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Situaciones divertidas

La responsabilidad de la limpieza

Una familia de tres personas se trasladó llena de felicidad a su casa nueva compuesta por tres habitaciones y dos salas. Sin embargo, padre e hijo no cuidaban mucho la limpieza y en poco tiempo la casa nueva se volvió patas arriba.

Un día, la mujer ya no pudo aguantar más y escribió una nota en la puerta que decía: ¡Mantener la limpieza es responsabilidad de todos! ( 有 !)

Cuando volvió el hijo a casa, al ver la nota que dejó su madre, sonrió y añadió un trazo al primer caracter ren ( ), transformándolo en da ( ) y cambiando el signi cado de la misma por el de: ¡Mantener la limpieza es responsabilidad de los adultos! ( 有 !)

Luego volvió el marido, inspirado por el hijo, sin vacilación, le añadió otro trazo encima al mismo carácter, cambiando de nuevo el signi cado al de fu ( ): ¡Mantener la limpieza es responsabilidad de la mujer! ( 有 !)

Redacción en un idioma extranjero

Martín y Juan enseñan inglés en una universidad española. Un día, cuando el profesor Martín estaba corrigiendo la redacción en inglés de un alumno, de repente gritó furiosamente: ¡Por Dios, cómo puede ser! ¡Tantos años enseñando inglés y nunca he visto una redacción tan terrible!

El profesor Juan le preguntó: ¿Qué pasa? ¿De qué se trata?

A lo que contestó Martín: el título es El cuento del príncipe y el mendigo.

¡Me parece muy bien!, dijo Juan convencido

A lo que respondió Martín: “el estudiante escribió al comienzo de la redacción lo siguiente: el niño pobre le preguntó al príncipe: “¿sabes hablar chino?” Y el príncipe contestó a rmativamente. Y a partir de ese momento el resto de la composición la escribió toda en chino. ¡Qué barbaridad! ¡No entiendo nada!” you speak Chinese? Yes

Más tarde, descubrieron que era un error ortográ co que no encontraron en la revisión. En vez de poner “escribir una redacción en inglés” se había puesto “escribir una redacción en un idioma extranjero”.

En una clase de chino, el profesor acababa de explicar los usos habituales de algunas palabras, las combinaciones jas de los clasi cadores y algunas cuestiones notables. Para comprobar si todos lo entendieron, preguntó: “¿lo tenéis claro?”

Los estudiantes contestaron juntos: ¡Sí!

Así que el profesor continuó con su clase: “generalmente, aunque los clasi cadores solo sirven para una explicación complementaria, no pueden eliminarse a la ligera. Ahora, ¿quién puede darnos un ejemplo para con rmar que no se pueden omitir?”

Martín contestó en voz alta: “por ejemplo en la frase “le doy un cuchillo”, si se quita el clasicador de cuchillo, se convierte en “le doy una puñalada”.

Un chico después de trabajar muchos años en la ciudad, vuelve a casa para contraer matrimonio. Sus padres vivían en un pueblo cercano. Según la costumbre local, el novio tiene que celebrar la boda en su pueblo natal. Un día antes de la boda, su padre le envió un mensaje: “¿cuántos ciudadanos van a asistir a la boda para que preparemos el banquete?”

A lo que el chico contestó: “no hay mucha gente, prepara sólo una tonelada de comida”. Como estaba muy ocupado en aquel entonces, escribió mal el caracter dun ( ) -el clasi cador de comida-, por el de dun ( ), una tonelada.

Sorprendido, respondió enseguida su padre: “si he de preparar una tonelada de comida, tengo que ir en seguida a comprar más arroz y una sartén más grande. Te sugiero aplazar la boda un par de días”.