Toronto reinventado

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Postal urbana de Toronto protagonizada por la CN Tower, la estructura más alta de Canadá, con 553 metros.

48 HORAS

Toronto reinventado La urbe canadiense de alma ecléctica texto y fotos: marck guttman

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a ciudad más poblada del país del maple no necesita títulos políticos ni tesoros históricos para llamar la atención. Gracias al aeropuerto y los negocios, Toronto siempre ha sido el principal puerto de entrada a Canadá. Ahora, la ciudad presume un montón de cafés especializados, hoteles boutique y museos de primera que dan de qué hablar. El centro de Toronto tiene que ver más con portafolios y contratos que con los espacios favoritos de los locales. Sin embargo, muchos de los edificios más icónicos del skyline están ahí, por eso vale la pena perderse por sus calles. Old Toronto garantiza vistas de postal de la CN Tower, la estructura más alta del país, y del Royal Ontario Museum, el museo más grande al norte del paralelo 49. También se pueden visitar la Art Gallery of Ontario, renovada por Frank Gehry, y el Rogers Centre, el estadio de beisbol donde juegan los Blue Jays

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NATIONAL GEOGRAPHIC TRAVELER • JUNIO DE 2017

y donde también se realizan eventos. No se necesita un mapa del tesoro para encontrar los grandes íconos de la ciudad, pero si la idea es profundizar en la arquitectura de la capital de Ontario, los tours que ofrece la Asociación de Arquitectos de Toronto (torontosocietyofarchitects.ca) son buena idea. Paradójicamente, las oficinas corporativas de Old Toronto resguardan el único acceso al parque más famoso de la ciudad. Después de empaparse de arquitectura en la mañana, visitar Toronto Islands por la tarde es una buena forma de equilibrar urbanidad con naturaleza. Las islas, situadas sobre el lago Ontario, frente a la ciudad, son accesibles por ferry. El viaje toma 15 minutos y los horarios son frecuentes hasta pasadas las 10 de la noche. Además de ofrecer las mejores vistas, el parque es un santuario verde con faros históricos, marinas relajadas y una política que no ve con buenos ojos a los automóviles. En

Sup.: oficinas del canal de televisión CablePulse 24. Inferiores, de izq. a der.: el parque Toronto Islands tiene playas públicas, restaurantes y marinas; manjares de la cava de quesos del restaurante Toca; Evergreen Brick Works es un barrio que promociona la sustentabilidad. los días despejados de verano es buena idea llevar toalla y traje de baño: las playas del lago Ontario son mucho más eficientes y baratas que el aire acondicionado. De vuelta en el centro, las torres más exclusivas se alistan para consentir a las visitas. Al caer la noche, los hoteles de lujo ofrecen masajes, tragos y cenas en las que no se escatima ni un centavo. El Ritz Carlton (ritzcarlton.com/toronto) es uno de los mejores ejemplos. Si se trata de entregarse al placer, este hotel guarda dos aces bajo la manga: primero, un restaurante italiano llamado Toca, que cuenta con una de las cavas de quesos más importantes de Canadá; segundo, el único spa My Blend de Clarins en el continente (los otros están en París). Tanto el restaurante como el spa abren sus puertas al público y no hace falta ser huésped para reservar mesas o tratamientos. Eso sí, hace falta viajar sin un presupuesto apretado. Toronto es una ciudad esparcida, tapizada de parques y bastante plana. Por eso, pedalear es una actividad popular durante el verano. Para conocer los barrios donde viven sus habitantes, una rodada por Todmorden Mills, al norte de la ciudad, es ideal. El parque es famoso por sus colinas y senderos para bicicleta; es perfecto para hacer ejercicio o pedalear a orillas del río. Evergreen (evergreen.ca) organiza rodadas de montaña y recorridos guiados en Todmorden Mills. En pos

del turismo responsable, las ganancias se destinan a programas de apoyo comunitario. Luego de quemar calorías, es momento de probar el café estrella de Toronto. Cerca del parque, en el barrio de Greenwood, se encuentra uno de los cafés independientes más famosos de Ontario: Pilot Coffee Roasters (pilotcoffeeroasters.com), una tostadora urbana que, desde hace unos años, lucha contra la idea de que en la ciudad no se toma buen café. El local, camuflado entre callejones sin nombre y casas modestas, seduce a vecinos y visitas con catas de expresos, granos recién tostados y cold brew infusionado con nitrógeno. Para cerrar con broche de oro, vale la pena visitar otro lugar escondido en los suburbios. A 15 kilómetros de Old Toronto, un museo inaugurado hace apenas dos años se especializa en la preservación y difusión del arte islámico, el Aga Kahn (agakhanmuseum.org). Para llegar hace falta enfrentarse al no tan disfrutable tráfico de la ciudad, pero el viaje lo vale: un millar de objetos vinculados con la tradición musulmana, de regiones remotas como el Magreb y la antigua Persia, conviven con los viajeros. Además, lo hacen en un edificio diseñado por el arquitecto japonés Fumihiko Maki. Una digna combinación de la multiculturalidad de Toronto. Y para la cena, ¿quién dijo comida india en un restaurante vegano del Barrio Chino?

VIAJERO ILUSTRADO

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