7 minute read

Cómo ganar a los perdidos en un mundo errante

En todo el mundo, un fenómeno en aumento está transformando la forma en que la iglesia lleva a cabo su misión de alcanzar a dos grupos muy distintos: los que no pertenecen a ninguna iglesia y los que dejaron de asistir a la iglesia. Aunque estos dos grupos están alejados de la iglesia local, sus historias son diferentes. Las personas que no pertenecen a ninguna iglesia son todas aquellas personas que nunca han asistido de forma significativa a la iglesia y, a menudo, no están familiarizados con las Escrituras, las tradiciones o la comunidad cristiana. En cambio, los que han dejado de asistir a la iglesia antes fueron miembros activos, cantaron himnos y tuvieron comunión con los demás cristianos, pero finalmente se alejaron, a menudo debido a heridas, desilusión, agotamiento o preguntas sin respuestas.

Para alcanzar a estos grupos se requiere ser sensibles y estratégicos a la vez, y hay que reconocer sus distintos caminos y necesidades únicas. Las personas que no asisten a ninguna iglesia suelen responder por curiosidad y se dejan mover por el evangelismo relacional, mientras que las que se alejaron necesitan restauración y un espacio seguro para sanar. Ambos grupos son accesibles: son nuestros vecinos, compañeros de trabajo e incluso familiares.

Una misión impulsada por el Espíritu: El latido de la IDP

En el centro de la Iglesia de Dios de la Profecía (IDP) hay una misión imperativa: “Reconciliar al mundo con Cristo por medio del poder del Espíritu Santo”.

No se trata de un eslogan, sino de un llamado sagrado que resuena con el latido de 2 Corintios 5:18-20. No solo somos receptores de la gracia, sino también embajadores de la reconciliación. La iglesia no es una posada de lujo para los justos, sino una estación de rescate para los quebrantados, rechazados, los que dudan, los errantes.

“Por medio del poder del Espíritu Santo” es la clave. El Espíritu capacita a los creyentes para hablar la verdad con compasión, servir con alegría y amar desinteresadamente. El Espíritu convence, atrae, sana y, a la larga, transforma. Con nuestra fuerza humana, podemos persuadir o convencer a alguien de su necesidad de reconciliarse. Pero solo el Espíritu Santo puede reconciliar el espíritu humano con nuestro Padre celestial.

En primer lugar, el Espíritu Santo redarguye a las personas de su pecado y de su necesidad de un salvador (Juan 16:8). El Espíritu abre los corazones al mensaje del evangelio y capacita a las personas para creer en Jesucristo (Hechos 16:14). El Espíritu Santo capacita a los creyentes para compartir el mensaje de reconciliación con los demás como embajadores de Cristo (2 Corintios 5:18-20). El Espíritu Santo sella a los creyentes como redimidos y reconciliados con Dios, marcándolos como Suyos (Efesios 1:13, 14). El Espíritu obra en los creyentes para transformar sus vidas y capacitarlos para vivir de un modo que refleje el amor y el perdón de Cristo. En esencia, el Espíritu Santo es el agente divino que lleva a cabo la transformación espiritual necesaria para la reconciliación con Dios, tanto en los individuos como a través de ellos en el mundo. Buscamos fervientemente avanzar como un pueblo lleno del Espíritu. Debemos contar con Él para efectuar el cambio en este mundo, corazón a corazón. Nuestra misión en la IDP consiste en llevar a cabo una evangelización audaz, un discipulado compasivo y un ministerio guiado por el Espíritu Santo como faros de reconciliación.

Estrategias actuales para alcanzar a los que no asisten a la iglesia y a los que se han alejado de la iglesia

En un mundo pospandémico, la IDP está adoptando estrategias innovadoras para captar tanto a los que no pertenecen a ninguna iglesia como a los que han dejado de ir a la suya:

• Discipulado digital: desde los servicios transmitidos en vivo hasta los estudios bíblicos interactivos en línea, pasando por la conectividad mediante una llamada, las iglesias están llegando a la gente a través de sus teléfonos antes de que lleguen a la iglesia.

• Iglesia emergente y estaciones de oración comunitaria: Pastores y equipos celebran cultos en parques, centros comerciales y barrios, y están presentes allí donde se encuentra la gente.

• Ministerios de restauración: Las congregaciones están creando pequeños grupos adaptados específicamente a quienes regresan a la fe, y ofrecen sanación, un espacio para plantearse preguntas y un camino de regreso a la espiritualidad.

• Participación de los jóvenes: Las iglesias de la IDP están creando entornos relevantes y llenos del Espíritu donde los jóvenes son discipulados y capacitados para compartir su fe con valentía.

• Impacto social: Desde la distribución de alimentos y los programas de tutoría hasta la ayuda en catástrofes y las misiones mundiales, las iglesias muestran el evangelio antes de predicarlo —muestran a Jesús en acción.

El impulso mundial de la IDP

Mientras que muchas denominaciones en Occidente informan de un descenso en la asistencia, la Iglesia de Dios de la Profecía está experimentando un poderoso crecimiento en todo el mundo. Los informes indican que casi 300 personas aceptan a Cristo diariamente por medio de los ministerios de la IDP. En América Latina, África, el sudeste asiático y más allá, el Espíritu está suscitando un avivamiento.

Gran parte de este crecimiento se debe a la plantación de iglesias, el desarrollo del liderazgo y el profundo compromiso con la santidad pentecostal y las misiones mundiales. Bajo la dirección del obispo principal Tim Coalter, el movimiento se está orientando hacia su identidad profética: orar, escuchar y obedecer según la dirección del Espíritu Santo.

Cada miembro es un ministro

La tarea de alcanzar a las personas que no asisten a la iglesia y a los que dejaron de ir la iglesia no es tarea exclusiva de los pastores. Jesús dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”. Él sigue llamando a cada creyente. He aquí cómo cada miembro del cuerpo puede responder:

• Ore por los perdidos por nombre. Haga una lista de sus nombres. Interceda con compasión y urgencia.

• Invite a la gente a tomar un café, a platicar, a conocer a Cristo. Ofrezca su amistad antes de extender una invitación formal a la iglesia.

• Sirva a su comunidad de manera visible y constante. A la gente no le importa lo que creemos hasta que ven que nos preocupamos por ellos.

• Comparta su historia. No necesita un púlpito para predicar. Los testimonios aún tienen poder.

• Reciba a las personas en espacios seguros y llenos del Espíritu donde puedan crecer, hacer preguntas y sentirse parte de algo.

Conviértase en una iglesia donde los perdidos se encuentran

La Iglesia debe ser un lugar donde los pródigos vuelvan a casa y los extraños encuentren una familia. En la IDP, esta visión está viva y activa. Ya sea a través de una pequeña iglesia rural o de una vibrante congregación en el centro de la ciudad, el objetivo sigue siendo reconciliar al mundo con Cristo.

¿Cuál es nuestro desafío? No se limite a solo asistir a la iglesia: sea la iglesia. Sea la mano que brinda apoyo, la voz que invita, el corazón que escucha y la vida que arde con el fuego del Espíritu Santo. El mundo está hambriento de esperanza. Y la Iglesia de Dios de la Profecía, empoderada por el Espíritu Santo, es la luz de Dios en un mundo oscuro. Debemos ganar a los perdidos a cualquier precio.

Verifica tu redil mi cristiano, ¿Están los niños dentro?

¿Hay todavía algunos extraviados, Perdidos en los campos ennegrecidos del pecado?

Debes ir y alcanzarlos, Ve sin demora; Pronto las sombras de la noche Acabarán con el día.

Las almas están llorando, Los hombres están muriendo, ¿No los llevarás a la cruz? Ve y encuéntralos, Ayuda a ganarlos, Gana a los perdidos a cualquier precio. (Leon H. Ellis)

MARSHA ROBINSON EDITORA ADMINISTRATIVA

Marsha Robinson es coordinadora de publicaciones de las oficinas internacionales y editora administrativa del Mensajero Ala Blanca. Es colaboradora de la antología de Regal Books, I Believe in Miracles (Creo en los milagros), y escribe un devocional en línea, The Fragrance of Flowers (La fragancia de las flores). Marsha es ministra ordenada de la IDP y trabaja activamente en el ministerio penitenciario y la capellanía comunitaria. Marsha es la secretaria oficial de la Asamblea Internacional.

This article is from: