Comunidad Árabe
REGIÓN DE VALPARAÍSO




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ESTE LIBRO HA SIDO EVALUADO POR PARES EXTERNOS.
© Baldomero Estrada
Primera edición, octubre 2025
Registro de Propiedad Intelectual: 2025-A-9391
ISBN: 978-956-17-1193-8
Derechos Reservados
Tirada: 300 ejemplares
Impreso en Chile
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Av. Errázuriz 2930, Valparaíso info@edicionespucv.cl www.edicionespucv.cl
Dirección Editorial: David Letelier
Diseño: Mauricio Guerra
Obra licenciada bajo Creative Commons
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/legalcode.es
“El hecho de la emigración será polifacético, heterogéneo y sumamente variado, la característica común será la solidaridad entre ellos, el referido tesón, así como el sentimiento que albergó en lo más recóndito de su corazón este emigrante árabe: la nostalgia y la esperanza —acaso quimérica— de volver un día a su tierra.” 1
1 Martínez Lillo, Rosa Isabel y Miguel Ángel Lucena Romero, “España en el imaginario chileno-árabe: personas, lugares, tiempos, sentires”, Caleidoscopio N°49 (2023), p.2.
11 Presentación
15 Introducción
25 Capítulo 1
EMIGRACIÓN ÁRABE A AMÉRICA
45 Capítulo 2
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA MIGRACIÓN ÁRABE EN CHILE
63 Capítulo 3
CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LA COMUNIDAD ÁRABE EN LA REGIÓN DE VALPARAÍSO
77 Capítulo 4
LA MUJER EN LA ESTRUCTURA FAMILIAR Y EN LA DEFENSA DE LA IDENTIDAD CULTURAL
107 Capítulo 5
ASOCIACIONISMO ÁRABE EN VALPARAÍSO DURANTE EL SIGLO XX. UN MECANISMO DE INTEGRACIÓN A LA SOCIEDAD RECEPTORA
151 Capítulo 6
REDES EMPRESARIALES DE LA COLECTIVIDAD ÁRABE. VALPARAÍSO DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
185 Capítulo 7
MOVILIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EMPRESARIAL A TRAVÉS DE TRES GENERACIONES
207 Capítulo 8
INTEGRACIÓN LABORAL Y SOCIAL DE LAS COLECTIVIDADES ÁRABES EN LAS CIUDADES MEDIANAS DE CHILE DURANTE EL SIGLO XX: LOS CASOS DE QUILLOTA, LA CALERA Y SAN FELIPE
267 A modo de conclusión
273 Fuentes
31 Tabla N° 1
Inmigrantes Árabes en América Hispana. Primer Tercio Siglo XX.
52 Tabla N° 2
Distribución etnias árabes por regiones, según jefes de familias.
55 Tabla N° 3 Población de origen árabe por provincias. 1940.
66 Tabla Nº 4
Colectividades extranjeras más importantes. Departamento de Valparaíso 1907-1930.
68 Tabla Nº 5
Edad de llegada inmigrantes árabes región de Valparaíso. 1900-1940.
69 Tabla N° 6
Origen étnico jefes de familias árabes Chile, Santiago y Valparaíso. 1940.
71 Tabla N° 7 Población árabe en principales comunas Región de Valparaíso. 1940.
76 Tabla N° 8 Población árabe por sexo. Comunas de la provincia de Valparaíso. 1930.
87 Tabla Nº 9 Edad matrimonios mujeres. colectividad árabe. Región de Valparaíso según edad 1900-2000.
88 Tabla N° 10 Origen étnico esposas de inmigrantes árabes región de Valparaíso 1940.
90 Tabla N° 11 Enlaces matrimoniales árabes y descendientes. Valparaíso 1900-1999.
147 Tabla N° 12 Instituciones árabes fundadas en Valparaíso y Viña del Mar.
160 Tabla N° 13 Comercio, Industria (1937) y Población Árabe (1940).
170 Tabla Nº 14 Fábricas y talleres 1925-1968.
179 Tabla Nº 15
Establecimientos comerciales. 1925-1970.
212 Tabla N° 16
Años de llegada de árabes a comunas más importantes en laRegión de Valparaíso. 1900-1939.
233 Tabla Nº 17
Población Comunas Quillota, La Calera y San Felipe 1875-1952.
249 Tabla N° 18
Procedencia de la población árabe. Ciudades de Quillota, La Calera y San Felipe. 1940.

Esta investigación es fundamentalmente el resultado de un proyecto que contó con el apoyo de FONDECYT y se desarrolló, en su mayor parte, entre los años 2013 y 2015, lo que me permitió efectuar algunas publicaciones en revistas especializadas en Chile y en el extranjero. Con las debidas acomodaciones, algunas ampliaciones y nuevas incorporaciones temáticas, hemos reunido un material apropiado para construir este libro, a fin de ponerlo a disposición, especialmente, de miembros de la colectividad árabe de la región, quienes son los protagonistas de esta investigación, que no es una historia descriptiva, como tampoco es la narración detenida del proceso histórico vivido por la comunidad a través del siglo XX. Es decir, no pretende ser la historia general de la colectividad árabe de la región. Constituye solamente un aporte parcial de algunos aspectos que nos parecen los más relevantes y significativos para comprender la trayectoria vivida por un colectivo que ha tenido la gran capacidad de integrarse a la sociedad receptora, superando los obstáculos en forma adecuada y manteniendo las raíces fundamentales de su etnia, lo que le permite finalmente seguir contribuyendo positivamente a la formación de una sociedad pluricultural y más abierta a las diferencias. En nuestro proyecto, hicimos hincapié en lo acelerado que fue el proceso de inserción en lo laboral, frente a
una integración social y, especialmente cultural más pausada. Nos llamaba la atención la tenacidad y capacidad del grupo para desempeñarse en forma tan eficiente en su relación social con la sociedad, manteniendo, al mismo tiempo, una vida privada muy apegada a su cultura y costumbres. Es decir, se advertía una capacidad de adaptación al medio, pero sin perder su identidad cultural. Se estimulaba la relación con la sociedad receptora, en el ámbito público, y al mismo tiempo se resguardaban, en los espacios privados, los valores y costumbres ancestrales de su comunidad.
Para la buena ejecución de nuestro trabajo era importante poder contar con la colaboración de las instituciones y miembros de la colectividad árabe. De parte de la comunidad árabe de Valparaíso conté con toda la colaboración de los dirigentes y autoridades de las instituciones existentes. Igualmente, de parte de los miembros de la comunidad a quienes requerimos de su participación tuvimos una respuesta muy positiva, demostrando con su actitud la apertura e interés por difundir su legado. A través de los años he podido también tener amigos dentro de la colectividad, de quienes tuve importante colaboración. En especial debo agradecer la colaboración que tuve de parte de Arturo Chahuán, Roberto Silva, Karim Madain, Miguel Zahr y Lorenzo Agar a quienes estuve recurriendo permanentemente para aclarar algunas dudas, complementar alguna información y revisar el texto.
La mayoría de las entrevistas, que son parte sustantiva del trabajo, fueron realizadas con la eficiencia y profesionalismo habitual, por la periodista Rubila Araya a quien le agradezco su importante aporte. Al igual que en otras publicaciones es necesario señalar, también, la colaboración y estímulo recibido desde la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso que nos ha apoyado permanentemente en nuestras investigaciones.
Quisiera concluir esta presentación dedicando este trabajo a Juan Sakalha y Salvador Zahr, quienes aportaron muy generosamente al logro de este trabajo y con quienes tuve el agrado de compartir momentos muy gratos de mi vida. Con Salvador nos conocimos en un viaje, como estudiantes universitarios, en un trabajo de verano a Punta Arenas y luego nos encontramos en diversas instancias en la Universidad. Con Juan coincidimos en el Instituto de Historia de nuestra Universidad y en otros ámbitos de amistades comunes. Ambos transmitieron, en forma testimonial, a través de una gestión de vida plena de humanidad, el valor de la presencia árabe en nuestra sociedad. Su colaboración para poder llevar a cabo esta publicación fue fundamental por su excelente disposición y comprensión del objetivo de nuestra investigación.


El contexto histórico central en el que se desarrolla este trabajo corresponde al ciclo migratorio del proceso de globalización de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La inmigración árabe en América Latina se desarrolló con cierto retraso en comparación con la inmigración europea ya que, en el caso de Chile, su punto más alto de llegada fue entre 1910 y 1914. Durante este quinquenio los países árabes tuvieron que experimentar los efectos de la “revolución de los jóvenes turcos” que coincidió con el preámbulo de la I Guerra Mundial, que se tradujo en un ambiente bélico que afectó directamente a los jóvenes árabes al ser reclutados como soldados para combatir defendiendo al ejército turco.
Entre 1860 y 1900 cerca de 400.000 árabes abandonaron el Cercano Oriente y llegó rápidamente al millón al momento de iniciarse el conflicto internacional de la I Guerra Mundial. Para 1925 sobre 1.500.000 árabes estaban fuera de sus tierras repartidos como emigrantes.2 Una vez terminada la I Guerra Mundial, la emigración europea a Chile ya estaba declinando por cuanto se había terminado la acción estatal para atraer inmigrantes y sólo llegaban quienes lo hacían a través de las redes parentales. Justo
2 Olguín Myriam y Patricia Peña, La Inmigración Árabe en Chile, Editorial Universitaria, Santiago 1990, p.62.
en ese momento de término del conflicto, los árabes lograron liberarse de los turcos, pero pasaron a ser controlados por las potencias europeas triunfantes, situación que tampoco resultaba cómoda, por lo cual las condiciones para retornar a sus lugares de origen para los inmigrantes no eran las mejores. En 1919 Siria y Líbano quedaron bajo la tuición de Francia, mientras Palestina, Egipto, Jordania e Irak quedaron sometidos al control de Gran Bretaña. Esta situación explica la necesidad de optar por generar estrategias para quedarse en los lugares donde habían emigrado escapando del dominio turco, los cuales, en el caso de Chile, ofrecieron, además, ciertas condiciones favorables, tales como un mercado laboral apropiado para su desarrollo comercial y la aceptación y acogida que finalmente brindó la sociedad receptora, aunque con una etapa inicial de adaptación con ciertas complejidades.
Diversos factores atentaron, especialmente al comienzo, en contra de la inmigración árabe imponiendo la superación de dificultades que no enfrentaron los grupos procedentes de Europa. Las características culturales y étnicas de los árabes eran muy diferentes a las de los europeos. En Chile poco se sabía de la historia y cultura árabe, por no existir ningún tipo de relación tanto económica como política con ellos. Como ya es conocido, los primeros grupos de migrantes árabes que llegaron a Chile ingresaron con pasaporte turco y de allí la denominación atribuida desde un comienzo, tanto en los registros estatales como por la población, aunque esta última le asignaba una carga peyorativa o discriminatoria, lo que obviamente no era bien acogida por los afectados. En Chile se desconocía la fuerte influencia cultural que imprimieron los árabes en España, durante su presencia por casi ocho siglos en la Península (711-1491), influenciando de modo importante la cultura de nuestros conquistadores hispanos y que, en parte, posteriormente traspasaron a Hispanoamérica. La ignorancia y los prejuicios que tuvieron que enfrentar, fueron sin duda elementos importantes que afectaron la inserción de los árabes a nuestra sociedad durante los primeros años, pero que, con su caudal de paciencia y sabiduría ancestral, superaron en forma apropiada.
Una vez que Chile obtuvo su independencia política de España, nuestra economía se sometió a la hegemonía que impuso Europa y más específicamente a Gran Bretaña, seguido por Alemania, quienes lideraron la revolución industrial, el control del transporte marítimo y la actividad comercial y financiera internacional. En lo cultural, Francia e Italia se transformaron en los paradigmas a seguir por nuestra clase dirigente e intelectual y con ello quedó consolidado un fenómeno de eurocentrismo que aisló a nuestra sociedad del resto del mundo. De allí la postergación que afectó al conocimiento de la cultura e historia del mundo asiático y africano, que no formó parte de nuestro bagaje educacional, ignorándose sus valores y aportes a la Humanidad.
El proceso de adaptación que tuvieron que vivir los árabes fue complejo, pero se vio facilitado por el capital cultural que traían y a las redes que generaron, primero con los miembros de su colectividad y luego al interior de la propia sociedad de acogida. Sin duda que el proceso migratorio de los árabes se caracterizo por el fuerte uso que hicieron de las redes tanto para elegir un lugar como para adaptarse al medio receptor, siendo fundamental, durante los primeros años, la ayuda que se prodigaron al interior de su comunidad, que facilitó su proceso de inserción en el ámbito laboral y la confrontación de las naturales dificultades que enfrentaban los recién llegados. Con el transcurso de los años, especialmente cuando adquirieron un mejor uso del idioma, mostraron también su habilidad para desarrollar redes dentro de la sociedad de acogida. La capacidad de adaptación de los inmigrantes árabes a los medios receptores se ha reconocido en donde quiera que hayan llegado. El caso del libanés Kalil que se transformó en cacique en una tribu amazónica es sin duda prueba extrema de esta sobresaliente capacidad.3
La primera reacción de la sociedad receptora, más que de rechazo, se podría calificar como de asombro ante lo desconocido. La xenofobia desarrollada especialmente al comienzo del siglo XX, sobre todo en Santiago entre los sectores más pudientes, no constituyó un impedimento importante en las provincias sino más bien un estímulo para reforzar sus deseos por demostrar sus capacidades y valores.4 “La lucha contra los prejuicios y los estereotipos fue, pues, un ingrediente a afrontar por esos nuevos pobladores de las Américas. Sin embargo, no impidieron su arraigo e integración”.5
A través de este trabajo queremos analizar diversos aspectos que nos permitirán conocer de mejor forma la comunidad árabe establecida en nuestra región. Por una parte, nos interesan sus características sociales-demográficas que son significativas para poder comprender su proceso de adaptación e integración en consideración al desequilibrio de género en favor de los varones. Por otra parte, es importante analizar su inserción laboral en la sociedad receptora a través del comercio, donde evidenciaron sus particulares dotes en este ámbito, lo cual contribuyó muy positivamente a su integración social y económica. Un
3 Truzzi, Oswaldo, op. cit. p.23.
4 Rebolledo, Antonia. “La turcofobia”. Discriminación antiárabe en Chile. 1900-1950”, Historia Instituto de Historia Pontificia U. Católica de Chile) N°28, Santiago 1994, pp. 249-272. Para Argentina el tema de la discriminación hacia los árabes ha sido tratado por Noufuri, Hamurabi (2009). Contribuciones argentinoárabes: entre el dato y la imaginación orientalista. En Karim Hauser y Gil Daniel (Ed.). Contribuciones árabes a las identidades iberoamericanas. Madrid: Casa Árabe-IEAM, 2009, pp. 115-152.
5 Martin Muñoz, Gema. La Arabia Americana: Un ejemplo contra el choque de civilizaciones, en: Varios Autores, Contribuciones Árabes a las Identidades Americanas, ROTOSA Impresiones, Madrid 2009., p.9.
aspecto importante, que sin duda contribuyó positivamente en su proceso de adaptación a todas las comunidades migrantes, son las diferentes organizaciones que constituyeron al interior de su colectividad abarcando todas las inquietudes y necesidades colectivas propias de todos los seres humanos. Desde las asociaciones protectoras de su salud, pasando por las de esparcimiento, hasta las culturales y religiosas, podemos recoger aspectos fundamentales del carácter de los grupos migrantes, de allí la necesidad de estudiar también estas instituciones que aportan de modo sustantivo para una mejor comprensión de su funcionamiento colectivo. Igualmente, es importante conocer aspectos propios de su vida privada o de mayor intimidad, a través de sus formas de vida familiar, especialmente en lo referente a las funciones de las mujeres, que tienen un papel muy destacado en el ámbito privado y que es necesario hacer notar, sobre todo cuando, en general, los estudios migratorios poco se han detenido en la labor femenina dentro de los procesos migratorios.
Una de las características identitarias de la comunidad árabe en nuestro país y en general en América Latina, es su dispersión territorial evitando la concentración en determinados centros de poblamiento. Si bien es efectivo que la capital del país fue un foco de atracción, no tuvo, para los árabes, la relevancia que se puede advertir en otras colectividades y, por el contrario, lo destacable es encontrar a miembros del colectivo en los más recónditos lugares del país.6 Esta particularidad es claramente perceptible en la región de Valparaíso y por eso nos pareció importante detenernos en algunas de las ciudades intermedias, en donde se concentró un importante grupo de árabes que han marcado con su presencia la identidad de tales centros urbanos, como es el caso de Quillota, La Calera y San Felipe. A través del análisis de la presencia de algunas familias que han tenido un papel notorio de liderazgo en estas ciudades podemos advertir la relevancia de la comunidad árabe como miembros y ciudadanos en sus respectivos ámbitos urbanos.
Por lo precedente, nuestro trabajo pretende mostrar un fenómeno de inserción y desarrollo de una comunidad árabe regional, pero que en realidad muestra un proceso que podemos extrapolar a otros territorios en sus aspectos más sustantivos. La actitud de los inmigrantes árabes es reiterativa en todos los lugares donde llegaron. Sus aspiraciones, actitud frente a la vida, fruto de una misma educación y contexto valórico se despliegan del mismo modo en donde quiera que ellos vayan.
6 En el caso de los judíos se advierte una fuerte concentración poblacional en Santiago y las ciudades más importantes del país. Algo similar ocurre con los británicos.
Investigaciones y publicaciones referidas a comunidades árabes en Chile
En cuanto a las investigaciones generales sobre la colectividad árabe en Chile existen varios trabajos interesantes. Desde perspectivas generales sobresalen: Lorenzo Agar7; Antonia Rebolledo8, Agar y Rebolledo9, Agar y Saffie10. También cabe mencionar los estudios realizados por Myriam Olguín y Patricia Peña11 , como los de Patricia Arancibia et al12. Para el caso de Valparaíso sólo existe el libro publicado por Juan Sakalha13 y los artículos de nuestra autoría que constituyen la base de esta publicación14. Igualmente, habría que mencionar la publicación que se hizo con motivo de la conmemoración de las bodas de oro del Club Unión Árabe de Valparaíso y Viña del Mar que aporta bastantes antecedentes sobre dicha institución.15
Entre las investigaciones más recientes cabe mencionar el interesante trabajo de Azun Candina y Ricardo Marzuca16 .
7 Agar, Lorenzo (1983), “El Comportamiento Urbano de los Migrantes Árabes en Chile”, Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales, (EURE), Santiago, Universidad Católica de Chile; Agar, Lorenzo (1997), La inmigración árabe en Chile: los caminos de la integración, en: Raymundo Kabchi (Coord.), El mundo árabe y América Latina, Ediciones UNESCO, Madrid; Agar, Lorenzo (2009). El aporte de los árabes al desarrollo y la cultura en Chile, en L. Agar et al., Contribuciones Árabes a las Identidades Iberoamericanas, Madrid: Casa Árabe-IEAM.
8 Rebolledo, Antonia (1994), “La “Turcofobia”. Discriminación antiárabe en Chile 1900-1950”, Historia vol. 28. Santiago, Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, pp. 249272.
9 Agar, Lorenzo y Antonia Rebolledo (1997), “La Inmigración Árabe en Chile: Los Caminos de la Integración”, en: Raymundo Kabchi, (Coordinador), El mundo árabe y América Latina, Madrid, Ediciones UNESCO.
10 Agar, Lorenzo y Nicole Saffie. (2005).” chilenos de origen árabe: La fuerza de las raíces”, Revista Miscelanea de Estudios Árabes y Hebraicos, Sección Árabe-Islam 54: 1-23.
11 Olguín, Myriam y Peña, Patricia (1990), La inmigración árabe en Chile. Santiago, Instituto Chileno-Árabe de Cultura, Santiago, Editorial Universitaria.
12 Arancibia Clavel, Patricia, Roberto Arancibia e Isabel Jara. (2010). Tras las Huellas de los Árabes en Chile. Una Historia de Esfuerzo e Integración, Santiago, Editorial Democracia y Mercado.
13 Sakalha, Juan (1997), Árabes en América. Palestinos, Sirios, Jordanos. Integración y desarrollo de los árabes en Valparaíso, Chile y América. Valparaíso, Centro de Estudios e Investigación para la Cooperación Americano-Árabe.
14 Estrada, Baldomero (2014) “Desarrollo empresarial inmigrante. La colectividad árabe en Valparaíso (Chile) 1900-1940”, Interciencia, Vol. 39, N°12; B. Estrada (2016), “Asociacionismo árabe en Valparaíso durante el siglo XX. Un mecanismo de integración a la sociedad receptora”. Cuadernos de Historia no.45 Santiago; B. Estrada (2017), “Integración laboral y social de las colectividades árabes en las ciudades medianas de Chile durante el siglo XX: el caso de Quillota”, Revista HISTORIA 396, N° 1; B. Estrada (2018).” Análisis sociodemográfico de la colectividad árabe en la región de Valparaíso a través de tres generaciones”, en Marcela Tapia y Nanette Liberona (Editoras), El afán de cruzar las fronteras. Enfoques transdisciplinarios sobre migraciones y movilidad en Sudamérica y Chile, RIL Editores, Santiago.
15 Rodrigo Catalán, Club Unión Árabe de Valparaíso y Viña del Mar, Talleres de Imprenta Victoria, Valparaíso 2018.
16 Candina, Azun y Ricardo Marzuca (2021), Migración árabe e integración en el Cono Sur en la primera mitad del siglo XX: el caso de Chile, MEAH, Sección árabe-Islam, N°70, pp.33-60.
Lo habitual es que en la mayor parte de las investigaciones publicadas no se hace mayor diferenciación en cuanto a la procedencia étnica de los árabes, precisando las particularidades de sirios, palestinos y libaneses, que son los grupos predominantes. Los trabajos realizados sobre colectividades específicas son escasos y muchos de ellos son tesis universitarias, referidas a determinadas regiones chilenas, que no se han publicado, como es el caso de los trabajos de Zahdeh17, Astudillo y Figueroa18 referidos a los palestinos y de Daher19 y Scaff20 para los libaneses de Santiago y Valdivia, respectivamente. Para el caso de los sirios, podemos señalar la tesis de Antonia Rebolledo21. Con una perspectiva más integral de todo el grupo árabe están las investigaciones de Lorenzo Agar y Mustafá Ustan22 .
Creemos que la diferencia étnica es un aspecto importante de considerar y, por ello, pondremos atención en tal situación. Sabemos que estos tres grupos se distribuyeron a través del país de manera diversa y el predominio de uno de ellos pudo marcar ciertas diferencias que habría que señalar, aunque se insista permanentemente en que la identidad primera de los árabes la constituye el pueblo o ciudad de origen más que la nacionalidad, y en tal caso nuestro trabajo podría confirmar tal comportamiento.
Nuestra fuente fundamental, en cuanto a aspectos demográficos y cuantitativos en general, fue la Guía del año 1941 escrita por Ahmad Hassan Mattar, quien logró identificar a más de 9.000 miembros de la colectividad establecidos en el país para tal fecha.23 La información recogida por el autor permite conocer lugar de procedencia, fecha de llegada, datos demográficos, estructura familiar, como también la dirección donde se establecían en cada una de las ciudades.
17 Zahdeh, Abdelmalik. (2012). La comunidad palestina en Santiago de Chile: Un estudio de la cultura, la identidad y la religión de los palestinos chilenos (Master’s thesis, The University of Bergen).
18 Astudillo Toledo, Mario y Figueroa Oñate, Atilio (1998), “La mentalidad del inmigrante palestino en la sociedad chilena a principios de siglo XX”, tesis de pregrado, Departamento de Historia, Universidad del Bío-Bío.
19 Daher, María Teresa (1986), Exploración psico-social de la inmigración libanesa en Chile. Santiago. Tesis para optar al grado de Psicólogo, Escuela de Psicología, Universidad Católica de Chile.
20 Scaff, Romina (2013). Libaneses en Chile: Una Aproximación Histórica a su Vida y Legado en el Sur del País durante la Primera Mitad del Siglo XX. Tesis presentada a la Escuela de Antropología para optar al título de Antropóloga y Licenciada en Antropología, Universidad Austral de Chile, Valdivia.
21 Rebolledo, Antonia (1991), La integración de los árabes a la vida nacional. Tesis de Licenciatura en Historia, Santiago, Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile.
22 Agar, Lorenzo (1982). El Comportamiento Urbano de los Migrantes Árabes en Chile y Santiago, Tesis de Magister, Instituto de Planificación Urbana, Pontificia Universidad Católica de Chile. Mustafá Ustan (2009). Inmigrantes otomanos en Chile. Los árabes otomanos. Identidad y adaptación en Chile, 1839 – 1922, Tesis para optar al grado de magister en historia, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Andrés Bello.
23 Mattar, Ahmad Hassan, Guía Social de la Colectividad Árabe, Santiago, Imprenta Ahues Hermanos, 1941.
Tal información permite diseñar una buena fisonomía de las características que presenta el colectivo en su evolución durante el período estudiado, específicamente para el caso de la región que nos interesa24 .
Los relatos que hemos podido consultar, ya sea de testimonios o biografías de inmigrantes, se estructuran dentro de los mismos conceptos sobre como perciben y construyen su destino, a partir de su bagaje familiar que orienta su comportamiento de modo inalterable en todo su quehacer. Es el caso de los testimonios de Benedicto Chuaqui y Rachid Mafud, como también las biografías de Chucre Sapag y de Nazmi Bitar narradas por sus hijos.25
24 Consideramos en general como sujeto de estudio, en términos geográficos, la Región de Valparaíso y en ocasiones nos referiremos específicamente a la comuna de Valparaíso, la más importante de la región y que concentra el mayor porcentaje del colectivo árabe regional. Cabe señalar que la región está compuesta por 38 comunas.
25 Chuaqui, Benedicto, Memorias de un Inmigrante. Imágenes y Confidencias, Empresa Editora ZIg-Zag, Santiago 1995; Rachid Mafud, Recuerdos de un sirio en Chile, Universidad de Playa Ancha Valparaíso 2005; Reinaldo Sapag, La Historia Familiar de un Inmigrante Árabe, Ediciones COPYGRAPH, Santiago 2006. Es pertinente hacer notar que las cuatro fuentes señaladas corresponden a inmigrantes sirios procedentes de Homs, una ciudad que a comienzos de siglo XX tenía unos 80.000 habitantes y de donde llegó un grupo importante de árabes a nuestro país.


Las causas que motivaron a los árabes a emigrar fueron varias y no siempre es fácil determinar cuál de ellas fue la más relevante, aunque en determinado momento el temor a la conscripción aparece en forma más nítida dentro del contexto político de opresión que vivían los árabes, y que afectó directamente a muchos líderes árabes que tuvieron que huir de las persecuciones y limitaciones que impuso el régimen de los “jóvenes turcos”. En 1908 se impuso el servicio militar obligatorio para toda la población y habitualmente estos conscriptos debían formar parte de los ejércitos que combatían en países árabes en donde se producían revoluciones contra el régimen.26 En tal situación de inestabilidad política las perspectivas futuras eran muy inciertas y América aparecía como la posibilidad de poder cumplir con sus sueños. Sin duda el ambiente que se vivía en el Medio Oriente era muy adverso. Se sumaba a todo esto los problemas religiosos que afectaban a los católicos que eran una minoría dentro de un mundo musulmán. Se vivía en un ambiente de inseguridad total y la emigración aparecía como la mejor solución.
26 Bahajin, Said. “El Modelo Latinoamericano en la Integración de los Inmigrantes Árabes” en: RA XIMHAI, Revista de Sociedad, Cultura y Desarrollo Sustentable (México), Año 4 N°3 (2008), p.747.
A lo anterior se sumaba las malas condiciones económicas-sociales en que vivía la población en general, bajo un sistema feudal en las regiones agrícolas y de una economía de subsistencia en las ciudades, basada en la artesanía y el pequeño comercio. Entre otros factores de carácter económico, que incidieron negativamente en la economía árabe, debemos mencionar la apertura del Canal de Suez en 1869 que unió de modo más directo al mundo occidental con la India y Japón, evitando el paso por los países árabes, que anteriormente constituían un puente entre ambas regiones.27
La situación religiosa impulsaba también la emigración, especialmente a los cristianos que era un grupo minoritario frente a los musulmanes, debiendo soportar constantemente persecuciones y despojos que alteraban su vida diaria. En esas circunstancias América Hispana resultaba atrayente para los árabes cristianos que, aunque eran maronitas o melquitas no les resultaba difícil adherir al catolicismo o crear sus propias iglesias ortodoxas, las cuales no eran rechazadas en el medio receptor hispanoamericano.28
En lo cultural se fueron produciendo posibilidades de acceder al conocimiento intelectual de Occidente a través de misiones extranjeras como también la presencia de establecimientos educacionales sostenidos por órdenes religiosas europeas. Hubo también, durante la segunda mitad del siglo XIX, la posibilidad para algunos estudiantes de viajar a los Estados Unidos y luego regresar a enseñar en sus lugares de origen con nuevos métodos. En ese período se constituyeron en Beirut las universidades de San José de modelo francés y la Universidad Americana, desde donde se graduó una importante élite que influyo activamente en la difusión cultural occidental, cuya influencia fue muy importante posteriormente cuando se produjeron los cambios políticos que provocaron la caída del régimen a manos de los “Jóvenes Turcos”.29 Estas nuevas posibilidades estimularon, especialmente a los más capacitados, a emigrar al mundo occidental Las misiones religiosas extranjeras fundamentalmente se hacían presentes con establecimientos educacionales, ya sea colegios o universidades. Entre las más importantes estaban las de origen francés, ruso, norteamericano y británicos, quienes desarrollaron una labor en aumento a partir de fines del siglo XIX. En 1850 existían sólo 7 colegios pertenecientes a misioneros, pero en 1880 eran 114, para aumentar a 450 en 1913 con 25.922 alumnos.30 En el caso de los orto-
27 Ibid, p.748.
28 Ibid, p.751.
29 Akmir, Adeluahed. Los árabes en América Latina. Historia de un Emigración, Siglo XX Editores, Madrid 2009, p.7.
30 Cit. en Mustafa Ustan, “Inmigrantes Otomanos en Chile: Los árabes otomanos. Identidad y Adaptación en Chile (1839-1922)” Tesis para optar al grado de Magister en Historia (Universidad Andrés Bello), 2009, p.111.
doxos, era común que contaran con establecimientos educacionales sostenidos por los rusos, donde el idioma oficial era el ruso. Benedicto Chuaqui acudió a uno de esos establecimientos y pudo hablar dicho idioma y pudo también haber ido a estudiar a Rusia si lo hubiera deseado, ya que se le ofreció una beca para hacerlo.31
Durante el siglo XIX se iniciaron los desplazamientos de árabes hacía América. Desde las primeras noticias existentes de la presencia árabe en nuestro Continente su actividad se relaciona con el comercio ambulante. Para 1851 se realizó la Feria Internacional de Chicago donde se conocieron productos árabes artesanales de carácter religioso procedentes de Tierra Santa que resultaron de gran atracción para los comerciantes mexicanos. Los variados productos palestinos fueron llevados a México y pronto comenzaron a importarse ante la creciente demanda de la población, lo cual estimuló a nuevos importadores e inmigrantes para masificar las ventas de estos novedosos productos de larga tradición en Palestina.32
“La devoción de los latinoamericanos por todo lo que procedía de Tierra Santa fue la causa de tan buena acogida. Al principio, los artículos se limitaban a objetos de tradicional significación cristiana: crucifijos, rosarios, medallas, para ampliarse luego incluyendo frasqueras de agua con la etiqueta “Agua del Santo Río Jordán”, cajitas de “Tierra de la Tierra Santa” o la “Rosa del Embarazo”. Mas tarde el mercader ambulante cambia su mercadería por otra de más fácil adquisición en tierra de inmigración”.33
En los países hispanoamericanos se advierte que la llegada de árabes comienza durante el siglo XIX. Existen antecedentes que los primeros árabes que habrían llegado a América Hispana habrían sido marroquíes, en especial judíos árabes y posteriormente se habría desarrollado con mayor énfasis la migración desde la Gran Siria que comprendía Siria, Líbano, Palestina y Jordania.34 La proximidad de Marruecos con España hace suponer que especialmente las ciudades de Tánger y Tetuán fueron desde donde salieron los marroquíes a América, pasando por España, para establecerse finalmente en América. Este grupo abrió el camino a pueblos del interior como Arcila, Fez, Mequinez y Marrakech. Se trataba de marroquíes judíos y en este grupo pionero se encontraban aquellos que participaron de la fundación de Belem do Pará en 1826, entre los cuales sobresale
31 Chuaqui, Benedicto, op. cit.p.52.
32 Akmir, Abdeluahed, op. cit. p.22.
33 Ibid.
34 Bahajin, Said, op cit, p.740.
María Saba, identificada como la primera mujer judía marroquí establecida en esa región.35 Muchos de estos migrantes lograron desarrollarse en sus actividades comerciales y enviar remesas a sus familiares, pero, en general, en el caso de Brasil, los marroquíes no eran bien considerados. Pareciera ser que la invisibilidad de estos grupos se debe a que primó en su identificación su condición religiosa y no su procedencia regional original. Ocurría además que estos migrantes venían desde España y se les identificaba a los pasajeros de acuerdo con el puerto de embarque.
En muchos casos, como es habitual en todos los movimientos migratorios, la intención era retornar y efectivamente, en el caso de Brasil, se produjo una corriente que desarrolló un importante retorno luego de conseguido un determinado capital, lo que se conoce como “migración temporaria”, pero que posteriormente se transformó en definitiva al hacerse más difícil la vida en los lugares de origen y más atractivo el asentamiento en los lugares de inmigración.36
En el caso de Perú se percibe que los primeros comerciantes árabes establecidos lo hacen atraídos por el desarrollo que trae el ferrocarril. De allí que en las primeras estaciones ferroviarias se puedan encontrar también a comerciantes árabes que comienzan a desarrollar las redes parentales que luego aumentan el flujo étnico del Medio Oriente.37 En Argentina para 1895 los árabes eran 205, luego en 1889 eran cerca de 2000, adquiriendo mayor visibilidad pese a que ese año el total de inmigrantes fue de 300.000. A partir de esa fecha su desarrollo fue exponencial por cuanto para 1910 superaban los 60.000.38 Desde comienzos del siglo XX hasta el inicio de la I Guerra Mundial la migración árabe a América se desarrolló de manera significativa. Lo normal era que salieran del puerto de Beirut hasta Marsella o Génova desde donde embarcaban a América en un viaje que podía durar un mes y tenía un costo aproximado equivalente a 50 dólares estadounidenses.39
La falta de estadísticas confiables y el problema de la identificación del origen de los emigrantes, hace difícil conocer bien las características demográficas del movimiento migratorio de los árabes. El sometimiento al Imperio Turco hasta 1919 impide saber los lugares de origen de los árabes ya que, como se señaló
35 Ibid.
36 Montenegro, Silvia. “Comunidades Árabes en Brasil”, en: Adeluahed Akmir, Los Árabes en América Latina. Historia de un Emigración, Siglo XX Editores, Madrid 2009, p.240.
37 Bartet, Leyla, “La Inmigración Árabe en Perú”, en: Adeluahed Akmir, Los Árabes en América Latina. Historia de un Emigración, Siglo XX Editores, Madrid 2009, p. 183.
38 Bertoni, Liliana Ana, “De Turquía a Buenos Aires. Una Colectividad Nueva a fines del Siglo XIX”, Estudios Migratorios Latinoamericanos (Buenos Aires) N°26 (1994), pp. 68-70.
39 Akmir, Adeluahed. Los árabes en América Latina. Historia de un Emigración, Siglo XX Editores, Madrid 2009, p.11.
anteriormente, quienes lograban salir lo hacían con pasaporte turco. De allí que sólo luego de terminado el dominio turco es posible conocer con certeza el origen de los inmigrantes árabes que llegan a los países de América Hispana.
Es sabido que durante los primeros años del siglo XX hubo un fuerte flujo migratorio que se vio afectado por la I Guerra Mundial, para luego nuevamente verse estimulado especialmente para los familiares de quienes ya estaban establecidos en algún país hispanoamericano. La crisis de fines de la década de 1920 provocó una nueva paralización debido a los serios problemas que afectó al mundo occidental y especialmente a los países menos desarrollados y fuertemente dependientes de las exportaciones de materias primas, como era el caso de América Hispana.
Tabla N° 1
Inmigrantes Árabes en América Hispana. Primer Tercio Siglo XX.
Fuente: Abdeluahed Akmir, op. cit. p.20.
La imagen que proyectaron los árabes en los diferentes países americanos donde se establecieron no siempre fue la misma. En las regiones con más presunciones racistas y sentimientos de identidad europea, como Argentina y Chile el fenotipo de los árabes no se asemejaba a sus cánones raciales europeizantes en boga, por lo cual no era, en general, aceptado, en cambio en Perú, con mayor diversidad étnica y fuerte presencia indígena, al árabe se le veía más próximo a las características europeas, por lo cual se le consideraba como perteneciente a dicho grupo, lo que facilitaba su gestión y aceptación.40
40 Bartet, Leyla, op. cit. p.196.
En relación con su gestión laboral, la mayoría de los árabes en todos los sitios donde llegaron comenzaron como vendedores ambulantes, sobre lo cual poseían experiencia de sus lugares de origen en donde ofrecían sus artesanías y otros productos que confeccionaban en sus propias casas. Al respecto es necesario referirse a la importante actividad textil que desarrollaban los árabes en sus domicilios, donde hilaban la lana y luego tejían, para finalmente entregar su producción a comerciantes que evaluaban sus productos y le pagaban acorde a la calidad alcanzada. Este antecedente es importante dado a la relevancia que los árabes tendrán posteriormente en el desarrollo de la industria textil en nuestro Continente.
A diferencia de la llegada de grupos europeos, los árabes no contaron con subsidios estatales ni posibilidades de contratos o accesos a colonias agrícolas. Muchos de los inmigrantes árabes, en algunos países, ingresaron en forma clandestina, debiendo someterse a los abusos de los traficantes. Tal proceso implicó muchas y diversas penurias en el trayecto del viaje como en la llegada a sus destinos, en donde a veces se les impedía desembarcar, debiendo regresar a su lugar de origen o intentar desembarcar en forma subrepticia en otro lugar, como ocurría a quienes venían a Argentina, siendo rechazados para luego quedarse en Brasil. Durante el viaje las condiciones eran muy malas ya que debían viajar en las bodegas, donde padecían por la falta de aire o eran afectados por enfermedades o epidemias que provocaba muertes masivas, como es el caso de la madre de Aycha Selman que perdió a su madre en viaje a Chile desde Belén junto a su padre y cuatro hermanos.41
El viaje y la adaptación a los lugares de destino era solventado por sus propios recursos. Su destino laboral estaba ya prefijado y se orientaba a la actividad comercial para lo cual estaban preparados. Empero, esta actividad fue criticada por considerarse de escaso aporte para el desarrollo de las regiones a las cuales llegaban. En muchos países se esperaba que vinieran agricultores y en el caso de los árabes, aunque fueran agricultores no se dedicaban a esa actividad, privilegiando el comercio que requería de menor inversión y un beneficio más inmediato. A través del comercio ambulante, que fue el inicio laboral de los árabes, donde fuera que llegaron, incursionaron, preferentemente, en lugares distantes de los centros urbanos, lo que impuso incorporaran nuevas estrategias comerciales como el trueque con campesinos y el crédito semanal, vendiendo productos muy variados, de bajo valor con márgenes de ganancia también muy reducidos y en donde la comercialización incorporaba el “regateo” como algo normal o necesario en la mentalidad del árabe que no concibe la venta sin un preámbulo que implique sociabilidad y negociación del producto ofrecido. El “regateo” es
41 Bahajin, Said, op cit, pp.751-2.
más bien un mecanismo, en donde el vendedor inicia la venta con un sobreprecio del producto para luego irlo bajando ante las protestas del comprador, para finalmente llegar a un valor consensuado que deja conforme a ambos. Es aquí donde aparecen las capacidades innatas del vendedor árabe generando vínculos con sus clientes que facilitarán su labor para las siguientes transacciones y estableciendo relaciones que en muchas ocasiones se transforman en amistad. Es evidente que la connotación que tiene la actividad comercial para los árabes es muy distante a la que encontramos en el medio hispanoamericano, donde se consideraba de escasa valoración social el comercio, además de visualizarlo como una actividad de nulo aporte para el desarrollo nacional.
“En los países árabes, en general, el comercio fue históricamente una actividad muy bien considerada, libre de la valoración negativa que le adjudica el Occidente católico. Es percibido como una función social esencial de mediación y por ello el pequeño comercio no está nunca en manos de extranjeros. Se concibe como un servicio, lo que explica la actitud del vendedor: siempre disponible y amable con los clientes”.42
El comercio ambulante realizado por los árabes, tal como lo señala Noufuri, generó una verdadera revolución en la economía de los países americanos, permitiendo que sectores campesinos pudieran acceder a mercancías a las que no estaban habituados y a interesarse más por manejar dinero. Sus estrategias operaron cambios significativos en el comercio urbano aplicando reducciones a los márgenes de ganancias por unidad logrando aumentar el volumen de sus ventas. Podía ocurrir que en algunos productos vendían sin obtener mayores márgenes combinando su venta con otros productos de mayor atractivo con los cuales lograban mejores precios.
“Su sistema de comercio contribuyó a acelerar la circulación del dinero en las áreas rurales, pues generó en el peón de campo la necesidad de demandar al patrón de estancia o al latifundista el pago del sueldo en metálico para poder comprarle al «turco», al mismo tiempo que popularizaron el microcrédito para introducir nuevos productos, con el que toda la cadena funcionaba entre los mismos comerciantes y hacia el consumidor final”.43
42 Bartet, Leyla, op cit p.180.
43 Noufuri, op. cit., p.132.
Una vez que se lograba capitalizar una cantidad mínima para establecerse en forma estable se arrendaba un local, que muchas veces era también el hogar del comerciante, lo que permitía estar disponible para vender en cualquier momento, sin problemas de horarios. Los primeros años imponían sacrificios extremos evitando gastos al máximo, manteniendo la idea de juntar dinero para hacer crecer su negocio y poder traer a otros miembros de su familia.
Los primeros inmigrantes generaron los focos de atracción para sus paisanos determinando las características de las agrupaciones en los distintos lugares de destino. Así, mientras en Brasil y México se concentró una amplia afluencia de libaneses, el grupo mayoritario en Argentina fue de origen sirio, y en Chile, por el contrario, la mayoría la constituyeron miembros de la comunidad de origen palestino.44 En cada país ocurrió también la misma situación, se concentraban en determinadas regiones grupos procedentes de determinados lugares de distintas ciudades o aldeas árabes, consecuencia de las cadenas migratorias que se constituían.
En general es difícil conocer cifras exactas de migración extranjera en América Hispana y más aún en el caso de los árabes, por la identificación de turcos que se hizo de ellos por mucho tiempo. A tal situación debemos agregar que muchas veces ingresaban en algunos países en forma clandestina o se quedaban allí un corto período para luego re-emigrar a otro país como ocurrió con los árabes que llegaron a México y que luego se fueron a los Estados Unidos y tales desplazamientos no quedaban registrados. Las fuentes que existen para conocer la migración árabe en México presentan serias discrepancias, lo que revela la poca confiabilidad de ellas y recién en el censo de 1908 se registró a los extranjeros.45 Durante los primeros años del siglo XX se advierte una política discriminatoria en la legislación mexicana y tal actitud afectó negativamente a los árabes. En el reglamento migratorio de 1927 se exigía a los migrantes disponer de un capital mínimo de $10.000 para permitir su ingreso, exigencia que se eliminó posteriormente para los procedentes de Europa. Se privilegiaba el ingreso de europeos y preferentemente profesionales o técnicos y se evitaba el ingreso de comerciantes o personas sin instrucción.46 Recién con el gobierno de Lázaro Cárdenas se percibe una política migratoria más abierta (1934). Durante la década de 1920 se produjo un aumento de la migración árabe, que se explicaría por el término
44 Kahhat, Farid y José Alberto Moreno, “La Inmigración Árabe hacia México (1880-1950)”, en: Adeluahed Akmir, Los Árabes en América Latina. Historia de un Emigración, Siglo XX Editores, Madrid 2009, p.317.
45 Ibid, p.323.
46 Zeraoui, Zidane. “Árabes y judíos en México: Integración y herencia cultural”, en: Ignacio Klich (Comp.), Árabes y Judíos en América Latina. Historia, Representaciones y Desafíos, Siglo XXI, Buenos Aires 2006, p.197.
del conflicto interno y de la I Guerra Mundial y el auge petrolero en el norte del país. A comienzos del siglo XX, el reducido número de árabes se concentró en el Golfo de México debido a que allí estaban los puertos de entrada al país y donde se concentraba la industria del henequén, fibra natural que se utilizaba para la elaboración de cuerdas que utilizaban los barcos. A partir de 1920, aproximadamente, como efecto del surgimiento de petróleo en los estados del Norte se desplaza la población árabe a esa región. Luego, a partir de 1940 fue el Distrito Federal el que atrajo a los árabes y donde definitivamente se concentraron mayoritariamente.47 Respecto al origen de los árabes establecidos en México el 82% eran libaneses, seguidos por el 9% de palestinos y un 7% de sirios.48 A mediados del siglo XX los árabes eran cerca de 20.000 habitantes, de los cuales cerca del 40% no estaba considerado en los registros estatales.
El predominio de libaneses en México determinó que también fuera la religión cristiana maronita que mayoritariamente ellos profesaban se impusiera como su práctica religiosa. Luego de superar por años diversos contratiempos para poder practicar libremente su religión, en 1906 se registró el primer servicio religioso en arameo en la iglesia La Candelaria, barrio en donde se concentraban los comerciantes libaneses en el centro de la ciudad de México.49 Durante la presidencia de Álvaro Obregón pudieron los maronitas contar con su propio templo destinado exclusivamente a sus oficios religiosos y tal fue la iglesia de Nuestra Señora de Balvanera, anteriormente, durante la colonia un convento de monjas.50 Actualmente, dicho templo se le conoce como la catedral de San Charbel.
Sin duda, la identidad religiosa de carácter católico ha facilitado la integración de los libaneses en la sociedad mexicana, quienes manifiestan un comportamiento muy similar al que se observa en la mayoría de las comunidades árabes establecidas en América Latina en cuanto a mantener su identidad originaria en su vida privada y adoptar las costumbres de la sociedad receptora en el ámbito público. De allí que en México no establecieron escuelas comunitarias los libaneses y optaron por facilitarles la integración a sus descendientes enviándolos a los establecimientos educacionales estatales.51
47 Kahhat, Farid y José Alberto Moreno, op. cit. p.334-335.
48 Ibid. p.329.
49 Martínez Assad, Carlos” Los libaneses maronitas en México y sus lazos de identidad”, en: Agar, Lorenzo et al, Contribuciones árabes a las identidades latinoamericanas, Casa Árabe-IEAM, Madrid, 2009, p. 100.
50 Ibid.
51 Ibid.p.108.
Entre los libaneses que llegaron a Veracruz estaba Julián Slim Haddad quien llegó de sólo 14 años, en 1902, para reunirse con sus cuatro hermanos que habían llegado en 1898 y estaban instalados en Tampico. Muy tempranamente. Julian demostró una gran capacidad empresarial que lo llevó a ser propietario de una gran tienda de mercería y dueño de diversas propiedades. Contrajo matrimonio con Linda Helú, hija de libaneses con quien tuvo como hijo a Carlos en 1940, que sobresale actualmente como uno de los empresarios más sobresalientes a nivel mundial.52 Carlos quedó huérfano de padre a la edad de 13 años, pero aprendió de su padre el rigor y la disciplina en el ejercicio empresarial y quedó como heredero de una considerable fortuna que luego él la multiplicaría a un nivel que le permitió en determinado momento ser considerado el poseedor de la mayor fortuna a nivel internacional.53
Brasil fue otro de los países latinoamericanos en donde predominaron los libaneses y tal como ocurrió en otros países del Continente su llegada se efectuó sin contar con los subsidios estatales y ubicándose preferencialmente en zonas urbanas y dado a los problemas señalados en cuanto a no reconocerse su identidad nacional ocurría que su identidad se constituía fundamentalmente por su religión y la aldea o ciudad de procedencia.54 Brasil es uno de los países que recibió migrantes árabes desde fines del siglo XIX ya que son cerca de 5000 los migrantes que entre 1870 y 1890 se les identifica de ese origen. La comunidad árabe siguió incrementándose para llegar a 11.000 habitantes en 1913. Luego, en 1920, ya eran 20.000 los que se identificaban como miembros de esa comunidad.55 Si consideramos que en Brasil ingresaron 4.500.000 migrantes hasta mediados del siglo XX, la presencia de 180.000 árabes es reducida, dentro del contexto inmigratorio. En cuanto a su distribución geográfica se puede señalar que se ubican en todo el territorio, aunque con una tendencia marcada en el estado de Sao Paulo en donde se advierte un notorio ascenso social ya que, como ocurrió en diversas regiones de América Latina, su llegada fue con escaso o nulo capital y de vendedores ambulantes (mascates) pasaron a controlar, durante la década de 1930, tiendas establecidas y, luego, sobresalir como empresarios industriales. Para esa época se hacen notar los árabes, además, por la gran cantidad de asociaciones étnicas que fundan con diversos intereses. Sólo en la ciudad de Sao Paulo se podían contar 120 asociaciones árabes. A diferencia de otros lugares de América, llama la atención la vitalidad que tuvo en Brasil la presencia de la prensa comunitaria que desde el comienzo de sus actividad co-
52 https://www.infobae.com/america/mexico/2021/10/28/.
53 Ibid.
54 Montenegro, Silvia, Comunidades árabes en Brasil, en Akmir, Abdeluahed (Coordinador), Los árabes en América Latina. Historia de una emigración, Siglo XXI, Madrid 2009, p.240.
55 Ibid. p.242.
Este libro fue compuesto con la familia tipográfica Open Sans 10 pts.
Impreso en papel Bond ahuesado de 80 gr/m2, en un formato de 17 x 24 cm. Páginas de cortesía en papel hilado negro de 106 gr/m2. Encuadernación en rústica con tapas en papel Couche opaco 350 gr/m2.
Fue maquetado en la ciudad de Valparaíso y confiado a Grafhika Impresores, durante octubre de 2025.

La Comunidad Árabe en la región de Valparaíso constituye un aporte fundamental al estudio histórico de la inmigración árabe en Chile y, en particular, de su asentamiento en la región de Valparaíso. Fruto de un proyecto de investigación apoyado por FONDECYT y enriquecido con nuevas fuentes y perspectivas, el libro de Baldomero Estrada examina dimensiones demográficas, sociales, económicas y culturales de una colectividad que ha dejado una huella perdurable en la vida regional y en la del país.
A partir de un riguroso análisis de censos, registros institucionales y testimonios orales, el autor demuestra cómo la comunidad árabe enfrentó procesos de discriminación y adaptación, articulando estrategias de inserción laboral, empresarial y de asociatividad que contribuyeron de manera decisiva a la configuración de una sociedad plural y dinámica. Esta obra narra el devenir de una colectividad y plantea claves interpretativas para comprender fenómenos más amplios de movilidad, integración y preservación identitaria en América Latina.