DEIA 03/09/2010
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Kiko Veneno / El artista catalán andaluz cierra un lustro de ausencia con su disco ‘Dice la gente’
VUELVE A HACERSE VISIBLE Andrés Portero A semana próxima llegará a las cada vez más desérticas tiendas de discos el decimocuarto trabajo del maestro Kiko Veneno. Se llama Dice la gente (Warner) y supone su regreso un lustro después de la publicación de El hombre visible. El artista catalán andaluz, un histórico de la canción española y responsable de la falta de prejuicios que facilitó el nuevo flamenco, vuelve a hacerse visible con otro tratado de rumba pop mecida por los aires de Africa. “He buscado un sonido bonito y auténtico alejado de las fórmulas”, indica Kiko, ajeno a lo que diga la gente. O, más bien, esa industria musical y a unas reglas a las que sigue sacando las uñas. “La falta de ilusión y de significado cultural de la música en la actualidad no nos ayuda, y tampoco que sea tan mala, impropia y falsa”, ataca. A Kiko casi nunca se le ha valorado la ascendencia que ha tenido en la música popular estatal de las últimas décadas, excepción hecha del éxito merecido que logró con ese disco mítico, Échate un cantecito, que grabó en 1992 junto a Juan Perro. O el reconocimiento tardío a la importancia de
L
Como siempre dominan los versos mordaces e inteligentes.
su debut discográfico bajo el sello Veneno, acompañado por los hermanos Amador, en 1977 y que precedió su trabajo heterodoxo junto a una por entonces joven y soprendentemente pop Martirio. El resto, su obra en solitario, bien es cierto que intermitente y no siempre a la altura de su genio, o su aportación al repertorio del Camarón más rupturista, que abrió la puerta a los nuevos flamencos, siempre ha sido minusvalorada popularmente. La semana próxima se publica su décimo cuarto disco, Dice la gente -que toma prestado su título de una soleá con una letra tomada del lenguaje popular-, álbum con nuevas canciones. Nuevas melodías, aunque reconocibles para un artista que aúna con tino surrealismo, tradición y modernidad pop. El disco, que cuenta con una docena de temas, ha sido producido por el propio Kiko y grabado junto a los músicos habituales que le acompañan en directo. “He buscado un sonido fresco, bonito y auténtico, alejado de las fórmulas”, según su autor, que defiende que “en un mundo lleno de mierda, la música debe ser un instrumento que puede tratar distin-
tas cuestiones de una forma cariñosa y graciosa”. Kiko, que cuenta ya en su haber con la Medalla de las Bellas Artes y se siente influenciado lo mismo por Frank Zappa y Camarón que por Dylan y Ali Farka Touré, vuelve a volcar en sus canciones ese profundo conocimiento que tiene de la música popular, sea de raíz pop o flamenca, y su dominio de los versos mordaces e inteligentes. Bien es cierto que cuenta con colaboradores de lujo como Javier Mas, Charlie Cepeda y los miembros del G5 Muchachito, Tomasito y el Canijo. Precedido por el single La rama de Barcelona, una rumbita a lo Peret impulsada por un sentimiento de rock con vientos africanos, el álbum incluye una versión en castellano de Bird on the wire, de Leonard Cohen, además de una serie de temas originales entre los que destaca: la electricidad rock de La chispa, que ofrece orgullosa unos bonitos coros femeninos; la cadencia funk de Cadenas de oro -”cadenas de oro, mentiras de plata...”-, en la que se pregunta cúal es el valor de una persona antes de un final psicodélico; el medio tiempo Campeones de la suerte, en la que asegura, esperanzado, “no podemos dejar de creer”; y el aroma flamenco y acústico de la preciosa balada que da título al disco, en la que canta “se muere muchas veces, yo siempre muero por ti”. ¡Feliz regreso! ■