
33 minute read
Seguridad, soberanía y pandemia. Caminar Preguntando desde la episteme cimarrona | Luisa Fernanda Zambrano Díaz | #EyCHenPandemia
Seguridad, soberanía y pandemia. Caminar Preguntando desde la episteme cimarrona
(Security, sovereignty and pandemic. Walking asking from the cimarrona episteme)
Advertisement
Luisa Fernanda Zambrano Díaz
Socióloga UCV (1991), doctora en Ciencias Sociales UCV (2002). Profesora asociada UNESR. Profesora invitada doctorado de Defensa de la Nación IAESEN, Universidad Militar Bolivariana. Candidata a doctora en el doctorado de Estudios de la Organización de la UNESR (2019). Autora de varios libros en el área de Seguridad: Desarrollo Endógeno Socialista y Defensa Popular (2008). Jóvenes, inseguridad y violencia desde el quehacer de los movimientos cristianos. Tecnologías sociales en tres iglesias de Caracas. UNES(2012) En el área de la comunicación y las organizaciones sociales productivas: Formación e Investigación socioproductiva para construir La Ciencia Nuestra . Elementos para transcender la universidad que queremos. (2013). Consumo, Medios de Comunicación y Dominación: Una aproximación a partir de las apetencias de la clase media en el siglo XXI. (2017). Administración Insurgente y Transfomadora. Sistematización de una experiencia socioproductiva universitaria. (2018).
Lzambranogerente@gmail.com
Instagram @zambraluisa
Recepción del artículo: abril 2020
Arbitraje y aprobación: junio de 2020
RESUMEN
Este artículo es un ejercicio de “caminar preguntando” como dirían los zapatistas, es decir, que a diferencia de lo que comúnmente se acostumbra en temas como el de seguridad, y soberanía, cuya raíz parte de afirmaciones sólidas, razonables, desde un pensamiento “universal”, “moderno”, “lógico occidental”, estaré caminando en los bordes de un pensamiento “otro”, “preguntón”, “multiversal”, decolonial, rodriguiano, cimarrón, para visibilizar posible alternativas de respuestas, en medio de una guerra de nuevo tipo decretada como pandemia, con un enemigo invisible desnacionalizado denominado COVID-19. No se trata de negar la situación sanitaria y el riesgo en el que pudiese estar la población mundial; es una invitación a pensar no solo la pandemia, la cuarentena social y la seguridad misma desde otros enfoques, pues hoy más que nunca se hace necesaria la insurgencia, la rebeldía, la episteme cimarrona para pensar en colectivo alternativas para cuidarnos, protegernos, de la enfermedad y del remedio “cuarentena”, para luchar, resistir, aprender, investigar, estudiar, trabajar, producir y pensar que otro mundo es posible.
Palabras claves: Seguridad, Soberanía, Pandemia, Episteme Cimarrona, Covid-19.
SUMMARY
This article is an exercise of “walking asking” as the Zapatista would say, that is, that unlike what is commonly customary in issues such as security, and sovereignty, the root of which starts from solid, reasonable statements, from a thought “Universal”, “modern”, “western logical”. I will be walking on the edges, of an “other”, “question”, “multiversal”, decolonial, cimarrón thought, for possible visibility alterities of responses in a war of a new type decreed as a pandemic, with a denationalized invisible enemy called COVID-19 . It is not a matter of denying, the situation at risk in which the world population could be, but it is an invitation to think not only of the pandemic, the social quarantine and Security itself, from other approaches, because today more than ever it is done necessary, insurgency, rebellion, the maroon episteme to think collectively alternatives to take care of ourselves, protect ourselves, from disease and “quarantine” remedies, to learn, investigate, study, work, produce, think that another world is possible.
Key words: Security, Sovereignty, Pandemic, Episteme Cimarrona, Covid-19.
INTRODUCCIÓN
Mucho se ha escrito sobre el tema de seguridad en Venezuela en los últimos años, atendiendo al esquema de la guerra no convencional, de cuarta o quinta generación, guerra popular prolongada, guerra multiforme, en fin, muchos son los nombres que explican que la guerra que nos toca vivir en este siglo XXI poco o nada tienen que ver con los métodos de lucha antes utilizados. Por otra parte, se enfoca con claridad que es una lucha por mantener la soberanía en el manejo de nuestros recursos (minerales, naturales, económicos, otros). Es una confrontación asimétrica de fuerzas entre un enemigo claramente identificado (imperio norteamericano y sus subordinados), superior en recursos de todo tipo, financieros, tecnología, armamento militar, entre otros, y la fuerza Bolivariana (Cívico/Militar) conformada por millones de hombres y mujeres con identidad, soberanía, voluntad, ingenio y dominio del terreno.
Confirmo estar de acuerdo con la mayoría de las tesis esgrimidas por los investigadores del área de la seguridad en nuestro país (en muchas de las cuales he sido jurado o tutora). En ese sentido, gracias a la creación de la Universidad Militar Bolivariana, se ha venido consolidando una importante red de creación de conocimiento en esa materia a todo nivel (pregrado, maestrías, doctorados, postdoctorados). No obstante, se trata de “caminar preguntando”, a decir del maestro Simón Rodríguez, de aprender y enseñar “… a ser preguntones, para que, pidiendo el porqué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.” Es decir, la diferencia de lo que comúnmente se acostumbra en temas como el de seguridad y soberanía, cuya raíz parte de afi rmaciones sólidas y razonables, desde un pensamiento “universal”, “moderno”, “lógico occidental”. Estaré caminando en los bordes de un pensamiento “otro”, “preguntón”, “multiversal”, decolonial, cimarrón, para visibilizar las posibles alteridades de respuestas en una guerra de nuevo tipo decretada como pandemia, con un enemigo invisible desnacionalizado denominado CO VID-19. Estaré pensando desde una episteme cimarrona de cumbe, (Thais Marrero, 2012) con los ellos y ellas, creando espacios para un mundo inclusivo donde se viva comunidad, lo colectivo, la construcción del tejido de relaciones y formas de organización socio productiva con su dinámica propia, con una formación social para la convivencia no capitalista, no machista, de resistencia político cultural con extraordinarias fuentes creativas, para trascender los planos étnicos, clasistas, económicos y políticos que esta crisis nos quiere imponer.
A manera de introducción puedo decir que dentro del pensamiento occiden tal el concepto de seguridad ha ido cambiando, para ir dejando atrás la concep ción netamente militarista, territorial, nacionalista hacia una visión humanista, multilateralista, anclada principalmente a salvaguardar los Derechos Humanos, que se sobreponen a toda idea de soberanía nacional.
Señala el “Informe sobre Desarrollo Humano 1994” (PNUD, 1994):
Por su parte, la ONU, fundamenta la seguridad con base en tres pilares:
En relación a estas concepciones la mayoría de las constituciones renovadas en nuestros países latinoamericanos incluyen esta mirada, en el caso venezolano la Constitución Bolivariana
Y la ley Orgánica de Seguridad (2014) establece la relación entre (art 2) Seguridad, (art 3) Defensa Integral y (art. 4) Desarrollo Integral, dentro de esta misma concepción de atender las diversas inseguridades que vulneran a las personas, de hecho, el cambio de Seguridad Nacional a Seguridad de la Nación, atiende a esta mirada de priorización de lo humano ante lo geopolítico militar.
Ahora bien, no siempre en las discusiones sobre el área de la seguridad, se plantean dudas fuera del contexto epistémico distinto al eurocéntrico, por tan to, al inicio, solo voy a plantear algunos interrogantes, tales como ¿Cuáles son los enfoques de “humanismo”, “derechos humanos”, “desarrollo” y “paz”? ¿Los mismos atienden las diferencias por ejemplo de lo “femenino”, “lo in dio”, “lo negro”, “lo latinoamericano”, o simplemente todo se asume desde la “neutralidad, universalidad”, blanca, masculina, occidental, que soportan las concepciones de los organismos multilaterales?, y ¿cómo quedan las so beranías nacionales, los Estados/Nación ante las concepciones multilaterales de seguridad? Estas son algunas preguntas que nos hacemos para iniciar el camino.
Pandemia y seguridad
El tema de la pandemia pone muchas otras interrogantes en el camino, por decir lo menos nos preguntamos ¿estamos ante la tercera guerra mundial, donde lo “no convencional” tiene forma de virus?, y si es una guerra ¿es el virus realmente el enemigo invisible o es el arma de la nueva guerra? El jefe de Estado Emmanuel Macron declaró:“Francia está en guerra contra el coronavirus y, aunque el “primer frente” lo compone el personal sanitario, los militares también pueden ayudar… por eso, anunció el lanzamiento de una operación militar que deberá dar apoyo logístico y humano a la lucha contra la epidemia”. (El País, 25 de marzo 2020).
Como el presidente de Francia, muchos otros jefes de Estado asumieron el discurso guerrerista contra el enemigo invisible y aplicaron al ritmo de la batuta de la OMS (y del gobierno chino), todas las convenciones internacionales para prevenir y/o controlar la pandemia. De hecho, Venezuela fue el país de Latinoamérica que asumió con mayor rapidez y efectividad las pautas establecidas para tal fin. En lo inmediato, el gobierno del presidente Nicolás Maduro hizo la declaración del estado de alarma (ver Gaceta Oficial) contemplada dentro de los estados de excepción, recibiendo el apoyo y reconocimiento de la OMS, ante la gestión sanitaria de control de la pandemia que le permite mostrar las cifras más reducidas de América Latina de infectados por millón de habitantes, que para el 14 de abril 2020 estaban en 0,3 personas (es decir, 1 persona por cada 3 millones de habitantes). (Página OMS, 14/4/2020).
Esta situación, supuso el manejo de estrategias geopolíticas de alta envergadura, que sin entrar en detalles en este artículo, es necesario el comentario, dado que pareciera mostrarse el fortalecimiento de los Estados/Nacionales, que cierran sus fronteras y asumen de forma “soberana” y autónoma la seguridad epidémica, (con las fuerzas civiles y militares) de sus naciones, dejando de lado -por los momentos- al Estado/global/corporativo, y las integraciones nacionales como la Unión Europea y la OEA.
En Venezuela, dado el modelo presidencialista establecido en nuestro basamento legal, tanto la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (2002), como la Ley Orgánica de los Estados de Excepción (2001) plantean que es: “El Presidente o Presidenta de la República es la máxima autoridad político administrativa que dirige la movilización, y será asistido en esta actividad por el Consejo de Defensa de la Nación, los Ministerios del poder popular y demás organismos involucrados”. (Artículo 30). Por tanto, para gusto o disgusto de nacionales y extranjeros, la diatriba política (de la existencia de dos presidentes y tres asambleas nacionales) queda suspendida, y Nicolás Maduro asume como presidente constitucional y comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la batuta, decretando el estado de alarma a causa de la pandemia y asume su lucha frontal.
Por otra parte, de acuerdo a lo establecido por la OMS, una pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud declaró que el nuevo brote de coronavirus es una pandemia. Y con ello, “…se recomienda encarecidamente a los Estados miembros que establezcan planes basados en evaluaciones de riesgo nacionales de circunstancias locales, teniendo en cuenta la información proporcionada por las evaluaciones globales de la OMS”. Es decir, que la OMS se convierte en el director que mueve la batuta, para que los países ejecuten las notas respectivas a tiempo y con los acoples necesarios, para que el orden de la salud mundial quede restablecido, en los parámetros de la “normalidad”.
Aquí es muy importante hacer énfasis en esto de los parámetros de “la normalidad”, y hacernos las preguntas obligatorias sobre sisiguiendo la concepción de la OMS, sobre una pandemia ¿qué sucede por ejemplo con el dengue?, si en la página de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se señala:

Fuente: Organización Mundial de la Salud / 2015
Otro ejemplo de lo que quiero señalar es el trabajo del Dr. Andreas Kalcke (2016), en su libro La Salud Prohibida. Incurable era ayer, (Libro vetado por las distribuidoras comerciales, por tanto, disponible gratuitamente en las redes), explica:
Las citas anteriores muestran cómo funciona la racionalidad científica sanitaria mundial, y seguimos caminando y preguntando ¿a quienes afectan estas epidemias, pandemias?, ¿a todos por igual? ¿Quiénes ganan, quienes pierden con la pandemia mundial? La verdad es que no hay que caminar mucho para tener las primeras respuestas a estas interrogantes, solo asomarnos a la ventana o ver un noticiero para confi rmar por ejemplo que en el estado de Lousiana, en Estados Unidos, el 70% de los muertos son afroamericanos o latinos, cuando la población blanca es muy mayoritaria. También ocurre lo mismo en Nueva York y otros estados más afectado por la epidemia, pero curiosamente este es el país, que tiene los mayores recursos del mundo para enfrentarla. (El Clarín, 03/4/2020).
Vale recordar que la mayoría de los casos en América Latina se consideraron importados por quienes regresaron de vacaciones o trabajo desde Europa, Norteamérica y Asia. Así como se sabe que los sectores más infectados son los habitados por los más ricos, y que por sus posibilidades de movilización (en aviones, helicópteros o yates) han podido contaminar a los residentes y trabajadores de zonas donde se encuentran lugares de descanso y esparcimiento. Pero, cuando el número de contagiados crece exponencialmente, y no existen hospitales, camas, medicinas y respiradores mecánicos surge el dilema sobre ¿a quiénes darles prioridad?, a los más jóvenes, a los más ancianos, a los trabajadores o a los desempleados, a los nacionales o a los inmigrantes. Y la realidad en muchos países es que la primera prioridad la tendrán los que tienen más recursos para financiar su recuperación, versus la suerte de aquellos que, para colmo de males, perdieron sus empleos, tienen menos educación o aportan menos a la riqueza nacional.
También los datos publicados constatan que el virus se ha hecho mucho más letal entre los hombres que en las mujeres, y desde mi enfoque feminista puedo explicarlo, la mayor resistencia de las mujeres a superar el hambre, la miseria y otras enfermedades, nos ha permitido ganar mayor inmunidad que los varones ante las injusticias de su cotidiana sobrevivencia.
Economía, seguridad y pandemia ¿qué supone una pandemia para la economía?
Es un lugar común decir que la economía mundial, especialmente la nueva economía digital, se fundamenta en la confi anza y en la seguridad, que los capitales son tan “tímidos y cobardes” que cualquier vuelo o chasquido irregular de mariposa los puede hacer temblar, emigrar o huir a buscar refugio en “sitio seguro”. Todos los visionarios económicos pronostican la caída estrepitosa de la economía global, “ya nada volverá a ser lo que era, la pandemia del coronavirus alterará para siempre el Orden Mundial” señaló Kissinger (5/4/2020).
Confieso que no me disgusta para nada la idea del cambio del orden mundial, tal y como existe, pero la pregunta obligatoria es ¿Hacia dónde se está cambiando?, ¿Quién promueve este cambio?, o ¿Es realmente un CAMBIO, o son estilos?, por decir algo. La verdad es que todo apunta hacia una grave situación económica, donde como siempre los “países en desarrollo”, seremos los más afectados pues, como afirma el New York Times en su artículo El preocupante efecto del coronavirus en las economías más vulnerables del mundo, “Los capitales internacionales abandonan los mercados emergentes, por lo que las naciones más desfavorecidas reciben una gran parte del impacto económico causado por la pandemia”. (26/3/2020). Y explica como países cuyo principal motor económico es el sector turismo, se están viendo afectado por la pandemia.
En general, se percibe que la pandemia de coronavirus ha puesto a la economía global en un sorprendente estado de suspenso, y los países más vulnerables del mundo sufren daños cada vez más intensos. Las empresas, a falta de ventas, tienen que despedir a sus empleados. Los hogares que no cuentan con ingresos suficientes gastan a cuentagotas en alimentos. Los inversionistas internacionales abandonan los llamados mercados emergentes a un ritmo no visto desde la crisis financiera de 2008, con lo que provocan una disminución en el valor de las monedas y obligan a las personas a pagar más por bienes importados como alimentos y combustible. Explica el artículo antes citado que “La velocidad es sorprendente, y quienes ya eran vulnerables antes, definitivamente enfrentan una situación de lo más complicada” y asoma que todo esto ha reavivado el temor de que algunos países se deslicen hacia la insolvencia y no puedan cumplir sus obligaciones de pago ante el FMI, y otros acreedores, en especial Argentina, Turquía y Sudáfrica.
La pregunta es ¿Hay realmente cambios en lo antes descrito? Todo asoma un panorama donde los pobres seguirán siendo pobres, y las clases “emergentes” de estas naciones, perderán la ilusión, se les disolverá la realidad imaginada de que formaban parte de una nueva economía “emergente”, y los gobiernos tendrán que comenzar de nuevo a sacrificar a sus pueblos (gasto social) para dar credibilidad, confianza y seguridad a los capitales, para que quieran regresar a hacer nido en estos países con sus capitales.
También pudiésemos pensar que se trata del estallido de lo que Scwab (2016) llama la Cuarta Revolución Industrial, “el nuevo orden mundial”, no para las economías “emergentes”. “subdesarrolladas”, “tercermundistas”, sino en las ligas mayores, en sistemas económicos que funcionan dentro de esquemas de alta tecnologías 5G, inteligencia artificial, impresión 3D, racionalidad en red, interconectadas, nuevo tejido social/digital, Criptoactivos, digitalización de la moneda, genoma humano, manipulación genética, nuevos materiales, robótica avanzada, nuevas formas de teletrabajo y empleo, creación genética de especies vegetales y animales. Todos estos cambios que revolucionan el mundo tal y como lo conocemos pero, a mi modo de ver, el panorama social que describe este autor no es muy distinto al que dejaron atrás las tres revoluciones anteriores, desempleo para los menos formados, subempleo, predominio de lo masculino en el área tecnológica, explotación de nuevos minerales, y biodiversidad que conforman nuevas materias primas, y casi el mismo esquema de saqueos a los países que los tengan y no cuenten con los recursos para transformarlos.
Venezuela ha estado viviendo, desde hace más de 5 años, una guerra no convencional y multiforme, declarada por el imperio norteamericano, quien a través del decreto de Barack Obama de fecha 9 de marzo de 2015 considera a nuestro país como una “inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y política de los EEUU”. Esto nos ha obligado a diseñar diversos mecanismos económicos, financieros y sociales, para la resistencia. Por tanto, hoy pudiese pensarse que tenemos algunas ventajas, pues tenemos mucho más tiempo que los países hermanos lidiando con las complejas situaciones que las guerras acarrean, y para las que ya nosotros como pueblo y nación hemos desarrollado cierta resiliencia. Ante esto, otros miles de preguntas nos acompañan en el camino, entre ellas ¿Será más humana la humanidad?, ¿Podremos generar alternativas desde unas ciencias nuestras y epistemes cimarronas, a esas realidades? ¿Servirá el “modelo” de la economía venezolana, (sin efectivo, con hiperinflación, con criptoactivo -Petro, con protección social a través de la Big Data, bonos sociales, CLAP (Comités locales de abastecimiento y producción), trueques, economía productiva local, entre otras) como referencia para una nueva economía emergente de los países Latinoamericanos?
Control social = Big Data= seguridad=?
La pandemia del Covid-19 se presenta a nivel mundial, como una emergencia ante la cual, por los momentos, no se conoce cura o tratamiento posible, la única forma de contenerlo es la cuarentena social, el aislamiento. Para ello, es importante que los Estados asuman la responsabilidad del control social, para proteger la población del contagio masivo, que conllevaría a la sobrecarga en los sistemas de salud y a la mortalidad.
Ese control social tradicionalmente se hace a través de los órganos de seguridad del Estado, (policías, militares, estructura legal sanciones y multas), aunque en el siglo XXI ya se utilizan los dispositivos electrónicos para este fin. Explica Byung-Chul Han, en su artículo La emergencia viral y el mundo de mañana, que las sociedades orientales, sobre todo China, están usando la llamada Big Data, para establecer herramientas de control social tremendamente invasivas, que ha desarrollado durante los últimos años como la solución para la pandemia. Por ejemplo, en China “…los celulares tienen una aplicación que indica antes de encontrarte con una persona, si te estás acercando, a alguien que está en rojo, que tiene coronavirus, que es sospechoso o posible portador, o que está en verde, y puedes hablar con él con tranquilidad”. Esto es un enorme monitoreo y un control social y unas herramientas muy poderosas que, dada la necesidad de la pandemia, son instaladas y aceptadas por la población como forma que permite “garantizar, la salud y dar seguridad”, … ¿Pero y después de la pandemia?, después de la inversión hecha para el desarrollo tecnológico de estas herramientas, ¿Será posible desinstalarlas?
Hoy a los ojos del mundo, cuando se hace seguimiento y monitoreo, minuto a minuto, del desarrollo de la enfermedad, Venezuela muestra cifras (fuente oficial OMS) que lo catalogan como uno de los países que está ganando la guerra. Su reporte diario (con las posibles dudas de fidelidad de cifras exactas) es uno de los más bajos de la región y del planeta. La población ha acatado voluntariamente el llamado a quedarse en casa por la seguridad de todos, y también gracias a las estrategias de control social, que han permitido garantizar “ciertos niveles de seguridad y protección”, por parte del gobierno del presidente Maduro, el cual ha desarrollado desde 2017 un sistema llamado plataforma Patria, la base de datos de más 18 millones de venezolanos que se alimenta por el autoregistro de cada usuario, a través del portal web www.patria.org.ve y que está vinculado con el llamado Carnet de la Patria.
A través de esta plataforma en tiempo de pandemia se ha podido llevar información detallada de la población a través de las encuestas, que han sido varias (salud, escolaridad, servicios, etc.). A través de esa gigantesca base de datos, el gobierno está informado sobre si los más de 17 millones de encuestados presentan algún síntoma, como tos, fiebre, dolor de cabeza, diarrea, y otros malestares de salud, pero también, además de todos los datos domiciliarios y de identidad, están las afiliaciones bancarias y familiares, pues para poder acceder a la información sobre la recepción de los bonos, es decir, de la asistencia económica que el Estado brinda de manera directa a los más necesitados, de acuerdo a los mismos datos del sistema, debe llenarse la encuesta de salud solicitada, y toda la otra información.
A través de esta plataforma, la población venezolana está siendo socializada en el manejo de estos sistemas informáticos de masas, ya que el gobierno también ha usado la plataforma para que los y las usuarios paguen servicios públicos o para impulsar el ahorro en oro venezolano o en petros, la primera experiencia de una nación con criptomonedas, pues se experimentó con la entrega de un Petro Bono, un beneficio en esa moneda que otorgó a millones de personas y que de alguna manera obligó a todos lo que lo recibieron, a los comerciantes a familiarizarnos con la nueva economía digital.
A pesar de las controversias que genera el uso de la Big Data o plataforma patria, el hecho es que la misma está facilitando y coadyuvando a generar políticas de seguridad, protección y control social a la población venezolana, sobre todo a la más humilde; y por otra parte, está demostrando gran efectividad como estrategia en tiempos de guerra contra el coronavirus, pues la data recibida a través de este dispositivo, permite activar la red de atención de salud pública, y los afectados son visitados en sus domicilios para el despistaje de la enfermedad. Ahora bien, no podemos dejar de preguntarnos ¿y los no incluidos?, ¿y la privacidad y el anonimato?, ¿y la seguridad de los datos en manos de quién está?, ¿son confiables?, ¿para qué otra cosa puede ser usada mi información personal?
¿Pensar el covid-19 desde otra episteme?
Como anteriormente señalé, no es muy frecuente trabajar el tema de la seguridad de la nación desde un episteme o enfoque distinto al convencional modelo hegemónico de la modernidad, eurocéntrico, patriarcal, falo céntrico, tecno científico, pues por lo general estos temas requieren de certezas, confiabilidad, solidez, y concreción, por tanto, no es común encontrar ideas, pensamientos, posturas alternativas, ya que suelen ser interpretadas como inconsistencias, fisuras, debilidades que pudiesen resultar en vulnerabilidades, riesgos y/o posibles amenazas a la seguridad, por tanto quedaríamos a la deriva, vulnerables, inseguros, presas del miedo, de los posibles “enemigos” visibles e invisibles.
Tampoco son muy comunes los estudios que trabajen el enfoque de género, o de la mujer en esta área, aun cuando, con la Revolución Bolivariana y la declaración del presidente Chávez como feminista, se abrió (por lo menos nominalmente) un campo importante para la presencia de las mujeres en este mundo. No obstante, no se observa participación y aportes intelectuales a la seguridad con enfoque feminista, siendo todavía agenda pendiente. (Londoño, Martha. 2010)
Como se discutió, la pandemia está directamente vinculada al tema de la Seguridad de la nación dado que es tratada como un enemigo de guerra, a la que hay que vencer, los ejércitos de los países se movilizan y ocupan las calles, restringen la movilidad social, el Estado asume el estado de alarma y la excepción que desdibuja los límites entre lo público y lo privado, y los derechos ciudadanos se confinan a los “espacios permitidos”, a acatar y hacer lo debido por el bien propio y el de la colectividad.
En tiempos de pandemia, como ya referí, predomina el miedo, el temor al contagio, y la incertidumbre al después. Ante estas circunstancias es común que se busque refugio en manuales y recetarios de las organizaciones internacionales (OMS, OPS) para tener algunas certezas dentro de las racionalidades, que nos aseguren que por ahora… la “única medida efectiva”, la “única alternativa”, la “única manera de combatirlo… es el aislamiento social, la cuarentena, el “# quédate en casa”, “lávate las manos” se repite infinitamente, no se toquen, no se besen, no se reúnan, no se abracen…no se... usen tapa bocas, usen las redes, tele trabajen, virtualicen la enseñanza, etc.,. Todas estas medidas son la “única manera de mantenernos seguros fuera del fuego enemigo que significa el riesgo al contagio por el coronavirus”. ¿Pero estas “estrategias de seguridad” están pensadas desde dónde?, ¿para dar seguridad a quienes?, ¿estamos todos, sí obedecemos las medidas, asegurados de la misma manera?
Sabemos, que las respuestas a estas interrogantes son negativas, pues tal y como señala Boaventura de Sousa Santos, (abril 2020) en su artículo “Al Sur de la Cuarentena”, “Las recomendaciones de la OMS parecen haber sido diseñadas pensando en una clase media que es una fracción muy pequeña de la población mundial.” Y luego de listar algunos de los grupos más afectados por esta cuarentena -mujeres, discapacitados, prisioneros, trabajadores informales, sin techos, refugiados, ancianos, entre otros-, termina confirmando que:
Claro está que las medidas y recomendaciones manejadas mundialmente están pensadas desde el modelo epistémico, a decir de Sousa Santo, “del Norte global”, de la racionalidad que visibiliza a algunos y deja en la invisibilidad a millones para quien estas recomendaciones o remedio son peor que la enfermedad, como se dice en criollo. Y que pasa ¿si no obedecemos?, ¿y nos atrevemos a pensar nuestra seguridad y salud desde otros referentes colectivos?, Sí nos atrevemos a ir más allá del pensamiento único, que nos desconoce, que nos aísla, nos dice estudia, trabaja solo/sola a distancia, vive conectado pero aislado.
Y si en vez de solo resguardarnos en casa, aplaudir la valentía de los que están al frente (médicos, personal de apoyo), telecomunicarnos, consumir, hasta que todo pase y nos den la señal para volver a la vida, también luchamos desde nuestros propios referentes, desde el Sur, desde el pensamiento cimarrón, desde la epistemología cimarrona, insurgente, rebelde que pueda rescatar la mirada colectiva de un proyecto común, de la salud y la seguridad, desde el Vivir Bien, desde la filosofía de nuestras comunidades andinas que suponen un modo de existencia que está en equilibrio con todos los demás elementos de la Pacha andina, que son los principios de relacionalidad, complementariedad, correspondencia, reciprocidad y ciclicidad. El Vivir Bien ni es riqueza ni pobreza, ni despilfarro ni escasez, ni lujo ni carencia, sino una vida en armonía con todos los demás seres, una convivencia intercultural, interbiótica e intergeneracional.
Si nos atrevemos a pensar y construir respuestas, alternativas desde las realidades de enormes mayorías de mujeres, que como refiere Boaventura somos “las cuidadoras del mundo”, predominamos en la primera línea de batalla de la prestación de cuidados a enfermos y ancianos dentro y fuera de las instituciones y especialmente en la familia. No estoy desconociendo la enfermedad y las posibles y dolorosas bajas que esta produce, pero es también necesario crear una propuesta nuestra, desde los grupos de mujeres, grupos étnicos, grupos culturales, para quienes estas medidas resultan peores que la enfermedad, por ello, es urgente ampliar la mirada, visibilizar otras cosmovisiones, de la salud, la enfermedad, la seguridad y la vida.
Un ejemplo de esto son las millones de mujeres cuidadoras del mundo, pero también las “maltratas, usadas, violentadas, menospreciadas, martirizadas”, por tanto, acostumbradas a habitar, resistir, convivir, sobrevivir, indagar, construir, crear espacios distintos, inéditos, en los que “no es común la seguridad” del modelo de la colonialidad/modernidad. Desde esta otra mirada, desde estos espacios, cosmovisión, la receta de quédate en casa, aíslate, paralízate, no tiene cabida. La seguridad está en respuestas colectivas, lucha y resistencia, complementariedad, ollas comunes, fábrica de remedios no farmacéuticos, la solidaridad, el intercambio, como también lo confirma María Galindo (2020).
Por ello, la respuesta debe ser organizarnos para dar otro sentido a la paralización burguesa que no permite que llevemos comida a la mesa de nuestros hogares, para luchar contra la especulación en precios de alimentos y productos de nuestra cotidianidad, para denunciar a empleadores explotadores que se excusan con la recesión económica, y niegan los derechos al trabajo digno, activémonos para defendernos, para proteger nuestros espacios de la violencia machista. Gritemos, activemos, festejemos, abracemos, usemos las redes y todo aquello que nos haga visibles, que le muestre a esos medios que nos ignoran, nos usan, nos manipulan, que lo que históricamente no nos ha matado, nos ha fortalecido y que seguimos activas y en pie.
A manera de cierre
Como inicialmente señalé, este escrito es un ejercicio de caminar preguntado, de enseñar y aprender a ser preguntona, por temas algo sensibles, en tiempos de pandemia, reafirmo que la intención no es negar, la situación en riesgo en la que pudiese estar la población mundial, pero si invitar a pensar no solo la pandemia, la cuarentena social y la seguridad misma, desde otros enfoques. Comparto con Preciado, (Marzo, 2020), que “…contrariamente a lo que se podría imaginar, nuestra salud no vendrá de la imposición de fronteras o de la separación, sino de una nueva comprensión de la comunidad con todos los seres vivos, de un nuevo equilibrio con otros seres vivos del planeta.”. La curación y la recuperación no pueden ser un simple gesto inmunológico negativo de retirada de lo social, de cierre de la comunidad. La curación y el cuidado sólo pueden surgir de un proceso de sanarnos a nosotros mismos como sociedad, es inventar una nueva comunidad más allá de las políticas de identidad y la frontera con las que hasta ahora hemos producido la soberanía.
En la Venezuela Siglo XXI, han surgido distintas alternativas, organizativas, colectivas, consejos comunales, comunas, para “producir lo que necesitamos”, cooperativas, colectivos de producción, y autogestión, consejos de trabajadores, entre otros, para garantizar la distribución de alimentos se crearon los CLAP, que se apoyan en los consejos comunales, las UBCH (Unidades de batalla Hugo Chávez), de manera de llegar a cada calle, barriada, edificio y caserío. En cuanto a garantizar la soberanía, se fortaleció la unión cívico-militar y se creó la Milicia Nacional Bolivariana (2005), que hoy cuenta con más de 3 millones venezolanos y venezolanas, dispuestos y dispuestas a dar la vida por la patria. Debido al bloqueo económico y financiero, se crea un criptoactivo venezolano Petro (2018), para evadir las alcabalas imperiales. Entonces retomo la eterna pregunta y respuesta del gran maestro Rodríguez “¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original; originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.”
Por tanto, hoy ante la amenaza del COVID-19, se hace necesaria, la insurgencia, la rebeldía, la episteme cimarrona para el inventar errando rodriguiano, pensar en colectivo alternativas para cuidarnos, protegernos, de la enfermedad y del remedios “cuarentena”, para luchar contra la especulación en los precios de nuestros alimentos, para desactivar las mafias financieras que manipulan el valor de nuestra moneda, para desenmascarar la corrupción a todo nivel, para aprender, investigar, estudiar, trabajar, producir, pensar que otro mundo es posible, por tanto, no atendamos el llamado a aislarnos para la descolectivización y al telecontrol, por el contrario, utilicemos el tiempo, para aceptar la invitación a caminar preguntando, para problematizar las alternativas por venir, para deconstruir, para modelar las organizaciones colectivas que nos permitan darnos Seguridad y Soberanía en tiempos de pandemia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
-Ayuso, Silvia (2020). Macron moviliza al Ejército francés para combatir el coronavirus. El País. 25-03-2020. Disponible en: https://elpais.com/r/elpaismas/tag/fecha/20200325/
-Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). Gaceta Oficial Extraordinaria N° 36.860 de fecha 30 de diciembre de 1.999
Gaceta Ofi cial Extraordinaria N°6.519 (2020). Decreto de Estado de Alarma en todo el Territorio Nacional, por epidemia del coronavirus (COVID-19)
-García Ballescá, Guillermo (2020). Coronavirus en EE.UU.: ¿Por qué la epidemia podría ser el nuevo Katrina para Nueva Orleans? El Clarin, Buenos Aires. 03/04/2020 Disponible en: https://www.clarin.com/mundo/coronavirusee-uu-epidemia-podria-nuevo-katrina-nueva-orleans-_0_0HhlliHvb.html
-Garrido, María (2020). Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir. Sopa de Wuhan. Editorial: ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio). Instituto de Investigaciones políticas y sociales. Universidad San Carlos de Guatemala. Pp. 119 - 128. Disponible en http://iips.usac.edu.gt/wp-content/ uploads/2020/03/Sopa-de-Wuhan-ASPO.pdf.
-Goodman, Peter; Politi, Daniel; Raj, Suhasini; Chutel, Lynsey y Dahir, Abdi Latif. (26/3/2020). El preocupante efecto del coronavirus en las economías más vulnerables del mundo. New York Times. Disponible en: https://www. nytimes.com/es/2020/03/26/espanol/negocios/economia-coronavirus.html
-Han, Byung-chul (2020). La emergencia viral y el mundo de mañana. Sopa de Wuhan. Editorial: ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio). Instituto de Investigaciones políticas y sociales. Universidad San Carlos de Guatemala. Pp. 97-112. Disponible en http://iips.usac.edu.gt/wp-con-tent/ uploads/2020/03/Sopa-de-Wuhan-ASPO.pdf.
-Kalcker, Andreas (2016). Salud Prohibida Incurable Era Ayer. Editorial Voicedialogo. España. Disponible en: www.andreaskalcker.com
-Kissinger, Henry (2020). La pandemia de coronavirus alterará el orden mundial para siempre. Disponible en: https://telegra.ph/Kissinger-La-pandemiade-coronavirus-alterar%C3%A1-el-orden-mundial-para-siempre-04-06.
-Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (2002). Publicada en Gaceta Oficial N° 37.594.
-Ley Orgánica Sobre Estados de Excepción (2001). Asamblea Nacional.
-Londoño Martha, Cecilia (2010). Seguridad y género. Una agenda pendiente. En: revista La manzana de la discordia, enero - junio, Año 2010, Vol. 5, No. 1: 55-62
-Marrero, Thais. (2012). Formación. Creación intelectual y Acción Democratizadora: Enunciados aproximativos. En: Consideraciones Teórico-Políticas para la ciencia y la tecnología en la Revolución Bolivariana Venezolana. Publicaciones MPPCTI/ONCTI
-OMS (2020). Datos de infectados por el Coronavirus. Disponible en: http:// www9.who.int/topics/coronavirus_infections/es/
-ONU-AG (2000). Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas. New York.
-OPS (2020). Campus Virtual de Salud Pública de la OPS/OMS. Disponible en: https://www.campusvirtualsp.org/es
-PNUD (1994). Informe sobre Desarrollo Humano 1994. Fondo de Cultura Económica. México.
-Preciado, Paul (2020). Aprendiendo del Virus. Instituto de Investigaciones políticas y sociales. Universidad San Carlos de Guatemala. Pp. 163 -188. Disponible en http://iips.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2020/03/Sopa-de- Wuhan-ASPO.pdf.
-Rodríguez, Simón (2016). Sociedades Americanas. Obras Completas. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Ediciones del Rectorado.
-Scwab, Klaus (2016). Cuarta Revolución Industrial. Editorial Debate. Barcelona. España. Disponible en: http://40.70.207.114/documentosV2/La%20cuarta%20revolucion%20industrial-Klaus%20Schwab%20(1).pdf
-Sousa Santos, Boaventura de. (13 abril, 2020) Al sur de la cuarentena. Disponible en: http://redangostura.org.ve/?p=4005