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Pregón 200 aniversario de Feria 2019. Francisco Guerra Povedano

Pregón de Feria Curro Guerra

Buenas tardes, amigos y amigas, ¡loreños todos! Estoy encantado hoy de estar aquí delante de todos ustedes porque este bicentenario va a ser historia para nuestro pueblo. Doscientos años no se cumplen todos los días y me siento muy orgulloso de estar en este atril representando a todas las loreñas y loreños.

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Quiero dar el saludo de bienvenida a todos los miembros de la Corporación Municipal; a los técnicos que hacen posible con su trabajo que se dignifiquen actos como este; a los medios de comunicación; a los pregoneros que me han precedido: loreños como Pepe Núñez El Loreño y, el pasado año, Sergio Díaz, que tan alto han dejado el listón con sus formidables pregones; a los emigrantes que más tarde recordaré; a la actual Reina de las Fiestas, Rosa Tripiana, y a su relevo, Lorena Calzado, así como a sus cortes de damas; al Míster saliente, José María Alba, y al entrante, Carlos Sánchez.

Resaltar la gestión tan importantísima en su empresa, la ONCE, de nuestro paisano Diego Delgado Díez como Consejero Territorial, al Delegado Territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla, Cristóbal Méndez Fernández, y a la Directora Local, Ana María Estrada Sánchez, que nos han premiado con el honor de que el cupón a sortear esta noche, cupón con alrededor de cinco millones y medio expendidos esté hoy en toda España: ¿y si nos toca? ¡Fíjense, debía de tocar en Lora!: cupón con imágenes de nuestra Portada de Feria y el logo del Ayuntamiento y la leyenda “200 años, Feria de Lora del Río”. Y esto nos llena de orgullo como loreños lo que agradecemos sinceramente que ellos hayan hecho posible este digno privilegio para todas las loreñas y loreños.

Saludar también a tres jóvenes deportistas de menos de 14 años que los días 1 y 2 no podrán disfrutar de nuestra Feria ya que han sido seleccionados como deportistas del Club de Atletismo Axati para disputar en Soria el Campeonato de España sub14 en sus modalidades de

Triatlón 2000, 80 metros lisos y jabalina: nos referimos a Laura y Paula Carrasco y Gabriel Macías, todos ellos con tesón, constancia y sacrificio como deportistas y que, por amor al deporte, a su corta edad se pierden su Feria: ¡os deseamos la mejor de las suertes y si es con triunfos, mejor! ¡Formidable, chavales!

No podemos olvidarnos, ya que hablamos de las ferias de ganado, de corredores como Bermejo, Moreno y Manuel “Pajarillo” ¿os acordáis de los tratos de los gitanitos? ¿No habéis visto nunca un trato?

- ¿Cuánto vale el borriquillo Platero ese? - 40.000 reales. - Ofúuu hijo, ¿no me lo puedes dejar en 30.000? Y entonces aparece el corredor de turno: - ¡Anda, dáselos! Que me des 6.000 reales más. -¿Y es mío? - Pues tuyo es por 36.000 reales y ¡trato cerrado!

Esos eran los tratos bonitos que intentaremos que vuelvan a nuestro Real de la Feria.

A los columnistas que han piropeado como loreños a nuestra Feria como Rafael Morillo, Rafael Morales, Sebastián Beltrán, Rogelio Reyes, Rafael del Valle, Ángel Manuel Autero, así como a Juan Cervera, entre otros, con textos con hermosos contenidzos y elogios a nuestra Feria. Y mi honrado reconocimiento de corazón a los responsables de que hoy los loreños dispongamos de la máxima información de dónde procedemos, de nuestra historia: gracias a Don José González Carballo y también a algunos libros del loreño Manuel Gamero. Y ya me reconvierto en un chaval de 12 o 13 años bajando al Real de la Feria, allá por los años 70, cuando tantos emigrantes dejaron nuestro pueblo para emprender una nueva vida lejos de esta su tierra y muchísimos tardaron en volver a visitar su añorada Feria.

Dice un bonito estribillo de unas sevillanas que este pregonero les dedica recordándolos en su ausencia:

Al emigrante loreño, al que buscando fortuna dejó esta su Lora y se fue, y de noche mira otra luna soñando siempre en volver.

La celebración de la feria en un pueblo siempre es especial y muy esperada entre sus habitantes. La ilusión seguro que aumenta si además llega con la redondez de un aniversario importante. Y esto es precisamente lo que ocurre en nuestra Lora del Río este año 2019 con nuestra tradicional Feria de mayo que, en esta extraordinaria edición cargada de eventos, tendrá lugar del 29 de mayo iniciándose con el encendido del alumbrado e inauguración del nuevo arco ferial hasta el 2 de junio domingo, al cumplirse 200 años con su mercado de ganado, el género de más valor en aquellos tiempos, por el día de San Fernando en 1819.

Lo que conmemoramos es la actividad económica, social y cultural de doscientas ferias, doscientas celebraciones, salvo los de alguna edición (como la de 1834) por culpa del cólera morbo, que alteró el tranquilo discurrir de nuestra villa y cuya historia conviene recordar.

Nuestra Lora fue una villa de señorío, íntimamente ligada a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, también conocida como la Orden de Malta, a la que nuestra villa perteneció desde mediados del siglo XIII hasta su integración total en la Corona bien entrado el siglo XIX. Las ferias actuales tienen su precedente histórico en los mercados anuales donde se intercambiaban productos, animales y mercaderías. El origen de estos lugares de desarrollo se produce durante el medievo y, en el caso de nuestro pueblo, sabemos que fue en Setefilla, antigua población situada a dos leguas de la villa (de hecho existió una hermosa cerámica en la antigua estación de RENFE que decía: “Viajeros, a dos leguas por carretera se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Setefilla. ¡Ella y aquellos pintorescos lugares esperan tu visita!”).

El distrito de este comercio se extendió a la derecha del Guadalquivir, desde el Arroyo del Helecho al término de Peñaflor. Ya se había celebrado anualmente y por mucho tiempo en el día de nuestra patrona, el 8 de septiembre, una antigua feria ubicada en la sierra en los portales y alrededores de su iglesia. El 17 de enero de 1819, el escribano del Cabildo Francisco Lopera se dirige a Tomás de Casado, procurador de los Reales Concejos residente en Madrid para que este le enviase, ya con todas las diligencias y formalidades requeridas para que tuviera validez el Real Despacho de su Majestad de 4 de febrero de 1818 por el que se concedía al pueblo de Lora del Río la gracia de celebrar una feria o mercado anualmente el día de San Fernando franco de todo derecho, conforme al Real Decreto de 30 de mayo de 1817; y fue en el Cabildo de 5 de mayo de 1819 cuando el Concejo Justicia y Regimiento de la villa acuerda, estando próximo el día de celebración de la feria que el mercado de ganado se pusiere en el Plan del río y, en el pueblo, en la Roda de Enmedio y Roda Arriba y que se difundiese tal decisión, por lo cual concedían a la expresada villa de Lora del Río la correspondiente facultad y permiso que se ha solicitado para celebrar anualmente el día de San Fernando una feria o mercado franco sin cobrarse derecho alguno con arreglo al Real Decreto expedido el 30 de mayo de 1817 y mandado al Ayuntamiento de Lora del Río y firmado en Madrid a 4 de febrero de 1818 por el costo de 61 reales y medio de vellón. Y por esto nuestra Feria es Real, por orden de Fernando VII y debe comenzar siempre el último jueves de mayo de cada año, caiga en lo que caiga.

Por todo ello, nos debemos sentir orgullosos todos los loreños de este bicentenario que merecidamente nos concedieron y que hoy celebramos muy feliz el pueblo entero.

Cuando éramos chavales casi recién salidos de la Primera Comunión y empezamos a salir en grupos de amigos, estábamos todo el tiempo pensando en la feria, en los “cacharritos”, y cuando llegaba la caseta de turrón (y aún lo hace) a la Alameda del Tren donde yo, después de salir del colegio, era el que le hacía los “mandaos” a mi tío Manolo Guerra en el quiosco que había en la puerta del chalet de Villamarín; ese momento era el cornetín de aviso previo de que ya estaba aquí en breve la feria. ¡Ojú qué alegría! Y yo por esos motivos de ser el mandaero con mi bici al estanco y heladería a por tabaco y barras de helados. En una de esas tardes feriales me llamó mi tío para ir al estanco que regentaba Antonio Becerra y, una vez dicho lo que necesitaba me dijo:

“Toma estas 25 pesetas para ti pero ten en cuenta dónde te montas”

Fíjate tú con 13 años y 25 pesetas ¡madre mía! Y yo venía por la calle Santa María como loco en mi bici a por el tabaco y en la puerta del estanco yo le gritaba: “¡Antonio que me ha dicho mi tío!” (Antonio tenía el estanco cerrado por la tarde) y yo deseando volver para bajar a la feria y cuál fue mi sorpresa que cuando termina Antonio de llenar la bolsa del tabaco me dice: ¡Toma Guerrita, esto es para ti para la feria por estar todo el año viniendo! Y me dio otra moneda de 25 pesetas: ¡Señores, capitán general con mando en plaza! Loquito buscando a qué niño montaba en los coches locos. ¡Madre mía! No sé si costaba 8 o 10 pesetas las 6 fichas y, por allí, por la pista ¡pasó media Lora! ¡Hasta que lo quemé todo!

Madre mía 50 pesetas ¡yo daba saltos de alegría! Recuerdo que subí conmigo a muchos amigos (como sabéis en aquella época estábamos todos “caninos”).

Jamás olvidaré la Feria del año 1967 o 68: ¡cuando llovía me ponía “amargaíto” porque casi no bajábamos los niños con nuestros padres! Porque si llovía se decía “¡mañana bajaremos!”. Y yo, si bajaba solo por la calle de enfrente del Bar El Toro, calle Dolores Montalbo por la acera (que creo que todavía existe) estaba hecha de unas grandes piedras cuadradas que, “nerviosito”, iba saltando de una a otra sin querer pisar nunca la raya entre ellas y entraba en la calle Rafael Gasset donde se encontraba la tienda de sombreros de Manolo Sánchez (¡siempre me paraba a verlos, me encantaba!) Y ya, del tirón, a ver ante mis ojos el arco y mucha gente en los paseos y saludar a mis amigos de la Tómbola Ecijana ya que después en invierno hacían “plaza muerta” en la calle del cine, frente al Cine de Verano y yo vivía en la callejilla Petra (hoy calle Antonio el del Toro) y jugábamos bastantes veces juntos. Recuerdo que el premio especial era un juego de ollas de aquellas “colorás”.

Allí en la Feria, debajo del arco, frente a la tómbola, mi admirado caballo del fotógrafo Rafalito y su cuñado el Quini. ¿Sabéis el proverbio que se dice de este animal y que no mucha gente sabe la respuesta?: ¿Cuál es el animal que no come, no bebe, no fuma, no hace sus necesidades y mantiene a su dueño? Pues “el caballo del fotógrafo”.

Y al caer la noche, a buscar a mis queridos padres a la caseta Humo y Grasa, hoy Loralquivir, y con mucha ilusión de ver aparecer a alguno de mis mayores con la típica cajita de madera de gambas de Hipona, algún papelillo de camarones, patatas y roscos. En dicho puesto estaba Asunción, vestida con blanquísimo delantal y acompañada de su esposo Rafael y sus hijos Manolo y Chico.

Y en el banco que había enfrente de la Caseta de Hierro, estaba permanentemente con sus canastas de tabaco Aureíta “la Chía”. Cerca de ella, elegantemente vestido, con sombrero, bastón y clavel un señor llamado Laureano que llegó a tener un pequeño bar en las torretas. En esa caseta se formaba una amplia reunión familiar (¡qué pena que falten la mayoría de ellos! pero les recuerdo repletos de felicidad).

Tal y como decía Diego Jiménez en unas sevillanas de “Aguabuena” tituladas “Paraíso de amores”:

Qué bonita está mi Lora cuando se viste de fiesta: es más bella y cantaora, más alegre y más coqueta

Me hubiera encantado conocer al “Niño de la Huerta” disfrutando de Feria en Feria en esos tempranos mediodías feriales, de medias botellas de fino “La Ina” o de “Tío Pepe” y sus tapitas y un buen cante entre amigos. Por eso le recuerdo diciéndole: “Tole”¡qué pena que ya no está pero en Feria nadie lo echa en olvido cuando se escucha:

Curro Montoya no ha muerto dice la gente de Lora porque artistas como él siempre estarán en su memoria: una milonga entre amigos en una tarde de Feria o esa gran “Romería loreña” y tu escopeta y tu jaca y tu pájaro perdiz, ésas eran tus costumbres en las mesas del carril.

Igualmente, me hubiera gustado ver pasear por el ferial para llenarlo de arte a nuestra loreña Gracia Montes de la que siempre oí decir: ¡hay que ver cómo canta esa niña! Siempre he escuchado decir a la gente que le gusta a todo el mundo.

En tu garganta tienes los trinos de un canario y cuando paseas por la Feria la vistes de arte y de garbo

Y no puedo dejarme olvidado a nuestro amigo Pepe Núñez “El Loreño”

Has nacido en tu pueblo Y de tu Feria presumes. Viniste al mundo en una huerta

Y eres un gran loreño. Recordar ese elegante paseo de sombras y arboleda, con briznas de junco y anea que desprende nuestro legendario río llamado Guadalquivir. Paseo ferial que luce con señorío cuando una loreña pasea con garbo un bonito vestido y le da una elegancia admirable a una Feria Lora·de tronío.

Llega la Feria de Lora Pa que diga el mujerío Lancé palomas al viento En una calle de Lora llamada “Las Morerías” Juana la de la plaza.

Y seguro que desde ese balcón llamado “Gloria”, Tole y muchísimos de nuestros seres queridos no se pierden este bonito bicentenario para la historia.

Hubiera sido un gran premio, inolvidable para mí, el recuerdo de haber podido ver en nuestra feria a los dos primeros (a Curro Montoya y Gracia Montes) porque con mi querido Pepe, cuando nos vemos, brindamos por nuestra querida Feria y nuestro bonito pueblo.

Pintaba una loreña la fachada de su casa porque venía la Feria como su casa de blanco. Tenía los ojos verdes de primavera y entrada y en su puerta un ruiseñor enamorado cantaba. Sus cabellos eran de oro, sus pestañas rizadas y era un rayito de sol para todo aquel que pasaba

Y se me ponen los vellos de punta al pensar cuando en Radio Lora se escuchaba cantar a la “Aguabuena” del

Y decía nuestro paisano el poeta gitano Ángel Manuel Autero Toledano.

Y paseo por el Real, bajo ese arco de estreno, y paso por Axatiana y me paro en la de Hierro y vaya reunión que veo que bajan por el Paseo: ahí vienen Pepe Fraguas, Cumplido, El Manga, Perico “El de los jamones”, mi amigo Rafael, moruno y también Tomeno, ¡seguro que lían el taco cantando en El Aguaero! Pero antes de entrar allí, de obligada parada es La Mercantil, El Laurel aflamencado junto a la Huerta de Jesús con Zoersel hermanado; Loralquivir de puro estilo junto a la Caseta Municipal (lanzo un ole para su público); Juventud, divino tesoro, y brindemos con La Venencia, con la caña de Los Pescadores; tres casetas inolvidables como son Los Once, El Ladrillo y Los que saben; para galgos La Traílla”; para fútbol Bética, Sevillista y Pelotazo; para toros Barquerito; La Borriquita es la chicotá, El Barrero con su gente sana y Nos tocó la cruz; y para caballos Alguacillo o El Estribo y por ellos este poema sentido: ¡Y nuestro paseo de caballos! ¡A ti qué te voy a contar! Con guapas mujeres a la grupa cómo resplandece el Real. Bonitos coches de caballos casi todos de índole personal pero dan colorido al paseo que no se puede igualar. Y cuando voy caminando para la Feria llegar en una bonita ventana, repleta de geranios se escucha a una joven loreña pregonando este cantar ¡Prepárame madre la ropa que me voy para el Real! Bajaré de flamenca este año que tenemos arco nuevo y es el bicentenario.

Y me dijo hoy el primo que me llevaría en su caballo ¡Viva la Feria madre del pueblo donde he nacido!

Jamás olvidaremos este bicentenario ferial que en el día de San Fernando tiene su identidad, arco nuevo como niños con zapatos de estreno y cupón de la ONCE con el que cinco millones y medio de personas nos han conocido por España entera. Por eso, con este modesto pregón ferial, preparémonos para disfrutar de cinco días de convivencia que jamás se olvidarán:

Mujer loreña, de empaque y tronío cuando paseas por la feria la Alameda respira señorío así bajes vestida de flamenca a la grupa de un caballo con tu novio o con tus hijos y te embellece tu linda cara la brisa de nuestro río. Y los hombres todos miran sorprendidos de verte con tanta belleza Y paseando y vestir de gala al Real en este su bicentenario. tu belleza de loreña que das elegancia al Paseo y colorido a la Feria.

Me consta y admito como pregonero que es difícil llegar a todos los corazones pero como modesto loreño he intentado plasmar veracidades feriales vividas y así os lo he querido transmitir intentando dejar poco olvidado en este maravilloso bicentenario. He tenido el honor de ser un loreño privilegiado y por ello traigo en mis recuerdos esta linda poesía que dice lo siguiente:

Enamoraíto que estoy compadre De aquella rubia trigueña ¿Te acuerdas? La conocimos aquella noche de feria. Volví a verla de nuevo en la feria un mediodía a la grupa de un caballo -Compadre, ¡qué maravilla!- Hablar con ella no pude. Bajo el arco con sus amigos Y mientras más la miraba Más me sentía atraído. ¿Dónde andará compadre Aquella rubia trigueña De ojos color canela Que conocimos en Lora en feria? Y es que a mí La luna blanca loreña Hoy me ha iluminado de pregonero. Es mayo, primavera Y mi feria ya huele a albero.