Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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Que se encorva al soplar tranquilo viento; Que parta a España el que nació en España y viva aquí de susto y pena exento, El que le guste este jardín por cuna, Bañado, en suave hamaca, por la luna.21 Es esta parte del poema la que contiene las expresiones antiespañolas que motivaron la persecución del autor de parte de las autoridades. Termina, precisamente, con una exhortación a la guerra y una identificación muy romántica entre la naturaleza y los sentimientos belicosos de los indios:

¡Ea compañ,eros! VamOs al combate: llonor la patria a defender nos llama; Si en paz contento el corazó-S' no late, La guerra nos dard fortuna y fama; Hasta la mar que nuestra cOsta bate Ondas escupe y agitada brama, Que cual nosotros contemplar quisíera Libre esta perla de la gente ibera.%1. La segunda parte del poema, inédita hasta el 1945, es mucho más breve; sin embargo, contiene más acción que la primera y los acontecimientos se suceden con rapidez excesiva. Esto nos lleva a pensar que Daniel quería no delinquir ante las autoridades y quiso publicar cuanto antes el desenlace del poema, ya que en él presentaba a los españoles como héroes victoriosos. Tal vez ya sabía que se encontraba bajo la observación de las autoridades por el discurso de tono antiespañol que había puesto en boca de Agüeynaba. Comienza el poeta narrando cómo los indios atropellaron a la población blanca. La noticia llega hasta Ponce de León quien decide atacarlos. El conquistador de Puerto Rico aparece con toda la magnitud y nobleza de una figura épica y, al mando de su pequeño 'contingente militar, se enfrenta a las fuerzas del cacique indio. En una sola estrofa se sintetiza la batalla:

Encuentra de Agüeynaba turbulento La hueste que su triunfo da por cierto, y mds ligero que agitado viento

Avanza con la suya el jefe experto,' y con la fuerza de huracdn violento Que la hoja lleva en un vaivén incierto Bate al contrario y tanto le amedrenta Que no sabe del triunfo' darse cuenta.2J Tras esta derrota. Agiieynaba acude a Mobodomoca y éste promete ayudarlo. Como Ponce de 21. Ibid.. págs. 11·12. 22. Ibid.. pág. 12. 23. Antonio Mirabal. Daniel Rivera, pág. 14.

León se ha retirado a Caparra, Mobodomoca decide atacar a Salazar. Después de un breve encuentro entre españoles e indios comandados por Salazar y Mobodomoca, aparece nuevamente Juan Ponce. quien se dispone a prestar ayuda. Cuando llega al lugar de la acción, encuentra a los soldados durmiendo plácidamente a la orilla del río. El poema concluye con el encuentro de los dos caudillos:

Por fin el Jefe principal llegando, Encuentra al Capitdn y demds gente Todos en leve sueño reposando Cabe la orilla de sonora fuente; Les. pregunta por el contrariO bando, Para ponerse con el suyo al frente, Responde Salazar al Jefe ibero: "¡Señor; dormí, porque vencí primeror 24 Ponce abraza a Salazar y ambos se lanzan· a sofocar lo poco que queda de la conflagración indígena. Así como la primera parte terminaba con fuertes manifestaciones antiespañolas, la segunda parte termina con una reafirmación de la soberanía española en la isla:

A pocas horas que duró la guerra Hirió una bala al bdrbaro Agüeynaba, Regó su sangre la preciosa tierra Que su famoso hermano veneraba; Su pérdida a los súbditos aterra... y aquí la guerra en Borinquén acaba, Ondeando siempre en tan feraz Antilla La célebre bandera de Castilla.2!5 Las autoridades no permitieron que Daniel publicara esta segunda parte del poema que. como vemos, lo absolvía de culpas y pecados. A partir de la publicación de la primera parte, el caso se puso en manos del Gobernador. don Fernando de Norzagaray. Este ordenó la confiscación inmediata del periódico, el secuestro de la imprenta, propiedad de don Felipe Conde, y el encarcelamiento del poeta. quien estuvo internado en la Real Cárcel de Ponce desde julio hasta septiembre del 1854. En septiembre logró fugarse al exterior y después de pasar por París y Nueva York se estableció en Santo Domingo. Desde allí gestionó su regreso a Ponce y logró obtener permiso para entrar nuevamente a Puerto Rico en el 1855. Sus familiares ya habían pagado por· él una multa de mil pesos. Aunque aparece firmando otros poemas durante ese mismc, año y el siguiente, no vuelve a tocar el tema indianista en sus poesías. 24. Ibid., pág 14. 25. Ibid.. pág. 14.

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