El encanto colonés.

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48 HORAS

El encanto colonés La pequeña gran urbe alemana texto y fotos: marck guttman

Conocer distintos puntos de la ciudad y sus alrededores es fácil en el sistema de transporte público.

Por unos 60 dólares es posible obtener un perfume Farina de 200 ml (izq.). Las salas de exhibición del museo Ludwig muestran creaciones de autores contemporáneos (arriba). El streetart está presente en calles, paredes, puertas e incluso el suelo de toda la ciudad (inferiores).

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olonia es una ciudad que se entiende bien con los cafés independientes, las muestras irreverentes de arte y las temperaturas menos frías del país, título que en territorio germano no debe tomarse a la ligera. La estética arquitectónica, acostumbrada a modelos eclécticos, incluye además senderos cubiertos de catarinas y pequeños viñedos a orillas del Rin. Reliquias mágicas, bosques olvidados y cerveza artesanal son algunos de los secretos que guarda la cuarta ciudad más grande de Alemania y, sin duda, la más perfumada. Como suele suceder en las ciudades europeas, perderse en el centro es más emocionante que problemático. La mayoría de los íconos históricos de Colonia se encuentra en la parte norte del barrio viejo, conocido como Altstadt Nord. Recorrer sus calles, a menudo enredadas, es un buen punto de partida para descubrir contrastes arquitectónicos, cervecerías tradicionales y un par de edificios que sobrevivieron –a medias– los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos de estos, como el ayuntamiento y el museo de arte sacro Kolumba (kolumba.com), integran diseños contemporáneos con vestigios góticos y románicos de las construcciones originales. ¿Alguna vez se preguntaron por qué a las lociones se les conoce como “agua de colonia” o “colonia”? La respuesta está en este rincón de Alemania, en un local que, desde hace un par de siglos, produce la esencia que revolucionó la industria de la perfumería. Cuenta la leyenda que, durante los primeros años del siglo xviii, Giovanni Maria Farina, un inmigrante italiano, desarrolló su fragancia estrella. En honor a la ciudad que lo cobijó, Farina nombró a su creación eau de Cologne. El perfume de Farina (farina1709.com), una mezcla de alcohol puro con ingredientes naturales como violeta, bergamota y sándalo, todavía se produce de forma artesanal. Y la receta, 40

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La catedral de Colonia es uno de los pocos edificios que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial.

más o menos secreta, sigue en manos de su familia, que ha administrado la compañía por ocho generaciones. Otra fragancia emblemática que no puedes dejar de oler es 4711 (4711.com), que se produce desde hace más de 200 años con la misma fórmula. Las dos tiendas, separadas por 400 metros, pueden visitarse en Altstadt Nord. En este mismo sector de la ciudad se encuentra uno de los museos más importantes de arte moderno y contemporáneo: el Ludwig (mseum-ludwig.de). Nacido en la década de los setenta, difunde el arte de los siglos xx y xxi. La colección permanente incluye fotografías, pinturas, esculturas, instalaciones sonoras, videoarte y performance. Tiene una de las colecciones de expresionismo más sustanciosas de Europa y la tercera colección de Picasso más grande del mundo. Cartier Bresson, Lichtenstein, Baselitz, Moholy-Nagy, Pollock, Rothko, Sierra y Stella son algunos de los nombres que protagonizan las obras del Ludwig, sin contar las exhibiciones temporales. Ehrenfeld, otro barrio imperdible, está a solo cuatro kilómetros del centro; es famoso por sus bares locales, tiendas de diseño independiente y arte callejero poco recatado. Dos paradas de tren, que se traducen en un viaje de 10 minutos, bastan para cambiar los delirios de grandeza del Altstadt por los aires relajados de esta zona. Los habitantes de Ehrenfeld lo han hecho famoso, entre otras cosas, por su adicción a la cafeína. Van Dyck Rösterei (vandyckkaffee.de), en la calle Körner, es un local pequeño donde la tostadora de café, la barra comunal y la máquina de expreso conviven sin fronteras. Las opciones de infusión incluyen aeropress, mokka y prensa francesa.

VIAJERO ILUSTRADO

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En el sentido de las manecillas del reloj: existen cafeterías excelentes en la metrópoli. Al igual que en los puentes de París, en esta ciudad alemana hay plaga de candados. Königswinter es una aldea tranquila para veranear junto al Rin. Schamong (kaffeeroester.de), en la calle Venloer, es otra de las joyas cafeteras de la ciudad. Aunque en términos de interiorismo el local no es precisamente memorable, la cafetería presume la tostadora colonesa más antigua, además de cursos de certificación como barista avalados por la Specialty Coffee Association of Europe. A 40 kilómetros al sur de la ciudad se encuentra Königswinter, aldea que, durante la época de las dos Alemanias, sirvió como sitio vacacional para las familias de abolengo; hoy es un pueblo tranquilo. El encanto del lugar es su jardín: está custodiado por el río Rin y las Siete Montañas, una colección de colinas tapizadas de bosque virgen. Kilómetros de senderos señalizados y abiertos al público, conectan los pueblos de la región en la que los viñedos artesanales, miradores ocultos y castillos en ruinas son los protagonistas. Frente a la estación central de Colonia se encuentra el legendario Hohenzollern, un puente de acero que atraviesa el Rin. Además de ser una vía férrea, también se puede cruzar caminando o en bicicleta. Como muchos otros puentes, no se 42

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ha salvado de la plaga de candados –en la creencia popular, las parejas los colocan para jurarse amor– que se esparce por el Viejo Mundo. Sin embargo, esto no es lo más romántico que ofrece el sitio: los atardeceres vistos desde aquí les llevan la delantera a las promesas de amor eterno que lo adornan, pues a esta hora del día, Colonia presume sus mejores postales, o quizá las segundas mejores. Del otro lado del Hohenzollern se encuentra Kölntriangle (koelntrianglepanorama.de), uno de sus rascacielos más emblemáticos. Aunque el edificio no es el más alto de Colonia, su terraza sirve como mirador panorámico. Cien metros sobre el suelo bastan para ver los viejos empedrados del centro y la mítica catedral, donde, dicen, se encuentran los restos de los Reyes Magos. PA R A S A B E R

El hotel Marriott de Colonia ofrece WiFi gratis, cuartos espaciosos y una ubicación privilegiada a tan solo un par de cuadras de la estación central, el malecón del Rin y la catedral (marriott.com).


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