La revista de Cultura Redonda - Edición de junio

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JUNIO 2021 | VOLUMEN 1 | NÚMERO 5

ESO QUE NO LEES EN TODOS LADOS

#EspecialCR


ESTA VEZ TE TRAEMOS

HECHO FUEGO Había que escuchar al pueblo colombiano y lo hicimos

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LA ESPINA DE DIEGO Tres Copas América, tres

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torneos para el olvido

NOTA DEL EDITOR ¿Hablamos alguna vez de amor? Mmmm seguro que no, porque siempre andamos con la cabeza en otra cosa, pero qué lindo enamorarse eh. Uno solo ve cosas lindas, algunas cositas no le gustan, pero se las banca. No hay drama.

LA REVOLUCIÓN HONDUREÑA Llegó casi de casualidad a

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la Copa y se metió en los corazones

Hay futboleros que viven enamorados, no engañan. Son así: rectos y fieles. Viven felices con eso, pero hay otros que tienen filitos con la Selección de su país cada tanto. Bah cada vez que hay un torneo importante. ¿Y quién no se enamoraría de un equipo que tiene a Messi? Seguramente pocos digan lo contrario y allá ellos. Hay que vivir siendo un otario, un contrera. A los personajes que le dan alegría al pueblo hay que disfrutarlas. Vaya uno a saber cuánto le queda a la Pulga en la albiceleste y hay locos que nunca sonrieron cuando hizo un gol. Dejame de joder. Vivan un poco más hermano y avívense que lo tienen de su lado...

@fmirata @fmirata

EXTRA, EXTRA Bolivia 1963, un título

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que jamás se volvió a repetir 1959, lejos de la organización

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La copa rota El siga siga mantuvo a Colombia como sede de la Copa América, pero la coherencia decía, dice y dirá lo contrario. No son tiempos para mostrar la calidez del pueblo cafetero, sino más bien para respetar sus reclamos y escucharlo. Y eso hicimos. Charlamos con politólogos, abogados, filósofos, periodistas, dirigentes colombianos para que nos cuente qué piensan sobre esta copa trunca. En estos imposibles tiempos que atraviesa la humanidad, hasta hace poco tiempo el gobierno de Colombia y la CONMEBOL parecían decididos a ir contra el mismísimo sentido común: hospedar a una Copa América en una tierra en dónde está teniendo lugar la represión, persecución y la propia violación de derechos humanos. Acarrear dichos factores en el continente que habitamos, conlleva a rememorar sus épocas más turbias. Hasta el último suspiro, el presidente Iván Duque resistió en la realización de evento buscando desviar la atención de sus políticas de miseria y su sanguinaria persecución a manifestantes. La CONMEBOL , decidida a todo costo a que el negocio del fútbol no deje de rodar, se desentendió una y otra vez del ensombrecido de aquel país.

La situación en Colombia implica militarización de diferentes zonas en búsqueda de sofocar a las protestas, denuncias por personas desaparecidos, abuso sexual por parte de las fuerzas policiales, ingreso de entidades paramilitares en el conflicto y, en la base de todo ello, el hartazgo de una enorme parte de la sociedad en torno a un modelo económico que lleva décadas y que muchos identifican su principal dispositivo en el ex presidente Álvaro Uribe. Convocamos a diferentes integrantes de la sociedad colombiana para que nos contaran como viven estos turbulentos tiempos, y más en específico, que sienten al respecto con la organización de la Copa América 2021 en su suelo, en testimonios previos a la confirmación de la cancelación de su nación como anfitriona de la competición continental. La politóloga y concejala por la ciudad de Cali, Ana Erazo, reflexionó: “Este es un momento en que se reconoce que todo este tiempo hemos luchado por nuestros derechos, y la agudización de la crisis, sumado a la política del gobierno, generó un descontento en la ciudadanía que le da legitimidad a ese paro. Hay momento de tristeza, sin embargo. La salud mental, el miedo al salir a la calle, la zozobra por lo que acontece en falta de abastecimiento de gasolina y alimentos… genera un fuerte descontento”. ¿Y qué hay de la Copa América? “Se siente una especie de engaño por parte del gobierno. En el marco de la pandemia se vieron afectadas muchas economías debido al confinamiento, ahora con la gente en las calles se abren bares y discotecas, y funciona como estrategia para el gobierno. Hay un rechazo a la Copa América: la gente considera que hoy no estamos para ese tipo de eventos. Colombia está atravesando un estallido social y se deben garantizar primero y antes que todo, la garantía de derechos para las comunidades.”

2 | CULTURA REDONDA

POR ESTEBAN CHIACHIO


"Hay un rechazo a la Copa América" El abogado Otoniel Camargo apuntó directamente a Iván Duque: “El actual presidente utiliza la cortina de humo de la Copa América para ganar popularidad. Es la terquedad de insistir en un evento que ya no le interesa a la gente local. Algo parecido a lo que pasó en Brasil 2014, en cuanto a estadios enormes en regiones que no podrían llegar a llenarlos. Esas payasadas que se le ven haciendo en campaña, como series con la cabeza y más, manifiestan unos niveles de frivolidad absolutos. Y está la responsabilidad de la CONMEBOL de persistir en el evento cuando no corresponde. David Yallop, apenas terminado el Mundial de 1998, publicó ‘¿Cómo se robaron la copa?’ denunciando la corrupción en la FIFA, la cual no es diferente a la que hay en la CONMEBOL, de la mano de Nicolas Leoz y Londoño, el presidente de la Federación Colombiana en aquel entonces. La réplica a nivel regional de esa corrupción y de esos intereses relacionados con la plata, de la FIFA, tiene su réplica regional en la CONMEBOL, cómplice y funcional al mezquino interés de Duque en lavar su popularidad, insistiendo con sacar adelante este torneo.”

3 | CULTURA REDONDA

Camargo abrió la puerta también para una expresión de los manifestantes que llegó a ojos de millones durante las transmisiones de Copa Libertadores: “Los manifestantes en Barranquilla, en estas últimas semanas, acertaron plenamente al trasladar su protesta en la periferia del Estadio Metropolitano de Barranquilla, para que los periodistas de la cadena ESPN se percataran del asunto: Diego Latorre fue uno de los que señaló el absurdo de persistir con la realización de la copa, como así lo hizo Marcelo Gallardo, lo que tuvo naturalmente un eco superior a que lo haga un colombiano.”


Andrés Camilo Rodríguez Castillo, licenciado en Filosofía y defensor de Derechos Humanos, profundizó el contexto: “Lo que viene sucediendo en los dos últimos años es producto de una crisis orgánica y estructural que desató el proceso de paz: en los últimos años, la discusión e intención de resolver el conflicto armado, desató una crisis orgánica, y en torno a la hegemonía del proyecto político del régimen, recreado en los últimos años bajo el ala del uribismo. Y en medio de las circunstancias actuales, convergen tres fenómenos: las disputas por la paz, la crisis social y económica y la gestión de la pandemia que profundizó los anteriores elementos, e incrementó las condiciones de pobreza y exclusión.” “El Estado promueve la Copa América porque ya hay comprometido una serie de recursos para el desarrollo de la copa”. Rodríguez Castillo descifró las prioridades del gobierno colombiano en estos tiempos arduos. “Como sociedad civil, hemos manifestado que mientras el país siga sumido en una violencia sistemática, violación de derechos humanos y crisis social y política, no se puede realizar eventos de esta índole. No ayudará a la recuperación económica, y profundizará las tensiones que venimos teniendo. No pueden prevalecer las lógicas del mundo económico del fútbol por encima de condiciones de vida de las personas”.

"No debería haber ni la discusión de hacer o no una Copa América en medio de un país que se está desangrando por la represión”. “El momento crítico que vivimos hace que hasta el fútbol pase a un segundo plano y de no haber una pronta solución sociopolítica en nuestras problemáticas, jugar la Copa América en nuestros estadios sería una irresponsabilidad gigante, por la seguridad de todos los implicados en el deporte, pero también por respeto a quiénes afuera del escenario están siendo impactados por la violencia entre la fuerza pública, civiles y hasta delincuencia común, todos involucrados en esta crisis en Colombia”, aportó desde su lado el periodista deportivo Fabián Ramírez León.

Para conocer más sobre los antecedentes que explicarían este estallido social, le consultamos a María Antonieta Cano Acosta, dirigente de la Federación Colombiana de Trabajadores: “Duque propone una serie de reformas que profundizaban los ya 30 años del modelo neoliberal, que nos dejó sin agricultura, industria, agua potable, ampliación urbana, negación de prácticas de derechos educacionales y sanitarios, incapacidad de adquirir viviendas, 70% de la población en informalidad… sumado al cuadro del coronavirus. Hay una desatención y tacañería absurda por parte del gobierno. Solo hemos encontrado oídos sordos por su parte.” Es concluyente con su posición respecto a la realización del torneo: “En medio de la situación en la que estamos, de crisis económica y social propinada por el maltrato por parte de la fuerza pública y las órdenes que ha dado en los últimos días Duque en torno a dar tratamiento de guerra a un conflicto social, con los muertos y desaparecidos que tenemos… no debería haber ni la discusión de hacer o no una Copa América en medio de un país que se está desangrando por la represión”. Hay un partido más importante que se está disputando en Colombia, y va más allá del fútbol, las fases, el trofeo, el negocio de la FIFA y el fallido intento de pantalla que busca dar Duque realizando el torneo a toda costa. Eli Preciado, trabajadora social y docente universitaria, nos dio un avance del país que puede venir cuando pase la tormenta. Un partido que el pueblo colombiano no quiere perder por nada del mundo: “La gran batalla cultural que se está librando en estos momentos es el hecho de que en nuestras familias estamos volviendo a hablar de política, el cual fue un tema silenciado y que genera mucho temor. Hay un despertar sobre poner sobre la mesa lo que está pasando, y eso nos permite disputar desde el debate a los hechos que ocurren, y erradicar ese pensamiento de que hay que exterminar al otro sino piensa como nosotros.” Que la voluntad de un pueblo siempre prevalezca por sobre un puñado de intereses concentrados y antipopulares. Específicamente en Latinoamérica, nos toca gritar esa consigna un poquito más fuerte que en otros lares.

@estebanchiacchio @TheChiacch

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"CONMEBOL, cómplice y funcional al mezquino interés de Duque en lavar su popularidad"


ARGENTINA, CAMPEÓN EN UN AÑO INUSUAL

POR GUIDO ANTONELLI

Lamentamos decirles que los problemas de organización de la Conmebol ya tienen varios años. ¿Ah no se sorprenden? Bueno igual los invitamos a recorrer el año que hubo dos campeones de Copa América, pero uno ni siquiera fue avalado. Sí sí, ni copa le dieron. En vísperas de una nueva Copa América, a muchos futboleros les gusta hacer revisionismo histórico de antiguas ediciones. Y en tiempos en los que la CONMEBOL demuestra fallas organizativas y constantes cambios de sede (Colombia no la realizará por el estallido social y Argentina tampoco por la crisis sanitaria, mientras que Brasil será el anfitrión a pesar de estar atravesando ambos conflictos), uno logra darse cuenta de que estos problemas ya existían mucho antes de 2021. Recién comenzaba 1959 cuando Argentina se preparaba para albergar el Campeonato Sudamericano. Sin embargo, Ecuador insistía en conseguir la localía para celebrar la apertura del Estadio Modelo de Guayaquil en julio. La CONMEBOL no accedió a retrasar el torneo y finalmente se realizó en Argentina entre el 7 de marzo y el 4 de abril, con la Federación Ecuatoriana de Fútbol retirando al equipo del certamen como protesta. ¿Qué decidió hacer la Confederación Sudamericana de Fútbol para que el flamante estadio pudiera inaugurarse con un torneo de selecciones? Por única vez, hasta el momento, organizar dos ediciones en el mismo año. En la primera jugaron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Venezuela -que recién debutaría en 1967- y Colombia desistieron de participar. El formato fue un sistema de todos contra todos a siete fechas y todos los partidos se disputaron en el Estadio Monumental de Buenos Aires. Entrenada por Victorio Spinetto, Argentina repitió el título obtenido por los Carasucias dos años antes en Perú, pero sin gran parte de ese plantel. La derrota por 6-1 ante Checoslovaquia, conocida como El Desastre de Suecia, derivó en la eliminación del Mundial 1958 en fase de grupos y fue el punto final en la Selección para muchos de esos jugadores y para su director técnico Guillermo Stábile. Solo Oreste Omar Corbatta (Racing), José Varacka (Independiente), Eliseo Mouriño y Juan Francisco Lombardo (Boca) estuvieron tanto en Suecia como en el Sudamericano de 1959. Por lo contrario, Brasil llegó con el mismo equipo que venía de ganar su primer Mundial. Allí se destacaban Pelé,

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Garrincha, Mário Zagallo, Djalma Santos, Gilmar, Vavá, Didí y Nílton Santos.


Una Copa América con muchas figuras en Brasil: Pelé, Garrincha, Mário Zagallo, Djalma Santos, Gilmar, Vavá, Didí y Nílton Santos. La campaña de la Albiceleste comenzó con una goleada por 6-1 ante Chile, luego superó por 2-0 a Bolivia, venció por 3-1 tanto a Perú como a Paraguay y 4-1 a Uruguay. Su rival en la última fecha sería la Verdeamarela, que venía de superar a todos sus rivales luego de haber igualado en dos ante Perú en el debut. El partido que Brasil le ganó por 3-1 a Uruguay en la quinta fecha es recordado por una batalla campal en la que resultaron heridos hasta los camarógrafos. La Copa Libertadores, que comenzaría un año después, estaba naciendo. Argentina llegó líder a la jornada decisiva con diez puntos, uno más que su rival (aún se daban dos unidades por triunfo). 85 mil espectadores se hicieron presentes en el Monumental en la noche del 4 de abril para ver la definición del Campeonato. El árbitro chileno Juan Carlos Robles, quien había dirigido el mencionado encuentro entre uruguayos y brasileños, les recalcó a los futbolistas antes de salir a la cancha que ante la primera gresca suspendería el partido. Brasil tuvo el control del primer tiempo, aunque más por la posesión de la pelota que por llegadas claras. Los de Spinetto esperaban en su campo y cortaban constantemente con infracción para no darle continuidad al juego. En una de las primeras llegadas de Argentina, Juan José Pizzuti metió un gol de cabeza tras un centro de Eugenio Callá para adelantar al local a los 40 minutos. En el complemento, Brasil salió decidido a dar vuelta el resultado y, en una de las mejores jugadas colectivas del cotejo, Pelé empató a los 13’ con una asistencia de Garrincha. Pese al cansancio, contra. Con el 1-1 final, la Albiceleste se coronó campeón continental por duodécima vez -hasta el momento, la última jugando de local- y los hinchas iluminaron las tribunas encendiendo papelitos. De todos modos, el Desastre de Suecia había hecho mella en el nivel de la Selección. La Nuestra, el estilo criollo característico del fútbol argentino, había quedado atrás post Mundial y los planteos de Spinetto recibían críticas negativas. En su columna para El Gráfico tras la consagración, Dante Panzeri escribió: “No hagamos del hecho que otros no jueguen una razón para justificar que tampoco jueguen los nuestros. Exigir que se juegue mejor es anhelo de ganar jugando mejor. Se abre ahora el ciclo más difícil: darle fútbol, ponerle calidad e inyectarle una escuela que no tiene. Para llegar a destino, Argentina aún debe recorrer largo camino.”

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Argentina logró aguantar el empate durante la última media hora e incluso tuvo ocasiones más claras de


“NO HAGAMOS DEL HECHO QUE OTROS NO JUEGUEN UNA RAZÓN PARA JUSTIFICAR QUE TAMPOCO JUEGUEN LOS NUESTROS" Con ocho tantos, Pelé fue el goleador del Campeonato Sudamericano y obtuvo el premio a mejor jugador. O Rei, quien se había dado a conocer internacionalmente con 17 años al levantar la Copa del Mundo en tierras nórdicas, nunca más volvió a jugar la máxima competición continental de selecciones. Además del brasileño, se destacaron los paraguayos Cayetano Ré y José Raúl Aveiro, el uruguayo José Sasía, el peruano Miguel Loayza y los argentinos Rubén Héctor Sosa, Raúl Oscar Belén, Pedro Manfredini, Pizzuti, Corbatta y Callá. En diciembre se realizó la segunda edición anual en Ecuador. Sin embargo, muchos seleccionados rechazaron la participación y otros llevaron suplentes. Por ejemplo, Argentina no convocó a ningún campeón, Brasil envió al combinado del Estado de Pernambuco y Paraguay viajó sin sus figuras. El Campeonato Sudamericano Extraordinario 1959 se disputó íntegramente en el nuevo Estadio Modelo de Guayaquil y vio a Uruguay campeón por décima vez, con tres victorias y un empate. Argentina fue subcampeón con cinco unidades, aunque su campaña se vio opacada por una derrota por 5-0 ante la Celeste. José Sanfilippo, quien había ganado el Sudamericano de Perú 1957, fue el máximo anotador del certamen con seis y el uruguayo Alcides Silveira fue elegido mejor jugador. Si bien contó como título oficial, lo curioso fue que Uruguay no recibió una copa porque la CONMEBOL no lo reconoció como el torneo principal del año. Las Federaciones nacionales perdieron la credibilidad en los torneos de selecciones que organizaba la casa madre del fútbol sudamericano y en la década siguiente solo se disputaron dos Campeonatos: Bolivia 1963 y Uruguay 1967, con sendos títulos locales. Luego estuvo a punto de suspenderse y hubo que esperar hasta 1975 para que se volviera a jugar una competición similar: la primera Copa América con la denominación actual, que contó con la presencia de las diez naciones afiliadas por primera vez. Si algo está claro es que la desorganización de la CONMEBOL existe desde tiempos inmemoriales.

@GAntonelli1996

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@guido.antonelli


Un campeón, varios asteriscos

POR CLAUDIO GONZÁLEZ El Sudamericano de 1963 no fue un certamen cualquiera en la historia de la competencia. Más allá del título de Bolivia, el único en la vitrina de galardones internacionales, la ausencia de potenciales continentales y la decisión de mandar planteles de menor jerarquía por la decisión de jugar en La Paz, son algunos de los condimentos que colocan dicha competencia entre las más particulares. Está claro que el fútbol boliviano está lejos de ser uno de los más destacados del continente. Incluso, analizando la actualidad, se puede afirmar que es de la menor jerarquía, no solo a nivel clubes sino también en cuanto a selecciones. La altura dejó de ser un factor “x” para derrotar a sus respectivos rivales. Justamente este competente fue el aliado ideal para conquistar el único título a nivel internacional, además de ser el causante del descontento de sus adversarios. El Sudamericano de 1963, la competencia madre de la Copa América, que tenía una diagramación y una periodicidad particular; tuvo a Bolivia como sede. Algo que se le había truncado en 1930, cuando fue elegida pero finalmente se suspendió (volvió a disputarse en 1935 en Perú). Tal fue la ilusión del pueblo boliviano, que se construyó el Hernando Siles exclusivamente para dicho certamen. Tanto el Siles de La Paz, como el Félix Capriles de Cochabamba, fueron remodelados y adecuados como sedes de la competición. La elección de estos estadios generó un gran revuelo entre los combinados sudamericanos. Los más 3000 metros sobre el nivel del mar generaron el enojo de las delegaciones del continente. Esto llevó a renuncias y convocatorias de plantel de menor jerarquía del esperado.

Uruguay, campeón de la edición 1959 en Ecuador y segundo seleccionado más ganadora del torneo, tomó la decisión de no participar en desacuerdo con las ventajas que presentaba jugar en la altura para los locales. Mientras que Brasil (bicampeón mundial) y Argentina, presentaron selecciones “B”. Silvio Marzolini, Pelé, Garrincha, José Sanfilippo, Federico Sacchi, Rubén Sosa, Pepe o Amarildo, fueron algunas de las grandes ausencias que se dieron por las determinaciones de las organizaciones futbolísticas argentinas y brasileñas. Además de estas particularidades, también se puede sumar la ausencia de Chile. El elenco trasandino, que venía de terminar tercero en el Mundial que albergó en 1962, no fue invitado por el conflicto entre ambos por el curso del Río Lauca y el acceso al mar. Cuestiones sociopolíticas que terminaron con esta resolución. Poco le importó esto al elenco comandado por el brasileño Danilo Alvim, quien, si bien no llegó con el apoyo total por los resultados cosechados en los duelos amistosos contra Paraguay por “La Paz del Chaco”, pudo mantenerse en el cargo. El debut ante Ecuador invitaba a comenzar con el pie derecho. Los tricolores, en la previa, era una de las selecciones más débiles del continente y se sobrentendía que los locales, con el atenuante de jugar en La Paz, eran claros favoritos. No obstante, el mismo fue electrizante y no fue del todo alentador para los bolivianos, que arrancaron ganando 2-0, llegaron a estar 2-4 abajo y tuvieron que conformarse con un 4-4 final. Por su parte, tanto Brasil como Argentina hicieron la tarea y vencieron a Perú y Colombia, respectivamente. Justamente, el combinado “cafetero” fue el rival de los dueños de casa, quienes luego de quedar libre en la segunda fecha, se quedaron con los tres puntos gracias al doblete de Máximo Alcócer. El por entonces delantero de Aurora fue figura crucial para dar vuelta un marcador que empezó adverso con el tanto de Alfonso Botero, a los cuatro minutos de iniciado el duelo. Cuatro puntos y un obstáculo complicado en la cuarta fecha. La Verde recibió a Perú, líder junto a Paraguay y Brasil con seis unidades, y con una victoria sobresaliente ante Argentina. Sin embargo, Luis Wilfredo Camacho Achá, “Tutula” Alcócer y Ausberto García Céspedes se encargaron de dejar afónicos a quienes se acercaron al Hernando Siles. 3-2 y un triunfo que colocaba en la segunda posición, por debajo de la sorpresiva Paraguay, el escollo boliviano en la quinta fecha. Fortunanto Castillo y el "Oso" García sentenciaron el duelo en favor para los dirigidos por Alvim.

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Ni la mejor época del fútbol boliviano, esa del “Diablo” Echeverry y el Mundial 1994, logró conquistar nuevamente la Copa América. Ese hito lo tiene el equipo de 1963, el cual ganó el Sudamericano, que tuvo de todo: selecciones B, bajas por un conflicto sociopolítico y peleas por la altura. ¿Che al final la pelota dobla o no?


EL PUEBLO BOLIVIANO FESTEJÓ DE GRAN MANERA LA CONQUISTA

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ASÍ SE RECIBE A UN CAMPEÓN


Datos de un título que no se volvió a repetir Bolivia Paraguay Argentina Brasil Perú Ecuador Colombia

GOLEADORES

MVP Ramiro Blaccut Carlos Raffo (ECU)-6 (BOL) Máximo Alcócer (BOL)-5 Flávio Minuano (BRA)-5 Mario Rodríguez SEDES (ARG)-5 Eladio Zárate (PAR)-5 La Paz Cochabamba

Un 2-0 con autoridad, que le permitió convertirse en el nuevo puntero y sacar pecho en el enfrentamiento con Argentina, que llegaba como escolta gracias a la victoria ante Brasil por 3-0, con goles de Mario Rodríguez, Raúl Armando Savoy y Ernesto Humberto Juárez. Si bien la albiceleste llegaba en ritmo, también es una realidad que tuvo que disputar, contando el enfrentamiento ante Bolivia, dos partidos en el Hernando Siles en lapso de cuatro días, algo inusual y desfavorecido para quienes no están acostumbrados a realizar a actividad deportivas en dichas condiciones. Los locales aprovecharon esta polémica y se mantuvieron en la cima gracias a un 3-2 histórico. Castillo, Ramiro Blacut y Camacho, “Mariulo” Rodríguez marcó para los rioplatenses, sentenciaron el encuentro y la alegría de llegar a la última fecha con el pensamiento “dependemos de nosotros”. Pero el contrincante era nada más ni nada menos que Brasil, que, si bien no contaba con chances numérica de lograr el título y una plantilla diezmada, no dejaba de ser Brasil. Los comandados por Aymoré Moreira se pusieron en ventaja gracias al gol de Flavio Minuano, pero Victor Agustín Ugarte igualó las acciones rápidamente. Sin embargo, Almir volvió a enmudecer el Félix Capriles de Cochabamba. La reacción verde no tardó en llegar. Camacho, García y Alcócer pusieron un 4- 2 parcial y una tranquilidad momentánea. Sí, momentánea porque la verdeamarelha llegó a la igualdad gracias a los goles de Marco Antonio y Flavio. Pero cuando el partido estaba llegando a su fin, Tutula Alcocér fue derribado en el área por Procópio Cardoso y el colombiano Ovidio Orrego no dudó en marcar el punto de penal. El "Maestro" Ugarte no falló y el Capriles estalló de alegría. La satisfacción superó cualquier adjetivo y se vio reflejado en la invasión del estadio por parte de los espectadores.

El título de los bolivianos dejó varias cuestiones pintorescas, como Carlos Alberto Raffo, el futbolista argentino surgido de Platense que se nacionalizó ecuatoriano y terminó como máximo artillero del certamen con diez tantos. O Máximo Alcócer, quien fue el goleador boliviano con cinco dianas y vio terminada su carrera por la doble fractura de tibia y peroné que le causó Procópio. Sí, el oriundo de Cochabamba tuvo su última acción como jugador profesional en la jugada que determino el único galardón a nivel profesional para el seleccionado boliviano de fútbol. Una conquista que ni siquiera pudo alcanzar la generación dorada del “Diablo” Echeverry, Julio Baldivieso, “Platini” Sánchez, Marco Antonio Sandy y Gustavo Quinteros, entre otros, que, si bien logró clasificar a un Mundial tras 44 años, tuvo que conformarse con el subcampeonato de la Copa América que cobijó en 1993, donde cayó en la final ante Brasil.

@clgonzalez07 @clgonzalez07

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EQUIPOS


NO SE BURLEN

DE HONDURAS POR JUAN PODESTA

Cualquier similitud con la realidad actual es mera coincidencia. Corría el año 2001 y Colombia se preparaba para albergar una nueva Copa América, también envuelta en un conflicto social que cada día ponía más en peligro su realización. El presidente Andrés Pastrana se encontraba atado de pies y manos ya que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia arremetían contra la organización con tal de desestabilizar su gobierno. Distintos atentados se sucedían en diferentes zonas estratégicas en donde se disputaría el certamen y Conmebol comenzaba a preocuparse, pues no vería con buenos ojos perder un negocio millonario como lo es este torneo continental. El siempre cuestionado Nicolás Leoz, presidente de Conmebol en aquel momento, se comunicó con Pastrana y llegaron a un acuerdo: “Se juega”. Ante esa noticia, Julio Humberto Grondona avisó a Marcelo Bielsa y sus dirigidos que la selección nacional no participaría, alegando motivos de “seguridad”. Quedaban poco más de tres días para el inicio de la Copa, y Conmebol tiró el manotazo de ahogado final para salvar sus intereses. La noche anterior a la inauguración, informaron: “Honduras se sumará como reemplazo de Argentina” . 20 años después, aunque con otro tipo de conflicto social, la historia cambia y Colombia se queda sin organización. En definitiva, ¿quién puede quitarles lo bailado a los hondureños? El entrenador Ramón Maradiaga hizo malabares y pudo juntar lo mejorcito que tenía, le suspendió las vacaciones a todo el plantel y en un vuelo chárter dispuesto por la Fuerza Aérea Colombiana arribó a aquel país la noche anterior al primer partido. Todo muy Conmebol. Así, sin preparación, Honduras se encolumnó con la sencillez que siempre lo caracterizó, no tenían nada que perder, pero sí un amor propio que sacar a relucir, ya sea con Costa Rica, Uruguay o Bolivia (sus rivales de grupo), como con cualquiera que se les pusiera en frente. Eran unos desfachatados que venían de prepo a ocupar una plaza sin siquiera haber hecho mérito alguno por adjudicársela. No obstante, no era su culpa, nadie de Honduras presionó para estar allí, de hecho todo lo contrario, a nadie se le ocurriría abandonar las playas caribeñas paradisíacas para viajar en un avión militar vaya a saber uno a qué ciudad y bajo qué control de seguridad. Pero allí estaban, concentrados, dispuestos a quedar en la historia. Maradiaga entendió el contexto mejor que ninguno y llamó a sus 22 más fieles. ¿Por qué remarcar esto? Básicamente, porque en un futuro cercano el destino los pondría en frente de la mejor selección del mundo: la brasileña, que no contaba con ninguna de sus figuras en el plantel.

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SE BAJÓ ARGENTINA, LLEGARON DE APURO, SIN PREPARACIÓN, SIN ESTUDIAR A SUS RIVALES Y DIERON EL BATACAZO. EN 2001, HONDURAS TUVO SU PRIMAVERA EN LA COPA AMÉRICA Y SE DIO EL LUJO DE DEJAR AFUERA A BRASIL. UN EQUIPO ARMADO CASI EN EL AVIÓN HACÍA COLOMBIA QUE LOS HONDUREÑOS JAMÁS OLVIDARÁN.


“HONDURAS SE SUMARÁ COMO REEMPLAZO DE ARGENTINA”

Entre los héroes catrachos, estaba el gran Noel Valladares , arquero emblema que luego sería el único en participar en la Copa América 2001 y los mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 (en 2010, FIFA eligió una atajada suya a Waldo Ponce como la mejor de la Copa del Mundo); el inolvidable capitán Amado Guevara , gran figura en esa Copa y también citado en la nómina del 2010, en aquel momento desfilando por el Zacatepec de México; Samuel Caballero , lateral del Udinese, y el delantero David Suazo , quien también tendría el premio del Mundial 2010 nueve años más tarde y jugaba en el Cagliari (aunque tuvo la particularidad de ser el futbolista citado que menos minutos jugó, con tan solo 14', por la lesión que sufrió en el debut ante Costa Rica). El resto del plantel lo conformaban futbolistas del medio local, que a pesar de denotar un nivel más bajo que el resto de sus compañeros y obviamente que de sus competidores, estuvieron a la altura de lo que se vendría. Por ejemplo, uno de los que más minutos tuvo en aquella copa fue el defensor Ninrod Medina, titular en cinco de los seis partidos; o bien Danilo Turcios, mediocampista que militaba en Pumas de la UNAH, que también era un estandarte al lado de Guevara. El 13 de julio, alrededor de las 19.00 horas, el micro con la delegación hondureña arribó al Atanasio Girardot de Medellín escoltado por las fuerzas de seguridad súper reforzadas para garantizar estabilidad. La selección jugaría su primer partido ante Costa Rica. Los expertos en datos y estadísticas deberán revisar si hubo o hay algún antecedente similar, en el que dos selecciones de una confederación se enfrentaran entre sí en el certamen de otra. Si bien es común que países de otros continentes como Japón, Catar o Jamaica sean invitados a participar de la Copa América, no es común ver a dos selecciones medirse en una competencia que no es la suya. En esta polémica edición, tres selecciones de CONCACAF dijeron presente, ya que a estos dos países se sumó México, habitual contendiente del certamen. Lo cierto es que aquella noche, abrumados quizás por la vertiginosidad de la historia y por tratarse nada menos que del clásico centroamericano, los hondureños cayeron por 1-0 ante los ticos.

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EL EQUIPO DE BIELSA, EL GRAN AUSENTE


HONDURAS,

LA REVELACIÓN DEL 2001 Gracias a la inobjetable calidad de Guevara, Honduras tuvo chances de ponerse por encima en el marcador, aunque tuvo falta de puntería desde la cabeza de Saúl Martínez en el primer tiempo. En el complemento, luego de un centro que cayó desde el costado derecho, Paulo Wanchope ganó en las alturas entre medio de los centrales y, con un cabezazo certero al medio del arco, venció la resistencia de Valladares, quien poco pudo hacer. Sin embargo, Maradiaga y compañía aún no habían demostrado nada de todo lo que tenían, las cartas se conservaban debajo de la manga y la magia estaba por suceder. Este recién era el comienzo, el primer capítulo que suele aburrir y crear pocas expectativas. Daniela M Losa Para el segundo capítulo, Honduras se jugaba la última chance de pasar a cuartos de final, y enfrentaba al rival más flojo del grupo, Bolivia. Aquella noche, a Amado Guevara lo tocaría la varita mágica y se convertiría en el actor de reparto más elogiado. Dos goles suyos le dieron el triunfo a Honduras sobre la selección del altiplano. El primero de ellos, a los ocho minutos de la segunda parte, llegó gracias a un derechazo desde afuera del área que venció al arquero Carlos Arias y se incrustó en la red bien al lado del palo derecho. Ese gol le daría cierta tranquilidad a la “bicolor”, que 15 minutos más tarde ampliaría la ventaja con otro tanto del capitán tras un doble error de Arias, quien primero le dejó la pelota servida en el pie a su rival y después, en su desesperada reposición para salvar el remate, se trastabilló y terminó revolcándose de manera poco ortodoxa para evitar el desastre, que claramente sucedió. Ya con Bolivia sin ideas claras, la H aguantó el resultado hasta el final y terminó llevándose la victoria por 2-0, poniendo toda su atención y la del pueblo hondureño en el último partido de fase de grupos ante Uruguay. Este sería el partido, a priori, más importante de la copa para los dirigidos por Maradiaga, que llegaban con un Guevara enchufado, un Saúl Martínez expectante por marcar un gol y una defensa férrea con el joven Valladares detrás, comandándola.

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El tercer capítulo tuvo como protagonistas a la H y a la Celeste. El conjunto comandado por el inolvidable Víctor Púa estaba conformado en su gran mayoría por futbolistas del medio local, tan solo dos de los 22 jugaban en el exterior; ellos eran Javier Chevantón (en Lecce) y Carlos Morales (en Toluca). Además de ellos, Uruguay contaba con el arquero Gustavo Munúa, Sebastián Eguren, Diego Pérez, Fabián Lolo Estoyanoff , y Richard Chengue Morales como figuras destacadas. Nuevamente el Atanasio Girardot fue el estadio designado para este tercer partido por fase de grupos. Para esta última jornada, Uruguay y Costa Rica llegaban punteras con cuatro puntos, y Honduras si quería acceder a la próxima instancia debía ganar sí o sí, ya que los ticos se habían enfrentado unas horas antes a Bolivia y habían conseguido un triunfo por 4-0 inapelable, asegurándose el primer puesto del Grupo C con siete puntos. El empate quizás le alcanzaba a Honduras para quedar como mejor tercero, aunque sinceramente, ningún catracho estaba dispuesto a hacer cuentas a esa altura del certamen.

Cuando se topó mano a mano con Adrián Berbia, colocó la pelota a un costado con un derechazo incómodo, pero que terminó por darle el triunfo a Honduras y su pasaje a cuartos de final de la Copa.

Las más de 20 mil almas que fueron a presenciar una victoria uruguaya sin mayores inconvenientes, se toparon con una sorpresa no grata: Guevara convirtió el único gol del partido al minuto 86 , con la garra charrúa más a flor de piel que nunca, puesto que jugaban con nueve por las expulsiones del capitán Joe Bizera y el inoxidable Eguren. El gol fue una verdadera obra de arte: comandó el ataque Guevara, quien se asoció con Martínez mediante un pase con cara externa tres dedos; Guevara continuó su carrera hacia adelante en forma vertical buscando el espacio de cara al arco y Martínez, muy astuto, la controló y de zurda habilitó al capitán que encaraba hacia el arco como un animal feroz.

Ya de por sí el hecho era histórico, pero haberlo hecho con un gol como ese le otorgó un respeto mayor al que ya venían construyendo los catrachos a lo largo del certamen continental. En cuartos se vendría Brasil. Sí, nada menos que el último bicampeón de América (en 1997 con Mario Zagallo y en 1999 con Vanderlei Luxemburgo como entrenadores). Es cierto que para el 2001, el nuevo técnico Luiz Felipe Scolari eligió llevar un plantel con mayoría de futbolistas de segundo orden, aunque cualquiera de estos sin lugar a dudas contaba con mayor jerarquía que cualquier jugador hondureño, como por ejemplo el exquisito Juninho Pernambucano, Denilson, Belleti, Juan , entre otros.

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El encuentro fue de todo menos apasionante. Analizándolo hoy, si pusiera a una persona que pasó toda su vida encerrada en una habitación mirando cualquier otra cosa que no sea fútbol a ver el partido, éste hubiese jurado que Honduras era el poderoso y Brasil un equipo que jugaba a pasar el rato. Los hondureños jugaron con alegría y tranquilidad. También con respeto, pero un respeto que con el correr de los minutos se disipaba ante la no respuesta de los de amarillo. En el segundo tiempo, a los 12 minutos Julio de Léon ingresó con la pelota al área, enganchó para su pierna hábil, la zurda, y dejó sentado nada menos que a Emerson; tiró el centro y el número 18 de Honduras, el goleador y emblema Saúl Martínez, anticipó al arquero Marcos y cabeceó la pelota que se estampó en el palo derecho. Belleti, desesperado, quiso rechazarla y lo único que logró fue anotar un gol en contra. 1-0 y las 25 mil personas que se acercaron a Palogrande quedaron perplejas. La hazaña se podía dar. Brasil fue en busca del empate, ahora sí con más ahínco, buscando el gol que le permita pensar en dar vuelta el resultado.

CUALQUIER SIMILITUD CON LA REALIDAD ACTUAL ES MERA COINCIDENCIA. Habían ingresado los dos Juninhos del equipo al inicio del segundo tiempo: Pernambucano y Paulista, y minutos después del gol Scolari agotó las modificaciones al hacer ingresar a Jardel. Imaginen lo que fue el primer tiempo de Brasil para que un técnico gaste dos sustituciones en el entretiempo teniendo solamente tres a disposición. Lo cierto es que Honduras aguantó y, sobre el final, la Canarinha atacó desesperada y regaló espacios atrás. En una contra ya en el minuto 95, Limberth Pérez condujo por derecha, asistió al gran héroe de la noche Saúl Martínez y éste, ante la alocada salida de Marcos, definió de derecha al segundo palo para ponerle punto final a una jornada tan soñada como épica. En algún punto esto se transformó en algo inconmensurable. Qué hacía allí, en semis, una selección que había llegado para cubrir el lugar de otra, muy pocos lo sabían. Pero había un punto clave que Maradiaga aclaró desde temprano y era que no iban a pasear, y no solo no fueron a hacerlo, sino que encima ya habían entrado en la historia viva de la Copa. Un tanto incrédulos, se encontraban entre los cuatro mejores del continente. Llegaba el turno de verse las caras nada menos que con el local y organizador del torneo, Colombia. El encuentro, programado para el 26 de julio nuevamente en Manizales, esta vez tendría condimentos extra que lo harían un partido especial: Colombia nunca había ganado una Copa América , era la chance de lujo para muchos políticos de darle una alegría a una sociedad golpeada por los enfrentamientos sociales. Para Pastrana y sus seguidores más acérrimos era la oportunidad de levantar la imagen positiva y el fútbol, como siempre, sería la víctima. Pasaba en Colombia y pasaba en todo el mundo, y a día de hoy continúa pasando. Ese partido poco tuvo para analizar, si se tiene en cuenta que Honduras, la cenicienta, la actriz principal de esta novela, cayó sin atenuantes por 2-0 ante casi 45 mil almas manizaleñas.

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¿Cuál habrá sido la verdadera sensación del pueblo hondureño ante este cotejo de tal magnitud? Cuando uno piensa en todo lo que el fútbol engloba, muchas veces no advierte que lo que para unos es un partido más, para otros quizás es la chance de quedar en la historia. Esto suele suceder cuando equipos de gran categoría se enfrentan a otros de menor clase. Para los primeros, el hecho de perder puede acarrear más de un dolor de cabeza, mientras que para los segundos ganar significaría la gloria eterna. En estos cuartos de final la cosa fue más o menos así. Felipao Scolari había tomado el control del Scratch semanas antes del inicio de la Copa, y desde el vamos fue muy criticado por la prensa amarillista brasileña y, por decantación, por una buena parte de la sociedad. No podían entender cómo después de haber obtenido las últimas dos Copas América con planteles plagados de superestrellas, el gaúcho citara a un plantel tan pobre. El destino luego le jugaría una a favor, al ganar el quinto Mundial en Corea-Japón el año siguiente, pero lo de aquella noche del 23 de julio de 2001, en el Estadio Palogrande de Manizales, fue un dolor de cabeza. Enfrentaron a una selección hambrienta de gloria, encolumnados con el pueblo catracho detrás, una fuerza que terminó siendo insostenible para Brasil.


La línea de cinco en el fondo con Guevara no fue suficiente para detener el vendaval colombiano, que contaba con Oscar Córdoba, Iván Córdoba, Gerardo Bedoya, Mario Yepes, Fabián Vargas, Giovanni Hernández y muchos otros jugadores de gran calibre que fueron demasiado para los catrachos y detuvieron las ilusiones de seguir causando estragos. Sin embargo, ya con la selección cafetera en la final, a Honduras aún le quedaba un partido, el ambiguo tercer puesto, para muchos sin sentido pero para otros la oportunidad de cerrar una cita magnífica. La H apostó por dejar una imagen aún mejor que con Brasil, y se encomendaron a cuanto Dios existiera para ganar ese último partido. El rival era más que conocido, Uruguay había caído con México en la otra semifinal por 2-1, por eso en el ambiente se olía cierta actitud de revancha de aquel encuentro por fase de grupos. Aquella tarde en el Campín de Bogotá, Honduras entendió por completo que habían logrado estirar su estadía hasta el final de la Copa. Mientras que la mayoría de sus colegas disparaban a distintas ciudades del mundo a descansar para encarar la temporada que se venía, ellos seguían concentrados en terminar lo más alto posible. El escenario les era favorable, el estadio estaba repleto y el público local, obviamente, hacía fuerza por el más débil, con el agregado de la algarabía de los colombianos que sentían este encuentro como un espacio de descarga de emociones en la antesala de la final del día siguiente, en esa misma ciudad y en esa misma cancha. Hinchar por Honduras era un acto de demostración de afecto a una selección que se había ganado el corazón de todos. Antes de los 15 minutos, un pelotazo largo a Martínez lo dejó mano a mano con la defensa uruguaya. Controló de derecha, corrió hacia adelante sin un relevo que lo acompañara, enganchó para su pierna zurda ante la marca de Gonzalo Sorondo e impactó un zurdazo a quemarropa que venció al arquero Berbia. Así, el encuentro se ponía 1-0. Siete minutos más tarde, Bizera igualó el partido con un cabezazo tras un centro desde la derecha de pelota parada. Nuevamente, Honduras buscó el gol que volviera a darle la ventaja, y lo encontró también tras un tiro libre por el lado derecho, con la exquisita pegada de Guevara que encontró solo por el segundo palo al defensor Junior Izaguirre, quien con un cabezazo débil puso el juego 2-1. Lejos de cuidar el resultado, tres minutos más tarde y casi culminando el primer tiempo, otro tiro libre desde el centro terminó con la jugada embarrada dentro del área y Andrés Martínez puso las cosas 2-2. Show ultra garantizado para aquellos que no esperaban mucho de un partido por el tercer puesto. El resultado, con cuatro goles en 45 minutos, indicaba que para ambos esto no se trataba de un partido más y el público así lo entendió. Lamentablemente, el segundo tiempo no tuvo goles, aunque sí mucha tensión y, tras los 90 minutos reglamentarios, por primera vez en la historia de la Copa América, el juego por el tercer lugar se definía por penales. Como si faltara un condimento más, Maradiaga debía escoger a sus mejores cinco pateadores para lograr el ansiado triunfo. Arrancaba Uruguay, las estadísticas marcan que el que arrancó pateando tiene las de ganar, porque le mete presión al rival que siempre tiene que ejecutar sabiendo lo que hizo el otro. Sorondo, gol. 1-0. Reinaldo Pineda, mascando chicle y con aires de superioridad, igualó la serie y tras el gol se tiró adentro del arco directo contra la red a modo de festejo. Turno de Carlos Gutiérrez, atajó Henry Enamorado. Sí, ese partido no jugó Valladares, sino que Maradiaga le dio la oportunidad al arquero suplente de lucirse. Bueno, lo estaba logrando. Pero claro, el goleador Martínez tenía que ratificar el penal anterior, y con un derechazo potente arriba, puso la serie 2-1. Julio Rodríguez la igualó, Ricky García continuó dejando a Honduras en ventaja con un buen impacto y el delantero Lemos volvió a empatar la serie en tres. Allí, en el cuarto penal de la serie, fue Ninrod Medina quien con un remate lento a un costado puso las cosas 4-3 y dejó a los catrachos a tiro de la historia. Debía errar Rubén Olivera, el número 10 uruguayo, quien se perfiló para patear con pierna zurda y en la mitad del recorrido cambió para impactar con la derecha, empleando un tiro potente al medio del arco que dejó la serie empatada en cuatro. Todo quedaba en el pie diestro de Izaguirre. De él dependía todo lo que Honduras había construido a lo largo de sus tres semanas en Colombia. El Campín se enmudeció por varios segundos mientras él acomodaba la pelota. Miró atentamente a Berbia, tomó una carrera larga, pasando la medialuna, aguardó la orden del peruano Gilberto Hidalgo y pegó un par de saltitos hasta entrar al área grande y acelerar la marcha. Al llegar el momento del impacto, abrió el pie derecho y la pelota se elevó con una leve inclinación a su derecha. Berbia ya estaba vencido, había elegido el otro costado, pero el balón seguía ascendiendo. Y finalmente sucedió lo que millones de hondureños esperaban, la pelota rozó la parte de arriba de la red y en el mismo acto, Izaguirre comenzó a saltar y gritar desaforadamente. Se sacó la camiseta y esperó la llegada de los suplentes que estaban cerca. Se sumó Enamorado y últimos llegaron sus compañeros que aguardaban en el círculo central. Honduras lo había hecho. El tercer puesto era realidad, y el grito efusivo que salió del Campín de Bogotá llegó a Tegucigalpa y se extendió por San Pedro Sula, La Ceiba, Puerto Cortés, El Progreso, y cualquier otro lugar recóndito de esta nación.

@Podestajuanm

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@juanmpodesta


UN D10S MORTAL


#DIEGOETERNO DIEGO JUGÓ TRES COPAS AMÉRICA. SÍ, NADA MÁS. INCREÍBLE PERO REAL,AUNQUE LO MÁS EXTRAÑO ES QUE PRÁCTICAMENTE ESTÁN EN EL OLVIDO DE LOS FUTBOLEROS. NO ALZÓ EL TÍTULO, HIZO ALGUNOS GOLES Y NI SE ACERCÓ A UNA FINAL. TRANQUILOS, ACÁ TE CONTAMOS CÓMO FUERON ESOS TORNEOS, EN LOS QUE HASTA NO USÓ LA 10.

POR HORACIO OJEDA La historia es conocida. Maradona, el Diego, D10S, el que todo lo podía (cuesta utilizar el pasado hablando de él), nunca ganó la Copa América; o mejor dicho, Argentina nunca pudo ganar el trofeo con Maradona. El dato frío puede servir para afilar los colmillos de sus detractores, o para el morboso juego periodístico de quienes comparan a Lionel Messi y Maradona todo el tiempo con números y estadísticas vanas. ¿Pero como fue realmente ese Maradona?. ¿Fue mortal y terrenal o jugó sólo e inmolado por la carente jerarquía de sus partenaires?. ¿Quiénes fueron sus compañeros y cómo eran sus rivales como para que el mejor jugador de todos los tiempos no pueda ganar un trofeo tan mundano? La verdad es que el derrotero de Diego por las tres Copas Américas que pudo jugar tuvo de todo. Como particularidad hay que destacar que a cada una de ellas la Selección Argentina llegó como vigente campeona del mundo y ni así pudo estar cerca de refrendar en la lucha continental lo que había logrado ante el resto del mundo. En la Argentina de 1979, el técnico Cesar Luis Menotti eligió un mix, como muchas veces ocurría en la vieja Copa América que funcionaba más bien como banco de pruebas para armar equipos para las futuras Eliminatorias o Mundiales. A los campeones del 78, Daniel Passarella, Américo Gallego y José Daniel Valencia, se le sumaron Diego y varios jugadores muy importantes en esa época como Enrique Bochini, Julio Falcioni, Pedro Larraquy, Juan Carlos Bujedo, Juan Barbas, Eduardo Saporitti, Miguel Bordón, Jorge Gáspari, Patricio Hernández o Hugo Coscia, y otros menos conocidos que se unieron a la lista como una apuesta del técnico para empezar a definir al equipo de caras al Mundial de España. Ese año, la Confederación Sudamericana de fútbol había decidido que la Copa se jugara entre los meses de julio y diciembre sin sede fija, en tres zonas de tres equipos que jugarían de local y visitantes en sus respectivos países y con Perú, último ganador del torneo, esperando en semifinales. A la Argentina le tocó compartir grupo con Bolivia y Brasil. Ya de movida la zona era durísima porque el equipo brasileño contaba con grandísimas figuras como Sócrates, Falcao y Zico; además de la altura de La Paz, claro. En ese contexto, Maradona hacía el debut absoluto en la selección mayor en un torneo oficial. Con la número 6 en la espalda como curiosidad y el peso de ser la gran promesa como mínimo, del fútbol argentino. Diego no defraudó a pesar que el camino de ese equipo fue solo de espinas. Si bien el primer partido en la derrota en La Paz frente a Bolivia no lo jugó, contra Brasil en Río de Janeiro debutó como lo que casi siempre fue, genio y figura. Dueño de los ataques y los tiempos del equipo, fue el que inició la jugada del empate parcial y posterior derrota. Ya en ese momento los relatores y comentaristas brasileros sucumbían ante la inmensidad de su zurda y en cada jugada lo ponderaban regalándole elogios de todo tipo. Brasil acumulaba hombres destinados a la marca de este chico del que todos hablaban, pero aún desconocido y Maradona los limpiaba o con un toque de un sombrero. Aquel Maradona todavía era demasiado "Pelusa". Un poco tímido en sus expresiones, no tan opulento en su andar pero siempre distinto cada vez que le llegaba la pelota. El partido frente los bolivianos en el Estadio de Vélez Sarsfield fue la única victoria que contó Argentina en esa Copa y el primer gol de Diego, el tercero de un 3-0, en un torneo oficial con la selección mayor. Otra vez él, dueño de la pelota y cabeza al frente. En posición de “ocho” inició el ataque con un pase vertical a Fortunato, quien recibió saliendo de la medialuna del área y de primera la abrió a Coscia quién desbordó en el área en posición de wing derecho, envió un centro atrás rasante para que Maradona, en posición de 9, la junte a un palo. Golazo del equipo argentino seguido de un sonido estremecedor que quizás bajaba por primera vez de las tribunas del pueblo argentino: Maradoooo, Maradooo, Maradooo.

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primera, o con enganches del mejor Diego de unos cuantos años después, o con un taco o


MARADONA + ZICO

Yendo al fútbol y a Maradona, Argentina debutó con el bagaje de ser el candidato máximo al título. Casi que no había que jugar los partidos y la Selección solo pasaba a retirar el premio. Para colmo, hacía apenas 40 días que D10s había llevado de las narices al Napoli a ganar su primer campeonato de la historia y se esperaba que llegue envalentonado a jugar al Monumental. Pero todo fue muy distinto. El empate 1-1 en el debut contra Perú fue tan solo una muestra de lo que ofrecería la Selección Argentina y todo el torneo. Partidos trabados, feos. Pierna fuerte y árbitros

El último partido del grupo era otra vez con Brasil en el estadio

permisivos donde se jugaba poco y la pelota estaba más parada que en

Monumental un 23 de agosto y Diego ya no jugó ni formaba parte de

movimiento. Así y todo Maradona marcó el gol contra Perú, pero

aquel plantel. Estaba a miles de kilómetros a la espera del debut en otro

arrastraba una lesión en el aductor que no lo dejó tranquilo en todo el

torneo. El de su explosión definitiva como futbolista mágico e irrepetible.

torneo.

dos con los brasileños, Maradona jugaba el primer partido en el Mundial

Contra Ecuador, en el segundo partido y victoria por 3-0, hizo dos goles,

Juvenil de Japón con el equipo inolvidable que hizo madrugar a toda la

uno de penal y el otro un tiro libre magistral al borde del área con un

patria futbolera. Como anécdota de ese torneo, que mientras nuestro

ángulo ideal, pero obligado a que la pelota tenga una trayectoria casi

héroe bajaba del avión con la Copa del Mundo en sus manos y convertido

imposible. Diego lo hizo una vez más. En la apertura del marcador con el

en un proto-Dios, la Copa América todavía estaba en curso en

gol de Caniggia ya había tenido participación estelar con una brillante

Sudamérica. Torneo que finalmente ganó Paraguay en un tercer partido

habilitación picando la pelota entre dos jugadores para iniciar la jugada.

definitorio frente a Chile en el estadio Amalfitani. Finalmente Argentina

A pesar de que Maradona no fluía como en el pasado cercano, influía de

fue eliminada en zona de grupos con solo tres puntos y en el octavo

una forma determinante para que Argentina pueda pasar a la fase final

puesto de una tabla de diez selecciones.

de ese torneo.

En el trayecto entre 1979 y 1987, la próxima Copa América que Maradona

En semifinales y con Uruguay, Argentina quedó afuera sin merecerlo y

pudo disputar, a Diego le pasó una vida. El pase a Boca y su incipiente

jugando mal. Si bien el encuentro fue un concierto de infracciones

idolatría se convirtió en algo difícil de ejercer. El traspaso a Barcelona, la

muchas de ellas mal intencionadas, la Celeste se encontró con un muy

lesión, la cocaína, la desilusión Catalana, el pase a Napoli, de Jorge

buen gol de Antonio Alzamendi y se defendió como lo dejaron. En ese

Cyterszpiler a Guillermo Cóppola, el primer Scudetto en la Serie A, la

contexto Diego hizo poco. Se lo notaba cansado como días después

locura de los napolitanos, el Mundial de México, la ascensión a las alturas

declararía al diario Clarín: “Esto no tuvo nada que ver con lo que dimos en

y así aterrizó en Buenos Aires. Vino a ganar ese trofeo. No había excusas.

México. Las causas habrá que verlas. A mí me parece que vinimos todos

Con él todo era posible después de ver lo que hizo en México y en

mal a esta Copa América. Claro que decirlo ahora después de haber

Nápoles, pero pasaron cosas.

quedado afuera puede parecer un poco más fácil, pero es la verdad. Yo estaba con más ganas de tomarme vacaciones”. Sin saberlo, Maradona iba

La mayoría de ese plantel era el que se había consagrado en el Mundial

a tener su última oportunidad de ganar la competencia continental en

de 1986, más otros nenes como Claudio Caniggia, Juan Gilberto Funes,

tierra hostil dos años después.

Oscar Dertycia, Oscar Acosta, José Percudani, Hernán Díaz, Darío Sivisky, Roque Alfaro y Sergio Goycochea. No había margen, todas figuras en sus

Brasil esperaba como suele esperar siempre y más en esa época, plagado

equipos que llegaban para darle otra alegría a la gente en un contexto de

de estrellas y buen fútbol. En gigantes estadios repletos de siluetas

país demasiado complicado. Ese torneo fue caótico por donde se lo mire

ensombrecidas por la escasa iluminación, con campos grandes como

para la organización. El país pasaba por una crisis política y económica

estancias, donde la pelota parecía no salirse nunca del límite y con los

difícil de encauzar y las afueras de los estadios eran verdaderos campos

famosos teléfonos atrás de los arcos. Ganar en esos monumentos que

de batalla, donde las distintas hinchadas del fútbol argentino tenían vía

fueron las canchas hasta su remodelación para el Mundial de 2014 era

libre para pelearse entre ellos y robar a quienes tenían la mala suerte de

poco menos que una quimera. El equipo y su capitán iban a hundirse una

toparse en su camino. No solo las calles, en las mismas tribunas se vieron

vez más en el pantano. La Selección compartió un grupo de cinco con

imágenes vergonzantes imposible de imaginar hoy en día.

Uruguay, Chile, Ecuador y Bolivia.

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Dos días después de la eliminación de la Copa América en el empate en


e u q e c e r a p e m í m A " a l a m s o d vinimos to " a c i r é m A esta Copa

Brasil esperaba como suele esperar siempre y más en esa época, plagado de estrellas y buen fútbol. En gigantes estadios repletos de siluetas ensombrecidas por la escasa iluminación, con campos grandes como estancias, donde la pelota parecía no salirse nunca del límite y con los famosos teléfonos atrás de los arcos. Ganar en esos monumentos que fueron las canchas hasta su remodelación para el Mundial de 2014 era poco menos que una quimera. El equipo y su capitán iban a hundirse una vez más en el pantano. La Selección compartió un grupo de cinco con Uruguay, Chile, Ecuador y Bolivia. El plantel estaba formado por un lado, por gran parte de los jugadores que habían ganado el Mundial anterior y por otro, por el que un año después llegaría a jugar milagrosamente y gracias una vez más a la lámpara del genio, una final del mundo. Los únicos sin mundiales que fueron a ese campeonato fueron Carlos Alfaro Moreno, Julio Falcioni y Néstor Gorosito. En el juego tampoco estuvo lejos de ser ese equipo apagado y falto de ideas en donde solo el 10 y la frescura de Caniggia sobresalían de una medianía descendente. Únicamente la solidez del sistema defensivo hizo que Argentina termine como primera de grupo, solo con dos goles a favor convertidos por el Cani y que a la postre serían los únicos dos goles de la Selección en esa Copa. Demasiado poco como para pretender tener nuestra propia versión del “Maracanazo”. Maradona, quien un mes y medio antes había conquistado con el Napoli la Copa de la UEFA, llegó como máxima estrella mundial y con un incipiente pero evidente sobrepeso. También estaba tocado (como casi siempre) y nuevamente estresado por la acumulación de partidos con su club. Fue el más terrenal de todas sus versiones en Copa América, aunque gracias a sus destellos Argentina tuvo segunda fase. Un pase a Caniggia para que este convierta el gol de la victoria a Uruguay y participación en el primer gol frente a Chile. Pero le costó tener el protagonismo que se le exigía en el equipo. También las críticas bajaron hacia Carlos Bilardo por mantener al jugador en cancha cuando se veía que su aporte era escaso y su sufrimiento mayúsculo. Así y todo Maradona se las ingenió para hacer los mejores partidos del torneo en la fase final, donde los dos clasificados de la primera fase se juntaban en un grupo final enfrentándose todos contra todos Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. El equipo de Bilardo perdió los dos primeros partidos, justo los clásicos, y empató en cero contra los paraguayos. Para el recuerdo queda un precioso tiro de media cancha contra los charrúas que voló por el cielo del Maracaná y se estrelló en el travesaño con un arquero totalmente vencido. La expresión de asombro de miles de brasileños como banda sonora que pudo haber cambiado el desarrollo del torneo; y un enorme partido jugado frente a los locales, donde a modo de rebeldía ante años se ahogaba en un mar de pierna fuerte y mala intención. Solo luego del pitazo y la derrota contra Brasil con dos goles premonitorios de Bebeto y Romario, Diego agachó la cabeza y encaró a saludar estoicamente al árbitro uruguayo Juan Cardellino. Se abrazó con Alemao, compañeros en Italia y lentamente caminó hacia el vestuario. Sin darse cuenta había ofrecido su última función en una Copa, que al igual que Pelé y hasta ahora Messi, tampoco pudo levantar. El tercer partido por nada frente a Paraguay ya no lo jugó. En resumen fueron 12 partidos jugados repartidos en tres Copas América y cuatro goles. Los números a veces no sirven para nada.

@horoje

@HoracioOjeda3

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la adversidad de un equipo flojo de expresiones creativas y el contexto de un fútbol mundial que hacía


NO SOLO DE LA LECTURA VIVE EL FUTBOLERO

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Las historias de nuestro canal


JUNIO 2021 | VOLUMEN 1 | NÚMERO 5

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"Hay que hacer pensar al público, aunque los canales de televisión digan que no es esa nuestra misión" Dante Panzeri P U E D O

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