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En Forma
Por Davianty Taveras IG @davianty
FUNDAMENTOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
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No importa si eres un atleta, amateur o una persona sedentaria, apostar a tu estado físico te garantizará un futuro saludable, funcional e independiente.
El ser humano depende de muchos factores para desarrollar sus talentos. Uno de ellos es el conjunto de cualidades físicas, que son las aptitudes que requiere el sistema neuromuscular para desarrollar un desempeño fisiológico eficaz, como la resistencia, la fuerza, la velocidad y la potencia, que se complementan con la movilidad, la coordinación, la flexibilidad y la estabilidad.
Cuando iniciamos un plan de entrenamiento debemos definir los objetivos para establecer el protocolo a seguir, basado siempre en la ciencia. Dicho esto, se recomienda trabajar en el siguiente orden:
1. Flexibilidad. Es la que nos garantiza un buen rango de movilidad, pero debemos entender que no depende sólo de los grupos musculares, sino también de todo el tejido periarticular, que en conjunto permite el movimiento, como los ligamentos, tendones, cápsula articular y tejido fascial. Sin ella no podemos garantizar rangos articulares completos, que se resumiría a menos estabilidad y menos capacidad para desarrollar fuerza y potencia, por lo tanto, seríamos menos ágiles. 2. Estabilidad. Tiene la capacidad de mantener una alineación y sin cambios en el espacio ante estímulos externos, destacando que el cuerpo humano contiene articulaciones que cumplen funciones móviles y estables para garantizar una homeostasis motora. Las articulaciones que cumplen con funciones de estabilidad proporcionan control motor orquestado por el sistema neuromuscular, poniendo en ejecución a grupos musculares estabilizadores globales y locales, teniendo así como resultado el desarrollo de la fuerza muscular.

3. Fuerza. Es la capacidad que tiene el músculo para producir una tensión ante una resistencia, generando o no movimiento, permitiéndonos empujar, traccionar y levantar un peso determinado. Hay diferentes tipos de fuerza, y desarrollar una más que otra dependerá de nuestro objetivo, pero lo que sí hay que tener claro es que el entrenamiento
de fuerza trae muchísimos beneficios para nuestra salud a corto, mediano y largo plazo, como mejoras en la ejecución de los movimientos, posturas óptimas, mantenimiento y desarrollo de la masa muscular, mejoras en la densidad ósea (evitando la osteoporosis); los tejidos como ligamentos y tendones se adaptan ante las cargas y desarrollan mayor resistencia ante estímulos externos. En conclusión, la fuerza muscular es clave para obtener resultados óptimos para cualquiera que sea nuestra meta, y eso no lo pudiéramos conseguir sin lo antes mencionado.
4. Potencia. Hace referencia a la capacidad contráctil de un músculo para ejercer fuerza en un corto período de tiempo, por lo cual se necesita mucho de los tres primeros puntos para poder desarrollar la misma. La potencia nos ayuda a estar aptos para diferentes actividades físicas, desde jugar con niños o hacer algún deporte, hasta si eres un atleta, a mejorar tu desempeño en la disciplina deportiva.
5. Agilidad. Luego de alcanzar el nivel requerido en un programa de entrenamiento, teniendo como base las cuatro cualidades anteriormente citadas podemos pasar al siguiente escalón, la agilidad. La misma apunta a la capacidad que tiene tanto la mente como el cuerpo para responder con movimientos y un alto índice de control motor sobre estímulos externos en una actividad física específica. Ayuda a mejorar la velocidad de movimiento, cambio de dirección y rapidez de reacción para ejecutar patrones de movimientos. La agilidad no compete sólo a atletas de alto rendimiento, sino también a una persona sedentaria. Ser ágil nos permite tener una mejor calidad de vida y coordinación. Además, nos brinda la oportunidad de ser más conscientes sobre nuestro cuerpo y la ejecución de movimientos; mejora nuestra función cognitiva y de manera particular nos ayuda a evitar lesiones.
El ejercicio y las cualidades físicas a desarrollar es un tema que se debería de educar de manera más profunda desde la infancia, dándole la importancia que merece para garantizar una vida saludable y plena que nos permita desenvolvernos con éxito socialmente en todos los ámbitos, y lo más importante, que lleguemos a la tercera edad como seres independientes. Cuando iniciamos un plan de entrenamiento " debemos definir los objetivos para establecer el protocolo a seguir, basado siempre en la ciencia".
