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Por qué elegimos hacer fotografía estenopeica?
Siempre creímos que la fotografía era magia. Antes, cuando no entendíamos qué pasaba dentro de una cámara, cuando no sabíamos cómo se formaba una imagen, apretar un botón y que saliera una foto era mágico. Ahora, que entendemos el proceso, ahora que conocemos todos los porqués de cada uno de los pasos, sabemos que la fotografía es magia.
Realizar fotografía estenopeica nos permite entender cada paso del proceso, cómo y por qué se forma la imagen, cómo capturarla en un soporte y cómo modificarla, transformarla según lo que queremos hacer.
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Podemos tomar dos caminos: reciclamos objetos y los transformamos, resignificándolos en cámaras, o realizamos la cámara desde cero, diseñándola. Según el que decidamos tomar, la búsqueda va a ser diferente. Por lo general, se comienza reciclando objetos que puedan ser estancos a la luz. Una vez que estamos más familiarizados con la técnica, comenzamos a diseñar nuestras propias cámaras.
Creemos que hay dos variables fundamentales por las que elegimos una y otra vez a la estenopeica como medio para expresarnos, como lenguaje para comunicarnos. Una es el tiempo, pero no solo pensado como tiempo de exposición, que por lo general es extenso en esta técnica, sino desde una noción más filosófica, si se quiere.
Nos interesa el tiempo que implica el pensar la imagen, la reflexión que conlleva, el tiempo de la construcción de la cámara, del diseño, del idear la imagen que uno quiere obtener y, por supuesto, el tiempo que transcurre durante la toma, que ya no es un instante, sino un transcurrir, donde la imagen es dialéctica, pues oscila entre la presencia y la representación, entre las mutaciones y las permanencias, entre el presente
y el pasado latente. Es lo que nos permite entender la fotografía estenopeica y correr una y otra vez nuestros propios límites.
La segunda variable fundamental y sumamente relacionada con la anterior es la no estandarización que nos permite esta técnica, el tener libertad absoluta a la hora de decidir todo lo que implica el proceso fotográfico. Nosotros vamos a elegir el tamaño y forma del negativo, el soporte, el formato de la cámara, la cantidad de estenopos, los ángulos de visión, las distorsiones o no de la imagen, y todo lo que nuestra creatividad e imaginación nos permita en relación a la construcción de la cámara y de la imagen que queramos obtener. Con esta técnica no hay límites, salvo los que nos imponemos nosotros.
En la fotografía estenopeica la toma siempre es larga –es una de sus características–, dura segundos, minutos y hasta horas, y el material sensible va registrando cada una de esas transformaciones. Múltiples capas de esos distintos yos que se van sucediendo en el tiempo se superponen en la misma superficie hasta obtener una imagen única. Si realizamos una fotografía de un paisaje o de un objeto, pasa lo mismo.
Ese transcurrir de la toma nos afecta. La foto va a representar ese momento, esa sumatoria de imágenes. Ese momento que se vivió, se respiró, se transitó. Y que no se repite. La imagen no es el fiel reflejo de la realidad, va a tener el movimiento del paso del tiempo, de la respiración, del haber vivido. En esta búsqueda no nos preocupa lograr imágenes definidas o nítidas, lo que se busca es una reflexión sobre ese acto fotográfico que se realiza, ser conscientes de lo que pasa en el suceder de la captura.
En el tiempo que transcurre en la toma se genera una relación aurática, un enamoramiento, que es único e irrepetible. Ese momento, y ya no el instante, va a afectar la imagen obtenida. El material sensible, que es alcanzado por la luz, va a registrar el movimiento, la respiración del ser que se encuentra frente a la cámara.
Todo ese suceder de la captura va a modificar la representación que tenemos de la realidad. La cámara puede captar cosas que uno no ve. No interesa la representación de lo real si esto es sinónimo de lo que uno ve; interesa la representación que obtengo del ser, que está siendo, del ser considerado vida y su constante cambio, de ese transcurrir que nos modificó, nos modifica y nos modificará.
La estenopeica es una constante reivindicación a la experimentación y búsqueda del propio lenguaje. Por eso consideramos que es tan importante para la actividad de cualquiera que quiera trabajar e investigar sobre la imagen (sea fotógrafo, artista o solo un curioso ávido) el permitirse seguir jugando.