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Los Niños de Morelia
antes
DEL AULA
Los NIÑOS DE Morelia:
¿exilio O MIGRACIÓN? ¿EDUCACIÓN o política?
Anna Pi i Murugó
u l t u r a .e m b a m e x . e s c
El viaje que casi quinientos niños españoles
realizaron en 1937 con destino a México ha sido motivo de estudios y debates aún vigentes. La Guerra Civil los desplazó y el triunfo de los nacionalistas les impidió regresar a su patria. Los llamados Niños de Morelia han pa- sado a la historia como la generación de exiliados que más sufrió los embates de la guerra y el desarraigo.
el Informe de la Secretaría General de las Naciones Unidas para la Migración y Desarrollo del 2006, al referirse a las migraciones, así se expresó:
A través de la historia humana, la migración ha sido la expresión valiente de la voluntad del individuo por vencer la adversidad y vivir una vida mejor. Hoy, la globalización, juntamente con los avances en las comunicaciones y transportes, ha aumentado el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de moverse a otros lugares. Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para sociedades a través del mundo, ya que los migrantes contribuyen al bienestar de su país anfitrión y también, a causa de esto, se debe respetar su dignidad humana y sus libertades. Así como el derecho a una vida digna, a un trato justo en el trabajo, acceso a la educación, salud y a otros be- neficios sociales. Además de crecer en competencia y desarrollo humanamente, a manifestar libremente su cultura y a practicar su religión.
S i b i e n l a s m i g r a c i o n e s n o s o n u n f e n ó m e n o p ro p i o d e l a g l o b a l i z a c i ó n , é s t a h a i n fl u i d o d e m a n e r a d e t e r m i n a n t e e n s u a c e n t u a c i ó n . Los motivos que originan el traslado de personas a otros lugares –por lo general más desarrollados– son, fundamentalmente, de índole económica. Los migrantes buscan mejorar su calidad de vida mediante la obtención de un empleo en países que ofrecen mejores perspectivas que los
de origen. Los flujos migratorios en la actualidad se han convertido en uno de los procesos económicos y sociales más importantes del mundo, debido a que afectan cada vez más a un mayor número de países y personas. Por ejemplo, las remesas que envían los migrantes a sus respectivos lugares de origen y a sus fami- liares –como en el caso de México– son de gran importancia para la economía y el Producto InPIB) de muchos países. terno Bruto (
La m ig rac ión e s cada vez m á s de ter m i n a nte e n l a e conom í a mu nd i a l y hoy e n d í a c a si todo s l a s n ac ione s s e ve n a fe c t ad a s p or e l fe nóme no – como pa í s e s de or igen, t rá n sito o de st i no. Ex i s - te una creciente movilidad de personas en busca de me jor e s op or t u n id ade s, c a l id ad de v id a, s e - g u r idad, y u n f ut u ro pa ra el la s y pa ra su s h ijo s. S eg ú n e st ad í st ica s publ ic ad a s por la s Nac ione s Un id a s, en 20 05 hub o 191 m i l lone s de m ig ra nte s i nter n ac ion a le s en el mu ndo. Por ot ro l a do, l o s r e f u g i a do s, a p á t r id a s o d e s pl a z a do s – s eg ú n l a Age n c i a de l a s Nac ione s Un id a s pa ra 1 (U N HC R-AC N U R)– f ueron a l re de dor lo s Re f ug i ado s de 32 .9 m i l lone s e n 20 06. De é sto s, 9.9 m i l lone s e ra n r e f ug i ado s, 12 .8 m i l lone s, p er s on a s de spl az ada s i nter ior me nte que re c ib e n a si stenc i a hum a n it a r i a, y 5.8 m i l lone s, ge nte si n pat r i a. A ello s h ay que a ñ ad i r lo s que no t ienen u n e st at u s lega l, no e st á n do c u me nt ados y v ive n en u n a sit u ac ión i r reg u l a r; a su vez, lo s m á s v u l nerable s a l t rá fico de p erson a s y a la ex plot ac ión.
La migración no ha sido, ni es en la mayoría de los casos, una experiencia positiva ya que los migrantes están más expuestos que otras personas a los abusos, la discriminación, la xenofobia y hasta a la pérdida de vidas. Tampoco los motivos son siempre económicos; las guerras, disi- dencias políticas, etc., son causas constantes de migraciones no voluntarias. Datos de Naciones Unidas referentes a 2007 contabilizan que 175 millones de personas vivían fuera de sus países natales o de ciudadanía; de ellos, 86 millones forman parte de la población activa y la mitad son mujeres. Se estima que entre 10 y 15% de las personas migrantes están en situación irregular, hecho que incrementa y posibilita la contrata- ción ilegal, mayor explotación y contribuye al desarrollo de la economía informal.
Las noticias de cada día remiten a preocupantes datos como los proporcionados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para 2los Refugiados ( ACNUR) de fecha 30 de octubre de 2008. En ellos se declara:
1 UNHCR-ACNUR define al refugiado como una persona que se encuentra fuera de su país de nacionalidad y de residencia habitual, que tiene un fundado temor de persecución a causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, y no puede, o no quiere, acogerse a la protección de su país, o regresar a él, por temor a ser perseguido. Más de 200 personas perecieron ahogadas en incidentes separados en Turquía, Islas Canarias y Yemen en la última semana y decenas de miles de personas pierden la vida cada año. Muchos de estos migrantes buscan una mejor vida, pero otros también son refugiados que huyen de la persecución y la violencia.
Pero cuando hablamos del tema de la migra- ción de niños menores de edad, estas conside- raciones resultan más duras. Los niños no se pueden incluir en las situaciones que la ACNUR refiere ni tampoco dentro de las definiciones que la Real Academia de la Lengua Española ( RAE) describe como exiliado, emigrante, emigrado, inmigrante, migrante o asilado. Estos niños, a causa de su minoría de edad, no tienen motivaciones po- líticas, no los mueve el ánimo de establecerse en otro país, ni tampoco sus motivaciones son eco- nómicas. Además, por ejemplo, como argumenta Dolores Pla Brugat –una de las principales
2 Ver
autoras que ha estudiado y conoce con más profundidad el tema de los niños españoles mi3grantes a México en 1937:
Los Niños de Morelia han sido siempre unos refugiados políticos despolitizados. Cuando llegaron a México difícilmente podían tener una postura po- l ít ic a defi n id a, y n i l a pr e c a r i a e x p e r ie n c i a de n tro del sistema de educación socialista, ni el recuer- do de la guerra fueron suficientes para construirla.
Los Niños de Morelia, el trayecto hacia México
En este espacio se hace un breve recuento de esta 4 migración, la de los llamados Niños de Morelia, que fueron llevados de España a México (1937) sin sus padres. Se trató de 456 niños de entre cuatro y 15 años –aunque parece que se falsificaron algunos papeles para poder incluir otras edades– que vinieron acompañados por algunos maestros, un médico y enfermeras. El contingente se concentró en la ciudad de Barcelona y en su mayoría provenía de la clase obrera: 181 eran de Barcelona, 114 de Madrid, 55 de Andalucía y 42 de Valencia. Muchos de ellos sufrieron, pues, otra
3 Dolores Pla Brugat, Los Niños de Morelia. Un estudio sobre los primeros refugiados españoles en México, s. e., México, 1985. 4 Son diversos los libros y reportajes que se han producido analizando este tema de los Niños de Morelia. Algunos fueron escritos por los propios protagonistas. Es el caso de Emeterio
Payá Valera, Los Niños de Morelia. El exilio infantil en México, El
Colegio de Jalisco, México, 2002, o del director de la Escuela
México-España, Roberto Reyes Pérez, La vida de los niños iberos en la patria de Lázaro Cárdenas, Editorial América, México, 1940.
Los libros de Dolores Pla Brugat, donde recoge múltiples en- Los niños de Morelia, México, s. e., 1985, y Els exiliats catalans. Un estu- dio de la emigración republicana española en México, s. e., México, 1999, y Agustín, Sánchez Andrés et al. (comps.) Un capítulo de la memoria oral del exilio: los Niños de Morelia, Comunidad de
Madrid-Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
México, 2002. Y otros como José Antonio, Matesanz, Las raíces del exilio. México ante la guerra civil española (1936-1939), El
Colegio de México-UNAM, México, 1999; Mario Ojeda Revah,
México y la guerra civil española, Turner, Madrid, 2004. migración interna en el propio territorio español, ya que a causa de la guerra hubo continuos repliegues de tropas republicanas y de contin- gentes de población civil a zonas todavía controladas por el gobierno de la República. En estos movimientos los más afectados fueron las muje- res y los hijos de los combatientes. De este modo s e p r o d u j e r o n e v a c u a c i o n e s m a s i v a s d e n i ñ o s procedentes de diferentes lugares de España y buena parte de los Niños de Morelia son un ejem- plo de ello.
La situación política en España, en plena Gue- rra Civil, estaba marcada por constantes bom bardeos en las ciudades, el hambre y por largas filas para conseguir alimentos. Las condiciones de los niños no eran las más propicias y, si bien se dijo que eran huérfanos, la mayoría de ellos tenía madre o padre que dieron el consenti- miento para su salida hacia México. Todos confiaban en que la estancia en este país sería corta y que la guerra duraría pocos meses. La mayoría de los padres y los propios niños pensaban que 5 Algunas era algo similar a “irse de colonias”. entrevistas recopiladas dan testimonio de este hecho, como el de un Niño de Morelia ya adul- to, Joaquim García, Quimet, que expresaba hace pocos años lo siguiente: “Y resulta que tardé 26 años en volver a ver a mi madre”. Otro Niño de Morelia, viudo de mexicana y padre de seis hijos, comenta y da las gracias a México, pues:
5 ralitat de Catalunya, el gobierno catalán, había establecido hacía años las llamadas colonias de verano, y la separación de los pa- dres y los niños por un tiempo corto era habitual y así se vio por parte de muchas de las familias; las colonias tenían un carácter asistencial y educativo, y durante la Guerra Civil (1936-1939), en la zona roja, con el fin de alejar a los niños de las zonas álgidas del conflicto, se crearon colonias escolares en
Levante y Cataluña. En la actualidad, los gobiernos municipales y el catalán siguen promoviendo estas colonias que podemos definir como el conjunto de actividades educativas y de recreo dirigidas por maestros o monitores, a menudo destinadas a complementar la acción educativa de la escuela.
Las cifras del número de niños españoles que fueron enviados y acogidos durante la Guerra Civil en otros países es variable, pero cerca de 20 000 niños llegaron a Francia, a Bélgica 5000, a Inglaterra 4000, a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas 2900, a Suiza 450 y a Dinamarca 100. Por su parte, aunque Suecia, Noruega y Holanda no acogieron niños, financiaron el sostenimiento de colonias infantiles en territorio francés.

“Pude darles estudios superiores a todos mis hijos […] pero pensaba que cruzar el Atlántico sería como ir de colonias por unas semanas o unos meses”.
Política de asilo
Para contextualizar un poco la situación de estos niños al llegar al país, podemos mencionar que la educación fue siempre una cuestión de máxi- ma importancia para la República Española. A partir de 1931 se aumentó el presupuesto destinado a la educación, se dignificó la situación ma- gisterial y mejoraron y aumentaron el número de escuelas, además de impulsar toda una serie de intervenciones complementarias como colonias de verano, cantinas y comedores escolares. En ese contexto tuvieron mucha importancia las experiencias pedagógicas que desde décadas an- teriores desarrollaba la Institución Libre de Enseñanza, cuya tarea fue secundada, a partir de 1932, por otros Institutos-Escuela fundados por el gobierno republicano en Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga.
Al inicio del viaje se concentró a los niños en 6la ciudad de Barcelona, y en tren se traslada- ron hasta Burdeos (Francia) para iniciar el viaje en barco. A pesar de que las cifras no son exactas, se puede afirmar que unos 34 mil niños entre cinco y 15 años de edad fueron evacuados durante la Guerra Civil. Algo más de la mitad re- gresaría a España, incluso antes que finalizara la contienda, y otros tardarían un poco más. Los evacuados a la Unión Soviética no lo pudie- ron hacer hasta 1956, cuando ya eran adultos. Pa ra lo s n i ño s acog ido s e n lo s d i fer e nte s pa í- s e s, lo m á s negat ivo de su ex p er ienc i a f ue la s e - pa rac ión, prolongad a e n e l t ie mp o, que ac ab ó
6 De esta ciudad procedían muchos de ellos; en ella se había iniciado también una renovación escolar importante. Se crearon 16 grandes grupos escolares y los hoteles de la Exposición
Universal de 1929 fueron convertidos en escuelas. La calidad de los centros también mejoró y se desburocratizó su funcionamiento. Se instituyeron las colonias de verano, los cursos de verano para maestros, se impulsó el laicismo y la libertad cultural, junto con la coeducación y la enseñanza del catalán.
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Los españoles que buscaron refugio en países de Europa y América fueron no sólo los soldados y oficiales del ejército de la República, o dirigentes políticos y sindicales, sino también sus familiares, ancianos, mujeres y niños.
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rompiendo los lazos familiares que dejaron en el país de origen. Es el caso de la mayoría de los Niños de Morelia.
El presidente de México en aquel entonces, el general Lázaro Cárdenas, y su esposa, Amalia Solórzano, fueron los principales apoyos para que los n i ños viaja ra n a bordo del ba rco Mexique h a c i a n u e s t r o p a í s . E m b a r c a do s e n Bu r d e o s (Francia), en el mismo navío viajó la selección del Barcelona Futbol Club, aunque los jugado- res lo hicieron en camarotes de lujo y los niños en aquellos más escondidos y pequeños del Mexi- que. La escala en La Habana (Cuba), donde no pudieron bajar los niños, estuvo presidida por pugnas entre partidarios y detractores del viaje. A pesar de ello, los pequeños refugiados fue- ron recibidos con mucho entusiasmo por la pob l a c i ó n c u b a n a , q u e l e s d i o r e g a l o s r e u n i d o s mediante una suscripción organizada por las autoridades cubanas, y donativos realizados por algunas sociedades españolas en Cuba.
Desde la capital cubana, el Mexique se dirigió hacia Veracruz. Allí desembarcaron los niños el 7 de junio de 1937. El gobierno mexicano desplazó al puerto de Veracruz un gran número de altos funcionarios, encabezados por el secretario de Educación Pública, y allí tuvieron un gran recibimiento. No obstante, algunos secto- res de la sociedad, sobre todo los más conserva- dores, veían con cierta desconfianza la llegada de los niños refugiados. En seguida, los pequeños fueron trasladados a un tren y se celebraron diversos actos de bienvenida en las localidades que atravesaron en su camino hacia el Distrito Federal. En la Ciudad de México fueron reci- b i d o s p o r e l p r e s i d e n t e L á z a r o C á r d e n a s , y s e a l o j a r o n e n l a E s c u e l a N ú m . 2 , “ H i j o s d e l E j é r - c i t o ” , d e l a c a p i t a l m e x i c a n a . A l d í a s i g u i e n t e ,
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El presidente Lázaro Cárdenas apoyó la causa republicana durante la Guerra Civil española (1936-1939 ). Concedió asilo a numerosos refugiados y facilitó el hospedaje y la educación a los cientos de huérfanos que huyeron de las tropas vencedoras. Fotografía tomada el 8 de junio de 1937, en la Ciudad de México.
abandonaron la ciudad para dirigirse a Morelia, ajenos a la polémica que su llegada había provocado. Finalmente, el 10 de junio una multitud les dio la bienvenida en Morelia, Michoacán. El pre- sidente Cárdenas, originario de ese estado, ubicó a los niños en esta ciudad, y por tal motivo adop- taron el apelativo de “Niños de Morelia”. La multitudinaria recepción en Morelia renovó el debate periodístico en torno a su llegada.
¿Bienvenidos los Niños?
E l g o b i e r n o d e C á rd e n a s a p o y ó a l a R e p ú b l i c a e s p a ñ o l a d e m a n e r a m u y e s p e c i a l , t a l c o m o 7 posiblemente en a p u n t a Mario Ojeda Revah, parte para resaltar la autonomía política y eco- nómica de México en un contexto internacional
7 Mario Ojeda Revah, México y la Guerra Civil española, Turner,
Madrid, 2004. donde el fascismo y el comunismo pugnaban por dominar el mundo. En 1936, Cárdenas, en un momento en el que aún no había consolidado de manera plena su poder frente al de Plutarco Elías Calles, temía que el alzamiento de grupos cons e r v a d o re s e n s u c o n t r a s i r v i e r a d e e x c u s a a Estados Unidos para repudiar la política del buen vecino y preparar el terreno para un renovado i nter venc ion i smo en el continente. Cárdenas identificó a la derecha con el golpi smo, la i ncon st it uc ion a l id ad, el de sorden y el atraso, y quiso posicionar claramente a México –en el panorama internacional– como e l d e f e n s o r d e l a l e g a l i d a d , l a j u s t i c i a y l a s o l i d a r i d a d . P o r e s t e m o t i v o a y u d ó a l g o b i e r n o d e l a R e p ú b l i c a c o n a r m a s , p e r t re c h o s y d e f e n d i ó l a R e pública española ante la Sociedad de Naciones.
La prensa mexicana, con la llegada de los Niños de Morelia, inició una reseña pormenori- zada del acontecimiento y se mantuvo dividida en dos bandos: los partidarios de la ayuda de
México y apoyo a la República española, y los sectores partidarios de Franco. Cabe señalar que la comunidad española residente en el país era m u y d e s t a c a d a e n e s e m o m e n t o y q u e s u t e n dencia política mayoritaria era el franquismo.
Algunos ejemplos de las dos posturas la re- presentan, por un lado Alfonso Junco, quien es- cribió para El Universal:
Estos pobres niños son simplemente carne de publicidad para poder decir: ¡Mira, los huérfanos fabricados por la rebelión de Franco!
Por otro lado, José Elguero expresaba en el Excélsior: “El país necesita sangre blanca en gran- des cantidades, para mejorar la especie”.
Desde los sectores conservadores también se pedía al gobierno no politizar la educación de los niños españoles y permitir su adopción. No obstante, el general Cárdenas nunca aceptó esta propuesta de muchos de los residentes españoles.
En el país existió una guerra interna entre El Nacional, que tomó partido por el gobierno repu- blicano español, y el periódico Excélsior, que lo hizo por los conservadores. Cabe mencionar que el gobierno español utilizó el envío de los niños a México como parte de una campaña propagandista con el fin de conmover a la opinión pú- blica de todo el mundo. Este aspecto debe considerarse para analizar actuales situaciones, por ejemplo, el uso de niños en las guerras, delitos, etc. Es decir, la utilización de los infantes, apro- vechando su minoría de edad, para proyectos de los adultos –sean sus padres, políticos, empresarios sin escrúpulos, delincuentes, narcotraficantes, etcétera.
La nueva Escuela España-México
En Morelia los niños españoles estaban en el internado “Escuela Industrial España-México”, constituida por dos edificios que albergaban con anterioridad dos escuelas religiosas requisadas por el gobierno. En un inicio parece que se impuso una severa disciplina militar en el centro, que significó un cambio brusco para los niños. El presidente Cárdenas nombró a José Lamberto como encargado de la educación de los refugiados. Éste dividió a los niños por edad y estatura –no hizo ningún tipo de examen para ubicarlos en algún grado escolar–, y para que los pequeños españoles pudieran adaptarse más fácilmente, se inscribieron al internado 25 alumnos mexica- nos, en su mayoría campesinos michoacanos. Parece que, al contrario de lo previsto, los mexicanos fueron quienes aprendieron los cantos, los juegos y las costumbres de los niños españoles; la influencia de los infantes mexicanos no fue tan destacada.
Un hecho sucedió al poco tiempo de la lle- gada de los niños: uno de ellos, Francisco Nevot Satorres, murió electrocutado en el edificio prin- cipal. Ello provocó una violenta reacción de los niños contra el director y el ejército tuvo que presentarse y custodiar el inmueble para recu- perar el orden. Después del accidente, la direc- ción pasó a Roberto Reyes Pérez –quien publicó un libro sobre su experiencia– y despidió a una parte importante del personal administrativo y d o c e n t e , y l o r e e m p l a z ó p o r u n a v e i n t e n a d e miembros del Partido Comunista de México. Este director intentó ubicar a los niños según sus co- nocimientos, capacidades y edades.
Cabe señalar que, a pesar de las metas propuestas y de la educación que se impartió, todas las fuentes mencionan que las niñas participaban de manera importante en la educación de sus hermanos, hermanas o compañeros menores. Y que ellas fueron las que mantuvieron el carácter maternal y español de la educación de muchos de los más chicos. En cuanto a los niños mayores, muchos se escaparon de la escuela, o
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Fachada de la Escuela Industrial España-México, de Morelia (1937)
fueron expulsados debido a su rebeldía e inconformismo.
También con la nueva dirección y bajo los li- neamientos de la Secretaría de Educación Pú- blica ( SEP) se implantó una nueva organización p e d a g ó g i c a y s e c o n s t i t u y ó u n a d e n o m i n a d a “brigada de choque” para establecer una disci- plina y rutina de carácter militar y un plan edu- c a t i v o d e c o r t e t é c n i c o . C o n t r i b u y ó a e l l o u n “comité disciplinario” compuesto por alumnos y alumnas de más edad.
La escuela dependía económicamente de la SEP y contaba con un presupuesto mucho mayor que el de otras escuelas parecidas. Dos eran las bases de la Escuela España-México: la educación socialista y la educación técnica. Muchos niños recuerdan con agrado el pan que consumían pues era producido por ellos mismos en el “taller de panadería”. Roberto Reyes Pérez había sido director del Departamento de Educación Obrera y era una persona comprometida con el proyecto educativo cardenista –basado en la ideología socialista, la exclusión de prácticas religiosas y el combate al fanatismo. A pesar de ello, según algunos autores, muchos de los maestros incor- porados a la Escuela no entendían lo que se denominó la educación socialista y la experiencia desarrollada no fue significativa.
Anécdotas escritas y contadas por los exiliados
Los hoy ya ancianos Niños de Morelia recuer- dan anécdotas y situaciones que influyeron mu- cho en ellos. Por ejemplo, la mayoría sufría una psicosis de guerra que les causaba crisis de pá- nico cada vez que veían o escuchaban un avión. En varias fotografías también aparecen los niños con el cabello muy corto y las niñas con pañuelos que esconden el cuero cabelludo. La razón es que desde España y en el largo viaje los niños trajeron diversas plagas –chinches, pulgas, etc.– que costó mucho erradicar; además, las condicio- nes higiénicas de la escuela no eran las mejores.
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Comedor y uno de los dormitorios de la Escuela Industrial España-México.

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La gran mayoría de los niños, a pesar de su corta edad, habían sido educados en los ideales republicanos y en total rechazo a la religión. En Morelia, una ciudad pequeña y conservadora en esa época, se les veía con cierto resentimiento, como pequeños extranjeros privilegiados que venían a desplazar a los mexicanos. Al princi- pio, chocaron con la conservadora sociedad moreliana, pues su lenguaje contrastaba con el que utilizaba el resto de la población. Ciertas palabras malsonantes que gritaban al pasar frente a las iglesias y acciones como apedrear estos edificios crearon múltiples conflictos.
Asimismo, a pesar de la educación que re- cibieron en México, y la ideología y escolariza- ción que habían obtenido en España, algunos de ellos –impulsados por los residentes de Morelia– celebraron su primera comunión más de una vez. Ello les permitía recibir algún dinero extra en cada celebración y ser festejados de manera individual.
Otro caso que recuerdan con indignación es el del salón dormitorio de los meones, ya que la es- cuela de Morelia no contó nunca con psicólogos que pudieran atender a los alumnos con estos problemas. Para muchos, su situación provoca- ba que durante la noche no pudieran contener la orina y por ello les llamaban así. Los ubicaron en un dormitorio especial, en el suelo frío, sobre petates que tenían que limpiar ellos mismos.
También relatan que, al poco tiempo de llegar a la ciudad michoacana, la dirección del Colegio les anunció que comerían tortillas y todos esta- ban alegres por el hecho. Pero cuando se las sir- vieron, los niños empezaron a lanzarlas y no las p u d i e r o n c o m e r . P a r a e l l o s l a s t o r t i l l a s e r a n l a s o m e l e t t e s – d e p a p a , v e r d u r a , c h o r i z o , e t c . – hechas a base d e h u e v o ( l o q u e h o y c o n o c e m o s
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Recuerdos de una niña española exiliada en Morelia.
p r e c i s a m e n t e c o m o t o r t i l l a e s p a ñ o l a ) . P o r e s t e m o t i v o n o q u i s i e r o n p r o b a r l a s t o r t i l l a s m e x i c a - n a s y n o l a s empezaron a apreciar y comer hasta tiempo después.
De regreso a la Ciudad de México
A pesar de lo previsto, la estancia de los niños se fue alargando junto con la Guerra Civil española. Además, el retorno a España al terminar la guerra no fue aceptado ni por las autoridades mexicanas ni por los propios padres que temían que la situación de los hijos empeorara. El miedo al franquismo, ya en el poder a partir de mediados del año 1939, así lo aconsejaba.
En Morelia la vida seguía más o menos igual. Los mayores, que eran los más problemáticos y provocadores, poco a poco se iban marchando de l a Es c ue l a I ndu st r i a l Espa ñ a-Méx ico. Ta mbién se organizaban vacaciones en Guadalajara y Puebla, donde los niños eran agasajados especialmente por viejos residentes de ideología conservadora y franquista.
Con el paso de tiempo, y cuando los niños dejaron de ser instrumento de propaganda polí- tica, fueron un tanto abandonados y no se les prestó la atención anterior. Muchos de ellos, por ejemplo, se escaparon a la Ciudad de México, fuera de todo control de las autoridades mexicanas y de los antiguos residentes.
Lázaro Cárdenas, a pesar de no ser ya pre- sidente de la República, como secretario de la Defensa Nacional, durante la presidencia de Ma- nuel Ávila Camacho, siguió apoyando a los Ni- ños con dinero o con propuestas de trabajo, como la colonización de Baja California por un grupo de 30 chicos.
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Jordi Llop y José Gallur, exiliados españoles en Morelia que pudieron volver a su país natal.
En 1940, al terminar el sexenio del general Cárdenas, la Escuela España-México recibió me- nor ayuda económica. Asimismo, mediante la intermediación de la antigua colonia de espa- ñoles, un grupo de niñas ya mayores fueron lle- vadas a dos instituciones religiosas: el Orfanato Divino Pastor, en Mixcoac, y el convento de las Madres Trinitarias, en Puebla. En diciem- bre de 1943 concluyeron las actividades en la Escuela Industrial España-México y los niños y niñas que aún quedaban en ella fueron repar- tidos en varias casas-hogar en la Ciudad de México. Dos instituciones de ayuda a los refu- giados, que manejaban fondos del gobierno re- publicano español –la Comisión Administra- dora del Fondo de Auxilio a los Refugiados Españoles (CAFARE) y la Junta de Auxilio a los Re- publicanos Españoles (JARE)–, y especialmente esta última, junto con el gobierno mexicano, con- tribuyeron a ellas por un periodo no muy largo. Las casas-hogar significaron para los Niños de Morelia mantener una relación más intensa con sus paisanos recién llegados –los exiliados políticos– y también un reencuentro del grupo.
Funcionaron, en total, seis casas-hogar, dos para mujeres y cuatro para varones, y en cada una de ellas vivían aproximadamente 25 niños. Al frente de cada una de las casas se encontraba un director o directora, según fuera de hombres o de mujeres, que era un refugiado español y que se responsabilizaba del buen funcionamiento de la casa. La convivencia en las casas-hogar es r e c o r d a d a p o r m u c h o s N i ñ o s d e M o r e l i a c o n agrado, y cuando el gobierno republicano en el exilio decidió cerrarlas, a pesar de ser pocos los niños aún internos (1948), lo mencionan con amargura. Las casas tenían un régimen abierto: los que trabajaban debían aportar para la ma- nutención y el cuidado de las mismas, y los que seguían estudiando debían cumplir cabal- mente en el rendimiento escolar. A pesar de ello, el gobierno republicano, con el argumento de falta de recursos, en 1948 abandonó las casas-hogar y a buena parte de los niños. Al- gunos de ellos, no obstante, fueron durante algún tiempo a los colegios creados por los exiliados españoles del bando republicano –el Instituto Luis Vives, la Academia Hispano-Mexicana o el 8Colegio Madrid–; otros trabajaron en empresas creadas por los exiliados, o fueron contratados por antiguos residentes españoles.
8 El general Lázaro Cárdenas abrió las puertas de su país para que muchos españoles pertenecientes al bando republica- no que perdió la guerra radicara en él. Entre este colectivo que abandonó España tras la Guerra Civil, la presencia de niños en edad escolar fue muy numerosa. Para ello se crearon diversos colegios en la Ciudad de México como el Instituto Luis Vives (1939), el Instituto Hispano-Mexicano Ruiz de Alarcón (1939), el Colegio Madrid (1941) o la Academia Hispano-Mexicana.
Durante los primeros meses de 1940 algunos maestros exi- liados fundaron también escuelas en Veracruz, Córdoba, Tampico, Torreón, Jalapa y Tapachula.
Con todo, los ya adultos Niños de Morelia han manifestado cierta inconformidad con los exiliados, ya que esperaban más apoyo y atención de su parte. Así dice un Niño de Morelia:
Siempre nos veían los refugiados españoles a nosotros, los Niños de Morelia, no como ellos […], desde luego, no nos acogían con la cordialidad que yo en una época pensé que nos iban a recibir.
A pesar de la despolitización que caracteri- za a los Niños de Morelia, muchos se inscribie- ron a las organizaciones políticas y culturales de los refugiados y también algunos de ellos se casaron con refugiados.
Los exiliados, a pesar de llegar víctimas de la derrota, eran los defensores de la democracia y de la República; en cambio, los Niños de Morelia fueron llevados a México cuando aún no podían tener conciencia política y eran considerados de forma más negativa. La situación económica y social de unos y otros, también de manera general, fue diferente.
Si bien algunos Niños de Morelia regresaron a España, la mayoría se quedó definitivamente en México donde muchos se nacionalizaron y formaron una familia. Y si bien su posición eco- nómica y social no puede considerarse de pobre- za, la mayoría estuvo en una situación inferior a la de los exiliados españoles y no llegó a cargos y puestos destacados en instituciones mexicanas o españolas de México.
Niños hasta cuándo; ciudadanos cuándo

Después de sesenta y ocho años de la llegada a México de los Niños de Morelia, el gobierno español les reconoció su condición de víctimas del franquismo y empezaron a gozar de una pensión anual, además de seguro médico. De este modo se pretende reparar económicamente a los que
Para pensar…
En la actualidad, migrantes procedentes del Magreb –o de diferentes países africanos– cruzan de manera ilegal las fronteras hacia España. Si bien los mayores de edad, a pesar de no tener papeles que los identifiquen, son en muchos casos repatriados, no es legal que ello suceda con niños y jóvenes. Así, estos niños quedan remitidos en centros en España y esta situación se prolonga por mucho tiempo, lo que obliga a crear espacios docentes para ellos, a proporcionarles alimentos, protección mínima, y muchas veces no en las condiciones óptimas. Existe una saturación de niños y jóvenes en los llamados “centros de acogida”, hecho que es reconocido por el gobierno español. Pero esto posibilita que puedan quedarse en el país de llegada por más tiempo y, más adelante, se cree que sus padres podrán seguir seguir su camino y establecerse en el país, o que los niños se integrarán al país aís y los familiares se se convertirán en receptores receptores de remesas.
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Amparo Batanero, presidenta de la Asociación Niños de Morelia.
se vieron obligados a abandonar a sus familias y su tierra por causa de la Guerra Civil. El go- bierno español reconoció que existe una deuda histórica de España con los “niños de la guerra” y es obligación de la sociedad española contri- buir a que se sientan parte de un país del que se vieron obligados a salir y, en la medida de lo po- sible, hacerles partícipes de una España más plu- ral, a pesar de que ya muchos han muerto y Mé- xico es su casa. Al respecto, menciona Amparo Batanero –presidenta de la Asociación Niños de Morelia–, que con la regulación española del 2005, los Niños de Morelia, por fin, “ya somos ciudadanos de primera”.
El cineasta Juan Pablo Villaseñor, quien diri- gió el documental Los Niños de Morelia (2002) –producido por Hermanos Film y Arte 7–, dice al respecto:
Los Niños de Morelia crecieron solos, formaron familias, se hicieron viejos. Unos murieron, otros se dispersaron. Muchos jamás volvieron a ver a sus padres. De los Niños de Morelia ya casi nadie se acuerda porque no es la inmigración bonita de la que nos sentimos orgullosos, la de los poetas, filósofos, artistas sobre cuyos hombros se levanta también la cultura de este país […]; los Niños de Morelia eran hijos de pescadores, de campesinos, de carpinteros, que quizá no han dejado huella a nivel cultural pero la han dejado a nivel histórico, ético y sentimental.
A pesar del sentimiento de gratitud hacia el general Lázaro Cárdenas, al pueblo mexicano y a los españoles aquí residentes que los apoyaron, hay un deseo unánime de todos los Niños de Morelia que aún viven, que se expresa en la frase: “¡Que no haya más Niños de Morelia!”.
El olvido es una forma de complicidad. Y de la memoria, del recuerdo de la historia, hay que extraer mensajes positivos y elaborar proyectos a futuro.