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Entrevista a Rodrigo Ocampo Durán
Por los pasillos del edificio corporativo de COTEMAR es muy común que te encuentres con Don Rodrigo. Saludando siempre atento y servicial se le puede ver haciendo su trabajo, verificando que todo esté en orden en cuestión de limpieza y que exista abasto adecuado de refrescos, agua, café y demás productos que a los demás nos permiten hacer nuestro trabajo más cómodamente.
Cuando le preguntamos su edad, no duda en compartirla —Tengo 59 años de edad— y se le ve fuerte, con una energía que ya la quisiéramos muchos más jóvenes que él. —El pasado día primero de abril cumplí once años aquí. Trabajaba yo en el Hotel Calle 32 que actualmente lo tiene COTEMAR, ahí estuve nueve años, después me pasaron a esta área, empecé como intendente— nos platica. Actualmente dirige al grupo de 23 personas que se encargan de la limpieza de todos los edificios.
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Don Rodrigo se siente bien en su trabajo dentro de la empresa y está consciente de que el crecimiento de ésta ha sido una oportunidad de desarrollo para él. —Es una empresa que nos ha ayudado mucho, nos apoya, nos sentimos a gusto— nos comparte con evidente franqueza. La base del trabajo que Don Rodrigo desempeña ha sido la buena comunicación que tiene tanto con los demás departamentos como con la gente a su cargo. Igualmente importante es el respeto con que el personal se trata en todo momento —Cuando nos piden algún servicio nos lo piden amablemente. Inmediatamente nosotros los apoyamos... para eso estamos—con toda naturalidad admite nuestro entrevistado.
Sabe que la gente lo valora y respeta, tanto a él como a su equipo. —Tengo buenas amistades, a veces ni me quisiera yo ir de mi trabajo— y es que mucha gente conoce a Don Rodrigo, basta con pasar algunos minutos con él y ver cuántas personas lo saludan amablemente.
Su trabajo lo hace con entusiasmo, —no se desgasta uno tanto que digamos— nos dice al comentarle que es notable su excelente condición física. Su familia está feliz de verlo así de bien, y más ahora que tiene un poco más de tiempo disponible para ellos, principalmente los fines de semana. —Con lo que he ganado en la empresa hemos progresado en la familia, lo compartimos con ellos— comenta.
De algo estamos seguros: hay Don Rodrigo para rato. Nuestro amable amigo seguirá rondando los pasillos y saludando a todos, haciendo siempre la misma pregunta: ¿En qué te puedo servir?