LA
HISTORIA
TIENE
OTRA
HISTORIA
FRANK MOYA PONS
osespafioles que colonizaron las AntilIas aprendieron temprano acerca de un dios taino que los indios lIamaban Huracan. Este dios azotaba con fuerza las islas arrojando sobre ellas fortfsimas rafagas de viento y lIuvias inmensas. A su paso por la tierra, el huracan destruia plantas, animales y gentes, devastaba las cosechas y destrozaba las viviendas. Su lIegada era anticipaba por cielos transparentes y mares tranquilos que en pocas horas se lIenaban de oscuros nubarrones y olas gigantescas. Cuando el huracan lIegaba el unico refugio seguro eran las cuevas 0 los resguardos rocosos. Entonces las gran des lluvias inundaban los campos e hinchaban los nos, nadie podia salir de su escondite y todos se llenaban de miedo. Los colonizadores espafioles conocieron pronto la fuerza del huracan pues en junio de 1494 el asentamiento de La Isabela fue golpeado por una tormenta que dafio dos carabelas que estaban ancIadas frente al nuevo poblado. Este fue el primer cicI6n que los europeos tuvieron que enfrentar en el Nuevo Mundo. El segundo huracan no fue menos desastroso. Sus vientos lIegaron a La Isabela a finales de octubre de 1495, poco tiempo despues de haber llegado la flota del pesquisidor Juan Aguado. Esta tormenta hundi6 las cuatro carabelas de Aguado mas otras dos de la flota que utiliz6 Col6n en su segundo viaje. En los alios siguientes no aparecen otros ciclones reportados por los cronistas espafioles hasta el primer huracan que presenciaron los europeos en la ciudad de Santo Domingo. Esta tormenta azot6 la nueva capital de la isla durante los dias 11 y 12 de julio de 1502, poco tiempo despues de la lIegada del nuevo gobernador Nicolas de Ovando con su flota. Este huracan hundi6 esa flota de 20 naves despues de haber zarpado de regreso a Espana. Algunos expertos consideran que esos barcos se hundieron entre la islas Saona y Mona llevandose con ellos al fondo del mar al sustituido gobernador Francisco de Bobadilla, al alcalde rebelde de La Isabela Francisco Roldan y a varios caciques indios. Crist6bal Col6n anticip6 la ocurrencia de este cicI6n y se refugi6 con sus naves en la protegida rada de Puerto Hermoso, en Azua, despues que Nicolas de Ovando Ie impidi6 refugiarse en
L
el Rio Ozama adonde habia lIegado el dfa 29 de junio. Este huracan tuvo como testigo a Bartolome de las Casas, quien consign6 estas noticias en su famosa Historia de las Indias. Seis alios despues, durante los dias 14 y 15 de agosto de 1508, la ciudad de Santo Domingo fue golpeada por otro huracan que fue descrito con numerosos detalles por el cronista Gonzalo Fernandez de Oviedo. Esos detalles se hicieron bien familiares en los siglos siguientes: el viento comenz6 sop lando del norte (10 que qui ere decir que el cicI6n venia des de el sureste con rumbo oeste-noroeste), los ventarrones lIegaron acornpafiados de mucha lIuvia, la velocidad del viento aument6 con el paso del tiempo arrancando arboles y viviendas, y levantando un gran oleaje que forz6 a los marineros a reforzar los amarres de sus barcos en el muelle del Ozama. De repente, el viento cambi6 y comenz6 a soplar del sur, y aquellos barcos que habian sido lIevados al mar por los fuertes vientos del norte fueron regresados al rfo con gran violencia hundiendose algunos y pereciendo muchos marineros. Este huracan destruy6 todos los bohios de la ciudad y arras6 el poblado de la Buenavaentura ubicado a unos 40 kil6metros al noroeste de la ciudad. Oviedo describi6 este fen6meno basandose en relatos de testigos que le decIararon que nunca habfan visto nada tan terrffico, pareciendoles que todos los demonios se habfan soltado para zarandear los barcos de un lado para otro. Los indios que presenciaron este huracan decIararon que era el mas grande que habian visto y que en la memoria de ellos y de sus abuelos no se recordaba otro igual. El siguiente huracan ocurri6 el 8 de agosto de 1509, un mes despues de la lIegada del nuevo gobernador Diego Col6n. Segun Oviedo, este cicI6n fue mas grande que el del afio anterior, aunque hizo menos dafio a las casas de Santo Domingo, no asf en el interior de la isla en donde la destrucci6n fue mayor. En los siguientes 20 afios dice Oviedo que la isla padeci6 otros huracanes, pero ninguno igual o tan temible como los de 1508 y 1509. Estos fueron los primeros huracanes registrados en la historia domninicana. De los muchos ciclones posteriores y sus efectos econ6micos hablaremos en otros articulos .•
Huracanes coloniales
8¡ Rumbo
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DEL 11 AL 17 DE SEPTIEMBRE
Su lIegada era anticipaba por cielos transparentes y mares tranquilos que en pocas horas se lIenaban de oscuros nubarrones yolas gigantescas.
DE 1996