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lladas seguiríamos teniendo miedo» Yolanda Cosgaya | ¿Dónde estamos las bisexuales en la fic

¿Qué pasa con las bisexuales en la ficción?

Yolanda Cosgaya

The hardest thing in this world is to live in it.

Buffy the Vampire Slayer

INTERIOR / DISCOTECA / NOCHE A los veinticuatro años tuve por primera vez un rollo con alguien de mi mismo género. Siempre había tenido relaciones con hombres y no le di importancia a aquella primera relación con una mujer. Aunque, sin saberlo, comenzaba una nueva temporada de la serie de mi vida. El fin de semana siguiente salí de fiesta, me enrollé con un chico y ni lo pensé. Me fascinaba salir con las amigas y lo cierto es que no les daba demasiadas vueltas a estas cosas. Pero empecé a sentir por parte de mi entorno una demanda para definirme como lesbiana o como heterosexual. Sentía una presión ajena que me invadía todo el cuerpo, mis experiencias y mi deseo. Algunas amigas me explicaban hasta el hastío que ese encuentro había sido por experimentar, que no significaba nada, que se trataba de algo nimio… Otras sentenciaban que lo que realmente sucedía es que yo era lesbiana. En cualquier caso, las opciones, además de limitantes, no recogían la realidad. Por supuesto, la bisexualidad ni se nombró, como si esta fuese una especie de espejismo, como si no tuviera peso esa «B» de las siglas del colectivo. La experiencia me decía que yo no era hete-

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rosexual, pero tampoco me sentía lesbiana, y la exigencia de definirme con categorías que no eran las adecuadas me dificultó ser yo misma durante mucho tiempo. Si en un capítulo me liaba con un chico, en el siguiente me podía enrollar con una chica, lo que no significaba que en un episodio fuese hetero y en el siguiente fuese lesbiana: es que ambos me gustaban. Si por aquel entonces me hubiese enamorado de una persona no binaria, no sé cómo habría reaccionado mi entorno. Tal vez me cancelarían la serie.

Viví momentos muy dolorosos porque no tenía palabras con las que nombrarme. Era como si mis vivencias no fueran válidas. No poder nombrar tu deseo trae consigo, de manera implícita, no contar con herramientas para validarse, ni siquiera a nivel interior. Si no hubiese sido tan importante para la gente de mi entorno, quizá no habría buscado una manera de definirme por mi orientación no normativa. Pero supongo que para el público es importante saber si un personaje es heterosexual, homosexual, cis o trans.

He estudiado Informática, que es mi profesión. Pero, como me gusta tanto el cine, estudié en la escuela de cine de Bilbao y luego hice dos másteres: uno en Dirección y Producción de Cine y Televisión y otro en Diseño Gráfico. Estas fueron épocas en las que no salía tanto como se espera de alguien a esa edad. A pesar de que me encanta salir de fiesta, durante cinco años lo evité a toda costa porque no me encontraba cómoda en ambientes heterosexuales o lésbicos. Algunas de mis amistades permanecían insistentes con que debía decantarme hacia «un lado u otro» y acabó siendo un peso salir. Sabía que verlas implicaba que me fueran a cuestionar. Este cuestionamiento es especialmente molesto cuando no tengo las cosas claras respecto a mi bisexualidad. Aunque no era muy consciente, la indefinición estaba generando una presión que me iba socavando silenciosamente y me hacía sentir mal. Creía que estaba perfectamente, sin darme cuenta de lo importante que es situarse en el mundo cuando se es cuestionada. Hasta que una vez, con veintiséis años, me dio un ataque de ansiedad. Por suerte estaba con mi hermana. Para ella era una cuestión de asumir mi lesbianismo, así que me mostraba todo el apoyo que podía, pero el problema precisamente incidía en lo contrario: tenía claro que no era lesbiana. No vivía mal tener relaciones con mi mismo género y no me molestaba que la gente pudiese pensar

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que era lesbiana, claro. Además, era una suerte tener una familia tan abierta y comprensiva. No quiero ni imaginar cómo habría sido mi vida en una familia que me rechazara o en una pequeña localidad donde la gente no respetara la diversidad. O, casi peor, cuando la gente confunde religiosidad con intolerancia, pero eso es otro capítulo. A mí era otra cosa lo que me generaba ansiedad de una manera más sutil y es que la falta de referentes me reconcomía. Me pasaba meses comiéndome la cabeza por no encontrar un sitio donde encajar.

Siempre he sido muy aficionada a las series de televisión. Seguía mucho los fandoms de la serie de televisión Buffy, cazavampiros. Las narrativas basadas en una serie desarrolladas por las y los seguidores son los llamados fanfics. En los fanfics de Buffy se ficcionaba mucho a la protagonista con otra chica, Faith, en una relación bisexual, llevando la narrativa de la serie más allá de los guiones originales. Aunque oficialmente sí se reconocía que había un subtexto, no se hizo nunca explícitamente en los guiones. Es una pena que en esa época no haya habido una relación bisexual real y evidente en una serie de televisión. Los personajes bien construidos con orientaciones no normativas son una fuente de empoderamiento y de sensibilización excelente para la juventud. Creo que a mí me habría ayudado mucho si se hubiese reconocido oficialmente una relación bisexual.

Antes de utilizar el término de bisexualidad, comencé a definirme a través de la palabra fluidez. Lo explicaba en una entrevista la actriz Taylor Schilling, protagonista de la serie Orange is the new black: «Tanto la sexualidad como la orientación son algo que fluye, no son compartimentos estancos y limitados». En algunos momentos de tu vida puedes sentir más atracción hacia unos u otras y en otros momentos esta atracción puede cambiar. Me parecía una definición muy apropiada porque no tenía en cuenta la genitalidad. Yo sentía que, si conectaba con una persona, basar la relación en los genitales era absurdo. La conexión con una persona depende de su manera de ser, de su personalidad o de su atractivo.

Algunas de mis amigas también han acabado definiéndose como bisexuales. Y compartimos la vivencia de entender forzosamente que, si estaban con una mujer, eran lesbianas. De lo que no estoy tan segura es de si les generaba tanto conflicto como a mí. Quizá es que mi guion tenía que dar más juego. Al final, se autoidentificaron gracias a que el trabajo

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del activismo bisexual les proporcionó una palabra con la que definirse y una imagen con la que identificarse. Porque la invisibilidad que tiene esta orientación hace que la gente lo pase mal. Poder comprenderte a través de una etiqueta y ver que es muy común te permite asumirte, entender muchas cosas y relajarte al fin. EXTERIOR / MADRID / DÍA La temporada de la serie de mi vida donde soy fluida termina con las primeras personas activamente bisexuales que conocí. Fueron quienes sufrieron en sus carnes la invisibilización y la falta de referentes y quienes entendían lo que yo había sentido y vivido; habitaron mi desgarro. Además, era gente comprometida que reivindicaba los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans. La bisexualidad no es algo cerrado y homogéneo en su práctica: no basa sus cvimientos en enamorarse de una chica y luego de un chico o sentir la misma atracción por ambos géneros a la vez. Como todo en la sexualidad, cada persona la vive de manera individual. Por eso las bisexuales se definen como personas que sienten atracción física o romántica por su mismo género y otros en diferente relación a lo largo de su vida. No es un concepto binario ni transexcluyente. En todo caso, lo serían las personas que interiorizaron la transfobia y que han de trabajarlo. Al reconocerme como bisexual, recuperé la absoluta tranquilidad. Comprobé que existían muchas personas bisexuales y que, como me pasaba a mí, bastantes aceptaban ser encasilladas como homosexuales o como heterosexuales por mero cansancio, pero que las personas bisexuales abundábamos dentro del propio colectivo LGBT, es decir, de lesbianas, gais, bisexuales y personas trans. A raíz de relacionarme con activistas, me fui haciendo poco a poco con herramientas. Entendí el valor político de la amistad. Cuando alguien intentaba encasillarme como lesbiana o como heterosexual, ya sabía cómo responder. Tenía palabras para nombrarme y para defenderme del monosexismo. O, lo que es lo mismo, para evitar que se negase mi identidad bisexual.

Como había sufrido tanto, empecé a hacer activismo para evitar que otra gente tuviese que pasar por los mismos problemas. La visibilidad de la orientación bisexual es imprescindible para las personas jóvenes que empiezan a descubrir su sexualidad y necesitan referentes y autoa-

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firmación. Hace falta mucha pedagogía sobre ello. Por suerte, ahora han cambiado mucho las cosas, aunque de manera muy paulatina. Hay más personajes LGBT en las series, películas y cultura en general. Además, su orientación no es el eje principal del personaje. La cultura audiovisual puede hacer mucho por la sensibilización. Hoy en día, una chica de dieciséis años —que no crezca en una familia retrógrada, claro— no se enfrenta a tanto desconocimiento porque cuenta con referentes en las series que consume. Por suerte, esta generación tiene muchísima más información. A pesar de ello, se sigue invisibilizando a las personas bisexuales frente a las homosexuales. Por ejemplo, para la reproducción asistida se habla de «mujeres lesbianas y solteras» en lugar de decir «parejas de mujeres o mujeres solteras».

INTERIOR / IGLESIA / DÍA Como precuela de quien soy hoy, hay que entender que vengo de participar de forma muy activa en un movimiento de participación católico. En esa organización, realizábamos una gran cantidad de actividades y acciones sociales. Mientras estuve en este grupo, me dediqué exclusivamente a estudiar y a salir de fiesta con mis amigas. Llegué a ese mundo a través del profesor de Religión, porque en realidad mi familia no era muy practicante. Estuve desde los quince hasta los veinte años y, quieras que no, la perspectiva que tenían sobre la diversidad afectivo-sexual no era la más deseable. De hecho, me fui porque uno de mis mejores amigos por aquel entonces era gay y lo expulsaron de las actividades porque pensaban que «podría contagiar a los demás». Y yo por ahí no pasaba. Pero siempre he tenido la necesidad de hacer algo social, intentar hacer la vida un poco más fácil a los demás. Entendí que, desde luego, ese no era mi lugar.

INTERIOR / COGAM / DÍA Vivía muy cerca de COGAM y pasaba mucho por delante de la puerta. En una ocasión, estaba preparando una webserie y necesitaba folletos informativos para la trama de un personaje bisexual. Ella tendría muchos documentos que explicaran cosas sobre la sexualidad, como el personaje de la orientadora de estudios Emma Pillsburry en la serie de televisión Glee. En COGAM me los proporcionaron y, además, me pude documentar para escribir sobre la bisexualidad del personaje. A partir de ahí

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conocí la entidad y, bastante más tarde, como tenía tiempo libre, empecé a participar en sus actividades y a implicarme cada vez más en su organización. Ser activista me ha aportado un poco de justicia social: hablar y luchar por quien no puede. Es verdad que el activismo me supone muchísimos cabreos por la carga de trabajo, pero luego da muchísima satisfacción. Como dice Phoebe, de la serie Friends, no sé si lo hago por ayudar a los demás o si es por la satisfacción que me produce hacer cosas por los demás.

EXTERIOR / GERNIKA / DÍA Nací en Gernika, un municipio del País Vasco, pero con veintiún años me fui a Madrid por amor: estaba muy enamorada de un chico. Por parte de mi familia, nunca he tenido ningún problema respecto a mi bisexualidad y mi hermana mayor siempre ha sido un apoyo. Incluso hace poco mi madre me decía que le daba igual si novio, novia, trío «o lo que fuese», pero que no estuviese sola. Me pienso como el personaje de Chandler, de la serie de televisión Friends: le tengo pánico al compromiso y no me gusta relacionar lo emocional con lo físico. A las mujeres se nos augura infelicidad si no tenemos una pareja. Sin embargo, yo estoy bien así y eso no depende de una relación sentimental. Aunque matizaría algo: no estoy sola; tengo a mi familia y a mis amistades conmigo, y esto es lo más inmenso con lo que puedes contar. Es el motor que me fortalece.

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