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El agua & los caminos

I Cuadros

El agua& los caminos

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Estas son las laderas que cruzan los torrentes invernales. Este es el río que ha tallado en la vega su amplio tajo…

Este es el monte inmemorial. Déjame que te cuente que aquí reposan tus antepasados.

(Fragmentos de un poema de Antonio Manilla ‘Cuentas para un collar mozárabe’ 2016)

LA VIDA EN TODAS SUS MANIFESTACIONES

La geología y la geografía trazan el primer dibujo del municipio de Cuadros. Su situación, en la ribera media del río Bernesga, casi atisbando la ciudad de León, lo hace terreno de transición, soldadura invisible de montaña y ribera.

Quizás somos poco conscientes del enorme poder de la geología, que al tiempo que modela el escenario natural, influye de modo decisivo en el propio sistema de vida. Los períodos geológicos del terreno deben estar siempre presentes, pues determinan sus características biológicas, el hábitat, la fauna y flora, las zonas núcleo, la red fluvial y las altimetrías. Todo ello sedimentado en la insondable lentitud del tiempo.

Para los visitantes, como enseguida veremos, es el primer reclamo que entra a sus ojos: el dibujo de ríos, presas, alamedas, caminos y relieves donde se instala la visión junto a las casas de los pueblos y alrededor de sus iglesias. Pero lo realmente importante es la presencia humana. Sin ella, ninguno de los rumbos tendría sentido, no serían historia sino geología.

Esta interrelación entre el medio y los sucesivos pobladores teje la malla del territorio. Los hombres fueron domesticando el entorno desde época inmemorial, dulcificando la presencia de farallones vegetales, el páramo del altozano, los carcavones y “cavones” de la orilla del río, los ocasionales afluentes que descienden hasta el caudal, el dédalo de fuentes y el hormigueo de presas, brazales y regueros que colonizan todos los rincones. Alinearon sus casas junto al trazado de los caminos y administraron cada cuadrícula de la vega con una sabiduría ancestral y la pasión de enamorados.

Una vez conseguido este dominio, los rumbos y las aguas dejaron de ir a ninguna parte; todo quedó clarificado, tras la batalla ganada al río, aunque sobrevinieron calamidades como un reparto desigual de la tierra, la desamortización, la emigración… En una geología dulcificada, la suavidad de la Ribera predominó sobre este entorno de transición y el espacio quedó ajustado a la medida del hombre.

En aproximaciones sucesivas, los expertos en la geografía provincial definieron las comarcas leonesas y sus características. Así López Morán (año 1900), Medina Bravo, (1927), Mariano D. Berrueta (1952), R. Otero Pedrayo (1953), la Secretaría Técnica del Ministerio de Agricultura (1975), L. López Trigal (1973) o Florentino Agustín Díez (1983). Finalmente el ATLAS DE LEÓN, (año 2000), tercia en el asunto, dividiendo la provincia leonesa en demarcaciones y comarcas, donde Cuadros queda enclavado en Tierra de León. Según la etapa histórica, tres de sus pueblos pertenecieron al Concejo de Alba, otros tres a la Hermandad de Bernesga de Arriba y uno (Lorenzana) al señorío civil del marquesado de este nombre. Este último episodio de señorío civil hay

Hemisferios del Soto en Lorenzana (E. Fierro)

que considerarlo como un paréntesis histórico, debido a la quiebra de la Hacienda Real, en época de Felipe IV, quien concedió el marquesado de Lorenzana a una rama de los Quiñones sin intervención alguna de sus habitantes. El término de Alfoz de León no alcanza estos dominios y tampoco complace a los vecinos de Cuadros, que lo rechazan por tener el territorio una personalidad propia, no dependiente de la ciudad.

La web institucional del municipio http://ayuntamientodecuadros.es ofrece una radiografía general de su historia y de sus pueblos, con particular detalle en los aspectos biológicos, festivos y turísticos. Es un buen punto de partida para asomarse a su realidad actual.

De los tres pueblos del norte del municipio existe una amplia historiografía, debida al investigador Juan José Sánchez Badiola, quien ha dedicado varios trabajos al antiguo Concejo de Alba, representado aquí por Cascantes, La Seca y Valsemana, todos los cuales conservan el apellido de procedencia. Su bibliografía figura en el anexo de esta crónica. Samuel Mayo ha publicado un trabajo sobre El pueblo de La Seca, (2005), que disecciona el modelo de vida comunitario en la segunda parte del s. XX. No gozan de similar atención los cuatro pueblos ubicados más al sur, con solo parciales noticias diseminadas en diversos textos, que no alcanzan a constituir un estudio sistemático y mucho menos integral.

El acercamiento al municipio que pretende esta crónica, a su patrimonio y singularidad, no será, en ningún caso, asunto científico o severo, sino suave introspección del territorio. Será mi punto de vista, aunque imagino que hay especialistas que podrán corregirme, si estoy equivocado. Huirá de planteamientos provincianos o dogmáticos, muy alejados de mi talante. Tampoco será una investigación sobre legajos o un esquema petrificado: el interés de su publicación persigue el latido de estos dominios; su patrimonio y biodiversidad, la vida en todas sus manifestaciones.

Raña de transición montaña - ribera (Tomero & Romillo)

Contraluz en Cabanillas (E. Fierro)

Cromatismo, desde Villalbura (E. Fierro)

UN TERRITORIO MULTICOLOR

Flores de la encina (Tomero & Romillo)

El municipio de Cuadros está situado en el curso medio del río Bernesga, quince kilómetros al norte de la ciudad de León. Ocupa una extensión de 109,7 km2 y se compone de siete pueblos; de norte a sur: Cascantes de Alba, La Seca de Alba, Valsemana de Alba, Cabanillas de la Jurisdicción, Cuadros (cabecera del municipio) Campo y Santibañez y Lorenzana. La altitud oscila entre los 870 m. sobre el nivel del mar de Lorenzana a los 1.000 de Valsemana, quedando Cuadros en la cota de los 904 m.

Su longitud y latitud lo ubican entre los grados 42º 42´37´´ N y 5º 38´20´´ O.

Si se sigue la descripción del Atlas de León, editado en el año 2000, podemos anotar las siguientes coordenadas:

Fuego en el pinar(Tomero & Romillo)

Oro verde. (E. Fierro)

El relieve es generalmente suave y ondulado, contrastando las zonas elevadas que corresponden a terrazas y las bajas llanuras aluviales de inundación (vegas y riberas). Su vértice geodésico más cercano está ubicado en La Venta la Tuerta.

La comarca se asienta sobre los materiales sedimentarios del borde N de la cuenca Terciaria del Duero, recubiertos por sedimentos fluviales de terrazas Cuaternarias, con arcillas y margas. Los sedimentos fluviales corresponden a conglomerados y arenas fluviales con limos y arcillas de inundación. El río Bernesga presenta una disimetría, con terrazas en la orilla derecha y abruptas cárcavas en la izquierda. La zona más alta del oeste del municipio tiene relieve Cenozoico.

El clima es el llamado supramediterráneo medio, excepto la pequeña cuña de Valsemana, que pertenece al supramediterráneo superior. Pluviometría del tipo Subhúmedo inferior, entre 601 a 735 mm. anuales. Las heladas suelen alcanzar hasta ochenta días por año.

La vegetación consta de choperas, alisos y saucedas, sotos, pastizales, brezales, pinares de repoblación, bosques de roble y encina y terrenos de cultivo.

El terreno forestal alcanza las 1.300 hectáreas de monte maderable. A esta radiografía se pueden añadir otros elementos descriptivos, como la presencia de una falla en el río, que ocasiona dos tipos de terrenos: a la izquierda del río, o lado este, arcillosos de caliza, con barros de tonalidad amarillenta y una vegetación endémica de tojos o “escardamulos”; a la derecha la arcilla pizarrosa, con tonalidad rojiza.

El terreno cercano al río es vega de aluvión, pero enseguida se eleva en un sistema de terrazas, característico del municipio, que podría constar de tres altitudes diferenciadas. Esta disposición en terrazas discurre a la derecha del río, a partir del valle de Valsemana y llega hasta Ardón.

La vegetación marca parcelas en el territorio: a los prados naturales del entorno del río sucede a más altura el cultivo de secano y extensiones de urz, que en el pasado fueron de gran apoyo para la economía de la zona. Finalmente, aunque de forma aislada, emergen casi entrelazados espontáneos bosques de roble y encina, contrastando colores en cuanto se aproxima el otoño. Un gran pinar de repoblación dio verdor a gran parte de la ´Hoja de Camposagrado´, donde conviven fauna y flora específica de los espacios escondidos.

Como escribe Jovellanos, en su epístola a Batilo, hablando del Bernesga ´esta vega, estos prados, este hojoso pueblo de verdes árboles que mueve el céfiro con soplo regalado, esta, en fin, varia y majestuosa escena a sí te llama y mi amistad alienta´

El padrón municipal ascendía en el año 2000 a 1.661 habitantes. A diferencia de otros enclaves del mundo rural, no solo se mantiene, sino que se incrementa, pues los últimos censos se mueven alrededor de los 2.000 habitantes. El cielo, el sol, la vega y la ribera, el monte y los caminos que iluminan el brezo y el cantueso, los bosques, el dibujo del agua, los pueblos y sus fiestas, los pendones, las huertas - verde, amarillo, rojo, blanquecino o marrón - , hacen del municipio un territorio multicolor.

Fluir vegetal. Cascantes (E. Fierro)

CON OJOS DE VIAJERO

En ocasiones son los viajeros y foráneos quienes mejor calibran la particularidad y belleza de un territorio, pues los naturales, acostumbrados a la rutina de la costumbre, no ven en él nada que llame su atención. Por ello, más que acometer una descripción “desde dentro”, es interesante conocer cómo vieron el Valle del Bernesga los viajeros y caminantes y, sobre todo, si dejaron constancia de sus impresiones. Esta visión ajena del territorio será quizás más imparcial que las interesadas opiniones de los propios vecinos.

Pasaron por aquí, aunque no conocemos sus comentarios, personajes de la realeza, como se atribuye al Rey Bermudo II de León, en un repliegue táctico, después de su derrota en el Esla ante Almanzor. En una brillante operación estratégica, retiró hacia Asturias las reliquias, los tesoros reales y personal de la corte, junto con lo más aguerrido de su ejército. Encomendó a tropas gallegas de choque guarnecer la ciudad de León, en espera de un ataque inminente y se dispuso a salvar el reino tras la defensa de la cordillera. En su repliegue pasó por la milenaria Calzada romana del Bernesga y se dice que hizo reposar su séquito en el desaparecido poblado de San Pelayo, cerca de Cabanillas, en cuya fuente, que aún se conserva, descansaron sus damas y se aprovisionaron de agua para la marcha.

En el año 1035 cruzó por Cuadros Sancho III el Mayor de Navarra, en su infausto viaje a Asturias, donde según algunos fue asesinado en Campomanes. En realidad se ignora el lugar y circunstancias de su muerte, que parece ocurrió en su retirada desde León a Pamplona.

Alfonso VI, acompañado de Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador) haría esta ruta, en el invierno de 1075, con gran comitiva de obispos, para visitar las reliquias de la Cámara Santa de Oviedo y abrir el Arca de las reliquias. Es una de las primeras expediciones de que hay noticia documental por el Camino de Peregrinación de San Salvador. En su viaje se encontraron con los Infanzones del Bernesga, según las crónicas.

El rey Alfonso de Castilla, el vencedor de las Navas (año 1212) Cruzó también el territorio, en una operación de castigo contra su primo Alfonso, rey de León, por no haber acudido éste a su convocatoria

contra los árabes. Ver la interesada confusión de los historiadores, que llaman al rey castellano Alfonso VIII, cuando debe ser I y al de León Alfonso IX cuando debe ser VIII. En esta expedición destruyó el castillo de Alba en Llanos de Alba.

Nuestro héroe provincial, Guzmán el Bueno, no haría honor a su nombre, pues asoló la Ribera del Bernesga por disputas dinásticas con el príncipe Juan, según consta en el Obituario de la Catedral. De las menciones de Pedro de la Vezilla, autor de ´El león de España´, al río Bernesga no me hago eco, por tratarse de un texto meramente legendario y tocar el Bernesga solo de pasada.

Modernamente es conocido el paso por la zona de la reina Isabel II, que incluso gratificó económicamente a los vecinos de Cabanillas, por acondicionar el camino en Hacendera, para el paso de su comitiva.

A estos pasos de la realeza, que pueden considerarse fundacionales y casi míticos, por su escasa documentación, seguirían otros mejor conocidos, pues dejaron constancia escrita de su visión del territorio. Algunos viajeros ilustrados, como Herrera, Ponz o Jovellanos, inauguraron el saludable hábito de narrar sus viajes, siguiendo la pauta de los trotamundos ingleses, quienes pusieron de moda este género literario, desde el siglo XVIII. A lo largo del XX dejaron constancia de su paso por el Camino de San Salvador Rubén Darío, Unamuno u Ortega y Gasset. Algunos fueron particularmente precisos al escribir sus impresiones.

No es el caso de Francisco de Quevedo quien no tuvo la suerte de admirar el paisaje al norte de San Marcos, entonces convento y hospital, donde cumplió condena entre los años 1639 a 1643. En su memorial al Conde Duque de Olivares hace sombrías referencias al Bernesga, ´río que tengo a mi cabecera, en esta pieza subterránea tan húmeda como un manantial, tan oscura que en ella siempre es de noche, tan fría que no deja de parecer enero´. La privación de libertad le hurtó el conocimiento de su belleza.

Juego de espejos. Lorenzana (Tomero & Romillo)

Jovellanos pasó innumerables veces por el Bernesga en sus viajes a Asturias. En ocasiones lo hizo por el interfluvio entre Bernesga y Torío, donde se halla la Venta la Tuerta y bajó El Rabizo con gran incomodidad, por lo descarnado del camino, que a finales del s. XVIII no era apto para vehículos de cuatro ruedas. Como era propio de él, dejó constancia en sus Diarios, e incluso en levantados poemas, como la famosa Epístola a Batilo, que forma parte de las Cartas del viaje de Asturias. ´Batilo´ era el nombre convencional o literario del entonces joven Meléndez Valdés, poeta, jurista y político, al que el prócer asturiano dedica su Oda en el año 1782. La epístola a Batilo es más que el entusiasmo por el paisaje del Bernesga, pues en ella se dibuja casi un programa de vida, invitando a su joven amigo a “admirar el todo y subir al origen”. Leamos algunos versos:

Verdes campos, florida y ancha vega donde el Bernesga próvido reparte su onda cristalina; alegres prados, antiguos y altos chopos, que su orilla bordáis en torno, ¡ah, cuánto gozo… Cuan alegres mis ojos se derraman sobre tanta hermosura!...

Ora siguen las ondas transparentes del ancho río, que huye murmurando por entre las sonoras piedrezuelas que a lo largo del soto entretejiendo sus copas, forman los erguidos olmos, y mientras van acá y allá vagando, la dulce soledad y alto silencio que reina aquí y apenas interrumpen el aire blando y las canoras aves de paz mi pecho y de alegría inundan….

¡Ah, dónde estás, dulcísimo Batilo, que no la vienes a gozar conmigo?

Estos cielos, cual bóveda tendidos sobre el humilde globo, esa perenne fuente de luz que alumbra y vivifica toda la creación, el numeroso ejército de estrellas y luceros…

Camino de San Salvador en La Seca (E. Fierro)

Diez años más tarde, Jovellanos regresa a León desde la ribera del Luna y vuelve a ponderar el paisaje: ´Queda a la derecha Benllera, después La Hoja, que solo produce guijo. Cáese, al fin, a la ribera del Bernesga y se va por la izquierda de su orilla… Lorenzana, Sariegos, Azadinos, bellos prados cercados de altos chopos; muchas acequias de riego y grandes plantíos´. soledad inmensa donde no se encuentran más viviendas que las ventas de Camposagrado y la de Cantarranas. El terreno es de aluvión y el monte bajo de urces. Ya no infunden pavor estas soledades… Hacia el norte se ven las peñas calcinadas por el sol y desnudas por las aguas; aparecen sierras de peña blanca, como si por allí asomase el esqueleto del planeta´.

Cuando el rey Alfonso XII pasó hacia Asturias, a finales del s. XIX, también quedó embelesado por la dulzura del paisaje entre León y La Robla. El cronista de La Lealtad Española escribió entonces que ´admiró el conjunto de arboledas frondosas, festoneadas por el tranquilo Bernesga, que se desliza entre ellos como cinta de plata´. (14 de julio de 1877)

Según Curros Enríquez León es subsidiaria de sus ríos: ´De su valle cinturón, / de su nobleza blasón / y adorno de su atavío / fertilizan a León / el Bernesga y el Torío´.

En el año 1925 el P. César Morán publicó su conocido ´Por tierras de León’ y dejó anotada su visión del valle del Bernesga. ´Hasta Lorenzana el paisaje es tan espléndido y tan pomposo como en los alrededores de León, en medio de prados, arboledas y canales de riego. Después de Lorenzana viene La Hoja de León,

Agua de otoño (E. Fierro)

Gómez de la Serna, en su libro Nuevo viaje de España. La ruta de los foramontanos, prologado por Gregorio Marañón (Madrid, 1976), deja constancia de un viaje, desde León hacia el valle de Luna. Cruza el viajero el flanco sur del municipio de Cuadros, hasta dejar la cuenca del Bernesga en Camposagrado, pero no va insensible al entorno. Lleva los ojos muy abiertos, para captar paisaje y paisanaje. Transcribo un fragmento de su paso por el territorio:

´Vamos hacia el norte, paralelo al Bernesga y a la carretera general de Asturias, por la orilla derecha del río. Hasta Lorenzana hay diez o doce kilómetros, que debieran ser declarados de interés artístico-viario. ¡Tan bella es esta alameda, a cuyos costados se extienden huertas y praderías de una frondosidad inesperada! Es como si de pronto nos hubieran traído aquí una alameda de Aranjuez de dos leguas de larga…

… Una de las cosas que empiezan a chocarnos agradablemente es la gente. Sobre todo las mujeres. Y no porque esto sea natural – que lo es, compañero – sino porque es, precisamente, poco corriente, o lo era, ver muchachas del campo, de las pequeñas ´burgadas´ ribereñas, vestidas con gracia moderna, tocadas con pañolillos de colores, con sus trenzas recogidas sobre la frente, marchando en bicicleta y saludando al viajero, con una mano en alto agitada como una paloma. Ellas guardan la sólida indumentaria ibérica llena de abalorios y de pesantez y se ponen a andar por el mundo con donaire, en un prodigio de adaptación, en el que se descubre, una vez más, la condición progresista de esta gente adorable que son los leoneses…

… He visto una trabajando en la carretera (espectáculo siempre deprimente) y esta mujer, joven, que defendía sus mejillas contra el viento abrasador y el calor reseco del asfalto con un pañuelo, descubría, con sus ojos hermosísimos, una boca roja, pintada con gusto frutal y con coquetería. Francamente, un pueblo que sabe echarle gracia a su desventura es un pedazo de pueblo. Esta mujer dará a luz unos buenos mozos, ¡me valga Dios! Porque hace falta tener espíritu y clase para pintarse los labios en el tajo de una carretera. ¡Salud, hermana!...

… Camposagrado, lugar de batallas, con un color rojizo, de sangre. Es páramo ahora, pero no lo fue. Los ingenieros de Montes le están echando una manita al árbol en Camposagrado, donde hay unos pimpollares con millones de pinos chiquitines, como yerbecitas, con un verde brillante de albahaca. Algunos cientos, acaso algunos miles de hectáreas tienen pinos ya visibles. (Mi compañero dice que ya puede tomar la sombra debajo de algunos). Está atardeciendo en el altiplano y el aire es fino y perfumado. Aire agrario y cantor. A esta altura la vegetación viene más de un mes retrasada y el paisaje tiene color de primavera. Extensiones de púrpura – la flor del cantuseo enano y balsámico – y una planta reptante verde, ligeramente resinosa, que en el país llaman “rabizo” le dan a este paisaje una inquietante personalidad. Una de las pocas soledades que al atardecer no da miedo. Acaso lo humanizan las flores amarillas del brezo o del piorno. Al fondo, las masas pétreas de la cordillera astur.

El espacio de esta crónica no permite más digresiones, aunque, en definitiva, la mirada de viajeros y visitantes a lo largo de siglos certifica la eternidad de la belleza. Es la suma de todos los ojos.

Puerto de la Presa del Bosque. Cabanillas (E. Fierro)

LOS CAMINOS DEL AGUA

Para enfocar, no obstante, el espacio municipal de Cuadros es preciso referirse de inmediato a la presencia del río Bernesga y las presas que lo sangran. Esta radiografía del agua arranca de la existencia de un amplio acuífero, aunque muy vulnerable por su porosidad. Bajo la corteza del terreno existe un mundo surcado por redes subterráneas, capaces de generar estructuras inimaginables. Por ello es importante, al hablar del municipio, abordar aspectos relacionados con su dinámica fluvial, que se manifiesta como un elemento inseparable entre naturaleza y cultura.

Este venero oculto da al terreno una fertilidad poco común, por la afloración de fuentes y una red de presas (acequias) que la tradición hace arrancar de la breve estancia en la zona de los árabes, incuestionables dominadores del agua, pero que no ocuparon el terreno más que de modo ocasional. Quizás fuera más justo atribuir el manejo del agua en su fase inicial a la emigración de los mozárabes, herederos de aquella sabiduría. Hay algunos indicios que datarían la construcción de las primeras presas a partir de su llegada a León, tras las persecuciones de que fueron objeto en el Califato de Córdoba. Se documentaría esta fecha iniciática en un comentario del Tumbo de la Catedral de León, del año 915, que dice: “Prexit aqua in Vernesga, et lavoraverunt presea et aduxerunt aqua et factos suos molinos”,… lo cual, en este latín ya muy degradado, podría traducirse ´Cogieron agua del Bernesga, trabajaron las presas, condujeron el agua e hicieron sus molinos´. (Sin olvidar que las técnicas de almacenamiento y conducción de agua eran bien conocidas desde la etapa de la romanización para las explotaciones mineras y el uso agrícola).

La primacía del agua sobre otros elementos necesarios para la vida tiene aquí su relato en acuíferos, manantiales, ríos, presas y brazales, cuyo aprovechamiento es primordial y se regula por el derecho consuetudinario.

Pero antes de hablar de las presas toca hablar del río.

EL BERNESGA. DEL NOMBRE Y NACIMIENTO DEL RÍO CAUDAL

El primer elemento y más visible es el río Bernesga: cruza y modela el espacio, lo vertebra y le confiere su unidad. El Bernesga nace en lo alto de la cordillera Cantábrica y recorre toda la provincia de León, de norte a sur, a lo largo de 77 kilómetros, hasta desembocar en el Esla, en Vega de Infanzones. Mucho se ha escrito y hasta fantaseado sobre el nombre del río, su nacimiento y vicisitudes. Poseemos varias citas medievales de la catedral de Oviedo, inventariadas por Santos García Larragueta, que lo mencionan:

´Fluvium Vernisgam, ex utraque parte fluvii totam terram de Alva et de Gordone et Arvolio...´

(17 de septiembre del año 876. Doc. 10 de la catedral de Oviedo)

´Foris montes in mandatione legionensis… in Golpellare, super flumen Vernesga...´

(18 de abril del año 906: Doc. 18 de la catedral de Oviedo)

En el año 919 un documento del rey Ordoño II, ya en la corte de León, lo nombra como Vernesica. Son, como vemos, muy frecuentes las variantes semánticas del propio nombre de la corriente.

No me detendré excesivamente en la etimología que se pretende para el eufónico nombre de Bernesga: teorías absolutamente contrapuestas, debidas a Menéndez Pidal, Antonio Justel, García Arias, Corominas, Matías Díez o incluso Antonio Viñayo,… cuya disparidad denota falta de consenso y garantías. Van desde las voces prerromanas ´verna´, (aliso) al hidrónimo ´verenisca´, pasando por el ´orna´ (fuente) más ´esica´, (corriente de agua). Menéndez Pidal lo hace derivar de la tribu de los ´Orniaci´, en el vértice de la cordillera, con sus dos ríos, el ´Huerna´, que va al cantábrico y el ´Verenisca´, que baja a la Meseta. Por último hay quien riza el rizo para llegar hasta el gentilicio griego ´Berenice´, a través del cual el río tomaría carácter mítico emparentado con la constelación ´Cabellos de Berenice´. En definitiva, el origen del nombre se mantiene en la más perfecta ignorancia.

Por lo que se refiere a su nacimiento, tuve ocasión de exponer en mi libro sobre La Tercia y Arbas algunas consideraciones: según los geógrafos la corriente se origina en el sinclinal de la raya de ´Dulce la Dueña´, sobre la cota de los 1.586 metros de altitud. Para el Atlas de León nace a 1.430 metros, en las inmediaciones del alto de Pajares, donde forma el Arroyo de Fornillos, hasta unirse al Camplongo. Matías Díez afirma que nace en la vaguada de Los Cilleros. Pero debo señalar que no están conformes en Pendilla y Camplongo con el nombre de Bernesga para esta corriente que baja de Pajares y recoge las aguas del Camplongo, que le entra por la izquierda desde las cumbres de los ´dosmiles´: en las escuelas de ambos pueblos habían estudiado siempre que su río (el Camplongo) era el verdadero Bernesga. En su apoyo aportan la existencia de unos pagos situados sobre Pendilla, llenos de puntos de agua, o ´lamargos´, que significativamente se llaman ´Las Bernesgas´. El tema dista mucho de estar resuelto y por ello no terciaré en esta polémica.

Geográficamente, el río Bernesga ofrece, a lo largo de su recorrido de setenta y cinco kilómetros paisajes de mucho contraste y, como es natural, la velocidad del agua se ralentiza a medida que disminuye la pendiente, mientras que la temperatura aumenta, al descender en altitud. La cuenca completa del río alcanza una superficie de 340 km.2 y aporta al Esla alrededor de 260 hm3.

Un indicador de la calidad del agua la ofrece el oxígeno disuelto en la misma, que es aquí suficiente, con una mejora paulatina tras el ocaso de la minería, siendo bicarbonatada y poco mineralizada. Si echamos la vista atrás, el Codex Calixtinus (manuscrito iluminado del s. XII) ya ponderaba el agua del Bernesga como potable.

EL FLUIR DEL BERNESGA EN EL MUNICIPIO DE CUADROS

El río discurre de norte a sur, al encuentro del Esla y sus suaves labios vegetales dan frescura a todo el territorio, sorteando chopos y paleros y erosionando los ribazos de su orilla izquierda, en el este del valle.

A lo largo de su curso ocasiona cicatrices erosivas contra el interfluvio del Torío, a consecuencia del lavado milenario de los materiales del entorno. En dichas zonas erosionadas se encuentran los colores amarillentos propios de la caliza, mientras que en la derecha del río las arcillas son rojizas, a consecuencia del carácter pizarroso del terreno. Una falla tectónica ubicada en el Bernesga separa ambas formaciones.

Antes de alcanzar el municipio de Cuadros el río y su entorno sufren diversas agresiones al ecosistema, que las Administraciones intentan a duras penas minimizar. Canteras, cementeras, explotaciones de arena y grava… acosan la corriente en el entorno de La Robla, por encima de Cascantes, según el Instituto Geológico Minero. Sin ánimo exhaustivo, pueden citarse las canteras de caliza de La Gualta, El Calero, Los Riveros o la Peña del Asno, la explotación de arena y grava de El Rebordillo o las visibles estampas de La Térmica o Cementos Tudela Veguín. Del carbón ya no hablamos, por la precaria situación de las cuencas y su abandono de los Poderes. Lejos del ánimo de este cronista realizar una crítica ciega a estas actividades. Me limito a apuntar la exigencia de que respeten el medio ambiente y el ecosistema del aire y del agua, y que se vele por la conservación de los restos históricos y arqueológicos del territorio. Quizás sea un apunte utópico. ¿Será mucho pedir o hemos llegado demasiado tarde?

Una vez dentro del municipio, el río erosiona la orilla izquierda, que es abrupta, mientras el terreno se eleva en terrazas a la derecha, creando en la vega amplias zonas de aluvión y fluyendo por el fondo del Soto hasta unirse al Torío, poco después de la ciudad de León. Una terraza fluvial es un rellano situado en una o ambas vertientes del valle, a una altitud superior a la del curso del agua y formado por depósitos sedimentarios. La importancia de esta terraza fluvial, que va de Valsemana hasta Ardón por la derecha del río, es esencial para conocer los períodos geológicos y para la propia vida del territorio. Por los trazados de diversos mapas a lo largo del tiempo puede afirmarse que el Bernesga no ha tenido un cauce fijo, sino cambiante y sinuoso. En la zona de Cuadros se produjeron, incluso, meandros e islas, inundaciones masivas que arrasaron vegas y poblados y parece que hasta una bifurcación del Bernesga: se cree que se prolongaría hasta Cembranos y que sería posteriormente reutilizada para el trazado de las presas.

Según antiguos mapas, parece que el Bernesga formó a la altura de Cuadros dos brazos diferenciados. Uno de los ramales, que aún se conoce por “El Río Viejo” entre Cuadros y Lorenzana, sería el cauce embrión de las grandes presas como la de Los Molinos y El Infanta-

do. (Ver los topónimos del entorno, que en su mayor parte son hidrónimos, como los que anoto a continuación: ´Entre los ríos´, ´Los Pontones´, ´los Llamargos´, ´Los Arenales´, ´Los Coladeros´, ´El Puerto´, ´El Sotopuerto´, ´El Chamargo´, ´La Baragona´, o ´Las Juncares´).

Por otra parte, la extensión de sus orillas ha disminuido y aquel discurrir sinuoso se va convirtiendo en una línea recta. Las características de sinuosidad y la existencia de meandros pueden, por ejemplo, observarse en el mapa de Alexandre Laborde, en un período tan cercano como 1806.

El Bernesga entra en Cascantes (E. Fierro)

Reflejos del río (E. Fierro)

En la zona baja o del fluir del río, sus riberas contienen la vegetación típica de los tramos medios del Bernesga, cuyo inventario florístico ha descrito prolijamente la Web municipal y ha dibujado Camino Fernández para el libro Los ríos de León, arquitectos del paisaje. Alisos, sauces y paleras acompañan las orillas de río, mientras que los negrillos, fresnos, chopos y álamos colonizan el soto, junto a los setos vivos o las sebes que defienden los huertos de frutales. En los interfluvios con el Torío y el Luna disputan las pendientes formaciones de encinas y de robles.

Uno de los informes más completos sobre el Bernesga se debe, quizás, a la reciente tesis doctoral de la bióloga Olga Rodríguez, quien estudió el tramo comprendido entre Cuadros y Alija de la Ribera, de unos 30 kilómetros. Según sus mediciones, el río tiene actualmente más fondo y menos ribera, mientras que la vegetación disminuyó alrededor de un 5%, por la bajada del nivel freático casi cuatro metros. Este fenómeno se produce por

´haber perdido el río su espacio de libertad, pero el agua sigue viniendo y al no tener espacio se produce el efecto de incisión. Los procesos de canalización artificiales producen cambios en el ecosistema y afectan a las comunidades de aves de los bosques de ribera y de las choperas de repoblación´.

Finaliza la bióloga advirtiendo que los ríos son sistemas complejos y lo que se hace en un punto determinado puede tener consecuencias a mucha distancia. Recomienda, por último, eliminar puertos (azudes), devolver al río su libertad y, en todo caso, que cualquier actuación esté guiada por una visión respetuosa y global.

Giro en la Vega de San Martino (E. Fierro)

Plata frente a Villalbura (E. Fierro)

Despedida en Lorenzana (Tomero & Romillo)

LAS PRESAS (O ACEQUIAS)

Un dédalo de presas, brazales, regueros y gavias de drenaje para el riego o el aprovechamiento industrial (molinos, pisones o sierras) hormiguea todos los parajes de la vega. Esta red arterial del manejo del agua es una característica casi esencial del territorio. Además de sus funciones principales de riego y funcionamiento de ingenios transformadores, las presas recogen las aguas fluviales de los arroyos y las “gavias” drenan el exceso de humedad saneando el terreno y vaciándolo en caso de inundación. Ello produce una cierta erosión de los cauces y en ocasiones incluso desbordamientos, que precisan de una constante reparación. No hay que olvidar la picaresca de algunos para modificar el curso de regueros y brazales, mediante la plantación de árboles en sus mismas orillas, que “empujaran” el cauce, agrandando el terreno propio y disminuyendo el del vecino. Tradicionalmente los trabajos de mantenimiento eran realizados en Hacendera. Después de siglos de servicio, vivificando el valle con sus trazados, esta red arterial se está cegando: es un tributo al cambio de modelo productivo y al implacable paso del tiempo.

Las tomas de agua del río se realizaron durante siglos mediante muros o puertos (los modernos geólogos los llaman azudes) hechos con morrillos, tapines y caballetes, antes de que llegaran las escolleras y el cemento. Los pueblos usufructuarios de estos caminos líquidos se dotaron de minuciosos Estatutos que reglamentaban el aprovechamiento del agua, su reparto y la reparación de las presas y cauces. Los Estatutos, puestos al día periódicamente, eran aprobados y respetados por sus respectivas Comunidades de Regantes. Como un anexo a este apartado, voy a resumir de forma abreviada alguno de los Estatutos más antiguos, como el de La Peral, (riego Viejo), reglamentado por el artículo 228 de la Ley de Aguas, de 13 de junio de 1879, y que ahora se encuentra unido a La Manzanal (Riego Nuevo), mediante “el plan E” del Gobierno de Zapatero.

Comenzaré por alzar una radiografía elemental de esta red de acequias (voz árabe) o presas (voz latina, más usada en la zona), lo cual confirmaría el origen hispano-romano y no árabe, de la cultura del agua. En este inventario, nada fácil por la propia dispersión de las presas y sus cambiantes apelativos a lo largo del tiempo, intentaré recoger el nombre más comúnmente aceptado, los puntos de toma de agua y de regreso al río y los pueblos que aprovechan su curso para riego, para uso doméstico, como extintor de incendios o la importante función de la molienda. Esta última ha decaído actualmente, hasta convertirla casi en residual y solo uno o dos molinos continúan en condiciones de ejercer su centenario trabajo, con ocasionales moliendas. En general, se puede afirmar que cada presa vierte en la siguiente, enlazando trazados a lo largo del valle. Además hay que decir que en el pasado el uso del agua estuvo en pocas manos y solo en las últimas épocas se había llegado a un verdadero reparto. Algunos intentos de reconvertir los molinos en mini centrales eléctricas no han sido satisfactorios, hasta el momento. Tampoco el riego es ya una actividad homologable a la de un pasado centenario. Las presas discurren silenciosas, entre una vegetación opresiva que amenaza con asfixiarlas, mientras los nuevos sistemas de medición de aforo han convertido algunos cauces en “caudal ecológico”.

De la entrañable industria de los molinos me ocupo en el capítulo IV de esta crónica, al tratar del modelo de vida tradicional del territorio.

Los tres pueblos procedentes del antiguo Concejo de Alba diseñaron sus presas para su uso privativo y por lo tanto no contemplaron la cesión de caudales a los pertenecientes a la Hermandad de Bernesga de Arriba: las presas nacen y mueren en sus términos comunales, aunque es remarcable la tendencia a que una presa enlace con la siguiente. De Cabanillas hacia abajo se dio, por el contrario, una cierta comunidad de aguas, mediante las dos presas más importantes: de Los Molinos y del Infantado.

El dibujo de las presas o acequias, salvo error u omisión, sería el siguiente:

VIGACHEZ DE ARRIBA

Toma el agua del Bernega, bajo el Pozo de Celada, riega Cascantes, suministra el agua al Molín de Arriba del pueblo, uso doméstico y extinción de incendios, devolviendo las aguas sobrantes al Bernesga, bajo Cascantes.

Presa de Vigachez de Arriba y Molín de Arriba de Cascantes (E. Fierro)

LOS ESCABICHES

Discurre por la izquierda del Bernesga, en términos de Cabanillas y es conocida también como “Presa de la luz” por alimentar la pequeña Central eléctrica que hubo en este pueblo, que suministró fluido eléctrico a Cabanillas y Valsemana. Por las noches se utilizaba para generar corriente eléctrica y por el día para el riego. Sus aguas sobrantes son devueltas al río.

LA MANZANAL

Llamada “riego Nuevo”, arranca en la ´Vega de Crespín´, junto a Cascantes. Modernamente fue unida a La Peral, mediante el ya citado Plan E., para favorecer la freza. Dispone de un formidable puerto, para el que se utilizan tablones desmontables y su muro está dotado de amortiguador para la caída del agua….convirtiéndolo en ejemplar por el poco impacto sobre el lecho.

LA PERAL

Llamada “riego Viejo”, se derivaba del río Bernesga por su margen derecha, a 500 metros enfrente de la Estación de La Seca, sitio ´Entre los Prados´. Riega este pueblo, incluida la función contraincendios en el casco urbano de La Seca y una parte de Cabanillas. Sus aguas sobrantes alimentan la presa de ´El Bosque´, de Cabanillas.

EL BOSQUE

Corre por la derecha del río y toma el agua en el pago de ´El Salgueral´, de Cabanillas. La presa riega la vega de Cabanillas y la Vega de San Martino de Cuadros, desaparecido poblamiento que se cita desde hace más de mil años como perteneciente a la diócesis de Oviedo, que desistió cediéndolo a la parroquia de Cuadros.

Su puerto se construyó de piedra y tapín, con unos 70 metros de longitud, y un canal de metro treinta y cinco cmts.

Presa del Bosque, en la Vega de San Martino (E. Fierro) Se bifurca al sitio de ´El Cristo´, con los ramales de ´Ramo del Río´ y ´Ramo de la Corra´ y tiene un desagüe al río Bernesga, entre los pagos de ´La Curada´ y ´Valdecarros´. Vierte aguas sobrantes a ´Los Molinos´ en el ´Reguerón de Las Juncares´. Antiguamente incluía ´Las Fonderas´ y ´El Secadal de las Juncares´. Un Acta de la Comunidad de Regantes de la Presa del Bosque, fechada en 1936, en víspera de la guerra civil, nos demuestra la enorme importancia del agua en la vida comunitaria: en ella figura la firma conjunta de todos vecinos, incluidos los líderes de las Derechas (Victorino Valcarce) y de las Izquierdas (Pelayo García), que dirimirían sus diferencias ideológicas en la cruenta contienda civil a punto de comenzar. Esta firma solidaria pasó por encima de las posiciones encontradas, en un momento trágico de la historia de España.

El acuerdo del agua viene a ser un documento representativo de su vital importancia, a la vez que demuestra cómo el diálogo es un elemento substancial de la convivencia.

Acta de la Comunidad de Regantes de la Presa del Bosque, con la firma de sus miembros (año 1936)

LOS MOLINOS (PRESA DE CUADROS)

Esta importante presa nace en el pago de ´El Mimbral´, en Cabanillas, pero empieza a regar en Cuadros. La última reforma de sus Ordenanzas data de 2011. Según las ordenanzas de 1958 tenía autorizados 2.900 litros de agua por segundo para usos industriales y 350 para regadío. Actualmente el caudal previsto para usos industriales está suspendido, quedando vigente el uso de regadío.

A lo largo de su recorrido albergó hasta cinco molinos, un batán y una sierra (nombre preferido aquí al de aserradero), además de regar terrenos de Cuadros, Santibáñez y Lorenzana. La presa tiene un aliviadero hacia el Bernesga, por debajo del molino de ´Parana´. El pueblo de Lorenzana tiene derecho a sus aguas sobrantes, aunque ello ha sido causa de frecuentes litigios, agudizados a mitad del pasado siglo, en los que llegó a intervenir el Consejo de Estado.

El progresivo abandono de los riegos y de las moliendas hace que esta importante presa se deslice por la vega, entre sebes y árboles, como ajena a sus cometidos.

Presa de Los Molinos. Campo y Santibáñez (E. Fierro)

LA PRESICHA

Toma el agua de la Presa de ´Los Molinos´ y abastece de riego a Lorenzana. Su diminutivo parece aludir a la brevedad de su cauce, en comparación con sus dos presas vecinas de Los Molinos y El Infantado.

La Presicha, en Campo y Santibáñez (E. Fierro)

DEL BERNESGA O DEL INFANTADO. (TAMBIÉN LLAMADA ´DE LA AZUCARERA´)

Esta importante presa podría deberse al ramal del “río viejo”, ya citado. Está documentada desde el s. XII, quizás coetánea de la presa de Villa Habibi, del Torío y algunos incluso la catalogan de mozárabe, sin que exista al respecto ningún apoyo documental. Es una prolongación de la de Los Molinos, de la que recoge aguas sobrantes, además de una toma directa del Bernesga en el término de Santibáñez, ahora hormigonada, aunque antes fue una pequeña represa, hecha de piedras, tapines y maderas. Alcanza una longitud de alrededor de veinte kilómetros, pues llega hasta Vega de Infanzones, acompañando al río, donde ambos vierten aguas al Esla, después de cruzar terrenos de Carbajal, Sariegos, Trobajo, Vilecha y Villadesoto. En su recorrido se ubicaron hasta veinticinco molinos (Matías Díez cuenta hasta cincuenta y seis) y una superficie de riego de 350 Hectáreas, correspondientes a 3.000 fincas de 1.100 propietarios. Esta desmesurada cantidad de propiedades da idea de una situación de minifundios. En la actualidad la Confederación ha retirado en Lorenzana los permisos de riego.

Presa del Infantado. Toma de agua en el Bernesga (E. Fierro)

EL AGUA ES VIDA. GESTIÓN DEL AGUA

Hace unos años se barajó la idea de construir una acequia por la izquierda de los pueblos con el llamado “Plan E”, de Rodríguez Zapatero, a partir de la presa de El Bosque, cercana a la carretera. La idea de alcanzar una altitud más elevada sobre la terraza fluvial del Bernesga trataba de conseguir una mayor superficie regable. Pero los cambios socio económicos, el alto coste y escaso interés de los afectados, aparcaron esta obra.

Fue también un proyecto inacabado el que pretendía llevar el agua de la presa de ´El Bosque´ hasta ´El Adilón´ de Cuadros. Hubiera sido tranquilizador ante las temibles “quemas” o incendios de las techumbres de paja, pero no llegó a ejecutarse por oposición de algunos vecinos que no concedieron el permiso de paso.

La influencia de las presas (o acequias) en la vida comunitaria, con sus trabajos asociados, litigios, explotación, historia y legendaria… sería muy difícil de inventariar, pues cada palmo de los cauces, con sus ra-

males, aliviaderos, brazales, madrices, gavias, regueros (con reguerones

y reguerines), pontones, caballetes y torgas (términos todos habituales del territorio) fue testigo de los quehaceres de incontables generaciones. Todas estas voces y otras muchas más configuran un diccionario propio del agua, junto con los hidrónimos, que son apelaciones de los pagos en la cercanía de la corriente y nombran los terrenos ganados al río.

De los nombres anotados más arriba, convendría definir la torga como una compuerta sujeta por un montón de tierra, para regular el caudal. Una torga preñada deería su apelativo a la forma característica de una mujer encinta.

Sangrado de una presa (E. Fierro)

´Torga Preñada´, en la Presa de ´El Bosque´ (E. Fierro)

El término madriz equivale a un cauce natural o desagüe. Cuando el agua de la presa o brazal corre a nivel inferior al suelo del terreno, se recurría al “riego a caldero”. Como es habitual en todas las latitudes del mundo, el agua es vida.

Durante las edades Media y Moderna la posesión del agua estuvo regulada a varios niveles, real, señorial y comunal. Finalmente el impulso de los particulares dejó su huella en presas, fuentes e ingenios industriales. La primera Ley de Aguas de España, que data de 1879 obligó a los usuarios a constituirse en Comunidades de Regantes, dotadas de Reglamentos y Estatutos de obligado cumplimiento. Estas normativas de uso, con espíritu comunitario, se revelarían como un instrumento imprescindible para la gestión del agua.

Las Comunidades de Regantes suelen disponer de un entramado organizativo similar, determinado por la Ley de Aguas y generalmente constan de Presidente, Secretario, Tesorero-Contador, un Sindicato y un Jurado de Riego. El máximo órgano de gestión es su Junta General. Es notoria la influencia de las comunidades de Regantes valencianas, por la utilización del término “sindicato”, para nombrar a los “síndicos” o personas que representan a la comunidad.

Todas las presas del municipio de Cuadros tienen, pues, sus Comunidades de Regantes, pues no se autoriza una toma de agua sin este requisito. En paralelo, no pueden coexistir dos Comunidades de Regantes en una misma toma. La sola posibilidad de analizar a fondo cada una de las Ordenanzas y Reglamentos de todas las presas municipales excedería las posibilidades de esta crónica. Por ello, daré escuetamente algún detalle de dos presas representativas; la de La Peral, del pueblo de La Seca y la de El Bosque (Cabanillas).

La Comunidad de Regantes de La Peral se constituye en La Seca, al amparo de la Ley de Aguas de 13 de junio de 1879. Tiene los ramales del Molino, el Desaguadero, Tras la Casa, El Canal, El Silbar, Junto a la Iglesia y Sorriberos... Las Ordenanzas constan de 10 capítulos y 76 artículos, más 5 disposiciones transitorias. Definen la constitución de la Comunidad de Regantes, el Régimen de Obras, el uso de las aguas, el padrón de tierras, las faltas y penas, la Junta General, El Sindicato, el Jurado de riegos y otras disposiciones. En el mismo Cuaderno, editado en 1962, se incluye un Reglamento para el Sindicato de Riegos y otro para el Jurado de Riegos, con todos los detalles que la casuística pueda imaginar, pues – como dijo en su día un avispado político – “vosotros haced las leyes y a mí dejadme los reglamentos”.

La Comunidad de Regantes de la Presa de El Bosque se constituye al amparo de la misma Ley de Aguas de 1879, en el término de Cabanillas y sitio de ´El Salgueral´. Sus Ordenanzas constan también de 76 artículos, un Reglamento para el Sindicato de 27 artículos más tres disposiciones transitorias y otro Reglamento para el Jurado de Riegos, que consta de 18 artículos.

En ambos casos nada queda al albur de la casualidad sino que todo está previsoriamente contemplado. Si multiplicamos estas disposiciones de ´La Peral´ o ´El Bosque´ por las ocho presas del municipio, cuyas normas tienen idéntico sentido comunitario, aunque no son siempre concordantes, se obtendría toda una biblioteca de la gestión del agua, resumen de una sabiduría ancestral.

Para cerrar provisionalmente los dibujos del agua en el municipio de Cuadros, (por no hablar del acuífero del territorio ni de su red de pozos artesianos) se habría de mencionar el curso de los principales arroyos subsidiarios del Bernesga y las fuentes del campo más significativas, antes de las modernas acometidas de agua a las poblaciones.

FUENTES Y “POSADAS” O “POZADAS”

La red de fuentes del territorio fue, en el pasado, de una enorme riqueza y utilidad, pero el cambio climático, la proliferación de pozos artesianos, las obras de alcantarillado y las perforaciones ejecutadas aguas arriba, en el municipio de La Robla, ocasionaron una drástica disminución, por el “cansancio” del acuífero. Se perdieron con ello multitud de fuentes por encima de Campo y Santibáñez (como las de ´La Ermita´ o ´La Peralina´, en Cuadros), mientras que una lengua arcillosa de caliza de la parte baja del municipio, que se introduce desde el este como una cuña en el terreno pizarroso, retiene el agua y ha permitido la supervivencia de los manantiales. Como primer acercamiento al tema, hay que decir que en el pasado las fuentes eran simples charcos, con una pared para evitar que las enturbiaran los ganados. Solo se cubren a partir del siglo XX, elevando el nivel de agua mediante una obra que permitiera ponerle un caño, como medida de salud pública por prescripción gubernativa. Multitud de topónimos menores, todos hidrónimos, avalan el trabajo humano de desecar los humedales y concentrar el agua en fuentes aprovechables: así ´Varagona´ = varas y agua, ´Llamargos´ = humedales, ´Palomina´ = palustre, o ´Reguera´= arroyo pequeño…

Sin ninguna pretensión exhaustiva, me referiré a alguna de las fuentes del territorio.

• La Fuente del Campar de San Pelayo y la Fuente de Villalbura tienen una tradición centenaria y me referiré a ellas al tratar de los despoblados, (en el capítulo II) y del Camino a San Salvador (cap. III)

• De la fuente – abrevadero de Valsemana se ocupó el Diario de León, a principios de este siglo. Como suele ocurrir, se trató solo de una necrológica, pues la modernidad ya había arrumbado y hecho desaparecer este pilón, que sació la sed de hombres y bestias, desde generaciones. Estos pilones fueron una medida gubernativa de higiene en los años 50 del s. XX. Hasta entonces tenían, en el mejor de los casos, un muro para evitar caídas, como se observa en la

Fuente de la Cruz, de Santibáñez..

El periodista le pone comentario a este entrañable pilon de Valsemana:

El rumor del agua en el pilón del pueblo, la sombra fresca del árbol, el sol arrasador de cualquier verano. Los vecinos contemplando la vida y las gallinas picoteando, en la calle. En verano polvo. Ahora, siempre asfalto. Llegaron los tiempos modernos y sus adelantos y se llevaron por delante la belleza de un paisaje que es ya parte de la historia. Aunque no hubiera necesidad de ello. Porque el siglo tardó en comprender que todo es posible, que todo es compatible. Pero para entonces, buena parte del patrimonio, incluido el más insignificante, el cotidiano, había pasado a la posteridad.

• Entre otros manantiales situados en despoblados, se podría citar La fuente de Valdeposadas, (junto a Cuadros), que aprovecha varias “posadas” o “pouzadas”, por lo que parece ignorar la disminución del acuífero.

(Las posadas eran un ingenioso sistema que hacía posible regar con un hilo de agua a distancias considerables, mediante un sistema de sangrado. El método consistía en acumular (embalsar = posar) el agua, que destapada después adquiere más caudal y llega más lejos, ya que, en el dicho popular ´agua junta riega prao´. Las “pouzadas” conseguían un aprovechamiento exhaustivo y solían tener forma de pera. Requerían el sorteo de horarios, fechas y duración, con el fin de aprovechar la humedad dejada

Fuente – pilón de Valsemana (Diario de León, 19 octubre, 2002)

en el reguero por un riego para facilitar el riego siguiente. Cada una tenía un Juez que administraba el agua, los conflictos y las asambleas. Un episodio hídrico singular es La Pozada del Carcavón, en Cabanillas, que tiene forma de tinaja, lo que da a este modesto embalse gran cabida y capacidad de riego).

• Una mención especial merece la fuente del monte de Forcaín, de Cascantes. Se sitúa en terreno comunal del pueblo, cerca de la cuesta del Rabizo, en el recodo de terreno que sobrepasa la carretera nacional N-630, objeto de algunas controversias de límites, por confluir allí tres municipios. Los vecinos la han acondicionado amorosamente en los últimos años, tras una primitiva reforma de 1965, de las que queda testimonio gráfico.

• La Peralina, (que se ubicaba en el pago del mismo nombre, en la zona de trilla) La Fuente de la Ermita y San Martino de Cuadros son fuentes centenarias en término de

Cuadros, de las que un cauce seco apenas deja recuerdo.

• En Campo y Santibáñez son notorias varias fuentes de nacimiento, como la De las Quemadas, La Fuentina, o La Barrera, aunque sus caudales han descendido notablemente.

La zona alta que une Santibáñez con Campo registra una lengua de caliza que invade el terreno pizarroso y embolsa un rico acuífero. Aún pueden verse allí fuentes como la de

La Cruz: tiene su cauce seco, pero conserva su entorno de mampostería. Hasta ella se dirigía (hasta 1970) una rogativa popular, en la festividad de San Marcos, hasta el paraje de ese nombre, que había sido propiedad del hospital - monasterio de León. Es, sin embargo, muy rica en agua la fuente de Valdeferreros, cuya fábrica es muy antigua, quizás mozárabe.

Fuente de ´Forcaín´, de Cascantes, antes y después de su restauración (Junta Vecinal de Cascantes)

Fuente de La Cruz, de Campo y Santibáñez (E. Fierro) • También continúa manando, aunque con un mantenimiento precario, la llamada ´Fuenteblandor´, junto a la vía del tren. Tiene caño y pilón y está coronada por una piedra donde figura, casi en acróstico, el lema de la fuente: 2008

JUNTA VECINAL CAMPO Y SANTIBÁÑEZ.

Fuente del pueblo de Cabanillas (E. Fierro)

Fuente de Valsemana. (E. Fierro)

• De los pozos artesianos cabría señalar el Pozo de Campo de dos caños instalados en 1965, y el de la Venta de la Cruz, o Venta de las Arenas, que antaño suministró agua al desaparecido monasterio de San Juan de las Arenas y se sitúa al oeste, frente a

Lorenzana.

Los naturales de cada pueblo conocen todos los manantiales de su término y depende de su sensibilidad la limpieza y conservación de estos tesoros que la naturaleza abre a la entraña de la tierra, para solaz de sus habitantes.

ARROYOS O REGUEROS

Los pocos arroyos vertientes al Bernesga en el municipio de Cuadros, siempre por su margen derecho, no son muy caudalosos, dada la escasa cuenca hídrica del río en estos dominios.

De ellos hay que citar el Arroyo de Valsemana, que baja por el valle y el pueblo del mismo nombre. Parece que aún hay en él cangrejos autóctonos, pues el estiaje y sequía de los veranos ha impedido a la bacteria que aportó el cangrejo americano la contaminación del autóctono. Por el término de Santibáñez baja el valle y reguero de Valdeborricos, de estructura similar al anterior, que tiene cabecera en Cuadros y recibe las aguas del Valle de los Pozos. Se supone la existencia allí de un antiguo poblado, quizás una importante alquería de carácter ganadero.

Finalmente, al sur del municipio se encuentra el pequeño sistema hídrico del Valle del Campo o Las Arribas, que tiene cabecera en el Valle de las Mimbres y al que los geógrafos malnombran como Riosequín, apodo repudiado en el territorio. Recoge una serie de arroyos como El Espinadal (que nace en Benllera con dirección al Órbigo, pero gira en Camposagrado hacia la vertiente del Bernesga), así como el de Las Calabazas, ya avecindado con Rioseco de Tapia. Esta suma de aguas, de discreto caudal, llega a secarse por completo algunos veranos e incluso cambia de cauce, lo que se llama en términos geológicos un “lecho móvil”. Alcanza el Bernesga en el término de Lorenzana.

No podemos olvidar ´La muria del Agua´ en Camposagrado: abrevadero de ganado que hacía las veces de muria divisoria, compartida por Rioseco y Cuadros en una sabia medida de buena vecindad, cuyo uso conjunto está ampliamente documentado, desde

A la altura de Cuadros se extienden los valles de Valdequintanas, con sus dos “posadas” y el situado inmediatamente al sur de Valdeposadas, ya mencionado, alimentado por las fuentes del mismo nombre y sus tres “posadas”, entre las que sobresale la del ´Secadal´.

Lucas de Tuy. (Ver Risco y otros)

Recordatorios con los que finalizo esta mágica excursión por los Caminos del Agua.

Las Arribas / Riosequín (Tomero & Romillo)

Valle y arroyo de Valsemana (Tomero & Romillo)

LOS CAMINOS DEL HOMBRE

Camino ancestral, en Villalbura (E. Fierro)

DE LA CAMINERÍA ROMANA A LA ACTUALIDAD

Siguiendo a un especialista de esta materia, Manuel Abilio Rabanal, la caminería romana sobrevivió, en esencia, no solo durante la Edad Media, sino incluso hasta la actualidad. La formidable capacidad técnica de los ingenieros romanos aprovechó, desde el principio de nuestra era, los mejores trazados para su red viaria, que, con poco significativas modificaciones, perduraría hasta hoy. Sigo la descripción que hace M. A. Rabanal del primitivo trazado romano por el territorio, que luego corrigió:

La salida de León (Legio VII) sería por la zona de San Marcos, abandonando la vía que va a Astorga por el hoy Barrio de El Crucero, siguiendo por la carretera actual a Villablino hasta llegar al término de Lorenzana, para continuar por el camino (hoy carretera asfaltada) hasta el Campo de Santibáñez. Próximo a la carretera actual a Villablino, a la altura del kilómetro 22 – 23 en la zona de ´Las Rubias´ también llamada ´Cillerón´ se constata la existencia de una explotación aurífera de época romana, que entra a formar parte del conjunto geológico – aurífero del río Luna-Órbigo. Desde ese punto la vía sigue hasta Benllera. (1)

La vía del río Bernesga sigue desde Campo de Santibáñez a Cuadros y La Seca, cruzando hacia Cascantes, identificada con la carretera actual. (2)

A partir de ese punto y limitándonos al municipio de Cuadros, vemos la descripción actualizada: ´Pasa al lado del caserío de Valle de Carbajal, por el ´Camino de la Posada´, ´La Encinal´, ´La Griega´, ´Valdecastro´, ´Villalbura´ (posible castro romano), ´Arroyo de Valle Fondo´, muy próximo al río y los pueblos de Cabanillas, la Seca y Cascantes´.

Tenemos, por tanto, dibujado el itinerario compartido por la vía romana y el Camino a San Salvador, después de la rectificación de M. A. Rabanal.

Notas

(1) Hay que tomar nota de esta explotación aurífera, como explicación racional a los míticos Pozos de Colinas, restos de canalización subterránea para conducir el agua desde Santiago Villas hasta Villarroquel, que la legendaria atribuye a este capitán cristiano. Según la misma D. Pelayo vencería a Almanzor, ocultando a sus guerreros en los pozos que Colinas escavó en una sola noche. Esta burda manipulación histórica trastoca inverosímilmente las respectivas cronologías de D. Pelayo y Almanzor, ¡separadas por más de doscientos cincuenta años!

(2) En un estudio posterior, reconoce M. A. Rabanal su error al señalar la vía romana en el tramo de León – La Robla por la margen derecha del río Bernesga, cuando debe ser por la margen izquierda. Puntualiza que la vía romana salía de la ciudad por Puerta Castillo, mientras que el Camino de Peregrinos lo hacía desde San Marcos y ambos tramos se unían en ruta única a partir de las Eras de Renueva. (Ver ´La Vía de la Plata en León y la Vía de León a Asturias: de calzadas romanas a caminos de peregrinación a Santiago´. (Tierras de León, núms. 91 – 92, año 1993)

Estos trazados romanos tuvieron carácter de vías militares, mineras y finalmente comerciales o de intercambio. Más adelante accesos de comunicación ganadero y agrícola, caminos de peregrinación y rutas pecuarias, aprovechadas en ocasiones por la Mesta. La fragilidad del terreno hace que en el municipio de Cuadros no se conserven restos milenarios, como empedrados de calzadas, miliarios o puentes. La Cañada Ganadera procedente de las montañas del Alto Bernesga toca Carbajal, pero se desvía al oeste hacia Sariegos, donde enlaza con el Cordel de Rioseco y la Cañada Real de la Vizana que recoge los ganados de los puertos de Carrocera.

Los expertos en las rutas trashumantes, como Manuel Rodríguez Pascual, no contabilizan en el municipio de Cuadros ningún camino de la Mesta, Cañada, Cordel o Vereda. Sin embargo, la toponimia nos induce a pensar que en algún momento el territorio albergaría pasos de la Mesta, en un sentido vertical: ver, al efecto, pagos como el de ´Las Rozas´, (impuesto que grava el paso del ganado), ´La Cañama´, que es igualmente impuesto ganadero y sus pagos ´Cañamalón´ y ´Cañamalín´, el edificio de ´Los Monjes Pastores´ y un paso casi cegado desde Cuadros hasta Valsemana, con la anchura de una Vereda de la Mesta, inferior a los 20 metros.

En todo caso y ante las dificultades de documentar este paso (recordando que la Mesta fue abolida en el año 1836) no hay constancia en el territorio del secular antagonismo entre ganaderos y agricultores.

´EL CARRALE DE LEGIONEM A GORDONEM´

El medieval Carral de León a Gordón no seguía la calzada romana, sino que discurría por la derecha del río. Se desviaba de la carretera actual de Lorenzana – Cascantes a la altura de ´Las Fuentes´ de Santibáñez y pasaba por la boca de ´Valdeposadas´, las ´Eras de Abajo´ en Cuadros, continuando por ´El Sotillo´ y por detrás de ´La Peralina´, hacia ´La Serna´, y dirigiéndose a Valsemana. Desde allí tenía varias bifurcaciones: a Rioseco en busca del cordel de Camposagrado, a Llanos y otra a La Seca, donde ya enlazaba con la Vía romana y Camino de Peregrinación. El paso del tiempo modificaría estos trazados con algunas variantes y los completaría con otros nuevos, como el que pasa por lo alto del interfluvio entre los ríos. Es la actual carretera N-630 (Gijón – Sevilla), que cruza la loma junto a la Venta la Tuerta y baja la Cuesta del Rabizo, hasta La Robla y a la que de ningún modo, por respeto histórico, se debería llamar Ruta de la Plata. (Invento desafortunado de ALSA y los políticos por motivos turísticos, aprovechando una falsa asonancia con “Al´Balata”, para llamarla ´de la Plata´). Esta antiquísima ruta tartesia de explotación de estaño y luego romana fue apellidada por los árabes como Al´Balata, que quiere decir “empedrada” y discurría entre Mérida y Astorga, puntos inicial y final del recorrido. Ahora han torcido su rumbo, para que enlace Sevilla con Gijón, con flagrante desprecio de la historia. Jovellanos afirma que este camino de la moderna carretera radial era una “senda” y casi un pedregal, a finales del s. XVIII. Era en realidad un antiguo sendero de caballerías, alternativa a la ruta tradicional hacia Asturias que pasaba al lado del río Bernesga, desde Carbajal a Cascantes. Durante muchos siglos no permitió el paso de carretas, ni otros vehículos y así se mantuvo por centurias. En el año 1520 el obispo de Oviedo, Diego de Muros, intentó mejorarlo a sus expensas, para habilitar un camino moderno entre Oviedo y León, sin conseguir los fondos necesarios para completar su proyecto. Los Repertorios de Caminos de Villuga y Alonso de Meneses, del s. XVI, no recogen este enlace entre León y Oviedo, por su gran dificultad, como señala Jovellanos en su Informe III.

Finalmente en 1770 se ultimó el plan de Marcos de Vierna para la carretera, que Jovellanos sometió al Rey en 1782, diciendo que “el firme era todo guijoso y de barata compostura”. Las obras completarían el trazado en 1794, pero hay que esperar a 1833 para asistir al tránsito de carros y a 1847 para la inauguración de la diligencia Oviedo-Madrid, con relevo de postas, en cuyo trayecto se invertían dos jornadas y media y pasaba cada cuatro días… desde entonces esta vía se convertiría en la más importante entre Asturias y la Meseta, junto con el trazado del ferrocarril y últimamente la Autopista del Huerna.

La red de caminos del municipio de Cuadros, a que hace referencia su folleto municipal Caminos y Montes consta actualmente de varias carreteras y un sinfín de caminos o senderos de uso doméstico.

Hagamos un rápido recuento de su red viaria: viniendo de León, por la CL-623, se encuentra el límite del municipio a 6,8 km. y el pueblo de Lorenzana, a 7,5 km. Esta carretera sigue rumbo noroeste hacia La Hoja de Camposagrado (límite municipal) en dirección a Villablino y la cuenca del río Luna (que con el Omaña forman el Órbigo).

En el mismo pueblo de Lorenzana otra carretera, la LE-4514 se desvía hacia el norte, sin perder de vista al río y recorre los pueblos del municipio hasta Cascantes, ya en las inmediaciones de La Robla, donde enlazará con la nacional N-630. Su trazado actual data del año 1935. Un desvío, antes de llegar a La Seca, nos acerca a Valsemana, por una pista ascendente, hasta alcanzar los 1.000 m. de altitud. Si atendemos a la extensa red de caminos, su simple enumeración sería asunto arduo. Es, sin embargo, importante señalar el enclave de Camposagrado, donde una red de caminos en estrella concentra hasta tres accesos principales en el municipio:

• El Camino de la Hoja cruza de Santibáñez a Camposagrado, en un suave ascenso.

• El camino desde la iglesia de Cuadros hasta el santuario. Pasa por ´Las Carboneras´ así llamadas por ser lugar de fabricación de carbón vegetal. Hoy es senda micológica.

• El que llega a Camposagrado desde lo más alto de ´Las Eras´, de Valsemana, que antes se desvía hacia Llanos. Hay, además, una maraña de senderos que hormiguea la vega, abriendo pasos hacia todos los rumbos.

Camino maderero en Cabanillas (E. Fierro)

EL CAMINO DE PEREGRINACIÓN A SAN SALVADOR

De este mítico Camino, de solar romano y trazado cambiante a través de los siglos, pero aún amorosamente transitado en la actualidad, voy a tratar en el capítulo IIIº, al examinar la influencia de la Iglesia en la vida comunitaria.

EL FERROCARRIL. LÍNEAS PARALELAS

No quedaría completo este dibujo de las arterias del territorio si omitiéramos el tendido del ferrocarril, pues su llegada afectó de forma importante al sistema de comunicaciones del municipio y a su situación socioeconómica. Con la generalización del automóvil se ha modificado substancialmente su uso y en la actualidad esta línea solo atiende viajeros de larga distancia o transporte de mercancías. Sus rieles paralelos han abierto una herida de norte a sur del territorio, como un cuchillo de luz, mientras que obligó a los caminos a piruetas aéreas o subterráneas para cruzar las vías.

En su momento, el ferrocarril impulsó los viajes y los intercambios. Aumentó relaciones comerciales, intelectuales, artísticas e incluso turísticas, cuando personas hasta entonces sedentarias descubrieron la posibilidad y el placer de viajar. Alrededor de algunas estaciones nació una red de establecimientos, para que los viajeros pudieran refrescarse, comer y descansar. Se acuñó entonces el término de ´parada y fonda´, aunque este último término venía del árabe ´afóndigo´, voz inaugural de la hostelería moderna, que pasó de la fonda a la posada, mesón, albergue u hostal… De todo ello se dotó la línea férrea que comunicó la meseta con Asturias. Esta función dinamizadora de la hostelería no era aquí desconocida, pues enlazó con el concepto medieval de los ´Hospitales´, de los que existieron casi uno por pueblo, para atender a los peregrinos a San Salvador.

Su trazado estaba vallado para proteger a los ganados. Los cruces de caminos fueron vigilados por “guardabarreras” que avisaban a los campesinos de la venida del tren y vivían en ´Las Casillas´, edificios construidos al lado del paso. Estos “pasos” recibían el nombre del guardés o guardesa. Todavía se conserva el topónimo en Cuadros de ´El paso Benita´, aunque ya desapareció hace 30 años. La circulación por los senderos paralelos a las vías estaba prohibida y los infractores eran multados.

Por otra parte, el ferrocarril fue causa principal de desaparición de la arriería. Esta milenaria función perdería razón de ser, como efecto colateral del tendido de las vías del tren; líneas paralelas condenadas a nunca encontrarse. El servicio de las mercaderías por este medio de la era industrial asestó a las recuas de mulos y caballos un definitivo golpe.

La conexión ferroviaria entre León y Asturias, a través de Pajares, cruzó el municipio de Cuadros en el lejano 1868. La complejidad del cruce de Pajares hizo que las obras continuaron intermitentemente y solo se aseguraron después de que un sindicato de varias sociedades francesas, entre las que estaba representada la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España ganase la subasta. Una protesta multitudinaria en Asturias, que tuvo lugar en 1881, aceleró los trabajos. La plaza de Oviedo donde tuvo lugar la manifestación de protesta tomó el nombre de ´La Escandalera´. Así continúa llamándose hoy. El paso por Pajares estuvo doce años paralizado porque había una fuerte contestación social ante los gastos del proyecto y la tecnología existente no lo hacía posible. En Suiza empleaban un ´comboy´ con una máquina en cabeza y otra en cola, que parecía la solución. Pero antes de que se adoptara aquí, ocurrió un accidente en el país helvético, cuando las dos máquinas hicieron “acordeón”, con resultado catastrófico. Se llegó a considerar un tren cremallera, pero la mejora de raíles y locomotoras hizo posible acometer por fin el paso de Pajares. La cronología entre León y Asturias es la siguiente:

Inauguración del tramo León-La Robla 17-1-1868

Inauguración del tramo La Robla-Pola de Gordón 1-8-1868

Inauguración del tramo Pola de Gordón-Busdongo 23-5-1872

Inauguración del tramo Busdongo-Puente los Fierros 15-8-1884

Postal de la inauguración del túnel de La Perruca, para el paso del FFCC a Asturias (1884)

El último tercio del siglo XIX fue, pues, el momento fundacional de paso del ferrocarril por el municipio de Cuadros y por aquí tuvo que pasar el rey Alfonso XII cuando subió a inaugurar el paso a Asturias, a través del primer túnel sobre Busdongo, llamado popularmente ´La Perruca´. El hecho tuvo lugar el 15 de agosto de 1884 y está narrado en detalle por ´La Ilustración Española y Americana´, pues la apertura de Asturias hacia el resto de España, salvando la cordillera Cantábrica, supuso un alarde técnico, en el que colaboró el mismo Eiffel.

La línea del tren que recorre el municipio de Cuadros de norte a sur entra por la derecha de la carretera y la cruza una sola vez, por debajo de Cabanillas. Se tendió en el borde de la primera terraza sobre la vega, a fin de asentarla en terreno firme y prevenir posibles inundaciones o riadas. Ello hizo que partiera el municipio en vertical, casi por la mitad.

La primitiva estación de FFCC en el municipio se ubicó en Campo y Santibáñez. Un óvalo metálico de Renfe señala su altitud en 883,9 metros sobre el nivel del mar en Alicante. Su principal utilidad era dar salida a la producción de ladrillos de sus hornos cerámicos para el entibado de los túneles en la cordillera Cantábrica, gracias a la abundancia de arcilla roja y la leña de urz y roble. Estamos hablando, por lo tanto, de la década de 1870. Además de ladrillos, el tren se encargó del transporte de personas y todo tipo de mercancías, como la remolacha de la zona hacia las azucareras, favoreciendo el empleo y la movilidad. Formó desde entonces parte inseparable del paisaje, con su traqueteo y el silbido de las locomotoras. Un accidente ferroviario, en que un párroco de La Seca, llamado D. Ignacio, tuvo una actuación destacada, hizo que la segunda estación se ubicara en su término. Era el momento romántico del ferrocarril, aunque por deferencia a la cabeza del municipio se la llamó de Cuadros. El accidente ocurrió porque un tren que debía esperar en Campo y Santibáñez el paso de otro procedente de Asturias pretendió ganar tiempo llegando hasta La Seca. El resultado del choque frontal fue catastrófico y el Diario ABC lo propagó con todo detalle. De entonces viene la desafortunada frase ´Los muertos son de tercera clase´, acuñada por un periodista, porque la mayor parte de los fallecidos lo fueron a causa de las maderas de los rudimentarios asientos de tercera, que se clavaron en sus cuerpos como cuchillos.

Centenario del paso del FFCC a Asturias. El Rey D. Juan Carlos en Busdongo (1984)

Vías del tren en Cuadros (E. Fierro)

Que la estación de Cuadros se ubicara en La Seca resultó una incongruencia, pues la distancia entre ambos puntos era de casi tres kilómetros. La estación de La Seca es hoy un montón de escombros. Los constructores del polvorín han tenido la feliz idea de copiar sus viejas ventanas.

Con el tiempo se edificó un apeadero en Cuadros, para corregir la anómala situación. Se inauguró el día de San Cipriano de 1951, con una chocolatada popular. Ahí sigue con buena estampa, aunque languidece como un almacén, sin el uso para el que estaba dedicado. Se había previsto, en un convenio con RENFE que habría parada del tren mientras el ingreso por billetes superara el sueldo del Factor. Esta situación no duraría mucho.

Un nuevo apeadero en Lorenzana duró poco más que un suspiro. En la actualidad ningún tren tiene parada en los pueblos del municipio, pues la utilización del vehículo particular, los autobuses y los autocamiones redujeron la necesidad del ferrocarril, hasta hacer antieconómicas sus frecuentes paradas. Queda ahora como medio de transporte de larga distancia, tanto de pasajeros como de mercancías, y cruza el territorio sin dejar otra huella que la herida de sus raíles. Es de temer que el tendido del AVE, con su tríple hilo o tercer carril, cause una nueva agresión al territorio (ver noticia Diario de

Apeadero de Cuadros (E.Fierro)

Fotografía de Cascantes, en 1983, con los terrenos de cereal y escaso arbolado (Facilitada por la Junta Vecinal)

NATURALEZA Y VIDA ra, apenas dejan paso a la tierra rojiza que subrayan junto al río Para una descripción pormenorizada del municipio hay que re- las hileras de chopos. Y en los lugares estratégicos, los pueblos, mitir al lector a la detallada web institucional, que atiende por la tendidos a lo largo del camino, con sus edificios tradicionales y entrada http://ayuntamientodecuadros.es sus nuevas viviendas, donde la iglesia siempre se sitúa en lo alto, como vigía de la primera luz. Su ubicación tenía, además, razones En la misma se observa una querencia particular por la naturale- utilitarias: favorecer la visión de la torre para el rezo del “ángelus” za en todas sus manifestaciones, como si una mano geológica y y porque los terrenos altos son menos apropiados para la siembiológica guiase al redactor por los tesoros de la vegetación y sus bra. pobladores, en una visión del entorno, que desmenuza las pisadas de su vida interior. LA MALLA VEGETAL Y SUS HABITANTES En este territorio que acompaña al río durante escasos veinte La interrelación entre el entorno físico y la vida de sus habitantes kilómetros, una incesante malla de vida vegetal y animal colonies un punto que no merece discusión. Las condiciones ambienta- za cada palmo: en la cintura del río campea la vegetación típica les modelan, como no puede ser de otra manera, todas las for- de paleros o sauces, boneteros, rosales silvestres, espino albar, mas de vida, que han conseguido a lo largo de siglos adaptarse al endrinos, zarzamoras o saúcos, entre otras especies. El soto se entorno donde habitan. dibuja con generaciones de álamos y chopos, entre los que las sebes marcan propiedades y predios mientras desmienten su frágil Los poblamientos se ubican, en general, a la orilla de los ríos, que estructura. fertilizan tierras y favorecen las relaciones entre los ribereños. El ensanchamiento de las vegas aluviales incrementan las posibili- Por las laderas abruptas del este o la ondulación progresiva del dades agrícolas y en su entorno los pueblos se alinean al lado de oeste, el terreno se viste de cantuesos y urces, pero también desla carretera, solo algunos en el entorno del río, alrededor de sus puntan matas de encinares, robledales y pinares de repoblación. antiguas iglesias y ermitas que en su día fueron el núcleo funda- Cada uno de estos ecosistemas tiene su fauna diferenciada, como cional de las parroquias. detalla con pasión de entomólogo la web oficial del municipio.

Río, tren y carretera forman una malla que convierte al territorio en lugar de tránsito y lanzadera de todas las posibilidades. A esta constatación de carácter geográfico y utilitario hay que sumar en ocasiones un particular coraje para enfrentar los retos de la existencia, una disposición colectiva, propia de algunas comunidades, particularmente en el entorno rural.

En Cuadros esta disposición es evidente. Los terrenos ancestralmente labrados se enmascaran ahora con el verdor de la ribeConviene, en primer término, reseñar que la pérdida de los cultivos tradicionales de las zonas altas, como el centeno de secano, ha ido convirtiendo progresivamente estos terrenos de labor en boscaje de robles. Es el caso del pueblo de Cascantes, donde una antigua fotografía demuestra la desnudez del terreno en las lomas del este del pueblo, dedicadas al cereal. Ahora, sin embargo, de forma subrepticia, casi insensible, los robles asedian el poblado y amenazan incluso a las calles del pueblo. Nada mejor que recurrir a la fotografía para certificar este hecho.

Como ya dije, el Ayuntamiento de Cuadros recoge en su folleto institucional CAMINOS Y MONTES, con la pasión del entomólogo, las principales formaciones arbóreas del territorio. Me tomo la licencia de recurrir a los textos originales del folleto municipal, por su precisa descripción del boscaje y sus habitantes. Su redacción se debe a la Empresa Tomero y Romillo. En este trabajo especializado el cronista es de la opinión de que no es necesario “inventar lo que ya está inventado”. Hago seguir, por tanto, un recuento abreviado de esas descripciones:

LOS ROBLEDALES

Los robledales son la formación boscosa más abundante del municipio. La especie dominante es el roble melojo o rebollo (Quercus pirenaica), con ejemplares de distintas edades, aunque predominan los jóvenes. En vallejos recogidos y poco frecuentados, como las laderas de acceso a Valsemana, se encuentran algunos de buen porte.

El rebollo es un roble de hojas grandes y lobuladas, que se caracteriza por mantener en las ramas las hojas secas durante todo el invierno, en una adaptación que los botánicos denominan ´marcescencia´.

Su floración es a final de primavera. En su sotobosque prosperan multitud de pequeñas plantas, como el narciso (Narcissus triandrus) o el diente de perro (Erythronium dens-canis) que florecen antes que el follaje ensombrezca el suelo del bosque.

Vistosos líquenes pueblan las ramas, tronco e incluso el suelo del robledal. Son indicadores de una buena calidad ambiental. Se encuentran matas de roble entre las repoblaciones de pino en diversos puntos del municipio. Es debido a que el robledal es la vegetación propia del terreno y, allí donde los pinos no prosperan, el roble recupera en pocos años su lugar. El robledal alberga una enorme diversidad biológica. El suelo, por lo general, está bien desarrollado, lo que favorece la presencia de invertebrados; ciempiés, milpiés, o escolopendras, así como microorganismos que juegan un papel vital en el ciclo de nutrientes del bosque. Los insectos son muy abundantes; algunos se alimentan de las hojas del roble, como las orugas de las mariposas que pueden originar verdaderas plagas. Otros, como las avispillas, pican las ramas para depositar sus huevos. El árbol se protege generando una excrecencia: las conocidas agallas.

Las aves forestales son abundantes. Es fácil ver al arrendajo, un cuervo forestal que se delata por sus graznidos; al trepador azul y al azor. El corzo es habitante asiduo. Siempre esquivo, pasa gran parte del día encamado. Durante el celo, entre junio y agosto, también se delata por el ronco “ladrido” que emite el macho mientras marca su territorio.

La presión humana sobre el robledal ha sido intensa. Además de usarse como leña o para la obtención de carbón y el funcionamiento de las cerámicas, su madera es muy apreciada en la construcción y numerosos usos domésticos. La corteza es rica en taninos, por lo que se empleaba como curtiente y como tinte. Tiene también propiedades antisépticas y cicatrizantes. Los robledales padecieron, por ello, el acoso del hacha y del fuego, llegando casi a desaparecer de algunas zonas, sustituidos por brezales. En la actualidad, y gracias a su intensa capacidad de rebrotar de cepa, están recuperando su hábitat tradicional.

Encinar en el Camino de San Salvador (E. Fierro)

LOS ENCINARES

En la zona de transición entre montaña y ribera el municipio de Cuadros tiene enclaves pertenecientes a ambos sistemas. Una marcada sequía estival y fuertes contrastes térmicos favorecen la aparición de comunidades ´mediterráneas´, de las que los encinares son sus mejores representantes. Se desarrollan tanto en los páramos altos que dominan los interfluvios como en puntos concretos de los valles, favorecidos por la orientación, la insolación y el tipo de suelo.

Junto a la carretera de Asturias o en el ascenso a Camposagrado se extendieron en el pasado amplios encinares, muy modificados por la acción humana. La deforestación para la obtención de tierras de secano, el pastoreo, el fuego, los aprovechamientos de leñas y la elaboración de carbón vegetal, que en Cuadros se realizaba tanto con encina, como con roble o urz (brezo), originó la desaparición de mucha superficie boscosa. El abandono de estas prácticas está facilitando la recuperación y ahora pequeñas matas de encina empiezan a rebrotar y crecer con fuerza.

Las encinas perviven aquí en condiciones muy duras. La especie más abundante es Quercus ilex, un árbol resistente y longevo, de crecimiento lento, con hojas perennes y abundante pilosidad en el envés. Se asientan en orientaciones favorables, a mediodía, donde la insolación es más intensa. Su color verde ceniciento, apagado, las hace inconfundibles. A veces, las hojas dispuestas en las ramas inferiores presentan el borde algo pinchoso; se trata de un mecanismo de adaptación contra el ramoneo de los herbívoros. Las encinas florecen en primavera. Entonces adquieren un tono amarillento, por las flores masculinas que se agrupan en amentos colgantes. Las femeninas son menos vistosas, pero de ellas crecerán las bellotas, que maduran en otoño.

Pero las encinas no crecen solas; el sotobosque que las acompaña es también de marcado carácter mediterráneo. Muchas especies tienen propiedades aromáticas, medicinales y culinarias como tomillos, lavandas o romero... No faltan plantas leñosas, como las jaras, brezos o el torvisco. En primavera, cuando se produce la floración, se generan paisajes de singular belleza

La fauna del encinar se ha adaptado también a las condiciones que ofrece el medio. Los insectos son abundantes; grillos, saltamontes, chicharras y abejas…

La abubilla, de gran vistosidad, con su característico penacho, sobrevuela su territorio, alertando de cualquier eventualidad con su singular canto. El jabalí aprovecha en otoño las bellotas, igual que hacen los ratones de campo, lirones caretos y topillos, que a su vez sirven de alimento a otras especies poco sensibles a la presencia humana, como el zorro o la comadreja.

LOS PINARES. EL PINAR DE CAMPOSAGRADO

El pinar de Camposagrado es una repoblación efectuada alrededor de 1950, como hemos visto en el comentario del viaje de Gómez de la Serna. Su objetivo fue dar una cobertura forestal a zonas de ladera que sufrían una alarmante erosión. Después de sesenta años el pinar está consolidado y la cobertura que ofrecen los pinos permite la instalación de otras especies más exigentes, como robles, cerezos y serbales, que albergan una comunidad parecida a la de un pinar natural. La especie de pino dominante es el pino silvestre o albar (Pinus sylvestris), un pino de montaña muy resistente, que se adapta a condiciones diversas, lo que le hace óptimo para las repoblaciones. Prefiere suelos arenosos, ácidos, como los presentes en estos páramos, donde ya se encuentran ejemplares bien desarrollados. Sus ramas crecen densamente, lo que propicia un ambiente sombrío en el interior del pinar. Cada primavera las yemas nuevas se engrosan y permiten que el árbol crezca en altura y grosor. Además del pino silvestre puede encontrarse también el pino laricio (Pinus pinaster), más propio de climas mediterráneos. En zonas despejadas crecen robles y en los valles más húmedos, algún abedul.

El pinar muestra una distribución homogénea y lineal de sus pies y casi todos los árboles exhiben un porte similar, dado que su edad es la misma. Sin embargo, con el tiempo la estructura de estas plantaciones evoluciona y se va naturalizando; se incorporan otras especies propias de la zona y se abren claros y áreas despejadas que propician la llegada de otro tipo de vegetación. La comunidad que aquí acompaña al pino es parecida a la del roble, aunque empobrecida. En las zonas más iluminadas proliferan especies de arbustos y arbolillos espinosos, algunos brezos y tojos que en primavera, alegran la monotonía del verde con su colorido. No es raro encontrar alguna mata de arándanos o de gayubas. Donde los pinos han desaparecido y se incrementa la luz que llega al suelo, pronto prosperan los brezales y otros matorrales como la carquesa. La orla de la masa arbolada ofrece en los márgenes del pinar distintas comunidades vegetales, que diversifican la riqueza biológica de este páramo. No faltan los tomillares, los espliegos, cantuesos o lavandas y distintas especies de jaras y jarillas, así como otras plantas aromáticas que atraen a los insectos y, con ellos, a sus depredadores. En primavera, las flores de esta enorme variedad de especies tiñen el monte de mil matices generando paisajes de singular cromatismo. En el pinar, la fauna parece inexistente, pero nada más lejos de la realidad. Los jabalíes aprovechan sus recursos y se detecta su presencia por sus huellas y, en ocasiones, por los revolcaderos donde acuden a refrescarse o limpiar su piel. El corzo aprovecha la espesura, aunque gusta de las zonas más despejadas para pastear. Ratones, topillos y musarañas viven de los piñones, al igual que las ardillas que, a su vez, sirven de alimento a garduñas, zorros y gatos monteses. Incluso es posible adivinar en los caminos y cortafuegos que cruzan el pinar la presencia del tejón, inconfundible por sus huellas, a modo de pequeñas manos. Ocasionalmente se ha avistado al lobo. El pájaro ´picapinos´ es habitual; aunque rara vez se observará en vuelo, es fácil detectar el repiqueteo de sus picos sobre los troncos, mientras prepara el nido.

Llegado el otoño, los pinares son punto de encuentro micológico. Aunque el aprovechamiento de las setas está regulado, a los recolectores se suman los aficionados a la fotografía y curiosos observadores, que buscan esa ´especie añorada´ bajo la espesura. Entre las setas de pinar sobresalen los níscalos (Lactarius deliciosus), aunque son también frecuentes los Boletus, Cortinarius, Hygrophorus, Russula, Morchella o Amanita.

Para recapitular este apartado de la vida, encomiendo al visor fotográfico de Tomero & Romillo un paseo por la incandescente malla de la fauna y la flora; gloria y hermosura del territorio.

Colonia de cigüeñas en Campo y Santibáñez (E. Fierro)

Martín pescador

Reyezuelo listado

Erizo

Castaños en Lorenzana

Setas de roble

Lavándula de encinar

Agracejo

DERECHOS DE LA TIERRA

El agua y los caminos (E. Fierro)

El periódico El Mundo ha dado cuenta, casi de forma clandestina, de una iniciativa de enorme importancia y significación: la adhesión del municipio de Cuadros a un proyecto de buenas prácticas en el medio rural y forestal. Leamos la noticia:

El Ayuntamiento de Cuadros será uno de los integrantes de un equipo de cooperación trasnacional que trabajará por el intercambio de buenas prácticas en el sector de productos forestales no madereros. En este equipo el Consistorio leonés estará acompañado por Adesper (Asturias) y Ceda (Eslovaquia) y el proyecto se extenderá durante 24 meses, hasta septiembre de 2018 y gracias a un presupuesto total de 115.130,- euros.

El proyecto está destinado a emprendedores del medio rural y forestal, profesores y formadores de FP, agentes sociales rurales, sindicatos, mujeres del medio rural y jóvenes y grupos marginales en situación de desempleo.

Además del objetivo principal, también se persigue la promoción de una mejor información sobre formación y empleo juvenil a es-

cala europea, nacional, regional y local, así como modernizar y explotar el potencial del sector forestal.

Los integrantes crearán una red transnacional que se dividirá en seis temáticas, que son la resina, la micología, el corcho, la castañicultura, los piñones y los frutos del bosque. Además, diseñarán un plan básico de formación no formal para incentivar el emprendimiento, la competitividad y la inserción laboral, informa ICAL.

(Nota de prensa en El Mundo, 25 de nov. 2016) Esta iniciativa conecta a Cuadros con la Carta de la Tierra (Earth Charter), o documento declarativo de principios para la creación de un mundo sostenible y pacífico en el siglo XXI. Aprobada en La Haya, en el año 2000, propugna el respeto y cuidado de la comunidad de vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica y la paz.

Es como un corolario de lo primigenio: el aire, el agua, el bosque, el mundo animal, o, dicho de otro modo, los derechos de la Tierra.

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