Todos tendrán una cara,
Cosa que no es muy vulgar
Cuando a usanza del Dios Jano
Se usan dos caras y más.
Todo el que no sea mudo
Con sus labios hablará, Sin buscar la boca ajena
Cuando algo tenga que hablar,
Cual gato al lado del fuego
Viendo una castaña asar
La saca por mano ajena
Y luego la deja enfriar.
El que nazca bajo el signo
De Libra, pobre será,
Pues hoy para hacer fortuna
Es preciso no pesar.
Quien de Escorpión bajo el signo
Naciere, mejor le irá.
Porque al que tiene veneno
Nadie lo quiere picar.
Feliz quien cual Sagitario
Medio hombre y medio animal
Nazca, cuando tantos otros
Del todo animal serán.
¡Ay! quien nazca bajo Piscis
Porque tendrá que ayunar, Y será para él la vida
Una cuaresma eternal.
Ayunará de virtudes,
Ayunará de amistad, Ayunará de modestia, Y también de caridad:
Manjares todos muy raros
En nuestra presente edad.
Quien bajo Acuario naciere
Hidropático será,
Y ha de sentir en su vientre
El diluvio universal.
De Géminis Dios nos libre,
Pues tal signo indicará
Que ha de tener por gemelos
El vicio y la ociosidad.
Yo nada digo de Aries,
Y todos comprenderán
Que por borrego y lanudo
Es cosa de respetar,
Y no quiero que me aplique
En ningún caso el refrán:
— Ir el carnero por lana
Y volver por trasquilar.
Lo mismo digo de Tauro
Y del León, plebeyo o real,
Animales tan groseros
Que no saben embromar,
Y que cuando a leer llegarán
De esta imprenta el almanac
Se pondrían furiosísimos,
Y, ¡ay, entonces, guarda Juan!
Cáncer vive como Estrella
En la región celestial:
Porque mordió venenoso
El pie de un héroe inmortal,
Así, quien bajo él naciere
No sería de extrañar
Que el mundo, por envidioso
Lo llegase a deificar.
¡Virgo! Estrella reluciente,
Constelación virginal,
Que en melancólico brillo
Parece al suelo anunciar
Que desterrada del mundo
Al cielo se fue a morar,
Para alumbrar la cabeza
De la santa castidad,
Y a los que nazcan bajo ella
A las virtudes guiar.
Capricornio que en un bosque
Dio a Júpiter de mamar,
De su cuerno de abundancia
Mil dones derramarán,
Sobre quién bajo su estrella
Tenga su feliz natal.
Más esto ya va muy largo
Y pudiera fastidiar,
Por lo cual muy en compendio
Deberemos acabar,
Que hoy todo lo que es compendio
Muy bien recibido está.
Y será tan en compendio
Nuestra conclusión final,
Que compendiando el compendio
No diremos nada más.
PERICO GRULLO.
8.2. MALAS MAÑAS
Publicado 1 de noviembre de 1846
Dios me libre de tener que sentarme junto a una persona que mueve las piernas sin cesar, haciendo chirriar las botas.
Dios me libre de aquellos que hacen ruido con las narices, como si tuvieran algún estorbo en las fosas nasales.
Y de aquellos a quienes hay que repetirles cuatro veces una misma cosa.
Y de aquellos que hacen el ademán de escupir algo y no lo escupen.
Y de aquellos que se acercan tanto para hablar que a pocas palabras ya está uno sudando babas.
Y de aquellos que para conversar han de meterle a uno los dedos por los ojos de la cara, o por los ojales de la casaca, o darles vueltas a los botones y desabrochar hasta dejar de par en par las aberturas, o halarle las puntas de la corbata hasta desatar el nudo, o tirarle del cuello de la casa, o manosearle la cadena del reloj o la guacharaca, o hurgarle en el bolsillo: (¿cómo harán las mujeres cuando dan con alguno que conversa así?).
Y líbreme Dios de aquellas personas que se hurgan las narices con los dedos.
Y de aquellas que se recortan las uñas con los dientes.
Y de aquellas que dan la mano cada rato para saludar y despedirse.
Y de aquellas que contradicen cuanto oyen.
Y de aquellas para quienes nada hay mejor que lo suyo.
Y de aquellos que lo fuerzan a uno a olerles la cabeza, el pañuelo de sonarse y a verles el anillo, o el prendedor, o el reloj, o las calzonarias.
Y de aquellos hombres catecismos que hacen más preguntas que un programa universitario: ¿dónde compró usted eso?, ¿a cómo?, ¿habrá más?, ¿será bueno?, ¿habrá de otros?, ¿cuándo lo compró?...
¡Dios me libre de las malas mañas!