante Fruela, hijo de Alfonso III y su esposa Nunilo, en el año 910. Es rectangular, con 41,5 X 27,0 y 16,5 cm. de altura, de madera de ciprés, recubierta con láminas de oro repujadas y adornada con temas florales, así como las ágatas que le dan su nombre. Fue robada de la Cámara Santa en 1977, junto con la Cruz de los Ángeles y la de la Victoria, y recuperada en 1988.
• Para describir ´La Cruz de los Ángeles´, una joya de la orfebrería altomedieval, podríamos acogernos a las palabras del canónigo Tirso de Avilés. Dice que unos ángeles camuflados de peregrinos se presentaron como orfebres al rey Alfonso II el
Casto, quien les entregó los tesoros de un cofre romano, encontrado por los obreros en las obras de la basílica de Oviedo, para que le hicieran una Cruz. Era el año 808. Se alojaron en la recién construida Cámara Santa y trabajaron en silencio, hasta completar el encargo, desapareciendo a continuación. Pasó el
Rey a comprobar el resultado y se encontró en la Cámara una difusa luz, que envolvía una cruz de tipo griego (con los cuatro brazos iguales) ensanchándose en los extremos. Según diría mucho más tarde la Crónica Silense (año 1115) los peregrinos orfebres eran ángeles, y la cruz ´Opere angelico fabricata spectabile modo´.
Por lo demás, esta hermosa joya es la primera representación de la Vera Cruz en Asturias y figura tallada en la antigua muralla de Oviedo. Desde el s. XV se convirtió en el símbolo oficial de la ciudad.
• Una tercera e importantísima pieza del arte astur es ´La Cruz de la Victoria´ donada a la Iglesia de San Salvador de Oviedo por Alfonso III el Magno y su esposa Ximena, el año 908. (Es decir, exactamente cien años más tarde de la obsequiada por
Alfonso II el Casto).
Su construcción tuvo lugar en el Castillo de Gauzón, fortificado por el Rey Magno y que contaba con un taller de orfebrería, como dice la inscripción tallada en el reverso. Pero si los constructores no fueron legendarios sí lo sería su material básico, al tratarse (según los Códices) de la Cruz de madera que el Rey Pelayo había enarbolado en la mítica batalla de Covadonga. Noticia que ha sido desmentida por la prueba del carbono 14, al fechar la madera en pleno siglo X, el momento de su construcción. Según Ambrosio de Morales, es la cruz medieval más rica existente en España. Es el principal símbolo representativo del Principado de Asturias, o su emblema heráldico, como propugnó Jovellanos, figurando en su bandera y en su escudo, por acuerdo de la Diputación Provincial de Oviedo del año 1857. En muchos casos, como en el puente romano de Cangas de Onís, exhibe el alfa y el omega colgados de sus brazos laterales.
Esas reliquias eran precisamente lo que los peregrinos iban a ver a Oviedo. La imagen románica del Salvador de su catedral es mucho más tardía, datándose a principios del siglo XIII.


EL CAMINO POR EL MUNICIPIO DE CUADROS
La ruta actual, oficializada por las Asociaciones de Amigos del Camino de San Salvador, que discurre unos 15 kilómetros a lo largo del municipio, ha tenido un trazado cambiante a lo largo del tiempo. Pasaba, en realidad, por ambas márgenes del río Bernesga, como se deduce de los restos y la propia documentación medieval.
En la actualidad, sin embargo, ha tomado carta de identidad la propuesta que asciende por la izquierda del río, como reiteran folletos, libros y rutas turísticas. Este trazado diríamos “canónico” estaba expuesto a ocasionales crecidas del río, como ya dije. Tras varias inundaciones y desgracias se decidió elevarlo a media loma del interfluvio con el Torío. Aunque estas precisiones puedan resultar desmitificadoras, nunca conviene orillar la realidad histórica.
Se iniciaba por la llamada ´Cal de los Peregrinos´, ahora Avenida de Eras de Renueva, para acercarse a Carvajal. Una variante de este tramo partía de ´Puerta Castillo´ e iba también a Carbajal, y su anejo de ´Valle´, hoy despoblado. Entraba entonces en el actual municipio de Cuadros, por la izquierda del Bernesga, para llegar a ´Villalbura´, casi enfrente de Cuadros. Tras la riada que asoló el poblado, las casas y el camino se elevaron sobre la loma izquierda del río, hasta llegar a Cabanillas. Parece que existió allí un hospital o enclave para la asistencia a los peregrinos, como en La Seca se ubicó un monasterio, dedicado a San Martín. Hace ahora cuatro siglos se constituyó en Cabanillas la Cofradía de la Vera Cruz, uno de cuyos cometidos fue la atención a los peregrinos, de la que hablaré más adelante.
El trazado continuaría por La Seca y Cascantes, hasta alcanzar la Ermita de ´Celada´, ya cercana a La Robla. Sin embargo, el Codex Calixtinus, del siglo XII, dice que a partir de Cabanillas el Camino de San Salvador subía por el monte (pago de ´La Cotada´) y bajaba a La Robla por ´El Rabizo´. Este camino, aún existente desde Cabanillas a la Ctra. N-630, evitaría el paso del Bernesga, en Cascantes.
Según el diagrama que se adjunta, la ruta que llamaríamos “canónica” desde León a La Robla, a cuyo trazado voy a ceñirme, discurriría por el siguiente rumbo:
Carbajal de la Legua y despoblado de Valle / Zona de El Castillo / La Vallina de La Griega, (frente a Santibáñez) / Despoblado de Villalbura, (con su fuente) / Despoblado de San Pelayo, (con su fuente) / Cabanillas, (con su Albergue de peregrinos) / La Seca / Cascantes / Ermita de Celada / La Robla. Este trazado, generalmente aceptado como más usual, no sería en absoluto el único:

Croquis del camino a San Salvador. De la web http://caminodesantiago. consumer.es/etapa de León a La Robla
• Para Sánchez Badiola
La ruta más frecuentada debió ser la que discurría por la margen derecha (del Bernesga), cruzando de Carbajal a términos de Pobladura y Lorenzana… En Azadinos persisten aún fincas propiedad de la Orden de Santiago, llamadas ´El Pradón´ y la ´Casa de la Selva´ . En la primera pueden verse todavía, empotrados en unas caballerizas de ladrillo, dos arcos de sillería del s. XVI, por debajo de los cuales, según tradición local, discurría el Camino de Santiago. Uno de ellos, en la clave, luce el emblema santiaguista, que vemos también en el aserradero. Fue donde paró Jovellanos, en junio de 1792... … Desde Lorenzana el Camino seguía por Campo, Santibáñez y Cuadros, donde el Catastro de Ensenada recoge la existencia de un santuario dedicado a la Magdalena, (ahora ermita del pueblo) advocación muy ligada a la peregrinación, aunque desconocemos si tuvo función hospitalaria...
… Conviene aquí hacer un alto en el discurso, para prestar la debida atención a otras dos variantes del Camino… ´
(´Alba y Fenar. Orígenes históricos de la comarca de La Robla’)
Ensueño en Villalbura (E. Fierro)


Fuente de Villalbura (E. Fierro)



Ascenso del Camino (E. Fierro)


Caminantes en La Seca (Tomero & Romillo)

Parece necesario, por lo tanto, asumir que el Camino de San Salvador de Oviedo tuvo un trazado variable o incluso doble a lo largo de los siglos, entre León y La Robla, sin que ello elimine, en ningún modo, su importancia como ruta religiosa y forma de promoción turística y cultural, pero, ante todo, su valor como ruta histórica.
Trazado azaroso, como se ve, cambiante y múltiple, que desmitifica las ideas reductoras de quienes se acogen a soluciones sencillas para temas complejos.
La prensa se ha hecho eco recientemente de que el tramo leonés del Camino de San Salvador (a diferencia del tramo asturiano) no ha podido ser declarado Patrimonio Mundial, porque la Junta de Castilla y León no lo nombró Bien de Interés Cultural (BIC), lo que era necesario como requisito previo.
(Diario EL MUNDO, jueves, 12 de mayo 2016)
Si eso es exacto, esta turbadora noticia viene a certificar el frecuente desinterés de nuestra clase política por la historia y la cultura, la mesetaria dejadez sobre la promoción y valoración de nuestro propio patrimonio.
Como mera licencia artística, permítaseme aportar aquí dos eslabones de la impactante figura del Cristo Salvador. Se reproduce con la bola del mundo, redimido por Él, y enlaza el Camino de peregrinación desde el municipio de Cuadros a la Iglesia catedral de Oviedo, inicio y fin de este recorrido secular. Como dirían los poetas, desde Cavafis a Machado, lo importante del viaje es el camino, o ´se hace camino al andar´.

El Salvador de la Catedral de Oviedo. Talla románica del s. XIII (M. Martín)

El Salvador de la iglesia de Cabanillas. Talla barroca, en actitud sedente, repintada, del s. XVIII (E. Fierro)

Libros del hospital de Santa Lucía, en Cascantes (E. Fierro)
HOSPITALES Y ALBERGUES DEL CAMINO
Favorecidos por los reyes con privilegios y pragmáticas, en muchos puntos del Camino se habilitaron ´hospitales´ como apoyo logístico para los viajeros. Estos centros de acogida no tienen nada que ver con el concepto de hospital moderno. Fueron, a lo sumo, un recinto techado donde dormir o descansar y, en ocasiones, dispensar alguna comida o remedio casero al fatigado peregrino. En la actualidad, el mismo nombre de hospital ha sido sustituido por el de albergue. Probablemente existió uno cada poco trecho, o casi en cada pueblo, vinculados a las parroquias. Tras su reconversión en albergues nos quedan cuatro en la provincia de León, ubicados en Cabanillas, La Robla, Buiza de Gordón y Poladura de la Tercia. Nada que ver con la antigua proliferación.
La tradición señala “La Casa del Hospital”, cercana a la iglesia de Santibáñez, utilizada para atención a los peregrinos. Asimismo se cree que en Cuadros existió otro recinto bajo la advocación de La Magdalena (ahora ermita del pueblo). Estos dos ´hospitales´ reafirmarían el ramal del Camino de San Salvador que subía por la derecha del río, según afirma Sánchez Badiola.

Pero pasemos definitivamente a la otra orilla. En La Seca existió, como ya dije, un pequeño monasterio, con su hospedería u hospital de peregrinos, de donde procede la talla de San Martín, sobre el dintel de una casa particular. Aún lo cita el catastro de Ensenada, a mitad del siglo XVIII.
En Cascantes existe un solar cerca de la iglesia, denominado “El Hospital”, que tenía ermita bajo la advocación de Santa Lucía. La talla de esta centenaria imagen se conserva en su actual templo parroquial, junto con sus libros, del siglo XVII, que la destreza del vecindario impidió fueran trasladados al archivo episcopal.
EL HOSPITAL DE PEREGRINOS DE CABANILLAS
Pero sobre todo, fue ya famoso el hospital de peregrinos de Cabanillas, ligado desde hace más de cuatro siglos a su Cofradía de la Vera Cruz. Ese recinto ha sido acondicionado como moderno Albergue de Peregrinos, cuya inauguración tuvo lugar el 12 de mayo de 2012. Tiene cuatro plazas de capacidad y dispone de todos los servicios para una estancia reparadora. La cercanía a León, punto de arranque del Camino de San Salvador, hace innecesarias mayores dotaciones, por la escasa probabilidad de una llegada masiva de peregrinos a pernoctar.

El Albergue de peregrinos de Cabanillas (E. Fierro)

Un Libro de Registro anota el paso de los huéspedes.


Libro de Registro del Albergue de Peregrinos de Cabanillas Los escritos de los viajeros en el Libro del Peregrino certifican la amplitud de sus orígenes. La firma inaugural fue realizada por el alcalde Martín Marcos Martínez Barazón, el 10 de julio de 2012, a quien sigue todo un reguero de comentarios y agradecimientos de gentes de todos los rumbos. Es una hermosa muestra de integración humana en torno a la idea del viaje, como catarsis interior o testimonio de la fe. Reproduciré algunos, cuyas respectivas lenguas nacionales enriquecen la diversidad.

Libro del Peregrino

Escocés


Esloveno

Japonés
LAS COFRADÍAS
Hablar de Cofradías no es un tema menor. Sería preciso ocupar buena parte de esta crónica para reflejar su significado, la importancia que tuvieron durante siglos y su actual resurgimiento.
Sobre el pasado basta decir que en la lejana etapa de la fundación de los pueblos, en el inicio del segundo milenio, resultaba necesario acoger los nuevos núcleos urbanos a la protección de un santo patrón para su parroquia y la constitución de una Cofradía. Sin ambos requisitos resultaba inconcebible el mismo hecho fundacional. Por tanto, el espíritu asistencial de las Cofradías, cuyo funcionamiento evolucionaría a lo largo del tiempo, está en el origen de muchos poblados.
Una de las menciones primitivas figura en una disposición de las Cortes de Valladolid, del año 1258, que establece ´sirvan para dar de comer a los pobres e para luminar (poner velas) e para soterrar (enterrar) a los muertos…´ En aquel momento, propicio a episodios de guerras, pestes y fallecimientos masivos, un entierro con todos los honores no estaba al alcance de muchos, por lo que el apoyo mancomunado de los cofrades resultaba esencial.
Más adelante, en un pleito entre el obispo y la ciudad de León del año 1410, la ciudad alega que ´la jurisdicción del Val de Bernesga le pertenecía al concejo de León, por las Cofradías que los vecinos establecieron y dotaron antiguamente…´
Se dividían entre Sacramentales y de Ánimas, siendo estas últimas las más numerosas y de las que trataré aquí. Hablar de ellas no significa referirse al pasado. Un movimiento regenerador les ha infundido nuevos bríos, nuevas fundaciones y acopio de miembros participantes, (“cofrades” o “hermanos”), hasta ponerlas nuevamente de actualidad.
Las Cofradías son canónicamente “asociaciones de fieles”, un tipo de fundación religiosa de socorros mutuos. Completando las funciones que les atribuyeron las Cortes de Valladolid, sus cometidos principales eran las obras pías, enterrar a los muertos, las comidas de exequias, las misas, novenas y oraciones por sus almas, el apoyo a las viudas, las limosnas, y, en ocasiones, la asistencia a los peregrinos, como parte de su misión caritativa. Es-
tas funciones fueron sancionadas por la ´Novísima Recopilación´ de San Juan de Nieva, realizada en la época del rey Carlos IV. Muchas están ahora asumidas por los particulares, las aseguradoras o las instituciones.
Es muy corriente que una Cofradía supere el ámbito del pueblo donde radica y acoja cofrades de otros lugares. Esta apertura marca una diferencia radical con los Concejos, donde la frontera del “vecindario” era insalvable. En casos de acoger a cofrades forasteros, la Regla solía establecer el requisito de un fiador.
Estas asociaciones de fieles, salvando algún episodio de malas prácticas en la administración de los fondos o bienes, fueron un ejemplo de conexión espiritual y solidaridad; el órgano idóneo para consolidar un grupo. En ocasiones las cuotas de mantenimiento o las multas por infracciones de los cofrades podían ser onerosas y se pagaban en especie (pan, cera y vino). En 1880 se abolieron ´ los derechos de pan y vino por incómodos y expuestos a abusos, ´.
Se regían generalmente por uno o varios Abades, un Juez (máxima autoridad entre cofrades, que, a pesar de ser subalterno del Abad, es cargo ejecutivo), un “Fiel de Fechos”, (secretario o fedatario, con funciones de administrador y que era remunerado), un depositario de “hachas” o ceras y los ”abogadores” (encargados de transmitir avisos).
Su funcionamiento venía recogido en un reglamento o Regla de la Cofradía, aprobada por la autoridad eclesiástica, que debían observar escrupulosamente los cofrades. Éstos estaban ´avenidos´, pues pagaban una cuota o ´avenencia´ y además debían invitar a un trago (de vino) a los asistentes a los entierros. Existía también el medio trago, sustituibles por su valor en efectivo.
Un Libro de Actas anotaba los acontecimientos más sobresalientes, como los acuerdos de los cabildos o reunión de los cofrades, que se celebraban ´si necesario fuese´.
Cada una disponía de sus enseñas distintivas y de sus utensilios; un entrañable signo de identidad en cuya descripción no puedo extenderme: • La Varas. Es la enseña más identificativa, a la que cordialmente se solía llamar “El Santín”, por reproducir en la parte superior la imagen del patrono. Las Varas gozan de mucho respeto entre los cofrades e impresiona a los forasteros el orgullo con que las portan los Jueces respectivos, o los Abades.
• El pendón para las procesiones de los entierros.
• Las pendonetas, para la casa donde se encontraba el difunto de cuerpo presente.
• El arcón para las velas y candelabros.
• Los “acheros” para fijar los velones al lado de los túmulos de los difuntos.
• El túmulo, catafalco o féretro vacío, que se cubría de negro para los aniversarios.

Pendón de la Cofradía del Bendito Cristo de Cabanillas (E. Fierro)
En las Juntas era obligada la cordura y la compostura; estaba prohibida la blasfemia e incluso la enemistad entre cofrades, que aceptaban dirimir sus diferencias por el arbitrio de la Cofradía.
Entre otros vestigios del pasado que nos descubren sus actas o Reglas, es interesante seguir el rastro de locuciones propias, de un marcado interés semántico y lexicológico, como ´Coger vela´ (tomar la vela de una cesta, para sumarse a las exequias, ´Dar cuenta y razón´ (actuar con transparencia), ´Error de suma o de pluma´ (error involuntario), ´En sin misa´ (entierro sin ceremonia religiosa, como signo extremo de pobreza), o ´Lágrimas y cabos´ (los restos de cera y cuerdas, que se usaban para hacer velas)
La ceremonía del juramento de los nuevos Cofrades, arrodillados como Caballeros medievales, nos informa de la seriedad del acto y la trascendencia del rito. Puede decirse que las Cofradías, sus libros, sus enseñas, sus reglamentos, su espíritu de hermandad… son un formidable legado de la historia.
LAS COFRADÍAS DEL MUNICIPIO
Como es una constante de esta crónica, no se dispone de espacio suficiente para un análisis profundo de las Cofradías parroquiales, pues raro es el pueblo que no cuenta con una, o incluso dos. Quisiera, sin herir susceptibilidades, agruparlas - por su antigüedad y actividad´ - , en históricas, inactivas y recientes. Esta clasificación no supone ningún juicio de valor. Otras asociaciones piadosas, como las “Hijas de María”, el “Sagrado Corazón de Jesús” o el “Apostolado de la Oración”, que proliferaron en la postguerra, no son homologables a las Cofradías.
Cofradías en el municipio
Pueblo Cofradías históricas Cofradías inactivas Cofradías modernas
Cascantes
La Seca
Valsemana Santos Mártires (Con Cuadros)
Cabanillas Santísimo Cristo de la Vera Cruz
Cuadros Santos Mártires Fabián y Sebastián (Con Valsemana)
San Antonio Abad (3)
Campo y Santibáñez Santos Mártires Fabián y Sebastián
Lorenzana Bendito Cristo La Magdalena (1)
Ntra. Sra. del Rosario (2)
San José
El Carmen (4)
Notas.-
(1) Hay constancia de esta Cofradía de Cascantes en el siglo XVIII (2) La Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario, de La Seca, se disolvió en el s. XIX (3) San Antonio Abad se escindió de la Cofradía de los Santos Mártires en el año 1920 (4) La Cofradía del Carmen de Lorenzana es de una recientísima fundación
Uno de los aspectos más interesantes e identificativos de las Cofradías son sus Varas o báculos del Abad o del Juez, que acompañan todos los actos. Se reúnen aquí, como homenaje a su centenaria presencia.
LAS VARAS DE LAS COFRADÍAS

Cabanillas. Cofradía de la Vera Cruz Cuadros. Cofradía de los Santos Mártires Cuadros. Cofradía de San Antonio Abad



Campo y Santibáñez. Cofradía de los Santos Mártires Campo y Santibáñez. Cofradía de San José (Inactiva) Lorenzana. Cofradía del Bendito Cristo


Por motivo de espacio, dedicaré unos someros comentarios tan solo en las consideradas Cofradías históricas. Hunden raíces en la antigüedad, han resistido incólumes el paso de los siglos y disponen de Reglas o Estatutos sancionados por la autoridad eclesiástica.

Regla de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz (Cabanillas) (transcripción de 1918)

Ermita de la Vera Cruz de Cabanillas, con banderines alusivos al 400 aniversario de la Cofradía. /1613 – 2013/ (E. Fierro) La Cofradía de Cabanillas es la más antigua que se conserva activa en el municipio, con cofrades pertenecientes a toda la ribera del Bernesga e incluso de Asturias, superando los 300 afiliados. Los pueblos vecinos de La Seca y Cascantes participan en ella de forma activa. Está documentada desde el año 1613, por lo que ha sobrepasado ya los cuatrocientos años y felizmente conserva su Regla original. En 1858 se pensó que se había extraviado, según testificaron el Juez y el Abad, ambos vecinos de La Seca, pero poco más tarde apareció sin daños.
En el año 1918 el escribano de la Cofradía realizó una copia, a ruego de los hermanos en cabildo, con hermosa caligrafía manuscrita, que transcribe para su conservación la primitiva, ya muy deteriorada, a cuyas noticias podemos acogernos.
Es un modelo de sencillez y concisión y su simple extracto ocuparía varias páginas.

Detalle de una página de la transcripción de la Regla, en que aparece la fecha de 1613
Para intuir su espíritu religioso, basta asomarse al preámbulo donde se lee: ´La Santa Vera Cruz es amparo y fuerte muro´... Incluso podemos observar rasgos de ingenuidad, cuando se aconseja a los que solicitan su ingreso que ´si el solicitante tiene enemistad con un cofrade, háganse amigos y luego se verá´.
En la Regla se dice que ´la Cofradía no va contra nadie, ni contra el rey, ni contra la Iglesia, ni contra los Jueces, sino con ánimo sincero y humilde contra el Enemigo común (El demonio, el mal), la peste y todo daño´.
La admisión de nuevos cofrades se materializa mediante un acto de juramento conocido como “rito de paso”, que el solicitante debe hacer de rodillas con la señal de la cruz, remedo de la antigua ceremonia para ser nombrado caballero.
La Vara del Juez o enseña de Cabanillas está coronada por un gran INRI, que parece exigir del cofrade una total implicación. Está torneada y dotada de un “rejo” en la base, cuyos golpes en el suelo sugieren, al avanzar, un toque autoritario.

Es particularmente valioso el cáliz de la Cofradía, datado en 1910. Su festividad de La Cruz, que se celebra el segundo domingo de mayo, resulta una fecha de inusitado esplendor.
Según resumen de los actuales órganos de gobierno de la Cofradía,
´El texto de la Regla es un formidable documento que refleja la vida de nuestros abuelos, sus problemas, su manera de gobernarse autónomamente, su actitud ante la muerte y la gran veneración que sentían por los fallecidos, junto con el apoyo de la comunidad hacia quienes perdían un ser querido´ .

Regla de la Cofradía de los Santos Mártires Fabián y Sebastián de Cuadros la redacción y variando la ortografía para facilitar la lectura según las reglas actuales´. Hay que dejar para otra ocasión la posibilidad de sumergirnos en el detalle de estas anotaciones.
Por lo que respecta a la “Regla” de la Cofradía, en su versión de 1916, que ocupa 32 páginas, dedica las diez primeras a un prefacio teórico o justificación de intenciones. Se ocupa en las restantes, durante veintiún capítulos, de reglamentar entierros y velatorios, luces y velas. Ordena la asistencia de los cofrades a las Misas y Vísperas de los patronos. Define las multas y sanciones por impago de cuotas o la blasfemia y fija las condiciones para celebrar las juntas o asambleas y la forma de elección de los cargos de Juez, Abades y Fiel de Fechos. Nada parece quedar al azar.
La enseña de la Cofradía, o vara del Juez, tiene tallados los dos patronos en su parte superior: en una cara está san Fabián, con su tiara papal que desborda el óvalo en un curioso recurso estético. En la otra figura el soldado mártir san Sebastián, con una flor – supuestamente una siempreviva - en alusión a la vida eterna.
Acto de entrega de la Vara entre Juez saliente y Juez entrante. Cuadros. (Díaz Porlier)
La fecha de su constitución es desconocida, pues se rige por una Regla de 1807 que es revisión de otra anterior. Pudo probablemente originarse en un período de epidemias, ya que sus patronos, los santos Fabián y Sebastián, se tienen por abogados contra la peste, cuya advocación se repite en varios pueblos de la provincia. Sus imágenes en la iglesia de Cuadros son de escayola, del siglo XX, sin particular valor.

En 1812 arranca su “Libro de Hermanos”, cuyo original tiene anotaciones sucesivas hasta 1966, lo que daría pie a un análisis sociológico completo de la vida comunal durante todo el s. XIX y la primera mitad del XX. En 2012 se transcribieron los datos más importantes de sus 197 folios, ´al pie de la letra, respetando

Catafalco de la Cofradía, en la iglesia de San Cipriano de Cuadros (Díaz Porlier)
COFRADÍA DE SAN ANTONIO ABAD, DE CUADROS
Se escindió de la de los Santos Mártires, en el año 1920, probablemente por discrepancias económicas, ante el rigor de las penas aplicadas a los cofrades menos pudientes y su elevada cuota de acceso. (Dos heminas de trigo, seis reales y dos cuarterones de cera)
Desde su fundación la Cofradía se mantiene con donativos, a diferencia de la matriz que lo hace con cuotas. Sus estatutos actuales datan de 1950, muy parecidos a los de Los Mártires y es una Cofradía muy apreciada por sus cofrades, que goza de reconocimiento vecinal.
Su enseña, ya reproducida páginas atrás, no es de madera. Es la única de latón en toda la zona y reproduce una Tau, de connotaciones enigmáticas, que se dice basada en el Libro del Éxodo.
La imagen del patrono, San Antonio, que se encuentra en la iglesia parroquial, es de escayola, del siglo XX, con escaso valor artístico y probablemente coetánea con la fundación de la Cofradía.

Regla de la Cofradía de los Santos Mártires de Campo y Santibáñez (transcripción de 1988)
Es reseñable, aunque no extraño, que esta Cofradía tenga los mismos patronos que la del vecino pueblo de Cuadros: a lo largo de la provincia de León se encuentran varias cofradías con patronos mártires, como es el caso del pueblo de Villamartín, donde lo son San Fabián y San Pelayo.
Su constitución tuvo lugar el 3 de febrero de 1770, probablemente en época de alguna epidemia, como en el caso de Cuadros. Esta fecha concreta es la que consta como fundacional en los Estatutos de la Cofradía, que tengo a la vista. Tras el habitual preámbulo, se articula en 26 capítulos, que no difieren demasiado de otras, según detalles que siguen.
1º.- posibilidad de corregir, emendar, traer y cambiar cualquier capítulo… 2º.- obligación de asistir a Vísperas y misa de los Santos Mártires… 7º.- que los casados paguen lo mismo que los solteros… 10º .- que cuando cayere un hermano enfermo, el más cercano le visite… 18º .- por cada hermano fallecido, todos los demás de la Cofradía manden decir una misa por él… 21º .- el día de San Lucas es el nombramiento de Juez, Abades y Fiel de Fechos… 26º .- a los nuevos cofrades se les lea la regla “de verbo ad verbum”, para que sepan las obligaciones.
En la Vara o enseña original, con su pátina de pintura antigua y publicada más atrás, sorprende la actitud serena del mártir ante el dolor y el hecho de que San Fabián figura con atributos episcopales (mitra y báculo), mientras debían ser los papales (tiara y cruz). Pequeño detalle, donde se ve que primaba entre los cofrades la ejemplaridad por encima de la fidelidad histórica. Recientemente se ha encargado una nueva enseña, para preservar la nueva, si bien su estética no ha mejorado a la original. La Cofradía continúa ejerciendo las funciones que marca la Regla, adaptadas al momento actual y supera los cincuenta cofrades.


Enseña nueva (cara de la representación de San Sebastián). Santibáñez
COFRADÍA DEL BENDITO CRISTO, DE LORENZANA

Regla de la Cofradía del Bendito Cristo de Lorenzana, según su última reforma aprobada por el obispo D. Julián López, el 24 enero 2013, cien años después de su fundación.
El escrito de constitución, rubricado por 135 firmas de vecinos, dice textualmente:
´En la Villa de Lorenzana, a primero de enero de 1913, reunidos los vecinos que al final firman, han acordado formar una Hermandad, dedicada en ayuda del bien espiritual y temporal de todos los hermanos, bajo el título del Bendito Cristo, conforme a las bases que se expresan: 1º.- Podrán ser hermanos todos los vecinos del mencionado pueblo que hayan tomado estado, y los mayores de 25 años… 2º.- Dicha Hermandad será regida gratuitamente por un Abad, como
Presidente, un Juez, un Achero y un
Abogador, que serán nombrados todos los años el último día en Junta general…
(Continúa el escrito fundacional, hasta completar su articulado)
La Cofradía tiene ahora un número similar de afiliados al del momento en que se fundó.
En el año 1979 se aprobó un Reglamento adicional que, entre otras novedades, suprimió el cargo de Hachero, por no tener misión que cumplir, ajustó las cuotas y estipuló en 6.000,- pesetas el importe a abonar por cada servicio de enterramiento.
La revisión de la Regla en 2013, tras cien años de existencia, fijó como sede de la Cofradía la Ermita del Santo Cristo de Lorenzana.
Sus órganos de gobierno constan de Abad, Secretario y Tesorero y se celebra un cabildo cada año. Es particularmente emotiva la “Misa de Honras”, en los sepelios, con la entrega de un ramo de flores, así como la participación en la liturgia del Viernes Santo.

El Cristo de la ermita de Lorenzana, patrono de la Cofradía. Talla del s. XVII (E. Fierro)


Estatutos de la Cofradía del año 2010 Nuestra Señora de Camposagrado. Talla románica, del s. XIII (E. Fierro)

COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA, DE CAMPOSAGRADO
No correspondería ocuparnos aquí de La Cofradía de Nuestra Señora de Camposagrado, pues este Santuario, situado en un límite geográfico divisorio de varios municipios, no pertenece al de Cuadros, aunque sus relaciones son estrechas y centenarias. Baste mencionar la colaboración entre Ayuntamientos en la Romería anual del mes de junio y el acto que Cuadros organiza en el templo, con motivo de la ´Pascuina´, o equinoccio de primavera. Tiene lugar el lunes de Pascua, mediante una celebración eucarística y la bendición de los campos.
La Cofradía de Camposagrado es Sacerdotal y su patrona está representada por una talla románica de la Virgen del s. XIII. Se sabe de una antigüedad centenaria, pues el Papa Inocencio X suspendió en el año 1650 las indulgencias con que contaba. Fue agregada a la Minerva de Roma, aunque poco después el mismo Papa aprobó nuevos Estatutos. En 1952, - trescientos años más tarde - fueron renovados a instancias de José Díez Monar, autor del más reconocido informe sobre El Santuario, publicado en 1951.
Recientemente tuvieron lugar dos actualizaciones casi sucesivas: una en 1996 y la última en 2010, bajo el abad Ovidio Álvarez, que consta de 68 artículos.
Del santuario y su entorno voy a tratar en el capítulo VIIº, dedicado al patrimonio inmaterial (cancionero, romances, mitos y leyendas): ocurre que buena parte de su tradición oral y aún escrita cae de lleno en el terreno de lo legendario.
Díez Monar se afanó en realizar una hagiografía encomiástica, plena de fervor, pero con discutible rigor histórico. Viñayo lo llamó ´lugar hierofánico´ (sagrado o trascendente). Para Víctor de la Serna es ´una de las pocas soledades españolas que, al atardecer, no da miedo´.

