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Sin tú, el yo es imposible
EINCERTIDUMBRES
CONSTRUIRPROYECTOSDEPREVENCIÓN YATENCIÓNDELAVIOLENCIAENLASESCUELAS
Juan Manuel Domínguez Serna
Los retos que tiene ante sí la humanidad en este momento
crucial de la era planetaria, la necesidad de civilizar a profundidad para salir de la prehistoria de la mente humana demandan un conjunto de reformas interconectadas, que hagan posible el cambio de la humanidad. Debemos esforzarnos para conjuntar en una misma intención transformadora la reforma de la sociedad (que comporta la reforma de la civilización), la reforma de la mentalidad (que comporta la de la educación), la reforma de la vida, la de la ética, la de la ciencia. Es en este marco de búsquedade vías reformadoras que debemos concebir y plantearnos la doble reforma de la educación y el pensamiento.
EDGAR MORÍN, Reformar la educación, la enseñanza, el pensamiento.
vivimos en una sociedad violenta, o eso parece. Basta mirar alrededor o leer los ponerlo a salvo de la psicosis del odio y la destructividad?”. Hace apenas unos años la Orgatitulares de los periódicos del día, escuchar nización Mundial de la Salud, en su Informe cualquier noticiario o ver qué ofrece la televisión, Mundial sobre Violencia y Salud (2002), consideró por mencionarlo más inmediato a nuestra rea- la violencia como “la epidemia del siglo XXI”. lidad. Hablar de violencia en general no es nada La escuela, como parte de la estructura social, nuevo; de una u otra manera en diferentes épo- no está exenta de la violencia. Entre 1960 y 1970, cas se ha abordado el tema desde diversas pers- en Suecia, Noruega y Finlandia se comenzaron pectivas. En una carta, Albert Einstein preguntó a realizar las primeras investigaciones sobre vioa SigmundFreud (1997), allá por julio de 1932: lencia entre pares, la situación en la que “un/a “¿Hay algún camino para evitar a la humanidad alumno/aes agredido/ade forma repetida y dulos estragos de la guerra? […] ¿Es posible con- ranteun tiempo por un/aalumno/ao un grutrolar la evolución mental del hombre como para po, con intención de causarle daño, herirlo/ao

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La escuela,como parte de la estructura social,no está exenta de violencia.
incomodarlo/a”1; en América Latina fue durante la década de 1980 que en Argentina iniciaron las investigaciones de este tipo. Pero, ¿cómo nombrar lo que sucede, hoy día, en las escuelas? Hace falta un aggiornamento en el ámbito educativo, una puesta al día sobre el tema: ¿violencia y escuela? ¿Violencia de la escuela? ¿Violencia sobre la escuela? ¿Violencia en la escuela?
Algunos investigadores educativosredefinieron la noción de violencia, la entendieron como la violencia social que irrumpe en las escuelas, y no como categoría sociológica:2 violencia en las escuelas. No es nada sencillo nombrarlo así, pues hablar de violencia en las escuelas es “cuestionar a la sociedad toda”.3 Las preguntas que se desprenden ante tal aseveración son: ¿qué tipo de violencia irrumpe en la escuela? ¿Qué sucede en las familias? ¿Qué sucede con los alumnos? ¿Qué sucede con los maestros? No me voy a detener a exponer en qué época vivimos, llámese posmoderna o de modernidad líquida, 4 las características saltan a la vista. Voy a detenerme, eso sí, en lo que pasa dentro, en la escuela.
Los invito a un recorrido imaginario. Estamos en un salón de clases con estudiantes de secundaria. Una maestra frente a grupo inicia su clase, habla. Pocos alumnos la escuchan. La maestraescribe algo en el pizarrón. Un adolescente se levanta de su lugar, se mueve por el salón, los compañeroslo observan y regresa a su asiento. La maestra sigue en su clase. Ala derecha un compañero raya un cuaderno que no es suyo, escribe una grosería. La maestra habla, explica algo. Del barullo sobresale una voz: “Ya vámonos a recreo”. La clase continúa. Otro alumno avienta bolas de papel. La maestra no sabe qué hacer, por fortuna la salva la campana para salir a recreo. Ya en el patio se pueden escuchar un sinfín de construcciones discursivas, a saber: “Tú nojuegas”; “ya vieron, allá va el chaparro”; “vete de aquí, quién tellamó, no te queremos”, entre otras muchas agresiones verbales. Detengámonos un poco a preguntar por esos adolescentes: ¿son desinteresados, indisciplinados o violentos?
En 1915 Freud afirmó en “Guerra y muerte” que las emociones agresivas existen a lo largo de toda la vida coexistiendo con las libidinales, y Bruno Bettelheim, en Heridas simbólicas, dijo más o menos que los actos violentos satisfacen emociones profundas… pero, reitero: ¿esos adolescentes son desinteresados, indisciplinados o
1 María Ferroni,Eliada Penecino y Ángel Sánchez,“Violencia en la escuela:situaciones visibles en tramas invisibles”,en Violencia,medios y miedos:los sentidos de la violencia:peligro,niños en la escuela,2005. 2 El tema de la violencia en la sociedad ha estado subordinado a temas de teoría política y el poder del Estado.Max Weber concibe el Estado como el que tiene el legítimo monopolio de la violencia. 3 Fernando Osorio, Violencia en las escuelas,2006. 4 Zygmunt Bauman, Modernidad líquida,2002.
violentos? Tal vez sea mejor preguntar, en la situación descrita, qué es violencia, para diferenciarla de otras acciones; sin detenernos en las causasaparentes, pues corremos el riesgo de irnos por las ramas, sin más diremos, como evoca Perfecto Pérez,5 que las causas de la violencia son las siguientes:
[…] la falta de autoridad moral de los educadores formales, la permisividad social, el fracaso del sistema educativo en su necesaria adaptación a la nueva realidad social, los contradictorios mensajes que la sociedad manda a los jóvenes –predicando unos valores, pero premiando los opuestos–, la omnipresencia cotidiana de conductas violentas que los individuos en proceso de socialización tienden a imitar, el cambio de roles sociales en una sociedad en vertiginosa transformación, el traspaso de funciones de un agente social –padres– a otros –profesores, por ejemplo– que no siempre están dispuestos o preparados para asumir, la admisión fácil de la fuerza como medio para zanjar conflictos, la idealización de conductas violentas –el revolucionario noble y desinteresado– y los gestos que suelen acompañarlos, restar importancia o exculpar hechos violentos todavía no delictivos, asegurar que la agresividad es funcional dentro de ámbitos profesionales muy competidos, y un largo etcétera imposible de comentar exhaustivamente.
Lo que preocupa en la escuela, dice Alejandro Castro,6 es que “lo que caracteriza a esta violencia es su gratuidad, el hecho de que frecuentemente se produce en ausencia de conflicto, no surge de la contraposición de intereses”. Aunado a los resultados de la Encuesta Nacional de la Juventud en nuestro país, son los “jóvenes, el sector que más discrimina”. La discriminación, lo sabemos, es una disminución del Otro: es –digamos–un “estado latente”; la violencia, su rostro material.
Regresemos al salón de clases. El alumno que rayó un cuaderno que no era suyo y escribió una grosería… ¿es violento? El que se para y va de allá para acá… ¿es violento? El que avienta papeles… ¿es violento? El que grita en el patio “ya vieron, allá va el chaparro”… ¿es violento? Por el amor de Freud: ¿qué es violencia?
De entrada podemos decir que la violencia es un fenómeno complejo. No hay una definición universalmente aceptada, pero partiremos de lo que dice la Organización Mundial de la Salud (2002) sobre el tema:
5 Perfecto Pérez,“Violencia y cultura”,en Cultura Moderna,núm.2, otoño-invierno de 2006,p.30. 6 Alejandro Castro Santander, Violencia silenciosa en la escuela.
Dinámica del acoso escolar y laboral, 2006. Es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.
Por otra parte, para la mayor comprensión del tema, algunos psicoanalistas dicen que la violencia es constitutiva del sujeto social, “sin que podamos remitirla a un punto originario del que no pasaría porque el sujeto nunca es un sujeto acabado”,7 sino expuesto siempre a la lucha entre las distintas instancias que lo constituyen. Contra las visiones biológicas de la violencia (agresividad), el psicoanálisis afirma la especificidad humana de la violencia en tanto que está fundada en un proceso de simbolización; algo se quiere decir, es un “síntoma”.
Podemos afirmar, entonces, que hay una parte de nosotros que es violenta, está latente, y no pasa por algo bueno o malo.
7 Martha Tapia,“El drama humano de la violencia”,en La violencia nuestra de cada día,2007,p.24.
Desde que nace y aun antes de nacer el bebé humano espera encontrar a alguien que lo reciba y lo contenga (…) las personas no reaccionan en general desde los pensamientos sino desde los sentimientos.8
Otra vez, regresemos a la escuela: ¿los adolescentesde nuestro ejemplo imaginario son indisciplinados, desinteresados o violentos? La Comisiónde Derechos Humanos del Distrito Federal editó recientemente una cartilla sobre el tema: Juventud sin violencia: derechos de las y los jóvenes… donde clasifica a la violencia en:
• Física: se manifiesta por medio de golpes, bofetadas, patadas, empujones, golpes con objetos, etcétera.
• Psicológica: cuando hay insultos, humillaciones, gritos, descalificaciones, amenazas, entre otros. • Estructural: surge como el resultado del sistema social o de las instituciones. Es la raíz de las injusticias y de la opresión que se manifiesta por la falta de equidad en la distribución de la riqueza. • Cultural: son todas aquellas costumbres, ideas, creencias y actitudes que se encuentran arraigadas en una sociedad y que van contra la dignidad e integridad de algunas personas o grupos. ¿Qué es lo que sucede en las escuelas? En el libro referido, Alejandro Castro menciona cuatro categorías de análisis al hablar de conductas antisociales en la escuela, que bien nos pueden servir para comprender la problemática sobre la violencia en nuestras escuelas, y no decir –como se hace a menudo– que todo acto es violento: 1.Disrupción en el aula; 2.indisciplina o trasgresión a las normas establecidas; 3.vandalismo o violencia contra bienes de la escuela, 4.maltrato o violencia interpersonal.
La disrupción en el aula es cuando no hay condiciones para que se dé el proceso enseñanzaaprendizaje por alguna razón. Por ejemplo, un niño tiene TDA o alguna situación problemática en su familia y está inquieto; debido a la inquietud motora, el niño no puede permanecer sentado en su lugar, es algo que no le es posible controlar: esta situación no es una actitud violenta.
En la indisciplina o transgresión a las normas establecidas es necesario distinguir entre situaciones de indisciplina y de violencia. La indisciplina tiene relación directa con las normas o reglas de la escuela en general: las reglas de convivencia, las reglas de cada salón y todas aquellasreglas que existan en la escuela. En un escenario de reglas claras, interiorizadas por los alumnos, se espera menos violencia; lo que sí se puede predecires que la violencia se dará silas reglas son poco claras, arbitrarias o no hay consistencia al aplicarlas: “La ausencia o relatividad en los límites genera situaciones violentas”.
El vandalismo está aplicado al fenómeno urbano y es “la agresión, generalmente en grupo, de carácter urbano con el fin de producir de forma voluntaria y gratuita daños materiales”.
En las escuelas, este tipo de violencia se proyecta contra el mobiliario, por ejemplo: las bancas, cestos de basura, paredes, cuadernos, material didáctico, baños… sobre todo aquello que esté al alcance y que se pueda realizar sin que nadie los vea. Castro subdivide el vandalismo en:
8 Isabel Mansione,Liliana Tettamanti,Marta Viola y Diana Zac,
“Violencia en la escuela y de la escuela:investigación,asesoramiento y prevención”,en Novedades Educativas,Año 18,Núm. 187,julio de 2006,pp.18-23. • Adquisitivo (robo con violencia, destrozo en salones) • Tácito (pintas o graffitis, a veces mencionan a las autoridades)
• Ideológico (lemas en paredes) • Vengativo (venganza hacia una persona) • Lúdico (competición o juego como modo de distracción) • Perverso (actitud nihilista, atacan los bienes que tienen a su paso).
El maltrato o violencia interpersonal lo clasifica en diferentes rubros:

• Maltrato físico directo: amenazar con armas, pegar,empujar, dar patadas, escupir, prohibir jugar en determinado juego y lugar. • Maltrato físico indirecto: esconder cosas, romper cosas, robar cosas. • Maltrato verbal directo: insultar, poner apodos, humillar, ridiculizar, caricaturizar. • Maltrato verbal indirecto: desprestigiar y crear rumores. • Exclusión social: ignorar a alguien, marginar a alguien de una actividad, manipular las relaciones de amistad. • Otros: amenazar con el fin de intimidar, obligar a hacer cosas con amenazas (chantaje); acoso sexual, ciber acoso, acoso a través del teléfono celular y con todas las nuevas tecnologías al alcance.
Si regresamos de nuevo al aula, a la escena imaginaria descrita al principio, tendremos otra mirada y podremos identificar cuándo hay una acción violenta, verbigracia: lo que hace el niño que se para y va de allá para acá (digamos que tiene TDA) es interrumpir en el proceso enseñanzaaprendizaje, distrae la atención del grupo, pero no ejerce violencia. En el caso del joven que raya un cuaderno, ¡ni duda cabe!, hay violencia… Pero detengámonos para mirar a nuestros alumnos de carne, hueso y corazón: ¿qué sienten? Quiénes son esos alumnos, todos con rostro y nombre: adolescentes, por ellos pasa la adolescencia en pleno, y no hay que olvidar que “el adolescente presenta una especial vulnerabilidad para asimilar los impactos proyectivos de padres, hermanos, amigos y de toda la sociedad”, aunado a que el pensamiento adolescente “está determinado por un proceso de triple duelo: • duelo por el cuerpo infantil; • duelo por la identidad y el rol infantil; • duelo por los padres de la infancia.”9
Los que ya pasamos por esa etapa de la vida, de sobra lo sabemos: se trata de comprender a los adolescentes, no de vigilarlos. Tan sólo hay que ver, en la actualidad, la diversidad de identidades que pueden tomar:10 emos, neogóticos, skatos, neopunks, rockabillies, indies, darketos, rasta raver, cabaretitos, entre las identificaciones más socorridas.
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En la actualidad hay una gran diversidad de identidades que los adolescentes pueden tomar,como la de los punks.
9 Arminda Aberasturi y Mauricio Knobel, La adolescencia normal: un enfoque psicoanalítico,1999,p.154. 10 Patricia Peñaloza,“Los rostros de la ciudad”,en La Jornada, sábado 21 de julio de 2007.

Conafe ,La Huella del Conafe ,núm.20,México,2006.
La violencia no es territorio exclusivo de la adolescencia,también se presenta con frecuencia en las primarias.
No se crea que toda violencia en la escuela es territorio exclusivo de la adolescencia. También en las primarias, cualquier primaria, se dansituaciones de violencia: es frecuente encontrar a grupos de niños que “toman” una parte del patio escolar e impiden a otros niños pasar por ahí “si no pagan un tributo”:
Esta red de poder pandillera indica que hay una lucha por la imposición y necesidad de dominio sobre otras, al mismo tiempo que necesitan sentirse pertenecientes al grupo con ciertos rituales de dominación. Yello es pura violencia por impotencia. Para estos niños no hay, seguramente, reconocimiento de sus poderes, capacidades y potencialidadesen otros aspectos de la vida.11
Por eso, en nuestra escuela Decroly Comunidad Educativa, decimos que el camino pedagógico es “entender los actos y acciones violentos como un síntoma del malestar de nuestros alumnos, como un llamado a la conciencia que nos indica que hay algo que (te) quiero decir”, 12 porque sabemos que el inconsciente, cuando menos lo esperas, aparece.
Hay que tener presente que a nuestras escuelas asisten seres humanos con sus historias personales y familiares;13 lo que quiere decir que en la escena educativa entran en juego las subjetividades de todos: alumnos, docentes, administrativos, directivos; pero son los adultos –aunquese trate de escuelas activas– quienes guían la dinámica escolar.
11 Horacio Belgich, Escuela,violencia y niñez:nuevos modos de convivir,2003,p.37.
¿Qué hacer?
Muchas veces la dinámica de las escuelas, de la sociedad, no permite hacer un alto para reflexionar: ¿qué hacer con la violencia que hay en la escuela, nuestra escuela? Existen diferentes programas que promueven la paz, otros para resolver conflictos de forma no violenta, otros que trabajan las mediaciones en la escuela, o con valores; pero a veces es necesario hacer algo específico en relación con la violencia que hay en la actualidad en la escuela, nuestra escuela. Algunos investigadores en las provincias de Buenos Aires, Argentina, construyeron proyectos sobre violencia en sus escuelas. Yaquí es donde hay que ampliar la mirada, porque para construir un proyecto no podemos dejar a un lado: • “lo individual de lo social, de lo político, de lo cultural y económico; • lo pasado, lo presente y lo futuro; • lo local, lo nacional y lo global; lo estructural y lo coyuntural;
12 Proyecto Escolar 2007-2008, Decroly Comunidad Educativa. 13 Fernando Onetto, Climas educativos y pronósticos de violencia: condiciones institucionales de convivencia,2006.
• lo afectivo, lo cognoscitivo y lo social; • lo consciente y lo inconsciente; • lo próximo y lo lejano; • los actos y los procesos; • los efectos y las causas; • lo grupal y lo singular, • lo institucional y lo áulico.”14
Cada escuela es diferente, porque cada grupo, cada sujeto, es único. Lo que quiere decir que cada escuela puede construir su propio programa o proyecto para trabajar la violencia.
En nuestra escuela, Decroly Comunidad Educativa, este año, dentro del proyecto escolar, el tema de la violencia en la escuela tiene un lugar importante; construimos un proyecto del que se desprendieron diversas acciones:
1. Observación y diagnóstico: nos llevó a preguntarnos: ¿cómo generar espacios de reflexión para destrabar, trabajar sobre los actos violentos? ¿Cómo promover otras miradas, otras formas de convivencia entre todos? ¿Cómo generarvínculos con características “normales”15 frente a las alteraciones patológicas? ¿Cómo recuperar los espacios solidarios y cooperativos? 2. Programa de prevención y atención de la violencia en la escuela: sin tú, el yo es imposible. 3. Talleres y actividades organizados por el Departamento Psicopedagógico y la Sociedad de Padres de Familia con especialistas en la materia.
¿Pero qué hacemos cotidianamente? ¿Cómo afrontamos las situaciones dentro del aula? La pregunta respecto a qué hacer con la violencia en la escuela nos llevó a cuestionarnos si los niños, los adolescentes, los padres y todos los maestros veían lo que algunos percibíamos. Con los adolescentes trabajamos, en cada salón, a partir de tres preguntas en relación con la violencia: • ¿Qué veo? • ¿Cómo me siento? • ¿Qué hacer?
Las respuestas nos conmovieron, y fue un buen signo: ellos también veían que algo estaba sucediendo, la duda era cuáles de esas situaciones que describieron eran violencia y cuáles no. Cada respuesta trajo otras preguntas: • “¿Golpear a alguien es violencia?” • “¿Apoco si insulto a un compañero soy violento?” • “¿Interrumpir una clase es violencia?” • “¿Si un maestro me grita es violencia?”
Trabajamos con ellos a partir de la definición de la Organización Mundial de la Salud, para que ellos, nosotros, tuviéramos nuestra definición de violencia, y discernir qué actos no eran violencia. Lo importante, sabíamos, era partir de nuestra experiencia como docentes.
14 Norberto Boggino, Cómo prevenir la violencia en la escuela:estudio de caso y orientaciones prácticas,2005,pp.20-21. 15 Enrique Pichon Rivière, Teoría del vínculo,Nueva Visión,Buenos
Aires,2006.
Ante un acto violento…
Nuestra forma de trabajo ante una situación adversa, o en este caso violenta, parte de los “síntomas” que muestra cada alumno: algo nos quieredecir, lo importante es cómo ayudar a poner palabras a lo que sienten. Ante un acto de violencia, ubicamos cuatro etapas para abordarlo, con un marco teórico metodológico: 1) Detener, suspender la acción, que no suceda como algo “normal”, hacemos notar que algo pasó, que algo rompió las reglas de convivencia. 2) Iniciar un proceso de reflexión. Si la violencia es un acto de disminución del Otro, el proceso
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En el proceso de reflexión se trata que los involucrados pongan palabras a lo que sienten para que exista la posibilidad de solución.

de reflexión pasa por el reconocimiento de ese Otro, de los otros y de sí mismo; como si pusiéramos un espejo delante, para vernos mejor. En este punto tratamos que los involucrados pongan palabras a lo que sienten (quien violenta y quien es violentado) por medio de diversas técnicas, algunas a partir del texto de reflexión,16 con dos premisas: la escucha como posibilidad de diálogo; y reconocer y respetar los sentimientos de cada uno de los involucrados.
3) Solución, reparación y compromiso. Hasta que se ponen en palabras los sentimientos puede existir la posibilidad de una solución, no antes. La persona que violenta repara de alguna manera
su forma de actuar y se establecen compromisos. Aunque tenemos una metodología, cada caso es único, y a veces no se pueden repetir las experiencias: lo que funcionó con Juan, no funciona con Pedro, pero sí con María. 4) Evaluación y seguimiento. Los involucrados proponenal tutor del grupo una periodicidad para revisar, volver a poner la mirada en los compromisos adquiridos.
Acontinuación compartimos dos ejemplos prácticos de cómo abordamos las situaciones violentas, uno en grupo, otro entre pares. No son actividades aisladas: ambas forman parte del Programade prevención y atención de la violencia en la escuela: sin tú, el yo es imposible.
16 Entendemos el texto en su sentido más amplio (palabra e imágenes),pero tejido de palabras al fin.
Actividad de arte
Nido de culpas
La actividad de arte la elaboramos después de que en el grupo ellos nombraron, en diferentes asambleas, qué tipo de violencia veían en el salón: ya sabían lo que dijo la Organización Mundial de la Salud y los diferentes tipos de violencia que se experimentan en diferentes contextos.
Material
• hojas de colores • plumas • vasos de plástico • estambre • una grabadora y discos
Procedimiento
1.El maestro de arte explicó, brevemente, en qué consistiría la actividad: en dos hojas, escribirían un acto de violencia física que hayan ejercido con algún compañero; un acto de violencia verbal que hayan ejercido con algún compañero; un acto de violencia psicológica que hayan ejercido con algún compañero, y por último, qué actos violentos han deseado realizar en la escuela. 2.Repartió 2 hojas a cada alumno. 3.Cada alumno empezó a escribir cuando se escuchó la música; el momento de escritura termina cuando se apaga la grabadora; el maestro de arte pidió que cada uno rompiera una de las hojas (“en pedacitos”) y enrollara la otra, para colocarlas en los vasos (ver fig. 1).
Foto:J.M.Domínguez.

Figura 1. Los pedacitos de hoja y la hoja enrollada se colocan dentro de los vasos.

4.Entre todos decidieron qué forma darle a los vasos con los actos violentos que escribieron, y lo nombraron: Nido de culpas. 5.Entre todos eligieron en qué lugar del salón se colocaría la pieza (los alumnos tenían conocimiento de que la violencia está latente, que no es buena o mala, pero colocar la pieza en el salón permitiría tener presente que algo sucedía y algo se tenía que hacer (verfigs. 2 y 3). 6.Una vez colocada en el lugar elegido, el acuerdo fue hablar del tema en una asamblea, y cada uno compartiría lo que quisiera de lo que escribió.
Foto:J.M.Domínguez. Foto:J.M.Domínguez.

Figuras 2 y 3. Los alumnos eligen qué forma darle a los vasos y el lugar donde se colocará la pieza.
Durante algunas semanas la pieza Nido de culpas permaneció a la vista de todos y en las asambleas se comentó sobre el tema. De esa actividad se desprendió que una compañera pudiera expresar su molestia y desacuerdo con otro compañero, porque la molestaba verbalmente de forma constante; una vez que se planteó el problema en asamblea, acordamos dejar un tiempo para que ambos reflexionaran.
En la reunión del tutor de grupo con los dos compañeros, cada uno comentó cómo se sentía con esa situación, tratamos de comprender por qué sucedió. Él entregó la siguiente carta:


Una vez que se habló, pasamos a firmar un contrato de No a la violencia, que ellos mismos escribieron y firmaron. Lo importante de este contrato, de este ejemplo, fue el seguimiento, lo que pasó después de los acuerdos firmados.


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Para enfrentar la violencia,los maestros pueden colaborar inculcando en los alumnos tolerancia,diálogo y respeto por sus compañeros.
Cierre
Vuelvo al principio: vivimos en una sociedad violenta, hay violencia en las escuelas. Ambas premisas son una realidad. Decía Robert Musil (en su novela El hombre sin atributos) que “si existe el sentido de realidad, también existe el sentido de lo posible”. ¿Cuál es, entonces, el sentido delo posible para enfrentar la violencia en la escuela? Podemos evocar otras experiencias que construyeron su sentido de lo posible, otras maneras de convivencia. Lo primero es, creo, asumir que la violencia es parte de la experiencia subjetiva y colectiva, y “que los conflictos no sólo son inherentes a la condición institucional sino que el modo de elaboración y resolución es el motor de desarrollo y potencial de transformación”.17
Hay que actuar ya, sin olvidar las características del mundo en que vivimos que requiere actitudes y comportamientos determinados:
17 Daniel Corinfel, Conflictos y violencia en los ámbitos educativos,
Novedades Educativas,Buenos Aires,2006. […] tolerancia (una actitud pasiva, pero esencial como primer paso), voluntad de conocer y comprender al “otro” (el distinto, el extraño, el diferente), diálogo y respeto. Sobre todo estos tres últimos, por tratarse de actividades activas, que, como sabemos, siempre son de ida y vuelta: voluntad de conocer al “otro” de dialogar con él y de respetarlo.18
En fin: construir otro sentido de lo posible, el nuestro, particular de cada escuela y mostrar a la sociedad que nosotros, los maestros, no perdemos la esperanza y decimos con el poeta Paul Eluard: otro mundo es posible y está en éste.
18 Ryszard Kapuscinki,“Pensar en el otro”,en Etcétera,núm.88, febrero de 2008,p.47.
Bibliografía citada ABERASTURI, Arminda y Mauricio Knobel, La adolescencia normal: un enfoque psicoanalítico, Paidós, Barcelona, 1999. BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2002. BELGICH, Horacio, Escuela, violencia y niñez: nuevos modos de convivir, Homo Sapiens, Rosario, Argentina, 2003. BOGGINO, Norberto, Cómo prevenir la violencia en la escuela: estudio de caso y orientaciones prácticas, Homo Sapiens,
Rosario, Argentina, 2005. CASTRO SANTANDER, Alejandro, Violencia silenciosa en la escuela: dinámica del acoso escolar y laboral, Bonum, Buenos Aires, 2006. CORINFEL, Daniel, Conflictos y violencia en los ámbitos educativos,
Novedades Educativas, Buenos Aires, 2006. FERRONI, María, Eliada Penecino y Ángel Sánchez, “Violencia en la escuela: situaciones visibles en tramas invisibles”, en
Violencia, medios y miedos: los sentidos de la violencia: peligro, niños en la escuela, Novedades Educativas, Buenos Aires, 2005. FREUD, Sigmund, “¿Por qué la guerra?”, en Obras completas,
Amorrortu, Buenos Aires, 2007. Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, Organización
Mundial de la Salud, 2002. KAPUSCINKI, Ryszard, “Pensar en el otro”, en Etcétera, núm. 88, febrero de 2008. MANSIONE, Isabel, Liliana Tettamanti, Marta Viola y Diana Zac,
“Violencia en la escuela y de la escuela: investigación,asesoramiento y prevención”, en Novedades Educativas, Año 18, núm. 187, julio de 2006, pp. 18-23. MORIN, Edgar, “Reformar la educación, la enseñanza, el pensamiento”, en Etcétera, núm. 87, enero de 2008. ONETTO, Fernando, Climas educativos y pronósticos de violencia: condiciones institucionales de convivencia, Novedades Educativas, Buenos Aires, 2006. OSORIO, Fernando, Violencia en las escuelas, Novedades Educativas, Buenos Aires, 2006. PEÑALOZA, Patricia, “Los rostros de la ciudad”, en La Jornada, sábado 21 de julio de 2007. PÉREZ, Perfecto, “Violencia y cultura”, en Cultura Moderna, núm. 2, otoño-invierno de 2006, pp. 29-41. PICHON Rivière, Enrique, Teoría del vínculo, Nueva Visión,
Buenos Aires, 2006. Proyecto Escolar 2007-2008, Decroly Comunidad Educativa. TAPIA, Martha, “El drama humano de la violencia”, en La violencia nuestra de cada día, Plaza y Valdés, México, 2007, pp. 21-43.
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Sapiens, Rosario, Argentina, 2000. ARMAS, Manuel y Carmen Armas, Violencia escolar, Nova
Galicia Edicións, S. L., Vigo, 2005. averbuj, Norberto; Lucía Bozzalia y Mirta Marina (comp.),
Violencia y escuela: propuesta para comprender y actuar,
Aique, Buenos Aires, 2005. BOGGINO, Norberto, Cómo prevenir la violencia en la escuela: estudio de caso y orientaciones prácticas, Homo Sapiens,
Rosario, Argentina, 2005. FERNÁNDEZ, Isabel, Prevención de la violencia y resolución de conflictos: el clima escolar como factor de calidad, Nancea,
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La Muralla, Madrid, 1999. SÁNCHEZ Blanco, Concepción, Violencia física y construcción de identidades: propuesta de reflexión crítica para las escuelas infantiles, s/d, 2006. TRIANES Torres, María Victoria, La violencia en contextos escolares, Aljibe, Málaga, 2002. Violencia, medios y miedos: los sentidos de la violencia: peligro, niños en la escuela, Novedades Educativas, Buenos Aires, 2005.