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Música ingeniosa

LIBROS

Coral Italú Guerrero Arenas

La escasez de recursos para dar nuestras clases es un problema constante en la mayoría de escuelas. Como consecuencia resultan clases aburridas, repetitivas o carentes de interés para los alumnos y, por qué no, hasta para los maestros. Seguramente la mayoría de los profesores de música estarán de acuerdo con que dar clases de educación musical en nuestro país no es tarea fácil. Por ejemplo, porque el salón de música muchas veces no está bien equipado. En ocasiones faltan instrumentos, discos, espacio, un buen equipo de sonido. Además, intentar enseñar a los niños las notas en el pentagrama parece tan aburrido y sin sentido como aprenderse las capitales de Europa. Pero esto puede tener solución con un poco de creatividad y algunas de las ideas que el siguiente libro nos presenta.

uis Pescetti nos brinda una serie de recursos y refl exiones que pueden ser muy útiles en nuestro diario quehacer musical. El autor realizó estudios en pedagogía musical, piano y canto, se ha desempeñado como profesor en varias escuelas e impartido talleres, cursos y seminarios en varios países de Latinoamérica.

Él mismo cuenta haber vivido lo que se explicó al principio: alumnos sin destreza musical y escuelas con pocos recursos. Este libro trata sobre la enriquecedora experiencia que podemos lograr al recopilar juegos sencillos, que no ocupan materiales (o son muy simples y fáciles de conseguir) y que además son atractivos para los alumnos.

El libro se divide en 16 capítulos cortos que van guiando a través de juegos y canciones hacia una nueva clase de música mucho más enriquecedora y divertida.

Luis Pescetti hace una serie de refl exiones acerca de cómo damos nuestra clase de música. ¿Por qué no hay interés en los niños por nuestras clases? Hay montones de materiales pensados para iniciarlos en una educación musical formal. Se da el ejemplo de las canciones hechas por intervalos para que los alumnos vayan “afi nándose”, cuando lo cierto es que la mayoría de las canciones no son atractivas. Para este autor lo importante es el gusto por este arte, y no conseguir algo perfecto. Antes está el derecho a disfrutar de la música y luego, la excelencia.

La “nueva clase de música”, como la llama Pescetti, se basa en la idea del juego y su verdadero papel. No juegos disfrazados para de-

sarrollar la coordinación psicomotriz o la memoria. De acuerdo con el autor, el juego es una totalidad compleja que apunta a una infi nidad de aspectos. Uno de ellos es que enseña a ser felices y coloca a los alumnos en situación apta para compartir con los otros. Por ello, en otro momento del libro, hace hincapié en que no es obligación jugar puesto que entonces se perdería el sentido lúdico, lo que quitaría el verdadero sentido al disfrute de jugar.

Una excelente propuesta es iniciar una “bolsa del juglar”. Esto es, una colección de actividades, rimas y juegos que podemos intercambiar con otros maestros y así enriquecer nuestra clase de música. De esta manera, el repertorio para nuestros alumnos crecerá y tendremos más recursos didácticos para las clases de música. Pensemos en rimas que darán paso a nuevos ritmos, melodías y sonoridades y que, además, podemos enseñar a quienes no saben nada de música. Por ejemplo, en el capítulo denominado “Juegos de animación” encontramos numerosas actividades que podemos realizar en grupos muy grandes, en un salón amplio y lo mejor, sin la necesidad de material costoso o un aula especializada para este fi n.

De la misma manera está el capítulo “Juegos de animación musical”, en el cual la mayoría de los acompañamientos son chasquidos, palmas o zapateos basados en la metodología de Orff. El autor destaca de que no hay una edad específi ca para realizar los juegos, pues resulta mucho más atractivo y divertido si los alumnos se equivocan –pero lo tratan de hacer– que si nosotros lo enseñamos hasta que salga perfecto: “…es p preferible que un niño participe de modo incompleto de un fenómeno rico, que totalmente de un fenómeno pobre.” Coleccionar juegos de palmas es una propuesta que se aborda en otro capítulo del libro. Es algo sencillo y que pueden hacer maestros que no sean de música.

La creatividad de los niños es una parte importante dentro del contenido de este libro. Difundir los juegos, recopilarlos, inventar nuevos acompañamientos de palmas y musicalizar las rimas son un componente importante de la clase. De aquí también se desprende la idea de un archivo sonoro-musical. Un repertorio de sonidos y música de nuestro mundo para tomar conciencia de él, no con la intención de enseñar nada, sino de “despertar al mundo del sonido, desarrollar el gusto por la música”. El autor afi rma que no es necesario saber música para comenzar con este archivo: la intención es avivar la curiosidad por el sonido y la música. De aquí que también surjan espacios de audición musical, momentos dedicados sólo a escuchar música, ésa que normalmente no escuchamos. De esta manera, los niños, e incluso nosotros mismos, tendremos la posibilidad de desarrollar el gusto por la música y que la sensibilidad que por naturaleza se posee, tenga la oportunidad de surgir.

En los últimos capítulos, el autor refl exiona acerca de la creatividad y el desarrollo de la imaginación, esta capacidad imaginativa que forma parte, en palabras del autor, del derecho a trazarse horizontes dignos para la propia vida: “el que juega a cambiar fi nales de cuentos va descubriendo que en la vida también hay libertad y maneras para modifi car lo que parecía un fi nal obligado”.

Reseña del libro:

Taller de animación musical y juegos, de Luis María Pescetti, Libros del Rincón, México, 1996, 131 pp.

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