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Los pueblos. Datos para una historia menor

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Bibliografía

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V Cuadros

LOS PUEBLOS Datos para una historia menor

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¿Cómo se llama tu país, detrás de la montaña, detrás del año?

Yo sé cómo se llama. Como el cuento de invierno, así se llama, se llama como el cuento de verano.

(Poema de Paul Celan, de su libro ´La rosa de nadie´)

Los pueblos del municipio de Cuadros en un plano de situación. (Folleto municipal)

LOS PUEBLOS SUS NOMBRES Y SU MAGIA

Un pueblo es, en primer lugar, un repertorio de costumbres, dice Ortega y Gasset. Es también un solar de recuerdos, con el que normalmente las personas se sienten identificadas. La ubicación de cada pueblo nos viene señalada por el plano municipal. No se ha podido, sin embargo, aquilatar fehacientemente el significado de sus nombres, punto que interesa a muchas personas, como si se tratara de la propia genealogía.

Está históricamente definido que los poblados de la ribera del Bernesga son fundaciones de los siglos IX al XI, como anotamos en el capítulo IIº de esta crónica, aunque algunos tienen vestigios de una existencia muy anterior, de la etapa de la romanización, que ha dejado rastros sobre todo en la toponimia. En esa milenaria fase “fundacional” de la expansión del reino astur, que pugnaba por sobrepasar la cordillera y empujar a los árabes hacia el Duero, las alquerías y “villae”, precursoras de los pueblos actuales, se aferraron a las iglesias o monasterios y no a los castillos. Muros de cáscaras sagradas, que tomaron impulso con los reyes repobladores de León y sobrevivieron con suerte desigual, como ya vimos al hablar de los despoblados. La memoria es, no obstante, selectiva: los actuales vecinos no sienten en sus hombros el peso del pasado: se sitúan en las terrazas inclinadas hacia el río, casi todos a su derecha, aunque con excepciones: Cascantes y Cabanillas se ubican a la izquierda, junto a la vega cercana al río y Valsemana, en la loma oeste, cerca del enclave de Camposagrado. La población, a diferencia de lo que ocurre en gran parte del

Sombra en el tapial. (E. Fierrro)

mundo rural, mantiene una moderada expansión y se distribuye de forma totalmente proporcional a su cercanía a León, que ejerce como polo de influencia, debido a su mayor (y por desgracia escasa) oferta de trabajo. El censo disminuye, así, a medida que se incrementa la distancia a la capital, síntoma que no deja de resultar preocupante: es similar a la situación ocurrida en la Edad Media, cuando la gente se concentró en los burgos y los eremitas o religiosos de los monasterios corrieron a situarse “a la vera del obispo”, como señala Sánchez Albornoz. Pero la intención de este capítulo es acercarnos al significado de los nombres. Existen especialistas en la materia, como Javier García Martínez (´El significado de los pueblos´), el sabio jesuita Eutimio Martino (para quien todos los topónimos significan agua) y el casi paisano Sánchez Badiola, en sus estudios sobre Alba y Fenar. En muchas ocasiones los topónimos son como fósiles históricos y – en nuestro caso – son evidentes sus raíces romanas e incluso prerromanas, aportadas por los primeros pobladores. Las hipótesis de sus significados abarcan un amplio espectro, que, en ocasiones, es de difícil conciliación. Cuando concurren multitud de interpretaciones para un mismo hecho, es síntoma de que el tema está sin resolver.

Revisaré estas hipótesis de los expertos en la lingüística, incluso resaltando la disparidad de opiniones y bajaré, como acostumbro, de norte a sur. Si los expertos no se ponen de acuerdo, con más razón me abstendré yo de tomar partido en esta ceremonia de la confusión.

Cascantes de Alba (Vista aérea)

CASCANTES DE ALBA

El nombre de Cascantes resulta ser de muy incierta etimología. Javier G. Martínez lo hace derivar del latín “quassicare”, que significa sacudir, golpear o quebrantar, y por extensión cascar. Cascantes contendría el sufijo abundancial NT, para significar “lugar abundante de piedras que se derrumban, cascajal o lugar con quiebras en el terreno”. La voz vasca “kascante” significa paso del peñascal y hay quien lo hace derivar de la voz prerromana “Casc-“, que significaría terreno pedregoso, pero también monte de robles. La hipótesis del monte de robles podría encajar en nuestro caso. Otros invocan el verbo latino “quassare”= golpear, de donde vendría la palabra cascada, o la abundancia de cascotes o cantos rodados en las márgenes del río, lo que parece apropiado, por su cercanía. El Itinerario romano de Antonino cita un Cascantes cerca de Calahorra y un pueblo navarro lleva este nombre, que se dice descender de la voz prerromana “Kaiscata”, de la tribu celtibérica de los Berones.

Ya vimos que el Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo lo nombra exactamente como ahora: ´Super flumen Uernesga, in Cascantes, ecclesiam Sancti Felicis…´ en el momento que el obispo Pelayo falsificó el testamento de Alfonso III, a mitad del siglo XIII, aunque lo fecha ladinamente en el año 905. La misma descalificación nos sirve para el resto de pueblos citados por este Códice.

La Seca de Alba (Vista aérea)

LA SECA DE ALBA

El Libro de los Testamentos lo nombra como ´Sanctus Martinus de Illa Secca super alveo que vocatur Uernisga´. El Becerro de San Salvador de Oviedo menciona su parroquia de San Martín Para algunos el término significaría paradójicamente una corriente de agua, por una alambicada argumentación lingüística. Javier G. Martínez dice que La Seca está en terreno llano, al lado del río Bernesga, y hace alusión a lugar seco, o bancal no cubierto por el agua, en lo que coincide Sánchez Badiola.

Podría, así, derivarse del término latino “sicum”, o lugar seco, en alusión a zonas desecadas con anterioridad, cuando la corriente del Bernesga no era lineal, sino en forma de meandros. El perímetro del poblado estaría seco en comparación con sus alrededores.

Valsemana de Alba (Vista aérea)

VALSEMANA DE ALBA

El Libro de los Testamentos lo nombra como ´Vallis Septimana´ y la Diplomática leonesa ´Valsetimana´, en el año 1093. Desecha Javier G. Martínez que pueda tratarse de un hidrónimo, (significando agua o corriente), dado el escaso caudal del reguero que baja hasta el Bernesga. Lo ve más bien como una grafía latinizante, derivado del nombre propio Septimo o Septimio, por lo que vendría a significar ´Valle de Septimio´, como Laciana fue Placiana o ´tierra de Placio´. Estaríamos de nuevo en un vestigio de la romanización, que hubo de ser intensa hasta la irrupción de los pueblos suevo y visigodo.

Como ya se dijo, estos tres pueblos con apellido de Alba pertenecieron al Concejo del mismo nombre, que formaba la unidad de Alba y Fenar. Incluso encontramos al vecino de Cascantes Antonio Ravanal, como merino del Concejo de Alba, en el año 1785.

Cabanillas de la Jurisdicción (Vista aérea)

CABANILLAS DE LA JURISDICCIÓN

El Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo lo nombra como ´Cabannellas´. Casi en la misma época, la Diplomática leonesa refleja la venta de un terreno en Cabaniellas, en el año 1185. La destrucción del poblado de La Llamilla o Llamiella por una riada del Bernesga obligó a sus vecinos supervivientes a refugiarse provisionalmente en cabañas hechas a toda prisa. Este emplazamiento se convirtió en definitivo, originándose el nuevo pueblo, con su nombre alusivo a esta circunstancia, del latín “Capanna” = Cabaña, y, en este caso, ´Cabañas pequeñas´. El topónimo nos avisa de que la riada que arrasó La Llamilla hubo de acaecer antes o durante el siglo XII.

Ya vimos que el apellido ´de la Jurisdicción´ alude al límite superior a la Jurisdicción de León, mientras Villoria de la Jurisdicción era su límite sur.

Cuadros (Vista aérea)

CUADROS

Durante muchos siglos el pueblo capital del municipio se llamó Quadros. Según Eutimio Martino el nombre sería un hidrónimo, cosa natural, pues para el sabio jesuita todos los topónimos significan agua. Sería la contracción moderna de “Aqua + Dros”, o redundancia de agua & agua.

Ya vimos que el Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo lo nombra como ´Sancti Martini de Quadros´.

Una cita de la Diplomática leonesa habla de ´Quadros, Iorançana et Uillaualter´…, en el año 1055.

Para Javier G. Martínez aludiría a una porción de terreno de forma cuadrada, o dividida en parcelas cuadradas, donde se siembra algo diferente de lo que le rodea y lo individualiza. (del latín ´Quadrum´= cosa cuadrada). Aparece en varias zonas de León, así como su femenino ´Cuadra´, para zonas con vocación ganadera, que también sería aquí de aplicación. El vocablo describiría, por tanto, una situación de parcelas cuadriculadas de explotación agrícola.

Otra versión un poco a contrapelo relacionaría Cuadros con ´Cuadratus´, discípulo de San Cipriano, obispo de Cartago que pasó a ser patrono de su iglesia parroquial.

No faltan interpretaciones más sorprendentes, como la de J. C. Arias, quien lo hace descender de la raíz celta “Catara” (brillante), evolucionando a “Cuart”, latinizado en “Quadratus” y finalmente en su nombre actual. Me reitero en los comentarios sobre la multiplicidad de las hipótesis…

Santibáñez (Vista aérea). Una toma aérea de Campo figura al inicio de este capítulo.

CAMPO Y SANTIBÁÑEZ

El nombre de Campo no requiere ningún esfuerzo de exégesis: es un poblado en plena zona rural, con pastos y tierras de labor.

Santibañez es un agiotopónimo, o nombre derivado de un santo, en este caso “Sancti Iohannis” o San Juan. Resultaba bastante repetido encomendar un poblamiento cerca de una corriente de agua a la figura de San Juan Bautista: hay veintidós Santibáñez en toda España y hasta diez en León.

Javier G. Martínez lo documenta citado en la diplomática leonesa, en el año 954, como ´Sanct Yuannes del Campo´.

Lorenzana (Vista aérea)

LORENZANA

Para Javier G. Martínez, el nombre de Lorenzana viene de la etapa de la romanización, a partir de una villa propiedad de Lorenzo, o quizás de Oroncio o Geroncio, (el latino ´Gerontius´) nombres corrientes en la Roma antigua. En el casco del pueblo se han encontrado tégulas romanas, alusivas a su poblamiento milenario. La terminación “ana” avala igualmente el origen romano y parece fuera de duda que se ubicó en el entorno una “villae” de la romanización.

No hay que olvidar que la misma capital (León) fue una ciudad romana durante al menos seiscientos años, hasta que el rey visigodo Leovigildo la conquistó en el 586 y fue el primero en llamarla León. Dejemos a los eruditos dilucidar si el nombre de León procede de una Legión romana (La VIIª Gemina, o como afirma Martino la VIª Victrix) o bien es una imposición del nuevo caudillo Leovigildo.

Parece realmente azaroso que pueda derivarse de la raíz prerromana “Loren”, que significaba sol, cosa que algunos aventuran.

Una cita de la Diplomática leonesa habla de ´Iorançana in karrale de Luna ad Leione…´, en el año 923.

Valsemana. Corro de leña (E. Fierro)

DATOS PARA UNA HISTORIA MENOR

De cuanto me han contado casi a media voz o he rastreado en las esquinas de los escritos, quisiera recoger aquí algunos detalles que emergen sobre la monotonía de los días. No se atienen a una cadencia temporal, ni hilvanan explicación histórica al uso. Son noticias que refrescan el bastidor de la memoria y surgen desordenadamente, como puntíos escondidos de un “llamargo” o humedal.

Los agrupo por pueblos, pues todos tienen algo que contar, o incluso algo que callar. No son datos de impacto, pero sí entrañables. Recogen la espuma del trabajo de campo, las confidencias en que hicieron énfasis mis informantes, sin olvidar las noticias que bajan por el río, como manzanas coloradas. Carecen de orden o secuencia histórica, pero tienen valor en sí mismos, estos apuntes para una historia menor, que se evaporan entre los dedos.

En La Casa de Cultura Antigüa de Lorenzana figuran, sujetos con anillas, sobre unas planchas de metacrilato, sendos paneles con las descripciones de los siete pueblos del municipio. No se pueden extraer y hay poco tiempo para mirarlos. Los sustituyo en esta crónica por un nuevo panel de cada pueblo, aprovechando parte de aquella información, para ponerlos a disposición de todos, para que vean la luz.

Estas noticias inconexas y fragmentarias ¿cómo tomarlas? ¿Rumores o certezas? No estoy seguro. En cualquier caso, sean indulgentes; quizás algunos datos resulten controvertidos; quizás se trate, en propiedad, de meras fabulaciones.

CASCANTES

Cascantes se estructura alrededor de su calle principal, ahora casi asediada por los robles, donde se alinea la mayor parte del caserío. Destaca en ella un interesante conjunto de construcciones de piedra, canto rodado y ladrillo, materiales propios de la zona de transición de esta localidad y del resto del municipio: al norte, la montaña, ganadera y con construcciones de piedra; al sur los páramos y llanuras leonesas, de vocación agraria y dominados por una arquitectura de adobe y tapial.

Por la Calle Real discurre el Camino de peregrinación de San Salvador que, en el desaparecido Hospital de Santa Lucía, ubicado en el casco del pueblo, ofrecía cobijo a los peregrinos. En el entorno de la iglesia, que es sucesora de la primitiva de San Félix, se acumulan guiños al pasado, como la Estela medieval o la gran cruz de cantería, cuya réplica se alza junto a la espadaña. El titular de la parroquia es San Pedro, pero la patrona del pueblo es La Virgen de los Remedios. Cascantes fue pueblo ganadero, agricultor y minero. Unos particulares trazos decorativos de azul añil fueron característicos de muchas fachadas.

Estela de Cascantes (E. Fierro)

CASCANTES

Las noticias y datos sobre este pueblo de cabecera se acumulan en los escritos y el recuerdo. Aporto aquí, como en secuencia de celuloide, una heterogénea selección, que no se atiene a canon alguno de tiempo o prioridad.

. En la época de los Reyes Católicos hubo enconados litigios por la posesión de la Vega de Crespín, que disputaba al pueblo la familia de los Quiñones, de la Casa de Alcedo.

. En Cascantes figura empotrada en la pared del norte de la iglesia una estela de piedra, en forma de rueda giratoria. Parece representar el símbolo céltico del sol, usual en el arte románico. Esta simbología se repite en algunos recintos, como los monasterios de Carracedo o San Miguel de Escalada y podría tratarse de una alegoría del fluir implacable del tiempo, utilizada por los canteros del medioevo.

. De la admirable Cruz de Cantería de su iglesia del siglo XVI haré mención aquí, por si no tiene cabida en el apartado de arte religioso. Probablemente procede de un crucero o humilladero antiguo y está rematada por otra menor, de forja, con la leyenda SANTO MALVAR, que indica su procedencia de algún lugar de enterramiento. Se halla recogida en el atrio de la iglesia, mientras que en el exterior se colocó una moderna réplica, que se reproduce, en lugar del original, porque es más visible la cruz de forja superior.

Las obras de restauración afloraron algunos elementos que podrían proceder de la primitiva iglesia medieval de San Félix, cuyos detalles presentes en el ábside permiten catalogarla como de época románica. En la actual, hay un precioso empedrado que ornamenta el pórtico.

. Otro testimonio religioso fue el realizado con dos troncos en cruz, en las “Misiones” que dirigieron los frailes Capuchinos, en 1959. Se subió al monte de Valdeiglesia, donde existió la desaparecida parroquia de San Félix, y permaneció allí hasta finales de los 80. De esta iglesia medieval no queda más rastro que este topónimo menor.

Réplica de la Cruz de cantería de Cascantes, con su cruz superior de forja (Tomero & Romillo)

. Como dato curioso, aunque no único, Cascantes tiene dos patronos. La Cátedra de San Pedro es el de la parroquia, y se celebra el 22 de febrero. Ya figura con esta advocación en el Libro Becerro de la catedral de Oviedo, códice medieval del año 1385. Pero como casi siempre que la fiesta mayor cae en tiempo frío y desapacible, o quizás por otras causas no meteorológicas, el pueblo adoptó como patrona a la Virgen de los Remedios, cuya fiesta es el 12 de octubre. Su imagen ocupa un retablo propio en la iglesia parroquial y es una de las pocas tallas en que se ve a la Virgen dando el pecho al

Niño. ´Será casualidad´, dicen en el pueblo, pero al empezar la guerra civil las madres de todos los alistados en la contienda, que eran 22 mozos, mantuvieron encendidas sus velas ante la imagen de esta Virgen. Los 22 soldados regresaron a casa sin un rasguño.

. Los vecinos afirman al Catastro de Ensenada que el pueblo tiene un Hospital para auxiliar pobres o caminantes, agregado a la capilla de Santa Lucía. Además una taberna obligada, que se atendía por vecera. Los diezmos del pueblo a la Iglesia ascendían entonces a 1.400 reales de vellón.

. El pueblo cuenta con dos barrios, ´La Reguera´, a que pertenecen La Cuesta y La Ermita, y ´El Valle´. Previsoramente tienen delimitado su término comunal mediante un plano del año 1926.

. La carretera de circunvalación de Cascantes - dice el Diario de

León del 25 de noviembre de 2006 - fue inaugurada por el Presidente de la Diputación Javier García Prieto. La variante consta de 2,3 kilómetros de vía rápida, ganando en tiempo y seguridad el trayecto hasta La Robla.

. Dicen los vecinos que es inexacto que se volara puente alguno, en el período de la guerra civil.

. Los arribes al río, desde el oeste de Cascantes, forman un espacio de Soto dividido por sebes vegetales, donde retozan los caballos y el corte de leña transporta la visión a un espacio fundacional.

Cruz de las Misiones de Cascantes (Proporcionada por la Junta Vecinal)

La Seca (de Alba) se integró en la antigüedad en el medieval concejo de Alba, junto con los vecinos pueblos de Cascantes y Valsemana, por cuyo motivo los tres conservan este apellido.

De su dilatada historia se debe evocar un antiguo monasterio y hospital, que atendía a los peregrinos que transitaban el Camino de San Salvador, de León a Oviedo. Una labra de piedra de San Martín de Tours, presente en el dintel de un arco de medio punto de una vivienda, proviene de este desaparecido enclave.

Hay que reseñar la antigua presencia de una impactante imaginería local, de la que una parte se encuentra actualmente recogida en el Museo de la Catedral de

León: dos tallas policromadas de Vírgenes románicas y una Cruz gótica de chapa. Junto con un impresionante retablo barroco, hoy desaparecido, testifican el pasado esplendor del pueblo de La Seca.

Una moderna Área demostrativa de fauna y flora, ubicada a la orilla del río, ilustra a los visitantes sobre la variedad y riqueza natural del entorno.

LA SECA

LA SECA

. La Seca era en el siglo XVIII el pueblo más poblado de Alba, con doscientos treinta habitantes, todos nobles, según los padrones.

. No parecen tener los estudiosos muy precisas noticias de la existencia de una abadía en La Seca, a cuya posibilidad aluden de pasada, para indicar la procedencia de la misma de sus impactantes vírgenes románicas, de los siglos XI y XII, ahora en el Museo de la catedral de León. Sin embargo, esta Abadía, dedicada a San Martín de Tours, viene citada en la Pregunta núm. 24 del catastro de Ensenada, que se refiere a los arbitrios e impuestos y a quién se pagan: contesta el vecindario que pagan foros perpetuos al marqués de Villasinda y a la ´Abadía del lugar´. Una talla en piedra de su patrono San Martín se encuentra, como vimos, sobre el arco de una puerta de la localidad.

Los vecinos afirman al encuestador del Catastro que pagan un foro (préstamo) al marqués de Inicia y a la Abadía de la Seca. Por lo tanto, dicha abadía existía aún a mitad del siglo XVIII. Pero además, el pueblo contaba con una capellanía y otra abadía dedicada a Santa María, que no era regular, sino secular, por lo que no estaba sujeta a una Regla monástica. No quedan restos de estas edificaciones.

. Las fotografías de las Vírgenes románicas se reproducen en el capítulo próximo. En el mismo museo catedralicio hay recogida una preciosa cruz de chapa del s. XV, que fue recuperada en el desescombro de la vieja iglesia del siglo XVI. La antigua fábrica fue sustituida en el XX por otra moderna de discutible valor artístico y arquitectónico.

. Ya hemos visto una instantánea de la ermita de San

Blas, en la primera parte del siglo XX, antes de su restauración. Como es habitual, aunque San Blas cae el 3 de febrero (´Por San Blas, la cigüeña verás´), se festeja en verano, para favorecer la presencia de los vecinos que viven fuera. Durante algunos años la ermita fue habilitada como Centro Médico del pueblo, volviendo a su función original en 2008, tras su definitiva rehabilitación.

. El pueblo bien estudiado, mediante el libro ´El pueblo de La Seca´, original de Samuel Mayo. En él se da cuenta de una labra heráldica de dos cuarteles situada en la C/ Real, que ha sido reproducida en el capítulo IIº de esta crónica. No resulta fácil su descripción, por su escasa ob-

Torre de la iglesia primitiva de La Seca, del s. XVI, que fue derruida en la década de 1970 (Fotografía facilitada por Enrique Ferreras)

Pila bautismal de la ermita de La Seca. Otro vestigio medieval (E. Fierro)

Área recreativa de La Seca (E. Fierro)

servancia de las normas heráldicas y pudiera vincularse a algún Comisario del Santo Oficio local. Se ignora su procedencia, aunque se data en el s. XVIII.

. La Seca tuvo desde tiempo inmemorial un tenedor de lienzos y un herrero además de producir carbón vegetal, para venta en León.

. Ya en el siglo XX se levantó el puente moderno que cruza el

Bernesga. Felizmente se conserva una fotografía del antiguo, sin defensas y con firme de cañas y barro. . Merece mencionarse el complejo del Polvorín militar. Se construyó en 1949 y después de varias vicisitudes albergó a varias quintas de soldados, continuando con las reformas en el año 2000, hasta su traslado a Valladolid en 2011. Durante años fue habitual la confraternización de la tropa con la gente del pueblo. Dicen ahora en La Seca que ´El Polvorín´ apenas tiene guarnición y que se ocupa de estudiar el comportamiento y utilidad militar de los drones.

. En el área cercana al río se halla una moderna área de ocio, con paneles interpretativos de la fauna y la flora del Bernesga.

Celebración de Santa Bárbara y despedida a la bandera en el polvorín de La Seca, 2011 (Díaz Polier)

Antiguo puente de La Seca para cruzar el río Bernesga. (Facilitada por Enrique Ferreras)

VALSEMANA

Valsemana es el único pueblo del municipio que se encuentra alejado del cauce del río Bernesga, en un valle lateral, cuya altitud de mil metros constituye la cota más alta del territorio. Su relativo aislamiento le ha permitido conservar algunas de las particularidades de su pasado, en los aspectos etnográfico, constructivo y folklórico: sebes vegetales, pilas de leña, paredes de tapial coronadas de bardas, el potro de herrar o un incandescente cancionero autóctono. El rey de Castilla y León Alfonso XI lo cita en su Libro de Montería como terreno apto para la caza del jabalí y el oso. El pueblo avista desde lo alto los arribes del pinar de Camposagrado y el mítico paraje del Cillerón. Tras la desaparición de su importante imaginería religiosa, los vecinos restauraron amorosamente sus templos: la ermita en honor de San Antonio y su iglesia de Santa Eufemia, desde donde se otean los cuatro rumbos del horizonte.

VALSEMANA

. El pueblo de Valsemana es el único del municipio que se aparta del cauce del Bernesga para ubicarse en la cabecera del estrecho valle que le da su nombre. Desde lo alto de su mirador, está íntimamente ligado a los mitos de Camposagrado, cuyo pinar se divisa en cuanto se supera la última pendiente del pueblo.

. En Valsemana dicen, e incluso lo escriben en sus camisetas, que son “la montaña del Bernesga”. Con sus mil metros de altitud, pueden presumir de ser la cumbre del municipio.

Su moderado altiplano, muy propicio para la caza, fue objeto de codicia desde antiguo y ya en el año 1093 el rey de León Alfonso VI obligó a los Infanzones a abandonar lo que habían usurpado y devolverlo a la autoridad del obispo, que en dicha época era una especie de lugarteniente real. Es hermoso ver al pueblo citado en el Libro de la Montería, del rey Alfonso (Siglo XIV), como terreno propicio para la caza del oso y el jabalí:

´Val Semana, et Val de Cadiellas, et Val de Ponja es todo un monte, et es bueno de oso en verano, et de puerco en ivierno. Et son las vocerías, la una por cima de la loma de Val de Cadiellas, et la otra a los Pozos de Colinas fasta el Cillero. Et es el armada a Campo Sagrado, et otras dos armadas el río Bernesga: la una a la boca del Val de Cadiellas et la otra a la boca de Val Semana´.

Entre otras citas reales vemos que a mitad del s. XIV ya se mencionan exactamente por sus nombres Los Pozos de Colinas, El Cillero y Camposagrado. La presencia de osos es ahora mismo casi un asunto legendario.

. Los vecinos declararon al catastro de Madoz ´haber sido, ser y seguir siendo siempre vasallos de San Isidoro´, (Ver ´El catálogo de códices de San Isidoro´, de Pérez Llamazares), en un exceso de sometimiento y veneración, casi impropios de un pueblo de realengo.

. En el dintel de una ventana se esculpió un pequeño escudo carente de armas. O bien no se llegó a completar o tenía un sentido simplemente ornamental.

Libro de la Montería del rey Alfonso (Libro de la Montería, Tomo II)

. Su iglesia de Santa Eufemia es un caso para citar. Su ubicación, en la parte baja del pueblo, podría indicar que las casas se situaban primitivamente a un nivel inferior, pues era habitual que la iglesia ocupase un lugar preminente.

Parece que las viviendas fueron ascendiendo paulatinamente por la ladera hasta situarse por encima del templo. ¿?

El inmueble estuvo en completo estado de abandono durante años y el despojo de su imaginería, retablos y demás objetos de culto fue absoluto, cosa que los vecinos recuerdan con mal disimulada indignación.

Pintura de Beatriz Gallego en la bóveda de la iglesia de Santa Eufemia de Valsemana

Ramo de Santa Eufemia, para la reforma de la iglesia parroquial de Valsemana - ¿Dónde están nuestros retablos e imágenes antiguas? – apuntan con el dedo a este cronista, como si hubiera participado personalmente en la rapiña. Para corregir esta ominosa pérdida, los vecinos pusieron manos a la obra en la restauración de su vieja iglesia, que se reabrió al culto en 1999, por lo que entró en el siglo

XXI reconvertida en un recinto digno y habitable, aunque privado de sus imágenes centenarias. En el trabajo colaboró todo el vecindario, sin distinción de edad ni sexo y hasta la joven

Beatriz Gallego iluminó la bóveda con una figuración del Espíritu. Otro joven artista se ocupó de tallar el Ramo de Santa Eufemia, supliendo con su empuje e ingenuidad las desaparecidas tallas parroquiales.

. En Valsemana son abundantes las bardas de brezo o urz que protegen las cercas y muros de tapial, propias del ancestral modelo constructivo. Montaraz y aislado, el pueblo tiene vocación de altura.

CABANILLAS

Cabanillas es un pueblo tranquilo, que conserva en muchos de sus rincones el aspecto de su arquitectura tradicional, que armoniza el barro, la piedra, la madera y los cantos rodados… Son características sus casas con corredor. Conserva vínculos privilegiados con el centenario Camino de peregrinación de San Salvador, patrono de su iglesia. La talla del Salvador que preside el retablo central está hermanada con la románica de la catedral de Oviedo. Su Cofradía de la Vera Cruz, de la que se tiene noticia desde 1444 y constancia escrita desde 1613, pervive al menos durante cuatrocientos años y es la más longeva del territorio, con cofrades de varias provincias. Su Fiesta de La Cruz de Mayo es una efeméride que recupera hábitos ancestrales y concita un inusitado fervor, que subyace bajo la pagana ofrenda del vino y escabeche tradicionales. Cabanillas presume de su pendón, por ser uno de los pocos de la provincia que lleva una franja central dorada, probable símbolo de antigua concesión real y también de culto al Sacramento. Un remanso de paz y tradición entre los chopos que dibujan el río.

CABANILLAS

. Hay pocos pueblos tan orgullosos de su historia como este entrañable recinto rural, tendido entre choperas y punto de paso del milenario Camino de San Salvador, casi a tiro de piedra de la Fuente de San Pelayo.

Su vocación solidaria con los viajeros que lo cruzaban cristalizó hace siglos con un llamado “hospital” de peregrinos, convertido ahora en Albergue, para reposo de los caminantes que decidan finalizar aquí su jornada. La ancestral tradición de socorrer al viajero regresa a sus orígenes en las jornadas de ´La Cruz de Mayo´, cuando se ofrece a los presentes el tradicional escabeche y vino, que ahora ya no se produce en la zona: atávica costumbre que no debe enmascarar el verdadero significado de la peregrinación.

. Con el talante propio de quien mantiene un antiguo legado, el pueblo iza su pendón en cualquier ocasión favorable, al que atribuyen una especial concesión real, en base a la franja dorada central, poco común en los pendones. En realidad existen ocho en la provincia con esta circunstancia. Sería interesante que tal prerrogativa pudiera documentarse.

El pendón de Cabanillas (en primer término) sube hasta Cármenes, pueblo del cronista (Rosa Ana Cobos)

. Como ya vimos, la Cofradía de la Vera Cruz es la más antigua que continúa activa en el municipio, de la que parece existen referencias desde 1444, aunque la primera mención documental la encontramos en 1613. Esta cita la remonta cuatrocientos años. La Cofradía tiene miembros de Asturias y otros lugares, que superan de largo el ámbito comunal. Resulta inquietante el acompasado paso del Juez, con su enseña o vara, que está dotada de un rejo inferior gastado por el uso y representa el bastón de mando, cuyo golpeo contra el suelo al avanzar es toque de atención y detalle autoritario. Es estremecedor el canto secular de la procesión, que menciona “al amado”, al modo de los místicos del Siglo de Oro, donde sobresalen versos que aúnan el sentido religioso con un latido poético poco común. Lo reproduzco en el capítulo VIIº.

En un video de la Fiesta de la Cruz del mes de mayo de 2014, que he podido consultar, se observa la extrema solemnidad del juramento como Juez de la Cofradía de Alberto Miguel García. Conminado por el secretario de la misma, con la fórmula ritual

-´¿Juras mirar por el procomún de esta Cofradía? - el cofrade responde - ´Si, juro´. Prosigue el secretario: - ´Harás una señal de la cruz como ésta y dirás amén´. Una vez cumplimentados estos requisitos, el candidato queda investido como Juez.

. La arquitectura conserva rasgos tradicionales, como las casas con corredor. Según el catastro de Ensenada, Cabanillas tenía un maestro sastre en el s. XVIII y los diezmos a la Iglesia ascendían a 1.000,- reales de vellón / año.

. El interior de su iglesia, dedicada al Salvador, es de las más bellas de toda la zona, con un retablo barroco revestido de pan de oro y las pinturas de la bóveda de cañón del presbiterio, donde se narran escenas bíblicas. La imagen del Cristo Redentor, que mantiene en la mano la bola del mundo, está hermanada con El Salvador de la catedral de Oviedo.

. La paz del entorno aletea sobre los chopos, el roble melojo y una generación de urces escobadas que se asoman a la escarpadura del río.

CUADROS

Cuadros es la capital del municipio y sede de su Ayuntamiento. Un pueblo con múltiples registros, desde las famosas citas de los reyes de Asturias Alfonso II el Casto y Alfonso III el Magno, donde se le nombra como Quadros. Aunque esos textos son considerados apócrifos, dieron origen a una milenaria partición del territorio entre las Diócesis de Oviedo y la de León. De Cuadros para arriba, todos los pueblos de Alba y Gordón pertenecieron a Oviedo hasta el Concordato de 1953 entre España y El Vaticano. De su dilatada historia pervive el entorno de la ermita de La Magdalena, que aglutinó en el pasado buena parte de los servicios y dotaciones comunales. Un pequeño obelisco llamado ´La piedra del Abuelo´ recuerda los afanes de los antepasados y su ancestral organización. Su iglesia de San Cipriano, situada en lo alto del pueblo, es todo un muestrario de las intervenciones humanas en los recintos eclesiales y tiene la particularidad de orientar su presbiterio hacia el oeste, a diferencia de lo habitual en los templos cristianos. En su sacristía se ha habilitado un pequeño museo o muestrario de arte y utensilios religiosos, de gran valor etnográfico. Cuadros mantiene dos Cofradías activas, ambas muy apreciadas, un pujante centro cívico en el edificio de su Junta Vecinal y completas dotaciones deportivas y de ocio. Todo ello refleja el latido del territorio.

Calle de Cuadros, en época de flores (Tomero & Romillo)

CUADROS

. Sánchez Badiola incluye a Cuadros en una “Tabla de Villas y Yacimientos romanos”, bajo el título genérico de “villa”. El desaparecido poblado de Villalbura, que alcanzó hasta los umbrales del siglo XX, es también un antropónimo de la romanización, donde figura expreso el prefijo de “villa”.

. Pedro Trapiello, en su reportaje sobre los ríos de la extinta ´Crónica 16 de León´ afirma que

´Cuadros está a diez tiros de honda y es pueblo alargado, como todos los que nacen por ser camino. Volverás a encontrarte con el adobe, mezclado con guijarro o empastando morrillos. Las casas tienen más holgura que en los pueblos altos. Lo preceptivo es el portalón con zaguán y corral inmediato, al que asoman las cuadras y el corralín de las ovejas; en el que se amontonan atadijos y particiones para que cada gallina, conejo, cerdo o perro, tenga su sitio preciso. Te parecerá un caos este tipo de corral leonés, en el que también verás un montón de abono, aperos desechados, sogas colgadas, lecheras, un carro moribundo que nadie usa y hasta una artesa de antigua matanza que alguien ha convertido en un tiesto dudoso…´

Esta bucólica estampa del periodista parece haber pasado a los dominios de la arqueología, a pesar de su fecha reciente. Ahora mismo, el pueblo se acicala, como aledaño de ciudad, con las fachadas remozadas, los parterres de flores, el ladrillo vidriado, las zonas deportivas, a la medida exacta del hombre…

. Según el catastro de Ensenada, Cuadros tenía dos maestros sastres y un herrero a mediados del s. XVIII y taberna obligada, con pago de 100 reales por año a su servidor. Dicen los entrevistados que se pescaban truchas, anguilas, barbos y otros peces… Uno de sus molinos era propiedad de la Fundación de Huérfanos de Campo y Santibáñez y los diezmos a la Iglesia ascendían a 4.000,- reales de vellón.

. Su ermita de La Magdalena fue probablemente el embrión del pueblo primitivo, a modo de ágora aldeana donde se concentraban los principales servicios comunales, alrededor de la vía principal o Calle Real y probable paso de la Mesta. Dichas dotaciones eran, entre otras: el granero comunal, (o Granero de San Cipriano), donde se acumulaban los diezmos hasta las desamortizaciones del s. XIX, la Casa Consistorial, el juzgado, la fragua comunal, el edificio de los Monjes Pastores, en el que fue complejo de La Peñalina, ahora en ruinas y La Fuente de la Ermita, con su abrevadero de ganado. Estuvo situada en la terraza geológica, como todas las fuentes de ladera.

La Ermita de la Magdalena de Cuadros, en 1900 (Díaz Porlier) . El segundo tema es una cita de Miguel Hernández, sobre los elementos del antiguo sistema de vida: ´Dale al cabrero monte, para que se sacie, a la piedra agua, para que se ablande…´

. El tercer tema está tomado de un Acta del Concejo de Cuadros, del año 1742: ´Los vecinos de este lugar juntaron Concejo…´

. Hay que rescatar para el recuerdo la existencia de una Sociedad de Mozos, que se fundó en Cuadros en 1922, con el significativo nombre de ´Alegría de Cuadros´. Era una muestra de la voluntad regeneracionista de la época, en los felices años 20. El articulado de sus Estatutos incluye normas sobre la blasfemia, el servicio militar, el cabal comportamiento cívico… la asunción por parte de la sociedad civil de pautas de conducta que antes eran privativas de la Iglesia, como suavizadora de costumbres. Sobrevivió incluso a la guerra civil y estuvo activa hasta la irrupción del Desarrollo, en los años 60.

. En el anexo de Villalbura vivió un artesano de la madera, llamado Ambrosio, que era capaz de diferenciar el sonido de unas castañuelas de roble a otras de negrillo. Algún lutier actual ha aprendido de él el arte para fabricar este instrumento popular.

La ermita contó con muchas propiedades donadas por diversos benefactores, como el de un párroco de 1733, que le legó sus bienes, hasta el punto de que fue capaz de aportar los fondos necesarios para la reconstrucción de la iglesia, en 1786. Traigo a estas páginas dos fotografías del recinto, que acompañan el fluir del tiempo.

. Un pequeño monumento que podría pasar casi inadvertido, aunque su mensaje y significado son trascendentes, es la llamada Piedra del abuelo. Se trata de un recordatorio en piedra y hierro erigido sobre un cubo de hormigón por la Junta Vecinal como homenaje a los antepasados, sus trabajos e inquietudes. Fue una reacción espontánea del Concejo contra el deterioro del recinto, que no está vallado ni señalizado. Se emplaza muy cerca de la ermita de La Magdalena, donde antes se ubicaba el abrevadero del ganado.

El pequeño monumento pétreo está rodeado de lirios, flor que representa el eterno retorno. Resulta azaroso interpretar las inscripciones de la piedra superior, ubicadas en horizontal y en vertical, a la manera de un sudoku o acróstico.

Pueden leerse, sin embargo, en una discreta placa colocada en la base: . El primero alude a una cita del Tumbo de la catedral de León, de la etapa repobladora de la zona por el rey Ordoño IIº, que ya he transcrito: ´In Bernesga lavoraverunt presea et aduxerunt aque et factos molinos…´

Dibujo infantil de la Ermita de Cuadros, en 1930, con pináculos laterales

Reglamento de la Sociedad de Mozos Alegría de Cuadros (1922) Aún en pleno siglo XX los vecinos que habitaban Villalbura o que estaban allí empadronados para disfrutar de sus pastos, se afanaron en facilitar el paso del río, con más voluntad que tecnología. Para ello se construyeron rudimentarios pontones, de tablas, ripia y tapín, que cada deshielo se llevaba el río. El Tío Clemente llegó a ensayar un sistema de cables aéreos (rudimentarias tirolinas) que solían volcar al agua a los osados usuarios.

En los momentos finales de su ocupación humana, comenzó a circular el consabido coplerío premonitorio de la desaparición: ´Villalbura, tres casas con la del cura´, o también ´Las jotas de Villalbura; tocan dos y baila una´ .

. La Junta Vecinal de Cuadros construyó una Casa Concejo, a principios del s. XX, donde tienen lugar todo tipo de actividades, siendo punto de reunión comunal: cursillos, celebraciones culinarias, bailes de salón, zona de rehabilitación y una pequeña biblioteca… Cualquier tarde del año está muy concurrida.

Pontones para el paso del río entre Cuadros y Villalbura (Díaz Porlier)

CAMPO Y SANTIBAÑEZ

La antigüedad de este asentamiento viene certificada por el hallazgo de varias tégulas romanas, indicativas de una casi bimilenaria actividad. Es conocida la transmigración del pueblo de Campo hacia el terreno alto, debido a la mortandad ocurrida a finales del s. XVI, probablemente por contaminación de las aguas, aglutinándose los supervivientes alrededor de la ermita de Sanct Yuannes, que daría origen al pueblo de

Santibáñez y a la común iglesia parroquial.

En su cercanía se documenta la existencia de una Casa

Hospital, que atendía a los peregrinos del ramal derecho del Camino de San Salvador.

Posteriormente ambos núcleos volvieron a unirse, con la alineación de nuevas viviendas junto a la carretera, para formar dos unidades poblacionales con una total vinculación histórica, que comparten Junta Vecinal, dotaciones y servicios.

Campo y Santibáñez dispusieron de estación de FFCC; una red de molinos harineros en las presas que surcan su término; importantes tejeras en la época de la construcción de los túneles entre León y Asturias; las bodegas mejor conservadas de la zona y una red de fuentes que continúan en servicio, a pesar del cansancio del acuífero.

Una importante colonia de cigüeñas continúa fiel, colonizando los prados junto a la carretera.

Frontal de la escuela de Campo y Santibáñez (E. Fierro)

CAMPO Y SANTIBÁÑEZ

. El primitivo núcleo del poblado se situaba en el primer escalón de la terraza fluvial, en el entorno del actual pueblo de Campo.

Una peste o pandemia, ocurrida en el año 1598, ocasionó una mortandad casi masiva, que cifra en 126 el número de fallecidos. Los supervivientes decidieron entonces trasladar sus viviendas a la parte más alta del terreno comunal, como espacio reputado más saludable, donde estaba situada la ermita de ´Sancti Iohannis´, que se convertiría en iglesia parroquial. La nueva vecindad daría origen al actual pueblo de Santibáñez, quedando Campo prácticamente abandonado. Más adelante se volvió a poblar, alineándose con la carretera, pero los dos pueblos se consideran uno solo desde entonces, con muchas dotaciones comunes.

. La zona entre ambos núcleos es rica en pozos de agua, ubicados en la parte más baja de la terraza fluvial, porque una lengua arcillosa de componente calizo se introduce desde el este, embolsando las aguas. De Santibáñez hacia arriba el terreno es pizarroso, lo que hace que las aguas pluviales y superficiales se escurran hacia el fondo del acuífero.

. La situación de Santibáñez al pie de la Hoja de Camposagrado hizo que en otros tiempos se ubicara una Venta, donde pernoctaban los trashumantes y la posta. El catastro de Ensenada informa de una Fundación de Huérfanas, a la que el pueblo abonaba 61 reales al año. Registra también una taberna obligada, sin especificar cómo se financia o atiende. Los diezmos a la Iglesia ascendían a 2.700,- reales de vellón.

. Probablemente la antigua escuela de Campo y Santibáñez es el edificio civil más importante de todo el municipio. De una apariencia modernista, se construyó con los mismos materiales que la ´Sierra de Mundo´, rabiosamente autóctonos, que eran canto rodado y ladrillo local.

El Camparín de Campo y Santibáñez (E. Fierro)

. Entre finales del s. XIX y principios del XX floreció en Campo y

Santibáñez una industria de oportunidad: en plena construcción del túnel de ´La Perruca´, sobre Busdongo, para el paso del ferrocarril a Asturias, fue preciso entibar el techo, para prevenir los derrumbes. Los ingenieros optaron por un revestimiento de ladrillo. Para abastecer la cuantiosa demanda, era necesario contar con las materias primas imprescindibles: arcilla y leña en abundancia. Los terrenos arcillosos de Santibáñez y sus extensiones de urz y roble favorecieron la instalación de hasta ocho hornos cerámicos, cuyos materiales eran transportados hasta

Busdongo, desde la estación de FFCC, que está realmente en

Campo. Esta ocasional industria produjo gran dinamismo en la comarca. Una vez se redujo la demanda, los hornos fueron abandonados y demolidos, utilizando los vecinos del pueblo los ladrillos para la construcción.

. En la época del cultivo de la vid, Santibáñez se dotó de una batería de bodegas excavadas en el terreno, en la zona de las tejeras y las eras, ahora ocupada por un parque público.

. Una veintena de mozos, - rememoran mis informantes - , dormían al raso todo el verano, arrebujados en sus mantas, para aprovechar el turno de riego e impedir que otros vecinos desviasen el agua a sus parcelas.

. En el entorno de la iglesia de Campo y Santibáñez se alza un entrañable monolito de piedras, en el lugar conocido como ´El Campar´, donde estaba una antigua fuente.

En la zona se denomina ´Campar´ a una pradera comunal dedicada al pasto, que no se siega; lo que en otros lugares llaman un ´pacedero´. La piedra base del monolito, de tonalidad amarillenta, procede de Cascantes y después de varias vicisitudes fue rescatada por el vecindario, como soporte de este moderno menhir decorativo. Los promotores de la obra grabaron el nombre de ´El Camparín´, en memoria del antiguo emplazamiento.

. Los naturalistas no nos acaban de explicar fehacientemente la tenaz presencia de las cigüeñas en el entorno de Campo y

Santibáñez.

Con renovada fidelidad permanecen ancladas al paisaje estas cigüeñas juguetonas, colonizando las choperas, donde suscitan interés y aprecio.

LORENZANA

Lorenzana es actualmente el núcleo más poblado del municipio, por su cercanía a León capital y cuenta con todos los servicios modernos, entre los cuales hasta cuatro Residencias de la Tercera Edad.

Punto neurálgico de caminos, la carretera se bifurca en el mismo casco del pueblo: la CL-623 sigue rumbo noroeste hacia la cuenca del río Luna y Villablino. La LE-4514 toma hacia el norte, para unir todos los pueblos del municipio de

Cuadros con la N-630, en La Robla.

Al igual que en Campo y Santibáñez, se han hallado en

Lorenzana tégulas y otros restos de la romanización.

El pueblo perteneció durante algún tiempo al señorío de los marqueses de Lorenzana, por una concesión de uno de los últimos reyes de los Austrias, ajena a la voluntad de los vecinos.

En su iglesia y ermita se acumulan piezas maestras del arte religioso, como una Virgen románica de transición o un

Cristo gótico. En la antigua Casa del Cura se ha montado un interesante museo etnográfico o Casa de Cultura Antigua, que recoge los elementos tradicionales de la autosuficiencia.

Cuenta además con un moderno Centro Cultural, que aglutina todo tipo de actividades educativas y culturales.

A mitad de septiembre tiene lugar la Feria de Artesanía Jaime

Díez Fernández, con demostraciones artesanas, talleres y exhibición de pendones, en un ambiente de genuina celebración popular.

Vista aérea de la iglesia de Lorenzana

LORENZANA

. A diferencia de los seis restantes pueblos del municipio, que se declaran en el catastro de Ensenada como ´realengos´, en Lorenzana dicen ser una villa de señorío del marqués de Lorenzana.

Lorenzana no perteneció a la Hermandad de Bernesga de Arriba, sino al alfoz de León. Ante las dificultades económicas de la Hacienda pública, el rey Carlos IIIº enajenó su dominio, mediante una fuerte suma económica, a Álvaro de Quiñones, de una rama de esta familia, que ostentó el título de Marqués de Lorenzana, desde 1642. Esta puntual situación convirtió a Lorenzana en un pueblo de señorío civil, con cuyo vasallaje los naturales nunca se sintieron identificados. De ese período data el escudo señorial de los Quiñones, que sería asumido en un cuartel del actual escudo municipal de Cuadros. A propósito de este señorío los vecinos alegan que ´aunque la población es del marqués de Lorenzana, no le pagan maravedí alguno, pues no tiene más que el señorío, vasallaje y nombramiento de cargos´ (que no era poco).

Entrañable talla de un Cristo mutilado, en la iglesia de Lorenzana. Ss. XV/XVI. (E. Fierro)

En cuanto a los diezmos a la Iglesia, el catastro de Ensenada indica que la tercera parte (del cura) ascendía a 8 heminas de trigo, 9 cargas de centeno y 22 libras de lino.

. De su imaginería religiosa hay que reseñar varias piezas impactantes: una Virgen románica de transición al gótico que se mantiene fuera de la vista, no se sabe si por pudor, precaución o desdén, ya que sería la joya más valiosa de su parroquia y un Cristo del s. XVI, del que se dice es muy ´milagrero´. Otra talla de un Cristo mutilado nos parece entrañable, con independencia de su valor artístico y las vicisitudes que sufriría esta pieza centenaria.

. Los vecinos presumen, con razón, de la completa dotación de servicios del pueblo, que supera en mucho a todos los demás del municipio, como también lo hace en población. Con indisimulado orgullo, señalan una hilera de equipamientos en el casco urbano:

Escuelas / Guarderías de niños / Centro de Salud / Depuradora de aguas municipal, (para Cuadros, Santibáñez y Lorenzana) / Polideportivo y gimnasio municipal / Farmacia / Bares y Alimentación / Bancos y Cajas de Ahorros / Ferretería / Polígonos de chalets / Autobuses cada media hora / Casa Museo de Cultura Antigua…

Dicen mis informantes que está asfaltado hasta el corral de las gallinas. Hay que añadir la presencia de hasta cuatro Residencias para “La Tercera Edad”, con cerca de 200 plazas, llenas a rebosar y con lista de espera… Sería motivo de mayor felicidad si, en vez de tantas Residencias para ancianos, hubiera alguna Maternidad.

. En el apeadero de Lorenzana (que ya se dijo, duró como un suspiro) fue celebrado en la postguerra un importante tráfico de estraperlo de alimentos, con compradores que llegaban desde Asturias. En un momento determinado, cuando el racionamiento de la postguerra era más severo, los subterfugios para la supervivencia alcanzaron tintes tragicómicos: corría el año 1942 y – de pronto – todos los mozos de Lorenzana aparecieron al alimón con flamantes relojes de pulsera. No era una moda o un afán de protagonismo: necesitaban controlar la hora exacta en que pasaba el tren por el Apeadero del FFCC, a fin de llevar sus “fardelas” con comestibles e introducirlas por las ventanas de los vagones, donde los estraperlistas asturianos se encargaban de ellas. Un carro de patatas, por ejemplo, afanosamente recogidas durante la noche, desaparecía al amanecer en este mercado negro sin dejar rastro.

. La historia de la segunda parte del siglo XX de Lorenzana está prácticamente contada en los seis libros que Blanca Fanjul (Blanquita) confeccionó meticulosamente con todo tipo de notas de prensa, fotografías, cuadros, dibujos y reseñas sobre la vida cultural del pueblo. Se encuentran depositados en la Casa de Cultura y son un monumento a la sensibilidad y el interés por la vida comunal.

Esqueleto de carro en Lorenzana (Tomero & Romillo)

Las Cigüeñas de Campo y Santibáñez. Una renovada fidelidad (E. Fierro)

ALGUNOS TEMAS DE LÍMITES

No estoy seguro de la oportunidad de estos apuntes, que cada cual interpreta a su criterio:

. El término vecinal de Cuadros limita al este con la carretera de Asturias N-630, salvo un triángulo en torno al PK-338, de algo más de 1 km.2, que está al otro lado de la carretera. Este pequeño enclave ha sido siempre muy polémico y se le conoce como ´El Rincón de Villalbura´. . Habría otro enclave disputado: es ´El Rincón de Cascantes´, en los puntos kilométricos 344 y 345. Tiene una extensión aproximada de 2 km2.

. No deja de tener su controversia, por su división entre planos, la zona de ´La Griega´, que tiene importante valor arqueológico, con los antiguos monasterios de San Tirso y Santa María. El vértice geodésico de Camparina reparte aguas y por ello La Venta la Tuerta pertenece sin discusión al Torío, en su municipio de Garrafe.

Se documentan discusiones de límites en cualquier pueblo de ambos hemisferios. Aquí, a lo que parece, nunca llegó la sangre al rio.

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