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Exposición La Hermana del Sueño

Exposición en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Venezuela

Ante la finitud de la vida, el enigma de la muerte plantea interrogantes que desafían la comprensión humana. Esta condición intrínseca de la existencia pone en evidencia las limitaciones del conocimiento frente a la inevitable mortalidad de los seres vivos.

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Desde sus orígenes el hombre ha desarrollado comportamientos, costumbres y tradiciones que develan no solo la necesidad de asimilar esta experiencia, sino satisfacer un anhelo de trascendencia. Numerosos estudios comparativos intentan explicar estas prácticas en diferentes épocas y civilizaciones, a través del análisis de manifestaciones artísticas, monumentos, ceremonias, rituales, sacrificios, ofrendas; además de la actitud ante otros episodios trágicos como guerras, genocidios y crímenes.

Esta cultura de la muerte, no obstante, ha ampliado sus horizontes en las últimas décadas al incluir temáticas referidas a la supervivencia del planeta, relacionadas con el calentamiento global, la conservación del

Estatuilla de Osiris. ca. 664100 a.C

Parte baja de una estatua de Intefiqer hijo de Nebit

Escultura en bloque de Samut, vigilante de la puerta de Amón Imperio Nuevo, Dinastía xviii,

“Los hombres no viven una vez con el propósito de desvanecerse para siempre. Viven vidas diferentes en distintos lugares, pero no siempre en este mundo, y entre cada vida hay un velo de sombras”. (El libro de los muertos, Papiro Ani, Egipto)

medio ambiente y la extinción de las especies, entre otros sucesos. Por otra parte, la reciente propagación de pandemias, como el Covid-19, las guerras que actualmente azotan parte del planeta ha transformado la amenaza de la muerte en una vivencia cotidiana. Desde esta perspectiva, el Museo de Bellas Artes presenta la exposición La hermana del sueño, la cual reúne obras pertenecientes a la colección de la Fundación Museos Nacionales, que abordan este tema desde distintos puntos de vista.

Imagen y mortalidad

En el ejercicio discursivo de la plástica, las referencias sobre la muerte abarcan distintas facetas que testimonian épocas, sucesos y tendencias. Con este propósito la exposición La hermana del sueño reúne un conjunto de obras, cuyos contenidos van desde la concepción mágico-religiosa, plasmada en las piezas arqueológicas egipcias y africanas, hasta los lenguajes contemporáneos. En este sentido, lo ritual y ceremonial da paso a los modelos de representación visual propios de la tradición occidental.

Algunos ejemplos puntuales sintetizan parte del recorrido curatorial, el cual muestra la diversidad de planteamientos e ideas vinculadas a la mortalidad. De este modo, las crónicas sobre asesinatos se vislumbran en las estampas de Goya y la pintura de Belkin. Las escenas de entierros y funerales son registradas por López y Coronel. En cambio, la gráfica de Posada relata jocosas anécdotas, así como emblemáticos sucesos de la cotidianidad mexicana. Camnitzer, por su parte, conceptualiza el significado original que encierra el epitafio. Estas y otras composiciones de la colección, colocan al espectador en una posición contemplativa ante la incógnita de la muerte, una temática recurrente que invita a la reflexión en torno a la transitoriedad y finitud de la vida.

Francisco José de Goya y Lucientes

Desastres de la guerra es un testimonio visual de las atrocidades que tuvieron lugar en España, durante las luchas de Independencia (1808-1814). En esta serie de grabados la mirada crítica de Goya devela los ámbitos más oscuros de ese período: violencia, miseria y desesperación son algunos de los episodios protagónicos, en los que un pueblo vencido y humillado es víctima de los abusos de poder. En su conjunto, estas imágenes tratan la temática de la “muerte” en sus distintas connotaciones: física, moral, espiritual y simbólica. En la serie Caprichos el artista satiriza las creencias y costumbres de la época, mediante escenas en las que la ignorancia, la insensatez y la corrupción se manifiestan como signos claros de una sociedad en crisis.

La muerte en las culturas originarias

Tanto las evidencias arqueológicas como los estudios etnográficos, han demostrado

que el humano no abandona a sus muertos, al menos no los abandona sin prácticas rituales. Estas prácticas penetran la finitud de la vida que debe trascender y alcanzar la inmortalidad. En las sociedades originarias la muerte se concibe como una forma de vida que se prolonga. Algunos autores han estudiado la muerte desde un punto de vista simbólico y antropológico y han señalado que el hombre niega y al mismo tiempo reconoce la muerte; la niega en tanto que paso a la nada y la reconoce, como un acontecimiento inevitable. De manera que las “sociedades arcaicas”, impresionadas por la contagiosidad de la muerte, concibieron en el plano imaginario una multiplicidad de mitos y ritos que favorecen el pasaje de los muertos al mundo de los espíritus. Estas formas imaginarias dan respuesta a interrogantes que el límite de conocimientos no alcanza a contestar. Edgar Moreno Nama Sayangul , s/f El mundo de los indios muertos es una metáfora de

Colección FMN la vida, es un viaje, un sueño Museo de Bellas Artes que da entrada al lugar de los antepasados. La idea de la muerte definitiva se transforma en muerte-nacimiento, como una unidad dialéctica indisoluble de causa-efecto. La energía vital no desaparece, sino que se somete a un constante proceso de transformaciones.

De allí que los desaparecidos vivan, en el más allá, una vida que se perpetua en la muerte, para lo cual es necesario un conjunto de ritos y creencias y un ajuar, que la acompañe.

La máscara y la muerte

El campo expresivo de la máscara parece estéticamente privilegiado en relación con otras ofrendas funerarias, si tomamos en cuenta que cualquiera que haya sido su destino: mortuorio, retrato, objeto sagrado, atuendo ceremonial, festivo, etc.; ella tiende a producir una metamorfosis en la identidad de su portador, constituyendo una abstracción, una forma visual, una imagen.

Culto a los gemelos

Entre el pueblo yoruba a los gemelos se les considera mágicos, protegidos por una deidad llamada Shangó. Si un gemelo muere, representa la mala fortuna, por lo tanto, los padres encargan, a un babalawo para tallar un ibeji que represente los gemelos fallecidos, los padres cuidan de la figura como si se tratara de una persona real.

Textos: Investigadoras del MBA Gladys Yunes y Lelia Delgado

Máscara antropomorfa Espíritu de madre muerta Figuras Yoruba.Gemelos

Nacho López, Sin título, Anenecuilco, Morelos, 1950. Teófilo Allain. El hijo muerto, 1946

Jean-Paul Laurens.(Estudio para La muerte de Santa Genoveva, 1880. Nelson Garrido, Rin tin tin después de un ataque comanche

José Guadalupe Posada

La Calavera del Catrín o Catrina tiene su origen en La Calavera Garbancera, creada por José Guadalupe Posada para criticar a aquellos que copiaban los modelos europeos, negando sus raíces indígenas. El nombre “garbancera” se refiere a las vendedoras de garbanza que imitaban a sus patronas españolas o francesas, quienes comían garbanzos en vez de frijoles. La ilustración fue publicada en un suplemento titulado Remate de calaveras alegres y sandungueras. Calavera del catrín, 1900-13