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AVANZANDO HACIA EL FUTURO
El mayor deseo de Dios es que Sus hijos y Su iglesia caminen hacia delante y no para atrás, aunque la jornada sea difícil o peligrosa. Jesús demostró esa determinación en Su propia vida. Lucas 9:5 dice que cuando se aproximaba la hora para ser crucificado, “afirmó su rostro para ir a Jerusalén”. En otras palabras, no dio marcha atrás ni se aterrorizó. Más adelante, Jesús dijo que cualquiera que siguiera tras Él debía tener la misma cualidad del verso 62, “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. Los hombres y las mujeres en la Biblia que Dios utilizó para hacer grandes proezas caminaron decididamente con Dios, mirando hacia el futuro y no huyendo de él. Cuando pensamos en nombres como Abraham, Moisés, David, Daniel, Ana, Débora y María, no pensamos en personas que miraron hacia atrás con angustia y temor, sino [hombres y mujeres] que siempre caminaron hacia delante con el corazón sintonizado con la guía del Espíritu de Dios. Las Escrituras también dicen que Dios castiga a aquellos que vuelven o desean volver atrás cuando el camino a seguir está lleno de dificultades. Eso fue lo que les ocurrió a los israelitas cuando comenzaron a desear las ollas de carne que tenían en Egipto cuando las cosas se pusieron difíciles. Finalmente, perdieron la vida en el desierto y nunca llegaron a la tierra prometida.
La Iglesia de Dios debe ser una iglesia que avanza hacia el futuro, decidida a seguir a Dios dondequiera que Él la guíe. No podemos mirar hacia atrás y desear volver a cómo eran las cosas antes. Vivimos en un mundo muy distinto al que vivieron nuestros antepasados. Debemos negarnos al temor de confiar en Dios en lugar de en nuestros sentimientos. En esta edición del Mensajero Ala Blanca dedicada a las misiones, leerá sobre hombres y mujeres que valientemente ministran en circunstancias difíciles. Lea detenidamente, mire las imágenes, vea los videos, y encontrará historias de personas que han decidido laborar con Dios en la edificación de Su reino. Muchos de ellos han sido amenazados de muerte, otros han sido golpeados y, a menudo, enfrentan grandes dificultades económicas, sociales y físicas. Sin embargo, continúan laborando en la viña del Señor, sin mirar hacia atrás y sin deseos de renunciar. Su fidelidad es un estímulo que debería impulsarnos a todos a realizar grandes obras por el reino de Dios.
Como siempre, gracias por su continuo compromiso financiero y de oración con Misiones Mundiales. Su apoyo es también una forma de “avanzar hacia el futuro”. Es un testimonio de que cree en lo que están haciendo sus hermanos y hermanas en todo el mundo y una demostración de su fe. También es una afirmación de que estamos “en la misión” juntos para reconciliar al mundo con Cristo por el poder del Espíritu Santo.
