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PASOS SENCILLOS PARA MEJORAR SU PREDICACIÓN ESTA SEMANA

Con toda certeza creo lo siguiente cualquiera puede convertirse en un buen predicador. Para algunos, sin duda, esto es un don; pero hablar en público también es algo que se puede aprender, moldear y elaborar. Segunda de Timoteo 2:15 le presenta a los predicadores y maestros de la Palabra de Dios un desafío especial: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.

Santiago 3:1 nos desafía aún más: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”.

Sin duda alguna, esto significa que debemos aprender a abordar correctamente la Biblia, escudriñarla e interpretarla con mucho cuidado. Pero también creo que habla del arte de la predicación, puesto que es el modo a través del cual comunicamos el maravilloso evangelio de Jesucristo. Así que, a medida que crecemos en nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, también debemos crecer en el arte de la predicación. A continuación algunos consejos que creo pueden ayudar a los predicadores de todas las edades y experiencias a perfeccionar sus habilidades.

1) ESTUDIAR Y NARRAR

Los mejores sermones a menudo surgen de revelaciones personales. Las revelaciones personales acerca de la Palabra de Dios son el resultado de tiempos de estudio personal. Esto significa, entonces, que el estudio personal es una necesidad. Si usted como predicador no aprende algo nuevo, su congregación tampoco aprenderá nada nuevo. Por lo tanto, usted debe ser un discípulo de por vida, estudiando la Palabra de Dios de forma consistente e intencional. Lo segundo que todo buen sermón necesita es una interpretación personal. Sabemos que Jesús murió por el mundo, sin embargo, tiene más significancia cuando entendemos que murió por usted y por mí. De manera que, es importante que estudie y busque formas de relacionar la revelación bíblica con las experiencias de su vida personal. Esto puede añadirle aplicabilidad a algunas de las verdades más profundas de Dios. También [le abre camino a] grandes ilustraciones.

2) Esc Chese Usted Mismo

He compartido este desafío con muchos, pero no les gusta la sugerencia. Es desafiante, sin duda. A nadie le gusta escuchar el sonido de su propia voz. Pero si usted no puede escuchar su propio sermón, ¿qué será de los demás? Este desafío le ayudará a pulir algunas palabras y frases que a menudo utilizamos y que pueden distraer. Con frecuencia, los predicadores (sin saberlo) emplean muletillas para sustituir alguna línea de pensamiento. Así que, escucharse le ayudará a oír estas palabras que distraen para que las pueda sustituir.

3) PRACTIQUE SUS HABILIDADES DE ESCRITURA

Si usted quiere ser un mejor predicador, procure ser un mejor escritor. Repito, todas estas habilidades pueden perfeccionarse y desarrollarse. La herramienta primordial de todo predicador son las palabras. Romanos 10:14 lo dice claramente: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”

Las palabras son fundamentales en el desarrollo de la predicación. Por lo tanto, esfuércese con regularidad para ampliar su vocabulario. Investigue un poco sobre cómo aprender a ser un mejor escritor; comience con un blog. Practique sus habilidades de escritura. Cada paso que dé le ayudará a ser un mejor comunicador.

4) APRENDA A LEER CÓMODAMENTE EN VOZ ALTA

Si tuviera que escoger solo una de estas sugerencias para ser un mejor predicador, le recomendaría que opte por ésta. [Tome tiempo para] escuchar a sus mejores predicadores. Observe cómo utilizan sus apuntes, cómo conectan frases y qué hacen para que su sermón fluya rápidamente. Tome nota de alguna diferencia cuando dejan de leer sus apuntes y el momento en que regresan a ellos. Los mejores predicadores han aprendido a hacerlo a la perfección, tanto así que el público no puede distinguir cuando están leyendo y cuándo dejan de leer y siguen hablando. Practique esto con su cónyuge o un amigo. Escriba una frase común y luego léala en voz alta. Luego, dígala como si estuviera en medio de una conversación. Escuche la diferencia y practique hasta que pueda leer fácilmente de la misma manera que hablaría; mejorará su arte de predicar. Así como estudiamos la Biblia para estar mejor preparados, también procuremos mejorar el arte de la predicación. El mensaje no cambia, no ha cambiado y no cambiará predicamos a Cristo y a éste crucificado. Dios nos permite a los predicadores –los mensajeros–preparar el mensaje en una envoltura bonita cada

semana; Él es quien hace que nuestras personalidades, puntos de vista y humor brillen cuando predicamos Su Palabra. [Por lo tanto,] seamos reflexivos y creativos en la predicación del mensaje el mensaje más importante. No solo estudiemos la Palabra que predicamos, sino también el arte de la predicación, para que podamos llegar a ser, como dice Santiago, obreros que no tienen de qué avergonzarse.

PASTOR DARREN SCHALK | CLEVELAND, TENNESSEE
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