Actividad Física en la Escuela

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FERNANDO RODRÍGUEZ R.

Actividad física en la escuela

Desafíos

y oportunidades

Este libro ha sido seleccionado en el concurso de Publicaciones

Académicas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Vicerrectoría académica

SERIE ARBITRADA

Actividad Física en la Escuela. Desafíos y Oportunidades

© Fernando Rodríguez R.

Primera edición, agosto 2025

Registro de Propiedad Intelectual: 2025-A-6375

ISBN 978-956-17-1182-2

Derechos Reservados

Tirada: 300 ejemplares

IMPRESO EN CHILE

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Av. Errázuriz 2930, Valparaíso

info@edicionespucv.cl / www.edicionespucv.cl

Dirección Editorial: David Letelier

Diseño: Jorge Espinoza

Obra licenciada bajo Creative Commons

Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/legalcode.es

ACTIVIDAD FÍSICA

EN LA ESCUELA.

DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES

Agradeciemientos

Esta obra marca el cierre de una etapa y, posiblemente, el inicio de una nueva. En este recorrido de veinte años, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a mis colegas y amigos del grupo IRyS, con quienes he crecido personal y profesionalmente, especialmente a Carlos, por su constante apoyo. También agradezco, aunque parezca paradójico, a quienes, desde la universidad, han dificultado mi camino, porque gracias a esos desafíos he podido desarrollar resiliencia, paciencia y madurez. Extiendo mi gratitud a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en general y a su valiosa comunidad; a los amigos de la Facultad de Ciencias, a la VINCI, a la DGAI y a Ediciones PUCV.

Asimismo, agradezco a los colegas y amigos de la Universidad de Granada, la Universidad de Cádiz, la Universidad de Porto y la Universidad de La Frontera, quienes me han brindado espacios de aprendizaje y colaboración, y cuyo trabajo reconozco y valoro en esta publicación.

Mi reconocimiento también va para los y las estudiantes de pregrado y posgrado con quienes he tenido la oportunidad de trabajar, avanzar y aprender mutuamente.

Y, finalmente, y de manera muy especial, agradezco a mi familia: a mi esposa, a mis hijas y a mi hijo, por la paciencia, el amor y el respaldo incondicional que me han entregado en todo este tiempo. A todos, mi enorme gratitud.

Capítulo 8:

Intervención

PRESENTACIÓN

El presente texto tiene como finalidad entregar información actualizada en base a la investigación científica mundial y la desarrollada por el propio autor en Chile. Además, se entregan una serie de herramientas prácticas que pueden ser útiles y fácilmente replicadas en diferentes contextos escolares.

El foco principal del documento es contribuir a la mejora de los comportamientos activos a nivel escolar en niñas, niños y adolescentes y, por lo tanto, está dirigida a profesores que se desempeñan en el sistema escolar y a los profesores en formación de educación física, así como a todos aquellos profesionales que se esmeran por mejorar los niveles de actividad física y el bienestar de nuestros escolares.

Esta obra aborda las diferentes problemáticas asociadas a la falta de actividad física, así como plantear algunas propuestas de mejora, que pueden ser muy útiles para el desarrollo de las prácticas escolares. Todo se desarrolla entregando información valiosa proveniente de los investigadores más destacados en el ámbito de la actividad física para la salud. En este sentido, se entiende la actividad física como el principal elemento del comportamiento activo, y que puede ser fácilmente identificable por cualquier profesional o estudiante y aplicable tanto en los contextos escolares formales, como en aquellos extra-escolares. El concepto de actividad física que se desarrolla a continuación, no se aborda desde una mirada unicista, como comúnmente ha sido definido por algunos autores y colegas que desarrollan la educación física desde un ámbito más cualitativo, sino que incluye los aspectos sociales, emocionales, cognitivos, físicos e incluso espirituales por los que se aboga desde otras perspectivas y sobre los cuales tiene comprobados efectos positivos. El concepto

de actividad física utilizado en este texto, es simple y concreto, por lo tanto, se omiten definiciones complejas, sin buscar posicionarse por sobre otras conceptualizaciones del área, tales como motricidad humana, corporeidad, corporalidad, entre otras definiciones. Tampoco busca, bajo ningún punto de vista, generar algún tipo de polémica o discusión epistemológica o filológica sobre la temática, sino que, por el contrario, intenta, bajo lenguajes y definiciones simples, acercarse más a las conceptualizaciones y recomendaciones mundiales de la disciplina que abordan esta temática bajo los conceptos de physical activity y exercise.

Si a usted, como lector, le cuesta comprender que el concepto de actividad física puede abarcar todo lo que la investigación cualitativa en educación física define, entonces este libro no es para usted. No obstante, intenté buscar a lo largo del texto muchos elementos comunes que pueden ser bien comprendidos desde las diferentes y diversas miradas, con una lógica más convocante que divergente.

Le invito a revisar y leer este texto que resume gran parte de mis resultados de investigación realizados en Chile en los últimos años y que, además, aglutina una gran cantidad de información actualizada a nivel mundial sobre las diferentes manifestaciones del comportamiento activo y cómo pueden aplicarse en grupos de niñas, niños y adolescentes dentro y fuera de la escuela. Espero que lo disfrute y aproveche, ¡comencemos!

Capítulo 1 ACTIVIDAD FÍSICA PARA LA SALUD

Actividad física

La actividad física (AF) se define como todas las actividades que implican movimiento corporal que involucren un gasto de energía por sobre el estado de reposo, es decir aquellas actividades que impliquen más de 1,5 equivalentes metabólicos (METs). Un MET (Metabolic Equivalent of Task) o equivalente metabólico en español, se puede entender como una actividad que consume 1 kcal por kg de peso de una persona en una hora (MET= 1kcal x Kg x Hora), que equivale a un consumo de 3,5 ml de O2 por kg de peso en un minuto (MET= 3,5 ml O2 x Kg-1 x min-1), aunque esto podría ser impreciso en personas con enfermedades cardiovasculares y/u obesas, donde tanto la deficiencia cardiaca y pulmonar, así como el exceso de peso, desajustan esta relación.

Entonces, ¿la actividad física podría definirse como el antónimo de sedentarismo? Pues no, ya que este último implica la realización de actividades a una intensidad muy baja, como actividades en reposo con un gasto energético menor a 1,5 METs, como ver televisión, trabajar en el computador sentado, manejar un automóvil, etcétera, que en términos simples es el rango metabólico de reposo, resultado del estar quieto y sentado (Ainsworth et al., 2000).

Por sobre los niveles de sedentarismo vamos a clasificar a la AF en niveles de intensidad (Figura 1), de acuerdo al gasto energético en METs como:

- Actividad física de baja intensidad: 1,5 a 2,9 METs

- Actividad física de moderada intensidad: 3 a 5,9 METs

- Actividad física de vigorosa intensidad: > 6 METs

Figura 1. Niveles de actividad física según METs y ejemplos para cada intensidad.

Recomendaciones actividad física

La Organización Mundial de la Salud (OMS), hace casi una década, ha dejado de recomendar AF por el número de días a la semana (3 a 5 veces por semana) y ha definido desde 2010, recomendaciones de AF en base los minutos totales de actividad semanal. La Figura 2 muestra las actuales recomendaciones que promueve la OMS.

Lactantes (< 1 año)

Deben estar físicamente activos varias veces al día de diferentes formas, especialmente mediante el juego interactivo en el suelo; cuanto más mejor. Para aquellos que todavía no se mueven, esto incluye al menos 30 minutos en posición prona (boca abajo) repartidos a lo largo del día mientras estén despiertos.

No deben permanecer sujetos durante más de una hora seguida (por ejemplo, en carritos, sillitas o tronas, o sujetos a la espalda de un cuidador). No se recomienda que pasen tiempo frente a pantallas. En momentos de inactividad, se recomienda que un cuidador les lea o cuente cuentos.

Niños/as de 1 a 2 años

Deben pasar al menos 180 minutos realizando diversos tipos de AF de cualquier intensidad, incluida la AF de intensidad moderada a vigorosa, distribuidos a lo largo del día; cuanto más mejor.

Al igual que los lactantes, no deben permanecer sujetos durante más de una hora seguida (por ejemplo, en carritos, sillitas o tronas, o sujetos a la espalda de un cuidador) ni permanecer sentados durante periodos largos de tiempo. Las niñas, niños de 1 año no deben pasar tiempo en actividades sedentarias frente a una pantalla (como ver televisión, videos o jugar a juegos en la computadora). Para las niñas y niños de 2 años, el tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a una pantalla no debe exceder de una hora; cuanto menos mejor.

Niños/as de 3 a 4 años

Deben pasar al menos 180 minutos realizando diversos tipos de AF de cualquier intensidad, incluidos al menos 60 minutos de AF de intensidad moderada a vigorosa, distribuidos a lo largo del día; cuanto más mejor.

No deben permanecer sujetos durante más de una hora seguida ni permanecer sentados durante periodos largos de tiempo. El tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a una pantalla no debe exceder de una hora; cuanto menos mejor.

Figura 2. Recomendaciones de AF de según la OMS para niños y niñas menores de 5 años.

Jóvenes (5 a 17 años)

Para las niñas, niños y adolescentes en este rango de edades, la AF incluye juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Con el objetivo de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea, y reducir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), se recomienda que:

Las niñas, niños y adolescentes entre 5 a 17 años realicen al menos 60 minutos diarios de actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa. Realizar AF durante más de 60 minutos diarios proporcionará mayores beneficios para la salud. La mayor parte de la AF diaria debería ser aeróbica.

Además, se deberían incorporar actividades vigorosas que fortalezcan los músculos y huesos al menos tres veces por semana.

Adultos (18 a 64 años)

Para los adultos de 18 a 64 años, la AF abarca una variedad de actividades que incluyen recreación, desplazamientos (como caminar o andar en bicicleta), ocupaciones laborales, tareas domésticas, juegos, deportes y ejercicios planificados como parte de la rutina diaria, familiar o comunitaria. Estas actividades son recomendadas para mejorar la salud cardiovascular, muscular y ósea, además de reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles y la depresión.

Las recomendaciones específicas son las siguientes:

Realizar al menos 150 minutos semanales de AF aeróbica de intensidad moderada, o 75 minutos de AF aeróbica vigorosa cada semana, o una combinación equivalente de ambas intensidades. La actividad aeróbica debe realizarse en sesiones de al menos 10 minutos continuos.

Para mayores beneficios para la salud, considerar aumentar la AF moderada aeróbica hasta 300 minutos por semana, o realizar 150 minutos semanales de AF intensa aeróbica, o una combinación equitativa de ambas.

Además, las recomendaciones consideran realizar actividades de fortalecimiento muscular que involucren los principales grupos musculares al menos dos veces por semana (Tabla 1).

Adultos mayores (+65 años)

Para los adultos de este grupo etario, la AF incluye actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales si aún trabajan, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados dentro del contexto de sus actividades diarias, familiares y comunitarias. Todo esto tiene el objetivo de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea, la funcionalidad, re-

ducir el riesgo de ECNT, depresión tan característica de la edad y el deterioro cognitivo.

Los adultos mayores deben dedicar al menos 150 minutos semanales a actividades físicas aeróbicas moderadas, o 75 minutos a actividades aeróbicas vigorosas, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Los adultos con movilidad reducida deben realizar actividades físicas para mejorar su equilibrio y prevenir caídas, al menos tres días a la semana. También es recomendable que realicen actividades que fortalezcan los principales grupos musculares al menos dos días a la semana.

Si los adultos mayores no pueden cumplir con las recomendaciones debido a su estado de salud, deben mantenerse físicamente activos en la medida de sus posibilidades.

Tabla 1. Recomendaciones de actividad física según la OMS

Recomendación 5 a 17 años 18 a 64 años > 65 años

Tiempo

Tipo de actividad

60 min diarios de actividad física de moderada a vigorosa.

150 min semanales de actividad física aeróbica moderada o 75 min semanales de actividad aeróbica vigorosa, o una combinación de ambas.

Preferentemente actividad aeróbica diaria

Fortalecimiento

Incorporar tres veces por semana actividades vigorosas que refuercen músculos y huesos.

Dos veces por semana, realizar actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.

Tres veces por semana realizar ejercicio de equilibrio y 2 o más veces fortalecimiento de los principales grupos musculares.

Actividad física v/s ejercicio

La AF no es lo mismo que ejercicio. El ejercicio es un tipo de actividad planificada, estructurada, repetitiva y sistemática que se realiza con el objetivo de mejorar alguno de los componentes de la condición física (fuerza, resistencia aeróbica, resistencia anaeróbica, velocidad, flexibilidad, etc.). La AF en cambio, incluye al ejercicio, pero además de otras actividades no planificadas ni sistemáticas y que tienen una implicancia importante sobre el gasto energético, como actividades domésticas, actividades en el trabajo, transporte activo, juegos y cualquier otra actividad recreativa (WHO, 2015).

Si bien es cierto que la AF aporta importantes beneficios a la salud, la evidencia demuestra que el ejercicio aporta muchos más beneficios.

Williams y sus colaboradores (2001) en un meta-análisis que incluyo 23 estudios de cohorte, sumando a 1.325.004 personas, demostró que el ejercicio disminuye mucho más el riesgo coronario y la enfermedad cardiovascular, a diferencia de la AF (Figura 3).

Figura 3. Curva dosis-respuesta estimada para el riesgo relativo de enfermedad coronaria o enfermedad cardiovascular según el nivel de ejercicio o AF. Estudios ponderados por años/persona de experiencia (Williams et al., 2001).

La intensidad del ejercicio puede estimarse de acuerdo a algunos parámetros fisiológicos, como son el VO2max y la frecuencia cardíaca por minuto. El VO2max es el volumen máximo de oxígeno que los músculos son capaces de consumir por cada kg de peso en un minuto de ejercicio hasta el agotamiento, lo cual se expresa en mL/ kg-1/min-1. Mientras mayor sea el VO2max, mayor es la capacidad cardiorrespiratoria de una persona. Por ejemplo, un campeón mundial de maratón puede llegar a tener un consumo de 85 mL/kg-1/min-1, mientras que un sujeto sedentario consume como máximo, apenas 30 mL/kg-1/min-1.

Respecto de la frecuencia cardíaca (FC), para estimar la intensidad del ejercicio, se utiliza un porcentaje de la FC máxima (FCmax), donde tradicionalmente se ha usado la ecuación 220 - edad para hombres y 226 - edad para mujeres, obteniendo así el 100% de la FCmax. Para definir la intensidad del ejercicio según el VO2max y la Fcmax, podemos usar la los valores expresados en la Tabla 2 para asociar ambas variables.

Tabla 2. Intensidades de ejercicio según porcentaje de VO2max, Fcmax y METs. Adaptado de Norton et al., 2010.

INTENSIDAD DEL EJERCICIO

No podemos olvidar las diferencias que existen entre adultos y niños/adolescentes, donde en estos últimos muchas de las variables fisiológicas del ejercicio están aumentadas, pero que no representan una mejora funcional, es decir, mayor FC no significa una mayor eficiencia en el transporte de oxígeno al musculo, o una mayor frecuen-

cia respiratoria, no implica un mayor intercambio gaseoso. En la Tabla 3 se presentan las diferencias cardiorrespiratorias entre adultos o jóvenes.

Tabla 3. Diferencias en las funciones cardiorrespiratorias de niñas y niños frente a adultos.

Función fisiológica

Diferencia en niñas, niños comparado con adultos

Frecuencia cardiaca submáxima y máxima Alta

Volumen pulmonar submáximo y máximo Bajo

Flujo sanguíneo en musculo activo Alto

Presión sistólica y diastólica submáxima y máxima Baja

Umbral ventilatorio Similar

Frecuencia ventilatoria Alta

Según la Tabla 3, la prescripción del ejercicio y los parámetros usados en adultos, no pueden ser replicados en niñas, niños y adolescentes y estas especificidades son particulares para cada grupo etario.

Sedentarismo y sus consecuencias

La conducta sedentaria es definida como la carencia de movimiento durante las horas de vigilia a lo largo del día (WHO, 2010; Cristi-Montero et al., 2015).

La población adulta chilena, destina en promedio 64% del tiempo diario a actividades sedentarias, 29% a AF ligera, 4% a AF moderada y 3% a AF vigorosa. Cabe señalar que, además en Chile, el 31% de la población no es físicamente activa o realiza < 150 min a la semana de AF de intensidad moderada a vigorosa (IND, 2016). Según la última Encuesta

El libro Actividad física en la escuela: desafíos y oportunidades, tiene como propósito transmitir y divulgar información actualizada sobre actividad física en el contexto escolar, basada tanto en investigaciones científicas internacionales como en estudios desarrollados por el propio autor y sus colegas en Chile. Está dirigido principalmente a estudiantes y docentes de educación física, así como a otros profesionales comprometidos con la promoción de estilos de vida activos y el bienestar de niñas, niños y adolescentes. Además de exponer las problemáticas asociadas a la inactividad física, la obra ofrece herramientas prácticas susceptibles de replicar en contextos escolares formales y extraescolares.

El enfoque del libro es integrador y pragmático, comprendiendo la actividad física desde su dimensión física, social, emocional y cognitiva. Sin pretender entrar en debates epistemológicos o terminológicos, se adopta una definición simple y concreta de actividad física, en línea con las recomendaciones mundiales y que no busca confrontar otras conceptualizaciones de la disciplina sino ofrecer un lenguaje accesible que facilite la aplicación práctica.

El texto sintetiza los últimos 10 años de investigación del autor y busca ser una herramienta útil para quienes desean mejorar los niveles de actividad física en niñas, niños y adolescentes.

Se invita al lector a explorar el contenido con una mirada abierta, convocante y orientada a la acción educativa.

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