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Pistas para avanzar en la construcción de soberanía alimentaria desde la sistematización de experiencia | Por: Olady Agudelo y Miriam León | #EyCHenPandemia

Pistas para avanzar en la construcción de soberanía alimentaria desde la sistematización de experiencia

(Tracks to advance food sovereignty building from the systematization of experience)

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Recibido: junio 2020 Arbitrado y aprobado: julio 2020

Olady Agudelo (1) y Miriam León (2)

(1) Licenciada en Educación, Centro de Experimentación para el Aprendizaje Permanente (CEPAP/UNESR). Magister en Desarrollo Cultural Endógeno, Instituto Superior de Arte de Cuba (ISA). Participante en el Programa de Doctorado en Ciencias de la Educación. Docente-investigadora (nivel agregado) en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR). Facilitadora en la Especialización de Gestión del Desarrollo Social, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR).

(2) Licenciada en Gestión Social del Desarrollo Local, Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Especialista en Gestión del Desarrollo Social, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR). Participante en la Maestría en Gestión Pública, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR). Facilitadora en los programas formativos de la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de julio” (EVAN).

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RESUMEN

El propósito de este estudio ha sido sistematizar la experiencia formativa Cocina Soberana de la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (Instituto Nacional de Nutrición), con el objeto de develar aportes para avanzar en la construcción de soberanía alimentaria. La intención de alcanzar este propósito, nos llevó a la propuesta de Oscar Jara. En esta propuesta, el proceso de sistematización se desarrolla en cinco tiempos: (i) la experiencia como punto de partida; (ii) las preguntas iniciales; (iii) recuperación de proceso vivido, (iv) la reflexión de fondo y (v) las lecciones aprendidas. Para recuperar información de esta experiencia se utilizaron diferentes técnicas: reuniones informativas, selección de informantes claves, entrevistas informales y la revisión documental. De este proceso de sistematización resultaron importantes lecciones para avanzar en la construcción de soberanía alimentaria a partir de procesos formativos sobre hábitos alimentarios saludables.

Palabras clave: Soberanía alimentaria, Hábitos alimentarios saludables, Sistematización de experiencias, Programa Cocina Soberana, Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición

ABSTRACT

The purpose of this study has been to systematize the training experience Sovereign Kitchen of the Venezuelan School of Food and Nutrition “Bicentennial 5 de Julio” (National Institute of Nutrition), in order to uncover contributions to advance the construction of food sovereignty. With the intention of achieving this purpose, we turn to the proposal of Oscar Jara. In this proposal, the systematization process takes place in five times: (i) experience as a starting point; (ii) the initial questions; (iii) recovery of the process lived, (iv) the background reflection and (v) the lessons learned. Different techniques were used to retrieve information from the experience: briefings, selection of key informants, informal interviews and documentary review. Important lessons were made from this systematization process in order to advance the construction of food sovereignty from training processes on healthy eating habits.

Keywords: Food Sovereignty, Healthy Eating Habits, Experience Systemization, Sovereign Cooking Program, Venezuelan Food and Nutrition School

Introducción

Soberanía alimentaria es un tema que comienza a cobrar especial importancia en nuestro país desde los primeros años del presente siglo. A lo largo de todo este tiempo, el contexto venezolano se ha visto sometido a constantes agresiones económicas que están afectando notablemente la producción, la adquisición y el consumo de alimentos. Para hacer frente a esta situación, el ejecutivo ha emprendido diversas acciones que van desde la creación de instrumentos jurídicos hasta la consolidación de políticas, planes y proyectos específicos, orientados a garantizar la producción y el suministro alimentario adecuado. Pese a todos estos esfuerzos, la consolidación de soberanía alimentaria sigue quedando como un asunto pendiente.

Esta situación parece indicar que es preciso encontrar aportes que ayuden a avanzar en la construcción de la soberanía alimentaria en el país. Según plantean algunos investigadores (3) , del acercamiento a ciertas iniciativas podemos extraer interesantes aprendizajes sobre la temática. También se puede advertir que, para acceder a estas experiencias podemos acudir a la sistematización.

Atendiendo a los planteamientos anteriores, en las líneas que siguen compartimos un estudio basado en la sistematización de experiencia. En la primera parte presentamos un análisis acerca de la construcción del concepto de soberanía, su recepción y problemática en el contexto venezolano. En la segunda parte desarrollamos elementos teórico-metodológicos de la sistematización de experiencias y en la tercera parte compartimos la sistematización de la experiencia formativa Comida Soberana de Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (Instituto Nacional de Nutrición); esta sistematización la exponemos en tres apartados: recuperación del proceso vivido, reflexión de fondo y lecciones aprendidas.

La necesidad de avanzar en la construcción de soberanía alimentaria

Soberanía alimentaria es un concepto que se ha construido y se ha ido enriqueciendo desde mediados de la década de los noventa. En 1996, por primera vez la organización Vía Campesina (4) lo propone como alternativa al concepto de seguridad alimentaria (5) planteado por la FAO (6) . Posteriormente, en el Foro Mundial -de 2001-, la soberanía alimentaria se asume como el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos -campesinos, pesqueros e indígenas- de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales (7). Asimismo, en la Declaración Política del Foro de las ONG/OSC (Organismos no Gubernamentales/ Organizaciones de la Sociedad Civil) para la Soberanía Alimentaria, realizado en Roma, 2002, su definición enfatizó -entre otras cosas-, en sistemas de producción agroecológicos, precios justos para la producción del campesinado, protección de la semilla para el libre intercambio y la moratoria sobre los cultivos genéticamente modificados (8). En cambio, en el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria en Nyéléni (Kenia) (9), de 2007, se concedió especial importancia a los conocimientos locales; en palabras de Ribeiro, en esta oportunidad se consideró que “aquellos que realmente tienen los conocimientos necesarios para la soberanía alimentaria son los campesinos, los pescadores de pequeña escala, los pastores, las personas que pueden trabajar y vivir en el bosque” (10). De manera más reciente, en 2010, en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra de Cochabamba, el Grupo de Trabajo sobre Agricultura y Soberanía Alimentaria, entre otros aspectos, propuso prohibir procesos tecnológicos como los agrocombustibles, los organismos genéticamente modificados, la nanotecnología y la geoingeniería; además, insistió en la promoción de la educación integral para la soberanía alimentaria como base de las transformaciones necesarias, integrando propuestas a todos los niveles de educación formal y no formal (11); por último, en el 2013, en la Declaración de la I Asamblea de la Alianza de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe, en Bogotá, la soberanía alimentaria fue definida como “un elemento sustancial en la construcción de un nuevo modelo de sociedad basada en el Buen Vivir y la Soberanía Popular” (12) . Actualmente, se concibe como soberanía alimentaria, el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente adecuados, producidos mediante métodos sostenibles, así como su derecho a definir sistemas agrícolas y alimentarios propios.

Este recorrido nos ayuda a entender la soberanía alimentaria como una propuesta amplia y transformadora; además de que va más allá del concepto de seguridad alimentaria, planteado por la FAO, a la vez que amplía lo que hasta ahora se ha considerado el derecho a la alimentación (13) . En esta trayectoria se puede advertir que esta propuesta incluye tanto el derecho de acceso a los alimentos, como políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo agrario, no sólo basadas en la agroecología sino que además atiendan a las características de los contextos socioculturales. Asimismo, que para materializar la soberanía alimentaria y, en tanto, provocar las transformaciones necesarias, es indispensable contar con los saberes y conocimientos de aquellos trabajadores que día a día hacen posible la producción de suministros alimentarios, así como también promover procesos de educación integral en torno a esta visión.

En Venezuela, toda la propuesta de construcción de soberanía alimentaria ha contado con una amplia recepción y progresivos avances. Desde 1999 hasta la actualidad se han generado diversos instrumentos jurídicos a fin de mejorar las condiciones de seguridad alimentaria y nutricional y alcanzar la soberanía agroalimentaria (14) . Además, el Ejecutivo Nacional ha desarrollado un conjunto de acciones políticas, planes y proyectos específicos, orientados a garantizar el suministro alimentario adecuado; entre otros cabe mencionar el Plan Zamora en 2001; la implementación de la Misión Alimentación en 2003 (15) ; el Plan Nacional de Siembra y Producción (2004-2006); la Gran Misión AgroVenezuela (2010- 2015); la creación de la Vicepresidencia de Seguridad y Soberanía Alimentaria en 2014; el Plan Nacional AgroVenezuela en 2016; la creación de la Misión Abastecimiento Seguro y Soberano y la reestructuración de la Misión Alimenta- ción en 2016 y, por último, la implementación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), también en 2016 (16). Asimismo, sumado al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (MINPPAL), el Ejecutivo ha puesto en funcionamiento una serie de instituciones donde se realizan labores de producción, distribución y suministro; entre otras, la Corporación Venezolana Agraria (CVA), la Corporación Venezolana de Alimentos (CORVAL), AGROPATRIA. Además, Cooperativas, Empresas de Producción Socialista y Consejos Comunales Agrarios, Casas de Alimentación, Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (CASA), Mercados y Alimentos (MERCAL) y la Productora y Distribuidora de Alimentos (PDVAL). En cuanto a las acciones de educación y formación en materia de alimentación y nutrición, se cuenta con el Instituto Nacional de Nutrición –ente creado en 1949, adscrito actualmente al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (MINPPAL)-, el cual se encarga de lo referido a programas y actividades de formación y capacitación en la materia, con el objeto de fortalecer la creación y práctica de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables (17) .

Pese a estos esfuerzos, el avance en la construcción de soberanía alimentaria en Venezuela ha tropezado con diversas dificultades. En los últimos dieciocho años, el contexto político venezolano ha sido de constantes agresiones a la economía nacional. Entre muchos otros eventos, cabe recordar que en 2002 se produjo el golpe de Estado y el sabotaje a la industria petrolera. También que a finales de ese mismo año e inicios de 2003, la paralización de las empresas y comercios privados dejó sin alimentos y medicamentos a buena parte de la población. Además, en 2012 aumentaron los niveles de escasez de principales rubros alimenticios y bienes de primera necesidad, debido al acaparamiento programado por ciertos sectores empresariales y al contrabando de extracción. Finalmente, en estos últimos cinco años, la manipulación del tipo de cambio del mercado paralelo e ilegal unido a sanciones del gobierno de Estados Unidos, han provocado efectos perversos en los niveles de inflación, en el poder adquisitivo y, por supuesto, en la situación alimentaria. De acuerdo con las interpretaciones de voceros del Gobierno Nacional, toda esta situación tiene que ver con un sabotaje a la economía o, en otros términos, una guerra económica cuya intencionalidad es la desestabilización social (18) .

No obstante, en medio de estas agresiones, tanto en el seno de agrupaciones comunitarias como en algunas instituciones, han surgido interesantes iniciativas enmarcadas en acciones de soberanía alimentaria. En el caso de las iniciativas comunitarias, cabe destacar –como indica Ekmeiro- el trabajo del grupo de consumo Mano a Mano, en la ciudad de Mérida, en procura un alimento “sano, limpio y soberano” (19) . También la experiencia de la Comuna Alto Tuy, comunidad periurbana ubicada en el Estado Aragua (20) . Además, en Caracas, es preciso resaltar la labor del Mercado Agroecológico del Parque Los Caobos (21) y el de la Cooperativa de Consumo “La Alpargata Solidaria” en el Parque Cultural Tiuna El Fuerte -de la parroquia El Valle, iniciativas que han funcionado como espacios alternativos para la cooperación directa entre consumidores y productores, así como para el intercambio de rubros agroecológicos, bienes y servicios de producción artesanal. En cuanto a las instituciones, entre otras, hay que mencionar la excelente labor que realiza la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (EVAN), del Instituto Nacional de Nutrición (INN) en cuanto a la formación de hábitos alimentarios saludables.

En los trabajos de varios investigadores podemos advertir que en iniciativas de este tipo pudieran encontrarse algunos aportes que ayuden a avanzar en la construcción de la soberanía alimentaria en el país; por ejemplo, Alarcón y Vera afirman que abordar estas iniciativas permite extraer aprendizajes sobre estrategias para avanzar en el terreno de la soberanía alimentaria (22) . Asimismo, en las experiencias de Consejos de Alimentación –también del Estado español-, García encuentra una “buena oportunidad para construir soberanía alimentaria” (23). Al respecto, en Venezuela, pudiéramos aprovechar la experiencia de Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (EVAN), del Instituto Nacional de Nutrición (INN); esta experiencia cuenta con varios programas de formación que ofrecen opciones para adoptar hábitos saludables y formar los nuevos sujetos sociales que aporten a la construcción y acompañen las políticas públicas en seguridad y soberanía alimentaria y nutricional.

Acceder a las enseñanzas que ofrece esta iniciativa, se puede lograr mediante la sistematización de experiencias. De acuerdo con Expósito y González, la sistematización de experiencias es una propuesta investigativa mediante la cual se desarrollan procesos de reconstrucción e interpretación para comprender los aprendizajes que deja la experiencia. En palabras de estos investigadores,

trata de un proceso de reflexión e interpretación crítica de la práctica y desde la práctica, que se realiza con base en la reconstrucción y ordenamiento de los factores objetivos y subjetivos que han intervenido en esa experiencia, para extraer aprendizajes y compartirlos (24)

Ante la posibilidad de realizar una sistematización de experiencia en la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (EVAN), partimos entonces de preguntarnos: ¿cuáles son los aprendizajes para avanzar en la construcción de soberanía alimentaria que puede ofrecer esta experiencia?

Sistematización de experiencias: horizonte teórico-metodológico

Sistematizar es un término que, en lenguaje ordinario, hace referencia a ordenar, organizar y/o establecer enlaces. De hecho, la Real Academia Española nos remite a la idea de organizar según un sistema, es decir, de acuerdo a un conjunto de reglas o principios que nos permiten establecer vínculos entre diversos elementos. Ahora, cuando hablamos de sistematización de experiencias, en particular, nos referimos a una modalidad investigativa surgida a finales de los años 70 en América Latina, en el marco de procesos de Educación Popular, la Teología de la Liberación y la Investigación Acción Participativa que, progresivamente, se ha extendido hacia otros campos de la acción social (25) .

En la actualidad, sobre esta modalidad investigativa, se pueden encontrar varias perspectivas. Por ejemplo, desde ciertas miradas, la sistematización de experiencias se toma como “mera recopilación de datos (…), narración de eventos o (…) producción de un informe síntesis de una experiencia” (26); en otras oportunidades –sobre todo desde algunas prácticas de tipo institucional- se adopta “de un modo “simplista” (…), en el peor de los casos, se la asume como el llenar “formatos” o “formularios” que informan sobre la operación de las tareas y roles institucionales” (27). En cambio, otras perspectivas –enlazadas a corrientes de pensamiento crítico-, permiten entender que a través esta modalidad investigativa se puede reconocer la riqueza de conocimientos generados en la práctica, recuperar aquellos que son más valiosos y pertinentes y, además, hacerlos comunicables para que otros puedan aprovecharlos. Al mismo tiempo, desde la educación popular, se puede advertir que la sistematización de experiencias constituye un factor que tiende a fortalecer las capacidades transformadoras de los sujetos sociales; en palabras de Jara “hay una intencionalidad transformadora, creadora y no pasivamente reproductora de la realidad social que anima a realizar la sistematización de experiencias como parte de un proceso más amplio” (28) .

En particular, el presente estudio se conecta a esta última perspectiva. En este sentido, partimos de entender la sistematización como un proceso que permite comprender las experiencias y aprender de las lecciones que estas dejan. Además, que el desarrollo de este proceso puede generar conocimientos que ayuden a avanzar en la construcción de soberanía alimentaria. La producción de tales conocimientos comprenderá un proceso de reflexión e interpretación crítica que exige la reconstrucción, el ordenamiento y el análisis de la experiencia, en el sentido que plantean autores como Martinic (29) ; Jara (30) y Van de Velde (31) .

Asimismo, comprender esta experiencia implicará explorar acerca de cómo las condiciones del contexto institucional, los componentes de la propuesta formativa y las dinámicas de trabajo se conjugan en este caso, pues –de acuerdo a lo planteado por Jara-, las experiencias van más allá de hechos, acontecimientos puntuales o simples datos; éstas constituyen procesos vitales, en permanente movimiento, donde se combinan diversas dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad histórico-social: el contexto donde transcurren las acciones de las personas y las reacciones que se generan; los resultados e imprevistos; las percepciones e interpretaciones de los sujetos participantes y las interrelaciones entre estos componentes (32).

Para emprender este proceso, acudimos a la propuesta de Jara. En esta propuesta, el proceso de sistematización se desarrolla en cinco tiempos:

1º. El punto de partida: la experiencia vivida y documentos de registro para su reconstrucción.

2º. Las preguntas iniciales: interrogantes orientadoras que permiten establecer los propósitos de la sistematización: ¿Para qué sistematizar?, ¿Qué experiencia(s) queremos sistematizar?, ¿Qué aspectos centrales de la experiencia interesa sistematizar?

3º. Recuperación del proceso vivido: reconstruye de forma ordenada lo que sucedió, clasifica la información asociada al eje de sistematización.

4º. La reflexión de fondo: aquí la pregunta central es: ¿Por qué sucedió lo que sucedió? Es el momento más importante ya que realiza la interpretación crítica fundamentada en los procesos de análisis, síntesis e interpretación crítica.

5º. Los puntos de llegada: se trata de la emergencia de las lecciones que deja la experiencia y de la comunicación de estos aprendizajes (33).

Tomando en cuenta lo anterior, en este estudio partimos del propósito de develar los aportes sobre soberanía alimentaria que ofrecía la experiencia del Programa Cocina Soberana de la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio” (EVAN), en el Instituto Nacional de Nutrición (INN). A lo largo de su desarrollo, asumimos dos temas como ejes de sistematización: soberanía alimentaria y formación de hábitos alimentarios saludables.

Sistematización de la experiencia Cocina Soberana

a. Recuperación del proceso vivido

De acuerdo con Jara, en este tiempo se entra de lleno a la sistematización. El mismo comprende dos momentos, uno, reconstruir la historia, otro, ordenar y clasificar la información con base al eje de sistematización. La recuperación de este proceso se pudo realizar a través de reuniones informativas, selección de informantes claves, aplicación de entrevistas y revisión documental. Luego de toda esta organización se desarrollaron tres aspectos: (i) Contexto institucional; (ii) Programa Cocina Soberana y (iii) Hábitos alimentarios saludables y soberanía alimentaria en la experiencia formativa Cocina Soberana

i. Contexto institucional

Vale destacar que la experiencia de la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición (EVAN), “Bicentenario 5 de Julio”, surgió como una iniciativa del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías cuando, en 2009, durante la actividad de “El Hallacazo” -en el Paseo Los Próceres-, planteó la necesidad de un espacio formativo sobre el tema alimentario-nutricional y el fortalecimiento de proyectos socios productivos. Así, desde el año 2011, la EVAN forma parte de la estructura del Instituto Nacional de Nutrición (INN) y, en consecuencia, de las políticas del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (MINPPAL). Esta escuela inicia sus actividades, el 16 de mayo de 2011, con el programa pionero “Diplomado en Gestión Social”. En este programa, se incorporaron primero los vecinos de zonas contiguas al Hipódromo La Rinconada. Posteriormente se sumaron habitantes de otras parroquias del Municipio Libertador, en especial de Macarao, Caricuao y San Juan (34) .

Con el pasar del tiempo, la EVAN logrará ampliar su labor con el diseño de otros programas de formación comunitaria que, de igual forma, enfatizarán en prácticas de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables, técnicas para la siembra y proyectos socio productivos. Entre otros programas, es preciso resaltar los siguientes: Cocina Soberana; Panadería Soberana; Red de Defensores Defensoras de la Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional (REDDSSA) y el Programa Nacional de Formación en Seguridad y Soberanía Alimentaria. Entre 2012 y 2013, en esta escuela se conformó el Consejo Académico Asesor, integrado por Carlos Rojas, Javier Nouel, Maribel Prada, Guadalupe Muñoz, Delia Polanco, Carmen Mercado, Elvira Ablan, Isabel Escalona, Giovanny Pacheco, Arturo Jaime y Berta Andrade, profesionales de diversas áreas que darán estructura a la malla curricular de la EVAN, a partir de la cual los programas de formación van adquiriendo un estatus formal (35) .

Con la estructuración de esta malla curricular, se iniciará el despliegue de procesos formativos en los 24 estados del territorio nacional, a través de las unidades del Instituto Nacional de Nutrición (INN). Para tal actividad, se conformó un equipo con varios profesionales, encargados de visitar los estados, a fin de orientar el contenido de los programas. Los primeros estados en recibir esta orientación fueron Anzoátegui, Bolívar, Distrito Capital, Mérida y Nueva Esparta, posteriormente se incorporaron el resto de los estados del país (36).

El desarrollo de este despliegue formativo requirió un importante trabajo de articulación con las comunidades. Desde esta institución, la articulación y participación de las comunidades involucra procesos que enlazan el trabajo de grupos, instituciones, organizaciones y líderes que hacen vida en la comunidad y que, por su naturaleza, coadyuvan a la participación de la comunidad en actividades que promueven el desarrollo comunitario en general y, en particular, en aquellas vinculadas a la alimentación y nutrición.

Desde este punto de vista, la articulación y participación de las comunidades implicó procesos organizados y planificados que se desarrollan en todo el país. En cada uno de los estados se seleccionan las parroquias priorizadas, es decir, aquellas con significativo grado de vulnerabilidad en nutrición y alimentación. Después de seleccionar las comunidades, se realizó la articulación con la vocería de los colectivos sociales existentes en estos sectores. Antes de iniciar cualquier proceso de formación se realizaba un diagnostico en compañía y bajo la orientación de líderes comunitarios con el fin de detectar tanto las necesidades formativas específicas, como también los recursos y otras potencialidades de la comunidad que pudieran contribuir con el desarrollo de la actividad formativa.

Además de los contenidos referidos al área alimentaria y nutricional, en otros procesos formativos, se ofrecen herramientas del área comunicacional y trabajo comunitario. Una finalidad de todos estos procesos se orienta a promover grandes redes agroalimentarias comunales que puedan desarrollar proyectos socio productivos consolidados con siembras orgánicas libre de agroquímico y veneno, en pro del buen comer para el buen vivir y, en este mismo sentido, fortalecer nuestras raíces culturales y potencialidades ambientales para incentivar en los pobladores la vocación productiva y conservacionista.

Para apoyar estos procesos, la escuela también ha dedicado importantes esfuerzos en la producción de materiales formativos; se trata de publicaciones en forma de cuadernillos, producto de investigaciones sociales realizadas por varias personas, con distintos perfiles profesionales, como nutricionistas, docentes, educadores y educadoras populares, luchadores y luchadoras sociales, cocineros y cocineras populares, agroecólogos y gestores sociales de desarrollo local, quienes han hecho vida en esta institución (37).

Además, en educación universitaria, la escuela ha roto la hegemonía que había mantenido la Licenciatura en Nutrición y Dietética en las instituciones universitarias, a partir del diseño y ejecución del Programa Nacional de Formación (PNF) en Seguridad y Soberanía Nutricional en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).

Hasta este momento, en la EVAN se han estado desarrollando los siguientes programas formativos:

• Diplomado en Gestión Social en Nutrición.

• Cocina Soberana.

• Panadería Soberana.

• Programa Nacional de pasantías para una nueva praxis pública nutricional.

• Formación para los centros de cultura alimentaria y nutricional.

• Programa Nacional de Formación en Seguridad Alimentaria y Cultura Nutricional.

• Red de Defensores y Defensoras de la Soberanía Alimentaria (RECS- SA)

• Programas de Formación “Servicio de Alimentación”

En particular, el presente estudio se ha enfocado en el Programa Cocina Soberana.

ii. Programa Cocina Soberana

El Programa Cocina Soberana es una experiencia que comienza a desarrollarse bajo la dirección de Oliver Ribas y María Eugenia Acosta (38). Este programa nace ante la necesidad de ofrecer algunas herramientas para la preparación de platos sanos, seguros, sabrosos y soberanos (39), con la intención de hacer frente al alto consumo de comida chatarra en la población y concientizar sobre una alimentación más beneficiosa para la salud; además, promover el uso de técnicas de cocción más saludables, entre otras, la cocción asada, la horneada y al vapor, así como también, la sustitución de azúcar refinada por papelón y la utilización de grasas y sal en menor cantidad.

El propósito de este programa estuvo encaminado a formar a las comunidades en la preparación de platos venezolanos latinoamericanos y caribeños sanos, seguros, sabroso y soberanos (4S), en aras de profundizar las políticas dirigidas hacia el logro de la soberanía y seguridad alimentaria y, además, contribuir con el desarrollo del 1er y 2do Objetivo Histórico del Plan de la Patria 2013-2019, Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013- 2019 (40).

De allí que sus objetivos se centraron en lo siguiente:

• Formar ciudadanos/as en el nuevo paradigma de alimentación y nutrición humana, social y comunitaria.

• Promover las políticas públicas alimentarias y el rescate de nuestra cultura nutricional.

• Colaborar desde lo alimentario en la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo del capitalismo salvaje, para asegurar la “mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo (41).

El contenido inicial de este programa trataba diferentes temas, articulados sin un orden específico, pues en ese momento no se contaba con una malla curricular. Como facilitadores de los encuentros pedagógicos quedaron encargados Ronny Sánchez, Karina Orjuela, Irama Baloa, Marifre Lameda, Henry Hernández y Sayenka Moreno, entre otros. La primera actividad for- mativa se realizó en la parroquia Macarao, en el aula vivencial del INN, en un urbanismo de la Misión Vivienda. Seguidamente se le da continuidad en otras parroquias, como es el caso de Sta. Rosalía, específicamente en la cocina del Centro Clínico Hipólita Bolívar perteneciente a esta institución; asimismo, en la Parroquia San Juan, en San Martin, y en el estado La Guaira, en Catia la Mar (42).

En el año 2013 se crea un área política pedagógica en la EVAN, a cargo del Lic. Javier Nouel y María Marrero, profesionales que se encargaran de revisar el programa y diseñar la correspondiente malla curricular. A la par, en la institución se consolida el espacio de Control de Estudios, lugar donde se oficializará el proceso de inscripción, la entrega de constancia de participación y la inducción del programa para los 24 estados del país.

La experiencia de este programa tuvo un despliegue a nivel nacional. Para su difusión se realizó un trabajo de inducción con facilitadores de la EVAN en todos los estados del país. Durante este proceso, se proyectaba una presentación con el contenido de la malla curricular y se empleaba un manual paso a paso, elaborado por el área política pedagógica de la EVAN. Este material educativo, debía ser sistematizado y socializado por los facilitadores de la EVAN en los distintos estados. Los responsables de impartir esta orientación eran la Lic. María Marrero y el Lic. Giovanni Pacheco.

Con el Programa Cocina Soberana se quiso brindar a las comunidades, una experiencia formativa diferente a los talleres de cocina tradicionales, es decir, más sencilla, dinámica, y accesible. El programa no tenía costo alguno; los materiales para las prácticas fueron financiados por el INN. Una de las ventajas de esta actividad, es que los participantes no tenían que llevar cuchillos, tablas ni utensilios de una marca específica sino cualquier utensilio de uso cotidiano en el hogar. La intensión primordial era que cualquier persona, sin importar su nivel de formación o ingreso económico, se capacitara sin impedimentos. Por otra parte, la actividad formativa también tenía la intención de acreditar conocimientos de cocina que previamente poseían los participantes. A la vez, este espacio formativo se dedicó a visibilizar, de nuevo, recetas autóctonas de nuestra población, las cuales -de alguna forma- habían desaparecido hace algún tiempo de la memoria, como resultado de la transculturización alimentaria impuesta por los monopolios transnacionales (43).

A nivel nacional, el programa tuvo una importante acogida, debido a su contenido sencillo y a la contribución financiera que aportó el INN. Se calcula que, en los 24 estados del país, se formaron alrededor de 7.679 personas. Sin embargo, de acuerdo a lo que exponen algunos entrevistados, no hubo un avance significativo en cuanto a proyectos socio-productivos debido a falta de herramientas, de financiamiento económico y de seguimiento y control por parte de las instituciones responsables.

Cabe destacar que tiempo después, en el año 2015, a las actividades de este programa se incorpora un grupo de facilitadores y facilitadoras proveniente de otras direcciones del INN, tal es el caso de Carmen Suárez, Neri Silva, Yaritza Nieves, José Luis Hernández y Sonia Álvarez, quienes se encargaron de facilitar los cuatro módulos y de realizar las prácticas en la cocina del Centro Clínico Nutricional Hipólita Bolívar, en el Cementerio, Parroquia Sta. Rosalía. En la actualidad, el programa quedó suspendido en vista del momento económico y político que atraviesa el país. Como relevo, se están desarrollando otros programas formativos, por ejemplo “Comida Alternativa en Tiempo de Resistencia”; a la vez, los contenido de este programa se han incorporado en la campaña “Agarra Dato, Empátate en lo Alternativo”, promocionada por el Instituto Nacional de Nutrición a nivel nacional, desde el año 2018.

iii. Hábitos alimentarios saludables y soberanía alimentaria en la experiencia formativa Cocina Soberana

Al detenernos en varios materiales que dan cuenta de esta experiencia, podemos advertir que –al igual que otros programas formativos de la EVAN-, en el programa Cocina Soberana, la formación de hábitos alimentarios saludables va a ser concebida como una actividad dirigida a la constitución de sujetos que agencien procesos de transformación social. Esta concepción rompe con lo que usualmente se ha considerado la adquisición de hábitos alimentarios saludables. Generalmente, sobre todo desde ciertas perspectivas psicológicas, la adquisición de estos hábitos contempla procesos complejos centrados en las conductas o comportamientos. Desde esta perspectiva, la adquisición de hábitos alimentarios tiene que ver con comportamientos que frecuentemente se han repetido a lo largo del tiempo y con estímulos ambientales que los activan automáticamente. La apropiación de hábitos saludables implica entonces modificaciones de conducta a través de la toma de conciencia sobre prácticas inadecuadas y estímulos ambientales que las provocan; también, la adopción de mecanismos de motivación intrínseca y extrínseca para el mantenimiento de una nueva conducta alimenticia, hasta que ésta se automatice (44). En cambio, en esta experiencia, los hábitos alimentarios saludables van más allá de conductas y comportamientos alimenticios individuales; estos tienen que ver con muchas otras prácticas que tienen como finalidad mantener, restablecer o mejorar la salud. De allí que, en este caso, los hábitos alimentarios saludables parecen estar concebidos en el sentido que plantea Hidalgo, es decir, como todas aquellas prácticas de producción y consumo que llevan a las personas a seleccionar su alimentación en función de mantener una buena salud (45). Desde esta mirada, la apropiación de estas prácticas está vinculada a experiencias de aprendizaje (familiares, culturares, sociales, incluso en organizaciones e instituciones) que propician la toma de conciencia sobre las contradicciones de un tipo de cultura alimentaria que se ha hecho hegemónica y sobre las alternativas para superarlas.

Sin lugar a dudas, esta forma de concebir la formación de hábitos alimentarios saludables está inspirada en los postulados de la Educación Popular; así lo reflejan los principios pedagógicos-curriculares que han orientados esta experiencia formativa:

• La educación es colectiva y la humildad es fundamental en el acto de aprender (nadie sabe tanto que no tenga nada que aprender, ni sabe tan poco que no tenga nada que enseñar).

• Diálogo entre el saber técnico o académico y los saberes populares.

• La educación liberadora genera movilización y organización para luchar por cambiar el mundo (Paulo Freire).

• El docente facilita el proceso de aprendizaje colectivo, no lo sustituye; orienta y desarrolla estrategias metodológicas para el aprendizaje, del cual el contenido es “un” insumo, no la razón de ser del proceso.

• La evaluación del aprendizaje es colectiva, cooperativa y cualitativa, se evalúan procesos de aprendizaje, no memorización de contenidos.

• Se promueve la articulación interinstitucional en la cual las instituciones colaboran como parte de un solo gobierno y coordinan las acciones en base a la complementariedad (46) .

Entendiendo que la soberanía alimentaria es el “derecho de cada nación de mantener y desarrollar su propia capacidad de producir sus alimentos básicos respetando la diversidad cultural y productiva” (47) y la seguridad alimentaria ha sido definida como el derecho de toda persona a tener en todo momento acceso físico, social y económico a los alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida sana y activa” (48), es posible afirmar que la experiencia formativa de Cocina Soberana estuvo orientada a contribuir con la construcción de estos aspectos. En los propósitos y contenidos de esta experiencia, podemos observar que la formación en hábitos alimentarios saludables está destinada a avanzar al logro de la soberanía y seguridad alimentaria haciendo énfasis en varios elementos: acceso a los alimentos, producción-alimentación sana y culturalmente adecuada y proyecto socio-productivos y prácticas agroecológicas, todo ello en el marco de la construcción de una nueva cultura alimentaria.

Propósitos del Programa Cocina Soberana:

• Avanzar hacia el logro de la soberanía y seguridad alimentaria, para garantizar la independencia nacional en el marco de la construcción del socialismo.

• Compaginar los esfuerzos revolucionarios en la producción y acceso a los alimentos, con la lucha por una nueva cultura alimentaria.

• Generar iniciativas productivas de carácter cooperativo socialista, que permitan ampliar el acceso a preparaciones venezolanas y/o latinoamericanas 4(S).

• Desplazar del mercado las opciones de comida chatarra impuestas a fuerza de transculturación, con mecanismos publicitarios engañosos.

• Promover una alimentación sana, segura y soberana a través de la formación, para transformar nuestra conciencia y para la organización popular.

• Superar la aplicación médico-asistencial de la nutrición, hacia una labor preventiva de las enfermedades con origen alimentario.

• Sistematizar, socializar y divulgar recetarios de comida popular venezolana y/o latinoamericana, 4S.

• La dignificación y liberación de la mujer y de su rol en el proceso agroalimentario.

• Aplicar y consolidar los métodos y contenidos de la educación popular, antagónica al modelo educativo tradicional, opresivo y autoritario.

Contenidos:Programa Cocina Soberana

MÓDULO |NOMBRE DEL MÓDULO | HORAS ACADÉMICAS |SESIONES

Módulo I |Dependencia y miseria vs soberanía y seguridad alimentaria |16 horas | 4

Módulo II | Nutrición y gastronomía sana, segura, soberana y sabrosa|52 horas |13

Módulo III | La agricultura urbana y sus experiencias |20 horas | 5

Módulo IV | Proyecto socio-productivo | 20 horas 5|

108 horas Total | 27 sesiones

Fuente: Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición (2015). Material de presentación del Programa Cocina Soberana.

Módulo I: Dependencia y Miseria vs Soberanía y Seguridad:

• La formación tradicional y la que construiremos.

• ¿Qué es y cómo funciona el Capitalismo?

• Mercado de los alimentos a nivel mundial: cadena agroalimentaria.

• El Papel de las mujeres en la cadena agro-alimentaria

• ¿Qué es Seguridad y Soberanía Alimentaria y cuál es nuestro rol?

Módulo II: Nutrición y Gastronomía Sana, Segura, Soberana y Sabrosa.

• Cultura popular y originaria de consumo y preparación de alimentos vs cultura de consumo impuesta

• Cultura nutricional de prevención

• Lactancia Materna vs Fórmulas lácteas.

• Manipulación higiénica de alimentos

• Gastronomía sana y popular

Módulo III: Manos a la Siembra.

• Sistema de producción agrícola y Producción en Venezuela.

• Avances y desafíos de la soberanía agro-alimentaria.

• Capacitación para la agricultura urbana: cultivos organopónicos.

Módulo IV: Proyecto Socio- Productivo

• Tipos y modos y medios de producción

• Producción capitalista

• Producción Socialista

• Producción Capitalista VS Producción Socialista

Otro aspecto que es preciso resaltar, porque le da características propias a ésta y a otras experiencias de la EVAN, es la ruptura con estrategias formativas colonizadoras a través de las cuales se legitima una única manera de saber y hacer, vinculada a la racionalidad técnica y positivista. De acuerdo con Méndez,

un proceso educativo esta colonizado y es colonizador cuando ha sido invadido por política, criterios y estrategias que son decididas sin la participación de sus actores y actoras; cuando sus fines obedecen más a intereses de grupos dominantes que a los de las comunidades en donde están insertos e interactúan sus participantes; cuando los criterios de admisión, continuidad y salidas son dictados sin tomar en cuenta la diversidad de ritmos y estilos de aprendizaje de las personas; cuando los contenidos y textos de apoyo son seleccionados sin considerar las peculiaridades locales, ni diversidad cultural de actores y actoras; cuando no se reconocen las diversas formas de saberes propias de las culturas en las que están insertas las comunidades educativas, cuando el contexto que viven los actores y actoras no forman partes de los contenidos; cuando los saberes previos son deslegitimados; cuando los deseos de los actores y actoras terminan escondidos bajo los deseos de los técnicos que elaboran los programas; cuando la evaluación se convierte en una estrategia para decidir acerca de la admisión-exclusión, continuación-expulsión, calificación-descalificación, compatibilidad-no compatibilidad de las personas, distinciones que, en su totalidad, también encontramos presente en el mercado laboral al servicio del cual suele ser pensada la educación formal; en fin cuando lo que busca es, sobre todo, formar sujetos políticamente sumisos y económicamente productivos, ajustando así los procesos educativos a la demanda del mercado (49).

Contrario a lo anterior las estrategias formativas adoptadas en esta experiencia rompen con el paradigma de la educación tradicional. El proceso formativo se desarrolla en un ambiente donde prevalece el respeto y la opinión de las demás personas, la humildad es un elemento fundamental en el acto de aprender, se reconoce que todos tenemos conocimiento, es decir nadie sabe más, ni menos que otro, y los conocimientos se construyen de manera colectiva, a partir del diálogo de saberes. Se trata entonces de procesos de educación popular, transformadora y liberadora. Como lo expresa Nouel,

El objetivo final de la Educación Popular no es solo transmitir un conocimiento técnico, o una información para ser repetido de manera mecánica; por el contrario, se trata de un proceso que, en la medida que se construyen los contenidos de manera colectiva, dialógica, se va buscando la libertad de las comunidades, rompiendo las cadenas que nos oprimen. Por ello, el proceso formativo busca también la organización colectiva para la resolución de problemas, comprendiendo que se trata de procesos que no se pueden separar ni ordenar estáticamente en niveles separados; por el contrario, todo dependerá del grupo y las particularidades del momento y el lugar (50).

En este mismo sentido, los procesos formativos se desarrollaban en aulas vivenciales, espacios que propiciaban el encuentro pedagógico participativo, la reflexión crítica sobre las contradicciones de la realidad social y la articulación del saber técnico con el académico y el popular. La evaluación en estos espacios se realizaba de forma colectiva, cualitativa y cooperativa mediante el proceso de co-evaluación, autoevaluación y hetero-evaluación.

b. Reflexión de fondo

La reflexión de fondo, como ha planteado Jara, comprende un momento clave en el proceso de sistematización. En la experiencia que nos ocupa, se trata de una interpretación critica del proceso vivido, es decir, ir más allá para lograr la razón de ser de lo que sucedió, comprender por qué paso lo que paso, qué hizo posible que la experiencia de Cocina Soberana se diera de este modo y no de otro y, en tanto develar los elementos que le han dado sentido.

Centrar la reflexión tanto en los logros como en las debilidades de esta experiencia nos ha permitido comprender que sus particularidades se deben a varias razones. En cuanto a logros, una razón tiene que ver con la existencia de una institución dedicada a la formación en torno al tema alimentario y nutricional pero, además, comprometida en atender necesidades inmediatas del país como, por ejemplo la soberanía y la seguridad agroalimentaria. Otro aspecto a resaltar es que se trata de una institución dispuesta a articular el trabajo con las comunidades y promover la organización del poder popular en las mismas. Para la EVAN, la organización social tiene un papel muy importante en la construcción y acompañamiento de las políticas de seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, incluso, para ello cuenta con una red del poder popular que se encarga de vigilar y denunciar el acaparamiento y la especulación de los alimentos en los diferentes estados del país.

Otra razón, es que se contó con un equipo de trabajo comprometido con las transformaciones sociales y políticas que experimenta el país, pero, también que poseía una visión emancipadora de la educación y un arraigado sentido de pertenencia y de identidad cultural venezolana. Estas características posibilitaron la reelaboración de concepciones de la formación de hábitos alimentarios saludables y de la soberanía alimentaria. En esta experiencia, la concepción de formación de hábitos alimenticios saludables marca distancia con las formas hegemónicas de mirar la adquisición de estos hábitos, sobre todo aquellas que derivan de perspectivas psicológicas.

En la mirada de este equipo de trabajo, la formación se basa en los postulados de la educación popular, por ello acude a estrategias decolonizadoras que posibilitan la reflexión crítica sobre las contradicciones que giran en torno a la situación alimentaria corporativa y el proceso se orienta a la constitución de sujetos políticos transformadores de la realidad alimentaría que vive el país. Además, se cambia la visión de hábitos alimentarios –generalmente asociados sólo a costumbres o conductas-, para verlos como como todas aquellas prácticas de producción y consumo que llevan a las personas a seleccionar su alimentación en función de mantener una buena salud.

Cabe destacar también que la propuesta formativa sugiere una visión amplia de la soberanía alimentaria. En ésta se reivindica el acceso a los alimentos, la promoción de una alimentación sana y culturalmente adecuada, en la cual se incluye la lactancia materna, además, sumado a la promoción de proyectos socioproductivos y prácticas agroecológicas, todo ello en el marco de la construcción de una nueva cultura alimentaria.

En cuanto a las debilidades y dificultades, particularmente el fracaso de proyectos socio-productivos, parece tratarse de falta de apoyo y acompañamiento institucional.

c. Lecciones aprendidas

El punto de llegada o Lecciones aprendidas, comprende un momento de “formulación –lo más clara posible- de conclusiones tanto teóricas como prácticas (…) tomando como referencia el eje de sistematización. Estas formulaciones deben servir para mejorar las prácticas propias, generar conocimientos y compartir con otros los aprendizajes que dejan estas experiencias (51).

En concordancia con lo que plantea Jara, en esta parte compartimos los aprendizajes más significativos sobre soberanía alimentaria que ha dejado esta experiencia.

Primera lección

La formación de hábitos alimentarios saludables constituye un aspecto que tiene suma importancia en la construcción de soberanía alimentaria. Para avanzar en esta construcción es necesario contar con instituciones, organizaciones o grupos y equipos de trabajo que cuenten con las siguientes características:

Instituciones, organizaciones o grupos dedicados a la formación en torno al tema alimentario y nutricional pero, además, comprometidos en atender necesidades inmediatas del país como, por ejemplo la soberanía y la seguridad agroalimentaria. En estas instancias, la organización social y comunitaria debe tener un papel muy importante en la construcción y acompañamiento de las políticas de seguridad y soberanía alimentaria y nutricional; por ello, están instancias deben estar dispuestas a articular el trabajo con las comunidades y promover la organización del poder popular en las mismas.

Equipos de trabajo comprometidos con las transformaciones sociales y políticas que experimenta el país, pero también que asuman una postura emancipadora ante la educación y un arraigado sentido de pertenencia y de identidad cultural venezolana.

Segunda lección

La construcción de soberanía alimentaria precisa promover procesos de formación de hábitos alimentarios saludables que marquen distancia con las formas hegemónicas que han mirado la adquisición de estos hábitos, casi siempre, desde perspectivas psicológicas; para ello se hace necesario: a) Adoptar una idea de formación, basada en los postulados de Educación Popular, que acuda a estrategias decolonizadoras para propiciar la reflexión crítica sobre las contradicciones que plantea la situación alimentaria corporativa y, de este modo, orientar el proceso hacia la constitución de sujetos políticos transformadores de la realidad alimentaría que vive el país. b) Asumir una visión amplia de los hábitos alimentarios que posibilite mirarlos como prácticas de producción y consumo que llevan a las personas a seleccionar su alimentación en función de mantener una buena salud y, no simplemente como costumbres o conductas que pueden modificarse.

Tercera lección

El avance de esta construcción requiere que en los procesos de formación de hábitos alimentarios saludables se asuma también una visión amplia de la soberanía alimentaria y, en ese sentido, se desarrollen contenidos referidos al acceso a los alimentos, a la promoción de una alimentación sana y culturalmente adecuada –incluyendo la lactancia materna-, a la promoción de proyectos socio-productivos y a las prácticas agroecológicas, todo esto en el marco de la construcción de una nueva cultura alimentaria.

Para finalizar, la construcción soberanía alimentaria exige superar debilidades y dificultades que impiden su avance; por ello, los proyectos socio-productivos que se generan durante los procesos de formación de hábitos alimentarios saludables deben contar con el debido apoyo financiero y el acompañamiento institucional.

CITAS

(3) Véase Alarcón, R. y Vara, S. (2012). Sistematizando experiencias de soberanía alimentaria estudio del Grupo de consumo Alkhalachofa. Trabajo presentado en el X Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica. Albacete, 26-29 de septiembre de 2012. p.1. Disponible en: https://www.researchgate.net/ publication/322820294_Sistematizando_experiencias_de_soberania_alimentaria

(4) “La Vía Campesina es un movimiento internacional que reúne a millones de campesinos, agricultores pequeños y medianos, sin tierra, jóvenes y mujeres rurales, indígenas, migrantes y trabajadores agrícolas de todo el mundo. Construido sobre un fuerte sentido de unidad, la solidaridad entre estos grupos, que defiende la agricultura campesina por la soberanía alimentaria como una forma de promover la justicia social y dignidad y se opone fuertemente a los agronegocios que destruyen las relaciones sociales y la naturaleza”. Véase Folleto de presentación de La Vía Campesina. Disponible en: https://viacampesina.org/es/la-voz-de-los-campesinosy-de-las-campesinas-del-mundo5/

(5) A diferencia del modelo de seguridad alimentaria que sólo se refiere a la disponibilidad y acceso a los alimentos, en esta oportunidad el concepto de soberanía alimentaria hacía referencia al derecho de los pueblos y países a definir sus políticas agrícolas y alimentarias sin dumping –venta de productos por debajo del costo de producción–, frente a países terceros. Este concepto fue presentado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, realizada en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 1996. Véase Informe de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, disponible en: http://www.fao. org/3/w3548s/w3548s00.htm

(6) Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

(7) FMSA (2001). Declaración final. Foro Mundial sobre la Soberanía Alimentaria, La Habana, Cuba, 7 de septiembre, 2001 (Reunión de la sociedad civil para la Cumbre de la Alimentación Mundial. En www.fao.org/ Regional/Lamerica/ong/cuba/pdf/06apoeng.pdf

(8) Declaración final del Foro de las Ong’s y Movimientos Sociales en Roma. Disponible en: http://www. redes.org.uy/wp-content/uploads/2008/09/declaracion_final_del_foro_de_las_ongs_y_movimientos_sociales_en_roma.pdf

(9) Véase Nyeleni 2007. Foro Internacional para la Soberanía Alimentaria. Disponible en: https://nyeleni.org/ DOWNLOADS/Nyelni_SP.pdf

(10) Véase Ribeiro, S. (2007). Buscando la autonomía y la soberanía alimentaria. En: https://nyeleni.org/spip. php?article243

(11) Ver Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Acuerdo de los Pueblos. Disponible en: https://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/noticias_301.htm

(12) Declaración de la I Asamblea de la Alianza de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe. Disponible en: http://alianzasoberaniaalimentaria.org/

(13) Agosto, P. y Palau, M. (2015). Hacia la construcción de soberanía alimentaria. Desafios y experiencias en Paraguay y Argentina. Asunción: BASE-IS, Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía, CIFMSL, pp. 7-8

(14) En 1999, la promoción de la agricultura sustentable adquirió rango constitucional, constituyéndose en base estratégica del desarrollo rural y garantía de la seguridad alimentaria. El Artículo N° 305 de la CBRV (1999) establece: “el Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población”. Cfr. Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Disponible en: http:// www.constitucion.ve/constitucion.pdf. Asimismo, a partir de 2001, la soberanía alimentaria se asienta en el preámbulo de la Ley de Tierra y Desarrollo Agrícola para privilegiar la producción, considerando que, específicamente, la producción de alimentos es interés nacional y fundamental tanto para el desarrollo económico y social de la nación como para alcanzar seguridad alimentaria y erradicar el hambre. Luego, en el 2008, la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria es aprobada, con el objeto de garantizar “el acceso oportuno a alimentos de calidad, en cantidad suficiente, con preferencia de aquellos producidos en el país, sobre la base de las condiciones especiales propias de la geografía, el clima, la tradición, cultura y organización social venezolana”; al respecto consultar: Ministerio de la Alimentación. Decreto con rango, valor y fuerza de Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 5.889 Extraordinario de fecha 31 de Julio de 2008. Disponible en: https://extranet.who.int/nutrition/gina/sites/default/files/VEN%202008%20-%20Ley%20Org%C3%A1nica%20de%20Seguridad%20 y%20Soberan%C3%ADa%20Agroalimentaria.pdf

(15) Esta Misión forma parte de las Misiones Sociales creadas por el Ejecutivo en 2003 con el propósito de enfrentar las causas y consecuencias de la pobreza y la exclusión, que con la participación protagónica del pueblo, han tenido gran impacto en la distribución igualitaria de la riqueza. Tales Misiones se han definido como “estrategias masivas orientadas a garantizar los derechos fundamentales a la población, con énfasis en los sectores más excluidos”. Cfr. Villaroel, Curcio y Gutierrez (2017). Proceso de Implementación del Plan SAN CELAC de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas: CELAC/Gobierno Bolivariano de Venezuela/FAO. Disponible en: http://www.fao.org/3/a-i6772s.pdf

(16) Véase Villaroel, Curcio y Gutierrez (2017), Óp. Cit.

(17) Véase Domínguez, F. (2016). Las complejidades de la seguridad y la soberanía alimentaria en Venezuela. Revista de Políticas Públicas, Volumen Especial 2016, pp. 157-167

(18) Ídem.

(19) Este grupo está constituido como una Asociación Civil y realizan encuentros quincenales en el que participan un promedio de 50 familias de consumidores fijos y 27 familias de productores agroecológicos previamente asociados, donde intercambian paquetes de dichos productos agroecológicos (3, 5 y 7 Kg), con precios acordados en conjunto con los productores. Véase Ekmeiro, J. (2016). Soberanía Alimentaria: más allá del discurso político. Anales Venezolanos de Nutrición, Vol. 26, Nº 2, pp. 81-87.

(20) Con el objeto de “transformar” las estructuras vinculadas a los sistemas agroalimentarios, esta Comuna asienta más de 1605 familias, entre pequeños parceleros y familias introducidas de diferentes partes del país, para generar una práctica agrícola de transición, con un modelo productivo de cooperación social que apuntalan la biodiversidad y la sustentabilidad de un sistema agroalimentario que considera la agroecología como ciencia base. Véase Ekmeiro, J. (2016), Óp. Cit.

(21) Ídem.

(22) Alarcón, R. y Vara, S. (2012), Óp. Cit.

(23) García, F. (2015). Aprender de los Consejos Alimentarios. Revista Soberanía Alimentaria, Nº 23. Disponible en: https://www.soberaniaalimentaria.info/numeros-publicados/54-numero-23/312-aprender-de-losconsejos-alimentarios

(24) Expósito, D. y González, J. (2017). Sistematización de experiencias como método de investigación. Gaceta Médica Espirituana [Revista on line], Vol.19, No. 2 (2017)

(25) Véase Jara, O. (1994). Para sistematizar experiencias. Una propuesta teórica y práctica. Lima: Ediciones Tareas.

(26) Jara, O. (2012). Sistematización de experiencias, investigación y evaluación: aproximaciones desde tres ángulos. Revista Internacional sobre Investigación en Educación Global y para el Desarrollo, Nº 1, 2012, p. 56

(27) Torres, A. (2006). Por una investigación desde el margen. En Jiménez, A y Torres, A. (Comp.). (2006). La práctica investigativa en Ciencias Sociales. Bogotá: DCS, Departamento de Ciencias Sociales. UPN, Universidad Pedagógica Nacional, p. 72

(28) Véase La sistematización de experiencias: aspectos teóricos y metodológicos. Entrevista a Oscar Jara. Decisio, enero- abril 2011, pp. 67-74.

(29) Martinic, S. (1984). Algunas categorías de Análisis para la Sistematización. Disponible en: http://cronopio.flacso.cl/fondo/pub/publicos/1984/libro/001313.pdf

(30) Véase Jara, O. (1994), Óp. Cit.

(31) Van de Velde, H. (2012). SISTEMATIZACIÓN de experiencias: ESENCIA de una Educación Popular. Abaco en Red. Disponible en: http://abacoenred.mayfirst.org/wp-content/uploads/2015/10/1_sistematizacion_y_ ep_-_articulo.pdf

(32) Jara, O. (2009). La sistematización de experiencias y las corrientes innovadoras del pensamiento latinoamericano. Una aproximación histórica. Diálogo de Saberes, Nº 3 septiembre-diciembre / 2009, pp. 118-120. Disponible en: http://www.planificacionparticipativa.upv.es/wordpress/wp-content/uploads/2011/06/La-sistematizacion-de-experiencias-y-las-corrientes-innovadoras-del-pensamiento-latinoamericano-una-aproximacion-historica.pdf

(33) Véase Jara, O. (1994), Óp. Cit.

(34) Véase Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio”. Disponible en: https:// www.inn.gob.ve/innw/?page_id=85 35 Ídem.

(36) EN documento POA (2016), Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de julio” (EVAN)(

37) Entre otras publicaciones destacan: Aproximaciones a un modelo de nutrición holística, comunitaria y crítica (2014); Reseñas y Recetas de la EVAN Productiva (2014); Orientación para los nuevos estudio nutricionales desde la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición y organizaciones sociales-Yaracuy (2014); Orientaciones colectivas para los nuevos estudios nutricionales aportados por la EVAN, participantes y organizaciones sociales. Conformación del Consejo Educativo Popular del Edo. Portuguesa (2014); Orientaciones colectivas de los nuevos estudios nutricionales desde la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición y organizaciones sociales, Distrito Capital (2014); Transiciones alimentarias: lucha de clases, economía y hábitos alimentarios (2014); Reseñas y recetas de la nueva cultura alimentaria: Del hambre a la obesidad y el problema del refi namiento(2014); La guerra económica y los grandes cacaos (2014); Reseñas y Recetas de la Nueva Cultura Alimentaria. Guía práctica para impulsar la seguridad y soberanía alimentaria desde la comunidad (2014).

(38) Información suministrada por los entrevistados

(39) En la EVAN, este tipo de comida se denomina 4(S)

(40) En este Plan, el Objetivo Histórico I está dirigido a Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional y el Objetivo Histórico II a Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo. Véase Plan de la Patria 2013-2019, Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019. Disponible en: https:// www.siteal.iiep.unesco.org/sites/default/files/sit_accion_files/siteal_venezuela_0461.pdf

(41) Véase Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición “Bicentenario 5 de Julio”. Disponible en: https:// www.inn.gob.ve/innw/?page_id=85

(42) Información suministrada por los entrevistados

(43) En material de presentación del Programa de Formación de Cocina Soberana.

(44) Campos, Y. y Romo T. (2014). La complejidad del cambio de hábitos alimentarios Revista Psicología Científica.com, 11 (16). Disponible en: http://www.psicologiacientifica.com/complejidad-cambio-habitosalimentarios/ 45 Hidalgo, K. (2012). Hábitos Alimentarios Saludables. Ministerio de Educación Pública, Gobierno de Costa Rica. Disponible en: https://www.mep.go.cr/noticias/habitos-alimentarios-saludables#:~:text=Los%20 h%C3%A1bitos%20alimentarios%20saludables%2C%20son,de%20mantener%20una%20buena%20salud.

(46) En material de presentación del Programa de Formación de Cocina Soberana (2015)

(47) Véase Dávila L. (2013) Lucha de los pueblos, revolución y soberanía alimentaria (ensayos necesarios). Colección descolonización alimentaria. Caracas: Fondo Editorial Gente de Maíz (INN).

(48) Véase Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) de 1996.

(49) Véase Méndez, M. (2010) La educación mediada por el mundo. Pistas para la promoción de prácticas educativas descolonizadoras. Revista Electrónica Educare, vol. XIV, núm. 1, enero-junio, 2010, p. 51.

(50) Nouel, J. (2013) Aproximaciones a un Modelo de Nutrición Holística, Comunitaria y Crítica. ColecciónDescolonización Alimentaria. Caracas: Fondo Editorial Gente de Maíz (INN), p. 39.

(51) Véase Jara, O. (1994), Óp. Cit., p. 122

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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