2 minute read

DESCUBRIR EL IDIOMA CHINO Y CHINA EN VALENCIA

Familiaridad y sabiduría, éstas son las dos características principales con las que cuenta el Instituto Confucio de la Universidad de Valencia y de las que yo mismo me he beneficiado desde el momento en que decidí unirme a esta gran familia.

Mi experiencia con la lengua china empezó en septiembre del 2008, hace dos años, gracias a la curiosidad. Me llegó un correo electrónico informándonos sobre los cursos de idioma chino que se iban a impartir próximamente en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación, me picó el interés hacia esta cultura milenaria y decidí inscribirme a un curso para principiantes. Fueron unos meses de absoluta diversión. Cada día de clase me levantaba pensando en ello, las ganas y la ilusión por aprender no se detuvieron y de he- cho aún hoy no se han detenido.

Gracias a la paciencia de los profesores y al dinamismo de las clases, de nitivamente me he enganchado, tanto a la lengua como a las curiosidades de la cultura. Actualmente, después de cuatro cursos y de acabar el nivel básico, me siento un poco más cercano a los chinos. El estudio de los caracteres chinos y de sus raíces despierta los sentidos, te hacen relacionar unos trazos con otros y sobre todo alientan la imaginación, ya que se puede averiguar el signi cado de algunos de ellos simplemente conociendo los radicales y usando el método de la asociación.

Tanto es así, que en octubre de 2009 me apunté al tercer viaje que ha organizado el Instituto Confucio de la Universitat de València a China, viviendo en primera persona lo que realmente significa esa gran nación en estado puro. Un inolvidable recorrido por algunas de las ciudades más importantes del país como Shanghai, Changchun, Xi’an y Beijing. A esto hay que añadir la experiencia y los conocimientos sobre China, la cultura y la gente de una de las personas integrantes del viaje, lo hicieron que fuera más interesante si cabía.

Mi visión sobre China cambió desde que volví de ese viaje. El interés despertado a raíz de él, me han hecho replantearme mis objetivos de cara al futuro ya que ahora creo absolutamente necesario incluir China y su lengua en mi vida. Mi proyecto es a largo plazo, pero me gustaría pasar algunos años en una gran ciudad china, estudiando el idioma en alguna universidad, y llegar a entender qué signi ca para los chinos los conceptos de trabajo y sacri cio.

El Instituto Confucio de la Universitat de València me ha brindado la posibilidad hace unos meses de ayudarles como becario, y gracias a ello estoy en permanente contacto con China de una manera o de otra: ya sea por la a uencia de profesores y alumnos chinos que están trabajando y estudiando con ellos, o por la cantidad de actividades relacionadas con China que el instituto organiza habitualmente, lo que siempre aporta nuevas nociones de cultura del mundo asiático.

No creo que haga falta una recomendación sobre si adentrarse en este mundo o no, toda la gente que lo hace tiene la misma opinión; y es que China engancha. Llegas a pensar que cuando uno se impregna de la cultura china ya nunca te abandona, necesitas saber cada vez más de ella porque continuamente te sorprendes y descubres algo nuevo. Quería aprovechar estas líneas para agradecer al Instituto Confucio de la Universitat de València por ser ellos los que me han hecho adentrarme en este ambiente tan genial y tan lleno de oportunidades.

¡Muchas gracias! 