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De exportar productos a exportar inteligencia: el salto que Argentina necesita dar
Durante gran parte de nuestra historia, Argentina fue reconocida por su capacidad de producir y exportar alimentos, energía y talento creativo.
Hoy, en un contexto global donde la tecnología redefine industrias completas, esa tradición puede evolucionar hacia algo aún más potente: exportar inteligencia, conocimiento e innovación digital. Exportar ya no significa solo llenar contenedores o enviar materia prima. Cada vez más, exportar significa transferir valor a través del desarrollo de software, la analítica de datos y la aplicación de inteligencia artificial a los negocios.
Y Argentina tiene una oportunidad concreta de liderar ese movimiento en América Latina.
Contamos con una comunidad tecnológica sólida, universidades que forman profesionales de altísimo nivel y una cultura de creatividad que nos distingue en el mundo. Pero lo más importante es que tenemos una forma de pensar flexible, curiosa y resiliente, que se adapta con rapidez a los desafíos.
Esa combinación es clave para competir en una economía donde el conocimiento es el principal producto de exportación.
Innovación digital: el nuevo frente exportador
Cuando hablamos de “innovación digital”, no nos referimos solo a tener una página web o a usar redes sociales.
Hablamos de incorporar tecnología en los procesos, en la forma de operar, en cómo se toman decisiones y cómo se entregan los productos o servicios.
En mi experiencia liderando Bowery, una compañía que conecta equipos argentinos y latinoamericanos con empresas de Estados Unidos, veo cada día cómo el desarrollo de software, la analítica de datos y la inteligencia artificial pueden transformar la productividad de cualquier negocio.
Desde automatizar procesos internos hasta optimizar la logística o entender mejor al cliente, la tecnología aplicada con criterio puede generar ventajas reales.
Por ejemplo, una empresa exportadora de bienes puede usar modelos de datos para anticipar la demanda en distintos mercados.
Una pyme industrial puede aplicar inteligencia artificial para mejorar el mantenimiento de sus máquinas. Y una compañía de servicios puede usar herramientas digitales para medir la eficiencia de su operación y tomar decisiones más rápidas.
La innovación digital no reemplaza lo que hacemos bien; lo potencia.
Data + talento: el verdadero diferencial argentino
Argentina siempre se destacó por su capital humano.
Nuestra gente tiene algo que no se enseña: la capacidad de resolver, de improvisar con inteligencia, de pensar de forma integral. Cuando esa mentalidad se combina con conocimiento técnico y datos, el resultado es una fuerza exportadora de altísimo valor. Hoy, los principales países exportadores de servicios tecnológicos basan su competitividad en un activo invisible: el talento.
Equipos capaces de entender el negocio, analizar datos y traducirlos en soluciones digitales. Ese es el camino que Argentina ya está transitando, con miles de profesionales que exportan su conocimiento a empresas del mundo, generando divisas y prestigio.
Tengo el privilegio de verlo en Bowery todos los días. Ingenieros, diseñadores y especialistas en datos de nuestro país que trabajan para proyectos internacionales de alto impacto, aportando su visión, su energía y su capacidad para entregar resultados.
Eso también es exportar. No solo software, sino una forma de trabajar, una mentalidad colaborativa y una cultura de innovación que lleva sello argentino.
Pequeños pasos, grandes transformaciones
La transformación digital muchas veces asusta porque se la imagina como algo complejo o costoso. Pero no hace falta empezar con grandes inversiones. Todo comienza con una pregunta sencilla: ¿qué podríamos hacer mejor si aprovechamos mejor la información que ya tenemos?
He visto empresas que, al hacerse esa pregunta, dieron pasos enormes. Digitalizaron procesos que antes eran manuales, automatizan tareas repetitivas o comenzaron a medir de forma más precisa la eficiencia de sus operaciones. Y eso no solo mejora resultados: abre puertas a nuevos mercados y clientes que valoran la calidad y la velocidad.
Lo más importante no es la herramienta, sino el cambio de mentalidad. La innovación no es una moda; es una forma de pensar. Y cuando se convierte en hábito, transforma la manera en que competimos como país.
Argentina: talento, creatividad y proyección global
Argentina tiene un ecosistema tecnológico cada vez más maduro. Empresas locales de software que exportan soluciones a todo el mundo, startups que nacen globales desde el día uno, y una generación de profesionales que quiere crecer sin tener que irse del país. Esa es una ventaja enorme. Podemos competir desde acá, con el mismo nivel técnico que los grandes polos tecnológicos, y con una sensibilidad especial para entender las necesidades humanas detrás de cada proceso. Nuestra creatividad no es solo artística: es estratégica.
Mirar hacia adelante: exportar conocimiento, no solo servicios
El talento argentino está preparado para jugar en las grandes ligas. Solo necesitamos seguir fortaleciendo los puentes entre el sector tecnológico, el mundo empresario y el Estado, para generar las condiciones que nos permitan escalar esta nueva forma de exportar.
Podemos exportar soluciones digitales que optimicen la cadena de valor agroindustrial.
Podemos exportar software que mejore la eficiencia energética o la logística.
Podemos exportar equipos de ingeniería y data que trabajen para empresas internacionales sin salir del país.
Esa es la Argentina que viene: una que no solo exporta productos, sino también ideas, innovación y conocimiento aplicado.
En Bowery creemos en esa visión.
Creemos que el talento argentino puede ser protagonista de la próxima gran ola exportadora del país, impulsada por la tecnología y la inteligencia colectiva.
Porque el futuro de la exportación no va a pasar por los puertos, sino por las cabezas de quienes se animen a pensar distinto, a aprender todos los días y a construir soluciones con impacto global.











