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Los Astilleros Orozco

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Remo

Remo

Los AstillerosOrozco Texto: Luis Fuster y Manolo Torres. Fotografías: Imágenes del antiguo astillero y trabajadores.

Juan Bautista Orozco Moltó, nacido en los últimos años del siglo XIX, continuó la tradición familiar de “els Boters”. Su tío “Quico el Boter” construía pequeñas embarcaciones, junto con otros calafates, en la playa de Altea. A finales de los años veinte creó su propia industria, en principio a nivel personal y, posteriormente bajo el nombre comercial de “Astilleros Orozco”. Casó con la benidormense Teresa Giner y tuvo tres hijos: Salvador y Paco, continuadores de la empresa, y Carmen que contrajo matrimonio con Salvador Martínez Monllor quien se incorporó a las tareas del negocio familiar. Juan Bautista fue Alcalde de Altea en un corto periodo tras la guerra civil española. Juan Bautista Orozco montó sus astilleros en varios lugares de la playa de Altea (en la playa cercana al puerto y, principalmente, frente a la “Placeta del Convent”, a la salida a la playa por el callejón de “Els quatre cantons!”.

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De sus astilleros salieron valiosas embarcaciones como el motovelero “Pura Beneyto” o el barco de pesca “Nuestra Señora de África” , entre otros.

A la construcción de embarcaciones de pesca siguió la de embarcaciones deportivas, con la llegada del turismo. En 1961, la familia Orozco adquiere la fábrica de conservas de pescado (Sobrinos de Lucio Garcia de Santoña), sita en la partida Carbonera, dedicándola a la construcción de embarcaciones de recreo y deportivas con gran éxito en el mercado nacional, llegando su exportación a países europeos. Los modelos fabricados fueron “Tiburón”, Chinchorro”, “Tintorera”, “Golfás”, “Constelación” y “Superconstelación”. El Salón Náutico de Barcelona mostró, en la década de los años 1960-70, sus lanchas deportivas que lograron prestigio a nivel nacional. El “stand” de los Astilleros Orozco fue visitado en cada feria por el entonces príncipe Juan Carlos acompañado por el Presidente de la Federación de Motonáutica Juan Antonio Samaranch, de cuya Junta Directiva nacional formaba parte Salvador, el hijo mayor de Juan Bta. Orozco. En la dirección de la empresa estuvo su hijo Paco, quien al mismo tiempo era diseñador de embarcaciones de pesca y deportivas. Paco fue alcalde de Altea en los años previos al tiempo democrático. Su hermano Salvador dedicó sus esfuerzos a la promoción de la empresa a nivel nacional. La plantilla de trabajadores era de Altea y otras procedencias como Lorca, Aspe, La Vila Joiosa, Tabarca, San Vicente del Raspeig y algunos extranjeros, llegando a alcanzar cien empleados. Algunos calafates del Astillero dejaron buen recuerdo, destacando José Altet (“Navaixero”), José Lloret (“Caneante”) y Pepe Solbes (“Finestrat”).

Philippe Dupiereux

un artista enamorado del mar

Toni Bru Recuerdo que fue en 1993 cuando conocí a Philippe Dupiereux. Ese año me invitaron a hacer el seguimiento de la regata 200 millas a2 de Altea Ibiza Altea en la Goleta Tirant I. Estrenábamos el Buque

Escuela de la Generalitat Valenciana y Philippe venía como invitado y como fotógrafo. Llevaba una Leica R6, eso era como llevar un Rolls Royce. No paraba de hacer fotos a todo, en especial a la gente, le gustaba retratar a las personas cuando no se daban cuenta. Ahí conocí al que durante dos décadas sería compañero en el seguimiento de las 200 millas y también en los diseños del cartel anunciador para esa regata. También conocí al artista plástico, pero sobre todo al buen hombretón que era, siempre esbozando una sonrisa de niño.

Al final de la década de los sesenta vino de Bélgica con su mujer e inseparable compañera para todo Marie Jeanne, dejando su trabajo en publicidad y buscando nuevos paisajes, luces y gentes que grababa con su cámara de 16 mm y aquí, en el Levante español, decidieron quedarse a vivir. Primero en Benidorm y finalmente en Finestrat, donde terminaría sus días.

Mucho antes, casi treinta años, una tía de Philippe compró un apartamento en Benidorm… años después en la soleada Semana Santa del año 1970, Philippe, sus dos hermanos y su tía, vinieron a Benidorm para que esta lo dejara en herencia a los tres hermanos. En ese viaje Philippe les dijo a sus hermanos que había decidido quedarse a vivir en España. Se había enamorado de la luz, del clima y los colores mediterráneos. A su vuelta a Bélgica, nevada y fría, le esperaba su mujer Marie Jeanne (también artista) con su hija pequeña y embarazada de 7 meses de su segundo hijo. La pregunta fue directa ¿quieres que nos vayamos a vivir a España?. Cuatro meses más tarde, tras vender su casa y regalar todo lo que no se pudo vender, la familia al completo a bordo de un Citroen 2CV tomaron rumbo al sureste de España. Sus pinturas gustaban mucho y se vendían muy bien, con lo que la familia pudo vivir de la pintura inmediatamente. Philippe era un apasionado del mar: lo amaba y disfrutaba. No sé a ciencia cierta cuando comenzó su pasión por el mar, pero contaba que desde niño tuvo relación con la navegación infundida por su padre, fundador de un Club Náutico en Bélgica. Enseguida descubrió el catamarán y ya no se separó de él. Ya en su Bélgica natal llegó a ser subcampeón nacional en la modalidad “Vaurien”, posteriormente en el año 83 fue campeón de España en la categoría Hobbie Cat 16 con su embarcación NABAB y representó a España en el campeonato del mundo en Holanda en 1987. En el verano de 1988 se convirtió en el socio deportivo número 756 del CNA. En esos años lo acompañaban en la embarcación sus hijos, Ingrid y Hans, en la categoría Hobbie cat en la que permanecería hasta el año 1990, año en el que pasó a la clase tornado. A partir del año 93 compartiría embarcación durante años con Sara Janini navegante y también gran fotógrafa. En la clase tornado se mantuvo hasta que dejó la competición a principios del nuevo siglo. La otra gran pasión de Philippe Dupiereux fue siempre el arte, llámese pintura, collages o fotografías… Estudió Bellas Artes en Namur (Bélgica), luego siguió su formación en Amsterdam. Nunca siguió un estilo concreto, fue un inconformista que experimentaba constantemente. Comenzó pintando al óleo con espátula y pinceles, luego pasó

a utilizar otras materias y de ahí a las técnicas mixtas, pero durante todas esas etapas pintó y perfeccionó la acuarela. Con su arte recorrió medio mundo junto a su inseparable Marie Jeanne, unas veces para exponer, lo hizo en EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra… y otras para inspirarse, África, China, India, Vietnam… y ese arte lo llevó al CN Altea. En sus paredes cuelgan muchas de sus obras originales. Sus carteles “con materia” fueron carteles para la regata, también lo fueron sus acuarelas (cartel Flying Dutchman class). Fueron tan llamativos, que se reprodujeron muchas copias, que se enmarcaban como auténticas obras de arte.

Volviendo a su faceta de regatista, llevó el banderín del CNA durante mucho tiempo, al que siempre agradecería su apoyo para competir por toda España. Hoy todos le recordamos con mucho cariño. Su sonrisa de niño será siempre compañera de mis travesías y allá donde esté, seguro que seguirá experimentando nuevas técnicas artísticas y mezclará el azul del mar con el del cielo…

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