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De moneda y tiempo

sentidos

Y SIGNIFICADOS

De moneda Y TIEMPO

Arrigo Coen Anitúa (†)

La palabra moneda, en sus orígenes, lejos

de significar “dinero”, quiso decir ‘consejera’, ‘previsora’, ‘amonestadora’.

Hagamos un poco de historia. Los romanos l l e v a b a n c a d a a ñ o u n a o c a d e o r o a l m o n t e C a p i t o l i o p a r a c o n m e m o r a r e l b i e n h a d a d o despertar del soldado Manlio, cuyo leve sueño se esfumó con el escándalo que armaron las ocas sagradas cuando los galos –gente no muy d a d a a p r o l o n g a r i n d e fin i d a m e n t e l o s s i t i o s –

s trataron de asaltar la colina. Los estrepitosos ánsares despertaron a Manlio, y éste dio la alarma oportuna; l o s d e f e n s o r e s s e a p r e s t a r o n a l c o m b a t e y l o s a s a l t a n t e s –nocturnidad y escalo– fueron rechazados.

A fin de contar con un lugar adecuado para recibir las populares ofrendas, y aprovechando la coyuntura para construir un templo más de los que ya estaba llena Roma, el edil Lucio Furio levantó, en el lugar en el que dor mitara Manlio (a cuyo nombre se le agregó el cognomento Capitolino), un edificio que fue consagrado al culto de la diosa Juno, bajo la advoca ción de Moneta, esto es, ‘amonestadora’, ‘avisadora’, ‘buena consejera’, por que diz que en ocasión anterior había advertido a los romanos cómo po dían conjurar la amenaza de un terremoto. Hasta aquí, punto más o coma menos, es lo que cuentan Cicerón, Tito Livio y Ovidio.

Más tarde, en ese templo se instaló un cuño que grababa el perfil de la diosa en las piezas, por lo cual los romanos dieron en llamarlas monetae, ‘monedas’, en singular moneta, y tal es la razón del italiano moneta, del es pañol, provenzal y catalán moneda, del portugués moeda y del francés

monnaie. El inglés medio tomó del antiguo francés monoie, las formas de moneye, mone y monoye, que dieron después mony, monie y, por último, el actual money.

El verbo latino monere –con el que, en último análisis, están emparentados la memoria y el monumento–, con todos sus matices de significación –‘avisar ’, ‘caucionar ’, ‘escarmentar ’, ‘advertir ’, ‘prevenir ’, ‘amenazar ’, etc.–, dio en el bajo latín el frecuentativo monitare, del que deriva nuestro monitor, ‘instructor ’; el intensivo admonere dio admonitare. Ambas formas frecuentativas, corrom pidas en el medio latín, tomaron una s que aún hallamos en los términos franceses monester (anticuado) y admonestar; en los ingleses monish (inusitado) y admonis h, y en el español amonestar, cuyo equivalente en italiano, ammonire, se derivó directamente del vocablo original.

Aun los nombres de las casas de moneda en varios idiomas germánicos reconocen el mismo origen, pues no es otro el del inglés mint, del neerlandés munt, del alemán Münze, del sueco mynt y del danés mont, con el significado de ‘casa de moneda’, ‘troquel’, ‘cuño’.

La raíz ti –que no lo es de nuestro tiempo– no se halla fuera de las lenguas germánicas. Con la formativa -d, da idea de ‘sazón’, ‘oportunidad’, como en el anglosajón tid, en el neerlandés tijd, getij o getijde, y en el alemán Zeit, en el norso (la lengua de los vikingos) tidh, en el sueco y danés tid y en el inglés tide; con la formativa -l, connota ‘fin’, ‘meta’, ‘límite’, como en el ruso tsiel, ‘meta’, en alemán ziel, zielen, en neerlandés telen, en sajón tilian, ‘obtener ’, y en inglés till, ‘hasta’; por último, con las formativas guye ‘hora’, ‘transcurso’, ‘duración’, como en el -ma, ar a n g l o s a j ó n t i m a y e n n o r s o t i m i , ‘ e s t a c i ó n ’ , ‘ é p o c a ’ , e n noruego tire, y en inglés time, formas que matizan las ideas de ‘tiempo’, ‘hora’, ‘lección’, ‘proceso’, etcétera. Los ingleses usan el tiempo en su expresión latina, sólo como tiempo grama ti cal, y lo llaman tense –present tense, past tense, future tense–, tomando del viejo francés; los franceses escriben hoy temps, los italianos y los portugueses, tempo, y nosotros, tiempo. Estas formas se originan en el latín tempus, palabra po- sible y probablemente relacionada con el griego témnein, ‘cortar ’, por cuanto es necesario dividir el tiempo para poder medirlo como magnitud.

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