9 minute read

El llamado de la gaita

Mírala, Mírala que linda e´

Linda e´

Advertisement

Linda e´ y se le ve

Se le ve

Se le ve yo no sé qué

No sé qué

No sé qué tiene Mayté (Carlos Vives e Iván Benavides)

En sus cadencias perviven la melancolía, lo bucólico y lo nostálgico, con la alegría del fandango, el carnaval y la lúdica de la esta. La jarana de la vida se da cita en cada uno de los ritmos que descuelgan las gaiteras y gaiteros de ese instrumento cerril y primario que se llama gaita. Históricamente la Costa Caribe o Costa Atlántica, como la quieran denominar, ha sido el escenario de “duelos” inmortales de gaitas en festivales, tertulias, parrandas y convites.

T r a d i c i o n a l m e n t e e l d o m i n i o d e l a interpretación del instrumento ha sido de los hombres y concretamente la agrupación Los Gaiteros de San Jacinto, que dejaron una estela de gloria, que les valió el reconocimiento, en parte, de un país que no comprende sus tradiciones, ni mucho menos se reconoce como mestizo, y por ello, “desprecia” la potencialidad cultural del mestizaje de la que hablaba Vasconcelos.

Frente a esas “adversidades culturales”, la dinámica social de la cultura es tozuda y no se para en mientes Como tozuda se declara M a y t e M o n t e r o , u n a m u j e r s e n c i l l a , conversadora y sincera que encuentra en la gaita la magia de la vida y la razón de la alegría del mundo.

Lo que parecía una acción de la naturaleza, pues hay pocas mujeres que interpretan acordeón y escasísimas quienes tienen la gaita como su instrumento de pasión musical, Mayte ha demostrado con creces que esas leyes culturales las impone el medio pero no el talento.

En el principio fueron los tambores

Mayte es respetada, consultada y acatada; cuando se conversa con ella, se siente la tranquilidad de quien ha pasado por la vida compartiendo su legado, sin restricciones ni egoísmos propios de los seudo artistas. Este cuento empezó en su natal Cartagena. Ella quería aprender los secretos de la percusión, porque su oído se dejaba seducir por el vértigo frenético del sonido de un llamador, de una tambora o de un bombo, en el vertiginoso danzar de un mapalé, en la candencia nostálgica de una cumbia o en el lúdico mover de las caderas de un porro palitiao.

No somos del criterio de que llegó a la gaita por un hecho fortuito. En ese punto rescatamos el sentido de la Moira en los griegos pues, de acuerdo con Carmona Nanclares, los seres humanos hemos creado la cultura, cuya conexión se fundamenta en la totalidad de la naturaleza humana, para evadir el instante y la casualidad. Su sabiduría en la interpretación de la gaita no es una casualidad, sino el fruto de un trabajo denodado, de entrega, de sacricio, de disciplina en la música y sobre todo, de entender cómo funcionan nuestros circuitos culturales en lo que tiene que ver con la proyección de nuestros ritmos ancestrales.

Un buen día decidió, en el cumplimiento de ese destino ineluctable, alejarse de su corralito de piedra para buscar, como suele hacerse en este país, mejores horizontes en otras latitudes, tal como diría la canción de Calixto Ochoa: salió a rodar tierras sin n, dejando sola su tierra natal. Claro, para tomar esa decisión tuvo que sortear los dilemas propios a los que se enfrenta una mujer en esta sociedad: familiares, económicos, éticos, culturales…

Su estadía en Bogotá solo sirvió para develar ese mandato de la Moira, que la habría de llevar a recorrer el mundo al lado de los artistas más representativos de nuestra verdadera cultura musical. La indicación de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de que sobraban percusionistas fue el inicio de una carrera que le ha deparado satisfacciones, desvelos, aperturas y madurez. Se nota en su hablar sereno y conciliador cuando trata los asuntos musicales de Colombia.

Con la Diva de Mompox

La información de que había una gaitera de “verdad verdad” se regó como verdolaga en playa por todos los connes de la comarca caribe. Atravesó montañas, ríos, planicies, mares y oídos incrédulos. Llegó hasta la Diva de Mompox, Totó La Momposina, colonizadora de la cultura europea con sus tambores y danzar de mariposa en el escenario al ritmo de ”fuego, fuego… la candela viva, que ya viene la candela, la candela viva, que ya viene por el higuerón, la candela viva, que ya viene la candela…”

Y la candela viva que le llegó al grupo fue la gaita de Mayte. Esta oportunidad le consolidó una apertura de las puertas que ya ella había logrado abrir a peso de obstinación, talento y tesón. Fueron dos años intensos en que geografías ignotas bailaron y gozaron al ritmo de su gran amor, de su gran pasión, que le corre por las venas y le llena el corazón: la gaita.

En esos ires y venires, cantares y amaneceres, también llegó a los oídos de Carlos Vives, quien había iniciado el proyecto musical de La Provincia, después de su paso por la televisión y el rock, la fama de Mayte Entonces se intensicaron los correcorres de la gaitera. Atendía los compromisos con la Diva, mientras diligen-temente consolidaba, con su aporte musical, el proyecto de Vives y sus provincianos. Ese trote habría de terminar, pues Totó en el afán también de mantener la identidad y la cohesión de su grupo, puso a Mayte en una dicotomía: o la Diva o La Provincia.

Una gaita hembra para la provincia

Con su gaita hembra llegó a fortalecer ese proyecto, que de acuerdo con sus propias palabras, rebasó las expec-tativas del grupo. Sin embar-go, en el tema con que se dio conocer esta agrupación en el país y en Europa, la Gota Fría, no participó Mayte, como se cree usualmente. Ella arma que quien hizo ese famoso solo fue el virtuoso Antonio Arnedo.

Sobre ese proyecto y cómo lo inició el artista samario, Mayte dice:

“En este proceso él comenzó con el vallenato por la novela , que fue donde de verdad empezó a acercarse a la música tradicional, a la música raizal y a descubrir su país. Es también mi teoría, porque yo pienso que ahí d e s c u b r i ó s u m ú s i c a , descubrió su país. Se viene la oportunidad de hacer este nuevo proyecto y el hombre se mete en la película, pero al ciento por ciento; fue en busca de sus raíces y a conocer. Busca a un Leandro Díaz, se profundiza más en la historia de Alejo Duran y de todos nuestros juglares, de todos ellos. Hay momentos en que tú no te das cuenta de lo que tienes ahí en tus narices, si no es con el tiempo, con la misma vida; la vida lo llevó a ese encuentro y el hombre no lo despreció. Se dio cuenta de todas estas riquezas de mi país, de lo que se estaba perdiendo. Me parece más bonito entender que no sabías lo que tenías y te diste cuenta que lo tenías y ahora con esa rutina lo buscas y me parece que eso es más valioso”.

Los académicos no se han puesto de acuerdo en el asunto de los nombres de las gaitas. En todo caso, existe una que se denomina la Gaita Hembra; tiene seis orificios y en los ritmos lleva el peso de la melodía, y la Gaita Macho, que tienen dos orificios y acompaña melódicamente a la Gaita Hembra.

Antonio Arnedo es un talentoso músico seleccionado para el concurso mundial de saxofón del Thelonious Monk Institute en 1991 y el Smithsonian Institute de Washington, en donde ganó una beca para perfeccionar su formación en Boston. De regreso al país compone la música de varios documentales y también la música previa de la cinta La estrategia del Caracol. Ha participado desde entonces en producciones entre las que se destacan Macumbia de Francisco Zumaqué, su primera gran oportunidad de grabar, y Clásicos de la Provincia de Carlos Vives, con el que da a conocer su nombre en distintos círculos artísticos. Como compositor ha grabado cuatro discos, Travesía, Orígenes, Encuentros y Colombia, explorando su patria desde una visión universal como la que busca el jazz. (Tomado de Biblioteca Virtual del Banco de la República. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/arnedo-antonio.htm.)

Carlos Vives tuvo el papel protagónico de Rafael Escalona, una serie realizada por Caracol Televisión en 1991.

Para Mayte, tomar la decisión de quedarse en la familia de La Provincia fue la mejor de su vida, pues considera que en el núcleo del grupo aporta la presencia de lo tradicional, con la proyección de lo moderno, y además, porque considera que “Carlos es muy decente, muy humano y muy respetuoso. Como te has concebido la organización en tu empresa, en tus eventos y demás, entras a proteger. La diferencia de muchos artistas nuestros acá y de los que tú puedas defender también musicalmente hablando, te puedo asegurar que Carlos es mejor persona, es más gente que muchos de ellos”.

Con la Reina del Bullerengue

Mayte divide su apretada agenda de viajes, trasnochos, participaciones musicales y ruedas de prensa entre el tiempo que le dedica a La Provincia y la representación de ese fenómeno musical que se llama Petrona Martínez, la Reina del Bullerengue. Polo a tierra entre ambos proyectos, es la convergencia entre la tradición y su transición hacia los nuevos formatos en los cuales participan rasgos de la música ancestral colombiana. Ella considera que hay que salir al exterior con productos que se puedan exportar, decantados desde una concepción moderna de la música colombiana. Para ella, es un derecho que tienen los artistas, a innovar, a atreverse, a arriesgar, y reitera que eso es libertad de expresión.

Problemas de cabeza

En ese punto Mayte enfatiza que se debe trabajar en la evolución de nuestro folclor, y especialmente en la de la gaita. “Tenemos que evolucionar en la fabricación del instrumento, y se está trabajando mucho en el cuerpo, en el cardón, pero falta trabajar en la cabeza, porque en la cabeza, por ejemplo, yo como usuaria y ejecutante de la gaita tengo dicultades especialmente en la cabeza. La pluma es un herraje que el cuidado que hay que tener a veces no es suciente y se parten. Encabezar nuevamente es complicadísimo si uno está de gira.

Por ejemplo, cuando tuve que radicarme en Bogotá, me encontré con un problema y era que de Bogotá a Cartagena se complicaba el tema. Plinio (un amigo) me arregla la gaita, porque primero era él quien me resolvía en Cartagena, el asunto ese de se me partió una pluma, Plinio arréglame la gaita.

Me tocó aprender a encabezar; duraba tres horas haciéndolo pero lo hice, con la dicultad del clima, porque se endurece muy rápido y cuando está caliente está demasiado caliente y te quema la mano de una manera que peligran también las articulaciones”

Un llamado desesperado

Continúa Mayte, “encabezar me sirvió porque yo las dejo como a mí me gustan. Pero resulta que en un viaje donde estás hoy abordando un avión, hoy estás en una ciudad, mañana estás en otra, no hay chance de que tengas tres, cuatro horas y cargar el tarrito de cera. Hoy día no puedes cargar eso como equipaje de mano, por seguridad. En algunos de los aeropuertos, en las zonas de seguridad, piensan que la gaita puede ser considerada un arma, porque con eso tú me puedes dar un totazo. Ordenan enviar el instrumento, con el dolor del alma, tú no sabes cómo nos parten a nosotros el alma, a nosotros que vivimos y sufrimos con nuestros instrumentos. Yo siempre estoy con mis gaitas, ahí al hombro. Tenerlas que mandar por carga, como cualquier cosa y que tú ves por la ventanita del avión cómo las tiran, como tiran tu maleta y la de cualquier otro y allá van tus gaitas del alma. Tú no sabes el sufrimiento que uno lleva en ese avión. Cuando llegas, te bajas y encuentras las plumas partidas. Cómo haces para organizar eso y tenerlas listas para el concierto.

Toda esta carreta es para hacer un llamado. Igual yo estoy echando ideas, estoy tratando de ver con quién podemos hacer la fabricación de estas cabezas que sean más prácticas para nosotros; que no sea toda una odisea ponerle una bendita pluma a la gaita, que es el coco de nosotros los gaiteros. No todos son constructores, pero quien tenga la habilidad manual para moldear una cabeza y el tiempo a veces, el tiempo no da, entonces hay que trabajar la fabricación del instrumento. En el cuerpo estamos súper avanzados, hay que prestarle atención a la cabeza… Ahí estamos”, remata la gran gaitera.

Esa es Mayte Montero, una mujer que a su lado se sienten las brisas del trópico, los cantos del mar, el murmullo de las olas y la fuerza vital de los tambores. Ella es cumbia, ella es porro, ella es fandango, ella es mapalé. Ella es Mayté, mírala, mírala que linda é…