Máster Universitario en Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato, FP y Enseñanzas de Idiomas
Y PRÓSPERO RENUNCIÓ A LA MAGIA. Reflexiones sobre prioridades educativas en la era Alpha. Autor Profesor Asignatura
| David Fernández González (correspondencia: davidf21@ucm.es) | David Reyero García, Tania Alonso Sainz | Sociedad Familia y Educación
El enfoque histórico es fundamental en cualquier disciplina, y las ciencias sociales no son ajenas a este principio. En educación es, casi, una obsesión. Por naturaleza, el “ente educador” queda asociado a una mayor o menor percepción de permanencia, mientras que los “educatarios” entran y salen “del recinto” en un flujo constante y perpetuo de extenuante renovación. “Quien tiene que cuidarse de una comunidad ha de recoger noticias a cuyo contenido debe conformar su comportamiento; de este modo la protege a ella y a sí mismo. Estar bien enterado de los últimos acontecimientos puede tener un efecto decisivo en el destino” (Haacke, W & García Mayordomo, J.R. 1969). Sobre el origen de la actualidad. Desde esta perspectiva, Jean Stoetzel (1943) formula acusaciones contra la educación convencional, que convierte al joven, por un exceso de "saber histórico", en un ser incapaz de habérselas con lo actual; con las exigencias presentes. En lógica consecuencia, la ciencia de la educación persevera en su modernización, tal vez con algo de dilación calculada. (De Ketele, 2008) De este modo, el estudio de la actualidad termina definiéndose, en aproximación dinámica, como contraposición “a lo histórico”; y aquí es donde irrumpe la “riada” de autores que ven “cosas que no estaban antes”, por todas partes. La lista de Londoño Orozco (2011) agota con solo observarla en “distraído vuelo de reconocimiento” (así que cambiamos el tamaño de letra):
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• Especulación, reinado de lo efímero y obsolescencia acelerada. • Capricho subjetivo, Crisis de la persona, crisis de vínculos, huida hacia delante, inundados por lo cotidiano. • Dimensión material como fundamento de todo progreso. Dictadura de la “lógica del mercado”. • Pérdida del sentido mismo de los valores. • Certezas concernientes a la sociedad, a la historia, del ser humano universalmente cuestionadas. • Todos sienten que las cosas han perdido su estabilidad, que han perdido sus límites, sus caracteres específicos. • Repliegue de la trascendencia expresado a través de crisis de autoridad y legitimidad. • Dilución de los cuadros de referencia. • Se convierte en “religión” el progreso, la “felicidad” de tener el último gadget tecnológico. (filoneísmo: entendido como el “amor” a todo lo nuevo) • Asunción desmesurada del consumismo y del tener. • Desorganización de la esfera del trabajo que lleva a la desorganización del empleo. • El individuo se vuelve sobre sí mismo y se convierte en el fin y la norma de todas las cosas. Ignora los vínculos heredados y las identidades establecidas. Cree tener libertad y poder de cuestionar hasta las más elementales normas de convivencia ciudadana. • Homogeneización de todo y relativización de todo: todo vale lo mismo, lo importante es el dinero, no hay absolutos (llámese paz, justicia, libertad). • Escaso o nulo compromiso con la actividad política y cultura de lo indiferente. • Angustia presente de verse empujado a lo incierto; a un mundo cambiante. Angustia hacia el futuro. El “ser adulto” comienza muy temprano en la vida. • Falsos y/o engañosos paraísos creados por un mundo de la comunicación y la tecnología. Abunda la gama de adicciones ofrecidas “engañosamente” por un marketing cuidadosamente estudiado. • Muchos pierden el dominio sobre su ser y tiempo interior, la capacidad de recogerse, de remirar el mundo. Tensión permanente y estrés sin fin.
17 - enero - 2021