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Antecesores del caballo
www .f r o mo ldbooks.org Y SIGNIFICADOS
Arrigo Coen Anitúa (†)
La voz caballus era palabra de origen extranjero entre los latinos, probablemente un préstamo del celta, devuelto más tarde al galés ceffyl y al gaélico capull, ‘yegua’. La forma latina dio también el griego kabállees, ‘caballo’ ‘rocín’, y el islandés kapal, ‘rocín’. En efecto, caballus era para los romanos el ‘jamelgo’, el caballo malo, el de trabajo, el castrado; porque al fi no lo llamaban equus, y era el de monta, de carrera o de guerra. Es posible que con el antecesor celta de caballus estén emparentados el ruso kobyla y algunas otras voces indoeuropeas. De equus, el español hereda ecuestre, ‘concerniente al caballero o a la orden y ejercicio de la caballería’, ‘relativo al caballo’, y, en arte, ‘la fi gura puesta a caballo’; ecúleo, voz anticuada que signifi có potro, en la acepción de ‘instrumento de tortura’; équido, que califi ca a los miembros de la familia zoológica del caballo; equino, ‘perteneciente al caballo’; équite, “ciudadano de Roma, de clase entre los patricios y la plebe, que servía en el ejército, no a pie sino a caballo”, fue también sinónimo de caballero en el sentido de ‘hidalgo’, ‘de califi cada nobleza’; equitación ‘el arte y la acción de montar a caballo’.
La botánica registra equiseto, nombre genérico de las ‘colas de caballo’ (de equus, más saeta ‘cerda de la cola’), plantas de la familia de las equisetáceas, clase de las equisetíneas.
De equa, femenino de equus, tenemos yegua (egua en el siglo X y hasta el XII), ‘hembra del caballo’, con sus derivados yeguada, “piara de ganado caballar” (Academia); yeguar, ‘relativo a la yegua’; yeguarizo o yegüerizo, ‘que guarda o cuida la yeguada’, o “que echa garañón” (Nebrija), en la Argentina, el garañón mismo; yegüería, equivalente a yeguada; yegüezuela, diminutivo de yegua.
El español ha recibido, vía el latín, algunos términos provenientes del griego híppos, equivalente del equus latino: Felipe, ‘el que ama a los caballos’ (del griego philos, ‘amante’, ‘amigo’); Hipólito, ‘el que suelta o desata al caballo’ (lyoo, en griego, es ‘yo suelto’, ‘yo libero’), recuérdese que Hipólita era la reina de las amazonas, de quienes la tradición cuenta que eran mujeres que guerreaban a caballo y también que se cercenaban la mama derecha para que no les fuera de estorbo al tirar del arco y al dispararlo (del griego a- , ‘sin’, y mazón, ´seno’, ‘pecho’,
‘mama’); Hipodamia, ‘domadora de caballos’ (damázoo es, en griego, ‘yo domo’), nombre de la excelente auriga (cochera) que se dejó ganar por Pelops o Pélope, de quien se había enamorado, y otrosí de la novia de Piritoo, a la que el centauro Eurito trató de violar, embriagado por las libaciones, el día de la boda, lo que dio lugar a una batalla entre los lapitas –cuyo rey era Piritoo– y los centauros, en la que éstos fueron derrotados; Hipócrates (de krátos, ‘poder’, en griego), ‘el poder del caballo’, así se llamó el celebérrimo médico, apellidado “el Padre de la Medicina” y que fundó, en el siglo IV a. de C., sobre nuevas bases (observación y experiencia), la ciencia de la salud; hípico, igual a ‘equino’ o ‘ecuestre’; hipismo, ‘cría y educación del caballo’; hipocampo (de kámpe, ‘encorvado’), el ‘caballito de mar’, un pez teleósteo (este adjetivo quiere decir ‘completamente osifi cado’; de téleios, ‘completo’ y osteón, ‘hueso’, en griego); hipocentauro, sinónimo de ‘centauro’, ser mítico de cabeza y torso humanos (la fantasía moderna ha creado las centauresas) y cuerpo de caballo; hipogrifo, animal fabuloso, imaginado por Ludovico Ariosto para su poema Orlando furioso, con cuerpo de caballo y cabeza y alas de grifo (gryps, en griego); hipómanes (del griego maínesthai, ‘enloquecer’), una feromona de la yegua en celo; hipopótamo, ‘caballo de río’ (potamós, en griego ‘río’); hipología, ‘tratado (en griego, lógos) acerca del caballo’; hipotecnia, ‘crianza y educación del caballo’, e hipódromo, lugar donde se efectúan las carreras de caballos (drómos, en griego, carrera).
La paleontología considera ejemplos de la serie evolutiva del caballo los géneros Eohippus (palabra neolatina que vale ‘caballo primitivo’, del griego eós, ‘amanecer’, ‘aurora’), del eoceno inferior; Orohippus, ‘caballo del monte’ (óros, en griego, ‘montaña’, ‘colina’, ‘elevación’), en el eoceno medio; Epihippus, ‘el caballo de arriba’ (en griego epi es ‘sobre’, ‘encima’), en el eoceno superior; en el oligoceno el Mesohippus (de mesón, ‘en medio’, en griego), por los estratos más profundos, y arriba el Miohippus, ‘caballito’ ( mi-, mio- y, en veces, meio- son prefi jos griegos que indican ‘menor’, ‘mínimo’).
En el mioceno aparecen el Parahippus (del griego para- , en la acepción de ‘casi’), ‘casi caballo’ y el Anchitherium (en griego ankhi- es ‘cercano’ y theríon, ‘bestia’) en las capas inferiores; éstos son los primeros perisodáctilos (perissós, ‘desigual’, en griego, y dáctylos, ‘dedo’) que se dice de los animales con pesuños, que forman la pesuña (del latín pes , ‘pie’, y ungula, ‘uña’), o pezuña; en pisos más altos se encuentran restos del Merychippus, ‘caballo que rumia’ (del griego merykasthai, ‘rumiar’), y del Hypohippus, ‘caballo de abajo’ o ‘subcaballo’ (hipo, en griego es ‘inferior’).
Llegamos al plioceno y al Pliohippus, ‘más caballo’ (los prefi jos pleio-, pleo- y plio- están emparentados con el latín plus y signifi can ‘más’), contemporáneo del Hipparion, ‘caballito’ en griego, y antecesor del Hippidion, etimológicamente igual a la voz anterior. Por último, en el pleistoceno aparece Equus, el caballo tal como hoy (en el holoceno) lo conocemos.