EL ETERNO CONDUCTOR - Marzo 2021

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Bhagavatha Vahini

Capítulo 2

EL NACIMIENTO DE UN BHAGAVATHA

M

aharaja Parikshit era el “Yo mismo” de Abhimanyu, que había alcanzado la morada celestial de los héroes. Cuando Parikshit era un embrión que crecía en el útero de Uttara, vio la flecha afilada lanzada por Aswatthama que volaba hacia él, emitiendo chispas de furia y terror, empeñada en su destrucción. Pero en ese mismo momento, vio también a una persona brillante armada con una rueda terrible, rompiendo esa flecha mortífera en cien pedazos. El feto real se llenó de asombro y gratitud. Reflexionó profundamente sobre la identidad de su salvador. “¿Quién es él? Él también debe estar morando en este útero, conmigo, ¡porque pudo ver la flecha en el mismo momento en que la vi! Y tiene tal intrepidez y habilidad que pudo destruirla antes de que me alcanzara. ¿Puede ser un hermano uterino? ¿Cómo pudo agarrar esa rueda? Si está dotado de una rueda, ¿por qué yo no tengo una? No. No es un mortal”. Argumentó así durante mucho tiempo dentro de sí mismo. No podía olvidar ese rostro, esa forma. Era un niño, con el esplendor de un millón de soles. Era benigno, dichoso, azul como el cielo despejado. Después de salvarlo de manera tan dramática y misericordiosa, había desaparecido. Siempre tenía la forma delante de él, porque estaba buscando volver a verla. A quienquiera que viera, lo examinaba para averiguar si esa forma correspondía con la forma que había fijado con reverencia en su mente. Así creció en el útero, contemplando esa forma. Esa contemplación lo transformó en un bebé lleno de esplendor. Cuando al final del período de gestación, nació en el mundo,

Sanathana Sarathi

la recámara estaba iluminada por una luz extraña. Las asistentes femeninas de Uttara quedaron deslumbradas por el brillo. Su ingenio fue superado por el asombro. Recuperándose, Subhadra, madre de Abhimanyu, envió un mensaje a Yudhishthira, el mayor de los Pandavas anunciando el nacimiento. Los hermanos Pandava se sintieron abrumados de alegría cuando escucharon las buenas nuevas que estaban esperando ansiosamente. Ordenaron que tocaran bandas y dispararan armas en honor al evento, ya que había nacido un vástago de la familia real, un sucesor del trono Pandava. La gente escuchó el repique de armas y buscó el motivo de la alegría. Corrieron hacia Indraprastha en grandes masas de entusiasmo. Cada rincón del reino se llenó de alegría con este evento. En cuestión de minutos, la ciudad se transformó en un jardín celestial, apto para que los dioses dieran audiencia a los hombres. Yudhishthira distribuyó diversas variedades de dulces a todos los que asistieron. Otorgó varias vacas como obsequio a los brahmanes. Dio instrucciones a las damas de la corte para que dieran a las mujeres cofres de oro llenos de azafrán y Kumkum. Los brahmanes recibieron ropa de seda y gemas preciosas. Los ciudadanos estaban llenos de alegría, porque la dinastía ahora había asegurado un heredero. Día y noche, se deleitaron con un júbilo hilarante. Al día siguiente, Yudhisthira llamó al sacerdote de la familia, Kripacharya, y realizó el rito de la primera limpieza (Jatha Karma) al bebé. Satisfizo a los brahmanes con regalos de varias joyas costosas. Los eruditos y sacerdotes bendijeron al niño y regresaron a casa. Al tercer día, Yudhishthira llamó a su Marzo 2021 9


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