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Las herramientas psicológicas del imperio | Por: Rafael Enrique Ramos Olivares | #EyCHenPandemia

Las herramientas psicológicas del imperio

(The psychological tools of the empire)

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Recepción del artículo: julio 2020 Arbitraje y aprobación: agosto de 2020

Rafael Enrique Ramos Olivares

Rector Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Post Doctorado en Gerencia de Instituciones de Educación Superior. Universidad Santa Rosa. Venezuela. Doctor en Gerencia Intelectual Universidad Kleber Ramírez. Venezuela. Magister en Negocios Internacionales. ULAC. Magister en Gestión del Desarrollo Local Comunitario. Universidad Católica del Ecuador. Postgrado en Banca y Riesgo Financiero. Universidad de Ciencias Comerciales. Nicaragua. Postgrado en Gerencia de Recursos Humanos. Universidad de Ciencias Comerciales. Nicaragua.Licenciado en Educación Comercial. UC. Venezuela. Dirección electrónica: enriqueinj_024@yahoo.es.

Redes Sociales Rafael Enrique Ramos Olivares

Twitter @REnriqueRamos

Instagram @EnriqueRamosPsuv

RESUMEN

En el artículo Las herramientas psicológicas del imperio se presenta una interpretación de los aspectos de la Guerra psicológica a la cual es sometida la República Bolivariana de Venezuela. Visibiliza las técnicas utilizadas por Estados Unidos actualmente para intervenir en el acontecer de los Estados nación, con la finalidad de alcanzar sus intereses hegemónicos. En este sentido, se muestra la ciberdefensa, a la luz del Pensamiento del Comandante Supremo Hugo Chávez, como tema en el campo de la Seguridad de la Nación.

A lo largo de las consideraciones, se destacan datos obtenidos de la revisión documental profunda de estudios realizados por la Misión Verdad, publicados en el Diario Correo del Orinoco, que evidencian las amenazas a la Revolución Bolivariana; con el propósito de explicar las principales estrategias que fundamentan la psicología imperial, concebida como parte del paradigma societario ideado para la dominación. Iniciando con el contexto del tema abordado desarrollándolo en dos partes: la primera, referida a las redes sociales como una herramienta para arremeter contra el gobierno legítimamente constituido, y la segunda, donde se expone la actividad mediática en contra de Venezuela y la manipulación utilizando redes sociales. Para concluir con algunas reflexiones, que parten de la mirada crítica, sobre la información mediática que busca cambiar en la población la percepción de la realidad, alterando la conciencia colectiva, para validar nuevamente la intervención política y, eventualmente, militar de Estados Unidos en Venezuela.

Palabras clave: violaciones, guerra, ciberdefensa, redes, injerencia.

ABSTRACT

In the article The psychological tools of the empire, an interpretation of the aspects of the psychological war to which the Bolivarian Republic of Venezuela is subjected is presented. It makes visible the techniques currently used by the United States to intervene in the events of the nation states, in order to achieve their hegemonic interests. In this sense, cyber defense is shown, in the light of the Thought of Supreme Commander Hugo Chávez, as a topic in the field of National Security.

Throughout the considerations, data obtained from the in-depth documentary review of studies carried out by Mission Verdad, published in the Diario Correo del Orinoco, which show the threats to the Bolivarian Revolution stand out. In order to explain the main strategies underlying imperial psychology, conceived as part of the societal paradigm devised for domination, it began with the context of the issue addressed and was developed in two parts.

The first, referring to social networks as a tool to attack the legitimately constituted government, and the second, where the media activity against Venezuela and manipulation using social networks is exposed, to conclude with some final reflections, which start from the critical view, on the media information that seeks to change the perception of reality in the population, altering the collective consciousness, to validate again the political and, eventually, military intervention of the United States in Venezuela.

Keywords: violations, war, cyber defense, networks, interference.

Introducción

Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión.

Paulo Freire

Con este pensamiento de Paulo Freire, educador nombrado a menudo por Hugo Chávez, al referirse al nuevo modelo político socialista que tiene como estructura base a la comuna, se inicia este artículo que expone la tarea de interpretar y explicar las técnicas utilizadas actualmente por Estados Unidos para intervenir en el acontecer de los Estados nación, con la finalidad de alcanzar sus intereses hegemónicos. De esta forma, podemos citar algunas de ellas como el Destino manifiesto, según la cual la nación norteamericana se encuentra inspirada por la voluntad divina in god we trust, (confiamos en Dios) para intervenir en la política y economía de todos los pueblos del mundo (Bermejo, 2012).

Como consecuencia de lo anterior, sus líderes están legitimados moralmente para promover los ideales de libertad y democracia en todo el planeta, pero a imagen y semejante del impuesto en su propio territorio y favoreciendo la política internacional de este, así como adecuando sus doctrinas posteriores para no perder su esencia original.

Un ejemplo de estas doctrinas ulteriores es la “responsabilidad de proteger”. Este es un constructo cuyos fundamentos y elementos, así como su progresiva adopción en las Naciones Unidas desde el 2001 hasta la actualidad, se usan en un contexto de “crisis humanitarias, intervención humanitaria, derechos humanos y seguridad humana” (Rodríguez, 2016).

El concepto de intervención humanitaria ha sido siempre muy controvertido, en el ámbito doctrinal. Después de la Segunda Guerra Mundial, una parte de la doctrina se ha alzado en contra de la idea de la intervención humanitaria, considerando que estaba en contradicción con la prohibición del uso de la fuerza salvo en caso de legítima defensa o previa autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sin embargo, el mundo anglosajón ha continuado defendiendo la legalidad de tales intervenciones, invocando la protección de los derechos humanos (Bermejo, 2012, pp. 1-6).

Resultan contradictorios dentro de la construcción teórica de este concepto, algunos de los principios del derecho internacional público, pues se usa, para validar la injerencia política y militar de Estados Unidos en Venezuela, con el fin de lograr que los enemigos de la patria de Bolívar y Chávez articulen acciones mediáticas a través de los medios de comunicación tradicionales y redes sociales, para proyectar: pobreza, desigualdad social, ingobernabilidad, fragilidad estatal, precariedad alimentaria, violaciones de derechos humanos, crisis hospitalaria y sobre todo deterioro del ámbito de la salud.

Por ende, dichas acciones causan la migración de venezolanos, enfermedades difíciles de atender por la crisis económica que afecta a los hospitales (ya que la guerra económica-financiera no permite comprar los insumos necesarios) y la crisis alimentaria es causada por no contar con las materias primas necesarias para activar la agroindustria, la agricultura comunal y la ganadería, entre otros ámbitos.

Visto de esta forma, la injerencia imperial, mediante la afectación mediática y por medio de la guerra psicológica, ataca al país con informaciones falsas manipuladas, que luego por medio de la guerra económica-financiera nacional e internacional logra que se hagan realidad, generando graves problemas a la Nación, con el agravante de que los hacen ver como producto de la negligencia y corrupción del gobierno legítimamente constituido, para que el descontento de la mayoría produzca la salida del Presidente constitucional Nicolás Maduro, aludiendo ingobernabilidad. En Venezuela el imperio no ha tenido éxito, pero no descansará hasta ver materializada la salida de la Revolución Bolivariana.

Una vez que la guerra no convencional imperial alcanza su propósito y se transforma en crisis, por ser más prolongada en el tiempo, busca romper la gobernabilidad política, así como la voluntad de lucha del pueblo y su capacidad de resistir los embates de este tipo de guerra, además de causar un impacto desestructurador en todas las instituciones que garantizan el orden interno, destruyendo la armonía de la vida social, justificando la puesta en práctica de la Doctrina de la Responsabilidad de Proteger (Rodríguez, 2016, p.3) impulsada por los Estados Unidos, también conocida como R2P, por sus siglas en inglés, la cual fue adoptada por la Asamblea General de la ONU en 2005 tras varias guerras traumáticas, como por ejemplo: Bosnia, Kosovo, Ruanda (Tirado, 2019).

Esta doctrina impulsada por el imperio, consiste en el derecho que se arroga la comunidad internacional para intervenir en los asuntos de terceros cuando está en peligro la integridad de determinadas poblaciones por riesgo de genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica y crímenes en contra de la humanidad. La intervención suele ser en forma de medidas drásticas o intervención militar, justificadas bajo el argumento de impedir un sufrimiento mayor de la población. En la actualidad, el gobierno de Estados Unidos busca por medio de la guerra mediática, usando los medios de comunicación tradicionales y redes sociales, justificar este tipo de intervención militar a Venezuela.

Sin embargo, esta doctrina no está incorporada formalmente en el Derecho Internacional y tampoco es vinculante, al haber sido adoptada por la Asamblea General. Su aplicación, de hecho, puede acabar invalidando el papel que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene en la autorización del uso de la fuerza, así como contravenir la misma Carta de la ONU en su artículo n° 2. Ejemplo de ello es la falsedad de la existencia de una “crisis humanitaria” en Venezuela, que haría necesaria la intervención de Estados Unidos y/o países aliados, para intervenir en este problema. Se pretende convertir en una verdad el tema de crisis humanitaria, por la fuerza de la repetición y la difusión de imágenes impactantes por las redes sociales y medios de comunicación. Lo que es falso ya que no está sucediendo en el territorio venezolano, tal como lo referencia Tirado (2019), al referir las imágenes manipuladas, como el uso de fotos de niños yemeníes haciéndolos pasar por venezolanos en las redes sociales.

Estamos en presencia de una novedosa forma de golpe de estado virtual que necesita legitimarse por redes y medios de comunicación. La argumentación y los ejemplos usados para sustentar una supuesta “crisis humanitaria”, de mayor o menor nivel de elaboración o veracidad, no esconden que, tras esta matriz prefabricada, encontramos como ejemplos las “armas de destrucción masiva” que permitieron a Estados Unidos mentir e invadir Irak. Con la diferencia que, en 2003, la mayoría de la opinión pública mundial tenía claro que aquélla era una guerra por petróleo. Años de bombardeo mediático contra Venezuela impiden que en la actualidad se encuentre esa claridad antibélica por parte de la opinión pública nacional y mundial.

Esta interpretación tiene relevancia, por la importancia de llevar a la mayoría de la gente la verdad de la injerencia imperial en Venezuela, para alertar sobre qué hay detrás de la información mediática, que busca cambiar la percepción de la realidad alterando la conciencia colectiva para validar nuevamente la injerencia política y, eventualmente, militar, de Estados Unidos, en Venezuela. Por ello, es necesario analizar los antecedentes de Libia y de Siria, para no caer en los errores de estos gobiernos y evitar que el futuro de Venezuela sea parecido al que hoy viven esos pueblos del mundo, es de vital importancia detener esta escalada bélica en forma de “intervención humanitaria”, que desemboca en guerra.

Como podemos apreciar queda evidenciado con la denuncia del 4 de marzo de 2015, por parte del Gobierno Bolivariano, que Venezuela es víctima de una estrategia conocida como “Golpe Suave”, a través de acciones desestabilizadoras orquestadas desde los Estados Unidos y apoyadas por los países satélites de este, enfocadas en aspectos como la guerra económica, la guerra mediática utilizando los medios de comunicación y redes sociales, la movilización de antisociales para crear situaciones que alteren el orden público y la infiltración de terroristas en manifestaciones no-pacíficas para alterar el orden interno y lograr acciones desestabilizadoras, que validen la intervención militar.

El llamado “Golpe Suave” es una estrategia de acción no violenta ideada por el politólogo y escritor estadounidense Gene Sharp a finales del siglo pasado, y ampliamente utiliza en el mundo durante la última década, tal como se describe en el video “Golpe Suave en Venezuela” (Sharp, 2014).

En una entrevista, Sharp (2014) señaló que la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (...) Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas (p. 5). En ese sentido, expone que “en los Gobiernos, si el sujeto no obedece, los líderes, no tienen poder” (p. 6). Estas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar Gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales.

Para los Estados Unidos, actualmente la guerra cuerpo a cuerpo, no es eficaz, además, implica enormes costos económicos y de movilización. Ejemplo de ello, son las costosas operaciones militares de Estados Unidos en países como Irak y Afganistán que se han extendido por más de una década. Por ello, Sharp (2014) apuesta por una serie de medidas que van desde el debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional, como sería el caso de lo que está ocurriendo en Venezuela.

Al observarse detenidamente las formas de lucha propuestas por Sharp (2014), se aprecia que estas técnicas poseen un eje común entre ellas y se describe como una “manipulación mediática” u operación psicológica destinada a la aceptación del evento y en todo caso a la tergiversación de la realidad con miras a crear la matriz de opinión necesaria para esta aceptación. En todos los casos es una actividad que se realiza antes, durante y después de la acción política propiamente dicha y que en ellas se determina la necesidad de definir los públicos objetivos con sus vulnerabilidades y susceptibilidades, las campañas, los medios de comunicación, las redes sociales y lo que es más importante los análisis de impactos destinados a determinar el nivel de éxito de la operación, para corregir fallas y profundizar en los aciertos.

De igual manera, se observa que estos procesos, retroalimentan a la misma operación y a otras subsiguientes, lográndose las herramientas operacionales y tácticas para determinar los procesos futuros, partiendo de la interpretación de los eventos desestabilizadores, para sistematizar y analizar las herramientas psicológicas que el imperio utiliza, usando como vía comunicacional las redes sociales.

Las redes sociales, una herramienta para arremeter contra el gobierno legalmente constituido

Con la interpretación se empieza a esclarecer cómo las redes sociales en Internet pueden ser articuladas como mecanismos de dominación ideológica de los Estados Unidos hacia Latinoamérica y, más específicamente, hacia el pueblo venezolano, ya que se aprecia cómo actúan, para validar ante los Estados nación, el proyecto hegemónico, particularmente en las acciones dirigidas hacia la sociedad para la construcción de consensos en la opinión pública, que consoliden la dominación mediática.

Por otra parte, se analiza cómo las redes sociales en Internet son también un nuevo instrumento para la movilización de masas. Desde esa perspectiva se argumenta como pueden apoyar los medios de difusión gubernamentales, comunitarios y alternativos, a los procesos de transformación que se viven en la región, para impulsar las luchas contra hegemónicas que visibilizan la verdad que viven los pueblos de América y, en esta ocasión en Venezuela.

Por su parte, Sharp (2014), recopila las distintas formas que se han generado con la intención de derrocar Gobiernos bajo la estrategia que se está utilizando en Venezuela, dicha metodología mal intencionada se ejecuta en cinco pasos descritos por el autor:

Entre ellos, la primera etapa: divulgación de rumores falsos para crear malestar colectivo en la sociedad, a través de montajes en las redes sociales. Segunda etapa: intensificar campañas en una efímera defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa acusando directamente al Gobierno, todo ello en una definición de globos de ensayo comunicacionales. Tercera etapa: promoción de manifestaciones violentas con el propósito de lucha por reivindicaciones sociopolíticas con amenazas a las instituciones del Gobierno. Cuarta etapa: promoción de un clima de ingobernabilidad a través de procedimientos de guerra psicológica. Quinta etapa: promoción de manifestaciones callejeras o guarimbas solicitando la renuncia del Presidente, organizando el terreno para la intervención militar, con la finalidad de aislar al país internacionalmente.

En vista de la descripción realizada, es notorio que dichas etapas han ocurrido en el territorio venezolano desde el 2013, bajo el beneplácito y financiamiento de los Estados Unidos y su Agencia Central de Inteligencia, la burguesía venezolana y algunos empresarios. Para Sharp (2014), esta estrategia es un “golpe blando” en Venezuela, una guerra incluso iniciada desde el Gobierno de Hugo Chávez, siendo su mayor responsable el gobierno de los Estados Unidos.

Cabe resaltar, lo expresado por Elizalde (2019): “estas campañas a menudo se perciben como un caos orgánico impulsado por acciones emergentes en línea y acciones de aficionados, ayudadas o instigadas por entes estatales e institucionales sistemáticas que van de arriba hacia abajo con entramados jerárquicamente establecidos” (p. 2); ya sabemos que Estados Unidos está detrás de esta campaña, e incluso quienes le siguen el juego cibernético mediático, como ejemplo Colombia. A lo que la misma autora refiere: “la prueba de la rectoría política de Estados Unidos en la campaña digital está a la vista” (p. 2).

En este sentido, Mastronardi (2019), refiere que existe una nueva forma de hacer guerra, la cual tiene su génesis en la Internet, pues para esta herramienta tecnológica no hay límites ni fronteras, la cual cada día suma más redes sociales como: Twitter, Instagram y Facebook. Tal como lo refiere la autora: “esta trilogía puede acabar con una persona, con un país, puede hacer de una mentira, una verdad” (p. 7), por su forma rápida, novedosa y de acceso al mundo, cualquier mensaje que utilice esta vía es rápidamente difundido; más que un servicio de comunicación se convirtió en un arma de guerra poderosa para acabar con lo que pretenda liquidar.

Pero fue en el 2019 que los venezolanos abrimos lo ojos para hacerle frente a esta batalla comunicacional y de índole mediático -cibernética, dando repuestas defensivas en redes y ocupándonos de enfrentar con la verdad a través de estas mismas redes y vías de comunicación de dominio de masas, generando una querella entre Estados Unidos y Venezuela del mundo digital.

Para Elizalde (2019) refiere que es el “#23F aporta la primera gran evidencia de que la izquierda en el continente aprende a defenderse y hacerle frente a la guerra de nueva generación” (p. 1); el nivel de acciones ofensivas en las redes en contra de Venezuela es muy elevado, quedando en evidencia la provocación constante desde Estados Unidos.

Cabe resaltar, que en esta disputa digital, Venezuela ha hecho frente a cada arremetida que el Gobierno de Estados Unidos ha pretendido, desmintiendo con veracidad y seguridad informática cada paso desde estos enemigos, y argumentando con pruebas la falsedad de cada opinión, falsos positivos y rumor imaginario que han generado. A esta estrategia se le suma Colombia como aliado de Estados Unidos.

Actividad mediática en contra de Venezuela y la Manipulación Utilizando Redes Sociales

Para Elizalde (2019), la herramienta Account Analysis ha permitido verificar la actividad anti venezolana en Twitter en contra del Gobierno Venezolano y dando indicios de estrategias militares sin ningún fundamento y sin tener las pruebas pertinentes, así como de informaciones que dan orientación sobre los nuevos focos de guerra en contra del país. Esta autora hace una reseña de algunos fakenews como el incendio de camiones con ayuda humanitaria en la frontera con Colombia; preparación de cubanos para despliegues militares, el concierto Venezuela Aid Live, entre otros.

Es evidente, que en estos tiempos históricos, las redes sociales son fundamentales desde la política, siendo a través de ellas los medios para la defensa de la Revolución Bolivariana. De acuerdo con Elizalde (2019), “el campo de batalla es la mente humana” (p. 6), donde el más hábil contribuirá para remediar y atacar la manipulación mediática; el ganador quien pueda manipular más mentes a través de mentiras (dirigidas por la oposición) o verdades (promocionadas por el Gobierno), todo está en defender desde las redes sociales el ideario bolivariano afectando en positivo la conciencia de un pueblo.

De acuerdo con Elizalde (2019):

Los chavistas han comprendido que si hay una tarea política fundamental es la de acabar de entender que la vida on line y y off line no van separadas, son una continuidad, forman parte de un solo cuerpo, y que hay que saber apreciar este cuerpo único como termómetro de la vida social y medidor del pulso de la política (p. 5).

Esta “Guerra Virtual” como la ha definido la autora se gana virtualmente a través de las redes sociales más influyentes en las personas; y es tan nociva que propicia muertes, manifestaciones violentas, odio, xenofobia entre nosotros los venezolanos.

El desarrollo en el país, del internet y del alcance masivo de la telefonía móvil ha permitido la transformación comunicacional, y esto debe ser usado a nuestro favor para revertir el efecto psicológico de los Estados Unidos en la mente de los venezolanos, tanto dentro como fuera del país. Es preciso recordar, que la popularidad de Hugo Chávez durante su gobierno fue gracias al impacto que el mismo propicio desde las redes sociales, obteniendo grandes seguidores y concretando su pensamiento en favor de la revolución. El uso estratégico de etiquetas en Twitter da veracidad a las tendencias que posicionan para favorecer al gobierno, donde cada día se suman más seguidores y se enfocan más en el retwits.

En virtud de ello, la red social Twitter se ha constituido como una fuente primaria y veraz de información para el pueblo, dejando a un lado los medios tradicionales porque en su mayoría están en mano de la oposición procurando la distorsión de la información, no teniendo un equilibrio comunicacional sino inclinado en contra del gobierno.

Un elemento importante de discusión, es que muchos asumen los falsos positivos como realidad, sin ningún tipo de investigación y se encargan de repetir descontroladamente generando esa guerra psicológica y mediática que propicia la burguesía nacional e internacional en contra de la Revolución Bolivariana.

De igual forma, el Estado por medio de la instancia correspondiente Conatel debe regular la emisión de mensajes falsos fakenews e instigadores al desconocimiento de la autoridad y promotores del odio; este proceder necesariamente debe ser catalogado como una sinceración de la información y no como amenaza a la libertad de expresión, se puede considerar que la ética en los mismos medios, ha sido vilipendiada con su accionar, al convertir esta premisa fundamental de la democracia en un libertinaje de expresión. Una cuenta aporta información valiosa para la ciberguerra, si se hace el análisis de cuenta, para determinar el volumen de tweets que se emitieron durante los marcos de tiempo que se establezcan.

En Venezuela las campañas mediáticas han sido tratadas como tema central en foros como: el II Taller Internacional de Redes Sociales y Medios Alternativos encuentro convocado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y que sesionó en el Palacio de las Convenciones de La Habana, donde ponentes como Darío Vivas, los comunicadores Tatiana Aular, Mario Silva, Pedro Carvajalino y Julio Chávez, destacaron, entre otras ideas, que así como para Hugo Chávez, la red social Twitter es una importante herramienta, “Debe ser para todos los dirigentes de la revolución venezolana y chavistas donde quiera que se encuentren”(Mastronardi, 2019, pp 8).

En este sentido, Hugo Chávez proponía estudiar la Guerra de Cuarta Generación, donde las armas son los medios de comunicación y su único objetivo son los pueblos. Se conoció cómo en Venezuela se creó una estrategia de comunicación para articular las redes sociales y la estrategia de los movimientos sociales, capaz de enfrentar a la derecha en sus propios espacios.

Los estudiosos reconocieron que se requería mucho más iniciativa y creatividad, para ser exitoso en dicha guerra, para evitar el uso de la fuerza bruta contra Venezuela por parte del imperialismo, al menos en términos de las dinámicas socio-políticas, no es algo sencillo, requiere de preparación. Las guerras no surgen por generación espontánea, es necesario un condicionamiento social, político, ideológico y cultural que prepare las condiciones; y esto se logra por medio de la guerra psicológica, que usa las redes sociales, para tal fin.

Para Le Bon (2004), en medio de este tipo de guerras donde se busca la violencia física, se visualiza el ser humano como el enemigo, un peligro, una amenaza, que generan desde esa guerra hibrida, las llamadas operaciones psicológicas, para este autor:

Una masa perpetuamente balanceándose al borde de la inconsciencia, pronta a ceder a todas las sugestiones, poseyendo toda la violencia de sentimiento propia de los seres que no pueden apelar a la influencia de la razón, desprovista de toda facultad crítica, no puede ser más que excesivamente crédula (p.6).

Por su parte, Bartolomé (2008) refiere que uno de los padres de la manipulación mediática es el alemán Joseph Goebbels, quien a pesar de que en su época no existían las redes sociales, se manipulaban las mismas acciones psicológicas implementadas en la internet, la cual tenían como propósito el control social de la mayoría, el atentado contra la independencia y la autodeterminación de los pueblos. Asimismo, Bartolomé (2008) hace mención a través del ideólogo de la derecha conservadora estadounidense, el polaco-norteamericano Zbigniew Brzezinsky, lo dijo magníficamente:

En la sociedad tecnotrónica el rumbo lo marca la suma de apoyo individual de millones de ciudadanos incoordinados que caen fácilmente en el radio de acción de personalidades magnéticas y atractivas, quienes explotan de modo efectivo las técnicas más eficientes para manipular las emociones y controlar la razón (p. 10).

Lo que comenzó el imperio de los Estados Unidos, es una brutal guerra psicológico-mediática. Steven Metz, en Bartolomé (2008), dice sin ambigüedad en qué consiste la misma:

Generalmente busca generar un impacto psicológico de magnitud, tal como un shock o una confusión que afecte la iniciativa, la libertad de acción o los deseos del oponente; requiere una evaluación previa de las vulnerabilidades del oponente y suele basarse en tácticas, armas o tecnologías innovadoras y no tradicionales. (p. 6).

Las actuales acciones imperiales están preparando la última fase: la intervención de una coalición militar internacional, probablemente de la ONU, que intente instalar un gobierno que responda a los intereses imperiales que les permita volver a saquear a Venezuela. La avanzada mediática a que asistimos, que ya lleva años, ha ido creando la matriz necesaria.

La prensa, que ya no es el cuarto poder, sino un poder fáctico de incalculable efecto en la opinión pública, viene presentando la situación venezolana como un caos, un desastre generalizado donde se combinan escasez económica, crisis política y, más recientemente, una virtual guerra civil. “Venezuela se enfrenta ahora a la inestabilidad económica, social y política significativa debido a la rampante violencia, la delincuencia y la pobreza, la infl ación galopante, la grave escasez de alimentos, medicinas y electricidad”, anunciaba el general John Kelly ante el Comité Senatorial de Servicios Armados del Congreso el 12 de marzo de 2015 (Colussi, 2007).

Un año después, el Almirante KurtTidd, Jefe del Comando Sur, informaba en Washington que “Venezuela atraviesa un período de inestabilidad significativa el año en curso debido a la escasez generalizada de medicamentos y comida, una constante incertidumbre política y el empeoramiento de la situación económica”. Guión ya establecido para influenciar en la psique del venezolano (La Iguana TV, 2017).

En el Documento “Plan para intervenir a Venezuela del Comando Sur de Estados Unidos: Operación Venezuela Freedom 2”, de inicios del 2016, guión de la patraña ya escrita, puede leerse como algunas de las acciones a seguir: “(…) c) Aislamiento internacional y descalificación como sistema democrático, ya que no respeta la autonomía y la separación de poderes. d) Generación de un clima propicio para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA” (La Iguana TV, 2017).

La situación no es ingobernable, pero esa guerra psicológica por las redes sociales, lleva a que lo sea. Las muertes de personas entre ellos, un joven chavista linchado por hordas antichavistas, la quema de unidades de transporte, los ataques a edificios gubernamentales, son reales, sin duda (Colussi, 2007). Su magnificación, la forma en que se presentan, los artificios que logran las tomas televisivas que muestran “cientos y cientos de miles de personas hastiadas del régimen castro-comunista del dictador Maduro” (p. 6), han logrado disociar la opinión pública global, la venezolana en principio, la planetaria luego, para pedir a gritos una “intervención”.

La población, como siempre, queda en el medio, víctima de esa manipulación. Lo que decía Goebbels (1928) hace casi 100 años, o lo que la Psicología de las multitudes ya entreveía en los albores del siglo XX “las masas son increíblemente manipulables, las masas se mueven por sentimientos primitivos” permite crear las condiciones para que las multinacionales roben una vez más un petróleo que no les pertenece, como pasó en el pasado (Colussi, 2007, p. 7).

Con estas premisas; ¿Qué sigue ahora en la Revolución Bolivariana de Venezuela? Todos los indicios muestran que el plan de la Casa Blanca sigue los patrones de lo hecho ya en Irak o en Libia, donde se “inventaron” guerras civiles que permitieron derrocar a los “dictadores” correspondientes: Saddam Hussein y Mohamed Khadafi. La guerra psicológica creada y magnificada utilizando las redes sociales, prepara el escenario para, luego, derrocar al gobernante de turno utilizando la fuerza bruta (“donde hay balas sobran las palabras”). Los fantasmas de la Guerra Fría se siguen agitando igual que hace 60 años, y lamentablemente, la población sigue “comprando esos espejitos de colores” (Ob. cit, p. 7).

Reflexiones finales

Con la interpretación y explicación precedente, serán más perceptibles las herramientas psicológicas del imperio, cuya concreción se evidencia en los mensajes e información contenida en las redes sociales, que hablan sobre Venezuela. Desde opiniones personales de muchos usuarios de las redes sociales, hasta la del Presidente de los Estados Unidos, quien usa estas redes como parte de la injerencia de su gobierno en los asuntos internos de Venezuela.

Es importante resaltar que los mensajes, en muchas ocasiones son emitidos por robots, programados con una línea editorial para crear contenidos o motores de retwits a cuentas de usuarios, con el propósito de aumentar la tendencia de los mensajes, que en esas cuentas se escriben en el contexto de la desestabilización del Estado Venezolano.

Algunos políticos estadounidenses, contribuyen a esta desinformación, tal como se comentó anteriormente y el ejemplo más sensible es el del Senador Marco Rubio, quien ha estado twiteando abiertamente por el cambio de administración en Venezuela y en la actualidad ha apoyado públicamente el derrocamiento del gobierno venezolano.

Así mismo, personas en Twitter que dicen ser venezolanas, suelen decir que hay censura en Venezuela y que el régimen regula el uso de las redes sociales, como parte de esa guerra de mentiras para desestabilizar y crear dentro y fuera de Venezuela una matriz de opinión que establezca; “en Venezuela no hay libertad de expresión”. Sin embargo, fuera de Venezuela, en Estados Unidos, no se escucha ninguna otra opinión de Venezuela que el emitido por la oposición en las redes sociales.

El Comandante Supremo Hugo Chávez estimuló la apertura de fuentes comunicacionales comunales y alternativas, que vienen edificándose en las comunidades a través de la radio comunitaria, televisoras comunitarias y medios alternativos, con enfoque periodísticos vanguardista y consustanciado con la realidad que se vive, donde el debate real y la crítica constructiva es parte del día a día.

Adicionalmente, se tiene que combatir la desinformación y desenmascarar el objetivo real de la oligarquía, como lo es la defensa de sus intereses económicos y estatus alcanzado, en detrimento de las grandes mayorías. Sólo así, liberaremos al pueblo de la opresión informativa que generan los grandes medios. Estamos en guerra, aunque usted no lo crea, hoy enfrentamos nuevas batallas, en nuevos espacios, a favor de la liberación de nuestros pueblos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bartolomé, M. (2008). Las guerras asimétricas y de cuarta generación dentro del pensamiento venezolano en materia de seguridad y defensa. Military Review, Enero-Febrero, 58.

Bermejo, R. (2012) El genocidio de Ruanda diez años después: una vergüenza para la comunidad internacional a la luz del principio de la responsabilidad de proteger, en ABELLÁN, H. (ed.), El derecho internacional: normas, hechos y valores. Madrid: Universidad Complutense.

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Elizalde, R. (2019). Apuntes preliminares sobre la guerra en las redes contra Venezuela. Cuba información. [Artículo en Línea]. Disponible: https://cubainformacion.tv/america-latina/20190227/80701/80701-apuntes-preliminaressobre-la-guerra-en-las-redes-contra-venezuela. Consulta: 2020, julio 25.

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