COLECCIÓN "A LAZENA DE YAYA", N.° 18
VERANOS DE HUMO Y CEREZAS Acabada la guerra, muchos montañeses ya no volvieron a su aldea; sí que lo hicieron, en cambio, años después, y durante los veranos sus retoños. Eran los niños veraneantes que, acabado el curso escolar en la ciudad, descubrían la magia del territorio rural de sus ancestros. Fue aquél todo un fenómeno del que nacieron ricas percepciones etnográficas, como esta magnífica evocación en la que Teresa Ramón nos describe el pulso de un pueblecito del Pirineo en los años sesenta. Cobijado al pie de una gran peña, el pueblo y sus gentes tienen nombre y apellidos, aunque bien está mantener el secreto porque, en este relato, niños de ayer y de hoy encontramos de forma entrañable el cosquilleo de nuestras raíces hundidas.
TERESA RAMÓN JARNE