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MARILÓ POSAC JIMÉNEZ

LA VILLA DE BENAHAVÍS PROPORCIONARÁ AYUDA A CEUTA EN 1791 TRAS DECLARARSE LA GUERRA CON MARRUECOS

Mariló Posac Jiménez

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El 11 de abril de 1790 tras la muerte de Mohamed Ben Abdallah, que ha sido considerado por algunos historiadores como “el príncipe más ilustrado” del reino alauita, se iniciará en Marruecos una etapa de gran incertidumbre e inestabilidad. Hasta ese momento su país había mantenido con la España de Carlos III unas relaciones de relativa amistad, libertad de navegación, libre disposición de los arsenales para la reparación de sus barcos y acuerdos de pesca y comercio basados en una serie de diversos tratados firmados en 1767 y 1780. Pero detrás de esas alianzas España escondía un supuesto pacto con París con la finalidad de frenar los intereses británicos en la zona. Estas buenas relaciones se verán entorpecidas por la presencia en el norte de Marruecos de los presidios españoles que las diferentes administraciones siempre pensaron en ampliar mientras que entre los dirigentes islámicos no se perdía la esperanza de recuperarlos en cualquier momento de debilidad en nuestro gobierno.1 Fue su segundo hijo Mawläy al Yazid el que se autoproclamó emperador, en la ciudad de Tetuán, dando lugar a unos años bastantes conflictivos, tanto a nivel interno, por los continuos enfrentamientos con sus hermanos, como de índole internacional. Inicialmente, ordenó la expulsión de todas las delegaciones extranjeras, a las que dio un plazo de cuatro meses para abandonar el país, salvo a la república italiana de Ragusa y a la británica, en quien se apoyaría para declararle la guerra a Es-

1. DE EPALZA, M.: Intereses árabes e intereses españoles en las paces hispano-musulmanas del siglo XVIII. Universidad de Alicante, 1982.

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paña.2 Al mismo tiempo, se declaró intransigente con todas las religiones contrarias al Islam, persuadido por los imanes de que el comercio con otros estados empobrecía a Marruecos y que las relaciones con los extranjeros que eran considerados “paganos”, corrompían a los fieles musulmanes. El comercio exterior que había gozado de una gran prosperidad, hasta esos momentos, con la exportación de aceite de argán, para fabricar jabones, de trigo y la importación de hierro vizcaíno, sedas catalanas y cochinilla, para teñir los cueros marroquíes, quedó paralizado por todos aquellos acontecimientos internos.

Se elevaron además los aranceles y se prohibieron las exportaciones. Con estas medidas el nuevo sultán iniciará una política aislacionista totalmente equivocada y que acarrearía consecuencias negativas para su nación. 3

El 27 de agosto Al Yazid llevó a cabo una serie de persecuciones contra los judíos de Tetuán, contra los misioneros franciscanos de la ciudad y hasta con los miembros consulares españoles a quienes mantuvo como rehenes encerrados en unas mazmorras bajo la Medina. El estatus de los judíos estaba regulado por una ley llamada “Dimma”, según la cual debían vivir en una serie de zonas específicas dentro de las ciudades y que se conocían con el nombre de “mellah”. Además, éstos que durante el reinado de su padre habían podido permanecer con zapatos e incluso montar a caballo, ahora tuvieron que cambiar parte de su vestimenta, ya de por sí diferenciada, pues Al Yazid les prohibió llevar ropajes de color verde pues estaban reservados para los nobles musulmanes. El barrio judío de Tetuán hasta que fue destruido en 1790 se hallaba en la zona noreste, próximo al cementerio, en el barrio del Bled, junto a las murallas. Al Yazid saqueó y derribó todas sus casas y al mismo tiempo que expropiaba sus bienes inmuebles mandó

2. LOUREIRO SOUTO, J.L.: Los conflictos por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias.

Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado. UNED, 2015, pág.224. 3. VVAA. Historia de Marruecos. Consejería de Educación. Embajada de España en

Marruecos, 1992-1994, pp. 98 -124.

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construir sobre ellos una gran mezquita y una serie de palacios, obligándoles a pagar grandes sumas monetarias como castigo por haber apoyado a su padre.4

Por último, el 25 de septiembre inició el cerco de la ciudad de Ceuta con el objetivo de anexionarla a Marruecos. El 14 de octubre se produjo ya una guerra abierta con un bombardeo que duró hasta el 3 de noviembre y que trajo consigo la firma por parte de Carlos IV de una Real Cédula, expedida por el Consejo de Guerra, mediante la cual se declaraba oficialmente la guerra al rey de Marruecos.5

4. LOURIDO DÍAZ, R.: Los judíos en Marruecos durante el Sultanato de Sidi Muhammad

Ben Abd Allah (1757-1790), 1979. 5. CASTRO MARTOS, M. P.: Proyección de España en África: la documentación de la

Sección de Estado del Archivo Histórico Nacional. Madrid, A. H.N. pp. 38-39.

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La Corte de Madrid, abanderada por José Moñino y Redondo, I conde de Floridablanca, tomará una serie de medidas para hacer frente a tan complicada situación, entre las que se encontraban el enviar unas 10 o 12 lanchas cañoneras blindadas impulsadas por una gran vela latina y 14 filas de remos, pertrechadas con un cañón de 24 libras o un par de fragatas para flanquear “al enemigo en sus trincheras y campamentos”.6 La impotencia de España ante el Imperio de Marruecos no había hecho más que comenzar poco antes con el abandono de las plazas de Orán y Mazalquivir, a cambio de ilusorias ventajas comerciales.

El sultán Al Yazid propuso entonces la suspensión de todas las hostilidades para poder iniciar negociaciones con el gobierno español. La tregua duró hasta el 13 de agosto de 1791 ya que los gastos de guerra eran costosísimos para el imperio alauita y además tenía que poner fin a los levantamientos de sus hermanos que pretendían disputarle el trono. Formuló por lo tanto un ultimátum a Madrid: la entrega de un millón de dinares y la cesión de Ceuta, Melilla, así como de los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas. Exigencias que debían cumplirse antes del 11 de septiembre. En caso contrario se iniciaría de nuevo la contienda. 7

Con una Real Orden fechada el 15 de agosto de 1791 Carlos IV declaró nuevamente la guerra a Marruecos quien, por supuesto, contaba con el apoyo de Gran Bretaña desde su base cercana de Gibraltar. 8

En esas mismas fechas llegó la noticia de aquella contienda contra Ceuta a la provincia de Málaga y una pequeñísima y aislada villa va a desplegar su escaso potencial para solidarizarse, de manera inmediata, con ella con la finalidad de poder proporcionarle toda la ayuda necesaria. Se trataba de Benahavís quien protagonizará,

6. A.H.N. Diversos- Colecciones, 160, N. 44 7. A.H.N. Estado, 4326

8. CARMONA PORTILLO, A.: ”Las relaciones hispano-marroquíes a finales del siglo XVIII y el cerco de Ceuta (1790-1791) ” Málaga, Ed. Sarriá, pp. 166-298.

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por aquellos días, una gran acción para tratar de colaborar en la defensa de la asediada ciudad española situada al otro lado del estrecho de Gibraltar. Era la localidad más montañosa de la Costa del Sol occidental, con una situación privilegiada a unos 7 kilómetros del mar, en la falda de la sierra de las Nieves, en plenas estribaciones de la serranía de Ronda y con un término municipal atravesado por tres ríos: el Guadalmedina, el Guadalmansa y el Guadaiza.

Actualmente Benahavís goza de un magnífico y cuidadísimo trazado urbano en donde se han remodelado sus calles y edificaciones al mismo tiempo que, en la periferia, han proliferado grandes urbanizaciones de lujo aunque, por desgracia, debido a la tala indiscriminada de los innumerables pinares que la rodeaban éstos han desaparecido casi por completo. A mediados del siglo XIX, Pascual Madoz nos describía la villa como “una población poco ventilada y muy calurosa en verano, siendo las enfermedades más comunes tercianas, causadas por la mucha humedad de las casas”.9 En esos años contaba con unas 16 casas y una gran infinidad de chozas. Destacaba, entre todas, una especie de casa inmensa como un palacio con numerosas habitaciones calificadas por Madoz como “bastante cómodas”. En el centro del edificio había aparecido, en tiempos pasados, un cepo de hierro sumamente grande “en el cual cabían siete hombres de pie y uno de cabeza y los que se metían en él no podían moverse debido al extraordinario peso que tenía.”

En la zona oeste se erigía una iglesia parroquial, de pequeño tamaño, dedicada a Nuestra Señora del Rosario, de una sola nave y con las paredes de barro que asiduamente rezumaban bastante humedad. Lindando con la iglesia se encontraba ubicado el cementerio “en parage bien ventilado”. Existían en las proximidades varias torres fuertes llamadas de Tramores y algunas fuentes cuyas aguas no destacaban por su abundancia pues se caracterizaban como más bien escasas y sobre todo insalubres, de ínfima calidad. Pero lo que más llamaba la atención alrededor de la villa de Benahavís eran sus

9. MADOZ, P.: Diccionario geográfico-estadístico histórico de España y sus provincias de

Ultramar”. Madrid, 1849, Vol. 4, pág. 173.

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montes entre los que, en esos años, aún predominaban numerosos ejemplares de alcornoques, pinos de gran tamaño y quejigos, fundamentalmente en las zonas de umbría y en las depresiones. Toda esta variedad de vegetación periférica, según nos comentaba Madoz, se consideraba como “pertenecientes al conde de Luque”. Por una Real Cédula los Reyes Católicos habían establecido “la separación de los lugares de Benahavís y Daidin de la villa de Marbella dándole a estos municipios lo que corresponde con separación en dos zonas simples y habiendo sido aprobada dicha autorización por la Sra. Reyna Doña Juana”. 10 Los caminos en torno a Benahavís se encontraban en estado pésimo y comunicaban el pueblo con las localidades de Estepona, Pujerra, Ronda e Igualeja. En cuanto al número de habitantes que proporcionaba si bien, era poco fiable, se estimaba en unas 240 personas. Su economía era prácticamente de subsistencia ya que la producción se basaba en el trigo, maíz, algarroba silvestre, pasas y fundamentalmente en el cultivo de la vid, cuya comercialización era la que proporcionaba mayores ingresos. El ganado asimismo era bastante escaso, puesto que no existían en la zona pastos y se limitaba a la cría de cabras y de cerdos. En los alrededores los habitantes podían aumentar su dieta alimenticia con la caza esporádica de perdices, conejos, cabras montesas, corzos y algunos jabalíes. Contaba también con dos molinos harineros, cada uno con una rueda. Hay que destacar además que la mayoría de la población activa de hombres jóvenes se dedicaron posteriormente a la “arriería” conduciendo carbón a las fábricas de hierro que en esa época estaban situadas en las proximidades de Río Verde en Marbella.

Con fecha 30 de agosto de 1791 la Gaceta de Madrid informaba que Benahavís había enviado ayuda a Ceuta con “socorros de leñas y piquetes”. Existe un documento en el que se recoge que el Concejo, Justicia y Regimiento de la villa de Benahavís, contando con el apoyo de todos sus “vecinos y pobladores” se había puesto en contacto, de manera apresurada, con el monarca Carlos IV para comunicarle que enterados del cerco que Marruecos había infringido a la ciudad

10. A.H.N. Sección Nobleza, LUQUE, C. 115, D. 152-154.

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de Ceuta habían extraído de sus montes cercanos unos 32 mil piquetes para “continuar en la vigorosa defensa de la Plaza de Ceuta invadida por los enemigos de la Corona sin otro interés que el de ofrecer a Vuestra Majestad este corto obsequio.” Asimismo, señalaban que se comprometían a proporcionar toda la leña necesaria que producían en su término municipal para la construcción de estacas y estaban decididos a utilizar la madera de sus pinos para la reedificación de edificios o para realizar fortificaciones defensivas o cualquier fin al que pudieran ser destinados. Toda esta madera la ofrecía la población de Benahavís a Ceuta de manera totalmente desinteresada, con el objetivo de poder reparar y defender aquella plaza “con las personas y facultades que asisten a estos fieles vasallos de V.M. para que empleándose en vuestro Real Servicio les resulte la gloria de haber desempeñado los deberes de su obligación coadyuvando por su parte el mas feliz éxito de las armas Católicas para el bien de esta Monarquía” y con el deseo de que

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triunfaran los intereses de España completamente sobre “nuestros enemigos siendo Vuestra Majestad consuelo de todos sus vasallos que con el mas ingenuo afecto aman y veneran la Real Persona de V.M.”. 11 Incluso añadían en el escrito que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas si fuera necesario y hasta sus Haciendas en señal de obsequio para su monarca.

Pocos días más tarde el 5 de septiembre fueron enviadas desde Benahavís dos cartas. Una iba dirigida al rey Carlos IV y otra al conde de Floridablanca en cuyo contenido, de nuevo, las autoridades señalaban su ofrecimiento para la ciudad de Ceuta de toda la madera de sus montes “densamente poblados de pinos, alcornoques y quejigos con el objetivo de que no se quedara desabastecida en esos momentos tan peligrosos de tan preciado material”.

Ambas misivas estaban firmadas por todos los miembros del cabildo: Juan Valiente, su alcalde, Joseph Sánchez, regidor, Miguel García, alguacil, Antonio Peña, Francisco Medrano, Juan Franco, Pedro Gil, Antonio del Río, Juan de la Cruz, Cristóbal del Lago, Manuel Morales, Jacinto Pérez, Diego del Lago y Gregorio de San Román.

Al final de la primera se especificaba que si el monarca se dignaba a contestar a tan humilde oferta que lo más aconsejable era que lo llevara a cabo a través de Marbella, puesto que los correos solo llegaban a Benahavís por medio de esta villa. Incluso se hacía hincapié que se recibían “con bastante retraso ya que la persona encargada de la correspondencia designada por el Ayuntamiento lo hace cuando mejor le parece”.

El 20 de ese mismo mes la contestación llegará desde San Lorenzo de El Escorial dejando atónitos no solo a las fuerzas vivas de la localidad sino al resto de sus moradores puesto que si bien en ella, por una parte, se decía que el rey “ha oído con mucho aprecio la oferta” y quería dar las gracias por las muestras de amor y fidelidad de Benahavís al proporcionar toda la madera de sus árboles para la

11. A.H.N. Estado, Legajo 4.345 (2)

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causa de Ceuta por otra señalaba, textualmente, que sin embargo “lo que ofrecen es del Rey” y por lo tanto “las leñas son de su Majestad y su Majestad tiene y puede hacer por si mismo esa oferta en todos los montes de su Reyno”.12 De igual manera la respuesta recibida del conde de Floridablanca redundaba tajantemente en el mismo tema especificando que “los montes son del Rey”. Con ello la corona y el gobierno dejaba bien claro que el ofrecimiento no podía ser considerado como tal ya que se trataba de bienes pertenecientes al monarca.

Parece demostrarse que ni Carlos IV ni sus ministros sabían con claridad que, en esos momentos, la demarcación territorial de la villa de Benahavís no formaba parte de la Corona puesto que se trataba de un señorío nobiliario cuyo propietario en esas fechas era Francisco de Paula Fernández de Córdoba Venegas, VI conde de Luque, VI marqués de Valenzuela, XVII señor de Zuheros, X marqués de Cardeñosa, V marqués de Algarinejo. Este había nacido el 10 de septiembre de 1739 en Algarinejo (Granada) y gracias a una serie de políticas matrimoniales espectaculares, llevadas a cabo por su familia desde hacía varios siglos, había conseguido un ascenso social y patrimonial que lo situaba en la cúspide de la Grandeza y de la economía española de finales del siglo XVIII.

De ahí que, haciendo caso omiso a las dos cartas recibidas desde la Corte, el día 23 de septiembre de 1791, el VI conde de Luque escribiera desde su lugar de residencia en Algarinejo ofreciendo nuevamente “de sus montes de Benahavís toda la madera que se pueda sacar y cortar para realizar piquetes, estacas y otras maderas en Ceuta”. Hacía hincapié en que se las ofrecía al nuevo monarca, al igual que hizo en tiempos de su padre Carlos III, a quien igualmente había puesto a su disposición lo que pudiera aprovecharse de sus abundantes arbolados.

Francisco de Paula Fernández de Córdoba, VI conde de Luque reunía en su persona 108 mayorazgos, siendo una de las fortunas más grandes de España, como hemos citado anteriormente, extraño

12. Idem.

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caso que no fuera de sobra conocido por el monarca o al menos por alguno de sus asesores.

Su padre Cristóbal Fernández de Córdoba, se había ido anexionando títulos y propiedades, añadiendo a sus posesiones el marquesado consorte de Valenzuela y el condado consorte de Luque, en la provincia de Córdoba, gracias a su matrimonio con Mª Vicenta Egas Venegas, VI marquesa de Valenzuela quien, por su parte, heredó de su tía Josefa Antonia Venegas de Córdoba y Ponce de León el condado de Luque, las villas de Benahavís y el Daidín, Almachar, Montemayor y Campanillas, entre otras. De esta manera y por medio de estrategias familiares cuyo objetivo era proporcionar aumentos económicos y el ascenso social de manera desmesurada llegaron a esta familia dos títulos nobiliarios más con todas sus riquezas, mayorazgos y señoríos y entre todos ellos estaba el territorio señorial de Benahavís.13

En el año 1754 Francisco de Paula se casó con Leonor Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa y en 1764, al quedarse viudo, contrajo nuevamente matrimonio con Mª Josefa Álvarez de las Asturias Bohórquez y Girón de las Cuesta en la parroquia de San Salvador de Valladolid. 14 De estas dos uniones nacieron cinco hijos y fue el primogénito, siguiendo la costumbre, Cristóbal Rafael el que heredó todos los títulos nobiliarios convirtiéndose así en el VII marqués de Luque.

Otro problema añadido y que seguramente desconocía la Corona y sus ministros era que todo este monumental desacuerdo referente a la titularidad de las propiedades de la villa no era un asunto nuevo ya que, desde tiempo remotos, existían numerosas pugnas en torno a los límites de la jurisdicción territorial de Benahavís. Concretamente desde que fue concedida como lugar de señorío por los Reyes Católicos a Juan de Silva, III conde de Cifuentes y Alférez mayor de los ejércitos reales. Este hecho ya motivó la disconformi-

13. MOLINA RECIO, R.: El largo camino hacia el individualismo. El palacio de los condes de Luque en Granada en los inicios de la contemporaneidad. Historia y Genealogía nº 1, 2010, pág. 65. 14. A.H.N. Sección Nobleza. LUQUE, C.516, D. 204-208

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dad con las autoridades de la ciudad de Marbella que reconocieron que aquella jurisdicción solo correspondía al casco urbano, mientras que los campos circundantes pertenecían al Concejo de Marbella.15 Tras el fallecimiento del conde en 1512 los litigios continuaron hasta que su hijo Fernando de Silva, IV conde de Cifuentes vendió el señorío y todas las propiedades que habían ido comprando en los términos de Marbella y Estepona a Francisco Fernández de Villegas que es considerado el primer señor y fundador del Mayorazgo de Benahavis y el Daidín.

Una nota encontrada en el Archivo Histórico Nacional especifica que fue Baltasar Fonseca de Albornoz, comisionado por el rey

15. ALCALA MARIN, F.: Marbella de ayer 1800-1900. Premio Vázquez Clavel de

Investigaciones históricas. Ayuntamiento de Marbella, 1980, pág. 39-69.

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Felipe II quien el 31 de mayo de 1572 “despues de hacer apeo de los bienes que pertenecían a Carlos de Villegas en Benahavís y Daydin, su anexo, de quien es sucesor el conde de Luque tomó posesión de las Casas y Haciendas que habían pertenecido a los moriscos agregándolas a su patrimonio”. Posteriormente en 1588 los vendió el rey a los pobladores, reservándose solamente los molinos de pan y aceite.

Años más tarde recayó la sucesión en su hijo Carlos de Villegas, continuador con la política de adquisición y ampliación de nuevas posesiones de sus antecesores.16 Precisamente él fue el primero que juró ante el rey Felipe II la concesión de un nuevo título como era el de Alférez Mayor de Gibraltar. A su muerte María de Villegas Sanabria justificará “ser la heredera de los mayorazgos fundados por los caballeros Villegas en la ciudad de Gibraltar, los señoríos de las villas de Benahavís y el Daidin y de 250 lugares que llaman de la columna de San Jorje en la República de Genoba”.17

A partir de este nombramiento los sucesivos condes de Luque seguirán la tradición de realizar numerosos actos y fastuosas ceremonias de proclamación con motivo de la subida al trono de los distintos monarcas en la localidad de San Roque y Gibraltar llegando a pagar, por ejemplo el VI conde de Luque por los eventos conmemorativos del inicio del reinado de Carlos IV la no despreciable cifra de 54.037,7 reales de vellón.18

Además debemos añadir también que, a mediados del siglo XVIII, el Partido de Málaga estaba compuesto por 104 términos, todos ellos incluidos en la Corona de Castilla, de los cuales 5 formaban parte del Partido de Marbella. Como eran: • Bena-abiz (Benahavís) • Estepona

16. RODRIGUEZ BARROSO, J.: El señorío de Benahavís y Daydín. Isla de Arriarán, XXX diciembre 2007, pp.105-113. 17. A.H.N. Sección Nobleza. LUQUE, C. 115 D.152-154. 18. A.H.N. Sección Nobleza. LUQUE, C. 568, D. 1-2.

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• Istán • Marbella

• Ojén

La mayoría eran por lo tanto de propiedad del rey pero seis eran considerados como señoríos nobiliarios. Entre ellos aparecía precisamente el de Benahavís. 19 No cabía pues lugar a la duda del error en el que estaba sumido Carlos IV.

Otro documento recoge el testimonio que acredita Francisco Domenech en el que se señala que para arreglar las diferencias ancestrales que existían entre Marbella y Benahavís sobre la pertenencia de los montes a una u otra demarcación se firmó un Auto definitivo de independencia de ambas el día 16 de agosto de 1787.20 Así quedaba zanjado el problema entre ambas localidades.

Hay constancia, por los escritos utilizados, que en junio de 1790 el VI conde de Luque tenía como administrador de sus propiedades en Benahavís a José de Santos Izquierdo y que aparece como residente en San Roque quien, con anterioridad a la guerra de Ceuta con Marruecos, solicitó en nombre de su representado que se reconocieran ante la Justicia los daños causados en el arbolado del término de Benahavís por parte de “peritos inteligentes en materia de arbolado, talados, corta, limpiar u otras actividades… y aprovechamientos que en ellos se adviertan…”. Para ello había nombrado en calidad de valedores a Juan Valiente y Cristóbal Lagos. Curiosamente ambos formarían parte de la representación del Cabildo que ofrecería al monarca Carlos IV todas las maderas de sus árboles para ayudar a la vecina plaza de Ceuta en su guerra con Marruecos. Es más, Juan Valiente ocupaba, como ya hemos señalado, el cargo de alcalde de Benahavís.21

19. VILLALOBOS y MARTÍNEZ- PONTRÉMUL, M. L. : Señoríos de la provincia de Málaga (siglos XV- XVIII). Datos para un estudio territorial del régimen señorial español. UCM, 1986, pág. 1303. 20. A.H.N. CONSEJOS, 12005, Exp. 67. 21. A.H.N. Sección NOBLEZA, LUQUE, C. 292, D. 101-103.

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En febrero de 1792 murió Mawläy Al Yazid y fue proclamado en Marrakesch como sucesor su hermano Mawlay Hisham. Pero a finales de ese mismo mes Mawlay Muslama es nombrado sultán en Tánger, sumándose Tetuán y Larache a su nombramiento. De esta manera Mawlay Hisam será reconocido como sultán por la parte meridional de Marruecos mientras que la noroccidental apoyará a Mawlay Muslama.

En esos momentos Carlos IV por medio de su primer ministro el conde de Aranda ordenó que España se mantuviera neutral en los acontecimientos internos del país vecino y que no finalizarían hasta 1797 con la victoria de Mawlay Sulaiman.22

El 16 de diciembre de 1795 se había producido el fallecimiento de Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Venegas, VI conde de Luque en Loja (Granada). Pocos meses antes, con fecha 1 de mayo aún seguía recogiendo la Gaceta de Madrid el ofrecimiento del donativo de toda la madera de sus montes de la villa de Benahavís para defender la plaza española de Ceuta, por el peligro que podía correr debido a las luchas fratricidas que se mantenían en el reino de Marruecos en las disputas por la sucesión del poder.23 En esta ocasión, su ayuda no obtuvo ningún tipo de respuesta ni por parte del monarca ni de ninguno de sus ministros.

Como era habitual entre las familias nobiliarias quedó recogido en su testamento que a su muerte “fuese vestido su cuerpo con vestimentas sacerdotales y sepultado en el combento de Ntra. Sra. de la Victoria de Loja a los pies del Altar de Ntra. Sra. de los Dolores… y que se dijese Misa y Vigilia de cuerpo presente… y además que se hiciesen mil misas rezadas… tres misas cantadas… en la Parroquia de Algarinejo…”24

22. LOURIDO SOUTO, J.L.: Los conflictos por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias.

UNED, 2015, pp. 224-227. 23. Gaceta de Madrid 1 de mayo de 1795. 24. A.H.N. Sección NOBLEZA, LUQUE. C.428, D. 45-50.

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A primeros de diciembre de 1808 su hijo Cristóbal Rafael, VII conde de Luque, enviará un escrito a la Junta Suprema de Gobierno en el que exponía no haber obtenido el título de Alférez Mayor de la ciudad de Gibraltar y propio de su casa “porque aunque remitió a su agente en tiempo los papeles conducentes…las ocurrencias que han entorpecido violentamente han causado el no poder tener efecto los precisos trámites de su expediente” motivo por el cual no había podido llevar a cabo en dicha ciudad las respectivas ceremonias para la proclamación del “Excmo. Sr. D. Fernando VII amado soberano cuya opresión lloramos”. Desde el Alcázar de Sevilla se le remite una contestación señalando que se han realizado las gestiones oportunas para que obtenga la habilitación del título “que dice ser propio de su Casa” y para enarbolar el Real Pendón en los actos de celebración del nuevo monarca y cuya fecha quedaba establecida para el día 6 de enero.25

25. A.H.N. Estado, 2,A.

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Pasados los años y las circunstancias políticas un 7 de febrero de 1811 el Concejo, Justicia y Regimiento de Benahavís, en nombre de sus vecinos y de los de Igualeja y Parauta manifestaban que en Acuerdo celebrado en dicha villa se había determinado que para atender a la subsistencia de las Partidas patrióticas y tropas transeúntes se hiciesen efectivos todos los pagos de las deudas de los fondos públicos y al mismo tiempo se destinaran los productos de los montes y demás tierras “que han estado disfrutando injustamente los administradores del conde de Luque en unión de los Alcaldes y fieles nombrados por aquel ” en beneficio de los gastos de la actual guerra contra Francia. 26

Unos meses más tarde, por Decreto de 6 de agosto de 1811 fueron abolidos los señoríos jurisdiccionales en España. La localidad de Benahavís sería una de las muchas afectadas por dicha ley. Ahora los franceses estaban instalados en la casi totalidad de España y el país se encontraba ideológicamente dividido. La nobleza y la aristocracia se resistían a perder sus privilegios.

Tras la llegada de Fernando VII en 1814 esos grupos privilegiados recuperaron nuevamente todos sus derechos. Este momento histórico fue el que le tocó vivir a Cristóbal Fernández de Córdoba y Rojas, VIII conde de Luque, quien desde 1830 había arrendado a Tomás Gacino los montes que aún eran de su propiedad de Benahavís, por un periodo de 10 años, para que se hiciera cargo de la tala de todas las leñas que proporcionasen. Por esta concesión tuvo que pagarle al conde, por cada uno de estos años, la cantidad de 7 mil reales, debiendo además proporcionarle una renta anticipada del total que supuestamente “se descontaría el último año y que se cobró en el mismo acto” ante el administrador de Estepona Antonio Garrido.27

Hubo que esperar hasta el 26 de agosto de 1837 para que se declarara la abolición definitiva de los señoríos en España.

26. A.H.N. CONSEJOS, 12005, Exp. 67. 27. A.H.N. Sección Nobleza, LUQUE, C,166, D.366-382

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