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VIDA Y SALUD

Por Rosa Mary Rodríguez Buñols Psicóloga clínica

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EL LUGAR “QUE SABE”

En muchas ocasiones, nuestra esencia original es usurpada por la presión social de los “debería”.

En este momento quiero que respires y aceptes que estás viviendo las consecuencias naturales del “control” y te invito a, ¡reírte de ti mismo!

Las personas desconectadas no sólo están en los consultorios de los psicólogos y psiquiatras: somos todos nosotros cuando no estamos conscientes y en piloto automático.

Martha Beck habla de una lucha en el ser humano entre dos entes: nuestro ser social y nuestro ser esencial.

Describiremos nuestro ser social como esa parte de nuestra personalidad cuyo fin es mantenernos a salvo en situaciones sociales y ayudarnos a pertenecer a la tribu, a la sociedad, al grupo de amigos, a la manada. Por tal razón, nuestro ser social evade conflictos, es conformista, predecible, trabajador, tiene miedo al juicio externo, miedo a exponerse y es complaciente. Puedes identificarlo en ti porque le gusta dar consejos: “tu debes hacer, tienes que hacer, no hagas, digas, pienses o sientas”. Le gusta compararse con otros constantemente. El mensaje es: mézclate, encaja, pretende… y como proviene de esa zona de nuestro cerebro de supervivencia, que se llama la amígdala cerebral, cuyo objetivo principal es mantenernos “seguros” (o eso cree la amígdala), detecta las amenazas fácilmente y las prevé: como una mirada, un rechazo, un abandono. Por esta razón vive metido en los asuntos de los demás tratando de controlar la percepción que un otro tiene sobre mí o MIS hijos, MI familia, MI marido…

¿Notaste el MI en mayúscula? Es para enfatizar el que muchas veces decimos que lo hacemos por el bien de nuestros “otros”, pero mentira, el cerebro es egoísta, y su principal objetivo es mantenernos seguros a nosotros mismos. Todo se trata del que miras en el espejo. No es malo el SER SOCIAL. Lo necesitamos en muchísimos escenarios y en balance. El problema es cuando solo vivimos desde éste, queriendo controlar la percepción que los demás tienen de nosotros 24/7. El ser social te autotraiciona constantemente. Cuando eso pasa vivimos desde nuestro representante, no desde quien en verdad somos. ¿Por qué? Porque tenemos la creencia de que si nos presentamos como en verdad somos, no seremos amados. La necesidad de apego le gana a la necesidad de autenticidad y me traiciono.

Sin embargo, tenemos nuestro SER ESENCIAL, nuestro núcleo de paz. Ese lugar que grita desde lo más profundo de nuestras entrañas para ser escuchado y sólo lo podemos escuchar en el silencio. Él no habla en oraciones largas, ni vive tirando contenido visual, proyectando miedos ni escenarios terribles. Este es el trabajo de la mente, donde vive el ser social.

El ser esencial anhela libertad, es espontáneo, honesto, se honra a sí mismo, expresa su postura, es creativo, vulnerable y transparente. Este ser vive en sus asuntos, no le interesa manipular a un otro, solo pertenecerse.

El ser esencial es el que te enseñaron a ignorar… no da órdenes, sugiere. Habla en palabras cortas y en susurros: “para”, “no”, “sí”, “descansa”, “escucha”… Es suave, benevolente, amable, simple y determinado.

Un ejemplo entre la lucha del ser esencial y el ser social sería que tu pareja te invite a una cena del trabajo. Esa semana te sientes cansado. Tu ser esencial susurra, “quédate y descansa”. Mientras que tu ser social rápidamente reacciona a las amenazas e inmediatamente tu cerebro de supervivencia se activa proyectando imágenes de la cena, de quienes irían, de como se “vería” que tu no fueras… El ser social te empieza a dar órdenes : “debo de ir”, “se va a ver mal” , “tengo que ir”, “no puedo dejar que mi novio/novia/marido/ esposa vaya solo”… Tu ser social tomó el mando y ya está en MODO CONTROL. Como sabes que no querías ir y estás yendo para controlar a tu pareja, a los invitados etc.. tu cuerpo reacciona a esa deslealtad. No fuiste integro. El cuerpo, que es el mensajero del ser esencial habla: el cuello presenta rigidez, algo te cae mal, todo te molesta: el aire esta muy frio, la comida mala, ves el tiempo pasar y calculas las horas de sueño que estás perdiendo… en algún momento discutes con tu pareja, etc.

Es un cuadro bastante común ¿cierto?

En este momento quiero que respires y aceptes que estás viviendo las consecuencias naturales del “control” y te invito a, ¡reírte de ti mismo!

La RISA nos desconecta del cerebro de supervivencia. Si el VER lo que haces te da vergüenza, te duele o te lastima, no podrás hacer el hermoso trabajo de VER para poder PAUSAR y HACERLO DIFERENTE. Recuerda que el cree que con esta acción estaba evitando que un otro “te abandone”, pero en el proceso te abandonaste a ti mismo.

¿Por qué si anhelamos libertad nos cuesta tanto vivir desde nuestro ser esencial? Porque entre el ser social y el esencial hay un ANILLO de FUEGO. Para poder cruzar a nuestro ser esencial tenemos que quemar todas nuestras creencias limitantes, dejar los apegos dañinos, trabajar nuestros miedos y estar dispuestos a darle la mano al miedo para poder ser VALIENTES. Es el trabajo mas importante de nuestras vidas, te invito a explorarlo.

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