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Los carruseles de la música

Por Humberto Arboleda

El grupo Miramar es uno de los tradicionales de nuestra música tropical. Estos apartes de una extensa entrevista que su director y fundador concedió a la Revista Porro y Folclor.

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Medellín epicentro artístico

Humberto Arboleda: ¿Por qué a una agrupación se le dio por tocar música tropical en un barrio que preere escuchar tangos?

Jairo Grisales: Nosotros empezamos en Miramar aquí en el año 55. Yo tenía 11 años; soy del 42 y al 52 y empecé a la edad de 11 años. Por ahí había un muchacho que le gustaban las murgas, pero tocaba la misma música y la letra se la ponía yo Comencé a tocar la Piña madura, la cantaba y la bailaba y una cantidad de música de esa vieja; recuerdo la música de Peñaranda, uno de los viejos acordeonistas barranquilleros.

HA: ¿Vivía por acá o no era referente de ustedes?

JG: Peñaranda venía aquí a grabar y yo conversaba con él, lo mismo que con Alejandro Durán, lo mismo que Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez.

HA: ¿A que venían ellos?

JG: Venían a grabar a Medellín. Como yo toco la conga, la caja, el bongó, las maracas y la pandereta, pues desde que arranqué les cogí el tiro, entonces, les enseñaba a tocar a los muchachos. Le decía a mi hermano venga para que toque, lo cuadraba y organizaba el grupo. Así hice al Conjunto Miramar, que fue el que más sobresalió, porque yo tenía Los Mensajeros, que eran una recocha; de esos muchachos, que eran de por acá mismo, escogía y así se animaba la cosa.

HA: ¿De qué vivían por ejemplo Los Mensajeros?

JG: De nada; de lo que contrataban para conciertos. No... Éramos un poco de pelaos que apenas estábamos empezando y nosotros salíamos a tocar porque había gente que nos regalaba cualquier cosa. Cualquier chichigua ahí para comprar un conte y pendejada, pero no, no cobrábamos, no teníamos tarifas.

HA: ¿Llegaron a grabar?

JG: Como Los Mensajero, no.

HA: ¿Cómo Miramar, sí?

JG: Como Miramar sí. Cuando hice Miramar me asocié con Hernán Builes y Darío Gil, quien fue el que cantó Carruseles, que es de él, propiedad de él, y lo montamos acá. Builes también hizo melodías con Miramar. Quien componía era, Darío Gil, y yo era como el maestro de ceremonia que organizaba las cosas.

HA: ¿Ellos también son de por acá cerca o son de otroslugaresoMunicipios?

JG: Ellos vinieron de otros lugares. Por ejemplo, Darío Gil era de Barrio Córdoba, Robledo; Hernán Builes apareció por allá de la 42.Era un muchacho que trabajaba con Suramericana de Seguros y un hermano mío fue a caer allá. Lo vio tocando, entonces Miguel trajo a Hernán, a Darío Gil. El papá de Gil fue compañero de mi papá en Evert Indulana, allá se encontraron los dos viejos.

Una vez me dijo mi papá hombe, el maestro Gil me tiene desesperado: que el hijo toca, canta, que no sé qué, que esto y lo otro. Le dije, pues cítelo para que tengamos la entrevista. Entonces bien, ya me traje a Darío Gil, vino aquí empezamos ensayos y toda la vaina…

HA: ¿Ya estamos hablando de Miramar?

JG: Ya estamos hablando de Miramar, de cómo se fue agrupando, cómo se fue componiendo. Había otro muchacho Martín Soto, que vivía por allá por los lados de la 83 con 43, que le gustaba mucho el bongó y lo sonaba sabroso, entonces, venga pues Martin. Apareció Hugo Gil.

HA: ¿De que años más o menos estamos hablando?

JG: Estamos hablando 55,56 al 57 y empezamos a grabar en el 57

HA: ¿Con quién, Sonolux?

JG: No. con una rmita que había aquí, de las más regulares o de las más malas seria, yo no sé. Con Discos Andina de Rafael y Lázaro Acosta y la señora doña Inés.

Envueltos en Carruseles

HA: ¿Y que grabaron?

JG: Catalina, un paseíto. “Voy a cantar una pena que me mata, que me desespera” (Catalina era mi novia, la que nunca fue sincera); “es una pena de amor; es una pena de muerte que nunca tendrá corazón, siempre tendrá mala suerte, hay Dios, hay Dios, que muchacha por Dios que mujer, mi Dios la irá a ver el día de su muerte”. Después vino Reina de cumbias: “cumbia, reina de cumbia, reina de mi región”. Esos fueron los dos primeros números que grabé con Miramar.

AF: ¿Son composiciones suyas, letra y música?

JG: Sí, composiciones mías. Si, letra y música. Después vino la ocurrencia de Carruseles, que fue el que le dio pan a Miramar. Fue un tema de impacto nacional e internacionalmente. Le dio la vuelta al mundo.

AF: El tema es Miramar en la Comuna 13.

JG: Uno se hizo aquí, como lo digo, con la integración del conjunto no más. Aquí no hemos tenido academias, no hemos tenido nada así. Por ejemplo, en este momento estoy dando clases de acordeón; nunca he dejado de dar clases de acordeón y ahí están saliendo. Estuve en una academia dando clases y ahora tengo unos particulares por allá, por La América, Laureles.

En la Comuna no hay un proyecto, una institucionalidad que diga, bueno vamos aprovechar a Jairo que tiene esta trayectoria. Me han hecho propuestas, pero no me ha llegado nada concreto, con la misma Comuna.

Para uno enseñar ritmos, porque si es un porro, se toca como un porro, si es una cumbia como la cumbia, si es una guaracha es como una guaracha, si en un merencumbé, es un mercumbé, mejor dicho, siguiendo el canon. Por eso nos ganamos el concurso de Cervecería Unión en el 67 ante todos los conjuntos de Medellín, estaban los Golden, los Black Star…

Los años dorados

AF: ¿De qué año estamos hablando?

JG: Del por ahí del 65 al 67, ya nosotros en el 64 ya habíamos ido al Argentina. Eso tiene un cuento raro. El cuento es que yo estudiaba y tenía problemas con mi papá. Estudiaba en la Alfonso López, aquí por donde están las partidas de Villa Hermosa y me venía a pie limpio, a los 8 años me cogió una cosa que se llamaba asxia y me la curé yo mismo. Me venia del colegio al trote y llegaba con este pecho partido y decía: tengo que curarme esta verraquera así, entonces salía de la escuela, me venía al trote a la casa. Cuando llegaba aquí, llegaba llevao del verraco y con eso me quité la asxia.

Bueno, la cuestión de las quimbas yo las botaba por allá y me venía a pie limpio. Quihubo y usted qué hizo los zapatos; yo no sé dónde quedó eso. Me volví mal estudiante, pero vivo, porque les decía a los profesores: sabe, profe, cuando necesite una vueltica al centro o cualquier vaina, aquí estoy yo; cómo así. Sí es que yo conozco todo Medellín, mándeme pa´ dónde quiera. Los profesores me decían, Grisales, vaya y me paga los servicios; iba y pagaba. A los 10 años le dije a mi papá que me regalara una camisa. Me dijo: vos sos muy mal estudiante y como sos mal estudiante, no te voy a dar más ropa, ni pantalón, ni camisa, ni nada, entonces me abrí, ahí mismo me abrí.

Entonces empecé a trabajar a domicilio en bicicleta en los edicios llevando tinto y empecé a luchar. Lo que conseguía se lo llevaba a mi mamá y a calentar bolsillo con este muchacho Rafael. Le compré el acordeón, él se aburrió con el acordeón; me dijo: Jairo voy a vender el acordeón, le dije: a bueno listo, cuánto vale, vale $ 70 pesos. Le dije a mi papá, Rafael está vendiendo el acordeón, pero pide $70 pesos. Él era albañil, y me dijo: de dónde voy a sacar $70 pesos. Le dije: no a mí me gusta ese acordeón; dígale que le doy $35 pesos por él. Fui y le dije a Rafael: que mi papá te da $35 pesos; ah no, por $35 pesos no vendo mi acordeón; Y no tenía a quién vendérsela y tampoco había ación para eso. Él se quedó con el acordeón.

Después el decidió venderlo y compramos el acordeón, por esos $ 35. A la media hora ya tenía una melodía montada.

HA: ¿Su papá fue músico?

JG: Él mantenía un tiplecito que sucumbiaba, pero no sé dónde tenía una tradición; él mantenía su tiplecito colgado y sabía 3 ó 4 tonitos y se los cogí, aprendí a toca lo que él tocaba. Cuando le compramos el acordeón a Rafa y a la hora ya tenía una canción montada, a las dos horas tenía otra y así en tiempo límite, fui cogiendo y fui sacando canciones.

Los catillos de dinero

HA: ¿Cuantas canciones tiene compuestas?

JG: Por ahí unas 40 canciones, grabadas casi todas. Aquí se pueden escuchar. Rafael me regaló todos los instrumentos y organice un conjunto y a los 8 días me fui al Poblado, del sector San Lucas, eso llamaba El Molino, en la Loma de Los Mangos donde unos familiares. Me iba a pasar vacaciones por allá; a esos muchachos les dije: vamos a pasear por El Poblado. Me los llevé por allá y nos montamos en una manga; empezamos a tocar, toque y toque. La gente nos tiraba plata; la gente decía vea a Jairito, el hijo de Josena; vean a este muchacho como esta de hombre, pero es que toca muy bueno. Esta fue la primera salida que tuvimos.

Llegaron dos señores elegantes en par Mercedes Benz, que era el carro del billete Nos preguntaron si estábamos comprometidos. Dijimos que no. Venga para llevarlos a una nca. Y nos llevaron para un castillo; había dos castillos de fama que era Castillo Finca San Juan, en todo Zúñiga y la nca El Ocaso, que quedaba a todo el frente de la Clínica Medellín. Cuando llegamos a esa pista, así brillantes, exclusivas para rumbas, parecían de bolos.

Venga, a ver, tómese un trago; quiere whisky, cerveza, bien pueda. No, fresquito, fresquito más bien. Lo veo a usted preocupado: ¿qué le pasa muchacho? Lo que pasa es que yo tengo solo unas 7 u 8 canciones, entonces eso me preocupa que no tengo un repertorio más extenso para brindar. Dele a esas 8 canciones toda la noche; eso se oye más bueno, se oye muy rico. Y yo ¿cómo así? Después nos llevó el otro señor para es otro castillo El Ocaso, y allá dije: que tenía que estar a las 8 para rezar el rosario. Entonces nos dieron una platica.

Una tarde empezamos por ahí como a la una y a las tres de las mañana tuvimos que salir de la sala de grabación. Ya no podíamos; éramos como unos gallos cansados; como unos gallos de pelea, ya mamaos, llevaos del bulto, entonces, hombe, cuando no metía la pata el uno, la metía el otro, cuando no metía la pata este el otro, cuando a lo último contaminamos todo eso hasta el grabador, el grabador, no espérate, metí las patas…

El carrusel de la música

HA: ¿Por qué Carruseles fue un impacto en que año?

JG: Eso fue nacional; empezó en la época del 60; grabábamos la música en el 57 y salió vendiéndose como empanadas, eso se vendió mucho, ese disco tampoco me liquidaron 5 centavos, esa liquidación también esta pérdida, toda esa música se perdió.

AF: ¿Cómo así que se perdió?

JG: Se perdió porque resulta que como Hernán era el cobrador de Suramericana, lo nombramos director. Conseguía los toques, las conexiones, pero la plata era para él. Después salió que vendió todo el catálogo de Carrusel. Hizo un negocio y vendió todo el catálogo.

AF: ¿Quién está recibiendo eso?

JG: No, no sé quién lo está cobrando. Ese álbum lo explotaron ellos primero; después se lo vendieron a Ceiba, luego Sonolux, pasó por Codiscos y terminó en Disco Fuentes. Ese álbum se lo pasaron de mano en mano y ahora lo tiene diszque Discos El Dorado. Llamé hace como 4 o 5 años y me dijeron, venga que aquí tiene unos 5.500 pesos,!cómo le parece!. Pues eso se envolató; hay gente que ha conseguido mucha plata con eso y yo no me tomé ni un sancho.

HA: ¿Miramar cuantos disco ha grabado?

JG: Iniciando grabamos 21; hicimos dos LP, uno de 10 y el otro de 11 más o menos.

AF: ¿Hasta qué año grabó Miramar más o menos?

JG: Por ahí hasta el 70 y parte del 80. A Miramar entró Rodolfo Aicardi, después entró Humberto Muriel del Combo de las Estrellas y Carlos Arturo, el bolerista de Evocación y Johnny Moré, también cantó con nosotros. Esto ha sido un semillero artístico tremendo, pero como le digo, esa platica se perdió, por eso estamos como estamos, llevados del verraco.