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Pero, lo que empezó como una forma provisional de tener ingresos económicos, con el paso del tiempo se convirtió en su estilo de vida e, incluso, en su vocación. “Llega el momento en que uno se va familiarizando con el trabajo. Las condiciones laborales cambiaron y eso nos dio una estabilidad. Lo que más me gusta de mi trabajo es cuidar el bosque, porque ya vemos ahora cómo está el cambio climático”, comparte. Marcos Antonio es parte de los 130 brigadistas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) adscritos a la Gerencia Estatal Durango, quienes año tras año salvaguardan los bosques de los incendios. “El fuego es un enemigo al que hay que dirigir, para que no se salga de control”, dice. EXPERIENCIAS “Recuerdo un incendio muy fuerte en Chupaderos, en 1996. Era de grandes dimensiones y hasta nos perdimos como seis o siete horas, no le hallábamos orilla. Éramos siete brigadistas; antes había menos aparatos de comunicación y yo pensaba que ahí me iba a quedar. Pero gracias a la experiencia de algunos compañeros pudimos salir ilesos”, narra. El también padre de familia comenta que al menos en tres ocasiones ha pensado que moriría en el cumplimiento de su deber. “De los incendios más peligrosos, recuerdo uno en Bayacora, otro en Canatlán y otro para Mesas del Cuervo, en Durango. Llega el momento en que la lumbre se sale de control y uno no encuentra escapatoria para dónde correr, a veces te pueden ganar los nervios. Te asustas pero buscas una parte donde refugiarte, es un momento rápido”, platica.
Hace 15 años, Marcos Antonio Pérez Rocha inició su camino como brigadista forestal.
LARGAS JORNADAS Ser brigadista forestal implica contar con una excelente condición física y preparación constante. A veces deben caminar varias horas cargando su equipo y alimentos (más de 20 kilos) para llegar al punto del incendio. Además, es una responsabilidad que amerita pasar varios días lejos de la familia. En la actualidad, Marcos Antonio es jefe de la brigada Tigre, por lo que su responsabilidad es aún mayor. “Es un trabajo en equipo; si no, no funciona. Lo principal es la vida de los brigadistas”, indica. Su labor, considera, a veces no es tan conocida y a muchas personas les pasa inadvertida. “Creo que nosotros también somos héroes, aunque no nos reconozcan tan seguido. Somos salvaguardas de la nación”, finaliza.
Para combatir incendios forestales, se requiere de una preparación constante y una excelente condición física.