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JOSÉ ANTONIO ALARCÓN CABALLERO

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DANIEL RODAS LEÓN

DANIEL RODAS LEÓN

EL ASESINATO DE CARLOS CASTRO GIRONA. UNA TRAGEDIA EN EL EJÉRCITO AFRICANISTA

José Antonio Alarcón Caballero

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Introducción

El asesinato del teniente coronel de Estado Mayor Carlos Castro Girona supuso una auténtica tragedia en el seno del ejército africanista, una profunda herida difícil de curar para un importante grupo de oficiales de élite que se vieron directamente afectados por el suceso. Desaparecía una de las grandes esperanzas militares del momento, con una carrera militar vertiginosa, cimentada en sus servicios en Marruecos, uno de los oficiales más expertos en los problemas del Protectorado y en el conocimiento de la sociedad, la cultura y la idiosincrasia de la Yebala y la Gomara. Un oficial inteligente, brillante, valiente, dedicado, que fue asesor de todos los Altos Comisarios desde Felipe Alfau a Dámaso Berenguer. Lo hacía además asesinado por un oficial de inferior grado, en pleno tiempo de guerra con operaciones abiertas en la comandancia de Larache, cuyo Estado Mayor regentaba, amparado en un sórdido asunto de faldas y adulterio que implicaba a lo más granado de los mandos africanistas, al corazón mismo de ese ejército. El comandante general de Larache, Emilio Barrera, miembro de la Casa Militar del Rey, al que se encuentra muy próximo, era padre del capitán Alfonso Barrera, ejecutor de la muerte de Castro Girona -cuya madrina era la infanta Isabel, tía de Alfonso XIII- y suegro de la mujer que estuvo en medio de la tormenta, Clara Cabanellas Torres, que a su vez era hija de otro prestigioso general africanista, Miguel Cabanellas Ferrer y sobrina del entonces coronel Virgilio Cabanellas. Carlos Castro Girona era hermano del entonces coronel Alberto Castro Girona, el héroe de Xauen, jefe de la Mehal-la jalifiana y experto conocedor del terreno y los asuntos de la Yebala y la Gomara, uno de los más valientes y arriesgados combatientes sobre el terreno y experto director de tropas en combate. Para hacernos una idea de la importancia de estos

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miembros de la cúpula militar baste decir que tres de ellos llegaran a teniente general-Barrera (1924), Castro Girona (1927) y Virgilio Cabanellas (1944)- y Miguel Cabanellas no llegó a serlo sólo por su enfrentamiento con la dictadura de Primo de Rivera y por qué la República declaró ese empleo a extinguir.

Las distintas posiciones en torno al suceso, su juicio y castigo y sus consecuencias enfrentaron a estos hombres con intereses contrapuestos. Barrera maniobró, con toda su influencia y poder en la oligárquica cúpula militar de la Restauración y en el entorno palaciego, para salvar a su hijo; Alberto Castro Girona exigió justicia para su querido hermano muerto en la flor de la vida y con una brillante carrera militar por delante; y los Cabanellas intentaron salvar el honor de su hija, de cuya destrucción dependía la única posibilidad de salvación de Barrera. El suceso también provocó una cierta división y enfrentamiento de los cuerpos afectados, Estado Mayor e Infantería, con sus respectivas juntas de defensa a la cabeza, que obligó al ministro de la guerra, Vizconde de Eza, a desmentir en dos ocasiones los rumores de la prensa sobre esa situación de enfrentamiento latente.

Sin duda, el asesinato de Castro Girona, dañó la imagen de un ejército, que enfrascado en la dura y cruenta guerra de Marruecos, cuya resolución exigía unidad y disciplina, apareció frente a la opinión como frívolo y ligero, enredado en nimios asuntos de faldas comparados con los grandes intereses y asuntos que estaban en juego, implicando en ello a su más alta cúpula. Se manchaba de sangre Madrid, de una sangre que, si era necesario verterla, debía serlo en el campo de batalla, en las operaciones militares en Marruecos, en Larache, donde los implicados servían. Habían antepuesto un anticuado código ético y de honor, más propio de siglos pasados, que nadie cuestionó, a los altos intereses del ejército y la nación. El asunto fue pronto olvidado porque las urgencias de la guerra- no olvidemos que apenas un mes después acaecen los trágicos hechos de la rota de Annual- lo reemplazaron pronto en la conciencia y las preocupaciones del ejército y la opinión. Aquellos hombres enfrentados en lo personal y heridos en lo más íntimo tuvieron que hacer

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de tripas corazón y cerrar filas para volver a la vanguardia de los frentes de combate, cooperando en el intento de salvar y rescatar del desastre al ejército español de Marruecos. Alberto Castro Girona, Emilio Barrera y Miguel Cabanellas no pudieron ni siquiera asistir al consejo de guerra porque la grave y urgente situación militar los retuvo en el escenario bélico.

Las heridas, soterradas, permanecieron en los protagonistas y, de alguna manera, influirán en su devenir futuro inmediato. Barrera fue una pieza esencial en el engranaje militar de la Dictadura de Primo de Rivera, regentando la capitanía de Cataluña, y permaneció leal a la monarquía, hasta el punto de abandonar el ejército en 1931 y conspirar de forma persistente para obtener su restauración, respondiendo así con lealtad a dos personajes clave para la salvación de su hijo. Castro Girona y Miguel Cabanellas se enfrentaron a la dictadura de Primo de Rivera y aceptaron, sin problemas en el caso de Castro Girona, y con entusiasmo, participación y colaboración sincera en el caso de Miguel Cabanellas, la llegada de la República, tal como también hizo su hermano Virgilio. No obstante, todos, conservadores y católicos, terminarán en el bando nacional durante la guerra civil, ya convertidos, por la edad y las circunstancias en meras figuras decorativas.

El Asesinato y sus antecedentes

En la mañana del día 21 de junio, poco antes de las diez, era abatido a tiros el teniente coronel de Estado Mayor Carlos Castro Girona, en los alrededores de la estatua del Ángel Caído, en el lugar denominado “Ría de patinar”, situado tras la Rosaleda del parque del Retiro de Madrid. El capitán de infantería Alfonso Barrera Campos había disparado sobre él cinco tiros con una pistola Browning. Carlos Castro intentó huir de los disparos sin conseguir esquivarlos. Fue alcanzado por tres de los proyectiles. El primero, que recibió de frente, le atravesó el hombro derecho. El segundo, mortal de necesidad, le alcanzó atravesándole el séptimo espacio intercostal y afectó la parte superior del tórax, tras haberle atravesado el corazón. El

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tercero le entró por la espalda, afectándole el vientre y saliendo por el pecho. Cayó desplomado de bruces, y al intentar levantarse, ya agonizante, quedó muerto en decúbito supino con los brazos extendidos, a pesar del intento de socorro de tres guardas del parque y un jardinero- Francisco Sirvent, José Hevia, Antonio Burgos y Agapito Izquierdo- que acudieron al oír los disparos y del capitán de infantería Mariano Coello Triviño, que acompañaba al capitán Barrera. Alfonso Barrera, acompañado del comandante Eduardo Muñoz García, marchó en un coche, a entregarse en Prisiones Militares.1

1. Toda la prensa nacional se hizo eco del lance. Para nuestra descripción hemos utilizado los siguientes diarios y publicaciones periódicas: ABC, 22 y 23 de junio de 1921; La Voz, 21, 22 y 23 de junio de 1921; La Acción, 21, 22 y 23 de junio de 1921; La Correspondencia de España, 21 y 23 de junio de 1921; La Correspondencia Militar, 21, 22 y 24 de junio de 1921; La Época, 21, 22 y 23 de junio de 1921; El Heraldo de Madrid, 21, 22 y 23 de junio de 1921; El Siglo Futuro, 21 de junio de 1921; El Globo, 22 y 25 de junio de 1921;

El Imparcial, 22 y 23 de junio de 1921; La Libertad, 22, 24 y 25 de junio de 1921 y 1 de julio de 1921; El Liberal, 23 de junio de 1921; La Vanguardia, 22 de junio de 1921;

Mundo Gráfico, 29 de junio de 1921; La Semana Gráfica, 29 de junio de 1921; La Unión ilustrada, 29 de junio de 1921; Nuevo Mundo, 1de julio de 1921; El año político 1921, p. 204-205.

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Se trataba de un crimen pasional impulsado por la convicción moral del capitán Barrera de que Castro Girona mantenía relaciones sentimentales con su esposa, Clara Cabanellas. El destino de ambos militares se había cruzado cuando coinciden en Larache. Desde mediados de 1915 Alfonso Barrera se encuentra en Larache, primero sirviendo en el tabor de policía indígena como primer teniente y, tras su ascenso a capitán, en batallón de cazadores de Las Navas, nº 10. A partir de mayo de 1916 vive en el edificio de la Comandancia General, después de ser nombrado su padre, el general de brigada Emilio Barrera Luyando, Comandante General de Larache. Emilio Barrera se traslada a la capital del Lucus, acompañado de su esposa, Elena Campos La Hoz, dando acogida en la Comandancia a su hijo y a su nuera, con la que Alfonso Barrera contrajo matrimonio en Tetuán el 15 de marzo de 1915, al parecer en secreto en contra de la voluntad de su familia, a la que no gustaba el carácter de la joven. Clara Cabanellas era hija del entonces teniente coronel de caballería Miguel Cabanellas Ferrer, que en el momento del crimen ya era general de brigada. Carlos Castro Girona llega destinado a Larache, desde la Alta Comisaría en Tetuán donde había servido en el Gabinete Militar de todos los Altos Comisarios desde Felipe Alfau hasta Dámaso Berenguer, en abril de 1919, tras haber sido nombrado Jefe de Estado Mayor de la Comandancia de Larache. Emilio Barrera y Carlos Castro Girona se conocían, al menos, desde 1910, cuando este último servía como ayudante del Comandante General de Ceuta, Felipe Alfau, y Barrera, militar palaciego, ejercía de enlace y oficial de inteligencia entre el Rey y los altos oficiales del Ejército africano. Desde ese año habían coincido en múltiples ocasiones en el Protectorado, especialmente en los años inmediatos anteriores al nombramiento de Barrera como Comandante General de Larache, a

También se han utilizado las crónicas de Consejo de Guerra al que fue sometido Alfonso Barrera Campos: La Época, 26 y 27 de octubre de 1921; El Globo, 26 y 28 de octubre de 1921; El Sol, 26 y 28 de octubre de 1921; La Voz, 26, 27 y 28 de octubre de 1921, La Acción, 26, 27 y 28 de octubre de 1921; La Correspondencia Militar, 27 de octubre de 1921; El Heraldo de Madrid, 27 de octubre de 1921; El Imparcial, 28 de octubre de 1921; El Liberal, 28 de octubre de 1921; La Libertad, 28 de octubre de 1921; ABC, 26 y 27 de octubre de 1921. Soldevila, El Año Político 1921, p. 196-197.

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las órdenes ambos del Alto Comisario y miembros del selecto grupo de asesores del mismo. Eran amigos y por ello fue recibido con toda confianza por su superior, que le dispensaba un trato familiar. Todas las noches visitaba la Comandancia, donde solía participar en las tertulias familiares. Así transcurrieron algo más dos años, entre abril de 1919 y junio de 1921.

La tragedia comienza a incubarse a finales del mes de mayo de 1921. El capitán Barrera observa una noche como su esposa entra en la habitación para cerciorarse de que duerme. Después pasa al gabinete contiguo, apagando la luz y abriendo la ventana, oyéndose en la calle un silbido, tras el cual vuelve a cerrar la ventana y se acuesta con su esposo. La noche siguiente Alfonso Barrera, tras fingir dormir, se levanta y sorprende a su mujer escribiendo una carta, que al ver a su esposo intentó esconder en un armario y al no conseguirlo la arrojó a la calle. Barrera salió a la calle, recogió la carta e interrogó al soldado que allí encontró, asegurándole este que se dirigía a dar un recado al teniente coronel Castro Girona. La carta, que no tenía dirección, trataba al interlocutor de “¡Loco mío! Y llamaba “loro viejo” a una persona de la familia Barrera, a la que acusaba de espiarla. Al regresar a la comandancia, Alfonso Barrera pregunto a Clara a quién iba dirigida, en presencia de sus padres, confesando esta que iba dirigida al teniente coronel Castro Girona. Tras poner a su esposa bajo vigilancia familiar, la noche siguiente espero el silbido con la luz apagada y la ventana abierta. Al oírlo salió a la calle, encontrando a un ordenanza que confesó que estaba allí por orden de Castro Girona.

Inmediatamente decidió separarse de su esposa regresándola a casa de sus padres en Madrid. Emprendió viaje junto con Clara para poder explicar a sus suegros las circunstancias de la separación. En esos momentos su suegro, que había ascendido a general de brigada en diciembre de 1919, mandaba la segunda brigada de caballería de la segunda división con sede en Alcalá de Henares. Marchó en dirección a Tánger para desde allí embarca rumbo Cádiz. El mismo día de su marcha su padre se entrevistó con Carlos Castro Girona para pedirle explicaciones y retirarle su confianza, cesándole en sus

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funciones de Jefe de Estado Mayor de la Comandancia de Larache. Castro negó rotundamente las acusaciones formuladas por Emilio Barrera, acusando a Clara Cabanellas de mentir, y solicitó permiso para hablar con la pareja y aclarar la situación. El general Barrera telegrafió a su hijo al zoco del Had, donde se hallaba retenido, rogándole que esperara en Tánger la llegada de Castro Girona y que se entrevistara con él. La escena fue violentísima. Castro Girona reunido con Alfonso Barrera y Clara Cabanellas acusa a esta de mentir y de provocar una ruptura dramática de su amistad con los Barrera. Se produce una fuerte discusión entre Castro Girona y Clara. Alfonso Barrera los dejó a solas unos momentos tras los cuales Clara negó su versión anterior exculpando a Castro Girona. Ahora declara que se había reunido en alguna ocasión con Castro Girona porque este le había informado de la una infidelidad de su marido y se había comprometido a entregarle unas cartas que tenían relación con esa infidelidad y que la carta no iba dirigida a nadie y que sólo era una forma de llamar la atención y provocar los celos de Alfonso. La pareja sostuvo una violenta conversación en el restaurante Fuentes de Tánger, que fue presenciada por el comandante Eduardo Muñoz que los acompañaba. Emprendieron viaje a Madrid, siendo recibidos en la estación del Mediodía el día 13 de junio por el general Miguel Cabanellas y el médico militar, amigo de la familia, Agustín Van Baumberghen. Desde allí se dirigieron al domicilio de este último, sito en la calle Barquillo, donde, tras discutirse los pormenores de la cuestión, se convino la separación amistosa. Clara Cabanellas volvía a Alcalá de Henares a casa de sus padres, Miguel Cabanellas y su esposa Elisa Torres. De inmediato Alfonso Barrera volvió a Larache, donde llega el 16 de junio, con la intención de aclarar la situación y, en su caso, retar a duelo a Castro Girona para lavar su honor.

Mientras tanto Castro Girona regresó de Tánger a Larache, donde, tras la exculpación de Clara producida en Tánger, el general Barrera decidió reintegrarlo en sus funciones de Jefe de Estado Mayor, dejándole claro que lo hacía en tanto se esclarecían los hechos y que solo mantendrían mientras tanto relaciones oficiales. El general

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Barrera ordenó abrir una investigación para aclarar los hechos al fiscal Julio Barneto, pues tenía la convicción de que Castro Girona había mentido. Al parecer la intención inicial de Barrera era conseguir, en caso de divorcio de su hijo, pruebas que permitieran que las dos hijas de la pareja se quedaran con su padre. En esa investigación declararon un soldado del batallón de Chiclana, un cabo, el sargento de la sección ciclista de la Comandancia y un cabo de la guardia civil. De la información practicada parecía desprenderse la existencia de las relaciones entre Carlos Castro Girona y Clara Cabanellas. El soldado del batallón de Chiclana afirmó llevar y traer cartas entre ambos. El sargento aseguró haber visto en varias ocasiones entrar a Castro Girona y Clara en una casa de la calle del Túnel de Larache, extremo que fue confirmado por el cabo de la guardia civil, que había averiguado que la casa había sido alquilada por Castro Girona a un moro de la localidad. Estas declaraciones llevaron al general Barrera a la convicción moral de la infidelidad de su hija política con el teniente coronel Castro Girona. El general Barrera llamó a Castro Girona exigiéndole su marcha de Larache pues no podía permanecer ni un minuto más a su lado. Le ordenó que pidiera licencia por asuntos propios o enfermedad que él la autorizaría de inmediato. Sin objetar nada Castro Girona se aprestó a cumplir la orden. A los dos días, con licencia por enfermedad, salía de Larache en dirección a Algeciras.

A su regreso a Larache, Alfonso Barrera se reunió con los oficiales de su batallón poniéndoles al corriente de los hechos, pidiéndoles consejo y anunciándoles su decisión de retar a duelo al teniente coronel Castro Girona. Sus compañeros le confirman la traición de Castro Girona, asegurándole que obra en su poder la información practicada por el fiscal Barneto, que demostraba el abuso de confianza y que estaba a su disposición para lo que fuera necesario. El comandante Eduardo Muñoz García y el capitán Mariano Coello Treviño, compañeros de armas del batallón de Las Navas nº 10, accedieron a ser sus padrinos y testigos.

El 20 de junio emprendió viaje a Madrid desde Algeciras el teniente coronel Castro Girona, que llegaba a las 7,30 horas del día

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21 a la estación del Mediodía en el tren correo, donde fue recibido por uno de sus hermanos que le invitó a marchar juntos a casa del coronel Alberto Castro Girona, otro de sus hermanos, que se encontraba en Madrid. Carlos se disculpó pretextando que esperaba una comisión militar de Larache que debía de llegar en el expreso de Andalucía. Su hermano se marchó llevándose la maleta del teniente coronel. En realidad se había citado con Alfonso Barrera, que viajaba en ese tren con destino a Madrid, acompañado por Eduardo Muñoz y Mariano Coello. El expreso de Andalucía llegó a la estación del Mediodía a las 9 de la mañana. Alfonso Barrera era esperado en la estación por Miguel Cabanellas, el doctor Van Baumberghen y el comandante de ingenieros Rafael Fernández, ex ayudante del general Barrera en Larache. Alfonso Barrera había telefoneado al doctor Van Baumberghen desde Cádiz pidiéndole que le esperase en la estación junto a Clara Cabanellas. Este no lo consideró apropiado dando aviso al padre, que lo acompañó a la estación. Al descender del tren el capitán, Van Baumberghen insistió a Alfonso Barrera en que lo acompañara a casa. Este se negó, alegando que estaba sometido a consejo de sus compañeros de armas. El comandante Eduardo Muñoz se dirigió a hablar con Castro Girona. Barrera y sus compañeros partieron en un coche de punto hacia el Retiro, seguidos por otro coche donde iba el teniente coronel Castro Girona. Los coches eran guiados por Prudencio Fernández y Ángel Ferrante, con cocheras en el paseo de las Acacias y la calle Méndez Álvaro respectivamente. Una vez reunidos los cuatro en el paraje del Cajón de la “Ría de patinar”, sentados en un banco, Alfonso Barrera aseguró a Castro Girona que tenía la “convicción moral de que es usted el autor de mi deshonra”. Castro Girona, al parecer en tono despectivo, respondió “Pues eso no basta y yo aseguro lo contrario”. Intervino entonces el comandante Muñoz que aseguró que había pruebas fehacientes exhibiendo el informe realizado en Larache, dando lectura a parte del mismo. El capitán Barrera, que declaró no conocer el documento previamente, se exaltó y requirió de nuevo al teniente coronel para que reconociera su culpabilidad. Castro Girona se puso en pie y, desabrochándose los guantes, replicó, al parecer en tono desdeñoso, que insistía en su negativa pero que estaba dispuesto a asumir todas

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las consecuencias. Barrera interpretó la contestación de Castro Girona como una provocación y una burla. Se puso en pie, ciego de ira, sacó su pistola Browning reglamentaria y realizó cinco disparos sin que sus compañeros pudieran sujetarle.

Tras los disparos Alfonso Barrera y Eduardo Muñoz marcharon en coche a las prisiones militares de San Francisco, donde ingresaron sobre las diez de la mañana como detenidos a disposición del juez militar de guardia, José Manuel Ruiz Morales. Más tarde se les unió Mariano Coello. Los guardas del Retiro llamaron al cercano hospital del Niño Jesús, desde el que se personó el médico Juan Garrido Lestache, que solo pudo certificar la muerte de Carlos Castro Girona. A los veinte minutos llegaron los jueces de guardia civil y militar. El juez civil era el Sr. Rodríguez Porrero, del distrito de Buenavista, que acudió con el secretario Sr. Muzas y el oficial Sr. Catalán. El juez civil llegó en primer lugar. El militar, que era el mismo José Manuel Ruiz Morales, venía acompañado del secretario del juzgado y del médico de guardia de sanidad militar, capitán Criado, ya había tomado la primera declaración a Alfonso Barrera tras entregarse en Prisiones Militares y había decretado su prisión incomunicada. El juez civil tras intercambiar opiniones con el militar decidió inhibirse en favor de la justicia militar. Tras practicarse las primeras diligencias se ordenó el traslado del cadáver en una ambulancia al Hospital Militar de Carabanchel. Tras una inspección del cadáver el juez encontró 14.000 pesetas en billetes, un billete de tren de Algeciras a Madrid expedido el día 20, una cartera militar con su identificación y varios documentos sin importancia y una medalla de oro que tenía grabado el busto de la Virgen de la Soledad. El muerto, que estaba bocarriba, probablemente porque al intentar auxiliarle le habían movido, y con la cara manchada de tierra y erosionada, vestía uniforme con la faja azul de Estado Mayor e iba desarmado. Tenía la cabeza encima de un charco de agua, del costado le manaba un hilillo de sangre que había formado una gran mancha de sangre y tenía las piernas abiertas. Durante la mañana muchos militares que conocían a los implicados en el suceso pasaron por el Retiro, entre ellos el Director de la Escuela Superior

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de Guerra, Pío Suárez Inclán, de la que los hermanos Castro Girona habían sido alumnos distinguidos, especialmente Carlos que fue e número uno de su promoción en 1910.

Inmediatamente se nombró un juez especial militar para hacerse cargo de la instrucción del caso, dada la importancia de los militares y las familias castrenses implicadas, el comandante de infantería Federico Pita Espelosín, que lo era de la Capitanía General de la Primera región Militar, que tendría como secretario al capitán de infantería Luis López Barbero. Esa misma tarde, a las 17 horas, comenzó su trabajo tomando declaración a los implicados en las dependencias de las Prisiones Militares de San Francisco. Alfonso Barrera, abatido, pero entero, declaró que su intención era concertar un duelo de honor, pero que no pudo resistir el impulso de disparar ante la actitud despectiva de Castro Girona, que negaba ante las evidencias. Muñoz y Coello declararon que todo fue tan rápido que no pudieron impedirlo. También se ordenó la revisión del arma por parte de los maestros armeros y se encargó el peritaje técnico balístico y del arma al comandante de artillería laureado Modesto Aguilera y al capitán Eduardo Aguirre, ambos profesores de la Escuela de Tiro de Artillería. Los dos compañeros de Barrera fueron puestos en libertad, aunque a disposición del juzgado, levantándose también la incomunicación de Barrera. Federico Pita se trasladó tras los primeros interrogatorios a capitanía, donde a los ocho de la noche dio cuenta detallada de las diligencias practicadas al capitán general de Madrid, teniente general Miguel Primo de Rivera. Este ordenó al Auditor de la Región Militar, Carlos Blanco, mantenerle continuamente informado sobre las diligencias y los avances del caso. Esa misma día se tomó declaración al doctor Van Baumberghen, a los guardas y jardineros del Retiro y a los cocheros. Así mismo se envió un exhorto a Larache en que se ordenaba tomar declaración a todos los que habían participado en la información allí practicada.

El Ministro de la Guerra, Vizconde de Eza, inmediatamente informado por el capitán general de Madrid, se apresuró a desmentir

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cualquier relación del crimen con el Ejército y las funciones militares de los implicados, asegurando, para salir al paso de un rumor que se había extendido rápidamente, que en el hecho no tenían que ver absolutamente nada las Juntas de Defensa ni con la cuestión de las recompensas en Marruecos. Insistió que se trataba puramente de un asunto privado que concernía al honor de los dos militares y que, a pesar de lo dolorosísimo del hecho que concernía a dos prestigiosos militares, no existía ningún problema de disciplina militar. Fue el propio Ministro de la Guerra quién asumió personalmente informar por telegrama a las familias de ambos militares en sendos telegramas enviados al general Barrera y al coronel Alberto Castro Girona. El Ministro de la Gobernación, Bugallal, también dio cuenta a los periodistas del hecho aunque los remitió al Ministerio de la Guerra, por esta la causa bajo jurisdicción militar.

A partir del mediodía el Hospital Militar de Carabanchel se fue llenando de militares, compañeros y amigos del teniente coronel Castro Girona. Uno de los primeros en acudir fue su hermano el coronel de infantería Alberto Castro Girona, que había recibido la noticia a las 13 horas, de forma casual, al solicitarle el fotógrafo Alfonso una foto de su hermano, creyéndolo ya enterado de la noticia. Carlos y Alberto habían crecido íntimamente unidos, desde que muy jóvenes quedaron huérfanos de padre. Habían estudiado juntos en el Colegio de Huérfanos de Oficiales María Cristina, habían tenido carreras militares paralelas, habían compartido destinos en la Escuela Superior de Guerra, León, Valladolid y por supuesto en la zona Ceuta-Tetuán. Precisamente, pocos días antes de la muerte de Carlos, Alberto lo había visitado en Larache al tener que trasladarse a Madrid por su reciente ascenso a coronel. Fue la última vez que lo vio con vida. En ese momento se encontraba profundamente dolido e indignado y reclamaba justicia.

Otro de los primeros en llegar, que se quedó toda la noche velando el cadáver junto a Alberto Castro Girona, fue el teniente general Felipe Alfau, profundamente afectado por la muerte de que fue uno de sus principales colaboradores y hombre de plena confianza en la Comandancia General de Ceuta y en la Alta Comisaría de

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Tetuán, con el que mantenía una estrecha relación, creyéndole un hombre clave en Marruecos y del que esperaba una brillante carrera militar. Junto a él se encontraba también el entonces general de brigada Ángel Rodríguez del Barrio, que compartió con Castro Girona los días de Ceuta y Tetuán a las órdenes de Felipe Alfau.

Precisamente la misma mañana que moría Castro Girona, su amigo el Subsecretario de la Presidencia del Gobierno, ocupada en ese momento por Manuel Alledesalazar, Luis Rodríguez de Viguri, con el que Castro hizo amistad en Tetuán durante la estancia de aquel como cónsul español en la ciudad, recibía una carta del teniente coronel donde le daba referencias de un asunto que Viguri le había encomendado resolver en Larache. Castro Girona decía que la carta era breve porque estaba totalmente ocupado en el momento crítico de preparación de las operaciones militares que habían de emprenderse en la zona, no sospechando que ya no podría dirigirlas.2

La autopsia fue realizada en el Hospital Militar de Carabanchel, a la diez de la mañana del día 22 de junio. Fue practicada por los médicos mayores de sanidad militar comandantes Francisco Fernández Cogolludo y Emilio Franco Martín y presenciada por el juez. Desde las nueve y treinta minutos el juez Pita, tomaba en el mismo Hospital, declaración a la familia de Castro Girona. La autopsia confirmó las tres heridas de bala, dos con orificio de salida. Una en el pecho con salida por la espalda, otra en el costado izquierdo que quedó incrustada junto a una costilla en el lado opuesto del pecho que fue la que atravesó el corazón y la tercera en la espalda con salida por el pecho. La bala extraída era del calibre 6,35.

A las doce y media de la mañana comenzó el entierro, formado por una Cruz alzada de la parroquia de Carabanchel bajo y coche tirado por seis caballos a la Federica, yendo el cadáver en un arca forrada de paño negra con guarniciones de plata. Encabezaban el cortejo los generales Alfau y Rodríguez del Barrio, el coronel Juan García Gómez-Caminero, en representación del Capitán General de

2. La Voz, 21 de junio de 1921.

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Madrid, el comandante de caballería Arsenio Martínez de Campos y de la Viesca, III marqués de la Viesca de la Sierra, Luis Rodríguez de Viguri, el juez militar Federico Pita y dos oficiales representantes del Estado Mayor Central y otros miembros de la familia. Alberto Castro Girona no tomó parte en el entierro, contra su voluntad, por consejo del general Alfau, que observando el estado de pena y excitación del coronel le rogó encarecidamente que se marchara a descansar3. A la una y cuarto llegó el cuerpo al cementerio de Carabanchel, formando el acompañamiento seis oficiales de Estado Mayor, familiares y un grupo de amigos particulares de Carlos Castro Girona.

La misma mañana del entierro Alfonso Barrera recibía la visita de Elisa Torres, su suegra, de algunos compañeros de armas y de la prensa, que fue autorizada por el director de prisiones militares, el coronel Juan Guillén, para entrevistar al preso. Barrera declaró su profundo pesar por el desenlace de su encuentro con Castro Girona, que no era el previsto por él, asegurando que este asunto de honor había amargado su vida, dolor que aún era mayor por no poder estar con sus compañeros en las próximas operaciones en Marruecos. Ese mismo día llegaba a Cádiz, en el vapor Delfín, procedente de Larache, Elena Campos, madre de Barrera, que acompañada por el barón de Tormayo, se dirigía a coger el tren con destino a Madrid para visitar a su hijo. En la mañana del día 23 le visitó, echándose a llorar en sus brazos. Ese mismo día el juez Pita tomaba declaración en Alcalá de Henares a Clara Cabanellas.

La casa leonesa de la madre de los Castro Girona, Braulia Girona, se convirtió en otro punto de peregrinación de amigos para testimoniar el pésame a la familia. La familia era muy conocida y tenía muchas simpatías en León donde su padre, el capitán Leonardo Castro Asensio, originario del pueblo palentino de Autillos de Campos, se había asentado en 1883, cuando regreso herido de Filipinas, en cuyo ejército prestó servicios. Allí moriría y allí quedó establecida la familia. Ambos hermanos habían prestado servicio en

3. La Acción, 23 de junio 1921.

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el Regimiento de Burgos 36 con sede en León, llegando a coincidir en esa unidad en 1904 siendo Carlos primer teniente y Alberto capitán. Allí regresaban en períodos de licencia para visitar a su madre y hermanos.

El Ministerio de la Guerra tuvo que publicar una nota el día 23, desmintiendo de nuevo el rumor de que había habido reuniones de oficiales de arma de infantería y del cuerpo de Estado Mayor, exigiendo los primeros la libertad provisional del capitán Barrera y oponiéndose los segundos, como había sido propalado por algún medio de prensa, insistiendo en que se trataba de un incidente particular que no había afectado en absoluto a la disciplina del ejército.4

Alberto Castro Girona realizaría unas declaraciones al semanario Nuevo Mundo el día 1 de julio. Relataba que no había sido capaz de contar la verdad de la muerte de su hermano Carlos a su madre, Braulia Girona, de avanzada edad, que vivía en León junto a una de sus hermanas, Ana. La había hecho creer que la muerte de su hijo se produjo en combate en Larache, por entender que esto era menos doloroso para la madre de un militar. Asegura que la muerte de su hermano ha sido un golpe tremendo:

“La fatalidad me hiere siempre en las personas que quiero. He visto morir a mi lado a mis compañeros más queridos, a mis ordenanzas más fieles. Y ahora, cuando menos los esperaba, ¡a mi hermano!...

Nadie puede imaginarlo. Únicamente yo y no sé explicarlo…Sólo puedo decir que me he visto en situaciones angustiosas, cercado, en peligro, en la zozobra más aguda, temiendo el fracaso, luchando sin comer, sin dormir, ¡hasta a punto de pegarme un tiro de desesperación! Pues bien: ¡nunca he sufrido tanto como ahora! Porque en la mayor angustia ante el enemigo siempre queda el recurso de gritar, de desahogar la pena luchando, jugándose la vida…¡Pero este dolor inesperado y sin remedio!...

Mi hermano era un prestigioso jefe. Tenía una capacidad militar y un talento extraordinario. Además era muy bravo…Para mí, por su edad,

4. La Acción, 22 de junio de 1921 y La Época, 23 de junio de 1921.

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por cómo hemos vivido y luchado solos y huérfanos, los dos juntos, era un camarada entrañable, el amigo mejor…

Como caballero y militar, si hubiera sido necesario, yo hasta habría servido de padrino a mi propio hermano. Que dos hombres, cuando hay motivo para ello, arriesguen su vida cara a cara, lealmente y en igualdad de condiciones, no tiene importancia. Lo que no puede ser es que caiga un hombre valiente como ha muerto el teniente coronel Castro…Pero yo confío en que se hará justicia… ¡Todo lo que ha ocurrido aquí es inaudito y raro! Lo tristemente cierto es que mi hermano, vestido de uniforme, iba solo, sin armas, confiado lealmente a tres caballeros…Y que quedó muerto a tiros y su cuerpo abandonado en un jardín público…Pero yo espero aún , fríamente, ¡y confío en que se hará justicia!...”5

Precisamente en los primeros días de julio se conocía la concesión de la última condecoración que por sus méritos en campaña recibirá el teniente coronel Carlos Castro Girona, la cruz del mérito militar con distintivo rojo.6

El Juicio y sus consecuencias

La causa fue instruida con celeridad. La instrucción estaba completada el 10 de julio, aunque no fue entregada hasta el 27 de ese mes en espera de las informaciones del exhorto a Larache. El día 4 de agosto de 1921 era elevada a plenario, quedando pendiente de nombramiento de fiscal por parte del capitán general de la primera región militar, para entender de la sumaria. El capitán general formuló un disentimiento por entender que el fiscal debía ser miembro del Cuerpo Jurídico Militar por entender que el delito era de los comprendidos en el Código Penal ordinario, apelando al Consejo Supremo de Guerra y Marina para su resolución definitiva. El Con-

5. Nuevo Mundo, 1 de julio de 1921. 6. El Globo, 5 de julio de 1921.

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sejo estimó que el delito era militar, sin que tal apreciación prejuzgara la aplicación que había que hacerse al señalar la correspondiente penalidad. El Consejo, contra el parecer del capitán general, consideraba el delito comprendido dentro del Código de Justicia Militar, pero sin que por ello dejara de aplicarse el artículo 428 del Código Penal. La cuestión no era baladí. La aplicación del Código Militar significaba la imposición de penas más elevadas para delitos comunes por su rigidez extrema frente al código penal. Es evidente que el capitán general, Miguel Primo de Rivera, busca la aplicación del código más favorable al reo. Definitivamente fue designado como fiscal el comandante de caballería Julio Ruidavest Ferreiro, del juzgado de instrucción de la primera Región militar.7

El acusado había permanecido desde el 21 de junio en las Prisiones Militares de San Francisco, en prisión atenuada con plena

7. La Época, 4 de agosto de 1921.

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libertad de movimientos en el interior del edificio, con permiso para hacer vida normal, recibir cuantas visitas quisiera y mantener las comunicaciones que le parecieran oportunas.

El 26 de octubre se conocía el tribunal que había de presidir el Consejo de Guerra contra Alfonso Barrera. Lo presidia el laureado general de división Ricardo Burguete Lana, curtido militar africanista, en ese momento Gobernador Militar de Madrid, y lo componían como vocales los generales de brigada: Nemesio Polanco Bustamante (Artillería, Comandancia general e Artillería de la 1ª Región), Francisco Méndez de San Julián y Belda (Marqués de Cabra, Artillería, General de la Brigada de Artillería de Mérida), Francisco Jimeno Ballesteros (Ingenieros, Comandante general de Ingenieros de la 1ª Región), Alfredo Sosa Arbelo (Infantería, Gobernador militar de Guadalajara), y Alfredo Martínez Peralta (Infantería, Jefe de Sección en el Ministerio de la Guerra) y como vocal ponente, el auditor de división José Muñoz Repiso y Vázquez. Eran suplentes: el general de brigada Salvador González Molina (Caballería, General de la 2ª Brigada de Caballería de la 3ª división) y el coronel Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Caballería, Coronel del regimiento de Lanceros de la Reina, nº 2).

La acusación ejercida por el fiscal Ruidavest solicitaba para el acusado la pena de reclusión militar perpetua por considerarle autor de un delito de insulto de obra a un superior con resultado de muerte, con las atenuantes de arrebato, obcecación- del artículo 9 del Código Penal- y vindicación próxima de ofensa grave, en base a la jurisprudencia sentada por el Consejo Supremo de Guerra en sentencia del 30 de septiembre de 1899. La defensa, que corría a cargo del teniente coronel de Estado Mayor Francisco Martín Moreno, abogado del Colegio de Madrid, que andando el tiempo será uno de los principales y más cercanos colaboradores de Franco en la Guerra Civil española, solicitaba la libre absolución del acusado por considerar que concurre a su favor la eximente de fuerza irresistible. La vista, fijada para las diez de la mañana del 27 de octubre, se desarrollaría a puerta abierta,

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“dada la corrección y delicadeza con que el asunto es tratado por defensa y acusación”.8

Ese mismo día se hacía público en el Congreso de los Diputados el proyecto de Ley, defendido por el Ministro de la Guerra Juan de la Cierva, por el que se pretendía ascender por méritos de guerra anteriores al 3 de febrero de 1920 a un grupo de jefes y oficiales, entre los que se encontraban, Alberto Castro Girona, que en ese momento se encontraba en campaña en Marruecos, a donde había sido vuelto a destinar nada más comenzar el desastre de Annual, que ascendería a general de brigada, y el general de brigada Emilio Barrera, que ascendería a general de división. Parecía toda una operación de equilibrio y de compensación, justo en vísperas de un juicio, ante el que el general Barrera había movilizado todas sus influencias en la corte y en las altas esferas del ejército en busca de la atenuación de la pena que había de recaer sobre su hijo.

Al abrirse la sesión en la mañana del día 27 la afluencia de público es extraordinaria. La pequeña sala de vistas de las Prisiones Militares de San Francisco aparece abarrotada, al igual que los pasillos y estancias adyacentes donde se arremolinan más de un centenar de personas. Ni Emilio Barrera, ni Alberto Castro Girona están presentes pues se encuentran en plenas operaciones de campaña en Marruecos. Alfonso Barrera comparece vestido de uniforme en actitud de dignidad. Comienza la vista con la lectura de la instrucción, que consta de más de doscientos folios, por el juez instructor Federico Pita, en la que se invierten cerca de dos horas. Se relatan de forma minuciosa los hechos, las principales diligencias y las declaraciones testificales, en las que deponen Eduardo Muñoz, Mariano Coello, Agustín Van Baumberghen, Clara Cabanellas, Rafael Fernández, el capitán Ferrando, el comandante Muñoz Delgado, el sargento Pérez, los soldados Prats, Robledo, Salas y Sánchez, el general Barrera, el fiscal municipal excedente Luis Álvarez, el teniente Lombrana, el teniente coronel Camacho y Juan de Dios González , amén de los

8. ABC, 26 de octubre de 1921.

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guardas y jardineros del Retiro y los cocheros. La mayoría de los que participaron en la información de Larache confirman el adulterio. Clara Cabanellas niega haber mantenido relaciones adulteras con Castro Girona. En el expediente constan dos fotografías del lugar en que se desarrolló el suceso, un plano levantado por los ingenieros militares y un croquis de las heridas de Castro Girona, que fueron mostradas al tribunal. También figuran el informe de la autopsia realizada en Hospital de Carabanchel, el de primer médico que inspecciono el cadáver, doctor Garrido, la diligencia de levantamiento del cadáver, el peritaje balístico y del arma y el acta de reconstrucción de los hechos con un croquis de situación de los actores. Así mismo se unen dos anónimos con amenazas a Carlos Castro Girona, que aporta el coronel Alberto Castro Girona. También razonaba el juez instructor su decisión de no procesar a los acompañantes de Barrera al entender que no les alcazaba responsabilidad alguna por lo ocurrido, salvo la de imprevisión, que no puede ser considerada como delito.9

A continuación el fiscal Ruidavets, con estilo llano, sobrio y ajustado a la índole del escrito y la naturaleza de su función, da lectura al escrito de acusación. Relata los acontecimientos y sus antecedentes reconociendo que el honor del capitán Barrera fue agraviado por el teniente coronel Castro Girona, pero rechaza por indebidos los medios con que Barrera quiso vengar la ofensa. Niega que fueran la casualidad y la fatalidad las que intervinieran en el encuentro con el teniente coronel, ya que las citas en la estación del Mediodía y el Retiro fueron fruto de la voluntad del acusado, que era plenamente consciente de la infidelidad de su mujer. El camino seguido por el acusado no tiene ninguna justificación en su opinión, ya que el duelo estaba concertado previamente. Para el

9. La Época, 26 y 27 de octubre de 1921; El Globo, 26 y 28 de octubre de 1921; El Sol, 26 y 28 de octubre de 1921; La Voz, 26, 27 y 28 de octubre de 1921, La Acción, 26, 27 y 28 de octubre de 1921; La Correspondencia Militar, 27 de octubre de 1921; El Heraldo de

Madrid, 27 de octubre de 1921; El Imparcial, 28 de octubre de 1921; El Liberal, 28 de octubre de 1921; La Libertad, 28 de octubre de 1921; ABC, 26 y 27 de octubre de 1921.

Soldevila, El Año Político 1921, p. 196-197.

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defensor el capitán Barrera no vindicó la ofensa en circunstancias propicias ni cuando la fatalidad dispuso sino cuando él quiso, lo que sitúa su actitud dentro del artículo 261 del Código de Justicia Militar sin que fuera posible aplicar el artículo 263, que establece como pena la recogida en artículo 483 del Código Penal, si bien debían tenerse en cuenta el inciso 7º del artículo 9º del Código Penal, y en su alcance, ya que no en sus detalles, el inciso 15. También llama la atención del tribunal sobre la actitud del comandante Muñoz y el capitán Coello, que fueron imprudentes y no hicieron nada por evitar los hechos. Mantiene su petición de prisión militar permanente por entender que se produjo un insulto de obra a un superior, fuera de acto de servicio, causándole la muerte, con las atenuantes ya reseñadas, pidiendo también la accesoria de pérdida de empleo y solicitando una importante indemnización, de 10.000 pesetas, para los herederos de la víctima. Al no ser divisible la pena de reclusión permanente a la hora de aplicar las atenuantes solicita el fiscal que se le impongan, de forma efectiva, treinta años de reclusión militar.

También ensalzo el fiscal la brillante hoja de servicios de la carrera militar de Barrera, tres veces herido en combate en Marruecos. En opinión del reportero de “El Correo Militar”, periódico claramente inclinado en favor del acusado, era evidente que “acusaba obligado por el Ministerio que representaba”.10

Después interviene el defensor, Martín Moreno, con un brillante estilo y sólidos argumentos exculpatorios. En primer lugar declara que tuvo que vencer sus escrúpulos de conciencia para aceptar la defensa porque las personas a las que había de hacer referencia durante la causa estaban unidas a él por afectos de compañero y por respeto. Pero venció sus escrúpulos por entender al acusado irresponsable y primera víctima del acto cometido. Sienta el principio de que las afrentas de honor sólo pueden lavarse con sangre, por lo que considera lógica y natural la conducta de Barrera.

10. La Correspondencia Militar, 27 de octubre de 1921.

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Comienza su alegato con un emocionante preámbulo sobre los antecedentes y el honor de su defendido, asegurando que no puede hablarse de insultos a un superior cuando lo que ocurre es que el superior agravia al inferior comportándose de un modo impropio y cínico que le hacen perder prestigio y autoridad. Para él “el ejército es una religión de hombres honrados, no pudiendo, por tanto, vivir en ella dignamente los descalificados y los que hieren en su honor a sus compañeros inferiores”. Incide en que el argumento fiscal que tacha de indebido el encuentro en el Retiro es inexacto pues Barrera no tuvo plena certeza de la infidelidad hasta el momento en que le es leída la información evacuada en Larache donde se prueba plenamente el adulterio, que según la declaración de los testigos desconocía, habiendo intentado previamente constatar la culpabilidad del teniente coronel por medio del interrogatorio directo. Niega que el duelo estuviera ya concertado, pues dependía de la admisión de los hechos por Castro Girona, y asegura que en cualquier caso no podía ser efectuado en Larache, por ser el padre del ofendido Comandante General allí y no querer comprometerle.

Lo extenso del escrito de defensa obliga a interrumpir el alegato, levantándose la sesión a las 14,30 horas, tras cuatro horas y media de desarrollo, hasta las 16 horas. Tras el descanso Martín Moreno continúa explanando el escrito de defensa. Combate la calificación jurídica del fiscal, sosteniendo que en este caso son aplicables las disposiciones del código penal común que impone la pena de destierro al marido que mata a su mujer o los amantes sorprendidos en flagrante delito de adulterio. Examina para ello varias sentencias del Tribunal Supremo de Guerra y Marina dictadas en casos semejantes. En concreto hace referencia a una sentencia de 7 de marzo de 1910 en que se absuelve a un oficial que en parecida situación mata a su esposa al enterarse de su deshonor. Por ello sería aplicable el artículo 263 del Código de Justicia Militar que tiene equivalencia en el 438 del Código Penal.

Razona, después, la eximente de fuerza irresistible. Para el defensor Castro Girona reaccionó en el retiro con burla e ironía, con aire de reto y de desprecio y que esta actitud provocó una reacción inconsciente, que anuló su voluntad y le llevo de forma irresistible por el escarnio sufrido a disparar de forma automática su arma. Se extiende en ex-

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plicaciones sobre diversas teorías psicofisiológicas de la volición para demostrar la irresponsabilidad del procesado. En su opinión, la duda engendró un estado en el capitán Barrera de conciencia débil, que una vez confirmada la duda, desembocó en un estado de inconsciencia fatalista que le condujo a matar y el contraste brusco y la reacción ante el hecho cometido determino en su defendido la vuelta a un estado de conciencia débil, que se manifiesta cuando marcha a entregarse, llorando como un niño, a Prisiones Militares y confiesa su delito. Niega que Barrera actuara de forma impulsiva si no que lo hizo dentro de un estado de inconsciencia absoluta que los psicólogos llaman “voliciones puras”. Por lo tanto no existió la condición de libre albedrío exigida por el artículo 1º del Código Penal para ser responsable, siendo su defendido plenamente irresponsable y aplicable la eximente del artículo 106 del mismo Código. El defensor asegura que su defendido es un hombre de honor que no merece, por vindicarlo, ser recluido treinta años en prisión confundido con criminales, ladrones y la hez de la sociedad, en plena juventud, a sus veinte seis años. Termina su alegato pasadas las cinco, solicitando la libre absolución.

El presidente del tribunal se dirige al acusado para preguntarle si desea exponer algo al Consejo de Guerra, a lo que este responde negativamente. En ese momento interviene el vocal Francisco Jimeno que formula una pregunta que, en su opinión, podía aclarar algo que había quedado en el aire durante la lectura de la instrucción. Se refiere a una carta que Alfonso Barrera escribió a su padre desde Tánger en la que le decía que el teniente coronel había hablado con él haciendo firme defensa de su inocencia y dándole una pista sobre el posible ofensor de su honor. Jimeno inquiere cual era esa pista. El defensor cree importante que no termine el Consejo de Guerra sin que Barrera conteste a esa pregunta. Barrera contesta asegurando que no había hablado antes sobre este asunto porque una palabra de honor se lo vedaba. La pista aportada por Castro Girona, dice Barrera, implicaba como amante de su mujer a una persona allegada familiarmente a ella por lazos de parentesco político (la prensa se encargó de desvelar que se refería a

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un cuñado de Barrera casado con una de sus hermanas). Jimeno le preguntó por qué no lo había declarado en la causa, a lo que el acusado replicó que por defender el honor de su familia y no causar más daño y amargura a sus padres. Un verdadero golpe de efecto, ya terminado el juicio, sin que nadie pudiera replicar, ya que el único testigo estaba muerto por causa de los disparos de quien le acusaba de dicha infamia, sin posibilidad alguna de defender su memoria.11

Tras Jimeno, interviene el general Alfredo Sosa que pregunta al acusado si conocía la información practicada en Larache con anterioridad a los hechos del Retiro, lo que este negó rotundamente, asegurando que esperaba de la entrevista que el teniente coronel Castro Girona pudiera entregar las pruebas de inocencia que le prometió en Tánger. Se trataba de un detalle capital para poder sostener la tesis de la fuerza irresistible sostenida por la defensa. Realmente parece difícil creer que Alfonso Barrera no conocía esa información que tenían en su poder todos sus compañeros de armas y su padre y de cuya existencia tenía perfecto conocimiento desde su regreso a Larache el 16 de junio por sus compañeros que le aseguraron que demostraba fehacientemente la infidelidad y el adulterio.

Termina la vista pasadas las cinco de la tarde y el tribunal se retira a deliberar. Alfonso Barrera vuelve a su celda acompañado por el teniente coronel jefe de su batallón, Antonio Camacho Benítez y por varios compañeros de armas y amigos.

La sentencia del Consejo de Guerra, emitida a las 22,45 horas del mismo día, se estableció por unanimidad. Estimaba el tribunal que era aplicable el artículo 263 del Código de Justicia Militar en relación con el 438 del Código Penal. Es decir que daba por sentado que el capitán Alfonso Barrera mató al teniente coronel Carlos Castro Girona en flagrante delito de adulterio. Negaba también la sentencia la aplicación del artículo 106 del Código Penal al no estimar la

11. La Correspondencia Militar, 27 de octubre de 1921.

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exención de fuerza irresistible, reconociendo la responsabilidad de Alfonso Barrera. La sentencia, conforme a estas conclusiones, condenaba a Alfonso Barrera Campos a cuatro años de destierro a una distancia mínima de 50 kilómetros de Madrid y Larache (población sede de su unidad de destino), con suspensión de la carrera de durante ese tiempo y a indemnizar con 10.000 pesetas a los herederos de la víctima. El tribunal llamaba la atención del capitán general de Madrid sobre la conducta del comandante Eduardo Muñoz García y del capitán Mariano Coello Treviño, acompañantes en el Retiro del acusado.

La sentencia estaría tres días en poder del juez instructor, pasando a estudio del auditor y del capitán general para su definitiva aprobación y firma o para su pase para su confirmación al Consejo Supremo de Guerra. Era evidente que la sentencia sería firmada pues era claramente favorable al acusado, que se libraba de la pena de prisión y, además, ni siquiera perdía la carrera militar, a la que se reintegraría en 1924, apenas tres años después, ingresando como oficial de los Mozos de Escuadra en Barcelona. El reconocimiento del adulterio por el tribunal le abría la puerta a una futura separación legal y a la anulación de su matrimonio.

En general la prensa madrileña de la época estuvo inclinada a favor de Alfonso Barrera, abogando por una sentencia absolutoria o lo más moderada posible. Esta línea es evidente en periódicos como la Correspondencia Militar, La Correspondencia de España o El Heraldo de Madrid. En este último destaca la pluma de Luis Antón del Olmet, periodista que conoció a Alfonso Barrera en las campañas del Protectorado y que fue un fiel propagandista de la absolución del capitán Barrera.

Alberto Castro Girona nunca aceptó la sentencia, considerando que había sido fruto de un compromiso de la cúpula militar y de las influencias palaciegas de los militares más cercanos a la corona procedentes de las clases oligárquicas de la Restauración. A pesar de sus importantes servicios militares y de los de su hermano, procedían de las clases populares humildes. Su padre Leonardo

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Castro Asensio había muerto con el rango de capitán, pero había desarrollado su carrera desde abajo, ingresando como soldado en 1865. Siempre la consideró injusta, acumulando un importante resentimiento contra los mandos militares que intervinieron en el proceso, muy especialmente Miguel Primo de Rivera. Este resentimiento también le alejó de la monarquía del Alfonso XIII, aunque mantuvo en todo momento un tono discreto hasta llegar al más alto grado militar del ejército, Teniente General, con apenas 49 años. Ironías del destino, tuvo que estar a las órdenes de Ricardo Burguete, nueves meses después de la sentencia, entre julio de 1922 y enero de 1923, ocupando Castro Girona, como general de brigada, la jefatura de tropas de la zona de Ceuta y Burguete la Alta Comisaría en Tetuán. Precisamente durante ese mandato coincidirán en la Alta Comisaría otros dos miembros del tribunal que enjuició la muerte

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de Castro Girona, el auditor José Muñoz Repiso y el general de brigada Alfredo Martínez Peralta.12

El reconocimiento del adulterio de Clara Cabanellas por el Consejo de Guerra facilitó las gestiones de Alfonso Barrera para obtener la disolución de su matrimonio. Primero obtuvo el divorcio a perpetuidad decretado por la autoridad eclesiástica militar (el Vicariato General Castrense) el 16 de noviembre de 1922. Este fallo fue confirmado por el Tribunal de la Rota el 15 de julio de 1923. Desde ese momento inició el proceso de anulación matrimonial que se dilató durante seis años. Por sentencia firme y definitiva del Supremo Tribunal de la Rota en España el matrimonio entre Alfonso Barrera Campos y Clara Cabanellas y Torres, contraído en Tetuán el 25 de marzo de 1915, fue declarado nulo con fecha 18 de febrero de 1930. Esa sentencia confirmaba las emitidas con fecha 12 de julio de 1929 por el primer turno del mismo tribunal, que había sido apelada y que era confirmatoria de la emitida por el Tribunal colegiado de la Tenencia de la Vicaría General Castrense de la primera región militar en fecha 22 de noviembre de 1928. Se declaraba la anulación sin prejuicio de la legitimidad de los hijos habidos en el matrimonio, que quedaban bajo el cuidado de su padre. Por lo tanto se anulaba la partida matrimonial inscrita en el libro 3.768 al folio 192 del Archivo General Castrense y las anotaciones marginales que se hicieron en los correspondientes libros de bautismo con ocasión de este matrimonio, a tenor de lo dispuesto en el canon 1.988.13

12. Gaceta de Madrid, 13 de junio de 1922, 16 de julio de 1922, 2 de septiembre de 1922, 10 de octubre de 1922 y 3 de enero de 1923. 13. La Correspondencia de España y La Época, 17 de noviembre de 1922; La Acción, 18 de noviembre de 1922, 16 de julio de 1923; La Libertad, 19 de febrero de 1930. El Heraldo de

Madrid y La Noche, 20 de febrero de 1930 y La Correspondencia Militar y El Liberal, 21 de febrero de 1930.

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LOS PROTAGONISTAS DE LOS HECHOS

Carlos Castro Girona

Nacido el 4 de noviembre de 1877 en la ciudad filipina de Zamboanga, que se halla situada en la Isla de Mindanao, en la península de su nombre. Era hijo del entonces teniente de infantería Leonardo Castro Asensio (Autillo de Campos (Palencia), 1844- León, 1883), integrante del ejército expedicionario de Filipinas, que moriría a consecuencias de las heridas recibidas allí con el grado capitán, y de la filipina Braulia Girona Selda. Era el segundo de seis hermanos: Alberto, Guadalupe, Augusto, Emilio y Ana. Quedo huérfano muy joven, estudiando, al igual que su hermano, en el Colegio de Huérfanos María Cristina para hijos de oficiales de infantería, en Toledo. Desde niño se distinguió por su capacidad, inteligencia y ética de trabajo siendo siempre un estudiante destacado.14

Ingresó en la Academia de Infantería el 30 de diciembre de 1896. El 21 de diciembre de 1897 asciende a segundo teniente, con apenas veinte años, siendo el primero de su promoción. De inmediato se le destina al regimiento de infantería África nº 2, con sede en Ceuta, a donde se incorpora a su primer batallón en los primeros días de 1898. Sirve a las órdenes del coronel Juan Ravina Lázaro, jefe del regimiento, y del teniente coronel Sixto Sánchez del Val, jefe de su batallón. En Ceuta llevará la vida típica de un joven oficial de cuartel. Tras una estancia de un año en la ciudad es destinado al regimiento de infantería de Burgos, nº 36, con sede en León. Allí se reencuentra con su hermano Alberto, que había estado destinado en Cuba desde su salida de la Academia, que es ya primer teniente. Ambos integran el segundo batallón bajo las órdenes del coronel Hilario Santander Rodríguez y el teniente coronel Tomás Bellido Ibáñez. En enero de 1900 Carlos sirve en el primer batallón a la órdenes de teniente coronel Ricardo Corras

14. Véase https://autillodecampos.blogspot.com.es/2017/11/carlos-castro-girona-tenientecoronel.html, último acceso el 27 de enero de 2018.

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Orta, mientras que Alberto permanece en el segundo. Allí permanecerá hasta finales de enero de 1900 en que, de nuevo, es destinado al regimiento de África nº 2 en Ceuta, que cambiará su nombre en 1902 por Ceuta nº2, integrándose en su primer batallón.15

En su nueva estancia en Ceuta continúa con su vida de cuartel y se aficiona a la literatura. Comenzará a escribir poemas satíricos y amorosos y relatos cortos que se publican en revistas de la época como Nación Militar, Alrededor del Mundo o Iris. En total hemos localizado, entre agosto de 1900 y octubre de 1902, un total de 12 poemas y 2 relatos cortos. En algunos se deja traslucir su pasión por las mujeres, el juego amoroso y las aventuras galantes. Poemas como Epigrama, Cantares o ¡Imprudente! o el relato corto En un rincón del patio son claros ejemplos premonitorios de esa pasión por las aventuras clandestinas.16

Durante esta segunda estancia en Ceuta tendrá otros entrenamientos como resolver problemas matemáticos, realizar preguntas a consultorios de las revistas como cuando pregunta a la sección El Averiguador Universal de Alrededor del Mundo por el significado de la palabra Sorche que se aplica a los soldados nuevos o darse de alta como socio fundador del Tiro Nacional en Ceuta, junto con su compañero de batallón capitán Fernando González González. También apoyará, junto con su hermano, la suscripción abierta en honor de los héroes de Baler por la Asociación de las Escala de Reserva del Ejército en 1900, aportando 1,50 pesetas, sin duda en recuerdo de sus antecedentes filipinos y de la memoria de su padre.17

15. Archivo General Militar de Segovia (AGMS) , Hoja de Servicios de Carlos Castro Girona, 1896-1921; Anuario Militar 1898, p. 232 y 457; Anuario Militar 1899, p. 218; Anuario

Militar 1900, p. 217; La Correspondencia Militar, 23 de enero de 1900. 16. La Nación Militar, 26 de agosto, 11 de septiembre, 11 y 18 de noviembre de, 2 y 9 de diciembre de 1900, 13 de enero, 17 y 24 de febrero, 24 de marzo de 1901; Iris, 2 de marzo de 1901, nº 95, p.14, 15 de febrero de 1902, nº 145, pp. 2-3, 4 de octubre de 1902, nº 178, p. 13. 17. Alrededor del Mundo, 27 de septiembre de 1900 y 18 de abril de 1901; La Nación Militar, 4 de noviembre de 1900; El Heraldo Militar, 20 de febrero de 1900.

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En enero de 1901 es declarado apto para el ascenso a primer teniente cuando le corresponda por antigüedad. El 20 de enero de 1902 contrajo matrimonio con la ceutí María África González Muñoz, cuando apenas contaba con 24 años. No parece que fuera un matrimonio especialmente bien avenido y feliz, existiendo muy poca información sobre su convivencia. Ella no le acompañó en sus siguientes destinos en León, Madrid, Valladolid Tetuán y Larache. De hecho a su muerte ningún periódico se ocupó de su viuda, mientras que si lo hicieron de su hermano y de su madre. Probablemente se trate de la “altiva niña africana” de la que habla en su poema Serenata morisca publicado en Nación Militar el 30 de septiembre de 1900. Lo cierto es que el matrimonio no tuvo hijos.18

El 21 de febrero de 1903 asciende a primer teniente y en marzo de 1903 fue destinado, de nuevo, al regimiento de infantería Burgos nº 36 con sede en León. Allí permaneció hasta 1906 en que se traslada a Madrid, al ser admitido como alumno en la Escuela Superior de Guerra para realizar los cursos del cuerpo de Estado Mayor, permaneciendo su destino orgánico en el regimiento de Burgos 36. El año de su ingreso la Escuela está dirigida por el general de brigada Leopoldo Cano Masas. Entre sus compañeros de promoción se encuentra Ángel Rodríguez del Barrio, que más tarde coincidiría con él en Ceuta y Tetuán, al servicio de Felipe Alfau, en el grupo de sus asesores más directos, que Larios Medrano dio en llamar “Lo cazadores de Alfau”. Su estancia en la Escuela fue brillantísima, obteniendo todos los años el primer puesto de los cursos, convirtiéndose en el número de su promoción. Fue, sin duda, en esta etapa cuando comienza a forjar una sólida y brillante carrera militar que lo llevará a ser considerado uno de los oficiales mejor preparados y con más futuro del ejército español, carrera que fue truncada por su muerte. En la Escuela

18. La Correspondencia Militar, 8 de abril de 1901; Anuario Militar 1901, pp. 247 y 482; https://autillodecampos.blogspot.com.es/2017/11/carlos-castro-girona-tenientecoronel.html, último acceso el 27 de enero de 2018.

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volverá a coincidir con su hermano Alberto, que ingresaba un año después en el primer curso. En 1907 se encuentra en segundo curso y su situación es de excedente en la primera región militar. En ese curso tendrá como profesor auxiliar al entonces capitán de Estado Mayor Francisco Gómez Souza, hijo de Francisco Gómez Jordana, tercer Alto Comisario de España en Marruecos, con el que servirá durante varios años en el Gabinete Militar del Alto Comisario y su Estado Mayor. Ese año ingresan en primer curso, junto con su hermano, militares que tendrán brillantes carreras militares y puestos de gran influencia como Leopoldo Ruiz Trillo, Andrés Saliquet, José Millán Astray, Juan Vigón, José Solchaga, Valentín Galarza.19

En 1908 es destinado al regimiento de infantería Infante nº 5 con sede en Zaragoza, en ese momento mandado por el coronel Baldomero Barbón Areces. No obstante continuó en Madrid, en la Escuela Superior de Guerra, terminando el tercer curso. No llegó a incorporarse a su regimiento en Zaragoza, siendo destinado en abril de 1908 al batallón de la segunda reserva de la zona de reclutamiento nº 68 de Lérida, donde tampoco llegará a incorporarse por continuar en la Escuela Superior de Guerra. Por fin el 15 de julio de 1908 finaliza el plan de estudios de la Escuela Superior de Guerra, siendo el número uno de su promoción. Con fecha 31 de enero de 1908 había ascendido a capitán. Comenzaban entonces los periodos de prácticas reglamentarias, dependientes del Estado Mayor Central, para titularse como oficial de Estado Mayor.20

Su primer destino en prácticas, en agosto de 1908, ya como capitán, fue el regimiento de caballería de cazadores de Lusitania nº 12 con sede en Aranjuez, al que le acompaña su compañero de promoción Ángel Rodríguez del Barrio. Justo un año

19. Anuario Militar 1902, p. 240; Anuario Militar, 1904, pp. 200 y 433; Anuario Militar 1905, pp. 215 y 438; Anuario Militar, 1906, p. 403; Anuario Militar, 1907, pp. 45-46 y 341; La

Correspondencia Militar, 24 de marzo de 1903. 20. Anuario Militar 1908, pp. 45, 152 y 337; La Correspondencia Militar, 24 de abril de 1908.

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después tendrá su primera oportunidad de entrar en combate cuando en agosto de 1909 era enviado, como oficial alumno de Estado Mayor en prácticas, a Melilla, donde tomará parte el denominada Guerra de Melilla de 1909 formando parte del Ejército de Operaciones. Es allí donde conocerá al general Felipe Alfau, al que se ligaría estrechamente su carrera en los años siguientes. También conocerá allí al comandante de Estado Mayor Emilio Barrera. Junto con él también es enviado a Melilla Ángel Rodríguez del Barrio. Se les destina a las órdenes directas del Comandante en Jefe, teniente general José Marina Vega, cuyo Jefe de Estado Mayor es Francisco Gómez Jordana. La unidad en la que realizará sus prácticas será el segundo regimiento montado de artillería.21

Participa en numerosas operaciones durante la Guerra como las tomas de Tahuima y Nador, el 25 de septiembre de 1909; los combates del zoco de Jemis, el 30 de septiembre; la defensa del campamento de Nador y el reconocimiento de Atatlen, los días 12 y 17 de octubre de 1910. Su actuación en Melilla le valió recibir varias recompensas. Por la toma de Tahuima y Nador recibirá, en febrero de 1910, la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo. Por el combate del Zoco del Jemis recibió la Cruz pensionada del Mérito Militar con distintivo rojo, concedida en marzo de 1910. Recibirá la misma cruz por las acciones del campamento de Nador y Atlaten en abril de 1910.22

En Melilla coincide con buena parte de los militares que han de ser la élite del ejército africanista: Burguete, Sanjurjo, Mola, Martínez Anido, Álvarez del Manzano, Villegas, Fanjul, Varela, Cavalcanti, González-Tablas, Valenzuela, los hermanos Gómez Morato, etc.

21. La Correspondencia Militar, 21 de agosto de 1908, 12 y 13 de agosto de 1909; Anuario

Militar, 1909, pp. 45- 46, 185-186 y 329. 22. El Heraldo Militar, 1 de febrero y 25 de abril de 1910; La Correspondencia de España, 2 de febrero de 1910.

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Tras Melilla continúa con las prácticas de Estado Mayor. Marchará destinado a la Comisión del plano de Mallorca, en febrero de 1910, al mismo tiempo que lo era su hermano Alberto, que había comenzado ya sus prácticas. En abril ambos fueron destinados a la Comisión de las Hojas 24 y 25 del mapa de Valladolid. Será su última práctica. En junio de 1910 se le declara apto para el servicio de Estado Mayor, ingresando en el cuerpo con antigüedad del 3 de junio.23

Participará en la celebración del centenario del cuerpo de Estado Mayor, que se conmemoró de forma solemne. Se designó una comisión presidida por el general Francisco Gómez Jordana. El acto central, celebrado el 8 de junio en el salón de exposiciones industriales del Retiro, tuvo como parte principal la entrega de despachos a los oficiales de la nueva promoción. En su calidad de número uno de la promoción Carlos Castro recibió su faja azul de manos de Alfonso XIII. Su nombre apareció en toda la prensa, subrayando su capacidad, brillantez y el prometedor futuro que le esperaba. Su foto apareció por primera vez en importantes medios de comunicación como La Ilustración Española y Americana. El día 17 de junio fue recibido en audiencia oficial por el Rey en el Palacio de Oriente.24

Su primer destino como oficial de Estado Mayor lo lleva a la capitanía general de la cuarta región militar en Barcelona, donde es destinado en julio. En ese momento el capitán general es el teniente general Valeriano Weyler y Nicolau y sus jefes directos, el general de brigada Francisco Rodríguez y Sánchez Espinosa, Jefe de Estado Mayor, y el coronel José Olaguer-Feliú y Ramírez, 2º jefe. Su estancia será breve. Pronto va a ser solicitado su concurso por el recién ascendido a general de división, Felipe Alfau Mendoza, nombrado gobernador militar de Ceuta, con la misión de preparar el avance español sobre Tetuán e ir preparando la implantación del Protectorado en Marruecos. Carlos

23. Anuario Militar 1910, pp. 194 y 356; La Correspondencia Militar, 19 de febrero, 20 de abril y 4 de junio de 1910. El Heraldo Militar y La Correspondencia de España, 9 de junio de 1910.

24. La Correspondencia Militar y La Época, 9 de junio de 1910; La Correspondencia de España, 18 de junio de 1910; La Ilustración Española, 15 de junio de 1910, nº XXII, p. 353.

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Castro Girona será una pieza clave en la acción de Alfau, primero en Ceuta y después en Tetuán. Permanecerá a su lado hasta que en agosto de 1913 Alfau abandone la Alta Comisaría. A finales de septiembre es destinado al gobierno militar de Ceuta. Así en los últimos días de septiembre de 1910 es destinado a Ceuta. Volvía por tercera vez a la ciudad que había abandonado siete años atrás, tras su ascenso a primer teniente y en la que había contraído matrimonio, ahora como capitán de Estado Mayor y hombre de confianza del gobernador militar.25

En Ceuta tendrá como jefe directo al coronel de Estado Mayor Luis Serrano Pérez. Sus compañeros en el Estado Mayor del gobierno militar de Ceuta son el teniente coronel José Priego Linares, que también es director de la Academia Árabe, y el comandante Eusebio Rubio Martínez. Mantendrá también una estrecha relación con el general de brigada Juan Zubia Bassecourt, segundo jefe del gobierno militar. Allí también se reencuentra con Ángel Rodríguez del Barrio, compañero de promoción de Estado Mayor y en la Guerra de Melilla, y con Rafael Villegas Montesinos, al que también conoció en Melilla, ambos ejercen como ayudantes y hombres de confianza de Felipe Alfau.

En diciembre llega a Ceuta, por primera vez, su hermano Alberto, destinado al grupo mixto de la comandancia de artillería, donde va a continuar realizando prácticas de Estado Mayor. Ambos hermanos vuelven a reunirse en Ceuta. Permanecerá en Ceuta hasta junio de 1911, momento en que es enviado en prácticas al Estado Mayor Central en Madrid. Los meses que esté en Ceuta participará con su hermano en las operaciones organizadas por los llamados “cazadores de Alfau”.26

25. La Correspondencia Militar, 6 de julio y 22 y 23 de septiembre de 1910; La Correspondencia de España, 24 de septiembre de 1910. Véase también para conocer más en detalle esta etapa de su carrera: Iñiguez Garrido, Fernando: Por tierras de Marruecos, Madrid, Hijos de Reus, 1913, pp. 13-48 y 141; Larios Medrano, Justo: España en Marruecos (Historia secreta de la campaña), Madrid, 1925, pp. 21-63; Servicio Histórico Militar, Historia de las campañas de Marruecos, tomo II, pp. 676-712; Alarcón Caballero, José Antonio: Felipe

Alfau Mendoza: Entre el mito y la realidad, en XIX Jornadas de Historia de Ceuta. La dimensión humana. Biografías en Ceuta, el Norte de África y el Estrecho de Gibraltar,

Ceuta, Instituto de Estudios Ceutíes, 2017, pp. 73-296, pp. 158-269. 26. La Correspondencia Militar, 17/12/1910.

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Carlos Castro Girona fue un miembro fundamental de ese grupo de oficiales jóvenes que Felipe Alfau reunió entorno a sí y que fueron llamados por el periodista Larios Medrano “Los cazadores de Alfau”. Su misión fundamental consistió en explorar las rutas marroquíes, especialmente el camino de Ceuta a Tetuán, creando una red de informantes para conocer en detalle los movimientos de las cabilas vecinas. El grupo lo integraron Ángel Rodríguez del Barrio, el capitán de infantería Rafael Villegas, el capitán de ingenieros Fernando Iñiguez, el capitán de Estado Mayor Fernando Moreno Calderón, el médico militar Leopoldo Martínez Olmedo, el capitán de ingenieros Ángel Fernández Osinaga y el capitán Alberto Castro Girona. Todos estos oficiales ejercieron labores de reconocimiento, información e inteligencia dentro de Marruecos al servicio de Alfau. Todos pasaron por la Academia de Árabe del gobierno militar de Ceuta. Larios Medrano asegura que a su llegada no había planos fiables, ni datos comerciales ni militares. Era imposible a los españoles salir de los límites del campo exterior. Sólo se dominaba el recinto amurallado. Alfau se dedicó a subsanar esas deficiencias en una labor callada y mansa. No podía consentir que arroyo de las Bombas fuera una barrera infranqueable. Estos jóvenes oficiales se dedicaron a la caza más allá del Arroyo de las Bombas con moros amigos en el campo, disimulando su labor de reconocimiento. Oficiales y ayudantes del Alfau se convirtieron en prácticos del terreno. Formularán nuevos planos. Alfau pudo contar, gracias a ellos, con prácticos sobre el terreno y con planos. Él mismo ira de excursión a visitar amistades, estableciendo relaciones de amistad con los Biuts, Ain-Xixa, Benimesala, Bayen, Kuff y otros.

Carlos Castro Girona no sólo operó en la zona de Ceuta sino que llegaría en sus expediciones hasta Alcazaquivir, en la zona atlántica, recorriendo también con Fernando Iñiguez la zona del Rif hasta Melilla. Sus misiones fueron diversas: reconocimiento del terreno, levantamiento de planos y mapas, acompañamiento de altos cargos militares, funcionarios y personalidades por el territorio marroquí y posiciones avanzadas, información e inteligencia, negociación con los notables de la zona, el bajá de Tetuán o el mismo Raisuni o la guía y dirección de tropas en el territorio enemigo. Era habitual verlo en

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fiestas y actos sociales en el Tetuán de antes del Protectorado y en la zona inmediata a la frontera de Ceuta como en la boda del notable Saddo, jefe del aduar del Kuf.27

En uno de sus viajes a la zona de Alcazarquivir-Larache, en compañía de Villegas, Iñiguez y Martínez Olmedo, negociará, por orden de Alfau, con varias cabilas y llegará a entrevistarse con el Raisuni para solicitarle la libertad de nueve detenidos de Anyera, que había sido demandada por notables de la zona a Alfau. No sería el último viaje de Castro Girona para visitar a Raisuni. También acompañará al propio Alfau en su primer viaje a Tetuán el 13 de enero de 1912.28

Fue una pieza clave en las operaciones del 7 y 8 de mayo de 1911, guiando la vanguardia de las tropas que participaron en la toma de Altos de la Condesa, Kudia Federico y Kudia Fahama, primera operación de avance en territorio marroquí emprendida por Alfau. Actuó durante toda la operación como oficial de enlace entre las fuerzas y las posiciones bajo órdenes directas de Alfau. En la operación también participa su hermano Alberto, que se encuentra en prácticas en Ceuta, dirigiendo los convoyes de aprovisionamiento, destacando en el servicio según informe del comandante de Estado Mayor Eusebio Rubio. Más adelante volverá a guiar la vanguardia de las tropas en los sucesivos avances: Kudia Afersian, el 14 de mayo, y la de Monte Negrón y Restinga el 22 de mayo.29

Acompañará al Ministro de la Guerra, general Agustín Luque y a Alfau, en su visita de reconocimiento a las posición A y posi-

27. La Correspondencia de España, 27/10/1912. 28. La Correspondencia de España, 7 y 24 de agosto, 8 de noviembre y 3 y 6 de diciembre de 1911 y 14 de enero de 1912; La Época, 23 de agosto de 1911; El Día, 24 de agosto de 1911;

La Mañana, 15 de abril de 1912; El Correo Español, 15 y 16 de enero de 1912; El Heraldo

Militar, 15 de enero de 1912. Archivo General de la Administración (AGA), caja 81/300, correspondencia entre Alfau y el Ministro de Estado, 26 de septiembre de 1911 y Caja 64/0009, 4 de enero de 1912.

29. Larios Medrano, Justo, op. cit., pp. 28-36; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 651653; La Correspondencia de España y La Época, 7, 8, 9 y 10 de mayo de 1911; El Heraldo de

Madrid, 9/05/1911; La Correspondencia de España y El Liberal, 15 de mayo de 1911.

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ciones avanzadas de Condesa, Afersian, Fahama y Monte Negrón, cuando el ministro visite oficialmente Ceuta en octubre de 1911.30

Se reencontrará, de nuevo, con su hermano Alberto en Ceuta en los primeros días de 1912, en que este es destinado como capitán a la primera Compañía de Moros Tiradores del Rif, integrada en la Milicia Voluntaria de Ceuta.31

Su actuación en Ceuta, entre 1910 y 1912, le valió, en mayo de 1912, la concesión de la Cruz Blanca del Mérito Militar de primera clase.32

Carlos Castro Girona participa, el 19 de febrero de 1913 en la ocupación de Tetuán, guiando la vanguardia de las tropas. Junto con su hermano Alberto será de los primeros en entrar en Tetuán. Mientras que Alberto toma la Alcazaba, Carlos manda las compañías que se posesionan de las alturas de Dar Murcia, encargadas de vigilar los movimientos de las cabilas de Beni Salem. Su papel en las acciones conducentes a la ocupación de Tetuán le valdrá una nueva condecoración, la Cruz de María Cristina de primera clase a Carlos Castro “por sus relevantes, extraordinarios y múltiples servicios prestados en la ocupación de posiciones en el Campo Moro de Ceuta”.33

Carlos Castro Girona marchará a Tetuán junto a Felipe Alfau, continuando como hombre de confianza del nuevo Alto Comisario. Se le destina al Gabinete Militar del Alto Comisario, bajo las órdenes del coronel de Estado Mayor, Pedro Bazán Esteban, que llega desde la agregaduría militar de la Embajada española en Rusia, para ser jefe del Gabinete. Junto a él lo integra también el primer teniente de caballería Valeriano Weyler Santacana. En los primeros días de ocupación ayudará al Comandante General

30. La Correspondencia Militar, 21 de octubre de 1911. 31. Anuario Militar 1912, pp. 196 y 351. 32. La Correspondencia Militar, La Época y El Globo, 8 de mayo de 1912; El Heraldo Militar, 9 de mayo de 1912. 33. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 676-680; Larios Medrano, Justo, op. cit, p. 37; La Correspondencia de España, 19, 20 y 21 de febrero de 1913; El Heraldo Militar, 21 de febrero de 1913; El siglo Futuro, 22 de febrero de 1913.

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de Ceuta a organizar el funcionamiento de la ciudad en el orden administrativo y de orden público.34

Acompañará al Alto Comisario a la visita a Arcila y Larache para entrevistarse con Silvestre y las autoridades y notables de la zona, entre el 17 y el 21 de mayo, teniendo que volver a toda prisa ante las noticias de agitación de las cabilas en la zona Ceuta-Tetuán.35

Junto con su hermano Alberto participará en los combates de julio de 1913. El 7 de julio lo hace a las órdenes de Dámaso Berenguer en Samsa. El 12 de julio lo hace en los combates sostenidos en el camino entre el Haus y Anyera, en el que Alberto manda las tropas de la Milicia Voluntaria de Ceuta.36

Ambos hermanos realizarán gestiones de atracción política de notables y cabilas, negociando en nombre del Alto Comisario. Alfau destaca estas gestiones en un telegrama que envía al ministro de la guerra el 31 de julio. Han conseguido que se presenten notables de Malalien, Kalalien y Cifia en la residencia pidiendo perdón y autorización para poder volver a habitar sus poblados que abandonaron por presión de otras cabilas, deponiendo las hostilidades.37

Tras el cese de Felipe Alfau en el cargo de Alto Comisario, Carlos Castro continuará a las órdenes del siguiente Alto Comisario, el teniente general José Marina Vega. El 9 de septiembre lo vemos conduciendo al batallón de Mallorca, recién llegado desde Algeciras a Ceuta, hasta Tetuán.38

34. La Correspondencia de España, 21 de febrero y 18 de junio de 1913; La Correspondencia

Militar y La Época, 26 de febrero de 1913; El Correo Español, 17 de junio de 1913. 35. La Correspondencia de España, 16 y 18 de mayo de 1913; La Época, 18 y 22 de mayo de 1913; El Liberal 18 de mayo de 1913; El Heraldo Militar, 20 de mayo de 1913. 36. El Heraldo de Madrid, 10 de julio de 1913; El Imparcial, 14 de julio de 1913; Larios

Medrano, Justo, op. cit. pp. 43-65; Servicio Histórico Militar, op. cit. P. 702-706. 37. El Heraldo de Madrid, 1 de agosto de 1913; El Correo Español, La Correspondencia

Militar, El País, 2 de agosto de 1913. 38. Heraldo de Madrid, 10 de septiembre de 1913.

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En octubre, por los servicios prestados en la campaña de Tetuán, los hermanos Castro Girona, Carlos y Alberto, son propuestos para el ascenso a comandante. Ambos ascenderán en ese mes con reconocimiento de antigüedad desde el 24 de junio de 1913. Carlos conseguía alcanzar a su hermano en el escalafón habiendo ingresado en el servicio dos años después que él. Su ascenso les obliga a ser enviados a nuevos destinos. Carlos es destinado a la primera brigada de la 12ª división con sede en Vitoria aunque se le autoriza que continúe en comisión de servicios en el Gabinete Militar de la Alta Comisaría, dada su gran experiencia conocimiento en los asuntos marroquíes. Alberto es destinado al cuadro de eventualidades de Ceuta, junto con notables oficiales africanistas recién ascendidos a comandantes como él: Rafael Valenzuela, Santiago González Tablas, Luis Molina Galano o Francisco Llano de la Encomienda. Ambos hermanos continúan al servicio del Protectorado y del Ejército de África.39

Carlos realizará tareas de Estado Mayor para la Alta Comisaría en los años siguientes, aunque también intervendrá en algunos combates, como el sostenido al mando de una columna en los llanos de Malalien en enero de 1914. Así mismo se ocupó de la instrucción e inspección de la policía indígena de Tetuán. En abril de 1914 fue condecorado, de nuevo, con la Cruz de María Cristina por las operaciones realizadas en Tetuán entre junio y diciembre de 1913.40

Servirá hasta mayo de 1915 a las órdenes de Marina, continuando en el Gabinete Militar del Alto Comisario tras el nombramiento de Francisco Gómez Jordana, hasta enero de 1917, en que tras su ascenso a teniente coronel, es nombrado ayudante del Alto Comisario. En este período coincide en el Estado Mayor de Gómez Jordana con importantes oficiales africanistas como el jefe de gabinete coronel Francisco Gómez Sousa, hijo de Gómez Jordana, que más adelante será director

39. La Correspondencia Militar, 8, 16 y 18 de octubre de 1913; El Heraldo de Madrid, 9 de octubre de 1913; La Mañana, 18 de octubre de 1913; Anuario Militar 1914, pp. 36, 122, 325 y 359. 40. Hojas Selectas, 1/1914, nº 145, p. 183 y 184. La Correspondencia de España, 18 de abril de 1914.

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de la Oficina de Marruecos y Alto Comisario, con el teniente coronel Joaquín Fanjul Goñi, con los capitanes José Villalba Rubio, Juan Luis Beigbeder Atienza (también más tarde Alto Comisario) y José Aranda Mata. En 1918 es segundo jefe de Estado Mayor, con Gómez Souza como jefe y secretario del Gabinete Militar. Ambos militares forjaran una estrecha amistad que será extensiva al entonces cónsul de España en Tetuán, Luis Rodríguez de Viguri, que años más tarde sería ministro de fomento y de economía nacional.41

Siendo miembro del Gabinete Militar de Jordana tomará parte en la operación combinada contra Anyera del 29 de junio de 1916. Una operación cuyo objetivo era pacificar la zona inmediata a Ceuta y proteger a las cabilas que se habían sometido al poder militar español. En esta operación tomarán parte las fuerzas del Raisuni, que había alcanzado un acuerdo con el Alto Comisario. A Carlos Castro se le asigna la misión de asistir, como de jefe de Estado Mayor, a las tropas del Xerif, actuando como enlace entre él, la mehal-la xerifiana a las órdenes del teniente coronel Miguel Cabanellas, la columna del general Ataulfo Ayala y el comandante en jefe. La misión que les corresponde es batir el valle del Jemis del Anyera para castigar a la fracción de Berkokien.42

Había ascendido a teniente coronel en enero de 1917 por los méritos de guerra acumulados del 1 de mayo de 1915 al 30 de junio de 1917. Su hermano Alberto había también ascendido a teniente coronel por méritos extraordinarios en octubre de 1916 y había sido enviado a Tetuán a la Sección de asuntos Indígenas.43

Su ascenso a teniente coronel le deparó el cambiar en varias ocasiones de destino sin salir de Tetuán. Inmediatamente de ascender es destinado como ayudante del general de brigada Ataulfo

41. Anuario Militar 1917, p. 158; Anuario Militar 1918, p. 153; La Acción, 15 de septiembre de 1916.

42. Archivo del Ministerio de la Guerra, Negociado de Marruecos, Año 1916. Operaciones (Ceuta, Melilla, Larache), legajo II; Servicio Histórico Militar, tomo II, p. 821-831. 43. La Correspondencia Militar, 26 de octubre de 1916; La Época, 31 de diciembre de 1916;

La Correspondencia de España y La Correspondencia Militar, 1 de enero de 1917; El

Globo, 2 de enero de 1917.

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Ayala, que manda la segunda brigada de infantería de la división de Tetuán. Posteriormente pasa a ser destinado como ayudante del Comandante en Jefe de las Fuerzas de Marruecos, el Alto Comisario Francisco Gómez Jornada, puesto en el que cesa a finales de marzo. Después es destinado a la séptima división y la secretaría del gobierno militar en Gerona. Un mes más tarde se le destina como ayudante del general de brigada Pedro Bazán, que en ese momento acaba de ser nombrado jefe de Estado Mayor de la capitanía de la primera región militar con sede en Madrid. Por fin es destinado al Estado Mayor del Ejército de África, como segundo jefe, a las órdenes del coronel Francisco Gómez Souza, ejerciendo también como secretario del Gabinete Militar del Alto Comisario en Tetuán. Allí lo vemos en octubre de 1917 formando parte de la comisión de estudio de las reclamaciones por daños causados por la insurrección de las cabilas y la acción represiva del Protectorado.44

Tras la muerte de Gómez Jordana en la Alta Comisaría, el 18 de noviembre de 1918, Castro Girona continuará en el Estado Mayor del Ejército de África, tras la llegada del nuevo Alto Comisario, general de división Dámaso Berenguer Fuste, nombrado en enero. Allí continuó hasta abril de 1919. Ese mes se le nombra jefe de Estado Mayor de la Comandancia General de Larache, bajo las órdenes del general de brigada Emilio Barrera Luyando, que ejerce el cargo desde junio de 1916. Era el tercer oficial en importancia en la comandancia, tras el segundo jefe, coronel de infantería Manuel González González. En 1921 se convierte en el segundo oficial en rango tras la marcha de Manuel González.45

A sus órdenes estarán en el Estado Mayor de Larache el comandante Enrique Edo Torrejón y los capitanes Francisco Cabreri-

44. El Heraldo Militar, 3 de enero de 1917; El Globo, 4 de enero de 1917; La Correspondencia

Militar, 29 de marzo y 16 de abril de 1917; La Correspondencia de España, 27 de mayo de 1917; Boletín Oficial de la Zona de Protectorado Español en Marruecos (BOZPEM), nº 20, de 25 de octubre de 1917; Anuario Militar 1918, pp. 151-153. 45. La Época, 9 de abril de 1919; El Sol, 10 de abril de 1919; Anuario Militar España 1921, pp. 175 y 369.

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zo Romero, Francisco Hidalgo Sánchez, José Medina Santamaría y Luis Serrano Gómez. También prestarán servicios durante su estancia en el Estado Mayor de Larache el comandante Abelardo Amil de Soto, que sustituyó a Edo en 1921 y los capitanes Ramón Olivera González, Román Ayza y Vargas Machuca y Jesús Cuadrado Juárez, que sustituyen a Cabrerizo, Hidalgo y Serrano.46

Ejercerá como principal asesor y hombre de confianza de Barrera, con él que consolidará una estrecha amistad, siendo un asiduo de la casa del Comandante General. Ejercerá sus funciones con brillantez y a plena satisfacción de su jefe entre 1919 y 1921. En Larache trabajará también en labores de atracción política de cabilas y notables, así en enero y febrero de 1921 lo vemos asistiendo a algunas cacerías de jabatos organizadas por el caíd Ermiki y el bajá de Alcazarquivir, enemigos del Raisuni, en las inmediaciones de Alcazarquivir, a la que también asiste la famosa princesa de Guisa, las princesas de Orleans, el duque de Montpensier, el cónsul de Francia, Achard, y Julio Barneto, el fiscal que se encargaría en junio de la información sobre el adulterio de Clara Cabanellas.47

El 21 de febrero de 1921 el general de brigada Enrique Marzo Balaguer, segundo jefe en ese momento de la Comandancia General de Ceuta, llega a Larache para tomar declaraciones en el juicio contradictorio abierto para conceder empleo superior por méritos contraídos en el último periodo de operaciones al teniente coronel Carlos Castro Girona, al teniente coronel del Grupo de Fuerzas Regulares de Larache, Manuel González Carrasco y al comandante del mismo grupo Jacinto Jaquetot, muerto en la quema del aduar el Hamma, propuesto también para la Laureada. El juicio había sido abierto por el Alto Comisario Dámaso Berenguer. El diario El Liberal del 1 de marzo califica a Castro Girona como “antiguo soldado en África, perfecto caballero y militar sin tacha. En el momento de

46. Anuario Militar 1920, p. 162; Anuario Militar 1921, p. 175. 47. El Sol, 28 de enero de 1921; La Correspondencia de España, 11 de febrero de 1921.

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su muerte su ascenso a coronel era inminente”.48

El 14 de marzo acude, con el general Barrera, a visitar la posición de Tezeltza, donde se ha levantado un nuevo alojamiento para las tropas de policía indígena. El 23 también acompaña a Barrera a Alcazarquivir en visita de inspección de los servicios de guerra y las obras de la carretera al campamento central de Teffer y posiciones avanzadas. Justo el día anterior el batallón de cazadores de Las Na-

48. La Época, 22 de febrero de 1921; El Globo, 22, 23 y 24 de febrero de 1921; El Liberal, 1/03/1921.

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vas, la unidad de Alfonso Barrera, Muñoz y Coello, había tributado un homenaje al general Barrera y al teniente coronel Castro Girona, por las brillantes operaciones acometidas en los últimos tiempos. Castro brindó por el batallón. La última operación militar en la que participa Carlos Castro Girona, antes de su muerte, serán las iniciadas el 9 de mayo por las tropas de la comandancia concentradas en Sidi Otzman, mandadas por Emilio Barrera. Castro Girona se mantendrá en campaña hasta el 27 de mayo. Al finalizar las operaciones viajó a Tetuán49 .

Allí fue visitado en los primeros días de junio por su hermano Alberto, recién ascendido a coronel, para despedirse, pues marchaba de Tetuán a Madrid en espera de destino. Fue la última vez que ambos hermanos se reúnen. No volverán a verse. El día 15 de abril realiza su último acto militar en Larache, acompañando al Alto Comisario y Barrera en una visita de inspección a los puestos avanzados del Lucus.50

Cuatro meses antes de su muerte, el 18 de febrero de 1921, el mismo general Barrera, escribía de él en su hoja de servicios, resaltando los prestados en Larache: “sobresalientes condiciones de aptitud intelectual, física y moral de este Jefe” por lo que lo consideraba “muy especialmente apto y útil para toda clase de empresas y destinos”.

Tras su muerte, aún recibirá un último honor militar, al serle concedida la medalla del Mérito Militar con distintivo rojo, en los primeros días de julio.51

49. La Época, 15 de marzo de 1921, 10 y 12 de mayo de 1921; El Globo, 15 de marzo de 19211 y 13 de mayo de 19211; El Sol, 25 de marzo de 1921; La Correspondencia Militar, 26 de marzo de 1921/03/1921 y 27 de mayo de 1921; La Libertad, 11 de mayo de 1921; El Siglo

Futuro, 27 de mayo de 1921. 50. La Correspondencia Militar y La Época, 16 de junio de 1921. 51. El Globo, 5 de julio de 1921.

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Alfonso Barrera Campos

Nace el 30 de junio de 1895 en Madrid. Es hijo del entonces primer teniente infantería Emilio Barrera Luyando, que en ese momento se encuentra en el segundo curso de la Escuela Superior de Guerra en Madrid para el acceso al cuerpo de Estado Mayor, y de su esposa Elena Campos de la Hoz. Recibe su nombre en homenaje al Rey Alfonso XIII, del que su padre había sido ayudante, siendo apadrinado por la infanta Isabel. Muy joven, con apenas catorce años, aprueba los ejercicios de ingreso en la Academia de Infantería de Toledo, ingresando el 29 de junio de 1909 como cadete. Por R.O. de 28 de agosto de 1912 es nombrado segundo teniente, cuando acaba de cumplir los diecisiete años, siendo destinado al selecto Regimiento del Rey, nº 1 con sede en Madrid, donde sirve como primer teniente el infante Alfonso de Orleans y Borbón, y que en ese momento manda el coronel Luis Jiménez Pajarero. Sin duda, la influencia paterna, militar palaciego muy cercano al Rey, ayudó a Alfonso a obtener un destino ansiado por los jóvenes oficiales por su cercanía a la Corona.52

Su primera experiencia de combate la tendrá en septiembre de 1913 cuando marche con el batallón expedicionario de su regimiento a la zona de Ceuta-Tetuán, a las órdenes del teniente coronel José Roselló. Permaneció operando en la zona hasta 1917.53

En junio de 1914 es declarado apto para el ascenso a primer teniente, ascendiendo con antigüedad de 23 de junio de ese año. En octubre de ese año se le felicita por su comportamiento destacado en las operaciones realizadas en El Mogote de Tetuán, Ben Karrich y El Hayera, realizadas con el batallón del Rey.54

52. AGMS, Hoja de servicios de Alfonso Barrera Campos, 1909-1941. La Vanguardia, 24 de octubre de 1929; La Correspondencia de España, 20 de mayo de 1909; La Correspondencia

Militar, 21 de mayo de 1909; El País, 29 de junio de 1909. 53. La Correspondencia Militar, 13 de septiembre de 1913; Anuario Militar 1914, p. 173;

Anuario Militar 1916, p. 189. 54. La Correspondencia Militar, 22 de junio de 1914; El Globo, 14 de octubre de 1914.

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Tras la marcha de su batallón a la península, Alfonso Campos continúa en Marruecos, al ser destinado en comisión de servicios al cuadro de eventualidades de Ceuta, manteniendo su destino orgánico en el Regimiento del Rey nº 1. El tres de agosto de 1914, estando destacado en Río Martil, recibió su primera herida en combate en una emboscada que tiene lugar en la loma de Arapiles, en las cercanías de Tetuán.55

Será en estos primeros meses cuando conozca a Clara Cabanellas en Tetuán, donde se encuentra con su padre, teniente coronel de caballería. Se enamora y se casa, tras un corto noviazgo, el 21 de marzo de 1915. Ese mismo año, en junio, le serán concedidas sus primeras condecoraciones por sus acciones en Marruecos. Por los méritos de guerra de su periodo como segundo teniente se le concede la Cruz Roja sencilla y por el de primer teniente la Cruz Roja pensionada.56

Cuando su padre sea nombrado Comandante General de Larache, en 1916, Alfonso le seguirá. Se incorpora como primer teniente al cuadro de eventualidades y subinspección de tropas y asuntos indígenas de Larache en comisión de servicios, sirviendo en las tropas de policía indígena bajo las órdenes del teniente coronel de Estado Mayor, Eduardo Curiel Miarons y teniendo como compañero al menor de los Berenguer, Luis, capitán de esa unidad. Allí continuó hasta que asciende a capitán en 1918. Por sus méritos de guerra en el período que va del 1 de mayo de 1915 al 30 de junio de 1916 se le concede la Cruz de María Cristina.57

Ascendió a capitán con antigüedad del 11 de octubre de 1918, siendo destinado al batallón de cazadores de Las Navas, nº

55. El Globo, 3 de noviembre de 1914.

56. La Correspondencia de España, 13 de junio de 1915; El Imparcial, 14/06/1915. 57. Anuario Militar, 1917, p. 216 y 420. Anuario Militar, 1918, p. 162; La Correspondencia

Militar, 2 de enero de 1917; El Heraldo Militar, 3 de enero de 1917; El Globo, 4 de enero de 1917.

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10 con sede en Larache, a las órdenes del teniente coronel Antonio Camacho Benítez.58

Fue herido durante la operación combinada emprendida por las comandancias de Ceuta y Larache para la ocupación de Xauen, el día 20 de septiembre de 1920. Había participado en la ocupación de Beni Iseef, Haddada y Ruman, con las tropas de Larache que avanzaban entre Teffer y Azla, por el camino del Lucus, vadeando el río Riga. Marchaba a caballo protegiendo un convoy, a las 9 de la mañana, con tropas de su batallón, haciendo frente a un intenso fuego enemigo, cuando de improviso cayó al suelo su caballo. Al intentar volver a montar recibió un balazo en la pierna derecha, con orificio de entrada y salida. Para ganar tiempo se dirigió a caballo a Teffer, perdiendo abundante sangre en el trayecto, donde al llegar se le efectuó una cura de urgencia. Desde allí fue evacuado en automóvil hasta Rezman, donde le esperaban su esposa, su médico que le acompañan hasta Larache.59

El 21 de octubre, mientras convalece de sus heridas en Larache, junto con él comandante general y su madre Elena Campos, acompaña a los condes de Romanones y su familia, en la capilla ardiente del teniente de ingenieros, caído en combate, Luis Figueroa, hijo de Álvaro de Figueroa.60

En febrero de 1921, recuperado de sus heridas, se reincorpora a su unidad, volviendo a los combates. Participa en los combates sostenidos en la zona de Beni Gorfet y Beni Aros, entre los días 12 y 13 de mayo, resultando herido contuso en los sostenidos este último día entre los puntos de Lahara y Sahara. Esta será la última acción de guerra que sostenga en Marruecos. Tras el homicidio de Castro Girona no volverá a incorporarse a su unidad y su tiempo en el Protectorado se acaba. Por sus méritos de guerra en 1920 y 1921 le fue

58. El Heraldo Militar, 7 de noviembre de 1918; Anuario Militar 1920, pp. 202 y 398. 59. La Época, 22 y 24 de septiembre de 1920, El Globo, 22 y 24 de septiembre de 1920; El Siglo

Futuro, La Voz y La Correspondencia de España, 22 de septiembre de 1920; Servicio

Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 120-121. 60. La Época, 23 de octubre de 1920.

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concedida la medalla de Sufrimientos por la Patria, con fecha 3 de julio de 1921, mientras se encontraba en prisiones militares.61

Tras la condena impuesta por el Consejo de Guerra en octubre de 1921 estuvo suspendido de empleo hasta 1924, año en que se reincorpora al Ejército, siendo puesto en situación de reemplazo en la primera región militar. En ese momento su padre, ya teniente general, fue nombrado capitán general de la cuarta región militar con sede en Barcelona, el 5 de junio de 1924, por el Directorio Militar presidido por Miguel Primo de Rivera. Alfonso marchó junto con su padre a la ciudad condal.62

61. La Época, 2 de febrero de 1921 y 2 de febrero de 1922; El Heraldo de Madrid, 2 de febrero de 1922.

62. Anuario Militar 1924, p. 306; Gaceta de Madrid (GM), 5 de junio de 1924.

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Emilio Barrera continuará la tarea de Severiano Martínez Anido en Cataluña. Actuará como un virrey con plenos poderes plenamente respaldado por el Directorio y su íntimo amigo Primo de Rivera. Durante su mandato reprimirá a catalanista y anarquistas. Nombrará a su hijo jefe de una compañía de los Mozos de Escuadra, en agosto de 1924, convirtiéndose en un elemento clave de su política de orden público. La compañía que manda está compuesta por 170 mozos, con banda de música, creada por él mismo. También ejercerá como habilitado del cuerpo. Tendrá como superior al teniente coronel, Juan Oller Piñol y serán compañeros suyos los capitanes Manuel Albert, Santiago Viqueira, Manuel Trigueros, Antonio de Carranza y Luis Oller. Entre 1924 y 1930 Alfonso Barrera servirá en esta unidad, dependiente de la Diputación de Barcelona. En 1925 era responsable de la zona de San Cugat del Vallés. En estos años es habitual en la prensa catalana y la nacional ver su nombre asociado a diversas intervenciones policiales efectuadas por el cuerpo o la escolta del Rey Alfonso XIII o su familia cuando visita Barcelona.63

Durante su estancia en Barcelona estará presente en la vida social de las clases altas de la ciudad. Fue habitual verlo en fiestas y recepciones junto al capitán general, al que incluso represento en numerosos actos oficiales y sociales.64

Militará en Barcelona en el llamado “Grupo Alfonso”, círculo monárquico Alfonsino de la ciudad condal, situado en la calle Caspe, presidido por César Jimeno, integrando su junta directiva, en la que le acompañaban algunos de sus compañeros oficiales de los

63. La Correspondencia Militar, 26/08/1924; El Imparcial, 21 de octubre de 1927; La

Vanguardia, 6 de mayo de 1925, 8 de septiembre de 1925, 26 de octubre y 22 de diciembre de 1926, 21 y 22 de octubre de 1927, 5 de junio de 1928, 15 de febrero, 5, 21, 22 de mayo, 24 de octubre de 1929, 21 y 22 de mayo de 1930; La Voz, 24 de abril y 26 de junio de 1925, 27 de julio de 1926; El Sol, 22 de octubre de 1925; El Imparcial, 21 de octubre de 1927; La

Época, 20 de mayo de 1929. 64. La Vanguardia, 18 de diciembre de 1924, 10 de febrero de 1925, 16 de junio de 1925, 8 de enero y 10 de septiembre de 1927, 26 de junio, 28 de marzo, 10 de septiembre, 5 y 11 de noviembre de 1929; La Época, 13 de julio de 1927; El Imparcial, 1 de diciembre de 1926;

La Nación, 11 de agosto de 1926, El Toreo, 16 de julio de 1927.

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mozos de escuadra como Albert, Viqueira y Carranza. Allí recibió, el 25 de octubre de 1926, a Alfonso XIII, que visita la sede acompañado por Primo de Rivera, Emilio Barrera y Milans del Bosch.65

En diciembre de 1930, tras cesar su padre en marzo de 1930 en la capitanía general, abandona definitivamente el cuerpo de mozos de escuadra pasando destinado a la zona de reclutamiento nº 18 a la caja de reclutas 53 de Barcelona.66

Años más tarde el diario Frente Popular de San Sebastián lo acusaba de haber estado implicado, durante su estancia en Barcelona, en un misterioso crimen acontecido el 22 de agosto de 1925, el de Dolores Bernabéu Escolano, una corista de 16 años, que apareció muerta tras caer desde la terraza del edificio que habitaba en la calle Escudelers nº 4 de Barcelona. La muerta presentaba un orificio de bala de fuego en la región especular derecha que atraviesa el pulmón y perfora el estómago. La autopsia hablaba de un calibre 6,35. Había en la casa de Dolores una breve nota de suicidio, pero era evidente que el tiro no había sido efectuado por la muerta. El crimen nunca se aclaró y se prohibió gubernativamente a la prensa especular sobre el suceso. Existió el rumor de que en la casa de Dolores había esa noche una fiesta con personas importantes, que podrían haber estado implicadas y a las que se tapó, versión que propaló una parte de la prensa. Extremo que fue negado por las autoridades y algunos medios de prensa. Al fin, en mayo de 1926 fue sobreseído el “caso de suicidio” de Dolores Bernabéu por la Sala tercera de la Audiencia de Barcelona, tras haber provocado un río de tinta en la prensa nacional y catalana de la época, entre agosto y diciembre de 1925. El diario implicaba a Alfonso Barrera y aún amigo suyo, Hernández Valdés, juez militar en Barcelona, de ser integrantes de la “orgía” que se celebró esa noche en casa de Lolita Bernabéu. El diario lo acusa de ser un “bala perdida” al que su padre fue protegiendo a lo largo de su carrera, definiéndolo como un “tipo innoble” que “mató en una canallesca parodia de due-

65. La Vanguardia, 26 de octubre de 1926. 66. La Vanguardia, 3 de diciembre de 1930; AM 1931, p. 827.

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lo al teniente coronel Castro Girona, quedando impune el crimen”. El calibre del proyectil era el mismo, 6,35, que el que mató a Castro Girona saliendo de la “Browning” de Barrera, arma que este conservaba aún en 1932 cuando fue detenido por los sucesos del 10 de agosto. Si bien es cierto que todo el tono del artículo, titulado “Emilio Barrera. Galería de traidores. Barrera, la estampa de la envidia”, era fuertemente acusatorio y sesgado sobre la trayectoria de Emilio Barrera y no aportaba ninguna prueba sobre la implicación de Alfonso Barrera en la muerte de Dolores Bernabéu.67

El 10 de septiembre de 1931 contrae matrimonio con Consuelo Bach Garcerán, hija de una distinguida familia de Barcelona, de origen cubano. La boda se celebró en la iglesia parroquial de San Gil en Zaragoza. El 24 de octubre de 1931 causa baja voluntaria en el ejército, acogiéndose Decreto de 25 de abril de 1931, dictado por el Ministro de la Guerra Manuel Azaña para reducir el ejército, que permitía un retiro muy favorable cobrando los haberes íntegros. Tanto él como su padre decidieron acogerse a esta disposición antes que prestar juramento de fidelidad a la República. Ambos se convertirán desde ese momento en activos conspiradores monárquicos, estando presentes en todas las conspiraciones antirrepublicanas.68

El 14 de junio de 1932 fue conducido, por orden del jefe superior de policía, Aragonés, a la Dirección General para declarar, tras haber sido detenido el Barón de Mora acusado de un complot antirrepublicano. Ese mismo día también declaran el Conde de Vallellano y José Antonio Primo de Rivera. Se le detiene, se le procesa y se le decreta

67. Frente Popular (San Sebastián), 15 de agosto de 1936; La Vanguardia, 26, 27 y 28, 29 de agosto, 1, 2, 3, 4 5, 6 , 10, 13, 15, 16, 17, 19, 20, 22, 23, 26, 29 de Septiembre, 6 y 26 de noviembre, 10 de diciembre de 1925, 3 de enero de 1926 y 22 de mayo de 1926; La Voz, 25/8/1925, 1, 16, 22, 28 de septiembre, 5 de octubre, 16 de noviembre, 10 de diciembre de 1925 y 21 de mayo de 1926; El Sol, 27, 28, 31 de agosto, 2, 3, 17, 18, 22, 23 y 30 de septiembre, 1 y 6 de octubre, 6, 16 y 26 de noviembre. Entre el 25 de agosto de 1925 y el 25 de julio de 1926 otros diarios y revistas se hicieron eco del crimen y su investigación en diversas ocasiones: El Siglo Futuro, El Heraldo de Madrid, El Liberal, La Libertad, La

Época, El Imparcial, La Correspondencia Militar, La Nación, Mundo Gráfico y La Unión

Ilustrada.

68. La Correspondencia Militar, 10 de septiembre de 1931.

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prisión incondicional acusado de conspiración y de tenencia ilícita de armas. Su defensor, el abogado Joaquín del Moral, afirma que el fusil que se le ha incautado es un recuerdo de la guerra de Marruecos que arrebató a un moro, el 20 de septiembre de 1920, en un combate en que resultó herido y que guardaba como recuerdo y las dos pistolas, que estaban lícitamente en posesión de Alfonso Barrera, pertenecían al general de división Rafael Villegas y tenían las guías y las licencias preceptivas. Más adelante el propio Barrera aclara que se trata de una Parabellum que le regalo el actual jefe superior de policía de Barcelona, Sr. Ibáñez, que en aquel entonces era comandante de Carabineros, y su propia arma reglamentaria, una Browning, aseverando que las tres armas poseían las guías y licencias preceptivas. Niega del Moral la militancia monárquica de Barrera, impugna al juez especial del caso Sr. Infante, por falta de aptitud legal en momento de hacerse cargo del caso por tener destino en ese momento como magistrado de Soria, habiendo sido nombrado juez de instrucción en Madrid con posterioridad y, termina su escrito protestando contra el trato dispensado por Aragonés a su defendido en su despacho oficial por haberlo maltratado de palabra. En relación al mismo complot también fue detenido su padre, el general retirado Emilio Barrera, el día 16 de junio en Barcelona, siendo trasladado a Madrid e ingresando en la Cárcel Modelo, donde se encuentra su hijo. El general será puesto en libertad por el juez, pero ingresará en Prisiones Militares por disposición gubernativa, abandonando la prisión definitivamente el 23. Allí fue enviado también Alfonso Barrera el 25 de junio. Se le revoca el auto de procesamiento por tenencia ilícita de arma tras haber demostrado que poseía licencia de armas, pero continúa vigente el auto por conspiración.69

69. La Época, 14 de junio de 1932; Gaceta Jurídica de Guerra y Marina, 1 de junio de 1932, p. 97-99, El Heraldo de Madrid, La Libertad, La Nación, El Sol, La Tierra, La Voz, El Imparcial, 15 de junio de 1932, Ahora, La Correspondencia Militar, La Libertad, Luz, El Siglo Futuro,

El Sol, La Tierra, La Voz, 16 de junio de 1932; El Sol, 17 de junio de 1932; La Nación, La Voz, 20 de junio de 1932; Ahora, La Correspondencia Militar, La Libertad, Luz, 21 de junio de 1932; La Nación, 25 de junio de 1932; Ahora, 26 de junio de 1932; La Época, El Heraldo de

Madrid, Luz, La Nación, 27 de junio de 1932; La Correspondencia Militar, La Libertad, 28 de junio de 1932; Ellas, 30 de octubre de 1932, p. 16.

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Tras la sublevación del general Sanjurjo del 10 de agosto, en la que se considera implicado a Alfonso y a su padre, se le va a deportar a Villa Cisneros en el Sahara, saliendo hacía allí en la tercera expedición el 16 de septiembre de 1932, que partió hacía Cádiz para embarcar en el “España 5”. Se le había aplicado la recién aprobada Ley de Defensa de la República, que permitía métodos extraordinarios para la salvaguarda del nuevo régimen. Su padre, máximo dirigente de la sublevación en Madrid, había logrado esconderse y marchar a Francia antes de ser detenido. (Luz, 22/08/932, El Heraldo de Madrid, La Tierra, 17/09/1932. Ahora, La Libertad 18/09/1932. Luz, 19/09/1932). Padre e hijo serán incluidos en la lista de propietarios agrarios afectados por la Ley de Expropiación de Fincas Rústicas sin indemnización, primer lote incorporado a la Reforma Agraria, en castigo a sus actividades conspirativas contra la República.70

Alfonso Barrera escribirá una extensa carta desde su confinamiento dirigida al Presidente de la República en la que protesta por su prisión y destierro por entenderlo una medida anticonstitucional e ilegal y por el rechazo del recurso que había presentado ante el Ministro de la Gobernación. Asegura que no pudo participar en los hechos del 10 de agosto por encontrarse en prisión preventiva desde el mes de junio en prisiones militares esperando su juicio por una acusación anterior. Reitera la situación legal de las armas por las que fue detenido y la ligereza de procedimiento del juez especial que lo detuvo y acusó. Termina pidiendo la libertad para él y todos sus compañeros de destierro, asegurando que él quiere ser el último en abandonar el confinamiento y recobrar la libertad.71

La causa que se seguía contra Alfonso Barrera llega a su trámite de calificación a mediados de marzo de 1933, negándose su abogado defensor, Joaquín del Moral, a realizar la suya como protesta por la ausencia ilegítima de su defendido. (Heraldo de Madrid, El Siglo Fu-

70. El Heraldo de Madrid, 11 de octubre de 1932; La Libertad, 12 de octubre de 1932; La

Nación, 21 de octubre de 1932. 71. Ellas, 30 de octubre de 1932, p. 16.

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turo 16/03/1933). Dos meses después, en los primeros días de mayo embarca en Villa Cisneros con rumbo a Las Palmas (día 4) y Cádiz (día 6), justo con el último grupo de deportados que allí quedaban. Por fin, el día 7 llega a Madrid, donde los deportados son recibidos apoteósicamente en la estación del Mediodía por miles de personas.72

El juicio ante tribunal con jurado contra Alfonso Barrera y otras siete personas, entre las que se encontraba el general Luis Orgaz Yoldi por un delito de conspiración contra la forma de gobierno tuvo lugar el 15 de junio de 1934 en la sección segunda de la audiencia, compuesta por los magistrados Rodrigo, Charrín y Movellán. La defensa fue asumida por los letrados Fanjul y Colón Cardany. Todos negaron su implicación en los hechos. A esas alturas cinco de ellos, entre los que se encontraba Alfonso Barrera habían sido ya amnistiados por el gobierno radical. El fiscal, Marino Medina, retiró los cargos y la sala dictó sentencia absolutoria.73 Alfonso Barrera continuará viviendo en Madrid con su esposa Consuelo Bachs hasta el comienzo de la guerra civil. Continúo conspirando contra la República hasta julio de 1936. El 16 de febrero de 1936 es miembro de la Junta Municipal del Censo de Madrid, estando presente en el Ayuntamiento de Madrid durante toda la jornada electoral. El comienzo de la Guerra Civil le sorprende en Madrid pero logró huir de la ciudad, cruzando las líneas republicanas, para llegar a territorio nacional. El 6 de septiembre de 1936 se presentó en el gobierno militar de Guipúzcoa, desde donde fue pasaportado a Burgos. Fue reingresado en el ejército, con fecha 22 de octubre de 1936, y habilitado como comandante de infantería. Por orden del 4 de febrero de 1938 fue destinado a Tetuán, al servicio del Protectorado bajo las órdenes directas del Alto Comisario, en ese momento Juan Luis Beigbeder Atienza, cesando cuatro meses después por orden del 3 de junio de 1938.74

72. Heraldo de Madrid, 4 de mayo de 1933; La Voz, 6 de mayo de 1933; Ahora, El Sol, 7 de mayo de 1933; La Nación, 8 de mayo de 1933. 73. Luz, 16 de junio de 1934. 74. La Época, El Heraldo de Madrid, La Voz, 17 de febrero de 1936; BOE, 5 de febrero de 1938, nº 472 y 6 de junio de 1938, nº 592.

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Vuelto a la península se incorpora al XIII batallón del regimiento de infantería de Castilla, nº 3, siendo gravemente herido cuando lo mandaba como comandante habilitado, el 24 de octubre de 1938, en el frente de Extremadura. Quedó mutilado de guerra con graves secuelas. En julio de 1940 se encontraba en situación de reemplazo por herido, con el grado de capitán habilitado para comandante, disponible forzoso en la primera región militar con residencia en Madrid, situación en la quedó desde el 25 de octubre de 1938, siendo más tarde, tras la toma de Madrid, autorizado para residir en la ciudad.75

Falleció en Madrid el 27 de agosto de 1941 a consecuencia de las heridas recibidas en combate, justo veinte años después del asesinato de Carlos Castro Girona. Fue reingresado, a título póstumo, en la escala activa del arma de infantería por orden de 25 de noviembre de 1941, promoviéndole al empleo de comandante con antigüedad de 22 de octubre de 1936.76

Clara Cabanellas Torres

Hija mayor de Miguel Cabanellas Ferrer y Elisa Torres. Se casó con el entonces teniente Alfonso Barrera Campos el 21 de marzo de 1915 en Tetuán, donde estaba entonces destinado Miguel Cabanellas, al parecer contra la opinión de los padres de Alfonso. En Larache vivió en el edificio de la comandancia general junto con su marido y sus suegros, que era habitualmente frecuentado por Carlos Castro Girona. Tras la crisis matrimonial volvió a la casa paterna en Madrid. Tras la separación, divorcio y anulación definitiva de su matrimonio en 1930 perdió la patria potestad y sus derechos sobre sus hijas, Pilar y Carmen, que quedaron bajo la tutela de su padre y fueron educadas por él. Vivió con sus padres hasta la muerte de estos. Desde finales de los años veinte y durante los años re-

75. Diario Oficial del Ministerio del Ejército (DOME), 5 de julio de 1940. 76. DOME, 21 y 31 de mayo y 28 de noviembre de 1941.

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publicanos se reincorpora a la vida social de Madrid, participando en ceremonias y celebraciones sociales con sus padres, hermanas y hermanos.77

Alberto Castro Girona

Nació en Puerto Princesa, localidad situada en la isla de Palawan, al oeste de Filipinas, el 7 de octubre de 1875. Su niñez corre paralela a la de su hermano Carlos. Estudia en el Colegio María Cristina, ingresando en la Academia de infantería el 14 de septiembre de 1892, graduándose de segundo teniente el 24 de junio de 1895. Fue destinado al primer batallón del regimiento de Burgos nº 36 con sede en León, marchando con su regimiento en agosto de 1895 a la guerra de Cuba. Allí estará hasta el final del conflicto en noviembre de 1898. Opera en la zona de Las Villas, situada en la región centro occidental de la isla. Recibirá cuatro condecoraciones por sus acciones en combate. La cruz del mérito militar de primera clase con distintivo rojo por la acción de Lomas y Potreros de Cupeyes, el 15 de febrero de 1896, concedida en mayo de 1896, la cruz de primera clase del mérito militar pensionada por las acciones de Palma Larga, Carril de Orbea y Semillero, acciones realizadas entre junio de 1896 y junio de 1897, concedida en diciembre de 1897, y la cruz del mérito militar de primera clase con distintivo rojo pensionada por la acción de Mamoncillo, el 7 de octubre de 1897, concedida en marzo de 1898, y la cruz de primera clase del mérito militar con distintivo rojo pensionada por el encuentro de Cuyuji el 19 de marzo de 1898. Asciende a primer teniente con antigüedad de 1 de julio de 1897, por méritos de guerra, en premio a las operaciones efectuadas en la zona de Zapata, entre el 28 de marzo y 27 de abril de 1897.78

77. ABC, 22 de junio de 1921; La Época, 27 de octubre de1921 y 17 de noviembre de 1922; La

Voz, 27 de octubre de 1921; El Sol, 28 de octubre de 1921; La Libertad, 19 de febrero de 1930; La Correspondencia Militar, 21 de febrero de 1930. 78. AGMS, Hoja de Servicios de Alberto Castro Girona, 1896-1969; Anuario Militar 1896, p. 361; Anuario Militar 1897, p. 806; Anuario Militar 1898, p. 844; Anuario Militar 1899, p.

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Al finalizar la guerra de Cuba regresa con su regimiento a León, donde coincidirá con su hermano Carlos en 1899-1900, integrados ambos en el segundo batallón. En agosto de 1900 Alberto es nombrado alumno de la Escuela Superior de Guerra, donde se encuentra entre septiembre de 1900 a abril de 1902, no llegando a terminar los cursos, quedando entre 1902 y 1903 de reemplazo voluntario en la primera región militar. Asciende a capitán el 30 de julio de 1903. Tras el ascenso es destinado al regimiento de infantería Covadonga nº 40 con sede en Madrid en 1905. En agosto de 1905 solicita permiso para contraer matrimonio con María de la Concepción Pozurama López, con la que contrae matrimonio ese mismo año. De su matrimonio nacerán dos hijos, Alfredo y Alberto, que también servirán en el ejército como Ingeniero de la Armada y Aeronáutico el primero, que llegaría a teniente coronel del ejército del aire y como médico militar el segundo, que fue teniente médico de sanidad militar durante los años de la guerra civil.79

Retomará su ingreso en la Escuela Superior de Guerra en 1906, en que suplica, en una instancia fechada el 7 de marzo, su reingreso como alumno para continuar el plan de estudios de 1900. Se le concede el reingreso pero teniendo que reiniciarlo en primer curso según el nuevo plan de estudios. Comienza sus estudios en la Escuela el curso 1906-1907, coincidiendo con su hermano Carlos que se encuentra en segundo curso. Durante su estancia en la misma y en su periodo de prácticas se le darán

218 y 463; El Correo Militar, 23 de diciembre de 1897; La Correspondencia Militar, 24 de marzo de 1898; Diario Oficial del Ministerio de la Guerra (DOMG), 18 de agosto de 1893, 28de junio de 1895, 13 de agosto de1895, 28 de mayo de 1896, 24 de diciembre de 1897, 2 de febrero de 1899.

79. DOMG, 1 de diciembre de 1898, 22 de diciembre de 1898, 26 de abril de 1902, 28 de junio y 26 de agosto de 1903 y 20 de agosto de 1905; Anuario Militar 1899, p. 218;

Anuario Militar 1901, p. 57, 212 y 465; Anuario Militar 1904, p. 417; Anuario Militar 1905, pp. 217 y 422; Anuario Militar 1906, p. 388; El Correo Militar, 6 de julio de 1900; La

Correspondencia Militar, 2 de abril de 1902 17 de mayo, 10 y 26 de agosto de 1903, 21 de agosto de 1905; BOE, 30 de noviembre de 1937, Boletín Oficial del Ministerio del Aire (BOMA), 1 de marzo de 1958.

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nuevos destinos a los que no llega a incorporarse: regimiento Navarra nº 25 (1906), excedente de reemplazo en la primera región (1906), reserva de Balaguer nº 69 (1906), reserva de Plasencia nº 16 (1907), zona de reclutamiento de Salamanca nº 47 en el batallón de reserva nº 98 (1908), reserva de Lorca nº 53 (1908), batallón de reserva de Huesca, nº 77.80 Termina sus estudios en la Escuela Superior de Guerra en el verano de 1909. A su promoción pertenecen militares prestigiosos como Andrés Saliquet, José Millán Terreros (más adelante Millán-Astray), Valentín Galarza o Juan Vigón. Pasa por lo tanto a depender del Estado Mayor Central para su primer periodo de prácticas de Estado Mayor que realiza en el regimiento de caballería de Lanceros del Rey nº 3 con sede en Madrid, entre septiembre de 1909 y febrero de 1910. Su segundo periodo de prácticas lo desarrolla en Mallorca destinado, junto con su hermano Carlos, en la comisión del plano de la isla, entre febrero y abril de 1910. El tercero le lleva a Valladolid, también junto a Carlos, a la comisión de las hojas 24 y 25 del mapa de la provincia en abril de 1910. El cuarto periodo de prácticas lo realiza en la capitanía general de la primera región militar con sede en Madrid, a donde se traslada en junio. Su siguiente periodo de prácticas le lleva al grupo mixto de la comandancia de artillería de Ceuta, entre el 1 de enero y el 30 de junio de 1911, donde volverá a coincidir con Carlos, que ya está al servicio de Felipe Alfau en el gobierno militar. Allí estrechará lazos con el general, con el coincidió en Cuba, cuya influencia fue decisiva en su inmediata carrera militar, convirtiéndose en una de los cazadores de Alfau. Estando en Ceuta participó en las operaciones de toma de las cudias de Fahana, Federico y Condesa en los primeros días de mayo de 1911, primera acción que comienza a abrir el camino a Tetuán, destacó dirigiendo los convoyes de aprovisionamiento a las posiciones,

80. DOMG, 22 de abril, 11 de septiembre de 1906, 23 de febrero de 1907, 23 de febrero de 1909 y 13 de agosto de 1910; La Correspondencia Militar, 23 de julio, 11 de septiembre de 1906, 25 de marzo, 26 de agosto de 1908; Anuario Militar 1907, p. 45 y 46; Anuario Militar 1908, pp. 192 y 322, Anuario Militar 1909, pp. 184 y 314, Anuario Militar 1910, p. 339.

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por lo que fue felicitado por el comandante de Estado Mayor Eusebio Rubio, que lo comunicó a sus superiores.81 Aún realizará dos nuevos periodos de prácticas antes de lograr diplomarse en Estado Mayor. Primero en el Estado Mayor Central entre junio y septiembre de 1911 y después en la Escuela Práctica del batallón de ferrocarriles. A finales de septiembre termina su periodo de prácticas y es declarado apto para el servicio de Estado Mayor, volviendo con fecha 1 de octubre al arma de infantería, no integrándose en el cuerpo de Estado Mayor. Justo un mes antes, en agosto, había sido declarado apto para el acenso a comandante. Tras terminar sus estudios es destinado a la reserva de Manresa nº 66.82

A principios de 1912 fue destinado a la milicia voluntaria de Ceuta, a las órdenes del teniente coronel Teodoro Camino Molina, su unidad serán las compañías de moros tiradores del Rif, al mando del comandante Mario Ruiz de la Torre, mandando él la primera compañía. En Ceuta se especializó en lengua y cultura árabe en la Academia de Árabe del gobierno militar. Fue su primera experiencia con tropas indígenas, convirtiéndose en un experimentado conductor de este tipo de tropas. Participó en la ocupación de Tetuán, en la vanguardia de las tropas que entran en Tetuán. A él le toca mandar las primeras tropas que entran en la ciudad, con la misión de tomar la Alcazaba tetuaní. En los meses siguientes tomará parte en un importante número de combates en la zona Ceuta-Tetuán como el celebrado el 12 de julio en el camino del Haus a Anyera o la operación de castigo a los asaltantes de un convoy entre Fahama y Condesa el 16 de agosto. También participa en acciones de inteligencia y de atracción política y pacífica de las cabilas y los notables de la zona junto con su hermano Carlos. Felipe Alfau, en recono-

81. DOGM, 23 de julio, 15 de agosto de 1909, 15 de junio y 17 de diciembre de 1910; La

Correspondencia Militar, 16 de agosto de 1898, 19 de febrero, 20 de abril, 18 de junio y 17 de diciembre de 1910; El Heraldo de Madrid, 9 de mayo de 1911. 82. La Correspondencia Militar, 24 de junio, 10 de agosto, 28 de septiembre de 1911; La

Correspondencia de España, 30 de septiembre de 1911. DOMG, 10 de agosto y 30 de septiembre de 1911.

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cimiento de esa importante labor, las destaca en un telegrama que envía al Ministro de la Guerra en agosto de 1913, refiriéndose a la sumisión de notables de Malalien, Kalalien y Cifia.83

Asciende a comandante en octubre de 1913, con antigüedad efectiva desde el 24 de junio, como recompensa a los servicios prestados en Marruecos, siendo destinado al cuadro de eventualidades de Ceuta en compañía de un grupo de importantes militares africanistas, Rafael Valenzuela, Santiago González-Tablas, Francisco Llano de la Encomienda o Luis Molina Galano. Sirvió durante algún tiempo en la brigada de cazadores de Miguel Primo de Rivera, participando en numerosos combates con esa unidad. Pasará, más tarde, a las órdenes directas del Alto Comisario, José Marina, con la misión de trabajar en la constitución e instrucción de la policía indígena y de las mehal-las jalifianas y de coadyuvar a la política de atracción pacífica de las cabilas y notables en la sección de asuntos indígenas. Continuó con esa misión tras la llega del nuevo Alto Comisario, Francisco Gómez Jordana. En este periodo le fue concedida la cruz de la Real Orden de San Hermenegildo con antigüedad del 4 de septiembre de 1914 y la cruz de María Cristina de segunda clase, esta última por los méritos contraídos en los hechos de armas, operaciones efectuadas y servicios prestados en las inmediaciones de Tetuán, entre el 25 de junio y el 31 de diciembre de 1913.84 Asciende a teniente coronel en octubre de 1916 por los méritos extraordinarios adquiridos en su tarea tetuaní en la policía y los asuntos indígenas. Se le destina a finales de 1917 como jefe la caja de reclutas de Orense nº 106, aunque permaneció excedente en Ceuta a las órdenes del Alto Comisario en Tetuán. En 1918 su situación es

83. Anuario Militar 1912, p. 196, 312; AM 1913, p. 196 y 351. DOMG, 29 de julio de 1913.

El Imparcial, 14 de julio de 1913; El Heraldo de Madrid, 1 de agosto de 1913. La

Correspondencia Militar, El País y El Correo Español, 2 de agosto de 1913. 84. La Correspondencia Militar, 8 de octubre de 1913; El Heraldo de Madrid, 9 de octubre de 1913; Anuario Militar 1914 p. 359; Anuario Militar 1915, p. 365; Anuario Militar 1916, p. 374; DOMG, 8 de octubre de 1913, 18 de abril de 1914, 30 de abril de 1915 y 30 de octubre de 1916; Nuevo Mundo, 5 de julio de 1921.

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de supernumerario en la primera región militar, encontrándose al mando de la mehal-la jalifiana de Tetuán.85

Al llegar a la Alta Comisaría Dámaso Berenguer, a principios de 1919, Alberto Castro Girona se convertirá un militar esencial en las operaciones y combates en la zona Occidental. En marzo participa en las operaciones de sometimiento de las cabilas del Anyera y de la zona de Beni Hosmar, al mando de la Melha-la jalifiana de Tetuán. Dirige la toma de Cudia Helila (20 de marzo), Cudia el Arbaá (21 de marzo), poblado de Mokedasen (22 de marzo), poblados de Beni Madan (23 de marzo) y Cudia Mehaab. El 27 de marzo dirige la operación de castigo en respuesta a un asalto a un camillero de cazadores, incendiando varios poblados con la mehal-la, en la que también participa el teniente coronel Franco. El 5 de abril organiza los convoyes a Mehaab y acomete el castigo del aduar de Schonal. Va dirigir una inteligente labor de atracción de la Kabila de Beni Said y Beni Hosmar, dentro de una estrategia de acción política en la zona Ceuta-Tetuán, que realiza con gran acierto. Logró atraer a un xerif enemigo de Raisuni, Sidi Mohamed Ben Abd es Selam el Bakkali, el Kerfa, de la cofradía de Darkania que le ayuda en su política, que contaba con una pequeña Harka que colaboró en el desalojo del Raisuni de esa zona en los meses de marzo-abril 1919, combinando los combates con las tareas de inteligencia.86

En septiembre de 1919 participa en las operaciones sobre Uadras y el Fondak de Ain Yedida, correspondiéndole a su columna la toma de del monte Cónico y Harcha, puntos esenciales en el camino al desfiladero del Fondak, que logran con brillantez el día 27.87

85. La Correspondencia Militar, 26 de octubre de 1916; Guía Oficial de España, 1917, p. 463;

Anuario Militar 1917 p. 359; Anuario Militar 1918, p. 353; Anuario Militar 1919, p. 334. 86. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 17-23, El Sol, 28 de marzo y 15 de abril de 1919; Anuario Militar 1920, pp. 343; Anuario Militar 1921, pp. 248y 383. 87. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 58-69, El Día, La Época, 29 de septiembre de 1919.

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También participa de forma notable en todas las operaciones que conducen a la conquista de la Gomara, los montes del corazón de la Yebala y la ciudad santa de Xauen. La labor de la columna de Castro Girona se concentra en la costa gomarí y el interior, con el río Lau como eje. El teniente coronel aprovechó su asistencia a la boda de El Bakkali, en diciembre de 1919, para recorrer e inspeccionar la cabila de Beni Said y los territorios aguas arriba del Uad Lau, obteniendo un importante avance político militar.88

Participa en las operaciones de penetración en Yebala por la costa Mediterránea e interior montañoso. Durante los meses de abril y mayo de 1920 su columna realiza una importante labor a caballo que los sitúa en la desembocadura del Lau, donde establece su campamento de Uad Lau. Ocupa posiciones en Cobba Darsa y entra en Ben Karrich. Su columna, en torno al 22 de junio, está concentrada en Gorgues, desde donde se propone atacar Beni Hosmar. Más tarde mantiene una reunión con el Alto Comisario y otros jefes. Su columna queda encargada de avanzar por la izquierda para tomar Hafa el Duira y collado de Dar Raid y descender hasta el valle del Hayera. Partió el 25 de junio. Tomando Hafa el Duira, Dar Raid, Beni Hassan y Akba que abren el valle de Hayera y permiten la toma Beni Hosmar.89 El 23 de agosto se encuentra al mandado de una columna cuyo objetivo es avanzar por el por el valle del Hayera para proteger los poblados sometidos en laderas de Beni Hosmar y abrir camino hacía Xauen. Entre finales de agosto y septiembre avanza por Diira, Dar Raid, Atba, Zinat y Afurit, ocupando esta altura y la de Ramla, a través del paso de Taranes. El 4 de septiembre su columna ocupa Cudia Kasba punto más alto en el macizo de Beni Hosmar, que cerraba el acceso al valle de Tetuán. Por el La, desde Kobba Darsa, estaba lista su columna para continuar el avance, prosiguiendo, además, su valiosa labor política. Su siguiente objetivo era la toma

88. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 77-79. 89. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 86-102.

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del Zoco el Arbaa de Beni Hassan. La operación comienza el 28 de septiembre, correspondiéndole el esfuerzo principal. Sale de Ramla hacía Najela, estribaciones de Beni Raten y Fondak de Sidi Hamet. Tras 6 horas de marcha se logra tomar el Zoco, sin combate, burlando a los destacamentos enemigos.90

Por fin, en octubre, comienzan las operaciones para la toma de Xauen, donde su aportación va a ser vital para su conquista. Su primera misión será la toma de Zarquia Xeruta y Dar Acobba. Saldrá en vanguardia desde el Zoco el Arbaa el 4 de octubre. En su avance toman Zarquia Xeruta, para abrir camino a Dar Acobba, donde, tras su toma, se estableció el campamento. En la noche del 13 salen en vanguardia desde allí para dar el último salto hacía Xauen. La columna de Castro debía rebasarla desde el sur. Toman Monte Kalaa de Xauen. A las 10 de la mañana se encuentran al pie de la muralla de Xauen. Antes había tenido que apoyar al grupo del teniente coronel Benito en Imerharchen ante la dura resistencia enemiga. Al fin se toma Xauen a las 4 de la tarde del día 14, entrando la columna Castro Girona con las primeras tropas.91

Con posterioridad a la toma de Xauen la columna Castro Girona participa en las operaciones de consolidación de las posiciones y defensas de la ciudad. El objetivo es la toma de Mura Tahar, posición de desahogo para la protección de Xauen. La columna Castro marcha por la izquierda hacía el sur, el 21 de octubre, tomando las estribaciones del Yebel Magó, y abriendo el camino de Ben Hamed, tras un duro combate.92

En los últimos días de marzo y primeros de abril acompaña al Alto Comisario, junto con el coronel Gómez Jordana y Sarabia, en su visita a Melilla, cuyo objetivo era es estudio de las futuras operaciones en la zona. Estando en Melilla asciende a coronel, por antigüedad en su escala, siendo destinado como sargento mayor de

90. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 111-125. 91. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 129-145. 92. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 149-151.

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la plaza de El Ferrol. Regresa por mar a Ceuta el 7 de abril. Por una RO de 16 de abril de 1921, se deja sin efecto su traslado al Ferrol, disponiendo su pase a supernumerario en la primera región para que pudiera seguir el puesto de jefe instructor de la Mehal-la en Tetuán.93

Durante el mes de abril de 1921, la columna Castro Girona, ya coronel, se ocupa de la instalación de puestos por el litoral mediterráneo, en Gomara. El 18 de abril toman Kaaseres y Targa, costeando, y continuando hasta ocupar Tiguisas el día 19. Después se realiza, por la costa de Gomara, un reconocimiento hasta la ensenada Niter. Desde el campamento de Lau salió el 30 de abril para ocupar cabila Beni Zeyel y las crestas del Magó, con el objetivo de liberar el camino entre la costa y Xauen. Establece blocaos en Hoj, Tazza y sigue el avance hasta Kerigua Taguesut. El 1 de mayo marchó hasta collado Tisimal-la, ocupándolo así como Ras el Ma y Yebel Lexebe, tomando el 5 de mayo la posición de Miskrela. Esa fue la última acción de Castro Girona en esta etapa, ya que su ascenso a coronel lo lleva a Madrid en espera de destino. Fue felicitado por el Alto Comisario por la brillante dirección de las operaciones. La prensa madrileña habla del enorme prestigio del coronel entre las cabilas de la zona.94

Le fueron concedidas la recién creada medalla militar y la cruz de mérito militar con distintivo rojo por las acciones de este periodo. Precisamente, el 29 de mayo de 1921 se le tributa un homenaje por sus compañeros de armas en Ceuta, que se extiende al comandante Eleuterio Peña y al teniente José Castelló por habérseles concedido las tres primeras medallas del mérito militar, presidiendo el home-

93. La Época y El Liberal, 28 de marzo de 1921; El Globo, 9 de abril de 1921; DOMG, 17 de abril de 1921.

94. Servicio Histórico Militar, op. cit. tomo III, pp. 168-173; La Acción, La Correspondencia

Militar, La Época, El Imparcial, 20 de abril de 1921, La Correspondencia Militar, La

Libertad, El Siglo Futuro, La Voz, 21 de abril de 1921; La Correspondencia Militar, El

Globo, El Imparcial, La Libertad, 22 de abril de 1921; La Época, El Globo, 23 de abril de 1921; La Libertad, 24 y 30 de abril de 1921; La Libertad, La Voz, 4 de mayo de 1921; La

Época, 7 de mayo de 1921; La Libertad, 8 de mayo de 1921.

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naje el comandante general de Ceuta, Bernardo Álvarez del Manzano. El día 3 de junio el homenaje se le rinde en el Cinema-Park de Tetuán.95 Tras su regreso a Madrid fue invitado por el Ministro de la Guerra a una comida en su honor, en la que estarán presentes el Jefe del Estado Mayor Central, el capitán general de Madrid, Miguel Primo de Rivera y el Jefe de la Casa Militar del Rey, general Milans del Bosch y otros generales, el día 17.96 La muerte de su hermano Carlos le sorprende en Madrid en espera de destino. Tras la tragedia apenas tuvo tiempo para digerirla pues el desastre de Annual forzó su movilización inmediata a Tetuán. Su gran experiencia y su brillante trayectoria como jefe de unidades de combate en Marruecos le lleva de nuevo a primera línea de batalla en el Protectorado. Antes, en los primeros días de agosto, fue destinado al mando de la zona de Teruel nº 25. Pero el día 2 de septiembre se le destina a las órdenes del Alto Comisario en Marruecos, que en ese momento sigue siendo Dámaso Berenguer. El día 6 de septiembre se encuentra ya en Melilla, con el Alto Comisario, en principio su destino parecía ser operar en la zona de Gomara. Su misión sería avanzar hacia la zona de Senhaya, presionando desde occidente a Beni Urriagel. Pero las urgencias impuestas por la defensa de Melilla le llevan a ser nombrado segundo jefe de la columna Sanjurjo, que opera en la zona de Melilla.97 Participa el 16 de septiembre en la operación destinada a la toma de Nador, dirigiendo la vanguardia de la columna Sanjurjo. El 24 toma Tahuima. El día 4 de octubre dirige, en medio de

95. La Correspondencia Militar, 30 de mayo y 4 de junio de 1921; El Globo, 31 de junio y 5 de julio de 1921; La Libertad, 31 de mayo de 1921; DOMG, 3 de diciembre de 1920; La

Acción, 4 de junio de 1921; La Época y El Imparcial, 4 de junio de 1921. 96. La Época, 18 de junio de 1921. 97. La Correspondencia de España, La Época, El Siglo Futuro, 3 de agosto de 1921; La

Correspondencia de España, La Época, 3 de septiembre de 1921; El Globo, 6 de septiembre de 1921; La Correspondencia de España, 7 y 8 de septiembre de 1921; La Acción, La

Correspondencia Militar, El Imparcial, El Siglo Futuro, La Voz, 16 de septiembre de 1921.

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un duro combate, el convoy a Sebt. El día 6 ocupa posiciones en Uad Daud. En los días siguientes combatió en Taxuda, Segangan, Atlaten Gurugú, Zeluán y Buguensein, en una lenta recuperación del terreno perdido, peleando casi siempre en vanguardia y llevando el peso de los combates. Esta fase de las operaciones terminó el 15 de octubre. Tras el fin de esta operación Castro Girona marchó a Ceuta y Tetuán para tomar el mando de las operaciones en la Gomara. Antes de salir de Melilla le fue rendido un homenaje por el general Sanjurjo, al que se adhirió el Ministro de la Guerra.98

Precisamente el 24 de octubre se presentaba en el Congreso de los Diputados el proyecto de Ley por el que se ascendía a Castro Girona y otros jefes y oficiales al grado inmediato superior, que fue aprobado al año siguiente, ascendiéndole a general de brigada, pues al aprobarse el proyecto ya era coronel por su escalafón. Se le reconocerá antigüedad desde el 31 de octubre de 1920.99

El juicio por la muerte de su hermano Carlos lo sorprende en Ceuta-Tetuán, organizando las operaciones en Gomara. Desde el 21 de octubre las cabilas de la zona de Gomara habían pasado al ataque, levantándose contra las tropas españolas. Castro Girona, desembarca en Targa y se hace cargo del mando de una columna que comienza a operar desde Uad Lau el 26 de octubre, reconociéndose su gran experiencia, conocimiento del terreno y brillante mando de la mehal-la tetuaní. El 28 y 29 su columna combate y ocupa Magán. En los primeros días de octubre la tranquilidad vuelve a Gomara. Castro Girona queda en el campamento de Uad Lau operando en la zona gomarí. Tras estas operaciones el prestigio de Castro Girona

98. La Época, La Correspondencia Militar, La Libertad, El Imparcial, La Voz, El Liberal, La

Correspondencia de España, 19 al 27 de septiembre de 1921; La Época, La Correspondencia

Militar, La Libertad, El Imparcial, La Voz, El Liberal, La Correspondencia de España, El

Heraldo de Madrid, El Sol, El Siglo Futuro, La Acción, El Globo, 6 al 24 de octubre de 1921; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 479-513. 99. La Acción, La Correspondencia de España, La Época, La Libertad, El Sol, La Voz, 25 de octubre de 1921.

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como combatiente de elite alcanza su punto más alto.100

A finales de diciembre se le destina al mando de la zona de Ciudad Real, continuando no obstante a las órdenes directas del Alto Comisario. (LCE, 21/12/1921). El 2 de enero de 1922 marcha con sus tropas desde Uad Lau a Xauen, concentrándose su columna el cinco en Mura Tahar para proseguir las operaciones de la llamada “campaña de invierno 1921/1922”, concentradas entre los días 6 y 10 de enero. Se trataba de establecer la línea fortificada Xauen-Lucus. La columna de Castro Girona sale el día 6 por el camino de Wazan con la misión de ocupar Haimma y Akarrat. Tras duros combates consigue establecer su posición en Dardara y lomas de Ameguin. Al día siguiente logran tomar el collado de Akarrat. El 9 de enero su columna ocupa Dar el Asef. En los días siguientes establecen tres blocaos en sus inmediaciones. El día 16 dan por terminadas las operaciones regresando de campamento a Xauen. Castro Girona continuó operando en la zona de Gomara, y trabajando en la atracción política de las cabilas de la zona hasta el mes de junio en que asciende a general.101

Su actuación en Melilla y Gomara en esos meses elevarán su prestigio militar a su punto más alto. Entre marzo y junio la prensa, casi por unanimidad, pide al gobierno que se reconozcan los méritos de Castro Girona, recompensándole con su ascenso a general de brigada. Algunos, como Francisco Hernández Mir, que escribirá una serie de artículos muy laudatorios sobre su figura, llegan más lejos, sugiriendo al gobierno la posibilidad de nombrarlo Alto Comisario por su experiencia, su profundo conocimiento del terreno y su hábil empleo de las armas del combate y de la negociación

100. La Acción, La Correspondencia Militar, La Época, El Globo, La Libertad, El Sol, La Voz,

La Correspondencia de España, El Heraldo de Madrid, El Imparcial, La Libertad, El

Siglo Futuro, 28 al 31 de octubre de 1921 y del 1 al 5 de noviembre de 1921; Servicio

Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 217-223. 101. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 238-242; La Acción, La Correspondencia

Militar, La Época, El Globo, La Libertad, El Sol, La Voz, La Correspondencia de España,

El Heraldo de Madrid, El Imparcial, La Libertad, El Siglo Futuro, 1 de enero de 1922 a 31 de enero de1922.

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política.102

En el debate de la comisión de guerra del Congreso el reformista José Manuel Pedregal presentará una enmienda a la Ley de Recompensas, con el objetivo de hacer posible el ascenso de Castro Girona a general, que fue aprobada. En el Congreso, en el debate sobre los sucesos de Marruecos, se entabla una controversia en la que intervienen Montes Jovellar, Juan de la Cierva y Augusto Barcia. Barcia cree que se ha intentado ocultar la vital intervención de Castro Girona en Melilla y Gomara, defendiendo con calor la justicia del ascenso de Castro Girona, en apoyo de la enmienda de Pedregal. El mismo Barcia publicó un extenso artículo en La Libertad el día 11 de mayo ensalzando la figura y la obra de Castro Girona y defendiendo su ascenso. Por fin el día 12 de mayo el Congreso aprobaba el proyecto, incluida la enmienda que ascendía a general de Brigada a Alberto Castro Girona, ascenso que sería efectivo con antigüedad de 11 de junio de 1922.103 En los primeros días de junio ascendía a general de brigada, siendo inmediatamente destinado al mando de la jefatura de tropas de Tetuán. Tras el ascenso marcha con licencia unos días a Madrid. Allí se entrevista con el ministro de la guerra y el presidente del consejo de ministros. La prensa especula con su posible nombramiento como Alto Comisario. Asistirá a varios actos y comidas con políticos liberales y reformistas para hablar de Marruecos, entre los que se encuentran Alcalá Zamora, Manuel García Prieto, Melquiades Álvarez, Santiago Alba, Rafael Gasset, Luis Silvela, José Manuel Pedregal o Francisco Gómez Hidalgo.104 Por fin el 16 de julio de 1922 era nombrado Alto Comisario el

102. La Libertad, 15 y 23 de marzo de 1921. 103. La Época, El Heraldo de Madrid, La Voz, 9 de mayo de 1922; La Acción, La

Correspondencia de España, La Época, El Globo, El Liberal, 10 de mayo de 1922; AM 1922, p. 376; La Libertad, 11 de mayo de 1922; La Época, El Imparcial, El Liberal, El Sol,

La Libertad, 13 de mayo de 1922, Anuario Militar 1923, p. 432. 104. GM, 13 de junio de 1922; El Sol, 18 y 20 de junio de 1922; La Acción y La Voz, 20 de junio de 1922; La Correspondencia de España, 21 de junio de 1922.

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general de división Ricardo Burguete. Ironías del destino, Castro Girona tendrá que servir bajo las órdenes del hombre que presidió el consejo de guerra que juzgó la muerte de su hermano Carlos, cuya sentencia siempre creyó profundamente injusta. El presidente del consejo de ministros, Sánchez Guerra se entrevistó con Burguete y Castro Girona pidiéndoles la máxima colaboración, a la que Castro se prestó en todo momento.105 Castro Girona regresa de Madrid a Tetuán el 17 de julio, conociendo ya que unirá al mando de las tropas de la zona de Tetuán, la jefatura de todas las fuerzas indígenas. Tras la llegada de Burguete lo acompaña a todas las visitas de inspección como las que realiza a Xauen, Larache y Melilla.106

En agosto de 1922 se encuentra en la zona de Melilla, junto con el Alto Comisario, donde se hace cargo del mando de la novena brigada. Estando allí, el 7 de agosto, siguiendo instrucciones del Alto Comisario, se reunió con Raisuni, en Beni Aros, para negociar su definitiva sumisión, acompañado de Clemente Cerdeira y Juan Zugasti, aunque la primera negociación se saldó sin éxito. Continuaron los encuentros entre Castro Girona y el Raisuni, alcanzándose un acuerdo el 26 de septiembre por el que Raisuni podía volver a Tazarut a cambio de cesar en la lucha armada contra las tropas españolas.107

A partir del 11 de agosto se encuentra de nuevo en Melilla, al frente de su brigada, acampada en Dar Drius. Va a participa en las operaciones realizadas para recuperar la posición de Acib de Midar. El día 26 avanza hacia las posiciones de Izen Lasen y Azrú, de las que más tarde se replegó, teniendo que volver a ocuparlas el 29 de

105. GM, 17 de julio de 1922; La Época, La Correspondencia Militar, La Libertad, El Imparcial,

La Voz, El Liberal, La Correspondencia de España, 16 de julio de 1922. 106. El Sol, 16 de junio de 1922, La Época, La Correspondencia Militar, La Libertad, El

Imparcial, La Voz, El Liberal, La Correspondencia de España, 15 y 16 de julio de 1922; La

Libertad, 20 de julio de 1922; La Acción y La Época, 25 y 29 de julio de 1922. 107. Soldevila, El Año político 1922, p. 278-279 y 311; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo

III p. 558; La Libertad, 8 de agosto de 1922; La Acción, 9 de agosto de 1922.

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agosto, en que también ocupa Tauriat Uchen, para fortificarlas. La operación de coronó con éxito con la toma de Acib Midar el mismo día 26.108 Tras el nombramiento de Burguete, se creó, por RD del 16 de septiembre de 1922, la Inspección General de Intervenciones Militares y Fuerzas Jalifianas, para la que fue designado Castro Girona. Este nombramiento reforzaba su posición como jefe de las fuerzas indígenas y pretendía dar mayor importancia en el futuro a estas unidades para poder relevar unidades españolas del Protectorado.109

Le correspondió, en octubre de 1922, organizar y dirigir la operación de toma del puerto de M’Ter, situado en la costa rifeña. El día 6 de octubre comienzan las operaciones, logrando desembarcar con éxito el día 7. En los últimos días del mes de octubre volverá a visitar a Raisuni en Tazarut, en el marco de las negociaciones que desde agosto venía sosteniendo.110

Acompañará al Alto Comisario a Madrid, cuando este fue llamado a consultas el 10 de noviembre por el gobierno presidido por Sánchez Guerra, al existir desacuerdos entre el Alto Comisario y el gobierno. Castro informó sobre la reorganización que creía necesaria en las tropas jalifianas. Precisamente a su llegada a Madrid le tocó compartir coche con el general Barrera, padre del asesino de su hermano, que en ese momento ocupa la subsecretaria de guerra, en el trayecto al Ministerio de Guerra. Durante el viaje visitó Palacio para entrevistarse con el Rey.111

108. Servicio Histórico Militar, o. cit., tomo III pp. 583-585; La Acción, 11 de agosto de 1922;

El Liberal, 12 de agosto de 1922; La Época, 24 de agosto de 1922; La Correspondencia de

España, 26 y 28 de agosto de 1922; La Voz, 26 de agosto de 1922, La Libertad, 27 de agosto de 1922; El Sol, 29 de agosto 1922. 109. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 282-283; La Acción, 15/07/1922. 110. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p.286-290; La Época, Heraldo de Madrid,

La Correspondencia de España, 9 y 10 de octubre de 1922; El Heraldo, La Libertad, El

Liberal, 27 de octubre de 1922. 111. La Acción, 11 de noviembre de 1922; La Época, 21 de noviembre de1922.

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En diciembre de 1922 viaja a Melilla donde inspecciona las fuerzas indígenas, estudia la reorganización de las intervenciones, se entrevista con notables de la zona y visita posiciones estratégicas y avanzadas. La llegada de un nuevo gobierno de concentración presidido por García Prieto provocó, en enero de 1923, el nombramiento de un civil al frente de la Alta Comisaría, Miguel Villanueva, que no llegó a tomar posesión por enfermedad, encargándose interinamente Luciano López Ferrer, en su calidad de Secretario General de la Alta Comisaría. En febrero fue nombrado Alto Comisario, el también civil, Luis Silvela. Durante todo este periodo Castro Girona permanece en su puesto de jefe de las tropas de Tetuán e Inspector de intervenciones y fuerzas jalifianas.112

Tras la llegada de Silvela fue nombrado jefe del Gabinete Militar del Alto Comisario, convirtiéndose en su principal asesor militar, por decreto del 23 de marzo, conservando además las funciones de Inspector General de las Intervenciones Militares y Fuerzas Jalifianas. Le acompaña el coronel Despujols. Fue, también, elegido en enero de 1923, junto con su amigo Rodríguez de Viguri, vicepresidente de la Liga Africanista.113

En marzo de 1923 formará parte, por primera vez, de un tribunal militar en el consejo de guerra contra el capitán Manuel Jordán por desfalco en la Comandancia de Larache, el famoso caso del millón de Larache. Ese mismo mes viajará a Madrid para tratar con el gobierno de la reorganización de tropas en el protectorado y la conveniencia de repatriación de tropas, manteniendo una opinión restrictiva al respecto. (). También fue recibido por el Rey (). Durante su estancia en Madrid vuelve a especularse con su nombramiento como Alto Comisario, ante una inminente salida de Silvela.114

Por orden de Silvela participó, el 16 de abril, junto con Cerdeira, en una negociación de paz, enviados del Abd el Krim en las

112. La Época, 9 de noviembre de 1922. 113. Revista Hispano Africana, nº 1, enero de 1923, p. 23; La Voz, 20 de abril de 1923. 114. La Correspondencia de España y La Época, 10 de marzo de 1923; La Época, El Sol, La

Voz, 29 de marzo de 1922; La Correspondencia de España, 2 de abril de 1923; La Acción y El Sol, 5 de abril de 1922; El Sol, 7 de abril de 1923.

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inmediaciones del Peñón de Alhucemas. Las negociaciones fracasaron pues la condición de los rifeños era el reconocimiento como soberano independiente del Rif de Abd el Krim. Castro Girona sólo les ofreció una situación administrativa especial, siempre que aceptaran el sometimiento al Majzén. Tras la negociación Castro partió hacia Tetuán en el barco Reina Regente, el 18 de abril, donde informó al Alto Comisario. Castro Girona recomendó un avance prudente en dirección a Alhucemas, que el gobierno no aceptó. Su plan de reorganización de las intervenciones militares y las tropas indígenas del Protectorado fue aprobado por el gobierno de García Prieto, y puesto en aplicación a partir de mayo de 1923.115

Se mantuvo en el cargo hasta abril de 1924, en que es nombrado jefe de sección en el Ministerio de la Guerra. Al ser nombrado Alto Comisario el general Luis Aizpuru, se disuelve el Gabinete Militar del Alto Comisario, sustituido por un Cuartel General, manteniéndose Castro Girona en la Inspección General hasta su traslado en abril de 1924 al ministerio. Tras su marcha de Marruecos se le concedió la gran cruz de la orden del mérito militar para premiar los servicios especiales prestados en el Protectorado.116

Su estancia en Madrid no fue muy larga. El 3 de septiembre por RD pasa destinado en comisión a las órdenes del Alto Comisario en Marruecos, que en ese momento continúa siendo Luis Aizpuru. En los primeros días de septiembre llega a Tetuán al mando de los batallones de Asturias, Saboya, Granada y de la Reina, para apoyar la operación de repliegue que había sido ordenada por Primo de Rivera, que incluía la evacuación de Xauen. La columna Castro Girona debía apoyar el repliegue en la zona sur de Tetuán, retirada de Xauen, Dráa el Aseff y de las posiciones enclavadas en Beni Hassan y Beni Hozmar. Logran abrir la comunicación con Xauen el 29 de septiembre, quedando la columna Castro Girona protegiéndola en

115. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 587-590; El Heraldo de Madrid y La Voz, 19 de abril de 1923; El Sol, 20 de abril de 1923; La Voz, 27 de abril de 1923. 116. GM, 25 de marzo y 27 de abril de 1923 y 17 de junio de 1924.

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Xeruta. El repliegue del sector de Dráa el Aseff sobre Xauen, fue dirigido por Castro Girona, nombrado jefe de la zona de Xauen, que también conocía. La operación se realizó entre el 16 y el 27 de octubre y fue un modelo de combinación de la acción política y del empleo de las armas, de la que era un experto. El 16 se limpiaba la pista Xauen-Dráa el Aseff. Entre el 17 y el 20 se abastecían los puestos y se colocaban algunos más. El 25 se evacuaba Bab el Haman; el 26 se evacuaba Dráa el Aseff; el 27, por la noche, se realizaba la evacuación de Akarrat y Dárdara. Más tarde, a partir del 17 de noviembre, comienza el repliegue entre Xauen y Tetuán. El día 17 se va de Xauen a Dar Accoba; el 19 se realiza la marcha entre Dar Accoba-Zoco el Arbáa de Beni Hassan y Fondak el Amín; y entre el 11 y el 13 de diciembre se completó la ruta Zoco el Arbáa y Fondak- Taranes- Ben Karrich. Estas operaciones supusieron duros combates y muchas bajas. Castro Girona destacó especialmente en los combates sostenidos el 13 de diciembre en el Zoco del Arbáa.117

La comisión de servicios de Castro Girona duró hasta el 31 de diciembre de 1924, momento, en que consolidado el repliegue en la zona occidental, regresa a su destino de jefe de sección en el Ministerio de la Guerra. En marzo se le concede la gran cruz de San Hermenegildo. Y el 3 de mayo, tras juicio contradictorio instruido por el comandante general de Ceuta, es ascendido por méritos de guerra a general de división, “por méritos contraídos en la campaña en el territorio de Ceuta-Tetuán durante el décimo período de operaciones y muy particularmente el día 13 de diciembre de 1924, en la retirada de Zoco del Arbáa, en que se distinguió notablemente”. Contaba entonces con 53 años... Tras el ascenso, en junio de 1925, es nombrado jefe de la decimosexta división sustituyendo al general Ambrosio Feijoo.118

Volverá a Marruecos al ser nombrado comandante general de Melilla el 2 de noviembre de 1925, donde sustituye al general San-

117. GM, 04 de septiembre de 1924; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo IV, pp. 12-15. 118. GM, 1 de enero, 26 de marzo, 5 de mayo y 18 de junio de 1925.

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jurjo, nombrado Alto Comisario en sustitución de Primo de Rivera. No pudo participar en las operaciones del desembarco de Alhucemas, pero llegará a tiempo para hacerlo en la campaña de la primera de 1926 que llevará al final de la guerra. El objetivo principal es la toma del macizo de Beni Urriagel, reducto de Abd el Krim. A Castro Girona le corresponde el mando del cuerpo de operaciones de Axdir, que cuenta con cuatro columnas de infantería y una de caballería al mando del general Dolla y de los coroneles Mola, Balmes, Fixer y Ponte, siendo su jefe de Estado Mayor el coronel Abilio Barbero. En total 26.350 hombres.119

Su primera misión fue romper el frente enemigo establecido entre el monte Cónico-Iberloken-Pista de Prisioneros de Axdir-Ait Kamara-Castillo de los Muyahedin. El ataque se inicia en la mañana del 8 de mayo por las columnas de Fixer y Dolla, más tarde reforzadas por la de Balmes. Este último logró apoderarse de la meseta de Irjoten y Dolla de la de Azgar. El día 9 las columnas de Balmes y Fixer se apoderan de la parte oriental de la loma de los Morabos. El día 10, tras la toma de loma de los Morabos por la columna Fixer, se logra romper el frente por la columna Mola que toma la meseta de Tafras y la columna de caballería llega a Nekor. El día 11 la línea Guis-Nekor se encontraba en poder de las columnas del cuerpo de operaciones al mando de Castro Girona. El día 17, tras duros combates sostenidos el 15 y el 16, se ocupa el principal objetivo Temasint y la columna de caballería toma el Morabo de Sidi Baki, provocando la huida de Abd el Krim a Timerzga, primero, y a la alcazaba de Senada después. El día 22 los generales Sanjurjo, Goded y Castro Girona hacían el camino entre Axdir y Melilla, comprobando la unión de la zona de Alhucemas con la de Melilla.120

A pesar de la rendición del Abd el Krim el 27 de mayo a los franceses, Sanjurjo decide continuar las operaciones de limpieza de la zona oriental para derrotar definitivamente a los Beni Urriagel,

119. GM, 3 de noviembre de 1925. 120. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo IV, pp. 122-134.

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en lo que se dio en llamar segunda campaña de primavera. El cuerpo de operaciones de Castro Girona reemprende las acciones el 29 de mayo. Las columnas Ponte, Mola, Balmes y Castillo (el coronel Castillo sustituyó a Fixer tras su muerte) se apoderan de Izmoren y Ait Kamara. El 30 las columnas de Mola y Dolla marchan en apoyo de las tropas de González Carrasco atascadas en el Zoco de Had de Tizar. En su marcha toman la fracción de Beni Addallah, mientras que las de Ponte, Castillo y Balmes ocupan Tigidit, Bocoya, Beni Itef y Beni Bu Frah. El 31 podía considerarse totalmente sometida la cabila de Beni Urriagel, con la toma por el cuerpo de operaciones de Axdir de Beni Gmil, Alcazaba de Senada, Cuatro Torres de Alcalá y Yebel Tufist, que les permitió enlazar con los franceses en Targuist. En los primeros días de junio se dominaba todo el Rif Central. El frente occidental de la comandancia de Melilla quedaba fijado el 7 de junio en la línea alcanzada por el cuerpo de operaciones de Axdir. La línea estaba formada por las divisorias entre los ríos Bades y Frah, Bab Uarenza y Targuist, y sobre ella se establecieron de norte a sur las columnas Ponte, Castillo, Balmes y Mola. Castro Girona modificará más adelante esa línea, llevándola a las alturas al oeste del valle del Frah por el Bab Yzughar, con el objeto de cubrir en su totalidad la cabila de Targuist.121

También tomó parte Castro Girona en las operaciones realizadas en el verano de 1926. El 29 de junio se reúne con el Alto Comisario y con Federico Berenguer, comandante general de Ceuta, con objeto de acordar el plan de acción militar y política para acabar con la insumisión en Gomara y retomar la ciudad de Xauen. A Castro Girona le correspondía apoyar desde la línea occidental del límite de su comandancia con las harcas rifeñas y tropas jalifianas, desde Beni Gmil y Beni Seddat, actuando políticamente por medio de los chorfas de Ajmelich en Senhaya de Srair y Ketama, intentando llegar al sur de Beni Jaled y norte de Ketama, para sostener la acción del comandante Capaz en Beni Jaled. Todos ellos pasos previos y convergentes a la toma de Xauen, que se produjo el 10 de agos-

121. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo IV, pp. 135-136.

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to. Castro Girona lograría plenamente la atracción política de los chorfas de Ajmelich. El coronel Pozas avanzó sobre Beni Seddat y Ketama y el capitán Ostáriz lo hizo sobre Mehacma de Zerkat. El 12 de agosto Pozas toma Beni Seddat y Ostáriz Zerkat, realizándose acciones políticas de atracción en Senhaya. El 16 Pozas progresa hasta Azeila y el 20 ocupa el Zoco de Telata de Ketama, mientras Ostáriz desarma las cabilas de Beni Bechir, Beni Hamed, Beni Mesduy y Beni Bu Nesar, nombrando nuevas autoridades en las mismas. Las tropas de Castro Girona habían alcanzado sus objetivos iniciales pero la resistencia de la cabila de Ketama les obligó a continuar los combates. Pozas avanzó en dirección a Beni Jaled para unirse a la columna Capaz y Ostáriz atacó Ketama por el sureste. El 12 de septiembre quedaba despejado el camino de la columna Capaz. El 14 las columnas de Pozas y Ostáriz atacan Ketama, logrando su sumisión el 23 en el Zoco Telata. Las tropas de Castro Girona habían alcanzado todos los objetivos encomendados en esta campaña.122

La insurrección de la cabila de Beni Jaled, en Ketama, dirigida por el Cherif Ali Ajamelich el Selliten, que comenzó un ataque el 5 de febrero en la zona occidental de la cabila, en la idala del caíd Tulud, amigo de España, en Uahaxied, hizo que tuvieran que reemprenderse las operaciones en la zona oriental, al mando del comandante general Castro Girona. Se envió una columna al mando de capitán Ostáriz y se ordenó al comandante Capaz que efectuara una demostración sobre Ben Berret con el fin de contraatacar a los rebeldes por su espalda. Ostáriz llegó sin problemas a Uahaxied, pero el día 12 fue atacado siendo obligado a retroceder a la Zauia de Sidi Amed Suni, donde tenía su base. El avance de Capaz logró contener a los rebeldes en el zoco el Sebt de Tamorot. La situación se mantuvo estacionaria hasta que un grupo de huidos ataca, en el sur de Ketama, Zercat y Beni Hamed en los primeros días de marzo. El 3 de marzo fue necesario realizar una operación para arrojarlos del Yebel Tamtani. No obstante los grupos rebeldes continuaron combatiendo en el sur de Ketama. El 18 de marzo atacaron a la compañía de Regulares que se encontraba destacada

122. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo IV, pp. 140-148.

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en el poblado de Uartet, en la cabila de Tagsut, aniquilándola. Inmediatamente Castro Girona envía una columna, al mando del general Pozas, que sale desde Taniza en dirección al Zoco de Talata de Ketama, para amenazar la retaguardia de los rebeldes. También desde la zona occidental se envió un tabor de regulares y una bandera de la legión. Capaz protegerá la retaguardia de la columna Pozas que marcha sobre Tagsut. Sanjurjo y Castro Girona se encuentran en cala Quemado, en Alhucemas, donde conocen la dura derrota infligida a la columna del capitán Ostáriz, que se dirigía de Targuist a Adman, que fue sorprendida en el desfiladero de Util, cuando intentaban socorrer la posición de Taberrant. La columna había sido prácticamente aniquilada y muerto su jefe y otros cinco oficiales. Los generales acuerdan actuar contra los rebeldes desde Adman y Tainza concentrado allí una importante fuerza. Se establecieron tres columnas a las órdenes de Pozas, Mola y Dolla, con un total de catorce mil hombres. La operación comenzó el 12 de diciembre, viéndose interrumpida por un fuerte temporal. El 18 de diciembre se inicia el ataque por las columnas de Mola y Solans ocupándose los poblados de Ugriden, Bu Remdan, Tamezarin y Asenjo, que son quemados y razziados. Se continúa el avance alcanzándose el día 19 al Zoco el Arbáa e Imugzen. El día 22 se apoderan del paso de Bab Tilua y Taberrant, cayendo posteriormente la cabila de Beni Berdún. Castro Girona dispuso después de estas operaciones la toma de Tagsut que debería llevarse a cabo por tres columnas. El 28 de abril la columna Mola tomaba el Yebel Afegag en posición dominante sobre el valle de Tagsut. El día siguiente se realizó el avance general convergiendo las tres columnas en el Yebel Igruzan, después de batir Pozas la concentración rebelde en la meseta del Talgunt. Se ocupó la cabila de Tagsut, que fue duramente castigada.123

Estos fueron los últimos combates que Castro Girona dirigió en Marruecos. La guerra se daba por terminada en julio de 1927, con la total pacificación de todo el territorio del Protectorado. El 1 de octubre Castro Girona era ascendido a teniente general, por los méritos de guerra contraídos entre octubre de 1925 y septiembre de 1926, cuando

123. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo IV, pp. 152-157.

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sólo tenía 55 años. En abril de 1928 Castro Girona era nombrado capitán general de la tercera región militar con sede en Valencia. Abandonaba la comandancia general de Melilla y Marruecos para siempre, dejando atrás la tierra que cimentó su brillante carrera militar.124

Su estancia en la capitanía de Valencia fue breve. El 29 de enero de 1929 se iniciaba en Valencia un movimiento cívico-militar que tiene como objetivo el derrocamiento de la Dictadura de Primo de Rivera. El movimiento lo encabeza el político conservador José Sánchez Guerra, secundado por oficiales de artillería descontentos con el trato dado por el Dictador al cuerpo. Sánchez Guerra, que fue presidente del consejo de ministros y ministro de la guerra, conocía bien a Castro Girona, que fue ascendido a general y nombrado Jefe de las tropas de la zona de Tetuán y de la Inspección General de Intervenciones y Fuerzas Jalifianas durante su mandato. En esa etapa fueron varias las entrevistas ente el general y Sánchez Guerra. Este creyó contar con el apoyo del general para secundar la insurrección, pensando que era el jefe militar idóneo para encabezarla por su enorme prestigio ganado en Marruecos. Al llegar a Valencia desde París conmina a Castro Girona para que se ponga al frente del levantamiento. El general se inhibe, pero tampoco se opone de una manera clara y terminante. Nunca se aclaró del todo el grado exacto de implicación de Castro Girona, que apareció como sospechoso a los ojos del Directorio. El 9 de febrero de 1929, apenas ocho meses desde su nombramiento, fue cesado como capitán general. Este fue el último mando importante de su brillante carrera militar, a pesar de su juventud.125 Inmediatamente va a ser represaliado por la dictadura. Sufre la pérdida de empleo y prisión preventiva, siendo condenado en julio por el Consejo Supremo de Justicia Militar a un año de prisión militar correccional con suspensión de empleo por la conducta pasiva que observó desde la llegada de Sánchez Guerra a Valencia. El 26 de julio de 1929 es pasado a la situación de primera reserva. Por ironía de destino el consejo de guerra, celebrado el 8 de julio de 1929, fue

124. GM, 2 de octubre de 1927. 125. GM, 10 de octubre de 1929.

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presido por Ricardo Burguete. No volverá a recibir ningún mando. Fue repuesto al servicio activo por decreto de la República de 10 de julio de 1931. Permaneció en el ejército, en servicio activo, durante la Segunda República, siendo el segundo militar de mayor graduación y más antiguo en el escalafón, sin que el nuevo régimen le confiera mando alguno. El 18 de julio de 1936 se encontraba en Madrid en situación de reemplazo sin destino. No respaldó la sublevación, pero a pesar de ello el gobierno republicano lo encarceló de forma preventiva. En octubre de 1936, ante los reveses sufridos por el ejército de la República, Largo Caballero se planteó nombrarlo Jefe del Estado Mayor Central, sin que dicho nombramiento llegara a producirse.126

Huirá de territorio republicano entre enero y marzo de 1937, para pasar al bando nacional, trasladándose a Burgos, tras refugiarse en una embajada. El 5 de marzo de 1937 se le daba de baja en el ejército republicano. Continúa su carrera militar en el bando nacional, sirviendo, en situación de reemplazo sin destino a las órdenes del Ministro de la Guerra, hasta su pase a la reserva el 29 de octubre de 1943. El único encargo que recibió en estos años fue presidir una exótica comisión cultural, económica y de cruzada anticomunista que rindió visita a Japón y a la China controlada por los japoneses bajo el gobierno títere de Wang Jingwei en Manchukuo, entre marzo y noviembre de 1940. Castro Girona, llevado de la emoción del momento, llegó a realizar en Harbin, su capital, un reconocimiento explícito del régimen, no respaldado por el gobierno. La misión tenía también en su agenda visitar Filipinas, la parte del viaje que más ilusión le hacía a Castro Girona, por visitar su tierra de nacimiento, pero tuvo que ser suspendida por el Ministerio de Exteriores por la entada de Italia en la II Guerra Mundial.127

Desde 1941 vivió retirado de la vida pública. En 1947 publicó una biografía del teniente general Joaquín Jovellar, presidente del gobierno de España en 1875 y capitán general de Cuba (1872-1874

126. DOME, 27 de julio de 1929; ABC, 9 y 11 de julio de 1929. 127. ABC, 4 de diciembre de 1940; Arriba, 6 de agosto de 1940; Rodao, Florentino, España y el gobierno chino de Wang Jingwei, 1939-1941, en Encuentros n Cathay, vol. 11, pp. 117-145,

Taipei, Fujen University, 1997.

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y 1876-1878) y de Filipinas (1883-1885) y varias veces ministro de la guerra. Falleció el 3 de agosto de 1969, en su casa de la avenida de José Antonio 51, a los 94 años de edad, once años después que su primer hijo, el teniente coronel de aviación Alfredo Castro Girona Pozurama, fallecido en 1958. Fue enterrado en la Sacramental San Isidro de Madrid. Su muerte tuvo un eco muy discreto en la prensa y tuvo una representación oficial de bajo nivel, presidiendo el sepelio el capitán general de Madrid en funciones, general de división Tomás García Rebull y su hijo, el médico Alberto Castro Girona Pozurama. Moría el héroe de la Gomara y Xauen olvidado de todos.128

Emilio Barrera Luyando

Nace en Burgos el 17 de enero de 1868. Era hijo del médico Martín Barrera y Llamo, diputado republicano federal por Burgos en las Cortes de 1873 y más tarde militante del partido republicano de Manuel Ruiz Zorrilla. Ingresa en la academia general militar el 24 de septiembre de 1885, a los diez y siete años de edad. El 26 de marzo de 1889 se gradúa como alférez de infantería. Su primer destino fue el regimiento de la Lealtad, nº 30 en abril de 1889, con sede en su ciudad natal, Burgos. En diciembre de 1890 es

128. ABC, 5 de agosto de 1969.

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destinado al regimiento de Cuenca, nº 27 con sede en Alcalá de Henares, como segundo teniente. En 1891 ejerce de ayudante del gobernador militar de Segovia, el general José Campos y Ordovás, con el empleo de primer teniente, al que había ascendido con antigüedad de 21 de abril de 1890. Allí, en octubre, contrae matrimonio con Elena Campos, hija del gobernador, en una ceremonia que se celebra el día 30 en la Iglesia del Salvador. De este matrimonio nacerán seis hijos: Alfonso, José, Julia, Carmen, María Teresa y Emilia.129 Ingresa como alumno en la Escuela Superior de Guerra para diplomarse en Estado Mayor en septiembre de 1893, teniendo en ese momento su destino orgánico en el regimiento Covadonga nº 40, con sede en el cantón militar de Leganés. En febrero de 1894 se le destina al segundo batallón del elitista regimiento del Rey, nº 1, con sede en Madrid, continuando como alumno en la Escuela Superior de Guerra. Termina sus estudios en la Escuela en julio de 1896, siendo enviado en prácticas a la sexta región militar con sede en Burgos, no incorporándose a su regimiento que marcha a la guerra de Cuba. En 1897 se encuentra en prácticas en el Estado Mayor de Burgos, bajo las órdenes del general de brigada Carlos Espinosa de los Monteros, pasando ese mismo año a continuar sus prácticas en el Depósito de la Guerra en Madrid y en la sección de Estado Mayor y campaña del Ministerio. A principios de 1898 se encuentra destinado en el Estado Mayor del Ministro de la Guerra, teniente general Miguel Correa García. Desde el 25 de mayo de 1897 ha ascendido a capitán y ha ingresado definitivamente en el Estado Mayor. En enero de 1898 se le destina, por sorteo entre los capitanes de Estado Mayor, a Puerto Rico.130

129. AGMS, Hoja de Servicios de Emilio Barrera Luyando, 1885-1943; DOMG, 27 de marzo de 1889 y 29 de marzo de 1899; El Correo Militar, 1 de abril de 1889 y 30 de diciembre de 1890; La Época, 30 de octubre de 1891; Anuario Militar (AM) 1922, p. 102 y 341. 130. AM 1893, p. 46 y 371; AM 1895, p. 46 y 366; AM 1896, p. 348; AM 1897, pp. 137, 418 y 908;

AM 1898, pp. 17, 351 y 947; El Correo Militar, 4 de septiembre de 1893, 26 de febrero de 1894 y 3 de enero de 1898; El Día, 1 de junio de 1897; DOMG, 26 de mayo de 1897.

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Saldrá desde Cádiz hacía La Habana el día 28 de febrero de 1898 en el vapor Buenos Aires, llegando a la capital cubana el 15 de marzo y trasladándose de inmediato a Puerto Rico, donde recibió su bautismo de fuego. Por su comportamiento en las operaciones de Fajardo y el ataque al Faro de Cabezas de San Juan, acaecidas los días 6 y 9 de agosto de 1898 se le concedió la cruz de primera clase del mérito militar con distintivo rojo. En octubre de 1898 regresa a España, siendo destinado al Ministerio de la Guerra en la sección de Estado Mayor y Campaña y al Estado Mayor del Ministro, Miguel Correa, continuando en el mismo destino entre 1900 y 1907, con los ministros Marcelo Azcárraga y Palmero, Arsenio Linares Pombo, Valeriano Weyler, de nuevo Arsenio Linares, Vicente Martitegui y Pérez de Santa María, Agustín Luque y Coca, y Francisco Loño Pérez. Asciende a comandante en mayo de 1906, continuando destinado en el Ministerio. En julio de 1907 se le concedió la cruz blanca de segunda clase pensionada.131 En octubre de 1907 se le nombra ayudante honorario de Alfonso XIII. Ferviente monárquico, su relación con la familia real era estrecha desde sus tiempos de destino en Segovia. De hecho la infanta Isabel fue la madrina de bautismo de su hijo Alfonso en 1895, cuyo nombre fue impuesto en homenaje al Rey. Junto con él fueron nombrados ayudantes reales el comandante de caballería Miguel Martínez de Campo, los capitanes de infantería Manuel Gulao, Ángel Melgar y Enrique Carrión y los de artillería e ingenieros Pedro Javenois y Alfredo Kindelán. Coincidirá en la Casa Militar del Rey con el teniente general Ramón Echagüe, el general de brigada Joaquín Milans del Bosch, el coronel de Estado Mayor Francisco Gómez Jordana o con el comandante de caballería Felipe Navarro. El jefe directo de los ayudantes hono-

131. Revista de Navegación y Comercio, 15 de agosto de 1898, nº 285, p. 93; DOMG, 30 de octubre y 15 de noviembre de 1898; El Correo Militar, 31/10/1898; AM 1899, p. 17; AM 1900, pp. 17 y 390; AM 1901, pp. 17, 19; AM 1902, pp. 18, 19 y 382; AM 1903, pp. 19 y 351;

AM 1904, p. 17, 19 y 354; AM 1905, pp. 17, 18 y 366; AM 1906, pp. 17, 18 y 338; AM 1907, pp. 13, 14 y 277; La Correspondencia Militar, 20de julio de 1907; GM, 25 de julio de 1907.

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rarios era en ese momento el general de división José de Bascaran. Su destino orgánico continúa estando en el Ministerio, en la subsecretaría con el general de división Nicasio Montes Sierra y en el Estado Mayor del ministro, que en 1908 es Fernando Primo de Rivera y Sobremonte. Ese año fue designado por el Instituto de Reformas Sociales como inspector de trabajo en la provincia de Madrid, cargo que simultanearía con su carrera militar hasta septiembre de 1911. Al comenzar 1909 continúa destinado en la subsecretaría del ministerio. En febrero de ese año se le declara apto para el ascenso a teniente coronel.132 La guerra de Melilla de 1909 le ofrece la oportunidad de volver al combate. En los últimos días de julio es destinado como oficial de Estado Mayor al cuartel general del ejército de operaciones, donde tendrá como jefe al teniente general José Marina y, como jefe directo en su calidad de jefe de Estado Mayor a Francisco Gómez Jordana, al que ya conocía de su servicio en la Casa Militar del Rey. En el cuartel general de Melilla coincidirá con militares prestigiosos como Gabriel de Morales, Miguel Primo de Rivera o Joaquín Fanjul. Allí coincide, también, con el capitán de Estado Mayor en prácticas Carlos Castro Girona, que andando el tiempo habría de ser su jefe de Estado Mayor en Larache. Durante la guerra participa en la ocupación del Zoco de Beni Sicar y el combate de Hidun el 22 de septiembre y en la toma de Tauima y Nador el 25 de septiembre, con la segunda división expedicionaria. También formó parte de la junta mixta que, presidida por el comandante general de Melilla, Salvador Arizón, fijó las posiciones para el mantenimiento de la paz en Melilla, que había sido creada por RO de 3 y 4 de diciembre de 1909. Por la acción de Hidun obtendrá la cruz de segunda clase del mérito militar y por la de Tauima y Nador la cruz roja pensionada.133

132. LCM, El Día, La Época, 29/10/1907, AM, 1908, p. 13, 14 y 277, Guía Oficial de España, 1908, p. 339, La Energía Eléctrica, 10/11/1908, nº 21, p. 343, Anuario del Comercio, 1909, p. 62, AM, 1909, p. 18 y 272, LCM, 8/02/1909, La Época, 27/09/1911). 133. El País, 27 de julio de 1909; La Correspondencia de España, 22 de agosto de 1909; Servicio

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Tras la guerra vuelve al ministerio, integrándose en el Estado Mayor del ministro Agustín Luque, y en la subsecretaria, ahora ocupada por el general Enrique Orozco. Así mismo continúa como ayudante honorario a las órdenes del Rey, siendo ahora su jefe en palacio el teniente general Camilo Polavieja. En marzo de 1910 asciende a teniente coronel, con antigüedad del 30 de septiembre de 1909, y continúa en el ministerio. En 1911 forma parte del Estado Mayor de un nuevo ministro, en esta ocasión Agustín Aznar y continúa en la subsecretaría, ahora, bajo las órdenes del general José Barraquer.134

En abril de 1911 viaja a Ceuta y Tetuán, en calidad de mensajero y enlace del Rey, para conocer de primera mano los avances de Alfau en el gobierno militar de Ceuta y los planes de operaciones para el comienzo de la penetración en el camino a Tetuán, que se inicia en mayo. Se entrevista en varias ocasiones con Felipe Alfau y con el cónsul español en Tetuán Luciano López Ferrer. El 16 de abril regresó a Madrid. Pronto volverá a Marruecos. A finales de ese mes era enviado a Tánger y Larache en misión de información e inteligencia. Su principal misión era preparar sobre el terreno el desembarco de Larache, que sería ejecutado el 9 de junio de 1911, y las ocupaciones de Arcila y Alcazarquivir. A finales de ese año fue enviado a Melilla, en octubre, durante la guerra del Kert. Ejerció como jefe de la sección de campaña, junto al general Gómez Jordana, al que asistió en las operaciones, muy especialmente en la preparación de los combates y las de aprovisionamiento, que fueron complicadísimas durante la guerra. También se le encargó de la censura de prensa durante la campaña. Participó en las negociaciones de paz, junto al auditor general Juan Sainz Pardo, entrevistándose con los jefes de las cabilas el 26 de noviembre de 1911 en las orillas del Kert, entre

Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 116 y 172; El Heraldo Militar, 29 de enero de 1910;

La Correspondencia Militar, 1 de febrero de 1910, DOMG, 28 de enero de 1910. 134. AM 1910, pp. 17, 18 y 293; AM 1911, pp. 17, 18 y 296; Guía oficial de España, 1910, p. 355 y 356; La Correspondencia de España, 25 de marzo de 1910.

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los que se encontraba Bachir Ben Sennah, acompañado de otros sesenta notables.135

Tras sus misiones en Marruecos continúa destinado en el ministerio en 1912. En los primeros días de enero marcha en comisión de servicios a Melilla, para trabajar a las órdenes de José Aldave, comandante general y del segundo jefe, general Gómez Jordana. Junto con él marchan los comandantes Ángel Prats y Joaquín Fanjul y el coronel Figueras. Allí fue encargado de instruir el expediente contradictorio para estudiar el derecho del capitán de infantería José Estrán Riera a la cruz laureada de San Fernando, por los combates del 27 de diciembre de 1911. También va a participar en los combates que se están desarrollando en la zona. Volverá a ser condecorado con la cruz roja pensionada de segunda clase en marzo de 1912 por la toma de Monte Arruit el 18 de enero de 1912 y obtendrá una mención honorífica por su participación en el combate del zoco del Tenaia de Benibuyagi el 19 de febrero. Recibió la cruz de María Cristina por la acción de Tumiats y Sammar del 22 de marzo. En agosto se le concede la cruz blanca pensionada. En el informe realizado para su concesión se destaca que desde 1911 viene realizando misiones especiales por encargo del ministro de la guerra que le han llevado a Ceuta, Tetuán, Larache, Arcila, Alcazarquivir, Tánger y Melilla. En Ceuta y Tetuán reconoció los territorios inmediatos y cumplimentó de forma satisfactoria las instrucciones recibidas; en Larache recorrió todo el territorio del Lucus, para informar de forma minuciosa de las necesidades y dificultades de cara a la ocupación. Más adelante volvió a Ceuta y Melilla, con misiones similares, realizándolas con “inteligencia, asiduidad y discreción”. El informe califica su trayectoria como “una carrera sin tacha llena de relevantes servicios, inspirados en rígido cumplimiento del deber militar, en la más asidua constancia, con aptitudes honorables y útiles al ejército, con capacidad e inteligencia extraordinarias, demostrada en los trabajos encomenda-

135. La Correspondencia de España, 16 y 17 de abril de 1911; El País, 28 de abril de 1911;

Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 470-476; AMG, Comandancia General de Melilla, Legajo II, Año 1911, carpeta “Política de Guerra. Negociaciones de Paz”; El

Correo Español, 11 de noviembre de 1911.

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dos de índole especialísima y trascendental y provechosos para los intereses generales del Estado”.136 Asciende a coronel, por méritos especiales en las campañas del Rif de 1911 y 1912, en diciembre de 1912, con una antigüedad efectiva de 31 de octubre de 1912. La Real orden que le concede el ascenso dice que se le asciende “por los relevantes servicios de guerra que ha prestado en diversas ocasiones, y particularmente desde marzo del corriente año, muchos de los cuales, por razón de su índole especial, no han podido ser públicamente conocidos y apreciados, bien que hayan contribuido en gran manera al éxito satisfactorio de los trabajos y operaciones, a cuya preparación y ejecución coadyuvó con valor, actividad e inteligencia dignos de todo encomio”. Su comisión en Melilla acaba los últimos días de 1912, regresando al ministerio en Madrid y a la ayudantía en la Casa Militar del Rey. Durante este periodo realizó varias comisiones de servicios que le fueron encomendadas.137

En febrero de 1913 fue enviado a Larache y Tánger para negociar con el Raisuni y mediar en la tensa situación de las relaciones entre este y Fernández Silvestre. La reunión se produce en la legación de Tánger están presentes Raisuni, el marqués de Villasinda, jefe de la legación española en Tánger, Juan Zugasti, Secretario General de la Alta Comisaría, el intérprete Ruiz Orsatti , Barrera, enviado por el Ministro de la Guerra, y Silvestre. La mediación fracasó. Silvestre no estuvo de acuerdo en las concesiones que Villasinda había realizado a Raisuni, habiendo llegado incluso a dimitir, sin que la dimisión le fuera aceptada. Tras esta reunión Raisuni se lanzó al combate y la insurrección contra las tropas españolas.138

136. AM 1912, pp. 19, 20 y 308; El Heraldo de Madrid, 5 de enero de 1912; La Mañana, 11 de febrero de 1912; La Correspondencia Militar, 20 de marzo, 10 de abril, 26 y 29 de diciembre de 1912; El Heraldo de Madrid, 5 de mayo de 1912; La Correspondencia de

España, 29 de agosto de 1912; El Correo Español, 26 de diciembre de 1912; DOMG, 21 de marzo y 29 de agosto de 1912. 137. La Correspondencia de España, 26 y 30 de diciembre de 1912; La Correspondencia Militar, 30 de diciembre de 1912; AM 1913, p. 310; DOMG, 25 y 29 de diciembre de 1912. 138. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 674-675.

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En mayo de 1913 se le confiere una nueva comisión de servicios que lo lleva al Peñón de Alhucemas y a Melilla. Durante esta comisión participó en el intento de rescate del Cañonero Concha, encallado el 11 de junio en la playa de Busicut, cuando perseguía contrabando entre Bocoya y Beni Urriaguel, a cinco millas de la isla de Alhucemas. Los indígenas asaltaron el barco, asesinaron a varios de sus tripulantes, lo saquearon y tomaron varios rehenes. Al llegar la noticia a Alhucemas salen en su auxilio en el mercante “Vicente Sanz” el coronel Barrera y el teniente coronel Gavilá, jefe de la plaza. Barrera se acerca en un bote, a cien metros de la playa, para negociar con los agresores. No hubo acuerdo por el alto precio exigido por el rescate de los prisioneros. Al término de su comisión Barrera marcha de nuevo a Madrid.139

En septiembre de 1913 marcha Barrera a Tetuán a las órdenes del Alto Comisario José Marina, a la zona occidental, enfrascada en los combates contra las tropas del Raisuni. Dejaba atrás un pasado de militar palaciego y burocrático tras un largo periodo de estancia en el ministerio y la casa militar del Rey de casi trece años, con algunos breves paréntesis en campaña en Marruecos. Aunque orgánicamente quedaba adscrito a la sección de Estado Mayor y Campaña del Ministerio, los siguientes años los pasará en Marruecos. Durante los primeros meses de su estancia viajará por el Protectorado realizando diversas misiones de enlace, inteligencia, información, negociación y atracción política de notables marroquíes. Viaja a Ceuta para entrevistarse con el caíd del Anghera, más tarde a Larache, Alhucemas y a Melilla, donde en diciembre se entrevista con Jordana y Villalba. Durante 1914 participa, junto Clemente Cerdeira y Juan Zugasti, en las conversaciones sostenidas con el Raisuni, realizando varias entrevistas con el señor de Tazarut, por órdenes del Alto Comisario, José Marina, que intenta combinar combates y negociación. Estas conversaciones causarán un fuerte enfrentamiento entre Ma-

139. El Correo Español, 14 de mayo de 1913; La Época, 1 de junio de 1913; El Imparcial, 9 de junio de 1913; El Globo, 22 de junio de 1913, Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 573-576.

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rina y Silvestre, que acabará con la marcha de ambos de Marruecos. Por los servicios prestados en esta etapa le fue concedida en abril de 1914 la cruz roja pensionada de tercera clase. También participó en algunos combates como los sostenidos el 2 de agosto de 1914 en Sidi Bu Maya y Nayera Tuila, en la zona de Larache, por el que le fue concedida la cruz e María Cristina.140

A lo largo de 1915 continúa las negociaciones con el Raisuni, que se intensifican a partir de julio en que Francisco Gómez Jordana es nombrado Alto Comisario y General en Jefe del ejército de África. Junto con Zugasti y Cerdeira consigue ultimar en septiembre un pacto secreto con el Raisuni, por el que se le nombraba gobernador de la zona a cambio de paz y colaboración con las tropas españolas. Este acuerdo permitirá el avance en el frente occidental. En los primeros meses de 1916 realizará nuevas negociaciones con Raisuni en Beni Aros. En mayo se consigue la toma de Beni Aros y la del Fondak de Ain Yedida, que permite establecer por primera vez la comunicación terrestre entre las comandancias de Ceuta, Larache y Tetuán. Precisamente Barrera estará presente en las entrevistas cara a cara que mantiene Jordana con Raisuni en el Wad Ras, el 20 de mayo, y en el campamento del Fondak, el 24 del mismo mes. Barrera fue el primero que recorrió la distancia entre Larache y Tetuán por el Fondak en pleno día, acompañado de una pequeña escolta de cuatro soldados.141

Asciende por méritos de guerra a general de brigada el 31 de mayo de 1916, siendo nombrado ese mismo día comandante general de Larache. Sustituye al general José Villalba Riquelme, ascendido a general de división, que un año antes había sustituido a

140. La Correspondencia Militar, 8 de septiembre de 1913; El Correo Español, 21 de noviembre y 6 de diciembre de 1913; El Siglo Futuro, 12 de diciembre de 1913; El Heraldo de Madrid, 14 de diciembre de 1913; AM 1914, pp. 1, 24 y 321; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 782-800; La Correspondencia de España, 18 de abril de 1914 y 16 de junio de 1915; DOMG, 18 de abril de 1914. 141. AM 1915, p. 1, 24 y 329; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, pp. 800-808; AMG,

Telegramas entre MG y AC, de 7 y 13 y 24 de mayo, MG, Marruecos, Ceuta-Tetuán, 19151916, Legajo único; Servicio Histórico, op. cit., tomo II, p. 870 y Apéndices, pp. 309-312

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Fernández Silvestre. Ya al frente de la comandancia va a participar en la operación combinada llevada a cabo contra los rebeldes de Anyera el 29 de junio de 1916, al mando de las tropas que operan entre Tánger y Anyera, compuestas por cinco columnas y 9.300 hombres, en su calidad de jefe de la brigada de Larache. En los primeros día de 1917 le fue concedida la gran cruz blanca del mérito militar. En mayo de ese año organizó una gran fiesta en honor del cumpleaños del Rey, en el Casino Español de Larache, en la que realizó una encendida proclama de la figura real y expresó su absoluta lealtad a la Corona. Desde finales de 1917 contará con la ayuda en la comandancia del teniente coronel de Estado mayor Gabriel de Morales, prestigioso oficial experto en asuntos indígenas que perderá la vida en Annual. Morales fue sustituido precisamente por Carlos Castro Girona cuando aquel marche a Melilla, tras su ascenso a coronel. También contará como segundo jefe de la comandancia con el coronel Ambrosio Feijoo Pardiñas, que fue sustituido en 1919 por Enrique Fernández Villa-Abrille. En febrero se le concede la placa de la orden de San Hermenegildo.142 Su enérgica actuación frente al Raisuni desde la comandancia de Larache, al que conocía bien, provocó que este exigiera al Alto Comisario interino, tras la muerte de Jordana y en espera de la incorporación de Dámaso Berenguer, el cese de Barrera en diciembre de 1918. El propio Xerif había pedido en mayo de 1916 su nombramiento como comandante general de Larache dada la sintonía que en aquellos momentos reinaba entre ambos. Berenguer no sólo no cedió a las presiones del Raisuni sino que mostró su absoluta confianza en el general Barrera, autorizándolo en febrero a realizar con precaución pequeñas operaciones en el recodo del Lucus al sur de la cabila de Ahel Xerif en los límites de la zona francesa, refugio de rebeldes, para adelantar los puestos a las alturas de Besbas, Gueixa, Gorra y Taatof. Estas operaciones comenzaron el 22 de febrero con

142. GM, 1 de enero de 1916 y 25 de enero de 1917; La Acción, 31 de mayo de 1916; Servicio

Histórico Militar, op. cit., tomo II, p. 821 y 833; AM 1917, pp. 9 y 328; AM 1918, p. 162; AM 1919, pp. 159-160; La Correspondencia Militar, 24 de enero y 29 de mayo de 1917; Guía oficial de España, 1918, p., 440; La Correspondencia de España, 2 de febrero de 1918.

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la ocupación de Besbas y Gueixa, tomándose al día siguiente Kaus, Beni Maafa, Sebaab y Megadir. El 27 se alcanza Taatof.143 La comandancia de Larache participó en las operaciones tendentes a la ocupación de Anyera, comenzadas en marzo de 1919. El 31 de marzo se ocupan varios aduares cercanos a Melusa. El 10 de abril una columna de Larache avanza sobre el macizo de Fahamin, entre Melusa y Hamma, tomando las alturas de Dar Dara ese día y alcanzando su objetivo el día 11. También en abril, el 21, se realizó la ocupación de la cudia Majzén, en Beni Gorfet, cerca de Ahel Xerif. Continuando las operaciones el 23 de mayo con la ocupación de los montes de Gorra. Inmediatamente, el 1 de junio, comienza las operaciones para avanzar sobre Beni Aros, feudo de los rebeldes del Raisuni. Ese día se toma Handak el Hamar, Bu Mehedi y Menzora. Tras esta acción las tropas se concentran el día 6 de junio en el Zoco de Telata de Reisana para avanzar hacía Beni Gorfet, tomando Tamisa y Rabta. Tras estas operaciones acompañó Barrera al Alto Comisario y al Residente francés, mariscal Lyautey, en viaje de inspección por la comarca recién ocupada. En agosto marchó a Madrid, donde se entrevista con el gobierno dando cuenta de las operaciones.144

Tras consultas con el Alto Comisario y el comandante general de Ceuta, en septiembre, se decide la ocupación de Uadras y del Fondak de Ain Yedida, en una operación combinada de las dos comandancias occidentales. El 25 de septiembre Barrera establece su cuartel general en Regaia. La columna a su mando constituiría el ala derecha del avance, con un total de nueve mil hombres, que actuarían por el valle de Telata. El día 27 comienzan las operaciones dirigidas por Barrera que, tras fuertes combates, ocupan cudia Dahari,

143. AMG, Telegramas de 28 de mayo de 1916 de AC a MG y 10 de diciembre de 1918 del

General encargado del despacho a MG, Negociado de Marruecos. Larache, 1916-1923,

Legajo único. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 8- 9, 33-34 y, Apéndices, p. 312-320.

144. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 15-16, 34-40, Apéndice, 320-326 y 346-350;

El Liberal, 14 de agosto de 1919.

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cudia Brided y Ain Tin. El día 2 de octubre la columna de Barrera toma las alturas del Arbi, Garbagua y Azib el Abbas. Al finalizar el día 2 casi toda la cabila de Uadras estaba en manos españolas. Reanudan los combates el día 5 alcanzando las alturas de Morabet y Telaya. Ese mismo día las columnas de Ceuta, Larache y Tetuán convergen en la toma del Fondak. Terminada la operación principal aún las fuerzas de Barrera continuaron las operaciones entre el 15 y el 18 para asegurar la toma del Yebel Hebib, ocupando a su paso las posiciones de Kanoa, cudia Arruda, Bua Hadifa, Harcha, Akba, Zagla, Dar Hamed y Siuana.145

El 13 de diciembre de 1919, en el marco de las acciones tendentes a la conquista de Xauen, Barrera ordenó una operación que tenía como objetivo la conquista de Teffer y Azin Merinin, objetivo alcanzado sin grandes problemas, completados con la ocupación de Dar Atar al día siguiente. Barrera ordenó el 23 de enero de 1920 el avance sobre Dar Aian, en la zona de Beni Aros. Tras ser tomada, un contraataque enemigo logró rescatarla, infligiendo una derrota a las tropas de la comandancia de Larache. En los meses siguientes, en espera de la ofensiva de Xauen, sólo realizó pequeñas operaciones como las de Kola, el 31 de enero, y Azla, el 5 de marzo.146 También en el marco de las operaciones de toma de Xauen se reúnen el 18 de agosto, en el Zoco de Had el Garbia, los comandantes generales de Larache y Ceuta con el Alto Comisario para coordinar la operación combinada. Correspondió a Barrera realizar una operación anticipatoria de los movimientos principales, el 21 de agosto, con la toma de la posición de cudia Marax, continuada el 28 con la de cudia Zarka. El día 30 comienza la operación principal avanzando las fuerzas de Barrera sobre Zeituna, Taladax y Kasba. El 2 de septiembre instalan sin resistencia los blocaos de Dahar Mesal-la y Sidi Ben Nuar. El 20 de septiembre ocupa Muries, Taria, Ruman y cudia Haddada, acción en la resultó herido su hijo Alfon-

145. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 59-70. 146. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 79-80 y 88-90.

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so y su yerno el alférez Serafín Sánchez Fuensanta. Hasta final de ese mes las tropas de su comandancia tomarán también las alturas de Jemies y Sidi Bu Yebel, cudia Seriya, Yardia, Eimat y Hamma. A pesar de ello las tropas de Barrera quedaron rezagadas para aportar sus fuerzas en la toma de Xauen. A partir de 3 de octubre fueron ocupadas las cumbres de Beni Sicar, completada con la toma de Akba Kol-la, Jadir y Melilah. Barrera dirigió las operaciones y reconoció el terreno. El 9 de octubre se ocupó la posición de Menzah. Ese mismo día acompañado de Carlos Castro Girona, se entrevista con el Alto Comisario en Zoco el Had para coordinar las operaciones. El día 11 reanuda las operaciones ocupando Melha, Jerba, Salinas de Amegadi, llegando las avanzadillas a la zona oriental del macizo de Beni Issef, donde se operó el día 13 consolidando la posición de Ain Rabta. El 15 de octubre, tras reconocimiento del Estado Mayor, se traslada al campamento principal las tropas de Larache de Teffer a Akba Kol-la, lo que provocó duros combates a lo largo de día 16. Nuevos combates tendrán lugar el 18 en el valle de Bukrus, ocupándose el 19 Kesil, Biadab y Tafesa, operación en la que muere el teniente de ingenieros Figueroa, hijo del conde de Romanones, que viajó a Larache para recoger el cadáver. Aquí se detiene el avance de la comandancia de Larache, al haberse obtenido ya el objetivo principal de la toma de Xauen, sin que las tropas de Barrera lograran llegar a tiempo. No obstante, Barrera acudirá a la solemne entrada de Berenguer en Xauen. El retraso de las tropas de Larache fue duramente criticado en la prensa en la que se puso en duda la dirección de las operaciones y, muy especialmente, las tareas logísticas de aprovisionamiento y servicios a las tropas. Barrera fue recompensado por estas operaciones con la Gran Cruz del mérito militar con distintivo rojo147

En enero de 1921 Barrera viaja a Madrid con su esposa e hijos,

147. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 114-123, 129-134, 146-149, y 152-153;

AMG, Fuerzas Militares de Marruecos. Cuartel General, Año 1920, Legajo I; Apéndice, 342-346; El Globo, 6 de septiembre de 1920; La Voz, 15 de octubre de 1920; El Heraldo de Madrid, 30 de octubre de 1929; La Tribuna, 5 de noviembre de 1920; El Globo, 1 de diciembre de 1920; GM, 2 de diciembre de 1920.

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siendo recibida toda la familia en audiencia por la Reina Victoria. En febrero se abrirá juicio contradictorio para su ascenso a general de división por méritos de guerra, que fue instruido por el general Álvarez del Manzano. A comienzos de 1921 se estudia la reanudación de las operaciones con el objetivo principal de enlazar las tropas de Ceuta, Tetuán y Larache. Le correspondió a Barrera la ocupación total de la cabila de Beni Gorfet y Beni Aros, incluyendo el apresamiento o rendición del Raisuni. Las operaciones comienzan a partir del 10 de mayo concentradas en Beni Gorfet. El primer día se conquistan las posiciones de Ruida, Harcha, Gailán, Aiun, Lahara y Sahara. Se continúa el avance el día 12 fijando posiciones en la meseta de Adama y Bebelot, siendo en ese día herido de nuevo su hijo Alfonso. Esos mismos días sus tropas operaron también en el valle de Azla, ocupando Yemiat, Kafasa y Kolas. El 14, por orden del Alto Comisario se pone fin a esta fase de las operaciones.148

Reanuda las operaciones Barrera el 25 de junio, ahora centradas en el avance por Beni Aros. Contará con un nuevo jefe de Estado Mayor tras la muerte de Castro Girona, recayendo el puesto en el teniente coronel Manuel Goded. Sus fuerzas se concentran en Buharraf. El 6 de julio avanza, de forma combinada con Ceuta y Tetuán, hacía Beni Aros, estableciéndose entre Tesar y Dar Berriatia y avanzando con rapidez por el valle de Mehacen. El 11 la columna Barrera, tras duros combates, toma el Yebel Maisera y somete los poblados de Maisera y Ain Hedid. Ese día el enlace entre las tropas de ambas comandancias era un hecho. En los días siguientes Barrera ordenó el traslado de su campamento general a Nuader, terminado el 15 de julio. El 16 de julio reemprende los combates ocupando las posiciones de Bu Yebel, las lomas de Buyaria, Buschari y Umra. El 20 de julio, con casi todo Beni Aros controlado, terminan las operaciones, avanzando las tropas de Barrera ese día sobre Budir, Rof y Aiuen, cerrando el valle del Mehacen, quedándose a un paso de

148. La Época, 18 de enero de 1921; La Correspondencia Militar, 23 de febrero de 1921;

Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 167-168 y 173-178.

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Tazarut, justo un día antes del comienzo del desastre de Annual.149

Barrera tendrá que hacer frente entre finales de julio y agosto a ataques en la zona de Larache que intentan aprovechar el desconcierto de Melilla. Las unidades de la comandancia tendrán que ser reforzadas. El más peligroso fue el perpetrado el 28 de agosto sobre la posición de Akba el Kola, que fue aniquilada, y las cercanas de Salinas, Melha, Bukras, Mimat, Anquis, Jerba, Jadir, Kesil y Tafesa. Barrera montó una columna para restablecer la situación que logró tomar Akba Kola el 30 de agosto. Días después se vio obligado a responder a los ataques dirigidos contra Mehacen y Nuader. Las agresiones siguieron hasta diciembre, limitándose las tropas al mando de Barrera a defenderse y mantener la situación en espera de un contraataque que no podrá realizarse hasta diciembre de 1921.150 Las operaciones se reanudan en diciembre de 1921 con el objetivo principal de la toma de Beni Aros y la rendición de Raisuni. El 18 de diciembre Barrera concentra sus tropas en Berbex. Su misión era unir los campamentos de ambas comandancias, controlando la zona entre Buharraf y Berbex. Al frente de cuatro columnas se dirigió a la toma de Afernun, Ain Ahabar y Ain Gorra, logrando sus objetivos tras más de veinte horas de combates. Las operaciones fueron reemprendidas el 22 y continuadas el 24 consiguiendo el objetivo de enlazar las tropas de ambas comandancias. El segundo ciclo de operaciones comienza el 4 de enero estando concentradas las tropas de Barrera en Muires y Mura Tahar. Los combates se suceden entre el 6 y el 10 de enero, correspondiéndoles a las tropas de Larache una tarea auxiliar de las de Ceuta-Tetuán. El primer día ocupan Keefa el Jail, Ferrara y Hammar. El día 10 ocupó Hayaroca. El 18 realizó una operación complementaria de las anteriores con la ocupación de los altos de Ben Issef, Dar Meftan y Sehan el Kasba, tomados por sorpresa. La masa de sus unidades quedó a finales de

149. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 178-192 y 199; Anuario Militar 1922, p. 177.

150. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 200-208.

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enero en Ain Rabta. La última fase de la campaña del invierno de 1921-1922 será la emprendida para la toma de Tazarut y completo dominio de Beni Aros, aunque Barrera, ascendido a general de división el 16 de marzo, siendo sustituido por José Sanjurjo.151

Mientras las operaciones de invierno se llevaban a cabo Barrera asciende por antigüedad a general de división en marzo de 1922. Por la ley de recompensas de julio de ese mismo año, que preveía su ascenso por méritos de guerra al mismo empleo, se le concederá la antigüedad de 31 de octubre de 1920. Abandona Larache en los primeros días de abril. El nuevo gobierno, presidido por José Sánchez Guerra y con el general Olaguer-Feliú en Guerra, dudó sobre el nuevo destino de Barrera que parecía iba ser Melilla, decidiéndose al final por Ardanaz y enviando a Barrera a la subsecretaría del ministerio. Abandonaba así Barrera Marruecos para siempre, tras casi nueve años de presencia permanente, primero a las órdenes de los Altos Comisarios y después como comandante general de Larache.152

Barrera ocupó la subsecretaria de guerra en Madrid entre abril de 1922 y mayo de 1923, sirviendo bajo las órdenes de tres ministros, José Olaguer-Feliu (abril-julio 1922), José Sánchez Guerra (julio-diciembre 1922) y Niceto Alcalá Zamora (diciembre 1922-mayo de 1923), bajo las presidencias de Sánchez Guerra y Manuel García Prieto. El 6 de junio de 1923 presentó su dimisión coincidiendo con la llegada del nuevo ministro, el general Luis Aizpuru, que será el último antes del golpe de Estado de Primo de Rivera. Durante este periodo se le concede la Gran Cruz de San Hermenegildo. Ese verano acompaña a los reyes durante sus vacaciones en Santander.153

Tras su paso por el ministerio fue nombrado, el 27 de junio de

151. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 225-242 y 248-252. 152. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, p. 252-253; GM, 13 de abril y 6 de julio de 1922; La Época, 16 de marzo, 12 de abril, 19 de junio y 6 de julio de 1922. 153. GM, 7 de junio de 1923 y 14 de octubre de 1922; La Época, 13 de octubre de 1922; La

Acción, 6 de junio de 1923; El Globo, 18 de julio de 1923.

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1923, jefe de la octava división y gobernador militar de Tarragona, en la cuarta región militar, Cataluña, donde es capitán general Miguel Primo de Rivera, con el que conspirará para organizar el golpe de Estado de septiembre de ese año. Sustituirá interinamente a Primo de Rivera en Barcelona, el 15 de septiembre, cuando este marche a Madrid, siendo nombrado en propiedad el mismo día en que se le concede el ascenso a teniente general, el 4 de junio de 1924. En Cataluña actuará como un auténtico virrey, investido por el directorio con plenos poderes. Perseguirá y represaliará al movimiento obrero catalán, especialmente a los anarquistas, los republicanos y a los catalanistas, apoyando a los minoritarios sectores del monarquismo catalán, promoviendo la organización del somaten al servicio de la dictadura y manteniendo el orden público por métodos expeditivos. Permaneció en el cargo hasta la caída de la dictadura en 1930. Allí recibirá con todos los honores, en varias ocasiones al Rey y la familia real. Entre sus colaboradores directos figuran su propio hijo en los mozos de escuadra y sus yernos, Adolfo Cañas y Serafín Sánchez Fuensanta, que servirán a sus órdenes en capitanía. Se le concederá por la dictadura en 1927, en recompensa a sus servicios, la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Se le nombró miembro de la Asamblea Nacional Consultiva, creada por el dictador en 1927, para dotar de un armazón legal corporativo a la Dictadura, siendo miembro de la misma por derecho propio hasta su disolución en febrero de 1930.154 Al cesar en Cataluña fue nombrado Director General de Preparación de Campaña en marzo de 1930, durante el gobierno de Dámaso Berenguer, y al año siguiente, ya por gobierno Aznar, consejero de Estado para el período 1931-1934, cargo en que cesó al llegar la República.155

Al proclamarse la República comenzará a conspirar contra ella

154. GM, 28 de junio de 1923, 5 de junio de 1924, 18 de julio de 1927 y 28 de marzo de 1930; La

Correspondencia de España, 27 de junio y 7 de diciembre de 1923 y 4 de junio de 1924; La

Acción, 15/09/1923, El Sol, 16 de septiembre y 22 de noviembre de 1923; El Siglo Futuro, 29 de septiembre de 1923; Su presencia es diaria en La Vanguardia entre 1923 y 1930. 155. GM, 28 de marzo de 1930 y 7 de febrero de 1931.

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desde los primeros días, siendo un gran animador de las conspiraciones monárquicas, junto con los generales Cavalcanti y Ponte, llegando a realizar gestiones con la embajada italiana para pedir su apoyo para un golpe de fuerza contra la República. Pasará a la situación de retiro voluntario acogiéndose a las reformas promovidas por Azaña, abandonando el ejército de la República para no tener que jurar fidelidad. Fue detenido el día 16 de junio de 1932 acusado de estar implicado en un complot organizado por el Barón de Mora. En relación al mismo complot también fue detenido su hijo Alfonso. Fue trasladado a Madrid e ingresando en la Cárcel Modelo. El general fue puesto en libertad por el juez, pero ingresará en Prisiones Militares por disposición gubernativa, abandonando la prisión definitivamente el día 23. Allí fue enviado también Alfonso Barrera el 25 de junio. Se le revoca el auto de procesamiento por tenencia ilícita de arma tras haber demostrado que poseía licencia de armas, pero continúa vigente el auto por conspiración.156

Emilio Barrera fue, junto a José Sanjurjo, uno de los principales promotores de la sublevación antirrepublicana del 10 de agosto de 1932, asumiendo el papel de principal jefe de la misma en Madrid. Tras el fracaso de la conspiración huyó, teniendo que marchar al extranjero para evitar su detención. Sólo regresará a España tras la amnistía en 1934. Fue incluido en la Ley de Expropiación de Fincas Rústicas sin indemnización de 1932, primer lote incorporado a la Reforma Agraria, en castigo a sus actividades conspirativas contra la República. Así mismo fue separado definitivamente del servicio en agosto de 1932, cesando en su situación de segunda reserva. Tras su vuelta, en marzo de 1935, fue condenado a la pena de muerte por rebelión por el Tribunal Supremo

156. La Época, 14 de junio de 1932; Gaceta Jurídica de Guerra y Marina, 1 de junio de 1932, p. 97-99; El Heraldo de Madrid, La Libertad, La Nación, El Sol, La Tierra, La Voz, El

Imparcial, 15 de junio de 1932; Ahora, La Correspondencia, La Libertad, Luz, El Siglo

Futuro, El Sol, La Tierra, La Voz, 16 de junio de 1932; El Sol, 17 de junio de 1932; La

Nación y La Voz, 20 de junio de 1932; Ahora, La Correspondencia, La Libertad, Luz, 21 de junio de 1932; La Nación, 25 de junio de 1932; Ahora, 26 de junio de 1932; La Época,

El Heraldo de Madrid, Luz, La Nación, 27 de junio de 1932; La Correspondencia y La

Libertad, 28 de junio de 1932; Ellas, 30 de octubre de 1932, p. 16.

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por los sucesos del mes de agosto de 1932, aunque le fueron aplicados de inmediato los beneficios de la amnistía. Su defensor fue Antonio Goicoechea157

Continúo conspirando contra la República en el seno de la Unión Militar Española, en nombre de la cual viajó a Roma en marzo de 1934, junto a Antonio Goicoechea, de Renovación Española y Rafael Lizarza, carlista, para solicitar apoyo militar y financiero de Italia para derrocar a la República, entrevistándose con Italo Balbo y Benito Mussolini. Días antes del comienzo de la guerra civil, el 13 de julio de 1936, fue detenido en Barcelona y conducido a la prisión de Guadalajara, de donde pudo evadirse, refugiándose en la embajada de Francia, haciendo valer su condición de Caballero de La Legión de Honor. Pudo llegar a Burgos, donde fue nombrado presidente del Tribunal Superior de Justicia Militar, en septiembre de 1937, permaneciendo en el cargo hasta enero de 1939, en que paso a la reserva, fijando su residencia en Valladolid, hasta que regresa a Madrid en junio de 1939. En 1941 murió su hijo Alfonso, a consecuencia de heridas de guerra, lo que le supuso un duro golpe del que no se recuperó. Murió el 5 de mayo de 1943 en Madrid.158

Miguel Cabanellas Ferrer

Nace el 1 de enero de 1872 en Cartagena (Murcia) en el seno de una familia de tradición católica y militar. Era hijo del entonces capitán de infantería de marina, Virgilio Cabanellas Tapia, que se retiró de coronel en 1888, y de su esposa, Clara Ferrer Rittwagen. Realizó el bachillerato junto con sus hermanos Vir-

157. Luz, 22 de agosto de 1932; El Heraldo de Madrid y La Tierra, 17 de septiembre de 1932;

Ahora y La Libertad 18 de septiembre de 1932; Luz, 19 de septiembre de 1932; El Heraldo de Madrid, 11 de octubre de 1932; La Libertad, 12 de octubre de 1932; La Nación, 21 de octubre de 1932; La Época, 11 de mayo de 1935; La Libertad, 12 d marzo de 1935; El

Heraldo de Madrid y La Nación, 20 de marzo de 1935; La Libertad, 21 de marzo de 1935;,

GM, 16 y 30 de agosto de 1932. 158. GM, 27 de septiembre de 1937, 8 y 23 de enero y 4 de junio de 1939.

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gilio y Ángel en el internado de las Escuelas Pías de Yecla, donde coincidió con José Azorín. Ingresa en la academia general de Toledo el 28 de agosto de 1889, un año después de que su hermano Virgilio ingresara en la academia de infantería, pasando a continuar sus estudios en la academia de caballería el 1 de agosto de 1891. Obtiene el empleo de alférez de caballería el 9 de julio de 1892 y el de segundo teniente el 9 de marzo de 1893. Su primer destino fue el regimiento de cazadores Villarrobledo, nº 23, con sede en Córdoba. Allí contrajo matrimonio con la cordobesa Elisa Torres, el 24 de mayo de 1894. De ese matrimonio nacerán sus hijos Clara, Miguel, Virgilio (1904), Guillermo (1911), Pachita y María. Le corresponde por sorteo entre los oficiales de su regimiento marchar a la guerra de Cuba, en mayo de 1895, con el escuadrón expedicionario. Durante su estancia en la isla sirvió en los regimientos del Príncipe y Villaviciosa. Sirvió en la zona de Puerto Príncipe, la actual Camagüey, situada en el centro-este de la isla. Su bautismo de fuego tuvo lugar en julio de 1895. Asciende a primer teniente el 31 de julio de 1895, estando destinado en Cuba. Por su heroico comportamiento en el combate de la Sabana de San Serapio, el 23 de agosto de 1895 fue propuesto a la máxima condecoración del ejército español, la cruz laureada de San Fernando, cuando apenas contaba con 23 años. Tras el correspondiente juicio contradictorio, le fue otorgada la cruz roja de primera clase del mérito militar pensionada. También fue condecorado con la misma cruz por su intervención en el combate de Tumba del Tesoro el 1 de noviembre de 1896. Contrajo el llamado vómito negro, al que logró sobrevivir. Al regresar de Cuba fue ascendido al empleo de capitán con antigüedad del 1 de octubre

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de 1897 por sus méritos en la guerra de Cuba.159

Ingresa como alumno en la Escuela Superior de Guerra para diplomarse en Estado Mayor, siendo aún primer teniente, en el curso de 1897. Fue destinado al regimiento de lanceros de la Reina, nº 2 con sede en Alcalá de Henares en octubre de 1897, continuando en comisión en la Escuela Superior de Guerra. El 3 de junio de 1898, estando en segundo curso de la Escuela, causa baja, siendo destinado de nuevo a Cuba. Más tarde, al comenzar 1899, está en situación de excedente a las órdenes del gobernador militar de Cartagena, pasando a lo largo del año a la reserva nº 89, y a ser destinado como ayudante del general Isidoro Llull Mitjavilla, general de la segunda división del tercer cuerpo de ejército y gobernador militar de Cartagena. Más tarde, en 1901, fue ayudante del gobernador militar de Murcia, general Federico Gobart, quedando de nuevo excedente y siendo destinado al comienzo de 1902 al regimiento de Dragones de Numancia, nº 11, con sede en Barcelona, primero, y después como ayudante del general de brigada Luis Pascual de Pobil, jefe de la brigada de caballería del tercer cuerpo de ejército. Por fin, en octubre de 1902, es destinado al regimiento de caballería Sagunto nº 8 con sede en Córdoba. Allí permaneció, llevando la típica vida de guarnición, hasta que en abril de 1909 marcha destinado al escuadrón de cazadores de Melilla.160

Fue su primer destino en África, donde desarrollará la mayor

159. AGMS, Hoja de Servicios de Miguel Cabanellas Ferrer, 1889-1938, Caja 71; Cabanellas

Torres, Guillermo: Cuatro generales, Barcelona, Planeta 1977 y La guerra de los mil días,

Buenos Aires, Grijalbo, 1973; La Justicia, 21 de julio de 1888; El Liberal, 13 de septiembre de 1889; El Imparcial, 30 de julio de 1892 y 23 de mayo de 1895; DOMG, 10 de agosto de 1889, 1 de agosto de 1893, 2 de junio y 12 de noviembre de 1895 y 15 de mayo de 1897;

AM 1893, pp. 463; AM 1894, p. 450; AM 1897, p. 816; El Correo Militar, 26 de abril de 1888, 1 de agosto de 1893 y 17 de septiembre de 1895; El Correo Español, 17 de septiembre de 1895; ABC, 16/02/1932. 160. Escalafón de Caballería 1899, p. 77; AM 1890, p. 124; AM 1897, p. 51; AM 1898, p. 247; AM 1899, p. 870; AM 1900, p. 124; AM 1902, p. 847; AM 1903, pp. 243 y 466; AM 1909, p. 194;

El Correo Militar, 16 de octubre de 1897; DOMG, 19 de julio de 1898, 9 de julio de 1901, 23 octubre de 1902, 4 de julio de 1907 y 20 de abril de 1909; El Imparcial, 20 de julio de 1909.

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parte del resto de su carrera militar. Participó desde el primer momento en la guerra de Melilla, iniciada en julio de 1909. Recibió dos condecoraciones por sus acciones en Melilla, la cruz roja de primera clase del mérito militar pensionada por la acción de Beni-Ensar, el 9 de julio de 1909, y la cruz de María Cristina de primera clase por los combates de Sidi Musa y Lavaderos, el 23 de julio de 1909. Asciende a comandante por méritos de guerra en diciembre de 1909, como recompensa a su comportamiento en los combates de la loma de Ait Aixa, Barranco del Lobo y estribaciones del Gurugú, el 27 de julio de 1909, quedando, tras el ascenso, como excedente en Melilla situación en la que se encuentra a principios de 1910, cuando se le destina en comisión al grupo de escuadrones de caballería de Melilla, hasta que en julio es enviado al regimiento de cazadores de Taxdirt nº 29, también con sede en Melilla, integrándose en las fuerzas regulares indígenas, cuya creación había propuesto, bajo el mando del coronel Miguel Núñez de Prado, al que ya había tenido de jefe en Córdoba, y como segundo jefe al teniente coronel Dámaso Berenguer, compañero de promoción.161

Va a tomar parte en la llamada guerra del Kert comenzada en agosto de 1911. Su participación en los combates volvió a ser distinguida con la concesión de dos nuevas condecoraciones, la cruz roja del mérito militar de segunda clase con distintivo rojo por los combates sostenidos a las orillas del Kert entre el 24 de agosto y el 10 de septiembre de 1911, y la cruz de María Cristina de segunda clase por su participación en el combate del 15 de mayo de 1912, en Beni Sidel, en los llanos del Garet, al mando de un escuadrón de caballería de las nuevas fuerzas indígenas, cuyos integrantes ayudó a reclutar en comisión de servicios en Larache y Alcazarquivir en febrero y marzo de 1912. Permaneció en Melilla hasta su ascenso a teniente coronel, siendo destinado en octubre de 1913 al cuadro de eventualidades de Ceuta, aunque ya se encontraba allí desde junio

161. El Siglo Futuro, 21 de diciembre de 1909; La Correspondencia Militar, 29 de diciembre de 1909 y 9 de julio de 1910; AM 1910, p. 394; AM 1911, p. 212; El Heraldo Militar, 21 de enero de 1910; DOMG, 21 de enero de 1910.

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al marchar los regulares de Melilla a la zona para apoyar la defensa de Laucien.162

Su carrera va a continuar en la zona occidental del Protectorado. Llegó a la zona de Ceuta-Tetuán el 10 de junio con las tropas regulares desplazadas desde Melilla para apoyar la defensa de Laucien. El primer combate en el que participa es la operación realizada el 15 de junio de 1913 para proteger un convoy a Laucien. El 19 de ese mes participó en la operación de castigo a Beni Salem, Uadras y Beni Ider. El día 22 toma parte en la operación de reconocimiento de Agras, Jemis, Monte Cónico y Hayera, teniendo como misión la columna a su mando proteger la retirada de las tropas del coronel Moreno desde las alturas de Ben Karrich, lo que realizó con una enérgica carga que puso en fuga al enemigo. Ascendió a teniente coronel en octubre de 1913, con antigüedad de junio de ese año, por los méritos de guerra contraídos hasta el 24 de junio en las inmediaciones de Tetuán.163

Continuó operando en la zona Ceuta-Tetuán, obteniendo por sus servicios en combate tres nuevas recompensas y condecoraciones. Tres cruces rojas del mérito militar pensionadas por las operaciones realizadas entre el 25 de junio y el 30 de abril de 1914, las dos primeras, y la tercera por la ocupación de Peña de Beni Hosmar el 16 de enero de 1915. También obtuvo dos nuevas cruces de María Cristina de segunda clase por su comportamiento en las operaciones en la derecha del Río Martil y valle de Kitzan, los días 2, 4 y 30 de mayo de 1914, la primera y la segunda por la ocupación de las Kudias de Kitzan el 12 de septiembre de ese mismo año. Por fin asciende a coronel por sus relevantes servicios al mando de la mehal-la jalifiana, creada e instruida por él en 1914, sus numerosos

162. La Correspondencia de España, 1 de noviembre de 1911, 4 de abril de 1913; AM 1912, p. 196; AM 1913, p. 411; La Correspondencia Militar, 14 de agosto de 1912; DOMG, 9 de abril de 1912; El Heraldo Militar, 16 de octubre de 1913, Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, p. 689-690. 163. El Liberal, 25 de agosto de 1914; AM 1915, p. 432; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo

II, pp. 690-696.

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hechos de armas y especialmente por el librado en el valle del Jemis, el 29 de junio de 1916, con antigüedad desde esa fecha. Tomó parte en la operación combinada contra Anyera, el 29 de junio de 1916. Manda la columna de la mehal-la jerifiana que actúa en el valle del Jemis, en las tropas dirigidas por Muley Ahmed Raisuni y Carlos Castro Girona. Es en esta época cuando su hija Clara conoce a Alfonso Barrera y se casa con él en Tetuán.164

Tras el ascenso a coronel se le destina al mando del regimiento de caballería de cazadores de Vitoria nº 28, con sede en Ceuta, en julio de 1917. Un año más tarde se le destina al mando del regimiento de Húsares de la Princesa, con sede en Madrid. En octubre se elige vocal de la junta de municionamiento y material de transportes de las fuerzas en campaña y en diciembre vicepresidente segundo del Centro del Ejército y la Armada. Recibió nuevas recompensas como la cruz y la placa de San Hermenegildo, la medalla de Melilla con los pasadores del Kert y Beni Seidel y la de África.165

Entre 1918 y 1920 vive en Madrid al mando del regimiento de Húsares. En 1919 su hijo Miguel ingresa en la academia de caballería de Valladolid y en 1920 su hijo Virgilio en la de infantería de Toledo. El 3 de enero de 1920 se publica su ascenso a general de brigada con antigüedad de 25 de diciembre de 1919, quedando disponible en Madrid hasta el día 7 de enero en que se le destina al mando de la segunda brigada de la segunda división de caballería con sede en Valencia, día en que es recibido en audiencia regia. Inmediatamente, el 31 de enero, se le cambia el destino concediéndole el mando de la primera brigada de la primera división con sede en Madrid. En abril del año siguiente se le confiere el mando de la segunda brigada de la misma división con sede en Alcalá

164. La Época, 18 de junio de 1915 y 11 de septiembre de 1916; La Correspondencia Militar, 23 y 24 de septiembre de 1915 y 14 de septiembre de 1916; DOMG, 8 de octubre de 1913;

AM 1917, p. 445; Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo II, p. 819-833. 165. La Acción, 11 de julio de 1917; AM 1918, p. 240; La Época, 13 de julio de 1917; El Globo, 30 de octubre de 1918 y 13 de diciembre de 1918; El Sol, 18 de diciembre de 1918; DOMG, 16 de julio de 1918.

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de Henares. Allí permanecerá hasta su traslado a Marruecos tras el desastre de Annual. En febrero de 1921 se le había otorgado la gran cruz del mérito militar. En dicha situación le sorprende la crisis matrimonial entre Clara y Alfonso y el asesinato de Castro Girona en junio de 1921. No tendrá mucho tiempo para asimilar la desgracia familiar pues en julio, tras comenzar el desastre de Melilla, es enviado, al mando de su brigada de Caballería, a la defensa de la plaza, llegando a la misma el día 31.166

El 7 de septiembre de 1921 se encontraba, al mando de una de las columnas, compuesta por unos seis mil hombres, en la Restinga con órdenes de marchar sobre el Zoco del Arbaa. Comenzó su avance el día 12 ocupando con facilidad Ras Quiviana y el Zoco del Arbaa. El día 23 toma los Pozos de Aograz y llega a la altura de Tauima. El 2 de octubre sale de Nador con el objetivo de la toma de Sebt, que tras una enérgica carga termina siendo tomada. El día 5 participó en el inició de las operaciones de toma de Atlaten, Gurugú, Segangan y Zeluan, con el objetivo de cubrir los flancos y garantizar las comunicaciones. El 10 le corresponde ocupar las peñas de Azaib y el camino de Sidi Salem, cubrir el frente sur del Gurugú y la vigilancia del monte Afra y boquete del zoco el Jemis de Beni Bu Ifrur. La operación se salda con la toma del Gurugú. El 14 parte de Tauima a la conquista de Zeluan, correspondiéndole la toma del Zoco de Ain Ben Rahal y envolver Zeluan cayendo sobre las huertas del Santón de la Puntilla. Ese mismo día se logró la toma de Zeluan. El 30 de noviembre realiza una operación de limpieza en la zona de la cabila de Beni Bu Ifrur en la que ocupa Tauriart Narrich, quedando totalmente dominada la región del Gurugú. El 1 de diciembre interviene en la operación sobre Harcha, ocupando las posiciones de Uzafuros y monte Tikermin, lográndose ocupar ese día el monte Harcha. El 5 de diciembre interviene en la toma de Zaio, apode-

166. AM 1920, p. 62 y 318; AM 1921, p. 358; AM 1931, p. 314; GM, 3 y 8 de enero, 1 de febrero de 1920 y 17 de febrero y 28 de abril de 1921; El Globo, 2 de enero de 1920; La

Correspondencia de España, 7 y 31 de enero de 1920; El Fígaro, 9 de enero de 1920; La

Correspondencia Militar, 2 de abril de 1921; El Siglo Futuro, 2 de agosto de 1921; DOMG, 22 de febrero, 4 de marzo y 18 de noviembre de 1920 y 28 de abril de 1921.

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rándose de los desfiladeros de Muley Rechid y Beni Ayur. El día 6 ocupa Mexera el Melha.167

En diciembre de 1921 Cabanellas continúa en campaña y participa en las operaciones sobre Dar Drius. El 20 de enero ocupa la casa de Uld el Mir y la derecha de la carretera de Batel y al día siguiente ocupa Yarsan, estación de Tistutin, Batel, Usuga, Abada, Tauriart Medrin y Tiguenez. El 22, saliendo del campamento de Monte Arruit, se toma definitivamente Tistutin. El 9 de enero toma la meseta de Dar Azuggaj. El día 10 toma parte en la segunda fase de las operaciones sobre Dar Drius, en la que se logra recuperar la posición. En marzo participó en las operaciones sobre Beni Said al mando de su columna, que dan comienzo e día 14, ocupando Kandusi y Tinsigar. Al día siguiente ocupa las crestas de Imelahen y Chemorra. También participa en las operaciones de marzo y abril de 1922 al mando de una brigada. Interviene el 29 de marzo en las operaciones para la conquista de Tuguntz. El 4 de abril en la cabila de Beni Buyahi ocupa Ich Usuga y la avanzadilla del Morabo. El día 6 ocupa Laari Entuya y Fahar el Al-lal. El día 8 interviene en la acción sobre Dar el Quebdani, ocupando Tisingart, Hach el Merini, Hammu Buasa, Xadur Naamar y Amar Haddu Al-lal, alcanzándose el objetivo principal al final de la jornada. El día 11 tuvo que realizar una operación para reforzar la posición de Dar el Quebdani, ocupando Timayast y el 17 la posición de Kadia, junto al río Uriri, la principal aguada de Beni Said. Por fin llevó a cabo la ocupación de Afso el día 27 de abril. Abandonó Marruecos el 31 de mayo de 1922 regresando de guarnición a Alcalá de Henares.168

Durante las operaciones una carta privada de Miguel Cabanellas dirigida a un amigo fue hecha pública. En ella el general vertía duras críticas y acusaciones contra las Juntas de Defensa peninsulares. Fue encausado por dicho motivo y se intentó rele-

167. Servicio Histórico Militar, op. cit., tomo III, pp. 450-526; La Época, 26 de septiembre de 1921, La Voz, 18 de noviembre de 1921. 168. Servicio Histórico Militar, op. cit. tomo III, pp. 526-533, 536-541, y 543-555.

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varle del mando. El 18 de noviembre de 1921 le fue abierta una instrucción sumarial, cuando se encontraba en plenas operaciones en Melilla, bajo la acusación de injurias, agravadas por su publicidad, debido a que los periódicos publicaron la carta donde se afirmaba que “los presidentes de las Juntas de Defensa, eran los primeros responsables de las horrenda catástrofe acaecida en Melilla, por ocuparse solo en cominerías, por desprestigiar el mando y asaltar el presupuesto, sin ocuparse del material y por no aumentar la eficacia de las unidades”. Cabanellas salió indemne de la sumarial y las Juntas fueron disueltas en enero de 1922.169

De regreso en Madrid podrá saludar a su hijo Miguel, que en enero ha terminado sus años de academia con el grado de alférez de caballería, siendo destinado al grupo de escuadrones de caballería de Canarias nº 2 con sede en Tenerife, y, ser recibido en audiencia por el Rey. A finales de 1922 se le relaciona con una supuesta intentona de sublevación ocurrida a finales de diciembre de 1922, por el malestar reinante con el asunto de las responsabilidades, que se decía estaba encabezada por el general Luque y tenía como secretario al teniente coronel Ruiz Benítez de Lugo. Se afirmó que las brigadas de Antonio Daban, Federico Berenguer y Miguel Cabanellas estaban comprometidas pero que se abortó por la negativa del general Leopoldo Saro. Miguel Cabanellas lo negó rotundamente. La información procedía del columnista Nívaro del Heraldo de Madrid (seudónimo del propio Ruiz Benítez de Lugo).170

Su hijo Miguel asciende a teniente en febrero de 1924 y Virgilio es ya alférez ese año, ambos son destinados a combatir a Marruecos. En mayo, el 25, es él quien asciende a general de división. Su nuevo destino, en julio, fue el de gobernador militar de la isla de Menorca, con sede en Mahón. Allí estuvo destinado hasta su cese en julio de 1926, habiéndole sido concedida la gran cruz de San Hermene-

169. La Voz, 18 de noviembre de 1921; El Imparcial, 19 de noviembre de 1921. 170. La Época, 6 y 28 de enero de 1922; El Heraldo de Madrid, 29 de diciembre de 1922; El

Liberal, 30 de diciembre de 1922; Soldevila, El Año Político, 1922, p. 447-448. AM 1923, p. 304.

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gildo en julio de 1925. Su negativa a respaldar el golpe de Estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923 le valió la inquina del dictador, que lo relegó a un puesto secundario poco acorde con su historial militar. Desde este momento estuvo enfrentado a Primo de Rivera y la dictadura. En septiembre de 1924 tuvo que desplazarse a Marruecos donde su hijo Virgilio había sido herido en combate el día 9. Por sus acciones Virgilio fue condecorado con la medalla de sufrimientos por la patria en 1925 y la cruz de María Cristina en 1927, ascendiendo a teniente por méritos de guerra en 1926, con antigüedad de diciembre de 1924. Tras ser cesado quedó en situación de disponible en Madrid en agosto de 1926. Su enfrentamiento con la dictadura de Primo de Rivera, por sus ideas liberales y pro republicanas, hará que sea represaliado por el dictador que lo envía a la primera reserva en noviembre de ese año, apartándolo de la vida activa en el ejército. No volvió a la vida activa hasta la proclamación de la segunda República en abril de 1931. El mismo día en que se pública su pase a la reserva realiza una visita al Rey en Palacio.171

Desde el momento de su pase a la reserva Cabanellas comienza una etapa de conspiración para derrocar la dictadura de Primo de Rivera. Su hijo Miguel continúa su carrera militar, ascendiendo a capitán en 1927, estando destinado en los lanceros de Sagunto y la Escuela Central de Tiro, en su sección de caballería. El 5 de julio asiste a la boda de su hijo Miguel con Nona Sanz, actuando de madrina precisamente su hija Clara Cabanellas, en sustitución de su madre enferma. También firma como testigo su hermano, el ya también general Virgilio Cabanellas. Miguel Cabanellas ascendió a comandante en 1929. Se le acusó de estar implicado en la sublevación de Sánchez Guerra en Valencia en enero de 1929, siendo muy

171. El Globo, 14 de febrero y 27 de abril de 1924; AM 1924, p. 379; AM 1926, p.170; La Época, 24 y 27 de mayo de 1924, 25 de junio y 9 de julio de 1925; GM, 25 de abril y 11 de julio de 1924, 9 de julio de 1925, 27 de julio de 1926 y 5 de noviembre de 1926; La Voz, 11 de julio de 1924; DOMG, 25 de mayo de 1924, 27 de julio y 5 de noviembre de 1926; La

Nación, 3 de agosto de 1926; La Correspondencia Militar, 16 de diciembre de 1925 y 4 de noviembre de 1926 y 11 de febrero de 1927; El Sol, 5 de noviembre de 1926; ABC, 10 de septiembre de 1924; El Imparcial, 4 de marzo de 1925.

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probable su participación, estando encarcelado preventivamente algunos días. Fue en estos días cuando ingresó en la masonería, perteneciendo a la Logia Mare Nostrum, nº 11 de Madrid del Grande Oriente Español, pasando a partir de 1930 a la Logia Condorcet nº 13, también de Madrid.172

Durante el año 1930 incrementa su acción conspiratoria contra la monarquía, junto al general Gonzalo Queipo de Llano y el comandante Ramón Franco, colaborando con Niceto Alcalá Zamora. En la sublevación de Jaca, de diciembre de 1930, van a participar sus hijo, Guillermo, conocido abogado socialista y líder de la FUE173 . Nada más proclamarse, el 16 de abril de 1931, el Gobierno Provisional de la República lo reincorpora al servicio activo, por decreto de Manuel Azaña, que lo tiene por un militar adicto y leal republicano. Ese mismo día se le nombra capitán general de la segunda región militar con sede en Sevilla. Allí tendrá que declarar en dos ocasiones el Estado de Guerra ante los graves problemas de orden público que se venían sucediendo. Dos meses más tarde se le confía la Jefatura Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, junto al nuevo Alto Comisario, Luciano López Ferrer. Volvía como suprema autoridad militar a Marruecos tras nueve años de ausencia. Permaneció en Marruecos hasta febrero de 1932, en que se le elige para un cargo de excepcional importancia en ese momento de consolidación del régimen republicano por afectar directamente al mantenimiento del orden público, la Dirección General de la Guardia Civil. Permaneció en el cargo hasta agosto de 1932, cesando desgastado por los múltiples problemas y altercados de orden público y el intento de golpe de Estado de Sanjurjo, justo cinco días antes de su cese. Quedó disponible durante seis meses, siendo nombrado en febrero de 1933 Inspector General de la tercera inspección, un cargo buro-

172. La Correspondencia Militar, 22 de octubre de 1927 y 12 de febrero de 1929; El Heraldo de Madrid, 23 de junio y 6 de julio de 1927; AM 1929, p. 45; Archivo de la Memoria

Histórica (AMH), Político-Social, serie Madrid, Caja 509/Exp. 264 y Caja 709/exp. 26;

Paz Sánchez, Manuel de, Militares masones de España, Diccionario biográfico del siglo

XX, Valencia, Fundación del Instituto de Historia Social, pp. 84-86. 173. Guillermo Cabanellas, Cuatro Generales, p. 176.

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crático sin importancia, lo que denotaba la pérdida de confianza del gobierno de Manuel Azaña en el general. La caída de Azaña y el nuevo gobierno Lerroux tampoco supuso una importante mejora en su situación, pues se mantiene en la inspección general trasladado a la segunda inspección y es nombrado miembro de la comisión de estudio de la reforma de la justicia militar.174

A finales de 1933 decide dar el salto a la arena política. En las elecciones de noviembre de 1933 aceptó el ofrecimiento de Alejandro Lerroux, amigo personal, de ser candidato a diputado por Partido Republicano Radical en la circunscripción de Jaén, en una política del viejo líder radical de atracción de las clases de orden para convertir a su partido en el referente de la derecha conservadora republicana. General prestigioso y ferviente católico Cabanellas cumplía todos los requisitos buscados por Lerroux. Tras resultar elegido, quedó en situación de disponible forzoso por haber sido elegido Diputado. Permaneció en el Congreso hasta el 22 de mayo de 1934, en que renuncia a su acta para reincorporarse al servicio activo. Su actuación parlamentaria paso desapercibida, interviniendo sólo en asuntos militares.175

Tras abandonar su escaño es nombrado Inspector General de Carabineros en mayo de 1934. El 16 de febrero de 1935 el gobierno radical-cedista lo nombra Inspector General de la Guardia Civil, puesto en el que se mantuvo hasta enero de 1936, en que es cesado por Manuel Portela Valladares, que el 12 de ese mes lo nombra General jefe de la Quinta División Orgánica con sede en Zaragoza. El nuevo gobierno de Frente Popular lo mantuvo en su puesto convencido de que era un militar leal que no conspiraría contra la República. Su decisión de sumarse al golpe de Estado el 18 de julio sorprendió al gobierno. Católico y hombre de orden no dudo en

174. GM, 17 de abril, 6 de junio de 1931, 5 de febrero y 16 de agosto de 1932, 17 de febrero, 26 de septiembre y 20 de octubre 1933. 175. GM, 21 de febrero de 1934; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación

Electoral, 139; nº 25, Álvarez Rey, Leandro, Los diputados de Andalucía, tomo I, p. 482489.

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sublevarse contra el Frente Popular. Fue el principal jefe de la sublevación en Aragón y el único general de división que se alzó contra la República, desoyendo a sus superiores jerárquicos en el gobierno y la masonería. No le tembló el pulso a la hora de detener y fusilar a algunos de sus viejos compañeros de armas como el general Núñez de Prado, al que gobierno envío para hacerle entrar en razón. El gobierno en represalia ordenó la detención de su hermano Virgilio, también general de división y jefe de la primera división orgánica, que causó baja en el ejército y permaneció en prisión hasta la entrada de las tropas franquistas en 1939.176

El 24 de julio, en su calidad de general más antiguo, Cabanellas asumió la jefatura de la Junta de Defensa Nacional constituida en Burgos. Se mantuvo en el cargo hasta el 30 de septiembre, cuando Franco fue designado nuevo jefe, con la resistencia al nombramiento de Cabanellas, que no confiaba en él por su desmedido afán de poder. Franco lo castigaría relegándole a una posición subalterna. Le retiró del mando de tropas y le asignó el cargo honorífico y burocrático de Inspector General del Ejército, que le llevó a viajar por distintos frentes. Cabanellas intento proteger a su hijo Guillermo, que había quedado junto a él, mientras pudo, hasta que sintiéndose inseguro logro escapar con su mujer, Carmen de las Cuevas, a Francia en mayo de 1937, pasando luego a Uruguay, Paraguay y Argentina. Sus hijos Miguel y Virgilio lucharon también en el bando nacional, aunque Virgilio tuvo que escapar del norte de España, donde se encontraba, a través de la embajada Argentina. Cabanellas pasó a la reserva el 1 de enero de 1938, muriendo en Málaga el 14 de mayo de 1938, a los 66 años de edad. Mientras su cadáver era enterrado con honores, contra su voluntad, en un sepelio presidido por Queipo de Llano, sus documentos personales y de su etapa como presidente fueron robados y destruidos por orden de Franco. En 1945 se le abrió un sumario por su condición de masón por el Tribunal para Represión de la Masonería y el Comunismo, que fue

176. GM, 22 de mayo de 1934, 16 y 17 de febrero de 1935, 8 y 12 de enero y 27 de julio de 1936.

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sobreseído en 1946 por su fallecimiento.177

Virgilio Cabanellas Ferrer

Nació el 4 de agosto de 1873 en Cartagena. Ingresó en la academia militar general el 30 agosto de 1888, siendo promovido al empleo de alférez-alumno de infantería el 13 de julio de 1891. Termina sus estudios el 11 de marzo de 1892, incorporándose como segundo teniente al regimiento de Sevilla nº 33 con sede en Valencia. Asciende a primer teniente el 23 de agosto de 1894. El 31 de julio de 1895 ingresa en la Escuela Superior de Guerra con el objetivo de diplomarse en Estado Mayor, aunque la abandona para marchar a ultramar. A finales de 1895 marcha con el batallón de cazadores de Colón, nº 23 a Puerto Rico y Cuba, a las órdenes del teniente coronel Antonio Tovar Marcoleta. Más adelante opera en el segundo y sexto tercio de guerrillas. Sus acciones en combate en la guerra de Cuba fueron recompensadas con dos cruces rojas de primera clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada, por los combates sostenidos en Cuatro Caminos y Cacao los días 12 y 13 de Enero de 1896, y en Purial de Naguas y Sabana de Limones los días 15, 16 y 19 de Marzo siguiente. Se le concedió el Empleo de Capitán por el combate habido en Sabana de Caureje (Manzanillo) el 7 de Diciembre de 1896. Recibió otras dos cruces rojas de primera clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada, por la acción sostenida en Alto de San Francisco el 11 de Noviembre de 1897, combates habidos en Sierra de Guisa desde el 29 del mismo al 6 de Diciembre siguiente. Recibió por su participación en la guerra la Medalla de Cuba con dos pasadores.178

177. GM, 2 de octubre de 1936, 11 de enero de 1937, 2 de enero y 26 de junio de 1938; AMH,

Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC),

Expediente, 13.412. 178. AGMS, Hoja de Servicios de Virgilio Cabanellas Ferrer, 1888-1954; El Correo Militar, 14 de julio de 1891, 28 de agosto de 1894, 2 de agosto de 1895 y 14 de octubre de 1896; AM 1893, p. 378 y 391; AM 1895, p. 373 y 389; AM 1896, p. 764; AM 1898, p. 855; El Reservista, 26 de agosto de 1894; DOMG, 11 de marzo de 1892, 23 y 28 de agosto de 1894 y 1 de

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Regresa a España en septiembre de 1898, en el vapor Alfonso XIII, que atraca en La Coruña el 2 de octubre. Es destinado al regimiento de reserva de Logroño, 57 y después a la reserva de Lorca 48, pero se encuentra en comisión en Madrid por haber reingresado en la Escuela Superior de Guerra, que abandono sin diplomarse. El 27 de abril de 1899 se le destina al regimiento de España 46 con sede en Cartagena. En 1901 se encuentra excedente en la tercera región militar. En 1902 consigue el premio de honor del Rey en el campeonato nacional de tiro y vuelve a estar destinado en el primer batallón de España 46 en Cartagena, donde es socio y secretario del Tiro Nacional, ganando algunas de las competiciones locales y regionales. A finales de 1904 se encuentra de nuevo de reemplazo en la tercera región, volviéndose a reincorporar en 1905 al España 46. Su pasión por el tiro lo llevó a realizar un curso especial en la Escuela Central de Tiro en 1907, obteniendo su memoria el tercer premio. Permanece destinado en España 46 en Cartagena hasta octubre de 1909 en que es destinado al batallón de cazadores de Figueras nº 6 con sede en Madrid, con el que marcha a la guerra de Melilla, a las órdenes del teniente coronel Ricardo Burguete.179

Su actuación en la guerra de Melilla fue recompensada con una cruz roja de primera clase del mérito militar por las operaciones efectuadas para la ocupación de Sebt Eulaud-Daud y Atlaten el 26 de Noviembre de 1909. Participó en combates como los de Hidun y Gurugú. Estando destacado en Melilla ascendió a comandante en enero de 1910. Regresó a la península con su unidad en el vapor Mahón el 30 de enero de 1910. Por su participación en la guerra de Melilla le fue concedida la medalla de Melilla, con los pasadores de Hidun, Gurugú y Atlaten. Es destinado en febrero a la secretaría de

agosto de 1895. 179. Revista de Navegación, nº 243, p. 22, 15 de diciembre de 1898; AM 1899, p. 450 y 861; AM 1900, p. 459; AM 1901, p. 453;AM 1903, p. 205; AM 1904, p. 405; AM 1905,p. 219 y 412;

El Correo Español, 20 de septiembre de 1902; La Nación Militar, 22 de febrero de1903, nº 217, p.2 y 8/03/1903, nº 219, p. 3; La Correspondencia Militar, 30 de octubre de 1909;

DOMG, 25 de noviembre de 1898, 27 de abril de 1899, 24 de noviembre de 1901 y 30 de octubre de 1909.

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la junta clasificadora de la deuda en Ultramar en el Ministerio de la Guerra. En 1911 marchó destinado al regimiento de Sevilla nº 33 con sede en Cartagena, regresando a su ciudad natal. Está destinado allí hasta octubre de 1916 en que se le envía a la caja de reclutas de Tarancón y casi de inmediato al regimiento de Andalucía nº 52. Asciende a teniente coronel en 1917 con antigüedad de 24 de septiembre de 1916. Pasa brevemente por la caja de reclutas de Segovia, para ser destinado al regimiento de Saboya nº 6 con sede en Madrid, donde ya se encuentra en junio de 1917, haciéndose cargo del mando accidental de la unidad. En este momento se convierte en un experto esgrimista participando en diversas pruebas organizadas por el Centro del Ejército y la Armada. En octubre de 1918 tomó parte en un nuevo curso de tiro en la Escuela Central de Tiro en Valdemoro, por el que es felicitado por real orden por su celo, inteligencia y laboriosidad demostrada durante el mismo. Continúa destinado en el Saboya en Madrid hasta febrero de 1921, en que asciende por antigüedad a coronel, siendo destinado a la zona de Oviedo nº 46 hasta octubre en que se le destina a la zona de Segovia, nº 40. En mayo de 1922 es destinado al mando de la primera media brigada de Tetuán.180

Marchó de nuevo a Marruecos en 1922, tras doce años de placida vida de guarnición. Se le encomienda el mando de la primera media brigada de cazadores en Tetuán. Allí está el 11 de enero de 1923 al mando de las tropas que forman en el campamento general de Tetuán en el solemne acto de imposición de la Medalla Militar a Alberto Castro Girona, Gregorio Benito y Eleuterio Peña. Allí va a participar en las operaciones de repliegue de los años 1924 y 1925. Manda distintos sectores y circunscripciones en que

180. AM 1910, p. 179 y 328; AM 1911, p. 330; AM 1912, pp. 176 y 339; AM 1917, p. 218; AM 1918, pp. 179 y 353; AM 1922, p. 154; AM, 1923, p. 458; La Correspondencia Militar, 5 de enero y 11 de febrero de 1910, La Correspondencia de España, 30 de enero de 1910; La

Nación, 18 de junio de 1917; La Acción, 2 de julio de 1917 y 1 de mayo de 1922; El Globo, 17 de marzo de 1921; El Siglo Futuro, 19 de octubre de 1921; DOMG, 22 de enero de 1910, 23 de septiembre de 1911, 14 de agosto de1915, 6 y 26 de octubre de 1916 y 19 de marzo de 1921.

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estaba dividido el territorio, así como el de sus respectivas columnas, con las que asistió a operaciones de campaña, tomando parte muy activa en la retirada de Xauen y distinguiéndose de modo especial su actuación en la operación del día 6 de Agosto de 1924 para evacuar las posiciones del grupo de Agdos y el campamento de Tagusut. Por sus acciones en Marruecos recibió la prestigiosa Medalla Militar por su brillante actuación en el combate del día 14 de Septiembre de 1924, al mando de la columna de Xauen, encargada de abastecer la posición de Kala Baja, cercada por numeroso enemigo, lo que logró tras ruda lucha y ataque a la bayoneta. También fue recompensado con el empleo de General de brigada por los “distinguidos servicios prestados y méritos contraídos en operaciones activas de campaña en la Zona de nuestro Protectorado en Marruecos, en el lapso de tiempo comprendido entre el 1 de Agosto de 1924 y el 1 de Octubre de 1925.181

Asciende a general de brigada por méritos de guerra en febrero de 1926. Regresó el mismo año a Madrid siendo destinado al Ministerio de la Guerra, donde ejerce de vocal de la junta facultativa de infantería. En julio de 1926 publicó un libro titulado “Asedio y defensa de Xauen”, donde relata su experiencia en aquellos combates en su calidad de jefe de aquella zona. Ese año recibe la gran cruz de San Hermenegildo. A principios de 1927 se encuentra disponible en Madrid. Desde enero de 1928 dirigió la sección de infantería del Ministerio de la Guerra. Ese mes es recibido en audiencia por el Rey. En junio se hace pública la decisión de Primo de Rivera de conceder la Medalla Militar a Virgilio Cabanellas por su comportamiento en Kala Baja, justo en el momento en que está frontalmente enfrentado a su hermano Miguel. Su imposición la realizó el Rey en un acto solemne el 14 de junio de 1929. En estos años es habitual su participación en torneos de esgrima, siendo miembro de la Asociación de Esgrimidores de Madrid y un asiduo de la sala de armas del casino militar. Desde su puesto en el ministerio impulsó la publicación del libro de oro de la infantería española, recuperando las biografías

181. El Sol, 13 de enero de 1923; Anuario Militar 1925, p. 243; África, 1 de abril de 1926, p. 10.

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de los caídos en Marruecos entre 1909 y 1925, recopiladas por el Memorial de Infantería. Esta iniciativa fue muy aplaudida, especialmente por el tratadista militar Aurelio Matilla. Desde febrero de 1930 ejerce como vocal del patronato del Museo Militar.182

Asciende a general de división el 27 de marzo de 1930, siendo nombrado en agosto de ese año jefe de la 14ª división con sede en Valladolid y gobernador militar de la provincia. Allí le sorprende la proclamación de la Segunda República. Permaneció en activo, sirviendo en diversos destinos. El primer destino que la República le concede, en junio de 1931, es la comandancia militar de Baleares. En febrero del año siguiente se le confía el mando de la sexta división con sede en Burgos, y, en junio de ese año, el de la primera división orgánica, sustituyendo a Rafael Villegas, tras el incidente entre Goded, Mangada y Villegas. Se trata de un puesto de la máxima confianza que controla la región militar de Madrid, sede del gobierno y las instituciones. En él va a permanecer hasta julio de 1936, concitando la confianza de todos los gobiernos de distinto signo que se suceden. Le tocó lidiar con situaciones muy difíciles como el golpe de Sanjurjo en agosto de 1932 y la revolución de octubre de 1934. Tuvo que declarar como testigo en juicios importantes como el del golpe del 10 de agosto y el de Casas Viejas. En estos años aparece de forma reiterada en la prensa por estar presente en todas las ceremonias militares madrileñas y por sus periódicas reuniones con los Presidentes de la República y del Gobierno y los Ministro de la Guerra. No obstante el gobierno de Frente Popular lo nombra en abril en comisión para la jefatura de la segunda inspección general del ejército, sin cesarlo en la primera división orgánica, pero nombrando interinamente mientras dure la comisión al general de la segunda brigada de infantería para el mando de la división y al general de la primera brigada para comandante militar de Madrid. El 18 de

182. AM 1926, p. 244;AM 1927, p. 213; AM 1930, p. 40; La Correspondencia Militar, 8 de enero de 1926 y 15 de junio de 1929; La Nación, 3 de febrero de 1926 y 16 de enero de 1928; La

Libertad, 7 de abril de 1926; Mundo Gráfico, 7 de julio de 1926, p. 8 y 24 de octubre de 1928; La Época, 17 de julio de 1926 y 7 de enero de 1928; La Voz, 13 de julio de 1928; GM, 4 de febrero y 17 de julio de 1926, y 8 de enero de 1928, ABC, 20 de junio de 1926.

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julio es cesado de todos sus cargos al conocerse la participación de su hermano Miguel en la sublevación. Fue detenido y conducido a prisiones militares y utilizado como arma de presión y negociación con Miguel Cabanellas. Por decreto de 30 de octubre de 1937 causó baja en el ejército republicano con la perdida de todos sus derechos. Permaneció en prisión militar en Madrid hasta entrada de las tropas franquistas en 1939, logrando sobrevivir a la contienda, aunque se le dio por muerto en el bando nacional en 1938. Fue restituido en sus derechos y por decreto de 24 de septiembre de 1940, pasó a la reserva como general de división, al haber cumplido la edad reglamentaria el 4 de agosto de 1939. En 1944, en base a la ley de 26 de mayo de 1944, se le promovió al empleo de teniente general en la reserva. Murió en Madrid el 19 de octubre de 1954. Estuvo casado con Enriqueta Moncada Loriga.183

Mariano Coello Triviño

Nace en Zamora el 8 de diciembre de 1879. Era hijo de un músico de primera del regimiento de Jaca. Ingresa en la academia de infantería el 6 de julio de 1897. Asciende a segundo teniente el 27 de junio de 1898, siendo destinado al regimiento de Estella nº 14 con sede en Barcelona en julio de ese año y al de Isabel II, nº 32 con sede en Valladolid en noviembre. Fue declarado apto para el ascenso en julio de 1903, a primer teniente el 31 de diciembre de 1903. Asciende a capitán el 28 de septiembre de 1909, siendo destinado al regimiento de Garellano nº 43. En julio de 1915 es enviado al segundo batallón

183. GM, 28 de marzo y 8 de agosto de 1930, 17 de junio de 1931, 5 de febrero y 29 de junio de 1932 y 5 de abril de 1936; Gaceta de la República, 31 de octubre de 1937; BOE, 5 de octubre de 1940 y 9 de agosto de 1944; Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional, 3 de noviembre de 1937; DOMG, 28 de marzo de 1930; El Sol, 28 de marzo, 29 de agosto de 1930 y 16 de agosto de 1936; La Correspondencia Militar, 30 de marzo de 1930, 13 de febrero de 1932; La Voz, 6/08/1930; AM 1931, p. 139; La Época, 17 de junio de 1931 y 4 de febrero de 1932; El Heraldo de Madrid, 28 de junio de 1932 y 20 de julio de 1936; Ahora, 19 de julio de 1936; ABC, 30 de junio de 1932, 15 y 16 de marzo de 1933, 21 de junio, 5 y 15 de julio de 1933, 15 de junio de 1935, 19 de julio y 1 de agosto de 1936, 7de abril de 1938 (Sevilla), 30 de marzo de1950 y 20 de octubre de 1954.

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de reserva de Salamanca, 98, pasando en 1917 a la caja de reclutas de Medina del Campo, 95. Se trata de un militar acomodaticio que en más de 20 años de carrera militar no había tenido ni un solo destino de combate, permaneciendo toda su carrera de guarnición.184

Su primer destino en Marruecos fue en junio de 1919, precisamente, en el regimiento de cazadores de Las Navas donde coincide con Alfonso Barrera, que lleva ya varios años en unidades de

184. AGMS, Hoja de servicios de Mariano Coello Triviño, 1897-1938; Carvajal Cabrero, Manuel,

Memoria de Instituto de Zamora, 1895-1896, Zamora, Imp. Provincial, 1896.; AM 1898, p. 54; AM 1902, p. 476; AM 1904, pp. 198 y 437; AM 1905, pp. 214 y 442; AM 1906, p. 408; AM 1914, p. 381; AM 1916, pp. 239 y 396; AM 1917, pp. 234 y 391; AM 1918, pp. 228 y 384; AM 1919, p. 364; La Correspondencia Militar, 18 y 28 de junio de 1898 y 19 de julio de 1915; El

Correo Militar, 1 de julio de 1898 y 24 de noviembre de 1898; El País, 23 de diciembre de 1916; DOMG, 21/de octubre de 1909 y 24 de marzo de 1916.

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combate. Su única incidencia en la prensa de la época se debe a su participación en el asesinato de Castro Girona. Su estancia en Marruecos fue breve y sin hechos de armas destacables. En junio 1921 estaba de vuelta en la península ejerciendo de capitán, primero en el regimiento de la Victoria 76 con sede en Salamanca y, después en la caja de reclutas de Alcázar de San Juan nº 8. Asciende a comandante en 1922, con antigüedad de 12 de febrero, siendo destinado a la caja de reclutas de Orense en noviembre y más tarde al batallón de cazadores de Mérida nº 13. Al instaurarse la dictadura de Primo de Rivera es designado delegado gubernativo en Tordesillas, el 6 de diciembre, siendo cesado el 13 de ese mismo mes, para ser nombrado al día siguiente en Jaca. En 1926 está destinado en la reserva de Vélez Málaga nº 29. En 1930 se encuentra destinado en el servicio nacional de educación física y ciudadana de Jijona.185

Al proclamarse la República se acogió a los decretos de retiro de Azaña, abandonando el ejército el 6 de julio de 1931, fijando su residencia en Valladolid. En septiembre de 1938, durante la guerra civil, fue puesto a disposición, en el gobierno militar de Ávila, del general jefe de la Segunda región militar.186

Eduardo Muñoz García

Nace el 13 de mayo de 1877. Ingresa en la academia de infantería el 28 de agosto de 1895. Asciende a segundo teniente el 21 de diciembre de 1898, siendo destinado al regimiento de Córdoba nº 10 con sede en Granada. En noviembre de 1900, ascendido a primer teniente, es destinado al regimiento de Melilla, nº 1. Ya capitán en enero de 1907 y se le destina al regimiento

185. AM 1920, p. 372; AM 1921, pp. 242, 256 y 423; AM 1923, p. 485; AM 1926, p. 270; AM 1930, p. 277; La Correspondencia de España, 16 de noviembre de 1922, 6 de diciembre de 1923; La Acción, 13 de diciembre de 1923; El Imparcial, 14 de diciembre de 1923; La

Correspondencia Militar, 27 de enero de 1927; DOMG, 29 de junio de 1919, 26 de junio de 1921, 1 de agosto de 1925. 186. ABC, 9 de julio de 1931; BOE, 1 de septiembre de 1938, DOMG, 7 y 8 de julio de 1931.

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Melilla nº 59. Continúa destinado en 1912 ocupando la secretaría del juzgado de instrucción de la capitanía general de Melilla, siendo trasladado en junio de ese año a subinspección de tropas y asuntos indígenas de Melilla.187

En mayo 1917, después de estar excedente en la primera región, es destinado a la comandancia de Larache, donde ocupa plaza en la sección de contabilidad, primero, y, más tarde la secretaría del juzgado de instrucción. Allí conocerá a Alfonso Barrera, primero y, más tarde a Mariano Coello al coincidir los tres en el batallón de Las Navas. Asciende a comandante el 28 de marzo de 1917. Se le destina al servicio del Jefe de Estado Mayor de Larache, teniente coronel Gabriel de Morales. El 25 de noviembre de 1918 es destinado al batallón de Las Navas, 10, donde será superior de Alfonso Barrera y Mariano Coello y donde estrechará su amistad con ambos. Permanece en el batallón de Las Navas hasta 1924.188

Regresa a la península en 1924, siendo destinado al regimiento de Pavía, nº 48 con sede en San Roque (Cádiz). De nuevo marcha a Marruecos, a la comandancia de Larache, en enero de 1925. En agosto de ese año se encuentra disponible en Ceuta. En 1926 regresa a la península siendo destinado en el regimiento de Jaén, 72 con sede en Barcelona. Fue su última unidad pues abandona el ejército a finales de 1926, a los cincuenta años de edad, estando situado en el puesto nº 66 del escalafón de comandantes de infantería y muy cercano al ascenso a teniente coronel por antigüedad, empleo que todos los oficiales cercanos en el escalafón

187. AGMS, Hoja de servicios de Eduardo Muñoz García, 1895-1926; La Iberia, 24/07/1894,

AM, 1898, p. 202, AM, 1904, p. 226 y 423, El Heraldo Militar, 27/11/1900, LCM, 26/1/1907, AM, 1908, p. 69 AM, 1912, p. 139, DOMG, 27/12/1896, 27/12/1898, 25/02/1905, 9/06/1912, 24/03/1916.

188. AM 1917, p. 168; AM 1918, p. 162 y 370; AM 1919, p. 350; AM 1921, p. 242 y 398; AM 1922, p.409; AM 1923, p. 472; La Correspondencia Militar, 25 de noviembre de 1918; DOMG, 5 de abril y 13 de mayo de 1917.

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obtuvieron antes de 1927.189

A título de conclusión

El asesinato de Carlos Castro Girona, su juicio y sus consecuencias provocó un enfrentamiento soterrado entre diversos sectores de las élites militares. El general Barrera movilizó todos los recursos a su alcance, y eran muchos, para sacar indemne a su hijo de la situación, poniendo por encima de cualquier otro valor militar el honor y los lazos de la sangre. Su estrecha relación con la monarquía y con las élites oligárquicas y conservadoras de la cúpula militar, muy especialmente el Rey y Miguel Primo de Rivera, le permitió maniobrar para obtener una ridícula condena, que permitió salvar no solo lo esencial, la vida y la libertad de su hijo Alfonso, sino además su carrera militar. La instrucción del caso y el sumario estuvieron dirigidos desde el primer momento por el propio General Barrera, siendo esencial la información por él practicada en Larache, lo que le convertía en juez y parte. Sólo sus argumentos y su versión fueron escuchadas pues los muertos no hablan. Se dio por sentado el adulterio en base a esa información, a pesar de la negativa de los implicados, Castro Girona y Clara Cabanellas, que nunca lo admitieron. Se desvelaron conversaciones privadas entre los Barrera y Castro Girona, en algún caso con acusaciones infamantes y duras para el honor de Castro, que el propio Castro no pudo contrastar, ni defenderse de ellas. No era un asunto baladí pues sólo la demostración de un adulterio flagrante podía salvar la vida de un oficial que en tiempo de guerra asesinaba a su jefe de Estado Mayor y superior directo. Demostración que nunca pudo hacerse pues no fueron sorprendidos, aunque existieran indicios, y aunque definitivamente el tribunal aceptará la mera lectura de la información practicada en Larache como tal. Lo que sí sucedió fue el asesinato a sangre fría de un militar desarmado que no tuvo ninguna opción de defenderse.

189. AM 1924, p. 259; AM 1925, p. 257; AM 1926, p. 257; El Imparcial, 31 de enero de 1925; La

Correspondencia Militar, 18 de agosto de 1926.

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Una visión rancia y anticuada del honor militar se impuso a la disciplina y el respeto a la jerarquía militar, una decisión, sin duda grave, en tiempos de una guerra dura y sangrienta por la implicación que tenía y el riesgo que suponía para todos los oficiales en combate. Pero en realidad se trataba de una excepción. Cualquier otro oficial o militar salido del seno de las clases populares, no entroncado con las élites militares y sociales de la Restauración, enfrentado a una situación similar recibiría sobre él todo el rigor y todo el peso del código de justicia militar en tiempo de guerra.

Alberto Castro Girona, y en menor medida, Miguel Cabanellas aprendieron en ese momento el peso real de cada militar en el sistema de la Restauración. Aquel y su hermano Carlos eran militares salidos del seno de las clases populares, hechos así mismos a base de inteligencia, esfuerzo, valor, sacrificio, brillantez, tesón y heroísmo, que, sobre esa base de mérito, desarrollaron una importante carrera militar. Pero eran, sin duda, también, carne de cañón desechable y reemplazable para las élites oligárquicas, auténticas dueñas del sistema. La cúpula estaba rígidamente controlada por esa elite noble, palaciega y burocrática estrechamente ligada a la corona que era intocable. Bastaba con enterrar a los muertos, amañar los procesos con una cierta apariencia de legalidad y compensar a los afectados que quedaban vivos con nuevas recompensas. Esa percepción de un ejército dual, el de las élites instaladas y el de las clases populares, con dos varas de medir, con dos formas distintas de aplicación del código de justicia militar, con dos sistemas de medir el mérito y la capacidad, provocó, sin lugar a dudas, una profunda herida, soterrada e interiorizada -porque había, por encima de todo, que proseguir con las carreras militares hacia adelante- que ayudó a enfrentar a estos militares con el propio sistema de la Restauración, y que permite explicar, en parte, algunas de sus actitudes posteriores.

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