Suplemento 42º Aniversario

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18 - Reportajes

Viernes 28 de septiembre de 2012

EL OBSERVADOR

El legado musical y social de el poeta y vecino calerano Junto a su amigo Marcelo Nilo Guerra dio vida al dúo más legendario del Canto Nuevo Chileno, durante 33 años, hasta su reciente y trágica muerte Por Gustavo Rodríguez Catalán

E

l jueves 21 de junio, los noticiarios de radio y televisión sorprendían con la información de que el cantautor Nelson Schwenke Porflit había sido internado grave, tras ser atropellado por una conductora, en la esquina de Lyon y Bilbao, en la comuna metropolitana de Providencia.

Faltándole dos meses para cumplir 55 años, la mitad del recordado dúo Schwenke y Nilo cruzó la calle hablando por celular, afinando los detalles de un concierto que darían esa misma noche, sin percatarse que el semáforo peatonal estaba en rojo. Era la primera vez en mucho tiempo que el músico afincado en La Calera aparecía en un noticiario central de televisión. La mañana siguiente, su cuerpo no resistió más las graves lesiones sufridas y Nelson Schwenke “partió de este lado de la vida”, como dice un amigo suyo, aficionado a las letras, como él. “ALLÁ EN EL SUR” Nelson Schwenke Porflit nació en Ancud, en la Isla Grande de Chiloé, el 26 de agosto de 1957. Pese a ello -y a criarse en La Unión- es plenamente identificado por su vida valdiviana. Hasta la capital de Los Ríos llegó con solo 12 años junto a su familia y en esa misma ciudad ingresó a la carrera de Antropo-

logía, en la Universidad Austral de Chile. Ahí comenzó su historia pública, hacia 1979, cuando conoció al estudiante santiaguino de Educación Musical, Marcelo Nilo Guerra. “Llegamos por diversos lados a un conjunto folclórico que formó el profesor Julio María Ángel. Estuvimos en ese grupo un par de meses y como éramos estudiantes jóvenes, para poder participar de la Peña de la Universidad Técnica, que se estaba rearmando, nos ofrecimos para cantar, porque éramos pobres y no teníamos plata. Era la única manera y queríamos participar. Ensayamos algunas canciones de (Alfredo) Zitarrosa y ese fue nuestro comienzo musical”, recuerda Marcelo Nilo. Tras ello, Nelson Schwenke -amante de las letras y muy humanista- comenzó a escribir sus primeras canciones, todas con un profundo contenido social, lo que les permitió participar con éxito en su primer festival en Santiago. Luego regresaron a Valdivia para dar su primer concierto en la Universidad Austral, recinto que no volverían a pisar como dúo hasta 25 años después. Fue el inicio de una prolífica carrera musical, en que publicaron siete discos de estudio entre 1983 y el 2004, además de una antología titulada “20 Años. Crónicas de un Viaje”, editada el 2000. Ésta fue la úni-

ca producción que tiene un título formal, ya que -a la usanza de los rockeros británicos Led Zeppelin- todas las otras llevan el nombre del dúo, más el número de orden. Además, entre 1981 y 2006 colaboraron en nueve discos compilatorios vinculados al Canto Nuevo o de tributo al cantautor Víctor Jara, el ex Presidente Salvador Allende y la dirigente comunista Gladys Marín. Sus letras profundas y llenas de poesía, escritas por el propio Nelson o por su amigo Clemente Riedemann, sumadas a un estilo musical que fusiona el folk con elementos del jazz, la trova e incluso el rock progresivo, le dieron a Schwenke y Nilo un sitial privilegiado en el movimiento del Canto Nuevo, que se desarrolló en nuestro país durante los años 70 y 80, de manera muy subterránea y como una poética forma de resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet. Por su estilo, algunos especialistas han comparado su trabajo con el del dúo estadounidense Simon & Garfunkel, integrado por Paul Simon y Art Garfunkel (“The Sound of Silence”, “Bridge over troubled water”), surgidos en 1957 o con los argentinos Nito Mestre y Charly García, que brillaron juntos entre 1969 y 1975, bajo el legendario nombre de Sui Generis (“Canción para mi muerte”, “Rasguña las piedras” y muchos éxitos más), aunque éstos con una postura mucho menos

Nelson Schwenke Porflit (19572012), antropólogo, poeta, cantante, ferretero y vecino calerano.

comprometida políticamente. “POR LA VIDA” Jorge Coulon Larrañaga, líder de Inti Illimani, destacó el rol de Schwenke y Nilo durante la dictadura militar, como músicos comprometidos, pero además de gran calidad artística. Compañero del dúo en el proyecto “Cancionero Chileno”, nacido el 16 de febrero pasado en el Estadio “Lucio Fariña” de Quillota, el músico y escritor plantea que Nelson y Marcelo fueron el nexo para muchos exiliados -como los propios Inti desde Italia- con lo que se vivía en Chile en esos años. “Sin duda, ellos marcan una etapa muy importante, por su presencia en Chile durante los años duros y oscuros de la dictadura. Ellos empezaron como músicos en esas circunstancias y para nosotros significa que la amistad que con Marcelo tenemos y con Nelson tuvimos, era un puente con todo lo que fue. Vivimos toda la realidad de la dictadura en el exilio y volvimos en los días del plebiscito. Chile era nuevamente una efervescencia social en las calles, que no fue la tónica de la dictadura, con toque de queda, represión y muerte. Y de alguna manera nuestro contacto con ellos significaba para nosotros tratar de entender, porque si hay algo difícil de entender son las sensaciones que una dictadura te deja: el miedo, el temor y el tener que superarlos”, sentenció Coulon. El profesor de Música y comunicador radial quillotano, Raúl Gardella Figueroa, complementa que -pese a su ausencia de los medios masivos, como televisión y radio- Schwenke y Nilo gozaba de una conexión y reconocimiento muy especiales de parte del pueblo. Amigo personal de Nelson Schwenke, el conductor por 25 años del programa “América Canta” asegura que “ellos tienen de sobra el merecimiento para ser considerados una institución. El problema es que su música era un poco under, no era una música difundida en programas que no fueran el ‘América Canta’, el ‘Dimensión Latinoamericana’ de Telmo Aguilar u otros programas en Santiago, en las

“Fuimos amigos, hermanos, compañeros, fuimos matrimonio, todo eso junto”, expresó Marcelo Nilo Guerra sobre quien fue su otra mitad musical durante 33 años. radios Usach o Universidad de Chile. Ese era su segmento y en televisión mucho menos, pero tenían un público cautivo. Si los hubieran llevado al Festival de Viña, toda la gente habría cantado sus canciones”, plantea Gardella, comparándola con el sorpresivo y rotundo éxito que cosechó el cantautor Manuel García en la última versión. Conocedor total de la obra del dúo, que estrenó cinco de sus siete producciones en el “América Canta”, Raúl Gardella manifiesta sobre su amigo Nelson “mi admiración es global. Admiro su música, su pasión por lo que hacía, su consecuencia, sus canciones, que no eran hechas al azar. Algunos de sus textos los escribió un amigo de él también muy consecuente, Clemente Riedemann, chilotes los dos y por allá vino la amistad. Había una gran comunicación entre ellos y como que nunca se rompía el hilo conductor de las composiciones, porque comulgaban lo mismo, socialmente también tenían ideas muy en común”. “MI CANTO” En sus 33 años de carrera juntos, cortados de forma abrupta por los trágicos sucesos de junio, Schwenke y Nilo lograron instalar gran cantidad de himnos de la canción popular chilena, como “Lluvias del Sur” -conocida popularmente por su pie forzado de “Llueve sobre Valdivia”-; “Con datos de la Unicef”, “Mi Canto” y “El Viaje”, este última, la que acompañó a Nelson en su último adiós en la Parroquia San José de La Calera, el jueves 25 de junio. Para su compañero de música Marcelo Nilo, la trascendencia que logró su trabajo se basa en que “desde la perspectiva de lo valórico y de la pertenencia, entiendo que hay dos países. Está el país oficial que instalan y manejan los medios de comunicación y está el país real, ese que se vive en las calles, las fábricas, los colegios, las poblaciones, ese que está en las comunas y en las regiones. Desde lo artístico, nosotros construimos des-

de ese país, desde el país real. Nos preguntan cómo es posible que nos hayamos mantenido tantos años –y que la gente sepa que nos hemos mantenidos muchos años- grabando y haciendo un trabajo artístico que ha trascendido a nuestra época, cuando éramos jóvenes, sin haber estado en los medios de comunicación de masas. Y eso tiene que ver con que somos y pertenecemos al país real, a ese país marginal”, sentenció Nilo. Fruto de su amistad con el dúo -especialmente con Nelson Schwenke- el profesor Raúl Gardella recuerda que cinco de sus siete producciones oficiales fueron estrenadas oficialmente a nivel nacional en su programa “América Canta”. Eso y su larga vinculación con la música, le dan mucha propiedad para poder hablar sobre su trabajo artístico y sentenciar que “Schwenke era un poeta. Cero idea de música, por eso tenía la necesidad de una buena grabadora, empezaba a tararear y ahí iba naciendo la canción. Me contaba que primero salía la letra y después venía la parte musical”. Para el comunicador quillotano, el dúo “deja un legado consecuente, de música chilena, con esta fusión del jazz y la música de raíz, centrada en lo costumbrista, paisajista. Ellos dicen ‘llueve sobre Valdivia’ y tú te imaginas la calle Picarte, el agua corriendo y las chimeneas humeando. Era un pintor de paisajes pero a través de la música, no dejando de lado también el aspecto de la protesta social: ‘Con datos de la Unicef’, ‘Sopa de Margaritas’, ‘El Pate’vaca’. Mira la creatividad, el pate’vaca, ese personaje del que está lleno Chile y él tuvo que descubrirlo. Mucha gente descubrió a Schwenke y Nilo a raíz de la dramática muerte de Nelson, pero él tiene un sitial guardado a la misma altura que Inti Illimani e Illapu. Y en paralelo, los músicos chilenos le tenían una alta estima”. En esta visión coincide Jorge Coulon, para quien “el canto de ellos es más bien interior.


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