DJmag ES Weekly 057

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Promotores Piratas. Hay que ver la poca profesionalidad por parte de ciertos “elementos” que componen el sector de la música hoy en día que a veces hacen de este negocio algo poco deseable realizando ciertos actos que deberían ser juzgados y sentenciados por los tribunales menos benevolentes. Las agencias o como muchos las denomina, bookings, contactan a diario con viejos y nuevos promotores que desean contratar a uno de sus artistas para llevar acabo un determinado evento. Éstas fijan un fee, un anticipo, unos gastos de agencia, unos gastos de actuación y san se acabo. El problema surge cuando los promotores son de deudosa credibilidad ya que en un principio se presentan como promotores para posteriormente ser desenmascarados como intermediarios de la operación. En toda operación mercantil que se precie, debe prevalecer el termino “confianza” que tan de moda se encuentra últimamente pero que desgraciadamente esta empezando a resultar un tanto pobre debido a su mala interpretación y uso. Los bookings cierran el acuerdo antes mencionado con el promotor, sin tener contacto muchas veces con el dueño de la sala que en numerosas ocasiones son los que abonan los respectivos caches artísticos. El otro día pude comprobar en mis carnes una situación un tanto desagradable que me hizo ver “in situ” la mala salud en la que se encuentra nuestro panorama electrónico musical. En casa me han dicho siempre que no es bueno generalizar y más con estas cosas, pero no se porque me da que la situación que el pasado domingo viví, se repite con frecuencia. Toda una lastima, la verdad. Acompañe a un artista a dos eventos dentro de nuestras fronteras. Uno nocturno y otro de mañana. Tras terminar la actuación matinal, como buenos feligreses, nos adentramos en las oficinas para cobrar la cantidad pactada. Cual fue mi sorpresa al enterarme que el promotor en el que yo había confiado, había vendido al artista por el doble de lo que yo le cobraba a éste. Como era de esperar, el dueño del club que además era el que pagaba, estaba reacio a soltar el dinero sin antes un explicación clara, concisa pero sobre todo, convincente. Yo la verdad es que me quede a cuadros buscando una respuesta por parte del promotor el cual agacho la cabeza y se hizo “el loco” desentendiéndose totalmente del asunto. Pobre diablo. Tras hablar con el dueño y con el socio (que por cierto, también había sido estafado) cobramos lo nuestro y marchamos rumbo hacia la estación de tren para volver a casa con una sensación más agria que dulce. Quiero pensar que fue algo pasajero y que la condición de pirata quedo atrapada en el pasado.


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